Páginas

lunes, 12 de mayo de 2025

La Sala IX del Museo de Bellas Artes

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Sala IX del Museo de Bellas Artes, de Sevilla
     El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
    Un interesante conjunto de pintura barroca europea del siglo XVII se alberga en esta sala, donde figuran principalmente obras de escuela italiana y flamenca. Entre las italianas ha de señalarse la representación de Jonás predicando en Nínive, obra de Andrea Vaccaro, La degollación del Bautista de Caracciolo, La aparición de Cristo resucitado en el Cenáculo de Matia Preti, un Florero de Margarita Caffi y un Bodegón de Giambattista Ruoppolo.
     A la escuela flamenca pertenece La adoración de los pastores, obra de Peter van Lint; La adoración de los reyes y el Retrato de una dama, obras de Cornelis de Vos; Jardín de una villa, de Jean Wildens; y Una batalla de Sebastian Vrank. A la escuela de Jean Brueghel de Velours pertenecen un Paisaje con animales y un Paraíso terrenal, mientras que a un pintor menor de la escuela holandesa, Jean Joseph Horemmans el Viejo, corresponde una escena de interior [Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia I. Diputación de Sevilla y Fundación José Manuel Lara, 2004].
     La sala IX está dedicada a la pintura barroca europea, con las escuelas italiana y flamenca como principales representantes. De la primera pueden verse lienzos tan excepcionales como el de Cristo resucitado en el Cenáculo, de Mattia Preti, una obra en la que, mediante el juego de luces y sombras propio del tenebrismo, el artista representa a la perfección la reacción psicológica de los apóstoles ante la aparición del Maestro. En la misma línea está la Decapitación del Bautista, óleo de Giovanni Battista Caracciolo. Deliciosos son los Floreros de Margarita Caffi, tanto como el Bodegón con uvas de Giambattista Ruoppolo. A la pintura flamenca pertenecen dos lienzos de Cornelis de Vos, Adoración de los Reyes y, mejor aún, Retrato de una dama, en el que el pintor logra penetrar a fondo en la psicología del personaje. De Jan Brueguel, hijo de Brue­guel el Viejo, llamado el de terciopelo por su afición a los trajes confeccionados con esta tela y magnífico paisajista, pueden verse Paisaje con animales y Paraíso terrenal, con sus características figuras diminutas que se pierden entre las espesuras y el follaje de los árboles. Pieter Van Lint, entre otros, tiene una mag­nífica Adoración de los pastores y Sebastián Vranckx dos excelentes lienzos de batallas, ambos donación de Rafael González Abreu (Rafael Arjona, Lola Walls. Guía Total, Sevilla. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2006).
PINTURA BARROCA ESPAÑOLA Y EUROPEA
ESCUELA MADRILEÑA
JOSÉ DE RIBERA (Játiva, Valencia, 1591-Nápoles, 1652)
     Debió iniciar su aprendizaje en otro gran centro artístico, el valenciano, aunque la mayor parte de su vida transcurrió en Nápoles bajo la protección de los virreyes españoles. En la formación de su estilo y sensibilidad fue fundamental la influencia italiana, no obstante firmó siempre sus obras como español y las que fueron enviadas a España ejercieron un notable influjo.
     Sus primeras obras le atestiguan como seguidor de Caravaggio, cuyo naturalismo tenebrista caracterizará su estilo que también se vio enriquecido por el clasicismo romano-boloñés y el pictoricismo y colorido venecianos.
     Son numerosos los testimonios que se conservan de las pinturas que realizó de figuras aisladas de santos, como esta serena y equilibrada de Santiago Apóstol (hacia 1634) que guarda el Museo. Sorprende esta obra por la sabiduría en el uso de la luz y el potente modelado de seguro dibujo, para cuyo dominio debió ser fundamental su excelente maestría como grabador. La sobriedad compositiva concentra la atención sobre los elementos esenciales del cuadro mientras que densas pinceladas recrean las calidades de la materia.
     Otra muestra de su pintura en el Museo es el cuadro de Santa Teresa de Jesús, firmado y fechado en 1630 y el de San Sebastián revela grandes conexiones con sus modelos.
PINTURA BARROCA EUROPEA. (SALA IX)
     La pintura europea que conserva el Museo constituye una interesante colección, fundamentalmente de pintura flamenca e italiana con la que podemos apreciar algunas muestras de la producción artística durante los siglos XVI y XVII más allá de nuestras fronteras.
ESCUELA FLAMENCA
     La escuela flamenca del siglo XVII está representada con la Adoración de los pastores (hacia 1650), del pintor nacido en Amberes Pieter van Lint (1609-1690). En ella se evidencia la huella del gran maestro de la escuela, Rubens, matizada por la influencia italiana que experimenta­ra tras una larga estancia en este país. Colaborador de Rubens fue Cornelis de Vos (Hulst, 1585-Amberes, 1651), cuya influencia queda patente en la Adoración de los Reyes (hacia 1645). Tras la muerte de Rubens se especializó en la pintura de retratos de la que La dama, expuesta en la sala, es una espléndida muestra.
     El paisaje está presente en la obra Jardín de una villa de estilo muy cercano al de Jan Wildens (1568-1653) y las excelentes obras Paraíso terrenal (hacia 1610) y Paisaje con animales (hacia 1620) de Jan Brueghel de Velours (Amberes, 1568-1625), pintor que se especializó en la pintura de pequeños paisajes para ambientar escenas mitológicas, alegóricas y religiosas. El paisaje también sirve de fondo a las escenas de batallas de las que creó un prototipo Sebastián Vranckx (1573-1647).
     En otro género de gran éxito en el barroco, el bodegón, se especializó, Cornelis Norbertus Gysbrechts (1610-1675), de quien conserva el Museo una interesante Vanitas (1660) reflejo de la tendencia moralizante del barroco europeo.
ESCUELA ITALIANA
     La escuela italiana mejor representada es la napolitana. A ella pertenece Giovani Battista Caracciolo (Nápoles, 1578-1637) cuya obra La degollación del Bautista (hacia 1630) le atestigua como seguidor del naturalismo tenebrista de Caravaggio. Este mismo recurso expresivo consistente en presentar los personajes y objetos sobre un fondo oscuro destacándolos con una iluminación dirigida y violenta, es usado por Mattía Preti (Taverna, Calabria, 1613-La Valleta, 1699) en la Escena de Cristo resucitado en el Cenáculo (hacia 1675).
     El tenebrismo ignora el fondo del paisaje y realza los objetos, la naturaleza muerta, tema que experimenta un gran desarrollo en el barroco. El Bodegón con uvas y manzanas (hacia 1670) atribuido a Giam Battista Ruoppolo (Nápoles, 1628-1693), constituye una interesante muestra de este género que también está representado en el Museo con los refinados Floreros de Margarita Caffi (Milán, 1651-1710).
     La otra gran corriente de la pintura italiana, el clasicismo, está presente en la obra Jonás predicando al pueblo de Nínive (hacia 1645) de Andrea Váccaro (Nápoles, 1604-1670) (Ignacio Cano Rivero, María del Valme Muñoz Rubio, Rocío Izquierdo Moreno, y Virginia Marqués Ferrer. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Guía Oficial. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. Sevilla, 2009).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Sala IX del Museo de Bellas Artes, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Museo de Bellas Artes, en ExplicArte Sevilla.

La Sala IX del Museo de Bellas Artes, al detalle:
          Paseo a orillas del río, de Jan Wildens
          Retrato de una dama, de Cornelis de Vos

No hay comentarios:

Publicar un comentario