Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte los sitios arqueológicos del Arroyo San Julián, en Alcalá de Guadaira, y Los Molares (Sevilla).
Hoy, 6 de enero, es la Solemnidad de la Epifanía del Señor, en la que se recuerdan tras manifestaciones del Gran Dios y Señor nuestro Jesucristo: en Belén, Jesús niño, al ser adorado por los magos; en el Jordán, bautizado por Juan, al ser ungido por el Espíritu Santo y llamado Hijo por Dios Padre; y en Caná de Galilea, donde manifestó su gloria transformando el agua en vino en unas bodas. Y también, es la Memoria, en Antinoe, en la región de Tebaida, en Egipto, de los Santos Julián y Basilisa, mártires (s. IV) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte los sitios arqueológicos del Arroyo San Julián, en Alcalá de Guadaira, y Los Molares (Sevilla).
Arroyo San Julián. El sitio arqueológico se extiende por una loma por la que pasa la vereda de los Puertos, la cual lo divide en dos partes y actúa de límite entre los municipios de Alcalá de Guadaíra y Los Molares.
Se caracteriza por una extensa concentración de restos de época romana, con abundantes materiales constructivos (tégulas, "laterculi", ladrillos y mampuestos de piedra) y cerámicos, entre los que sobresalen fragmentos de TSCA, TSCC, TSCD, común y ánfora (Dr. 20 y 23). Se ha documentado también un útil de molienda de piedra.
De forma esporádica aparecen fragmentos con decoración melada de época bajomedieval y varios útiles líticos en sílex.
La concentración más extensa se encuentra en la zona dedicada al cultivo del olivo, y son perceptibles varios sillares de piedra arrumbados junto a la vereda, cubiertos por la vegetación (maleza y forraje).
Arroyo San Julián II. El sitio arqueológico se localiza en un cerro de mediana altura en la confluencia del arroyo Guadairilla con el de San Julián, cerca del Término municipal de Los Molares.
Los restos materiales se diseminan de manera irregular por todo el perímetro poligonado, documentándose la concentración principal en la cima y la vertiente Sureste. Abundan los mampuestos de piedra, junto con numerosos fragmentos de recipientes con decoración pintada de época orientalizante y turdetana (bordes de cuencos y urnas), fragmentos de asas amorcilladas y geminadas, y algún fragmento a torno con decoración bruñida.
Hacia la vertiente que desciende hacia el Guadairilla y hacia la Vereda de Piedra Hincada -cerca del yacimiento de Arroyo San Julián I- se documentan restos de similares características, junto con algunos más de época romana (fragmento de borde de ánfora grecoitálica, cerámica común y material constructivo -ladrillos y tégulas-.
Reúne las características topográficas y de cultura material para su clasificación como "oppida" protohistórico de mediano tamaño (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Julián, mártir;
La fecha del 6 de enero es arbitraria, puesto que se ignora por completo la época en que habría vivido Julián el Hospitalario, al igual que se ignora cuál fuese su patria.
Santo fabuloso, especie de Edipo cristiano, fue empujado al parricidio por una fatalidad.
Su vida es un cuento lleno de elementos copiados de las leyendas de san Eustaquio y de san Cristóbal.
Según la Leyenda Dorada, un ciervo que perseguía cuando estaba cazando, le había predicho que sería el asesino de su padre y de su madre. Para que tan terrible predicción no se realizara, marchó al extranjero y se puso al servicio de un rey que lo recompensó por su valentía y lo armó caballero, haciéndolo casar con la hija de un rico señor feudal.
Sus padres, desconsolados por su desaparición, y que recorrían el mundo buscándolo, llegaron un día hasta su castillo. La mujer de Julián los recibió en su ausencia y los hizo dormir en su propia cama. Julián, que regresó de imprevisto, al ver en su lecho conyugal a un hombre y una mujer dormidos, creyó sorprender a su esposa en brazos de un amante y dio muerte a ambos. Casi enseguida se encontró con su mujer que regresaba de la misa, y así descubrió el trágico error.
Para expiar su crimen involuntario, se instaló igual que san Cristóbal a orillas de un río (el Gardon) y se puso al servicio de los peregrinos a quienes hacía atravesar el curso en su barca y acogía en una residencia que había edificado él mismo.
Una helada noche de invierno oyó la llamada de un peregrino aterido, que era leproso. San Julián consiguió vencer la repugnancia y lo acogió en su lecho para abrigarle: era Cristo, quien quería ponerle a prueba, y que le anunció que era perdonado.
Existen otras versiones de esta leyenda, ciertamente, puesto que las vidrieras de Chartres y de Ruán omiten la aparición del ciervo milagroso y en cambio ilustran otros episodios que no son mencionados en el relato de Santiago de la Vorágine. Por eso, en la escena donde encuentra a su esposa saliendo de la iglesia, se ve a san Julián limpiar la hoja de la espada manchada con la sangre de sus padres. Por analogía con la leyenda de san Cristóbal, su mujer tiene una antorcha encendida en la puerta del hospital, para guiarle por la noche mientras atraviesa el río. Por último, en la vidriera de Ruán, no sólo Cristo viaja en su barca, también lo hace el diablo.
La leyenda de san Julián fue popularizada en el siglo XIX por Gustave Flaubert, quien le dedica uno de sus Tres Cuentos (Trois Contes,1877).
A causa de la inverosimilitud de su leyenda, hay pocas iglesias puestas bajo su advocación. No es a él sino a su homónimo, san Julián de Brioude, a quien se dedicó la iglesia de Saint Julien le Pauvre, en París. En Flandes, se lo veneraba en Gante. Los flamencos sentían hacia él una particular devoción, y desde la Edad Media habían fundado en Roma un hospicio puesto bajo la advocación de San Julián de los Flamencos.
En cambio fue elegido como patrón por numerosas corporaciones: los barqueros, los pescadores porque el río que el santo atraviesa está poblado por los peces, los carpinteros de obra y los techadores, porque había construido un hospital.
San Julián, «quien aloja a los cristianos», además era venerado no sólo por los posaderos sino también por los viajeros y los peregrinos que lo invocaban para encontrar buen alojamiento, «buen descanso y buena cama». Había muchas posadas con la insignia de san Julián el Hospitalario.
También se lo ha convertido en el patrón de los violinistas ambulantes a causa de una confusión con san Ginés.
ICONOGRAFÍA
Está representado a caballo, con un halcón sobre el puño, que evoca su origen noble, o la espada desenvainada que usó para matar a sus padres. El remo que emplea para hacer atravesar el río al pasajero leproso también permite identificarlo, al igual que la barca.
Comparte los dos primeros atributos con san Hierón de Egmond (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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