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martes, 13 de mayo de 2025

Un paseo por la calle Juan de Mata Carriazo

     Por amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Juan de Mata Carriazo, de Sevilla, dando un paseo por ella
     Hoy, 13 de mayo es el aniversario del nacimiento (13 de mayo de 1899) de Juan de Mata Carriazo, historiador y arqueólogo, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Juan de Mata Carriazo, de Sevilla, dando un paseo por ella.
      La calle Juan de Mata Carriazo es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bernardo, del Distrito Nervión; y va de la confluencia de las calles Demetrio de los Ríos, José María Moreno Galván, y avenida Eduardo Dato; a la glorieta Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleáns
      La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
     También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     En este caso la calle tiene una descripción muy sencilla puesto que ocupa lo que fue parte de la línea del Ferrocarril Sevilla-Cádiz, soterrada con motivo de la Exposición Universal de 1992, siendo su principal edificación, la antigua Estación de Cádiz, o de San Bernardo, convertida hoy en Mercado de Abastos (Mercado Puerta de la Carne), y Gimnasio.
Conozcamos mejor la Biografía de Juan de Mata Carriazo, a quien está dedicada esta vía;
     Juan de Mata Carriazo y Arroquia, (Jódar, Jaén, 13 de mayo de 1899 – Sevilla, 20 de junio de 1989). Historiador y ar­queólogo.
     Aunque nacido en Jódar, toda su infancia transcu­rrió en Quesada (Jaén). Hijo de abogado y nieto de médico, tuvo acceso a una cuidada educación. Cursó por libre los estudios de bachillerato, salvo el último año, que realizó como alumno oficial en el Instituto General y Técnico de Jaén. Sus inquietudes literarias le llevaron a publicar, entre 1914 y 1918, una trein­tena de artículos en distintos periódicos de Jaén, a los que acompañaron más tarde otros trabajos en la re­vista Don Lope de Sosa, dirigida por Alfredo Cazabán. Con este bagaje y no poco empeño llegó Carriazo a la Universidad de Granada. Realizó en la Facultad de Filosofía y Letras los dos cursos comunes. Al no existir sección de Historia en la Facultad de Granada, decidió trasladar su expediente a Madrid, donde se licenció en Filosofía y Letras, Sección de Historia, en 1921.
     Mientras Carriazo realizaba el doctorado, murió su madre en Quesada. La lectura de la tesis docto­ral, sobre Las ideas sociales de Juan Luis Vives, tardó apenas año y medio (1923). Durante el curso 1923-1924 colaboró como “auxiliar interino gratuito” en la Facultad, pero fue en otras dos instituciones ma­drileñas donde el joven Carriazo completó su forma­ción: el Instituto-Escuela (1920-1927) y el Centro de Estudios Históricos (1922-1927). En el primero se formó como docente, en un contexto pedagógico in­novador. En el segundo se incorporó a la sección de Arqueología dirigida por Manuel Gómez-Moreno, al que siempre recordó como su maestro. Son los años decisivos para su formación como investigador. Pu­blica sus primeros artículos en el Archivo Español de Arte y Arqueología y prepara su edición de la Crónica de los Reyes Católicos de Valera; estudios arqueológicos e historiográficos que, desde entonces, se irán entrela­zando en constante y bien avenido matrimonio en la tarea cotidiana del historiador. En 1924 Carriazo rea­liza sus primeras excavaciones: la villa romana de Bru­ñel y la sepultura argárica del Corral de Quiñones, ambas en las proximidades de Quesada. En 1927, tras algunos años sin convocarse oposiciones, tiene la oportunidad de opositar a cátedra. Gana la plaza en julio, en agosto muere su padre y, fines de septiem­bre, ya está en su destino: Sevilla.
     Durante su primer curso sevillano proyecta, junto a Ramón Carande, la edición del Tumbo de los Reyes Ca­tólicos del Archivo Municipal. En 1929 conoce a Ma­ría Providencia Ramírez, con la que contrae matrimo­nio antes de terminar el año. Sus hijos, Diego y Juan, nacerán, respectivamente, en 1930 y 1932. En esta úl­tima fecha, Carriazo es nombrado director del Insti­tuto-Escuela de Sevilla y de las excavaciones de Itálica; tareas que añade a las propias de su cátedra en la Uni­versidad. Hasta 1936 compaginará sus ocupaciones en estos tres frentes, e incluso asume un nuevo proyecto: la edición de la Colección de crónicas españolas. No en vano, Espasa Calpe había contactado con Carriazo por indicación expresa de Ortega y Gasset. En 1933 parti­cipa en el célebre Crucero Universitario por el Medi­terráneo, en compañía de Gómez-Moreno.
     La Guerra Civil sorprendió a la familia en Madrid, trabajando Juan de Mata en las Crónicas. En noviem­bre de 1936, con notables dificultades, se trasladan a Valencia. Allí Carriazo se incorpora a la universidad, donde coincide con un plantel excepcional de profe­sores: Dámaso Alonso, Emilio García Gómez, Anto­nio García Bellido, Agustín Millares Carlo, Emilio Alarcos García y José Gaos, entre otros. A finales de mayo de 1937, la familia deja su domicilio en la ca­pital para hospedarse en la localidad de Alfara de Al­gimia. Algunos meses más tarde volverá a Valencia. Carriazo forma parte también de la Junta del Tesoro Artístico, lo que le obliga a intervenir en el rescate de piezas perdidas en aquellos dramáticos momentos. Avanzado el año 1938 se desplaza a Quesada, donde salva de la destrucción el Archivo Municipal. Allí per­manecerá hasta el final de la guerra. Mientras tanto, en Sevilla se desconoce su paradero, y se le busca. El proceso de “depuración” ya estaba en marcha. Durante nueve meses hubo de aguardar, encarcelado en la prisión provincial de Sevilla, el juicio que le devol­viera la libertad. Pese a todo, continuó preparando sus ediciones de las Crónicas españolas. Nunca quiso Carriazo recordar aquellos días, y nunca escribió so­bre ello. Prefirió enterrar aquella experiencia atroz que marcó a varias generaciones de españoles.
     El trabajo en la Universidad era intenso, aunque circunscrito al plano docente. Fiel a sus principios, declinó cualquier responsabilidad que no fuese ex­clusivamente científica. Entre 1950 y 1954 colaboró con la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, organismo sevillano del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La segunda mitad de la década de los cincuenta será pródiga en honores y dis­tinciones. Ahora bien, el nombramiento que habría de marcar la mayor parte de su madurez científica es el que le convirtió en delegado de zona del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas, cargo que desempeña desde 1956 hasta su jubilación en 1969. Como delegado de zona, vuelve a quedar bajo su su­pervisión el yacimiento de Itálica. Y como tal, acude a inspeccionar el hallazgo de los materiales aparecidos en septiembre de 1958 en el cerro de El Carambolo. Desde entonces el nombre de Carriazo ha quedado ligado al estudio de Tartesos. La importancia del yacimiento, así como los trabajos realizados en Ébora (Sanlúcar de Barrameda) y el descubrimiento del “Bronce Carriazo”, explican tal circunstancia.
     En mayo de 1969, al alcanzar los setenta años, re­cibe la jubilación. Meses más tarde muere su esposa. No obstante, la década de los setenta fue fructífera en trabajos y distinciones. En 1971 su Protohistoria de Sevilla recibía el Premio Ciudad de Sevilla. En 1973 veía publicado por fin su Tartesos y el Carambolo. El 16 de enero de 1976 fue elegido como numerario en la Real Acade­mia de la Historia para ocupar la medalla número 5, y tomó posesión de su plaza el 8 de mayo de 1977. Publicados ya los resultados de sus investigaciones sobre la cultura tartésica, Carriazo vuelve de lleno a los quehaceres historiográficos. La enfermedad y la muerte, el 20 de junio de 1989, le impedirán concluir la edición de la Crónica de Juan II de Castilla, de Alvar García de Santa María. La década de los ochenta fue para Juan de Mata la de las grandes demostraciones públicas de reconocimiento. En 1986 es nombrado hijo adoptivo de Sevilla, y en 1987, hijo predilecto de Andalucía (Juan Luis Carriazo Rubio, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Juan de Mata Carriazo, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La calle Juan de Mata Carriazo, al detalle:
Parque de Bomberos

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