Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza de las Mercedarias, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Cada 24 de septiembre se celebra a la Virgen de la Merced que significa “misericordia”, advocación que se remonta al siglo XIII cuando la Virgen se le aparece a San Pedro Nolasco y lo anima a seguir liberando a los cristianos esclavos. Ante este deseo, se funda la orden de los Mercedarios el 10 de agosto de 1218 en Barcelona, España, y San Pedro Nolasco fue nombrado por el Papa Gregorio IX como Superior General. Más adelante, en el año 1696, el Papa Inocencio XII fijó el 24 de septiembre como la Fiesta de la Virgen de la Merced en toda la Iglesia.
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la plaza de las Mercedarias, de Sevilla, dando un paseo por ella. La plaza de las Mercedarias es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo; entre las calles Vidrio, Garci-Pérez, Levíes, y Conde de Ibarra.
La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Las primeras referencias documentales a la misma (1580) son como calle o plazuela de la Marquesa de Villanueva, quien tenía allí sus casas. Desde 1656, al menos, es nombrada como plaza de San Bartolomé, por la proximidad de la parroquia de igual advocación, que entonces se encontraba en el tramo final de Levíes. En 1845 pasó a llamarse plaza de las Mercedarias Descalzas, por el convento de religiosas allí fundado en 1623; pronto se abrevió en Mercedarias, pero hasta mediados de la presente centuria documentos escritos y cartográficos la han denominado comúnmente plaza de las Mercenarias.
Cada 24 de septiembre se celebra a la Virgen de la Merced que significa “misericordia”, advocación que se remonta al siglo XIII cuando la Virgen se le aparece a San Pedro Nolasco y lo anima a seguir liberando a los cristianos esclavos. Ante este deseo, se funda la orden de los Mercedarios el 10 de agosto de 1218 en Barcelona, España, y San Pedro Nolasco fue nombrado por el Papa Gregorio IX como Superior General. Más adelante, en el año 1696, el Papa Inocencio XII fijó el 24 de septiembre como la Fiesta de la Virgen de la Merced en toda la Iglesia.
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la plaza de las Mercedarias, de Sevilla, dando un paseo por ella. La plaza de las Mercedarias es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo; entre las calles Vidrio, Garci-Pérez, Levíes, y Conde de Ibarra.
La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
Las primeras referencias documentales a la misma (1580) son como calle o plazuela de la Marquesa de Villanueva, quien tenía allí sus casas. Desde 1656, al menos, es nombrada como plaza de San Bartolomé, por la proximidad de la parroquia de igual advocación, que entonces se encontraba en el tramo final de Levíes. En 1845 pasó a llamarse plaza de las Mercedarias Descalzas, por el convento de religiosas allí fundado en 1623; pronto se abrevió en Mercedarias, pero hasta mediados de la presente centuria documentos escritos y cartográficos la han denominado comúnmente plaza de las Mercenarias.
Presenta una planta alargada e irregular, producto de la línea quebrada del convento de San José. La calzada fue empedrada y enladrillada en 1585, y adoquinada en 1898 por vez primera; actualmente posee aceras de losetas y calzadas de reciente adoquinado. Se ilumina mediante farolas con brazos de fundición adosados a las fachadas. Delante del convento se dispone una pequeña zona pavimentada con losas de Tarifa, cuya planta corrige la quebrada de la plaza y regulariza la línea de la calzada. Carece de mobiliario urbano, salvo tres brachichitones de buen porte y una cruz de hierro sobre peana de material y columna de mármol, que se levanta en una de las rinconadas que tiene; en 1718 la Hermandad del Santísimo Cristo de las Ánimas con sede en la iglesia de San Bartolomé, solicitó poder cercarla con una baranda de hierro; en 1840 la cruz fue levantada; estaba en su sitio en 1952, fecha en que J. Sierra González hizo una detallada descripción de la plaza (ABC. 28-Xll- 1952), pero más tarde sufriría algún destrozo, porque de nuevo fue repuesta en 1978. En 1906 fue colocado un urinario público, hoy inexistente, al igual que la fuentecita de mármol blanco que describe Sierra.
Uno de sus frentes, el más largo y rectilíneo, prolongación de la acera de los impares de Conde de Ibarra, está ocupado por el Monasterio de la Visitación de Santa María de las religiosas salesas, terminado en 1897; su fachada es de ladrillo y posee elementos arquitectónicos de carácter historicista; en 1895 decía la prensa en relación a su edificación: "...Gran número de personas visitan a diario dichas obras, admirando la suntuosidad que por todas parte revela el edificio por la riqueza de los materiales, que abundan en mármoles, lo magnifico de la portada,..." (El Progreso, 7-V-1895).
Un segundo frente está ocupado por una vivienda tradicional de dos plantas, recientemente restaurada, y otras dos de escalera, de tres plantas, fechadas en 1882; finalmente en el tercer frente se sitúa el antiguo convento de San José de las Mercedarias Descalzas, muy reformado después del incendio que sufrió en 1936; sobre la portada del s XVII, de tonos ocres, hay un azulejo de la Virgen de la Merced; actualmente cumple también funciones escolares. La plaza ofrece un aspecto tranquilo y al mismo tiempo descuidado. Posee escasa circulación rodada, pero los vehículos la invaden para aparcar. Adquiere particular animación los días que salen en procesión la Virgen de la Alegría, desde la parroquia de San Bartolomé, en el mes de mayo, y la Virgen de la Luz, desde San Esteban, en el mes de septiembre [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Festividad de la Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes;
La Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes es una advocación, que deriva del latín merces, que significa: dádiva, gracia, por lo que puede entenderse como Nuestra Señora de la Misericordia. San Pedro Nolasco, un joven mercader de telas de Barcelona, empezó a actuar en la compra y rescate de cautivos, vendiendo cuanto tenía en 1203. Se dice que el uno de agosto de 1218, fiesta de San Pietro ad Vincula, tuvo una visita de la Santísima Virgen, dándose a conocer como La Merced, que lo exhortaba a fundar una Orden religiosa con ese fin principal de redimir a cristianos cautivos de los musulmanes y piratas sarracenos. San Pedro Nolasco consumó la creación de la Orden de la Merced en la Catedral de Barcelona con el apoyo del rey Jaime I el Conquistador y el asesoramiento del dominico canonista San Raimundo de Peñafort, el diez de agosto de ese mismo año 1218: recibieron la institución canónica del obispo de Barcelona y la investidura militar del rey Jaime I el Conquistador. El Papa Gregorio IX de Segni, quien aprobó la orden el diecisiete de enero de 1235, con la Regla de San Agustín. En 1245, muere el fundador. Se tienen testimonios de esta advocación mariana en medallas desde mediados del siglo XIII. En las primeras Constituciones de la Orden, de 1272, redactadas en Capítulo General, la Orden recibe ya el título de Orden de la Virgen de la Merced de la Redención de los cristianos cautivos de Santa Eulalia de Barcelona.
La devoción a la Virgen de la Merced se difundió a partir de la fundación de la Orden como un reguero de pólvora por Cataluña y por toda España, incluida Cerdeña, por Francia y por Italia, con la labor de redención de estos religiosos y sus cofrades. Con la evangelización de América, en la que la Orden de la Merced participó desde sus mismos inicios, la devoción se extendió y arraigó profundamente en todo el territorio americano. La fiesta dedicada a su patrona fue instituida a instancias de los mercedarios como acción de gracias por la fundación de la Orden. La primera concesión a los mercedarios de un Oficio para esta fiesta se hizo el cuatro de abril de 1615. Inocencio XI Odescalchi la extendió a la Iglesia española en 1680 e Inocencio XII Pignatelli a toda la Iglesia Latina el doce de febrero de 1696. Reducida en 1960 a simple conmemoración en la reforma del Beato Juan XXIII, fue suprimida del calendario universal e incluso nacional de España en el del uso ordinario de 1969 (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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