Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Ayuntamiento, Alcazaba, Palacio de la Aduana, Teatro Romano, y Museo Carmen Thyssen) de la localidad de Málaga (III), en la provincia de Málaga.
Ayuntamiento
El edificio que alberga el Ayuntamiento de Málaga es obra de los malagueños Fernando Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera que ganaron el concurso convocado al efecto en 1911, siendo alcalde Ricardo Albert Pomata. El constructor Antonio Baena López entregó la obra en 1919 al alcalde Manuel Romero Raggio. De estilo neobarroco, se organiza en cuatro cuerpos sobre planta rectangular con cuatro torres cuadradas en las esquinas, un pórtico en cada lado y profusión de elementos escultóricos y decorativos, en torres y portadas, que componen el programa iconográfico. La portada principal, coronada por la torre del reloj, acoge un balcón presidencial y remata en su tímpano con un altorrelieve de Francisco Palma García donde una matrona (Málaga) es rodeada por alegorías de las principales actividades de la ciudad (arquitectura, marina y comercio). De hecho todo el programa iconográfico del edificio, interior y exterior, hace alusión a los factores sociales que propician el auge de la ciudad en el siglo XIX.
El edificio que alberga el Ayuntamiento de Málaga es obra de los malagueños Fernando Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera que ganaron el concurso convocado al efecto en 1911, siendo alcalde Ricardo Albert Pomata. El constructor Antonio Baena López entregó la obra en 1919 al alcalde Manuel Romero Raggio. De estilo neobarroco, se organiza en cuatro cuerpos sobre planta rectangular con cuatro torres cuadradas en las esquinas, un pórtico en cada lado y profusión de elementos escultóricos y decorativos, en torres y portadas, que componen el programa iconográfico. La portada principal, coronada por la torre del reloj, acoge un balcón presidencial y remata en su tímpano con un altorrelieve de Francisco Palma García donde una matrona (Málaga) es rodeada por alegorías de las principales actividades de la ciudad (arquitectura, marina y comercio). De hecho todo el programa iconográfico del edificio, interior y exterior, hace alusión a los factores sociales que propician el auge de la ciudad en el siglo XIX.
La organización general de las fachadas es de gran movimiento con retrocesos y avances de los cuerpos y profusión decorativa. Destacan las figuras de grandes atlantes realizados por Diego García Carreras, autor también de los relieves en las fachadas laterales (alegorías de las Artes liberales, el Progreso y el Trabajo) y de los leones y jarrones de la escalera principal.
A finales de los noventa del siglo XX el edificio fue restaurado y remozado por el arquitecto municipal Ignacio Dorao.
En el interior destaca la escalera imperial que se abre ante unas magníficas vidrieras de la firma Maumejean de París con escenas históricas de la ciudad: la Fundación de Málaga por los fenicios, Entrada de los Reyes Católicos en Málaga, Rebelión de Málaga contra el Tribunal del Almirantazgo de la Regencia del Cardenal Cisneros y Entrada de Felipe IV en Málaga.
En el piso superior destacan especialmente el Salón de los Espejos y el Salón de Plenos con una notable colección de obras de artistas malagueños.
En el Salón de los Espejos la decoración neorrococó enmarca espejos y un variado programa pictórico. En el techo se presentan composiciones mitológicas y alegóricas, como Orfeo de Enrique Jaraba, La Poesía de José Ponce y la Música de José Nogales; en los tondos una serie de angelotes obra de Burgos Oms; en los lunetos una galería de malagueños ilustres con las efigies de Bergamín obra de Moreno Carbonero, Rita Luna, Francisco de Leiva y Ramírez de Arellano por Fernando Labrada, Andrés Borrego de Pedro Sáenz, Guillén Robles de Burgos Oms, Juan José Relossillas y Maury de José Ponce, Rodríguez de Berlanga, Eduardo Ocón y Luis Armengual de la Mota de Enrique Lafuente, Francisco José Simonet por Enrique Simonet, Ruiz López de Villalobos, Cánovas del Castillo y Andrés Mellado de Eugenio Vivó, y el marqués de Valdeflores, José Molina Lario, Estévanez Calderón, José Moreno Carbonero, José de Salamanca y Carvajal y Hué realizados por Enrique Jaraba Jiménez.
En el salón de Plenos las imágenes pictóricas componen los lemas de la ciudad. En él se pueden ver lienzos de César Álvarez Dumont (Desembarco de los heridos de África que fueron socorridos por la población malagueña y Hechos acaecidos en las calles de Málaga en la Revolución de 1868), que dan imagen al lema «Siempre denodada y muy Benéfica». En el testero de enfrente Muñoz Degrain representó el lema «Muy Hospitalaria» con el Socorro de los malagueños a los náufragos de la fragata alemana Gneisenau, página dramática de la historia de la Ciudad, plasmada con no menos dramatismo, vigor, expresividad y hermosas luces. En el techo las virtudes del buen gobernante con alusiones a la Cultura, el Orden, la Honradez, el Civismo, la Independencia, la Justicia, la Laboriosidad y la Elocuencia realizadas por Capulino Jáuregui, Bermúdez Gil, Berrobianco, Fernández Alvarado, Guerrero del Castillo y Rodríguez Quintana.
En los pasillos del piso alto se encuentra una galería de retratos de alcaldes realizados por Martínez Virel, Ramos Rosas, Burgos Oms, Capulino Jáuregui, Mingorance Acién, Luis Molledo y Revello de Toro, entre otros.
El resto de obras de arte mueble propiedad del Ayuntamiento probablemente termine custodiándose en el Museo Municipal hoy en proceso de remodelación. Mencionamos a continuación las obras más reseñables esperando que el lector las sitúe en su lugar definitivo.
Es pintoresca la colección de cenacheros con ejemplares firmados por Leoncio Talavera, ganador del concurso de 1877, y por los más votados de Luis Grarite, José del Nido y Herrera y Velasco amén de varios dibujos con el mismo tema y diversos autores. También de tipos y escenas populares son las obras Gitana y Moraga (1879), ésta de gran calidad de Horacio Lengo (Ahora en la Alcaldía), Coro (1965) de Mingorance, El arriero (1877) de Blanco Coris, Napolitana (1889) de Simonet, Requiebros (1880) de Talavera, Murciano (1880) de Moreno Carbonero, Tropezón en el coro de la Catedral (1888) de Simonet, Sueño pesado o En la antesala (1880) de Cappa y La Contribución de la sangre o El alegato (1881) de Ferrándiz, una de las mejores pinturas malagueñas del siglo XIX.
Las marinas, con una gran tradición en la ciudad, predominan en la pintura de tema paisajístico. Entre los paisajes destacan una magnífica, espectacular y naturalista Marina (1922) y el más discreto Pidiendo auxilio (1891) ambos de Verdugo Landi, Tempestad o Restos de un naufragio (1884) de Carlos Haes, El Chorro o Los Gaitanes (1890) de Federico Ferrándiz, Pareja de enamorados en una barca o Puesta de sol (1880) de Gómez Gil, La fuente de Reding (1893) de Murillo Carreras y el interesante Crepúsculo en el Puerto de Málaga (1878) de Emilio Ocón.
De tema histórico hay que señalar La Peña de los Enamorados (1881) del palentino Serafín Martínez de Rincón, La religión comprende al genio o Colón en el Monasterio de la Rábida (1892) de José Ponce, el boceto de La fundación de Buenos Aires (1924) de Moreno Carbonero, y La llegada de Alfonso XII a Málaga (1878) de Herrera y Velasco, también en la Alcaldía.
De tema religioso son reseñables El éxtasis de Santa Teresa o Monja yacente ( 1909) dibujo al pastel de Martínez de la Vega y el conocido cuadro manierista, que preside la Alcaldía, Desposorios místicos de Santa Margarita (1527) del Parmigianino.
El Ayuntamiento de Málaga también intenta tener representación de artistas actuales, y cuenta con una importante colección de la segunda mitad del siglo XX entre los que destacan Picasso (dos platos de cerámica y otras obras depositadas en la Fundación Picasso-Museo Casa Natal) y Antonio López (Naturaleza muerta, 1970), Díaz Oliva (Lujuria, 1985; Anatomía, 1980; Espejo IV, 1980 y Casas del Perchel, 1959), Lindell (Motor asincrónico, 1972, y un Díptico, 1996), Bornoy (Radiografía de tórax sobre cuadros concéntricos, 1973; Homenaje a Stravinsky, 1974; y Cruz, 1973-76), José Aguilera (San Sebastián, 1995; Leda, (1972), Mingorance (Consolar al triste, 1926; Desnudo femenino, 1948; Mujer con cántaro, 1976; el mencionado Coro de niñas, 1965; Paisaje, 1944), Torres Mata (Cardos, 1970; Palomas, 1972), Chicano (Yo practico un amor inexorable, 1975; Vaivén de la labor diaria, 1970), Alberca (Rostro de mujer, 1964; Subflores, 1972) y Revello de Toro (Niño con pajarito, 1945; Niño enfermo, 1949; Mis tres gracias, 1986; Escribidme una carta señor cura, 1945; Desnudo femenino, 1948; y los retratos de los alcaldes Luis Merino Bayona, 1996, Cayetano Utrera Ravassa, 1977, Antonio Gutiérrez Mata, 1970, Demetrio Ruiz de la Herranz, 1948), Pedro Aparicio y Celia Villalobos) (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El edificio del Ayuntamiento, realizado según el proyecto de los arquitectos Fernando Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera (1911), es un inmueble exento de forma rectangular, de tres plantas de altura, El Ayuntamiento de Málaga forma parte de un conjunto de edificios singulares que se alinean en el frente norte del Paseo del Parque, ocupando los terrenos de la Haza Baja de la Alcazaba.
Es un edificio exento de planta rectangular, organizado en torno a un vacío central, con tres niveles de altura más un ático.
En la composición se detecta un eje axial respecto al cual el edificio es absolutamente simétrico. Este eje se enfatiza con la sucesiva disposición de los distintos ámbitos; el cuerpo adelantado de la fachada, a través del cual se produce el acceso principal, la escalera principal, el patio y finalmente el pórtico trasero, adelantado también en la fachada pero de composición más escueta.
Exteriormente la organización de cada una de las fachadas responde a su propio eje de simetría, prevaleciendo sobre el conjunto una estructuración horizontal que se corresponde con los tres niveles de planta, delimitados formalmente mediante impostas a modo de molduras. En la planta baja o basamento el paramento se trata con un avitolado que recuerda la mampostería, abriéndose en los mismos huecos verticales, que en las fachadas laterales forman parte de una composición que se remata con temas escultóricos en bajo relieve. En la planta primera o noble se abren huecos de mayores dimensiones, regularmente dispuestos e individualmente enmarcados y compuestos con elementos escultóricos. El último cuerpo de menor altura que los anteriores, presenta una seriación de ventanas a lo largo de su perímetro, estrechas y alargadas, separadas por pilastras ornamentadas con molduras a medio fuste simulando capiteles. Por último coronando el edificio se dispone una balaustrada de piedra modulada entre machones de planta cuadrada rematados en pináculos. En la fachada trasera aparece el último cuerpo de la edificación, añadido recientemente.
Interrumpiendo la horizontalidad destacan cuatro torreones en las esquinas, rematados por falsas cúpulas achatadas acabadas en chapa zinc, y los volúmenes que avanzan sobre el plano de las mismas coincidiendo con los accesos al edificio. De entre todos estos volúmenes destaca el correspondiente a la fachada principal por su monumentalidad y singularidad. Con una composición clásica de plinto almohadillado, al igual que el resto de la fachada, parejas de columnas flanqueando un gran balcón presidencial con pretil de balaustrada y frontón triangular cuyo tímpano alberga un altorrelieve. Como coronación se sitúa el cuerpo del reloj, flanqueado por sendos pináculos adornados con esculturas humanas y coronado por una veleta de fundición.
En general en el edificio se observa una utilización profusa de elementos ornamentales, de carácter ecléctico pero con clara tendencia modernista. La descomposición horizontal del edificio en su configuración formal se traslada asimismo a su organización interna y al empleo de la decoración y los materiales de revestimiento.
Interiormente el edificio se organiza alrededor de un patio rectangular en torno al cual se disponen galerías perimetrales que dan acceso a las distintas dependencias. El patio ocupa el centro de la planta cerrándose superiormente con una cubierta traslúcida. La superficie del patio queda parcialmente ocupada por el cuerpo rectangular que alberga la escalera principal, de tipo imperial e iluminada por tres lucernarios traslúcidos y cinco vidrieras de considerable valor artístico que se sitúan en los vanos alargados bajo arcos de medio punto.
Las plantas se compartimentan de acuerdo con una zonificación establecida, que obedece a una organización funcional previa. Dentro las distintas zonas se produce la redistribución del espacio independiente y diversa, de acuerdo a las necesidades particulares de cada servicio. Es de estacar la masiva construcción de entreplantas que afecta a prácticamente la totalidad de las superficie de las plantas baja y primera.
Dentro del edificio caben destacar por su riqueza ornamental el Salón de los Espejos y el Salón de Plenos. El Salón de los Espejos se ubica en la zona Sur del edificio, y a él se accede desde la galería situada frente a la escalera imperial, bajo tres arcos de medio punto perforados en el muro con ornamentación a base de rocalla, pilastras y parejas de columnas adosadas al muro. El interior es planta rectangular, con falsa cubierta abovedada policromada. El salón de Plenos se sitúa en el ala este, concebido con carácter más clasicista, revestido de piedra con pilastras adosadas que sostienen falsos arcos fajones de trazado rectilíneo.
El Ayuntamiento de la ciudad de Málaga, instituido por Real Cédula el 27 de Mayo de 1489, ha contado en sus más de cinco siglos de historia con diversos emplazamientos, generalmente caracterizados por la falta de adecuación arquitectónica a su importante función social e institucional.
En el siglo XIX se produjo un importante desarrollo socioeconómico y urbanístico de la ciudad de Málaga, provocándose un desplazamiento de las instituciones malagueñas desde el ámbito de la Plaza Mayor a otras zonas. El Ayuntamiento fue la última institución en marcharse de la Plaza, pues si bien se instaló en 1849 en el vecino edificio de San Telmo, no parece que terminara el completo abandono del edificio hasta 1860, año en que comenzó su demolición. Tras unos años de incierta sede, en 1868, el Cabildo Municipal se alojó provisionalmente en un local de la calle Cister. A finales del siglo XIX se acordó la construcción de un edificio que sirviera como sede municipal estable, acabando con el largo peregrinar de las décadas precedentes.
La redacción del proyecto definitivo y posterior ejecución se pospusieron por diversas razones durante más de una década, hasta que en Mayo de 1911, la Comisión de Ornato y Obras Públicas volvió a convocar un concurso para la construcción de un nuevo edificio, presentándose dos proyectos. El Ayuntamiento, con el asesoramiento de la Academia de Bellas Artes, eligió el proyecto presentado conjuntamente por los arquitectos malagueños Fernando Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera, que serían nombrados directores facultativos de las obras. Como maestro de obras actuó Augusto Zaneli. El nuevo proyecto mantuvo la ubicación del edificio en ele Paseo del Parque que de esta manera se convertiría en el nuevo corazón administrativo de la ciudad, al irse añadiendo otros edificios institucionales como el Gobierno Civil, Correos y el Banco de España.
La primera piedra se colocó el 31 de Diciembre de 1911, iniciándose las obras en Febrero de 1912. El 11 de Abril de 1919 el Excmo. Ayuntamiento de Málaga, presidido por el alcalde D. Manuel Romero Raggio tomó posesión de la actual sede. En 1987 se efectuaron obras de restauración y remodelación del edificio, a cargo del Ayuntamiento de Málaga (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Edificio principal del Ayuntamiento de Málaga. Periodo: Siglo XX.
El 11 de abril del 1919 el Exmo. Ayuntamiento tomó posesión de la que es su sede hasta nuestros días.
El nuevo edificio, obra de los arquitectos Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera, vendría a satisfacer una doble necesidad: por un lado, hacer frente a la creciente demanda administrativa de una ciudad en desarrollo y, por otro, proyectar una imagen renovada, de prestigio y de progreso.
Se proyectó no sólo como consistorio, sino también como sede de la Audiencia Provincial y de los Juzgados de Instrucción.
El edificio se encuentra en el Paseo del Parque, localizándose en la principal vía de comunicación, integrando el espacio que lo acoge como un elemento más de decoración, dada su representatividad como monumento artístico que viene dado por la decoración de sus fachadas y de los salones que acoge en su interior, que transmite valores de prestigio.
EL EDIFICIO:
La Casa consistorial de Málaga, también conocida como la Casona del Parque, es un edificio del siglo XX donde se encuentra la sede del Ayuntamiento de Málaga.
Se encuentra situado en el Paseo del Parque, espacio resultante de la ampliación del puerto a mediados del siglo XIX, y rodeado de los Jardines de Puerta Oscura y otros edificios emblemáticos de Málaga como el Banco de España, el Palacio de la Aduana o el Rectorado de la Universidad de Málaga (antiguo edificio de Correos).
El edificio, de estilo neobarroco con detalles modernistas, es obra de los arquitectos Manuel Rivera Vera y Fernando Guerrero Strachan. El alcalde Ricardo Albert colocó la primera piedra el 31 de diciembre de 1911, finalizándose en 1919. El 11 de abril de ese año el Ayuntamiento tomó posesión del edificio. En el interior del edificio se destacan algunas estancias decoradas como el Salón de los Espejos y el Salón de Plenos.
Declarado Bien de Interés Cultural en 2010, la protección se extiende a los Jardines de Pedro Luis Alonso, proyectados por Fernando Guerrero-Strachan Rosado, y que actúan de cierre de la manzana y del proyecto racionalista llevado a cabo en la ciudad a mediados del siglo XIX.
Historia:
El Ayuntamiento de Málaga tuvo su primera sede en el Postigo de los Abades, situado detrás de la Catedral. En el siglo XVI fue trasladado a la plaza Mayor. También se ubicó temporalmente en la calle de la Compañía, en el Convento de San Agustín y en el Palacio de Zea-Salvatierra.
En 1897, ante el crecimiento de la demanda administrativa en la ciudad, el consistorio barajó la idea de construir una nueva sede en la plaza de la Marina, pero finalmente se decidió por los terrenos ganados al mar con la reforma del puerto y la creación del Parque de Málaga como una extensión de la Alameda Principal.
En 1911 se convocó un concurso de proyectos para la nueva casa consistorial, que inicialmente también incluía nuevos edificios para la Audiencia Provincial y los juzgados de instrucción, que finalmente no se llevaron a cabo. Se presentaron dos proyectos: el de los arquitectos catalanes Doménech y Guardia y el de los malagueños Fernando Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera, que serían los ganadores.
Las obras comenzaron en diciembre de ese mismo año, aunque no fue hasta el 11 de abril de 1919 cuando el alcalde Manuel Romero Raggio inauguró oficialmente el inmueble.
La obra tuvo un coste total de 1.519.602,35 pesetas. La casa consistorial fue el primer edificio del Paseo del Parque. Fue seguido por la Casa de Correos y Telégrafos en 1923, y el Banco de España, terminado en 1936.
Descripción:
El edificio de la Casa Consistorial de Málaga presenta una planta rectangular en cuyo centro se inscribe un patio porticado con pilares rectangulares y arcos de medio punto, alrededor del cual discurren galerías que funcionan como elementos de comunicación entre las distintas dependencias.
En volumen, el edificio consta de tres pisos separados por cornisas, elevados sobre un zócalo que salva el desnivel del terreno, y terminados en una azotea plana bordeada por pretil. Este se completa con cuatro cuerpos cuadrados, dispuestos a modo de torres en cada una de las esquinas, y cubiertos por bóvedas revestidas con escamas de láminas de zinc.
Fachadas:
Las cuatro fachadas del edificio, abiertas por numerosos vanos de distintos formatos que aumentan en número a la vez que decrecen en tamaño hacia las plantas superiores, aportan al edifico un aspecto dinámico y en continuo movimiento, a consecuencia de los avances y retrocesos de las torres, y de cada uno de los pórticos de acceso.
La fachada principal, con acceso desde la avenida de Cervantes, consta de tres pisos: el primero, elevado sobre un podio con triple escalinata, se compone de un arco rebajado flanqueado por columnas corintias, recordando las antiguas puertas de la ciudad, y a través del cual se accede a la puerta principal del edificio; en el segundo piso se abre un gran balcón siguiendo el esquema de templo clásico, con columnas jónicas pareadas y coronadas por un frontón triangular en cuyo tímpano se ubica un altorrelieve, obra de Francisco Palma García, que representa a una matrona, símbolo de la ciudad, rodeada de figuras que alegorizan las principales actividades económicas de Málaga.
Obra de este mismo escultor son las figuras de heraldos de los distintos reinos de España que coronan los remates del edificio; el último piso de la fachada principal, y destacando en altura sobre el conjunto del edificio, alberga la torre del reloj, este último de época coetánea a la construcción del edificio, realizado en la Casa de Moisés Díaz de Palencia.
Las fachadas laterales, con acceso desde la calle Roma y la calle Francisco Bejarano Robles, en los lados este y oeste, respectivamente, repiten el esquema compositivo de la fachada principal: un pórtico sobre podio con gradas de acceso, con columnas jónicas sobre pedestal, adelantadas respecto a la fachada, y sobre las que se levanta un segundo piso a modo de balcón con baranda de piedra, al que se abre un arco de medio punto con clave resaltada y decoración en las albanegas, todo ello rematado por un ojo de buey enmarcado y abierto en el tercer piso del edificio.
La fachada trasera, en la calle Guillén Sotelo, se caracteriza por el aspecto desornamentado, quedando cerrada mediante un pretil con rejas.
El amplio programa decorativo de las fachadas se continúa con las esculturas de los atlantes sobre ménsulas ubicadas en las cuatro torres del edificio, símbolos de los contribuyentes, y los doce relieves de las fachadas laterales en los que se alegorizan la industria, la agricultura, la pesca y la navegación, el comercio y el ferrocarril, las artes, etc., como actividades claves del progreso y la riqueza de la ciudad, obra de Diego García Carreras, autor de las parejas de leones heráldicos y jarrones de bronce que decoran la escalera principal del interior del edificio.
La citada escalera, de tipo imperial y con balaustrada de mármol, se ilumina por tres lucernarios translúcidos y cinco vidrieras de notable valor artístico, realizadas por la firma Maumejean de París, en las que se evocan escenas históricas como la fundación de Málaga por los fenicios, la entrada de los Reyes Católicos, la rebelión contra el Tribunal del Almirantazgo de la Regencia del Cardenal Cisneros y la entrada de Felipe IV en la ciudad.
Salón de Plenos:
En el piso primero, el principal, se encuentran las dependencias más nobles y ornamentadas del inmueble: el Salón de Plenos y el Salón de los Espejos.
El techo del Salón de Plenos está decorado con dos importantes pinturas alegóricas realizadas en temple y óleo sobre lienzo adherido al muro. Una de ellas, obra del pintor César Álvarez Dumont (1921-1922), representa los episodios del desembarco de los heridos de África que fueron socorridos por la población malagueña y los hechos acaecidos en las calles de Málaga en 1868, que valieron a la ciudad la concesión de los lemas «Siempre Denodada» y «Muy Benéfica» para su escudo.
En la segunda, obra de Antonio Muñoz Degrain (1918), se evoca el salvamento de los náufragos de la fragata alemana Gneissenau en la Navidad de 1900, origen del lema heráldico de «Muy Hospitalaria». El resto de la sala se resuelve mediante pilastras pareadas que modulan los paramentos y se prolongan hacia el techo en pares de fajones de trazado rectilíneo, entre los cuales se sitúan las obras pictóricas de «Cultura y Elocuencia» de Guerrero del Castillo, «Orden y Laboriosidad» de José Fernández Alvarado, «Honradez y Justicia» de Joaquín Capulino Jáuregui y «Libertad y Civismo» de Federico Bermúdez Gil.
Para completar el programa decorativo del Salón de Plenos se insertan en los paramentos seis placas de mármol conmemorativas: dos placas son obra de A. Carmona, en la primera se conmemora la concesión del Agua de Torremolinos a Málaga, fechada en 1918, y la segunda realizada en homenaje a Alfonso XII y a Práxedes Mateo Sagasta, de 1886; otras cuatro placas más, de autoría desconocida, en homenaje al Ejército Español por la victoria en la Batalla de Tetuán el 6 de febrero de 1860; homenaje al Primer Marqués de Larios por su contribución al desarrollo de la ciudad de Málaga de 1891; homenaje a José María Torrijos y sus compañeros fusilados de 1904; y la última, en homenaje a la visita de los reyes Juan Carlos I y Sofía de Grecia con motivo de la celebración del V centenario de la constitución del Concejo Municipal de Málaga en 1989.
Salón de los Espejos:
El Salón de Recepciones y Festejos o Salón de los Espejos se ornamentó con retratos de diferentes personajes de relevancia en la historia de la ciudad, realizados por distintos pintores en óleo sobre lienzo adherido al muro: el escritor Francisco de Leyva y Ramírez de Arellano, de José Fernández Alvarado; el navegante Ruy López de Villalobos, de Eugenio Vivó y Tarín; el obispo José Molina Lario y Navarro, de Enrique Jaraba Jiménez; el académico José Luis de Velázquez, marqués de Valdeflores, de Enrique Jaraba Jiménez; el obispo Lorenzo Armengual de la Mota, de Eugenio Lafuente Castells; la actriz Rita Luna, de Fernando Labrada Martín; el político y escritor Juan Bautista Maury, de José Ponce Puente; el jurista y político Francisco Bergamín García, de José Moreno Carbonero; el escritor Serafín Estébanez Calderón «El Solitario», de Enrique Jaraba Jiménez; el pintor José Moreno Carbonero, de Enrique Jaraba Jiménez; el parlamentario y escritor Andrés Borrego, de Pedro Sáenz Sáenz; el periodista Juan José Relosillas, de José Ponce Puente; el escritor y periodista Andrés Mellado, de Eugenio Vivó y Tarín; el historiador Francisco Guillén Robles, de Antonio Burgos Oms; el arabista Francisco Javier Simonet, de su sobrino Enrique Simonet Lombardo; el músico Eduardo Ocón y Rivas, de Eugenio Lafuente Castells; el arqueólogo Manuel Rodríguez de Berlanga, de Eugenio Lafuente Castells; el político José Carvajal y Hué, de Enrique Jaraba Jiménez; el político Antonio Cánovas del Castillo, de Eugenio Vivó Tarín; y el político y financiero José de Salamanca, de Enrique Jaraba Jiménez.
En este salón también han de reseñarse pinturas florales, óvalos con putti de Antonio Burgos Oms y tres medallones alegóricos de «Orfeo» de Enrique Jaraba; «La Poesía» de José Ponce; y «La Música» de José Nogales.
La primera planta se completa con el Salón de Sesiones y una galería, conocida como Galería de Alcaldes, en la que se ubica una importante colección de retratos de los Alcaldes de la ciudad (Diputación Provincial de Málaga).
Alcazaba En la entrada a la Alcazaba que arranca de la calle Alcazabilla, se encuentra un busto de D. Juan Témboury, realizado en 1966 por Adrián Risueño. Al tesón de Temboury, erudito local, historiador y defensor del patrimonio histórico y cultural de Málaga se debe el rescate de la Alcazaba. Reunió una interesante biblioteca y un archivo documental y fotográfico, hoy en la Diputación Provincial, a la vez que ocupó cargos de gran responsabilidad, como el de Delegado Diocesano de Bellas Artes, y el de Delegado Provincial de Bellas Artes.
La Alcazaba es el más importante testimonio arquitectónico conservado de la ciudad medieval y un buen ejemplo de arquitectura militar musulmana. Se sitúa al Oriente de la ciudad, protegida por los montes del interior y siendo a la vez su vigía; por el este y el sur la protegen Gibralfaro y el mar.
La Alcazaba tiene su origen en 1057 cuando el rey Badis incorpora la taifa malagueña a la granadina, tras medio siglo de dominio de los Hammudies. Badis traza el perímetro del conjunto con una planta alargada que se adapta a las irregularidades del terreno, conecta con la costa y la ciudad en la parte baja, se acerca al núcleo defensivo del castillo de Gibralfaro en la parte alta, y permite un carácter defensivo de primera magnitud para una residencia palacial.
Badis también construyó en el interior de la Alcazaba, un palacio. Su obra se caracteriza por el empleo de sillares alternando con ladrillo, muro de efecto manierista y ópticamente bícromo. El material empleado fue la caliza numulítica, muy erosionable, que provocó en el siglo XIV una reparación total del recinto.
También del siglo XI es el barrio de casas, organizadas a escuadra, alrededor de patios interiores, con portadas rara vez enfrentadas y accesos acodados. (Esta organización del caserío se repetirá en el barrio castrense de la Alhambra).
En el siglo XIV se proyectó un recinto doble, con notable acumulación de defensas, único en su especie, que Torres Balbás ha comparado con ciertos castillos de los cruzados en Siria. Además del doble recinto, en la zona Norte que se unía a la ciudad, se encuentra la muralla protegida por una barbacana. En esta época se reconstruyó el palacio de Badis y se edificaron otros dos.
La Alcazaba, después de la conquista de la ciudad en 1487, se mantuvo como Casa Real (Felipe IV se alojó en ella en su visita a Málaga en 1624) y como recinto militar de importancia (se artilló en varias ocasiones) hasta 1843. Después vino el abandono, y empezó a ser ocupada por gentes de humilde condición que configuraron un barrio tan populoso como humilde. Donde hubo jardines y fuentes brotó la maleza, sus piedras se reutilizaron para la construcción de míseras casas y bajo el yeso quedaron cegados sus elementos decorativos.
La recuperación del recinto se inició en los primeros años 30 del siglo XX con el interés continuado de Antonio Palacios Ramilo, Juan Temboury, Ricardo de Orueta, Leopoldo Torres Balbás y Fernando Guerrero-Strachan, siendo el estímulo definitivo para esta recuperación su declaración como Monumento Nacional en 1931.
El acceso a la Alcazaba se realiza, desde la plaza de la Aduana siguiendo su ordenación defensiva primitiva, o por un ascensor situado en la calle de Guillén Sotelo, a espaldas del Ayuntamiento, que conduce directamente al interior de los palacios.
Nosotros aquí seguimos el primero, en una empinada cuesta, pasando por una serie de puertas, muchas en recodo, que conducen a la antigua plaza de armas. Cabe señalar la Puerta de las Columnas que reutiliza fustes romanos.
El llamado Corral de los Cautivos se encuentra en un ensanchamiento del camino a modo de plaza y comunicaba los recintos alto y bajo de la Alcazaba mediante una puerta protegida por una torre. Ahí se encuentran diversos elementos líticos, como capiteles corintios romanos, restos de molduras y fustes, dos pedestales de estatuas, uno barroco y otro romano, y dos sarcófagos de piedra procedentes de iglesias, uno de ellos fechado en 1808. En un lateral, los arcos ciegos que sustentan el adarve o paso superior de la muralla, son en realidad restos del denominado Palacio del Alcaide, edificio realizado hacia el 1700. A lo largo del camino encontramos nuevos restos pétreos con inscripciones epigráficas latinas y esculturas y relieves animalísticos, muy desgastados, del periodo ibérico.
La puerta del Cristo, abierta en el interior de una torre, forma su pasadizo en recodo y presenta arco túmido con llave esculpida en la clave, como otras puertas granadinas. El hecho circunstancial de que un crucificado ocupase un nicho durante el periodo cristiano anterior a la restauración, suministró el motivo de su denominación.
La puerta se rehízo en época nazarí, siglos XIII-XIV, según la política granadina de reparar todas las fortalezas de su reino, pero en las jambas del arco interior quedan restos del aparejo del siglo XI destacando en su interior una bóveda vaída con despiece fingido de sillería, en almagra, y decoración de lazo en la clave.
En la zona abierta superior, que pudo utilizar se en su día como Plaza de Armas, hoy convertida en jardín, podemos también observar otros restos pétreos, como una fuente barroca de pared, de mármol rojo, una lápida del patronato de la capilla de la Purísima Concepción fechada en 1563, fragmentos de lápidas, fustes y basas romanos, y ya en la salida, una escultura acéfala con vestiduras religiosas. Desde sus muros se contemplan magníficas vistas de la ciudad y el puerto.
Un poco más arriba, la Puerta de los Arcos, de mampostería y ladrillo, abierta entre dos torreones y reconstruida a través de grabados del siglo XIX, conduce al recinto palacial. Allí se instalaron algunas piezas del Museo Arqueológico, todas del s. XVIII, como una tina monolítica de mármol, un escudo heráldico de arenisca y, cerca, una fuente adosada con un pez como motivo escultórico.
El centro de la Alcazaba está dominado por tres palacios (Cuartos de Granada). El primero, obra de Badis del siglo XI y los otros de los siglos XIII y XIV. Del primero se encontraron macizados los tres arcos de su pórtico meridional, con despiece de dovelas de tradición califal, alternadas en color rojo y blanco. Los arcos descansan sobre columnas nazaríes, de las que sólo una es original, que responden a la restauración del palacio taifal, en los siglos XIII-XIV. En el muro occidental se encuentra un pequeño pabellón cuadrado, también reconstruido, abierto en sus cuatro lados por arcos lobulados y entrecruzados, de indudable inspiración cordobesa, que rompe la tradicional opacidad de los alcázares musulmanes. Artísticamente se mira al pasado califal para trazar la triple arquería de dovelas alternantes, finamente decoradas con estilizados atauriques; asimismo los capiteles, muestran un módulo extraído del repertorio de Medina Azahara, incluso en su misma técnica de trépano.
Los palacios segundo y tercero actuales, son recreaciones realizadas a partir de los cimientos conservados, y siguiendo modelos nazaríes. Ambos palacios tuvieron patios con testeros y pórticos abiertos con arquerías y naves a los lados. El patio del primer palacio tenía dos alberquillas rectangulares. El del segundo, con una estrecha alberca, tuvo un piso alto, como se deduce por el arranque de las escaleras.
Más al fondo, el barrio de casas del siglo XI, que alojaría a la servidumbre palatina, y el baño. Al final, la Torre del Homenaje (siglo XV) preside esta parte alta del recinto. A su pie aparecieron los fragmentos de loza dorada y cuerda seca más interesantes conservados, hoy en el Museo Arqueológico.
A la salida, una sala alberga explicaciones acerca del papel y distintas funciones que desempeñó la Alcazaba en la ciudad desde su construcción a los momentos actuales. También se encuentra aquí la maqueta que reproduce el conjunto de la Alcazaba, Castillo de Gibralfaro y Teatro Romano.
Una coracha es una muralla que sale de su recinto, perpendicular o diagonalmente, para proteger el acceso a un río, al mar o a otro recinto. La Alcazaba tuvo dos corachas: la marítima que comunicaba con el mar, hoy perdida, y la terrestre que comunica con el castillo de Gibralfaro a través de la Puerta de los Abencerrajes o del Socorro.
La coracha terrestre la citaron Rui González de Clavijo (1390-1406), Hernando del Pulgar, y el viajero alemán Münzer. En 1566, Francisco de Herrera, visitador de las fortalezas, al inspeccionar las defensas de la ciudad señaló que esa coracha partía de la Alcazaba desde la Torre de los «Vencerrajes» teniendo en su recorrido, una puerta al puerto y otra a la ciudad. En el siglo XVII la citó también el Padre Mariana en su Historia General de España, y el francés Dertaud. García de la Leña (Medina Conde) en el siglo XVIII la describió detalladamente. La importancia de la Coracha es ratificada por su incorporación al escudo de la ciudad por los Reyes Católicos.
De la Coracha marítima, desaparecida en 1839, y sobre la que se edificó un barrio de casas, sólo queda el topónimo. Ocupa esta zona en la actualidad, el Museo Municipal (Federico Orellana, 1999). El edificio aprovecha su emplazamiento de mirador sobre el Parque y el Puerto para sustituir los muros de cierre por superficies acristaladas con viseras y entramados metálicos que matizan la entrada de luz excesiva. Pese al nombre, ha sido utilizado como sala municipal de exposiciones. El edificio fue ampliado en 2002 por Miguel Rodríguez González y Pau Soler Serratosa con otro inmueble y una serie de terrazas que chapean la falda del monte y conectan con los cercanos Jardines de Puerta Oscura, diseñados por Fernando Guerrero-Strachan Rosado en 1937, con una acertada distribución, en una zona ingrata por su inclinación.
En época romana, esta zona estaba organizada en terrazas escalonadas, y ocupada por gran cantidad de villas. La denominada villa romana de Puerta Oscura fue descubierta en 1915, y entre los mosaicos que salieron a la luz, destaca uno geométrico de finales del siglo II o mediados del siglo III d. J.C. perteneciente a un edificio primero destruido y reedificado en el siglo IV El mosaico con teselas de color rojo, rosado y gris, muestra dos cuadrados entrelazados sobre un octógono de lados curvos. Al edificio levantado en el siglo IV pertenece otro mosaico en el que se representa el tema de Belerofonte matando a la Quimera, mito clásico con origen en Corinto. La escena está concebida como un motivo más de caza. La singularidad del nombre (Belerofonte en vez de la clásica Bellerofont) lo sitúan en época tardía a la vez que marca relaciones con el norte de África (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Cronológicamente, la construcción primitiva parece remontarse al siglo XI. En los siglos XIII y XIV se realizaron diversas reconstrucciones. Hoy día la Alcazaba, consolidada, restaurada y reconstruida en parte, tiene en su interior el Museo Arqueológico.
La Alcazaba de Málaga ha sido vista como recinto fortificado dentro de los sistemas defensivos de la ciudad, como ciudad palatina y como residencia fortificada. Su planta se asemeja a un navío con su proa dispuesta hacia poniente, embocando la ciudad. Su borde se acomoda a las irregularidades del terreno, alzándose con un doble recinto defensivo, compuesto por un elevado número de torres macizas, de planta cuadrada, engarzadas por lienzos de muralla compuestos con el mismo material, tapial de argamasa, ladrillo, sillar y cantos de piedra.
Una amplia barbacana antecede, por su zona noroeste, a estos recintos y conecta con las murallas de la ciudad. Una primera puerta da acceso a las explanadas de esta barbacana, ascendiendo luego el camino que pasa por la puerta de las Columnas, hasta la Puerta del Cristo que constituye el acceso al primer recinto fortificado. El espacio entre ambas líneas de fortificación está ocupado por la Plaza de Armas y por una serie de salones o espacios vacíos, operativos como zonas de defensa dentro de la filosofía militar del monumento.
A través de la Plaza de Armas se llega a los Arcos de Granada, que constituye la entrada principal aunque en la parte opuesta del recinto se alza la Torre del Homenaje, hoy muy reconstruida que, por los arcos de tipo taifal que alberga, tiene apariencia de haber sido otra puerta de acceso al recinto superior.
En la acrópolis de este recinto se hallan también reconstruidos los restos del Palacio de Badis, conocido desde su descubrimiento en el año 1.934 como los Cuartos de Granada. Entre dicho palacio y la parte oriental del edificio, donde se sitúa la Torre del Homenaje, se extiende el pequeño barrio palatino, al parecer de la misma época que los Cuartos de Granada.
Exteriormente, se pueden distinguir dos niveles de fachadas:
1.- Fachada exterior.
Corresponde al lienzo de muralla que circunda el perímetro de la Alcazaba. Su planta corresponde con un triángulo irregular cuyo vértice se orienta hacia el oeste. Así la fachada sur, que mira al mar, se compone de un lienzo de muralla en el que se insertan hasta un total de cinco torreones de planta cuadrada, observándose la desaparición de otros cinco, de los que quedan ciertos restos a ras de suelo.
La fachada sureste sólo tiene un torreón y su lienzo de muralla presenta un trazado quebrado.
La fachada norte, que mira a la ciudad, de trazado cóncavo aparece articulada por hasta nueve torreones de menor entidad que los del lado sur, observándose la desaparición de uno.
2.- Fachada interior.
Corresponde a la muralla que delimita el perímetro de la zona que hemos denominado palacial.
La fachada sur, que se extiende desde la Torre del Homenaje hasta los Arcos de Granada, aparece surcada por un total de ocho torreones de forma y disposición diferente, incluyéndose en ellos la Torre del Homenaje y la del Mirador de la zona Palacial.
La fachada norte, que abarca el resto de la muralla, posee doce torreones que igualmente registran formas y disposiciones irregulares.
No existen portadas exteriores entendidas como tales. Sin embargo, en este apartado, se puede encuadrar el espléndido y complejo sistema de acceso a la Alcazaba, entendiendo como tal la parte comprendida en la muralla interior.
La entrada al inmueble se realiza a través de cuatro tramos hasta llegar al Patio de Armas, situado frente a los Arcos de Granada, y un quinto que correspondería a la entrada de la zona palacial a través de los Arcos de Granada.
El acceso se realiza en rampa, salvándose en primer lugar un pequeño pórtico formado por arco de medio punto. A continuación, se entra de forma acodada al primer camino que culmina en un torreón que se cruza a través de un arco de herradura apuntado con alfiz, para nuevamente penetrar en otro torreón en cuyo interior se realiza otro cambio de dirección. Éste presenta en su entrada arco de medio punto, en su primer tramo otro de herradura y ya en el tramo de salida arco de herradura protegido por otro rebajado, cuyas jambas son columnas de acarreo.
A continuación se inicia un tramo descendente que conduce a la Puerta de las Columnas, conformada en sus dos frentes por arcos de herradura con alfiz sobre columnas y capiteles de acarreo. Desde aquí se accede a un pequeño patio, donde se inicia el ascenso hacia el torreón del Arco del Cristo, que sería la entrada definitiva, y en cuyo interior se procede nuevamente a acodar la dirección de entrada. En su tramo de entrada, presenta arco de herradura apuntado con alfiz y en la salida uno simple de herradura.
Desde éste se accede al Patio de Armas y desde aquí al Arco de Granada. Éste corresponde a la entrada de la zona palacial y consta de arco de herradura flanqueado por dos torreones de protección. Desde el mismo Patio de Armas se accede al espacio que existe entre las dos murallas, quedando el acceso norte protegido por una puerta en forma de arco de herradura apuntado, mientras que el sur queda abierto.
Tras cruzar el Arco de Granada nuevamente a través de caminos encajonados por muros y acodados, se accede a los jardines de la zona palacial y de ahí a los Cuartos de Granada y Palacios Nazaríes.
Independientemente de los torreones que existen en las dos murallas hay tres que destacan de forma especial:
1.- Torre del Homenaje.
Situada en el extremo sureste de la muralla interior, presenta planta cuadrada, probablemente dos plantas y su presencia domina toda la muralla interior. En la actualidad se encuentra en un estado de deterioro absoluto, destechada y con parte de sus muros derruidos. Se levanta sobre un zócalo construido con mampostería e hiladas de ladrillo, y sus muros, levantados en ladrillo, presentan restos de vanos en la parte superior de sus caras sur y este.
2.- Torre del Arco del Cristo.
Situada en la parte sur de la muralla exterior, se configura como el punto final del sistema de acceso a la Alcazaba. Como tal, presenta una disposición especial determinada por las necesidades defensivas de este punto estratégico.
Posee planta de cruz latina y dos plantas. En la inferior se desarrolla el sistema de entrada acodado en dos tramos. El de entrada presenta vano de acceso en forma de arco de herradura apuntado con alfiz y cubre con bóveda falsa de aproximación de hiladas de ladrillo; mientras que el de salida muestra una secuencia de arcos que culminan en uno de herradura en la fachada.
La segunda planta tiene vanos en forma de arco de herradura y saeteras, culminando en una cornisa que da paso a un antepecho que protege la parte superior de la torre.
3.- Cuartos de Granada (Mirador).
Aparece ubicado en el flanco sur de la muralla interior. Su presencia supone una alteración en la muralla por cuanto su volumen avanza con respecto a la línea de muralla. Constituye un bloque formado por una sucesión de espacios modulados por arcadas. Su acceso se realiza desde el patio de entrada al Palacio Nazarí, cerrando con su presencia el lado sur del citado patio. Este presenta triple arcada sostenida con columnillas decoradas su rosca y dovelas con atauriques. En su lado derecho, se abre un pequeño mirador de planta cuadrada formado por arcos polilobulados mixtilíneos.
Tras cruzar la arcada citada, se accede a un pequeño espacio descubierto flanqueado a ambos lados por dos habitaciones. La de la izquierda, que es conocida como Cuarto del Siglo XVI, es de planta cuadrada y posee un magnífico artesonado. El de la derecha es un mirador al que se accede por una arcada formada por tres arcos apuntados agregados sustentados por columnillas de tipo nazarí. Sus tres frentes aparecen abiertos por vanos.
Otros elementos destacables son:
1.- Barrio de Casas.
En la parte posterior a la zona denominada Palacios Nazaríes, y dentro del perímetro de la muralla interior, existen una serie de restos de muretes cubiertos por maleza que pertenecen a un reducido barrio de casas que, al parecer, pudieran pertenecer a la servidumbre del palacio.
2.- Salida al Castillo de Gibralfaro.
Justo en el extremo este de la muralla exterior, se encuentra una pequeña puerta con cancela de hierro que comunica con el camino de subida al Castillo de Gibralfaro. Dada la extensión del inmueble, la planta presenta un disposición bastante compleja. Así la muralla exterior muestra una estructura de triángulo irregular, en cuyo vértice, ubicada en el lado oeste, se encuentra un complejo sistema de penetración en el recinto formado por caminos amurallados y acodados que facilitan la defensa de la parte más débil de la muralla. Los lados de este triángulo van surcados secuencialmente por torreones de planta cuadrada, alguno de los cuales han desaparecido, esencialmente en el lado sur.
El interior, tras pasar el Patio de Armas, presenta nuevamente una estructura semejante a la anterior, pero esta vez más regularizada. De nuevo, el vértice del triángulo es la puerta de acceso al recinto palacial. Éste aparece delimitado por una nueva muralla, cuyos lienzos aparecen flanqueados por torreones de variada composición y de menor envergadura que la anterior, destacando en el extremo este una potente torre de mayor altura que asume las funciones de Torre del Homenaje.
En general, la sustentación del inmueble es realizada por los propios muros. No obstante, existen ciertos elementos que conviene destacar:
1.- Puerta de las Columnas.
Los arcos que conforman tanto la fachada exterior, como la interior apoyan sobre fragmentos de capiteles y columnas de mármol de distinto tamaño y diseño. Probablemente de origen romano, son los clásicos capiteles y columnas de "acarreo" que se reutilizaban en las construcciones árabes. En ambos lados de la puerta, pese a la diferencia, son gruesas columnas con fuste acanalado y capiteles de orden compuesto.
2.- Cuartos de Granada.
Esta zona que da acceso al mirador sobre la zona sur se sustenta, en las cuatro arcadas que conforman su estructura, sobre finas columnas de origen nazarí. Otra arcada que existe hacia el interior que da paso a la zona abierta lo hace con pilares de ladrillo.
3.- Palacios Nazaríes.
Es la zona donde se encuentra el Museo Arqueológico de la Alcazaba. Se estructura en dos patios de planta rectangular cuyos frentes menores están articulados por triples arcadas. Así, en el primero se observan columnillas de tipo nazarí; mientras que en el segundo son pilares ochavados los que realizan la función de sustentar el empuje de los arcos.
En líneas generales, la mayor parte de las cubiertas de la estancia se efectúan de forma plana. Las diversas puertas que existen a lo largo del recinto cubren con una bóveda que resulta de la proyección del tipo de arco que señaliza la entrada.
No obstante existen varias excepciones:
1.- Puerta del tercer tramo de la entrada principal.
Es un acceso acodado, cuya parte principal cubre con una bóveda semiesférica rebajada falsa formada por aproximación de hiladas de ladrillo.
2.- Puerta del Arco del Cristo.
Igual que la anterior. Está formada por dos tramos acodados. El de entrada cubre con bóveda falsa por aproximación de hiladas de ladrillo, y el de salida por una secuencia de tres arcos cuyos espacios cubren con el sistema descrito de proyectar la forma del arco.
3.- Palacios Nazaríes.
El pórtico que da acceso a la zona palacial cubre con una bóveda vaída. Con respecto al segundo patio de esta zona, cabe destacar la presencia de una bóveda esquifada en la sala del lado norte y un alfarje con canes decorados en la sala sur.
4.- Sala del siglo XVI.
Situada en el mirador cubre con un espléndido artesonado.
La caída del Califato de Córdoba en el siglo X supuso la penetración de las dinastías bereberes africanas almorávides y almohades, que dieron lugar a la formación de los reinos de Taifas. En este grupo étnico se encontraba el primer constructor de la Alcazaba Malagueña Yahya I. Posteriormente, la penetración en Granada de la dinastía Zirí, también bereber, llevó a la conquista de Málaga por el rey Badí, que llevó a cabo el proceso de amurallamiento. La posterior aparición, también en Granada, de la dinastía Nazarí introdujo en la Alcazaba algunas reformas. En la Reconquista cristiana, en la torre del homenaje se levantaron la cruz y el pendón de los Reyes Católicos, que, alojándose en la Alcazaba, nombraron alcaide de ella a García Fernández de Manrique, cuya alcaldía heredaron el conde de Teba y el marqués de Ardales. También moró en esta alcazaba Felipe IV en 1624. En 1786 Carlos III mandó derribar murallas y fortalezas para edificaciones de viviendas particulares en su amplio solar. Con el paso del tiempo, el deterioro de la Alcazaba fue progresivo. Hacia 1934 se iniciaron excavaciones arqueológicas que llevaron a descubrir zonas que permanecían ocultas, como son los llamados Cuartos de Granada. A partir de ese momento, se ejecutaron una serie de intensas intervenciones en el inmueble siguiendo criterios de la época que han conducido a equívocas interpretaciones del monumento.
Con el paso del tiempo, el deterioro de la Alcazaba fue progresivo. Hacia 1934 se iniciaron excavaciones arqueológicas que llevaron a descubrir zonas que permanecían ocultas, como son los llamados Cuartos de Granada. A partir de ese momento, se ejecutaron una serie de intensas intervenciones en el inmueble siguiendo criterios de la época que han conducido a equívocas interpretaciones del monumento.
En la actualidad, es un elemento esencial del patrimonio cultural y turístico de la ciudad, incluyendo en su interior un Museo Arqueológico en los llamados Palacios Nazaríes. En la actualidad, es un elemento esencial del patrimonio cultural y turístico de la ciudad, incluyendo en su interior un Museo Arqueológico en los llamados Palacios Nazaríes (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La Alcazaba de Málaga (del árabe qasaba, al kasbah, 'ciudadela') es una fortificación palaciega de la época musulmana, construida sobre una anterior fortificación de origen fenicio-púnico.
Se encuentra en las faldas del monte Gibralfaro en cuya cumbre se halla el castillo del mismo nombre. Alcazaba y castillo están unidos por un pasillo de monte resguardado por dos murallas zigzagueantes o rampantes llamado la Coracha.
Ocupaba el extremo oriental del desaparecido recinto amurallado de la ciudad, como todas las alcazabas musulmanas, de manera que los frentes de mediodía, poniente y norte quedaban a intramuros.
La Alcazaba se encuentra asimismo junto al teatro romano de Málaga, el parque de la ciudad y frente al puerto, en un enclave singular.
El EDIFICIO:
Las Murallas:
La Alcazaba es una edificación del siglo XI construida sobre la roca y en la que destaca la armoniosa conjunción de las necesidades defensivas y la serena belleza de sus estancias y jardines interiores; como obra militar, es la más importante musulmana conservada en España.
Para llegar a la parte más elevada, donde habitaban el alcalde o cadí de la ciudad, era necesario atravesar desde el interior de la ciudad tres recintos concéntricos amurallados y alargados, y ocho puertas fortificadas; dos de ellas en recodo, que daban seguridad a sus habitantes, tanto a los reyes y gobernadores musulmanes, que habitaron el palacio nazarita, como a los que moraron en el arrabal a intramuros. La presencia de torres albarranas con saeteras y murallas almenadas también aportan importantes elementos defensivos. Desde los balcones del palacio se puede observar una panorámica excepcional de la bahía.
Las torres y los muros han sido reconstruidos, antes y después del paso de la ciudad a manos cristianas. En su construcción se emplearon materiales de acarreo y se reutilizaron piezas del anexo teatro romano, como columnas y capiteles.
Las construcciones del siglo XI se realizaron de piedra caliza numulítica, de canteras próximas al mar, alternando sillares de canto con otros de frente. Pero esta piedra se descompone muy rápidamente con la humedad, por lo que se tuvieron que efectuar pronto reparaciones. A finales del siglo XIII o primeros del XIV, se reforzaron los muros y torres, adosándoles muros de mampostería al exterior.
Los Arcos interiores:
Toda la zona de ingreso sufrió modificaciones recién conquistada la ciudad por los Reyes Católicos. Una vez traspasada la puerta principal y la llamada Puerta de las Columnas, se ha de subir una rampa con peldaños, que termina en el Arco del Cristo.
Éste arco es un pasadizo en recodo abierto en el interior de una torre, cuya parte superior fue reconstruida. El arco de entrada, rodeado por un alfiz de ladrillos, descansa sobre pilastras y tiene clave de piedra, que estuvo dorada, en la cual se labró en hueco una llave. En la estancia alta había un matacán, como así atestiguan dos ménsulas de piedra que sobresalen en el muro. La bóveda del pasadizo es vaída y de ladrillo. En las jambas del arco interior quedan restos de piedra numulítica, de la obra del siglo XI. La puerta fue reconstruida a finales del siglo XIII, como demuestra la llave esculpida en la clave del arco de ingreso.
Frente a la puerta de salida del Arco del Cristo aparecieron restos de muros romanos de hormigón revestido de estuco rojizo y pequeñas albercas excavadas en pizarra, destinadas a la preparación del garum (pasta de pescado que elaboraban los romanos).
La Plaza de Armas:
A la izquierda, en una zona llana desde la cual se domina casi toda la ciudad, se instaló después de la conquista la artillería, por lo que se le llamó la Plaza de Armas. Hoy en día hay un jardín con alberca y una pérgola. Seguida a esta plaza está la Torre de la Vela, donde se instaló una campana después de la conquista de la ciudad.
La Puerta de los Arcos:
El ingreso al último recinto se hace a través de la Puerta de los Arcos y Torre del Tinel. Una vez traspasada la puerta de los Arcos se tuerce a la izquierda para alcanzar la plataforma superior. En las excavaciones de esta parte tan sólo se encontró un silo o mazmorra, donde encerraban durante la noche a las cautivas cristianas que trabajaban de día. Fernando Guerrero Strachan trazó en esta zona una serie de jardincillos en pequeñas terrazas, donde se instalaron una pila de baño romana de mármol, un jabalí labrado en piedra y un enorme pie humano de mármol de época romana también.
Los Cuartos de Granada. Los patios.
En la parte central del recinto superior se encuentran los “Cuartos de Granada”, donde vivían los reyes y gobernadores. La arquitectura aquí es sencilla, de tradición granadina, tratando de conseguir un escenario neutro donde se alternasen zonas de luz y de sombra. En los muros de las salas y habitaciones, reconstruidas, existen pequeñas alacenas para exhibir fragmentos de cerámica musulmana hallados en las excavaciones.
El palacio estaba organizado a base de patios rectangulares y crujías en torno.
Hay tres patios subsistentes que tuvieron en sus lados pórticos abiertos por tres arcos, mayor el del centro, disposición típica de los patios islámicos andaluces. Del primero de ellos, el más pequeño, sólo está reconstruido el pórtico sur, con tres arcos de herradura, que descansan sobre dos columnas intermedias de mármol. Este pórtico pertenece a la reconstrucción realizada durante los siglos XIII o XIV.
A occidente del pórtico, y en comunicación con él, existe un pequeño pabellón también reconstruido, abierto en sus cuatro frentes por arcos lobulados de yeso entrecruzados.
El Barrio de casas y torre del Homenaje:
En la parte más oriental del último recinto se encontraron las ruinas de un barrio de pequeñas casas formado por tres manzanas entre calles enlosadas.
Un pequeño baño y dos viviendas muy pequeñas conformaban la manzana sudoeste y otras dos pequeñas también las de la manzana más oriental. De mayor tamaño eran las tres viviendas encontradas en la manzana sur. La altura máxima de los muros que se han conservado es de un metro. Las puertas de las viviendas estaban compuestas por dos hojas de madera. La distribución de las viviendas estaba muy bien aprovechada: todas con un pequeño patio casi cuadrado, con aceras y crujías alrededor, en torno al cual se distribuían las habitaciones. Algunas de las casas conservan los primeros peldaños de las estrechas escaleras que conducían a la planta superior. El suelo de las habitaciones consistía en una capa de mortero de cal teñida de almagra, aunque algunas conservan losetas de barro y piezas de mármol aprovechadas.
En el interior de las casas se encontraron zócalos pintados de rojo, con inscripciones en cúfico y dibujos geométricos de lazo de a ocho.
En la parte septentrional del barrio había un baño, en donde el agua subía a través de una noria desde un pozo profundo al que llamaron Airon, en el recinto inferior.
El barrio disponía asimismo de un sistema de atarjeas para el alejamiento de las aguas negras, y casi todas las viviendas disponían de letrinas, lo que acredita el alto nivel de civilización que existía.
Al final del barrio se encuentra la Torre del Homenaje de planta casi cuadrada, obra del siglo XIV. Se construyó una vivienda en su parte alta, con salas y patio. De la escalera de subida no quedan huellas.
La Historia:
Los historiadores musulmanes afirman que fue el rey de taifas bereber de Granada, Badis ben Habús, quien ordenó construir la alcazaba entre los años 1057 y 1063, utilizando para su embellecimiento los mármoles y estatuas del teatro romano adyacente, pero estudios ponen en tela de juicio esta afirmación ya que existen indicios que plantean que en vez de una labor de construcción, se trató de una restauración de un antiguo recinto amurallado de origen fenicio-púnico.
Los Almorávides irrumpieron en ella en 1092 y los Almohades en 1146. Posteriormente, en 1279, es rendida la ciudad a Muhammad II Ben al-Ahmar y pasa a formar parte del reino Nazarita.
La Alcazaba participó en la toma de Málaga por Fernando el Católico, quien tras vencer y conquistar a El Zagal en Vélez, asedió Málaga que estaba en manos del Zigrí y sus Gomeres.
El 19 de agosto de 1487 entran en la ciudad los Reyes Católicos, quienes tomaron posesión de la ciudad, rendida por hambre después del largo asedio. Izaron la cruz y el pendón de Castilla en la Torre del Homenaje. El rey Fernando entregó a Málaga la imagen de la Virgen de la Victoria, talla de origen alemán regalada por el emperador Maximiliano I al monarca español, que desde entonces es la patrona de la ciudad.
Posteriormente, todo el recinto vivió un proceso de abandono y saqueo. Los muros exteriores fueron usados para la creación de las casas del barrio de la Coracha. No fue hasta las primeras décadas del siglo XX cuando se empieza a rehabilitar el edificio (Diputación Provincial de Málaga).
Palacio de la Aduana La Aduana se construyó a finales del siglo XVIII después de que la urbanización del Paseo de la Alameda ratificara la falta de función de la antigua Aduana de la Puerta del Mar, que había quedado muy lejos de éste (al haberse ganado terreno al mar por el avenamiento del río Guadalmedina), y era insuficiente por el crecimiento del comercio en este siglo tan próspero para la ciudad. Aunque la Ciudad aportó diferentes proyectos, el definitivo fue realizado en 1788 por el arquitecto don Manuel Martín Rodríguez, rechazándose los diseños de Miguel del Castillo, por barroquizantes, aunque éste e Ildefonso Valcázer dirigieron la obra. Martín Rodríguez, sobrino del gran arquitecto Ventura Rodríguez, que fue Director de Arquitectura de la Academia de San Fernando de Madrid, y en sus obras muestra interés hacia el nuevo estilo neoclásico, para Málaga trazó un edificio de gran corrección y académico en su diseño, pero en la línea de la tradición palacial renacentista y barroca que debe calificarse como barroco-clasicista, aunque es la obra que más se acerca al gusto neoclásico en nuestra ciudad, en la que originó fuerte impacto.
Está emplazada en la haza baja del recinto de la Alcazaba, aproximadamente en el lugar que antes ocupaba la «Aduana de los Moros», que estaba cerca de la Puerta de Al-Aqaba. En 1788 empezó la demolición de gran parte de las viejas murallas para dejar libre el solar y cuando se excavaron los cimientos el hallazgo de los restos romanos y árabes demostró el interés arqueológico de la zona. Se colocó la primera piedra en l791, prosiguiendo las obras hasta 1810 en que, con motivo de la Guerra de la Independencia, se paralizaron, y en ese inciso desapareció buena parte de los materiales. Reanudadas más tarde, con la promoción del Consulado Marítimo y Terrestre, finalizaron en 1829.
Inicialmente no se le dio el destino para el que fue concebida, albergando primero las instalaciones de la Fábrica de Tabacos y ya en el año 1839 centralizó las funciones de la Hacienda Pública. Posteriormente albergó también a la Diputación Provincial y al Gobierno Civil, alojando en una de sus alas la Comisaría y dependencias de la Policía. Solicitada, en 1998, por la ciudad para sede del Museo de Bellas Artes, desde que el palacio de Buenavista fue adquirido para el Museo Picasso, la plataforma «La Aduana para Málaga» ha luchado para conseguir este objetivo que, desde 2004, parece ser una realidad, trabajándose actualmente en su proyecto museográfico.
El edificio es un vasto cuadrado, integrado por cuatro crujías alrededor de un hermoso patio central. En su exterior destaca el bajo de piedra almohadillada en el que se abre la puerta principal y ventanas, coronadas con frontones en alternancia rítmica; la imposta y cadenas de piedra blanca articulan las dos plantas superiores, de muros de ladrillo, en las que se distribuyen simétricamente los huecos, rematando la ventana central con una pesada cartela con la inscripción «Aduana Nacional. Año 1842». Un cuerpo de ventanillas cuadradas, bajo el alero, sirve de remate. El incendio ocurrido en 1922 motivó la sustitución de su cubierta a dos por otra aterrazada.
La fachada occidental, que se abre al parque, es más solemne, con balcón con balaustrada que recorre los tres huecos del piso principal, colocado en 1862, cuando la reina Isabel II visitó Málaga, alojándose en este palacio. Las otras fachadas son más sencillas, resaltando en la posterior el zócalo de piedra ostionera, de la que se ha conservado muy poco desde la última restauración del edificio.
En su interior desembocan en el vestíbulo dos amplias escaleras, a uno y otro lado, desprovistas de ornamento y juegos espaciales, pero cuyas dimensiones dan empaque al espacio. El patio, con arquerías sobre pilares y casquetes semiesféricos de ladrillo cubriendo el claustro, retranquea el cuerpo superior tras una balaustrada coronada de bustos que le aportan una mayor prestancia.
En 2005, la Junta de Andalucía designó al Palacio de la Aduana como sede del Museo de Málaga (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Este palacio ocupa toda una manzana con una superficie total de 4,361 metros cuadrados. La planta forma un cuadrado casi perfecto, que encierra un patio central. La altura máxima del edificio es de 24 metros, constando este de sótano, tres plantas y ático. Los materiales utilizados fueron piedra, ladrillo y hierro forjado.
Al exterior el aspecto del edificio es de frialdad y fortaleza excesivas. Corresponde a las normas del neoclasicismo del siglo XVIII. Las fachadas se componen de un cuerpo central y dos laterales levemente resaltados. La planta baja que descansa sobre un zócalo de jaspón es de cantería almohadillada, con varios resaltos sencillos, siendo también de piedra las cornisas, pilastras, cuadrantes etc. En ella se labran dos puertas de entrada de medio punto, con la clave destapada y cerrado el tímpano por una bella reja. Las ventanas adinteladas del cuerpo central y los laterales, se rematan en el bajo y primero por frontones triangulares y curvos con sencillos resaltes en el centro, encuadrándose dichos cuerpos por verdugadas de sillería almohadillada blanca que destaca sobre el paramento de ladrillo color marrón. En el primer piso, los huecos del cuerpo central, en la fachada lateral derecha, están comprendidos por una balaustrada corrida de piedra. Sobre las ventanas existen dados de piedra formando una gran lápida, y con letras de oro esculpido, el nombre; Aduana Nacional 1842, en la fachada principal. Sobre la cornisa denticulada que remata el edificio, se alza el barandal corrido de obra de la terraza, con pilares en eje con las verdugadas.
Al interior, entrando por la puerta principal, que mira a la calle del Císter, nos encontramos un zaguán formado por tres naves sostenidas por cuatro robustos pilares de cantería sobre los que se apoyan doce arcos que forman bóvedas vaídas. De los laterales del zaguán parten escaleras con peldaños de mármol que dan acceso al piso principal, que está formado por galerías cubiertas con igual número de arcos que el bajo. En el centro del gran cuadrado que forma el edificio está el patio principal, rodeado de un claustro compuesto de veinte arcos de medio punto sobre pilares.
Cubriendo el claustro bóvedas vaídas de ladrillo que resaltan sobre la piedra. El segundo piso se retranquea dejando una terraza limitada por balaustrada a la que coronan bustos reales.
A finales del siglo XVIII el comercio de la ciudad de Málaga vivía un fuerte auge; esto hizo que la Aduana, situada en la calle Puerta del Mar, quedase insuficiente para el tráfico comercial que había que atender. En vista de ello se decidió construir una nueva Aduana, esta vez en su actual emplazamiento. El 16 de Agosto de 1787 el rey Carlos III aprueba los planos trazados por el arquitecto Manuel Martín Rodríguez, habiéndose rechazados por barroquizantes los diseños de Miguel del Castillo, aunque él junto con Ildefonso Blacázer dirigieron las obras. Las trazas de Manuel Martín Rodríguez reflejan un edificio de gran corrección y académico en su diseño, pero en el que se repiten demasiadas fórmulas ya utilizadas; así la obra que más se acerca al gusto neoclásico en Málaga en el siglo XVIII, se encuentra tan en la línea de la tradición palacial renacentista y barroca que debe clasificarse como barroco-clasicista.
En 1791 se inicia la construcción del edificio con el capital suministrado por la venta de 31.000 varas de terreno pertenecientes a la ciudad. El lugar elegido para su emplazamiento fue la haza baja del recinto de la Alcazaba, que se levantaba cerca de la puerta de Al-Aqaba. En 1788 se comenzó a demoler gran parte de las viejas murallas para el solar, hallándose restos romanos y árabes. En 1791 se colocó la primera piedra hasta 1810, en que se paralizaron debido a la Guerra de la Independencia. Sólo en 1826 se reanudaron las tareas de construcción del edificio a cargo del arquitecto Pedro Nolasco de Ventura, quien realiza la reforma de los planos primitivos, hasta su conclusión en 1829 promovido por el Consulado Marítimo y Terrestre. Sin embargo antes albergó las instalaciones de la Fábrica de Tabacos, usándose ya como Aduana en 1839, centralizándose en él las dependencias de la Hacienda Pública posteriormente albergó también la Diputación Provincial. El Ministerio del Interior se hizo cargo de la restauración del edificio, siendo los autores del proyecto Carlos Gutiérrez de Pablo y Ricardo Rodríguez Junjent.
Actualmente se encuentra instalado en el edificio el Museo de Bellas Artes y Arqueológico de Málaga (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Creado en 1972 por la unión del antiguo Museo Provincial de Bellas Artes (1913) y el Museo Arqueológico Provincial (1945), el actual Museo de Málaga es uno de los 63 museos españoles de titularidad estatal y gestión autonómica, en este caso transferida a la Junta de Andalucía. Tras pasar por distintas ubicaciones, como el Palacio de Buenavista, que albergó la sección de Bellas Artes antes convertirse en el Museo Picasso, y muchas vicisitudes, con una movilización ciudadana sin precedentes para reclamarlo, se liberó por completo el Palacio de la Aduana para transformarse en su sede. Tras dos décadas con las colecciones almacenadas, el nuevo espacio abrió sus puertas en 2016.
Con 18.402 m2 construidos, el Museo de Málaga es el museo estatal de mayor tamaño ubicado en Andalucía. Su nueva sede, el majestuoso edificio neoclásico del siglo XVIII, da respuesta a las necesidades expositivas de una infraestructura cultural del siglo XXI. Se distribuye en planta baja y tres alturas.
En la entrada se puede ver La Dama de la Aduana, una estatua romana del siglo II encontrada durante la construcción del palacio, así como el patio restaurado, la tienda, la sala de exposiciones temporales, una cafetería y el almacén visitable, un espacio innovador en el cual los visitantes podrán ver las obras que están siendo restauradas u otras que no pueden estar expuestas por largos periodos.
La primera planta se dedica a la sección de Bellas Artes. En su conjunto, el Museo de Málaga cuenta con 2.000 obras en este apartado, que incluye lienzos y esculturas de viejos maestros de la talla de Luis de Morales, Luca Giordano, Murillo, Antonio del Castillo, Alonso Cano, Ribera, Vicente Carducho, Goya, Pedro de Mena o Zurbarán.
Además, la institución custodia la que es considerada una de las mayores colecciones de pintura del siglo XIX en España, estando representados pintores como Sorolla, Carlos de Haes, Federico Madrazo, Esquivel, Vicente López Portaña o Ramón Casas, así como varios de los más célebres integrantes de la denominada Escuela Malagueña de Pintura: Moreno Carbonero, Pedro Sáenz Sáenz, Enrique Simonet, Muñoz Degrain, José Nogales o Bernardo Ferrándiz, mientras que en el panorama internacional cuenta con obras de León Bonnat o del vanguardista alemán Franz Marc.
También posee una interesante colección de arte moderno español hasta la década de 1950 con obras de Picasso, José Moreno Villa, Rafael Canogar, Juan Barjola, Óscar Domínguez o Josep Guinovart, entre otros; y un pequeño espacio dedicado a la transformación de los dos museos hasta el unificado actual, con videos explicativos de dicho proceso, como la manifestación llevaba a cabo por la sociedad malagueña en 1997 como reclamo para la apertura del museo.
En la segunda planta se encuentra la colección arqueológica, que posee unos fondos de más de 15.000 piezas, que abarcan un periodo histórico desde siglo VIII a. C. hasta el Medievo: egipcias, fenicias, griegas, romanas, árabes, cristianas y bizantinas. En las últimas décadas se han incorporado piezas procedentes de las excavaciones efectuadas por la Universidad de Málaga, así como diversos lotes de las intervenciones arqueológicas preventivas y de urgencia que se han desarrollado en el casco urbano de Málaga, como las encontradas en la excavación del Teatro Romano o el mosaico romano El nacimiento de Venus. Parte de la colección del Museo Loringiano han sido restaurada y trasladada desde el Jardín Botánico.
La tercera planta incluye un restaurante, una biblioteca abierta a investigadores; y el mirador del museo, del que se tiene una visión singular de Málaga, sobre todo de la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro o el Teatro Romano (Diputación Provincial de Málaga).
Teatro Romano
El Teatro Romano es de época de Augusto (siglo I). Se construyó aprovechando la ladera de un monte, siguiendo la costumbre griega, y sobre unas termas de época republicana de las que se conserva parte del pavimento de ladrillo en espina de pez. Inscripciones en el proscaenium y en un pedestal próximo dan noticia de algunos de sus mecenas.
El Teatro Romano es de época de Augusto (siglo I). Se construyó aprovechando la ladera de un monte, siguiendo la costumbre griega, y sobre unas termas de época republicana de las que se conserva parte del pavimento de ladrillo en espina de pez. Inscripciones en el proscaenium y en un pedestal próximo dan noticia de algunos de sus mecenas.
El teatro debía ofrecer un aspecto suntuoso gracias a las placas de mármol que cubrían los muros de sillería en sus gradas inferiores, las solerías, la cávea inma, y parte de la orchestra. Los mármoles procedían de Egipto, el Peloponeso, Alicante, Valencia, Almería y la misma Málaga. Algunos de sus materiales fueron aprovechados en la posterior construcción de la Alcazaba.
Abandonado en su uso a finales del siglo III, fue reutilizado como factoría para la fabricación del garum (se conservan las piletas para su elaboración), como cementerio de bandas germánicas (hay vestigios de varias tumbas) y por cristianos tardo-romanos. Los restos de cerámica terra-siggilata, de los siglos IV a VI, presentan motivos como la paloma, la cruz y otros similares. También se han encontrado cerámicas fenicias, etruscas y griegas.
La «Lex Flavia Malacitana» prohibía derribar edificios sin permiso, quizá por ello el teatro permaneció en pie, pero fue abandonado y quedó sepultado hasta 1951 cuando se descubrió con motivo de las obras de los Jardines de la Casa de la Cultura (Palacio de Archivos, Bibliotecas y Museos) que se construyó en esta época y fue derribada en 1992 para propiciar la recuperación del propio teatro.
Es un teatro de dimensiones medias. Su graderío semicircular además de la división horizontal, cuenta con tres scalarium. Éstos concluían en la zona superior en los vomitoria, que desembocaban, a su vez, en un pasillo perimetral cubierto con bóveda anular, con la función de permitir el tránsito y distribución del público. La gente notable accedía directamente a través de los aditus. Perdura el del lado sur completo y parte del lado norte, pero aquél es uno de los que mejor se han conservado de todos los que existen. También se conserva la base de opus caementium lo que ha permitido reconstruir lo que faltaba de la cavea inma y la media, abriéndose el interrogante acerca de si existió realmente la cavea summa o superior.
En el pasillo de acceso se han instalado algunos paneles que explican la historia constructiva del monumento y la de su reconstrucción.
El Teatro cuenta con la Declaración de Monumento desde 1972 (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El teatro romano de Málaga está construido al pie de la colina que en tiempos pretéritos fue seguramente la acrópolis de la ciudad y que posteriormente fortificó el pueblo musulmán.
Los elementos singulares que quedan de la estructura son los siguientes:
- La 'cavea', de forma semicircular, cuyo lado plano es casi paralelo a la alineación de la actual calle Alcazabilla. Para asentar la gradería de la 'cávea' aprovecharon los romanos, conforme a la tradición griega, una de las suaves vertientes de la colina. Se compone de un total de 14 gradas escalonadas o 'gradationes', realizadas en sillares de piedra de gran tamaño. La parte central de la 'cavea', la mejor conservada, muestra sillares romanos hasta la grada nº 13, mientras que en los laterales este número disminuye hasta llegar a la 7. La disposición de los sillares presenta un despiece radial hacia el centro virtual de la orchestra. No obstante los sillares no apoyan directamente sobre la piedra, sino sobre un lecho de hormigón. Para facilitar el descenso hacia la parte más baja existen tres escalinatas o 'scalarium' que mantiene la orientación radial y subdivide la cavea en cuatro sectores.
-'Vomitoria': Siguiendo la alineación de las tres escalinatas interiores de la cavea y en la zona superior, se hallan los restos de otros tantos Vomitoria, cuya función era la de facilitar el acceso de la plebe al graderío. Estos consisten en tres escalinatas que confluyen en un descansillo, desde el que parte un pasillo en desnivel en dirección a las escalinatas.
Pretil y escalinatas están realizados con sillares de piedra, mientras que el pavimento del pasillo es de roca viva, aunque es posible que en su origen estuviera estucado. Por el lado exterior de los tres vomitoria, un pasillo anular uniría los mismos facilitando la distribución del público con destino al graderío.
- La 'orchestra', o lugar destinado a los músicos tiene forma semicircular y de la misma solo resulta visible su mitad izquierda, ya que el resto se hallaba hasta hace escasos años bajo el edificio de la Casa de la Cultura. En la actualidad y tras el derribo del inmueble se ha procedido a realizar algunas excavaciones. La orchestra se halla enmarcada por su lado plano mediante una losa de mármol blanco con una inscripción en letras capitales. Entre la orchestra y el inicio de la cavea se suceden gradas de mármol blanco de poca altura.
-El 'aditus maximus' visible desde el lado Oeste, consiste en un corredor de muros de sillería, parte del cual conserva una bóveda de medio cañón, justamente en la zona más próxima a la orchestra. El muro interior cumple asimismo la función de contención del cerro en el que se apoya la cavea. En el muro exterior se abre un acceso adintelado. Desde el arco que da inicio a la bóveda y hasta la orchestra, el pavimento es de losas de mármol que cuenta con una moldura compleja en su unión con el muro.
- La 'Scaena', es la parte con restos de menor monumentalidad. En la línea inmediatamente posterior a la orchestra, resultan visibles algunas hiladas de sillares que nos permiten asimilar la forma del 'proscaenium'. Puede observarse la alternancia de tramos rectos, una exedra semicircular y restos de una escalinata. Desde el exterior del túnel abierto bajo los cimientos de la Casa de la Cultura, pueden verse otra exedra mayor y lo que parece ser otra idéntica a la anterior.
De la 'frons sacena' propiamente dicha no se conserva más que sillares sueltos, algunas bases de columnas y capiteles jónicos.
La 'poscaena' ha sido puesta al descubierto mediante la excavación del patio de la Casa de la Cultura. Son robustos muros de una potencia superior a los 4 metros y cuya función sería la de contrarrestar el empuje de la gran maquinaria escenográfica que compondría la 'scaena'.
Se construyó aprovechando la ladera de un monte como era norma acostumbrada en Grecia. Es de época de Augusto, pero reconstruido después por dos personajes, tal como se cita en una inscripción del proscaenium.
El teatro fue abandonado en su uso a fines del siglo III d. J.C., quizás provocado por el paso de bandas germánicas.
Varias tumbas encontradas encima indican su caída en desuso. Asimismo, numerosos restos de cerámica de tierra sigilatta y tardo-romana con motivos cristianos, pueden indicar un uso diferente al de edificio de espectáculo, unido a la influencia del cristianismo en la zona, que contribuía a desterrar estas manifestaciones públicas.
El capítulo LXII de la Lex Flavia Malacitana prohibía derribar edificios sin permiso, gracias a lo cual posiblemente, se conservara aunque en desuso.
Más tarde fue parcialmente expoliado por los musulmanes, que utilizaron sus sillares y columnas en varias zonas de la Alcazaba.
Permaneció en olvido hasta 1951 cuando con motivo de unas obras en los jardines del Palacio de los archivos, Bibliotecas y Museos, aparecieron los primeros restos: el arranque del graderío de la cávea, y la parodos meridional, pasadizos que desembocan en uno de los lados de la orchestra.
El nuevo edificio conocido como la Casa de la Cultura, se había levantado sobre una parte del teatro romano, lo cual generó una activa polémica, a tenor de los posibles daños que éste pudiera sufrir por dichas obras. Emitido informe por parte de la Delegación Provincial de Bellas Artes se determinó la excavación del teatro, invirtiéndose en él el presupuesto de los jardines. En 1960 el arquitecto Pons Sorolla actuaría en esta zona en fase de ordenación y reposición de elementos del teatro romano, que se ha utilizado para representaciones clásicas.
El plan de actuación de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía para 1992 en Málaga capital, efectuó la consolidación y remodelación del conjunto monumental de Gibralfaro, Alcazaba y el teatro Romano, suponiendo el derribo de la Casa de la Cultura. A partir de este momento se realizaron una serie de trabajos de excavación restauración y consolidación de todo el teatro para su puesta en valor (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El teatro romano se construye a principios del s. I d.C., coincidiendo con el proceso de municipalización de las ciudades por el que se construyen grandes edificios, que en el caso de Malaca rompen con la antigua planta de tradición fenicio-púnica de la ciudad.
El teatro romano se encuentra ubicado al pie de la Alcazaba. Fue descubierto en 1951 cuando estaba llevando a cabo la realización de un jardín que se iba a encontrar en la entrada de la Casa de la Cultura.
El teatro se construyó en la época de Augusto y fue utilizado hasta el S. III; después fue utilizado como cantera de materiales por los árabes para la restructuración de la Alcazaba, pudiéndose encontrar dentro de ésta capiteles y fustes de columnas romanas.
En la actualidad queda al descubierto la galería de entrada al proscenium (escenario) que estaba cubierto por una bóveda de cañón, parte de la orchesta de unos 15 m, la cávea con 3 gradas y de 31 m de radio por 16 m de alto y el vomitorium o puertas de acceso a las gradas (Diputación Provincial de Málaga).
Museo Carmen Thyssen Málaga (Palacio de los Villalón) Este palacio de los Villalón, hoy propiedad municipal que se rehabilita para instalar el Museo de Historia de la Ciudad, ha estado anulado durante el último siglo convertido en establecimiento comercial, con una horrenda fachada de gresite. Es obra del XVI y se han mantenido en su interior los patios, así como la estructura de la escalera y diversos salones; afortunadamente se ha conservado un conjunto espléndido de armaduras con decoración mudéjar de lazo y adornos de yeserías, descubiertas en gran parte por el arquitecto César Olano, destacando el que cubre la escalera (Rosario Camacho Martínez, Isidoro Coloma. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo I. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El Museo Carmen Thyssen Málaga está situado en el Palacio de Villalón, un edificio palaciego ejemplo de la arquitectura renacentista malagueña del siglo XVI y ubicado a escasos metros de la plaza de la Constitución. La portada renacentista recuperada, el patio principal de galerías arconadas, los artesonados de gran riqueza y las armaduras de lacería de sus salones son elementos de interés. Anexos al palacio se desarrollan, con lenguaje contemporáneo, los edificios expositivos que albergan tanto las exposiciones temporales como la colección permanente. Esta se caracteriza por una sólida historia de los géneros que protagonizaron la pintura española del siglo XIX, con especial atención a la pintura andaluza.
La sala dedicada a los maestros antiguos alberga una talla italiana del siglo XIII que representa a Cristo muerto, así como esculturas de ángeles custodios de 1525 y 1550, la obra ‘Santa Marina’ de Zurbarán y los pequeños lienzos de Jerónimo Ezquerra de finales del s. XVII. Las obras de la sección de paisaje romántico y costumbrismo tienen como gran protagonista a Andalucía, su pasado morisco, su flamenco, sus gitanas, toros, bandoleros y procesiones. La colección presenta una nutrida selección de la mejor pintura costumbrista andaluza, a través de artistas como Manuel Cabral Aguado Bejarano, Rafael Benjumea, José y Joaquín Domínguez Bécquer, José García Ramos o Guillermo Gómez Gil.
Preciosismo y pintura naturalista. En este apartado queda reflejada la profunda transformación del gusto artístico en España durante la segunda mitad del siglo XIX de la mano de Mariano Fortuny. Junto a su obra, se muestran piezas de José Benlliure, Raimundo de Madrazo, José Moreno Carbonero o Emilio Sala. De forma paralela, se asiste a la evolución del género del paisaje, marcada por la figura de Carlos de Haes y del paisajista sevillano Emilio Sánchez-Perrier.
El recorrido termina con la pintura de finales del siglo XIX y su renovación de la mano de Aureliano de Beruete, Joaquín Sorolla, Darío de Regoyos, Ramon Casas, Ricard Canals o Francisco Iturrino, que elaboran un lenguaje claramente moderno. También se puede apreciar el debate entre las señas de identidad y la construcción de la imagen de España presente en obras de Zuloaga y Julio Romero de Torres.
Horario de apertura: de martes a domingo de 10:00 a 20:00. Lunes cerrado (excepto lunes festivos). 24 y 31 de diciembre: de 10:00 a 15:00. 25 de diciembre, 1 y 6 de enero cerrado. Horario especial Feria de Málaga: de 10:00 a 15:00 (Diputación Provincial de Málaga).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Ayuntamiento, Alcazaba, Palacio de la Aduana, Teatro Romano, y Museo Carmen Thyssen) de la localidad de Málaga (III), en la provincia de Málaga. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia malagueña.
Más sobre la provincia de Málaga, en ExplicArte Sevilla.
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