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martes, 19 de noviembre de 2024

Un paseo por la calle Levíes

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Levíes, de Sevilla, dando un paseo por ella.
     La calle Levíes es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo; y va de la calle San José, a la calle San Bartolomé.
   La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Al menos desde 1410 es conocida como calle de los Levíes, por tener en ella su pala­cio esta familia judía de noble linaje, de cuyos miembros el más famoso fue Samuel Leví, tesorero de Pedro I. A finales del s. XVI es también nombrada como calle del Correo Mayor, por residir allí Rodrigo de Xerez, que ostentaba tal cargo. El ultimo tramo, desde la confluencia de la plaza de las Mercedarias, se llamó hasta principios del s. XIX plazuela de San Bartolomé, y todavía se conserva un azulejo de la época de Olavide con esta antigua denominación en la fachada del palacio de Mañara, más tarde (plano de Sartorius, 1848) pasa a denominarse calle de San Bartolomé, hasta que en 1880, al prolongarse Céspedes, San Bartolomé queda reducida a sus actuales límites y se am­plía la numeración de Levíes a este tramo.
     La calle presenta un trazado irregular y describe varios ángulos, siendo precisamen­te en el más cerrado donde alcanza su mayor angostura. A pesar de ello está abierta al tráfico rodado. Antaño poseía algunos callejones, que se han perdido por su incorporación a las casas adyacentes; así consta una petición reiterada entre 1764 y 1774 de in­corporar una calleja sin salida a espaldas de Toqueros (hoy Conde de Ibarra), otra de 1771, y una tercera entre 1814 y 1819; todavía en el plano de Olavide (1771) puede apreciarse la existencia de una barreduela en el mismo recodo. La calle alcanza mayor amplitud en el último tramo, que fue remodelado con la prolongación de Céspedes. Está adoquinada y su estado de conservación es muy desigual, en algunas secciones deficientes, con añadidos de capa asfáltica; sólo posee aceras a partir de la confluencia con la plaza de las Mercedarias. Se Ilumina con farolas con brazos de fundición adosados a las fachadas
     En la edificación predominaban las viviendas unifamiliares de dos plantas, y algunas casas de escaleras de tres alturas en la parte final. De las primeras, algunas de su mejores casas-palacio se han perdido, o se encuentran abandonadas y en ruinas; tal es el caso del palacio de los Levíes, sobre el que se construyó uno nuevo en el s. XVI, que es el que se conservó hasta la década de 1960, convertido al final en corral de vecinos, el corral de Cabañas. La casa núm. 3, con dos plantas y torreón, en la que vivió Luis Mon­toto y nació en 1890 Santiago Montoto, se encuentra abandonada. Finalmente, por no citar todos los casos pero si los de mayor valor, en el núm. 27 la casa-palacio de Mañara, que fue levantada en el s. XVII; consta de dos plantas y sobria fachada, y es de destacar su portada de mármol con columnas toscanas acanaladas; convertida en colegio de enseñanza en el s. XIX, actualmente, después de un largo período de abandono con la puerta tapiada para protegerla quizás de posibles hurtos y depredaciones, está siendo restaurada. En algunos casos se ha procedido, o se está procediendo, a la rehabilitación de casas de patio y de escalera.
     En la Edad Media la calle formaba parte de la Judería. En el XVII hubo allí dos imprentas: la de Juan Serrano de Vargas (1617-1623) y la de Juan de Cabrera (1624-1631). En el XVIII estuvo situada en Levíes la Real Sociedad de Medicina, donde, según cuenta A. Hermosilla Medina (Cien años de medicina sevillana), en 1764 estuvieron en observación y se trataron los perros afectados de una epidemia; en 1771 la Sociedad de Medicina se trasladó a la actual Alfonso XII y el edificio fue demolido. Actualmente Levíes cumple básicamente una función residencial, pero es de destacar la presencia en el núm. 18 de la Carbonería, local polifacético, en parte bar, en parte lugar de acogida de las más diversas actividades culturales, desde conferencias a conciertos de rock [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Levíes, 2 y 4. CASA-PALACIO  DE  LOS  LEVÍES
. Una de las más interesantes y antiguas de la ciudad. Se ingresa a través de un apeadero con doble arcada inscrita en alfiz, en el que merece destacarse un capitel de avispero y una reja de ventana. Luego se pasa a un patio trapezoidal con galería en ambas plantas; las del inferior con arcos peraltados inscritos en alfices, y los de la superior rebajados. En un ángulo del patio se sitúa la escalera de dos tramos, con pasamanos de hierro forjado y decorada con un friso de yesería. Rematando el edificio un mirador con arquerías sobre columnas. Varias salas están cubiertas con artesonados de distintos estilos; en la fig. 454 se observa un interesante friso mudéjar con inscripción árabe. También hay que destacar algunos restos de la solería primitiva, de ladrillo recortado. En el jardín existente al fondo de la casa se construyó una fuente monumental de ladrillo, compuesta de una gran hornacina central y dos más pequeñas a los lados, sepa­radas por medias columnas; en el segundo cuerpo, otra hornacina, adin­telada, rematada por media cúpula, que en la actualidad se ha trasladado a la Casa de los Pinelo. Frontera a esta fuente una logia de columnas con arcos de medio punto, de gran valor, que se ha instalado en uno de los patios del Alcázar en el sector de la Casa del Asistente.
Levíes 3, 5, 7. Conjunto de fachadas, de tipo popular.
Levíes, 9. Casa de dos plantas, con fachada avitolada y rematada por una buhardilla con pilastras y frontón triangular. El patio posee galerías de colum­nas en tres de sus frentes. \
Levíes, 11. Casa del siglo XVIII, de dos plantas en la crujía de fachada, la superior avitolada y rematada por buhardilla.
Levíes, 14. Casa de dos plantas, con patio de columnas en ambas; los arcos de la inferior de medio punto, y rebajados los de la superior. En uno de los ángulos del patio una escalera de dos tramos con pasamanos de hierro forjado.
Levíes, 19. Fachada, de dos plantas, del convento de las Mercedarias.
Levíes, 27. Casa-palacio donde nació don Miguel de Mañara Vicentelo de Leca. Fue comprada por su padre a Diego de Almansa en 1623. Es una de las mo­radas próceres de esta ciudad, por la armonía y proporción de sus partes, por la riqueza de los materiales em­pleados y por la pericia de los maes­tros que la trabajaron, entre ellos artistas italianos, que, por entonces, de­jaron en Sevilla abundante constancia de su arte.
     Consta de dos plantas, con fachada dividida en calles por pilastras. Portada de mármol con co­lumnas toscanas, de fuste acanalado sobre pedestales con atributos militares en relieve y entablamento con ménsulas, entre las que alternan bucráneos y cabezas humanas. En esta fachada destaca además la magnífica colección de rejas de ventanas. Un amplio apeadero, con doble arcada, da paso al patio, de columnas renacentistas con altos cimacios y  pilastras acanaladas, que sostienen arcos de medio punto. La galería superior, de arcos rebajados, posee una rica balaustrada de mármol. En el centro de dicho patio, una hermosa fuente de mármol blanco con mar octogonal, decorado con mascarones y tazón central sostenido por angelotes de­ factura italiana. En un ángulo del patio se encuentra la escalera de mármol con balaustrada de piedra con león y cubierta por un artesonado de par y nudillos. Varias salas, además de la antigua capilla y de la "cuadra", se cubren, tam­bién, con artesonados [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Biografía de Samuel Ha-Leví, uno de los personajes más destacados de la dinastía Leví, a quien está dedicada esta vía
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     Samuel Ha-Leví, (Toledo, 1320 – Sevilla, 1361). Financiero, político, tesorero mayor de Castilla.
     Destacado hombre de negocios judío, perteneciente al linaje aristocrático de los Abulafia de Toledo, Samuel ha-Leví ocupó importantes cargos en la Corte del rey de Castilla Pedro I. Samuel ha-Leví era hijo de Meir ha-Leví, el cual había fallecido en Toledo a consecuencia de la difusión por tierras hispánicas de la terrorífica peste negra. Apenas subido al trono el mencionado Monarca, Samuel ha-Leví, apoyado por el hombre de confianza de Pedro I, que en aquellas fechas era Juan Alfonso de Alburquerque, fue su camarero mayor, dedicándose ante todo a los problemas financieros y económicos de la hacienda regia.
     De ahí que se convirtiera, poco tiempo después, en el tesorero mayor del reino. Según el cronista Pedro López de Ayala, “puso Don Juan Alfonso por Tesorero del Rey a Don Samuel el Leví, que fuera primero Almoxarife del dicho Don Juan Alfonso”. Más tarde, Samuel ha-Leví llegó a ser miembro del Consejo Real.
     Incluso se ha supuesto que llegó a ser oidor de la Audiencia regia.
     Pedro López de Ayala hablaba de Samuel ha-Leví como “su privado e del su consejo”, en referencia, obviamente, al monarca Pedro I. Durante diez años el papel de Samuel ha-Leví en la Corte castellana fue impresionante. Su nombre aparece en todas las instrucciones regias a propósito de las rentas públicas, pero al mismo tiempo él es el que dirigía la confiscación de los dominios de los nobles rebeldes y el que recordaba a los prelados sus obligaciones fiscales. En definitiva, Samuel ha-Leví, como ha dicho el historiador israelí Benzion Netanyahu, “fue uno de los más egregios cortesanos que los judíos de la España cristiana tuvieron jamás”. Luis Vicente Díaz Martín, estudioso del reinado de Pedro I, ha escrito que el mencionado Monarca “distinguió con una gran confianza y gran libertad de actuación” a Samuel ha-Leví. No es posible olvidar, por otra parte, el importante papel que desempeñó Samuel ha-Leví en el año 1358, cuando se desplazó a las tierras lusitanas para lograr un acuerdo entre los reinos de Castilla y Portugal, plasmado en el tratado de Évora. Las relaciones que mantuvo Samuel ha-Leví con Pedro I fueron excelentes, gozando plenamente de su confianza. Eso explica que Enrique de Trastámara, hermanastro y rival de Pedro I, presentara a éste nada menos que como “rey de los judíos”, ya que entendía que Samuel ha-Leví era, en cierto modo, poco menos que el virtual gobernante de aquellos reinos.
     Samuel ha-Leví vivía, al igual que sus antepasados, en la ciudad de Toledo, en una espectacular mansión, o mejor dicho en un palacio, que se conocía precisamente con el nombre de “Palacio del judío”. Por lo demás, Samuel ha-Leví, a tenor de las fuentes conservadas, protegió todo lo que pudo a sus hermanos de religión, es decir, a los miembros integrantes de la comunidad hebraica. A él se debe, por otra parte, gracias a su generosa contribución económica, la construcción en Toledo, durante el reinado de Pedro I, de la conocida sinagoga del Tránsito, que se inauguró en 1357, hoy convertida en una iglesia cristiana. En dicha sinagoga hay alusiones sumamente elogiosas, en lengua hebrea, al rey Pedro I, el cual había autorizado previamente la edificación del citado centro religioso. Asimismo, aparece, junto a los castillos y leones del rey Pedro I, el emblema de las tres torres, propio de la familia de Samuel ha-Leví. Por lo demás, en la mencionada sinagoga puede leerse, por supuesto en hebreo, una significativa expresión que afirma que “desde el día de nuestro destierro ningún hijo de Israel alcanzó tan alto estado” como Samuel ha-Leví. De todos modos, a Samuel ha-Leví se le ha achacado el hecho de que no fundara, a lo largo de su vida, una sola escuela para el estudio del Talmud. La complicada situación por la que atravesó el monarca Pedro I afectó a Samuel ha-Leví, el cual terminó siendo difamado por sus numerosos enemigos, lo que le condujo a su encarcelamiento, acusado de malversación, y a su posterior ejecución, al parecer a manos de los verdugos del rey de Castilla. Samuel ha-Leví fue trasladado de Toledo a Sevilla, ciudad en la que perdió la vida. Todas las informaciones ponen de manifiesto el gran valor y dignidad que mostró durante la tortura de que fue objeto. De todos modos, sigue siendo un misterio conocer los motivos por los cuales Pedro I terminó con Samuel ha-Leví, que había sido, durante bastante tiempo, su hombre de confianza. Es posible que a esa actitud contribuyera la despiadada competencia que Samuel ha-Leví tuvo con algunos cortesanos judíos. También se ha supuesto que el rey Pedro I tomó esa dura medida debido a la crítica situación económica en la que se encontraban sus reinos en los inicios de la década de 1360. ¿Quizá molestó al monarca Pedro I de Castilla la noticia de que Samuel ha-Leví había logrado hacerse con una espectacular fortuna? Según la versión transmitida por el cronista López de Ayala, Samuel ha-Leví había reunido en la ciudad de Toledo nada menos que 160.000 doblas, 40.000 marcos de plata y otros muchos bienes, en forma de joyas, telas preciosas, etc. En cualquier caso, a tenor de algunas significativas fuentes cronísticas, Pedro I sufrió gran pena por la muerte de su antiguo colaborador, “y al rey pesóle mucho dello desque lo supo”, según dicen esos textos (Julio Valdeón Baruque, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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La calle Levíes, en detalle:
Casa Palacio de los Levíes. Edificio c/ Levíes, 2 y 4. 
Edificio c/ Levíes 3, 5, 7. 
        Azulejo conmemorativo del nacimiento de Santiago Montoto de Sedas
Edificio c/ Levíes, 9. 
Edificio c/ Levíes, 11. 
Edificio c/ Levíes, 14. 
        Azulejo conmemorativo concesión Medalla de la Ciudad al colegio de las MM. Mercedarias
        Placa conmemorativa del nacimiento de Miguel Mañara

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