Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Retablo de Santa Bárbara, en la Iglesia de San Nicolás de Bari, de Sevilla.
Hoy, 4 de diciembre, Conmemoración de Santa Bárbara, de la cual se dice que fue virgen y mártir en Nicomedia, en la actual Turquía (s. III / IV) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte el Retablo de Santa Bárbara, en la Iglesia de San Nicolás de Bari, de Sevilla.
La Iglesia de San Nicolás de Bari [nº 21 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 10 en el plano oficial de la Junta de Andalucía] se encuentra en la plaza de Nuestro Padre Jesús de la Salud, 1; en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo.
De gran interés es la Capilla de Santa Bárbara, por su retablo del siglo XVIII, de un barroco más avanzado que el resto, con una rica decoración que oculta la estructura de la obra y con un óculo en la parte superior que convierte el retablo en transparente al jugar con los efectos de la luz. Al centro se sitúa Santa Bárbara con la torre que recuerda el lugar de su martirio, está flanqueada por Santa Lucía y la Magdalena, situándose en el ático San Antonio de Padua. Las pinturas laterales imitando arquitecturas fingidas y la forma cóncava de la obra convierte en uno de los retablos más interesantes de la parroquia (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte el Retablo de Santa Bárbara, en la Iglesia de San Nicolás de Bari, de Sevilla.
La Iglesia de San Nicolás de Bari [nº 21 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 10 en el plano oficial de la Junta de Andalucía] se encuentra en la plaza de Nuestro Padre Jesús de la Salud, 1; en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo.
De gran interés es la Capilla de Santa Bárbara, por su retablo del siglo XVIII, de un barroco más avanzado que el resto, con una rica decoración que oculta la estructura de la obra y con un óculo en la parte superior que convierte el retablo en transparente al jugar con los efectos de la luz. Al centro se sitúa Santa Bárbara con la torre que recuerda el lugar de su martirio, está flanqueada por Santa Lucía y la Magdalena, situándose en el ático San Antonio de Padua. Las pinturas laterales imitando arquitecturas fingidas y la forma cóncava de la obra convierte en uno de los retablos más interesantes de la parroquia (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
La capilla de Santa Bárbara la preside un retablo, realizado entre 1758 y 1760, con unas medidas de 7,20 x 3,38 x 0,76 mts., cuya estructura se articula en banco (Se trata de una mesa de altar situada en la parte inferior del retablo de Santa Bárbara y que se configura como banco del mismo. En su frente se desarrolla una abigarrada decoración, al igual que en el resto del retablo, formada por grandes rocallas, formas vegetales carnosas de perfiles rizados, formas auriculares, flores... de carácter orgánico y maleable y con un nervioso "horror vacui". Es destacable como se entremezclan éstos elementos con una decoración pictórica que imita a mármoles polícromos), un cuerpo con tres calles y ático. El cuerpo está centrado por una gran hornacina flanqueada por estípites y presidida por la imagen de la santa titular, Santa Bárbara (obra escultórica de hacia 1746-1755, que representa a Santa Bárbara convirtiéndose en la imagen titular del retablo de la misma advocación. Se trata de una figura que aparece de pie, de rostro dulce y con una mirada que se dirige hacia el frente. Sus cabellos ondulados se recogen hacia atrás y se ornamentan con una corona circular de plata repujada. Viste túnica de color azul, sujeta a la cintura por un lazo y además se cubre con un manto del mismo color y de color rojo el revés. Ambas vestiduras se encuentran estofadas y decoradas por grandes motivos vegetales dorados de gran riqueza ornamental. Tanto al manto como a la túnica se le imprime cierto movimiento acentuado por el adelantamiento de la pierna izquierda de la figura. Por último hay que destacar como en su mano izquierda sustenta una torre, atributo frecuente de la santa, abierta en tres ventanas que simbolizan la adoración a la Santísima Trinidad. Tal vez en su mano derecha llevaría una palma del martirio, pero actualmente éste objeto se ha perdido. La santa se sitúa sobre una pequeña peana de perfiles mixtilíneos decorada por volutas y hojas vegetales, siguiendo la rica decoración existente en todo el conjunto retablístico). A los lados aparecen las figuras de Santa Lucía (se trata de una obra escultórica en la que se representa a Santa Lucía. La santa aparece de pie, vestida con una larga túnica y manto en el que se imprime cierto movimiento realzado en uno de sus extremos el cual coge la figura con su mano derecha. Por otro lado, también destaca de éstos ropajes la riqueza decorativa basada en grandes hojas doradas sobre fondo azul. En su mano izquierda Santa Lucía sustenta un plato en el que presenta dos ojos, convirtiéndose éstos en su atributo habitual. En cuanto a su rostro, la figura refleja una expresión seria dirigiendo su mirada hacia el cielo), a la izquierda, y otra santa (obra escultórica que representa a una santa. La figura, de rostro dulce, dirige su mirada hacia el frente, con ojos muy expresivos. Se cubre su cabeza con una toca que oculta su cabello, y se encuentra vestida con una larga túnica de color azul en la que hay que destacar las amplias mangas en las que se imprime un gran movimiento y una gran naturalidad en la talla de los pliegues. Además la túnica se encuentra ricamente decorada con grandes motivos vegetales polícromos. La figura abre sus brazos, imprimiendo una gran expresividad en sus manos, aunque ha perdido los posibles atributos que portaría la santa, de ahí la imposibilidad de su identificación) a la derecha.
Sobre la hornacina principal y sobre un conjunto de cabezas de querubes (se trata de un altorrelieve compuesto por tres pequeñas cabezas de querubes aladas, de gran expresividad, dispuestos de forma irregular y rodeados por una serie de nubes y ráfagas doradas. Se trata de un conjunto escultórico que sirve para unir el cuerpo principal con la parte superior del retablo, convirtiéndose además en un elemento decorativo destacable dentro del programa ornamental de la obra), se abre otra menor que alberga una pequeña figura de un santo con libro (se trata de una obra escultórica que representa a la figura de un santo. La figura se encuentra situada en el interior de una pequeña hornacina de perfil mixtilíneo. Se encuentra de pie, de rostro un tanto hierático e inexpresivo, dirige su mirada hacia el frente. Aparece vestido con hábito franciscano, de color negro ajustado en la cintura por un cíngulo de tres nudos. Se imprime cierto movimiento a los ropajes debido a la posición de los brazos de las figuras. En su mano izquierda sustenta un libro abierto y su brazo derecho lo eleva aunque parece que ha perdido el objeto que portara).
El conjunto se remata por un gran penacho decorativo centrado por un óculo abierto que permite la entrada de luz natural a través de la vidriera, ofreciendo unos contrastes de luces y de sombras de carácter barroco.
La ornamentación del retablo de Santa Bárbara se basa en un elemento principal: la rocalla. Este elemento decorativo inunda todo el conjunto retablístico y se encuentra acompañado de otros motivos ornamentales como elementos vegetales carnosos, placas recortadas de perfiles sinuosos, pequeñas veneras, cabezas de serafines y niños e incluso las denominadas "orejas de cerdo" que no son más que pares de frontoncillos rotos, acodados e invertidos.
En torno a ésta profusa decoración se desarrolla un retablo que ya va perdiendo sus líneas y soportes arquitectónicos, para convertirse en un aparato meramente decorativo. Con cierta tendencia vertical, va a destacar la calle central, que abarca el doble del espacio de las entrecalles, y que se encuentra flanqueada por dos magníficos estípites que actúan de soportes: estípites formados por varios estrangulamientos, coronados por capiteles clásicos e inundados por esa profusa decoración descrita anteriormente.
Las calles laterales pierden protagonismo y tienen un mayor realce vertical. En ellas, y sobre una peana de base prismática, se sitúan las esculturas de dos santas.
En cuanto a la parte superior del retablo, destaca la elevación de la cornisa con numerosos quiebros, avances, retrocesos y perfiles mixtilíneos.
Por último el aparato decorativo llega a su máxima plenitud en el remate del conjunto, un gran óculo central de perfil mixtilíneo aparece flanqueado por aletones contracurvos decorados por volutas, sartas, frutas y rocalla. La combinación de formas geométricas, escultóricas y talla vegetal produce en la obra un acentuado efecto de claroscuro. A ello hay que unir toda una gran decoración pictórica realizada en los muros de la capilla configurando una unidad con el retablo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Leyenda, Historia, Culto e Iconografía de Santa Bárbara, virgen y mártir:
LEYENDA
Compilada tardíamente por Simeón Metafrasto en el siglo X, la Pasión de esta santa oriental se popularizó en Occidente en el siglo XIII, gracias al arzobispo de Génova, Santiago de Vorágine, y a su Leyenda Dorada.
Hija del sátrapa Dióscuro, habría nacido en Nicomedia, a orillas del mar de Mármara. Para sustraerla al proselitismo cristiano, su padre la encerró en una torre iluminada sólo por dos ventanas.
No obstante, gracias a un subterfugio, ella encontró el medio de recibir las enseñanzas de un sacerdote enviado por Orígenes, que se hacía pasar por médico, y quien, después de haberla instruido en la religión cristiana le administró el bautismo. Para expresar su fe en la Santísima Trinidad, ella perforó en el muro de la torre una «tercera ventana».
Al saber que a pesar de todas sus precauciones su hija se había convertido, el feroz Dióscoro la amenazó con la espada. Ella consiguió huir y se refugió en un peñón que se abrió milagrosamente para darle asilo. Pero fue denunciada por un pastor chivato que fue castigado por su traición con la metamorfosis de sus corderos en langostas.
Presa, santa Bárbara se negó a abjurar del cristianismo y a casarse con un pagano. Por ello la entregaron al juez Marciano que le hizo padecer los peores tormentos. Estirada en un potro fue azotada con vergajos, desgarrada con peines de hierro, rodada sobre fragmentos de cerámica, quemada con hierros candentes; y al fin los verdugos le arrancaron los pechos con tenazas.
Cuando la paseaban desnuda por la ciudad, un ángel le cubrió el cuerpo martirizado con un velo.
Para terminar, su padre, desnaturalizado, la llevó hasta la cima de una montaña y le cortó la cabeza con sus propias manos. El castigo del cielo no se hizo esperar: el monstruo fue fulminado por un rayo. «Fue asaeteado y consumido de tal manera que de su cuerpo no quedaron polvo ni cenizas.»
CULTO
El culto de la "partenomártir" de Bitinia nació en Oriente.
Fue la patrona del monasterio de Edesa a partir del siglo IV, y en el VII se convirtió en titular de una basílica construida por los coptos en El Cairo. León el Filósofo puso bajo su advocación una iglesia de Constantinopla.
En Occidente, su popularidad se remonta al siglo XV. No obstante, en Roma se la representó a partir del siglo VIII, tal como se ve en un pilar de Santa María la Antigua, acompañada por un pavo real, símbolo de inmortalidad. Se ha imaginado que en ciertos casos su culto sustituyó al de una divinidad celta: Borbo o Borvo (Borbón), dios de las fuentes. Por otra parte, corno protegía contra el rayo, se le edificaron santuarios en las cumbres golpeadas por el fuego del cielo.
Se la veneraba sobre todo en Francia, en las provincias de Normandía y Bretaña, como lo prueban la fundación de un priorato de Sainte Barbe en Auge, a orillas del Dive y la advocación de la capilla de Sainte Barbe en Faouet .
En Italia, es la patrona de las ciudades de Ferrara, Guastalla y Mantua.
En España se la invoca contra los truenos, rayos e incendios (abogada contra los truenos e incendios).
La extensión de su culto en Alemania, a finales de la Edad Media, se debía sobre todo al hecho de que figurase en la cohorte de los Catorce Intercesores (vierzehn Nothelfer), en compañía de santa Catalina y santa Margarita. Las tres santas gozaban de envidiables privilegios en la devoción popular, ilustrada por este refrán:
Barbara mit dem Thurm,
Margarethe mit dem Wurm,
Katharina mit dem Räddel
Sind die drei heiligen Mädel.
La liturgia les sumó a santa Dorotea, para formar el grupo del Cuarteto de vírgenes capitales que se invocaba en estos términos en la colecta de la Missa de Sanctis quattuor capitalibu s virginibus:
«Deus qui sanctissimas virgines tuas Catharinam, Barbaram, Margaretham et Dotoheam per martyrii palmam ad coelos pervenire fecisti, praesta, quaesumus, ut earum intervenientibus meritis a peccatorum nostrum maculis mereamus absolvi.»
A Santa Bárbara suele asociársela sobre todo con santa Catalina. Protectora de los militares, simboliza la vida activa, mientras que santa Catalina, patrona de los clérigos, es la imagen de la vida contemplativa.
Si el culto de santa Bárbara suele adquirir en Alemania una forma colectiva, sus patronazgos tienen un carácter muy individual. Y son tan numerosos que para esclarecerlos, deben clasificarse en dos series: l. La protección contra el rayo y la muerte súbita; 2. Los patronazgos de corporaciones y oficios.
1. Protección contra el rayo y la muerte súbita
Uno de los privilegios más apreciados de santa Bárbara era el de proteger contra el rayo porque su verdugo, que fue su propio padre, fue fulminado por el fuego del cielo. Se la llamaba la «conjuradora del rayo».
Los viejos refranes populares prueban que hasta la invención del pararrayos por Franklin, ella tenía la tarea a su cargo:
Quand le tonnerre grondera,
Sainte Barbe nous gardera.
Quand le tonnerre tambera,
Sainte Barbe le retiendra.
Partout où Barbe passera,
Le tonnerre ne tambera.
(Cuando el trueno rugirá,/ Santa Bárbara nos guardará./ Cuando el rayo caerá, / Santa Bárbara lo retendrá./ Por donde Bárbara pasará, /El rayo no caerá.)
Las iglesias cuyos campanarios y techos protegía de los incendios, invocaban su protección. Por ello el nombre de la santa suele estar inscrito en las campanas, que durante las tormentas solían echarse a vuelo.
La capilla de Sainte Barbe au Faouet fue edificada en 1489 a causa de una promesa formulada por un noble, quien sorprendido durante una cacería por una violenta borrasca, se salvó gracias a la santa que alejó de su cuerpo una gran roca desprendida que rodara hacia él.
Como protege del rayo, se considera que santa Bárbara también preserva de la muerte fulminante, y del deceso sin confesión ni comunión, particularmente temido por los creyentes. Así, pertenece a la categoría de los santos eucarísticos.
Esos dos patronazgos estaban estrechamente ligados en el espíritu de los cristianos de finales de la Edad Media. En un Libro de Horas de 1490, un devoto ruega a santa Bárbara «guardarle del rayo y de la tormenta / como de la muerte súbita, vil y deshonesta / puesto que Dios le ha dado poder».
Sin duda es esa una de las fuente principales de la popularidad de santa Bárbara, versión femenina de san Cristóbal a quien también se invocaba contra «la muerte súbita». Los agonizantes recurrían a su intercesión para no expirar antes de haberse confesado. Por ese motivo se la llamaba Mater confessionis. Las cofradías de la Buena Muerte se ponían bajo su advocación.
2. Patronazgos de corporaciones y oficios
Por el hecho de proteger contra el rayo y la mala muerte, santa Bárbara se convirtió en el siglo XV en la patrona de los artilleros, cuyos cañones tonantes lanzan el rayo, y que están expuestos a explosiones accidentales en tiempos de paz, y a la muerte súbita en tiempos de guerra. Los artificieros también la adoptaron como patrona.
Los arcabuceros, bombarderos, cañoneros y culebrineros nunca olvidaban situar su imagen protectora en los escudos de armas o piezas. La cofradía de santa Bárbara en París agrupaba a los salitreros, fabricantes de pólvora y oficiales de artillería. Se da el nombre de santa Bárbara a los polvorines, arsenales y fuertes; en los barcos de guerra, el habitáculo del maestro artillero se denomina cámara de santa Bárbara.
Por la misma razón, o tal vez a causa de la montaña que se abrió ante ella, santa Bárbara se convirtió en patrona de los mineros y canteros particularmente expuestos a los peligros del grisú y a los derrumbes. Muchos pozos de minas se bautizaron con el nombre de la santa. Su fiesta, el 4 de diciembre, era feriado para los mineros, y quienes trabajaban ese día se arriesgaban a sufrir accidentes mortales. Por extensión, también la adoptaron como patrona los obreros que perforan pozos petrolíferos, sobre todo en Pechelbronn, Alsacia.
En el siglo XV, los mineros de Kutna Hora, Kuttenberg, (Bohemia) pusieron bajo su advocación una magnífica iglesia.
Como en las tormentas se echaban a vuelo las campanas para prevenir los rayos, santa Bárbara también es patrona de los campaneros y carrilloneros. Otros patronazgos se explican por diferentes circunstancias de su leyenda. Puesto que era una virgen estudiosa que se inició en las verdades de la fe cristiana siendo muy joven, junto a santa Catalina comparte el patronazgo de los escolares y estudiantes. De ahí, el nombre del Colegio de Sainte Barbe sobre la colina de Sainte Genevieve, en París.
La torre donde fue encerrada la santa y en la que ella perforó «una tercera ventana» en honor de la Santísima Trinidad, le valió convertirse en la patrona no sólo de los presos sino también de los arquitectos y albañiles.
En conmemoración de la metamorfosis de los ovinos del pastor que la denunciara, era invocada por los agricultores contra las plagas de langosta. Quizá el patronazgo de los canteros o pedreros se explique por la milagrosa apertura de la peña, que le sirviera de refugio. En cualquier caso, es por esa razón que ella curaba la enfermedad de la piedra (cálculos).
La etimología popular le consiguió aún más clientes. A causa de un mal juego de palabras con su nombre, que evoca la idea de pelos, santa Bárbara era invocada por los tapiceros, fabricantes de brochas, sombrereros, fabricantes de verguetas y de raquetas. En Saone et Loire las mujeres visitan la capilla de Santa Bárbara en peregrinación, para tener hijos con pelo rizado.
Puede apreciarse la extraordinaria diversidad de la clientela de santa Bárbara, a quien se recurría no sólo a la hora de la muerte sino también en la vida diaria, para infinidad de oficios. Era la protectora y abogada celestial de los artilleros, mineros, campaneros, arquitectos, fabricantes de brochas y sombrereros.
Ello explica la riqueza de su iconografía.
Atributos
Además de la palma del martirio y la corona, santa Bárbara se caracteriza por numerosos atributos que le pertenecen en propiedad exclusiva y permiten reconocerla fácilmente.
Algunos se han tomado de su leyenda, otros de sus patronazgos.
1. La torre con tres ventanas
Es el atributo más constante, y por decirlo así, obligatorio. En un auto sacramental del siglo XV puede leerse:
Aussi faut qu 'elle ait une tour
En une main et puis en l 'autre
Une palme; puis sans nulle faute
Ait sur la tête une couronne.
(También es necesario que tenga una torre/ En una mano y luego en la otra/ Una palma; y luego sin falta alguna / Que tenga una corona en la cabeza.)
En vez de la pequeña torre simbólica en la mano, puede estar sentada al pie de una gran torre en construcción: así la representa Jan van Eyck en su célebre grisalla del Museo de Amberes (1437).
Lo que caracteriza a la torre de santa Bárbara es que está abierta en tres Ventanas que simbolizan su adoración a la Santísima Trinidad.
A veces la torre, reducida a una pequeña escala, es sólo un simple ornamento aplicado como una insignia a su diadema o su tocado.
En un cuadro del Museo de Bruselas, se ve a santa Bárbara cubierta con un vestido lleno de torres bordadas, formando pareja con santa Catalina que lleva el suyo constelado de ruedas.
2. La pluma de pavo real
Las varas con que la azotaba su padre se habrían cambiado en plumas de pavo real.
No obstante, puede que se trate de un símbolo de inmortalidad, como en el fresco de Santa María la Antigua, en Roma. Se trataría de una alusión a su patronazgo contra la muerte súbita.
3. Su padre y perseguidor hollado a sus pies
Así forma pareja con el emperador Majencio a quien se ve a los pies de santa Catalina de Alejandría.
4. Un cáliz rematado con una hostia
Este atributo que la señala como preservativo de la muerte repentina sin comunión, es menos universal que el precedente. Es particular del arte germánico, alemán y flamenco, e infrecuente en el francés.
Al tiempo que la torre alude a su leyenda, el cáliz la señala como patrona de la buena muerte (patronin eines seligen Todes).
Los dos atributos suelen aparecer combinados: el cáliz está apoyado sobre una ménsula en saledizo, encima de las tres ventanas de la torre.
Hasta se ha emitido la hipótesis de que en origen eran uno, es decir, que el cáliz sería una duplicación, una simple variante de la torre que a veces tenía la forma de un pimentero, bastante parecida a las píxides en que se conservaban las hostias consagradas para administrar a los agonizantes, en el siglo XV. De la torrecilla se habría pasado a la píxide, y luego al copón o cáliz sin tapa, encima del cual planea una hostia.
5. Un cañón o una bala de cañón
Este atributo la señala como patrona de los artilleros.
Resulta poco creíble que el cañón derive, como lo pretende Hourticq, de la torre mal interpretada. La semejanza de formas es muy ligera, y además, los tubos de los cañones no se erigen según la vertical.
Palma Vecchio la representa con un cañón a sus pies. Un alabastro inglés del siglo XV (Victoria & Albert Museum, Londres), la muestra con una bala de cañón en la mano.
La semejanza entre una bala de artillería y una pelota de frontón sin duda explica la elección de santa Bárbara como patrona de los fabricantes de pelotas y de raquetas (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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