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jueves, 26 de diciembre de 2024

La escultura "San Esteban", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura "San Esteban", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     Hoy, 26 de diciembre, Fiesta de San Esteban, protomártir, varón lleno de fe y de Espíritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio, y también fue el primero de los discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre, dando testimonio de Cristo Jesús al afirmar que veía al Señor sentado en la gloria a la derecha del Padre, al ser lapidado mientras oraba por los perseguidores [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      Y que mejor día que hoy para Explicarte la escultura "San Esteban", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Puerta de la Asunción [nº 067 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Ha tenido los nombres de puerta del "Perdón", "Perdón Nueva", "Principal" y "Grande", con obras que van desde 1481 hasta 1884 (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
   En la portada de la Asunción de la Catedral de Santa María de la Sede encontramos en su lateral derecho y a modo de continuación de las archivoltas de la zona derecha en su apilastrado derecho, en su cuerpo inferior, a la izquierda un apóstol que sostiene piedras en su manto, tratándose de San Esteban. Éste, como toda la decoración escultórica de dicha portada fue realizado, en este caso en 1890 en cemento por Ricardo Bellver.
     La distribución de todas las esculturas se corresponde con un programa iconográfico preestablecido y que, resumidamente, es el siguiente: en el cuerpo inferior de las archivoltas se sitúan los Apóstoles; en los frontales de los apilastrados, también en su cuerpo inferior, los Evangelistas y a continuación de los mismos cuatro Santos Mártires. En el cuerpo superior de las archivoltas centrales, la Familia de la Virgen, (Madre, Padre, y Esposo) así como a María Magdalena. A continuación, a ambos lados, los Padres de la Iglesia, seguidos de los Doctores de la Misma; y por último, en los frontales y laterales exteriores de los apilastrados, se han representado, a los Santos Fundadores de Órdenes Religiosas.
     Señalar que no cabe duda que la envergadura del encargo de esta decoración escultórica puso en una situación difícil al artista, ya que por una parte se le exigía ajustarse al estilo del resto de la fábrica catedralicia, es decir, desarrollar un programa goticista; o bien, la otra solución que le quedaba era elaborar una obra personal, lo cual desentonaría sensiblemente con el conjunto. Ante tal disyuntiva, Bellver optó por una solución intermedia que le condujo hacia una obra ecléctica y un tanto fría, y a pesar de ser un escultor decididamente naturalista no consigue, en esta obra, reflejar tal característica, inclinándose por un particular neogoticismo en la elaboración del relieve central, y no consiguiendo en el resto de la estatuaria la fuerza realista y dramática propia de otras obras por él ejecutadas. Resultado que no es producto de la estilística del escultor, sino de las exigencias, estéticas y materiales, de unas instituciones y de una época que se ancló en el pasado y que, en lo que se refiere al panorama artístico, no destacó especialmente por su nivel creativo [José Antonio García Hernández, La Decoración Escultórica de la Portada Principal de la Catedral de Sevilla (1882-1899)].
Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Esteban, protomártir:
LEYENDA
   Diácono cuyo nombre griego (Stephanos) significa corona. Lapidado por los judíos, quienes le acusaban de blasfemar contra Moisés, fue el primer mártir (protomartyir) de la fe cristiana. San Agustín lo llama primicerius martyrum. Los griegos lo habían motejado Lithobolite, "el Lapidado".
   Según la vita fabulosa sancti Stephani protomartyris, cuyo texto manuscrito del siglo X se conserva en Montecassino, el día en que nació fue arrebata­do por Satanás, que puso un pequeño demonio en la cuna, para sustituirlo. Luego dejó al niño fajado a la puerta de un obispo llamado Julián. El obispo oyó berridos, salió de su casa y encontró al niño que era amamantado por una cierva blanca que tomando la palabra le aconsejó que adoptase al recién nacido.
   Algún tiempo después Esteban regresó a la casa paterna, y con el signo de la cruz expulsó al demonio que ocupaba su lugar y que entonces apareció en forma de diablo peludo, cornudo, con pezuñas, alas de murciélago y una larga cola.
   Ordenado diácono por los doce apóstoles, discutió con los retóricos judíos que lo hicieron detener y condenar por blasfemia a morir lapidado. Saulo, el futuro San Pablo, habría  ayudado a sus verdugos cuidando sus mantos. Según Gregorio de Nisa (Capadocia), al mártir ese pedrisco le habría hecho efecto que una suave nevada.
   Su cuerpo expuesto a las fieras fue sepultado por Gamaliel, quien, cuatrocientos años después, se apareció al sacerdote Luciano para revelarle el lugar de la sepultura. Gamaliel  informó que san Esteban  había  sido enterrado cerca de él, de su hijo Abibas y de su sobrino Nicodemo, y le indicó la manera de identificar los cuatro cuerpos. Le mostró tres vasos de oro y uno de plata. Uno de los vasos de oro contenía rosas rojas, los otros dos rosas blancas, en cuanto al vaso de plata, estaba lleno de azafrán. Esos vasos, dijo, son nuestros féretros. El de rosas rojas señala el féretro de san Esteban, el único que ha merecido la corona del martirio. Los dos vasos de rosas blancas son los féretros de Gamaliel y Nicodemo, el de plata, lleno de azafrán, es el de Abibas.
   Esta aparición se repitió tres veces. Lucia no fue a Jerusalén y contó la visión a su obispo Juan. Éste, acompañado por toda su clerecía, desenterró los cuatro féretros. El vaso de rosas rojas situado junto a la cabeza de san Esteban permitió identificar el cuerpo del protomártir.
   Estas preciosas reliquias fueron transportadas desde Jerusalén a Constantinopla. Una viuda llamada Juliana, que quería retirar el cuerpo de su marido inhumado junto a san Esteban, por error se llevó consigo a Constantinopla los restos del mártir, aunque los demonios quisieron impedírselo provocando una tempestad. El emperador ordenó que el cuerpo del santo fuese depositado en su palacio. Pero las mulas, que se negaron a avanzar hicieron comprender a todos que el santo quería descansar en una  iglesia. Más tarde, las reliquias de san Esteban emigraron a Roma. A falta de restos corporales del mártir, se disputaban las piedras de su lapidación.
CULTO
Lugares de culto
   Las iglesias dedicadas a san Esteban son excepcionalmente numerosas en todos los países de Europa.
   La difusión del culto del protomártir se vio favorecida por santa Eudocia en el Oriente bizantino y por san Agustín y el papa Sixto en Occidente.
Italia
   Las reliquias de san Esteban se habían juntado con las del diácono San Lorenzo en la basílica romana de San Lorenzo Extramuros. Pero muchas iglesias de Roma se jactaban de poseer fragmentos.
   El papa Pelagio habría donado el brazo derecho del protomártir a la basílica de San Pedro. La iglesia de Santa Práxedes conservaba el otro brazo y una piedra  de su lapidación; la de Santa María la Mayor, un diente; la de San Clemente, una de sus costillas, y las de San Pablo Extramuros y San Silvestre, fragmentos de su calavera.
   Numerosas iglesias de Roma estaban puestas bajo su advocación . El templo de Vesta a orillas del Tíber, se puso bajo la advocación de san Esteban con el nombre de San Stefano delle Carrozze. San Stefano Rotando se eleva sobre la colina del Coelius. Detrás del ábside de la basílica de San Pedro se construyó la iglesia de San Stefano degli Abissini, cerca de un hospicio edificado en 1159 por los abisinios.
   El culto de San Esteban se había difundido en todas las provincias de Italia. En el norte, la catedral de Génova que poseía su mano izquierda y la de Pavía, estaban puestas bajo su advocación; también se lo veneraba en Venecia y en la iglesia de San Stefano in Castello de Verona. En Florencia, Toscana, una iglesia llevaba el nombre de San Stefano della Badia, en Arezzo, Forli y Prato, San Esteban no sólo era el patrón de las catedrales sino también el de las ciudades. En Ancona, a orillas del Adriático, se conservaba  preciosamente una de las piedras de su lapidación, que después de haber golpeado el codo del santo, rebotó sobre uno de los espectadores que la conservó por piedad. Cuando viajó a Ancona, en una visión dicho espectador recibió la orden de dejarla allí, y desde entonces hubo una capilla de San Esteban en la localidad.
Francia
   El culto de San Esteban en Francia era igualmente popular. Hay diez catedrales bajo su advocación. Y antes hubo aún más. En París, san Esteban fue reemplazado por Nuestra Señora (Notre Dame), en Orleans por la Santa Cruz (Sainte Croix), en Lyon por san Juan y en Arles por san Trófimo.
   Una de las principales ciudades de Francia lleva su nombre. En 1040, san Roberto, fundador de la abadía de La Chaise Dieu, agrandó una capilla en Furania en Forez, que puso bajo la advocación de san Esteban. Alrededor de dicha capilla formó  una  ciudad  llamada  en principio Saint Étienne de Furan (S. Stephanus de Furanis), y luego, simplemente Saint Étienne.
   Para dar una idea de la multiplicidad de los santuarios dedicados a san Esteban lo mejor es clasificarlos por orden alfabético.
Agde. Catedral.
Arlés. La catedral de Saint Trophime, originalmente estaba puesta bajo la advocación de San Esteban.
Auxerre. La catedral está dedicada a san Esteban que figura en el sello del capítulo.
Bar sur Seine. Iglesia (de Saint Étienne).
Beauvois. Iglesia abacial.
Besançon. La catedral está dedicada a San Esteban y a san Juan, y poseía la dalmática del santo diácono y un hueso del brazo.
Bourges. La catedral es el más bello monumento que Francia haya levantado a la gloria de san Esteban. La imagen del mártir está grabada sobre las insignias de los canónigos.
Caen. Además de la abadía aux Hommes, que Guillermo el Conquistador puso bajo la advocación de san Esteban, una iglesia parroquial lleva el nombre de Saint Étienne le Vieil.
Cahors. Catedral.
Chálons sur Marne. La catedral era rica en reliquias del protomártir. En  1205 de vuelta de la cuarta cruzada, Nivelon de Chérisy, obispo de Soissons, había traído desde Constantinopla uno de los codos del lapidado. El obispo Pierre de Hans aprovechó el viaje que hizo a Roma en 1253 para solicitar al abad de San Pablo Extramuros la parte superior de la cabeza de san Esteban, que donó a la catedral. Un segundo fragmento de la santa cabeza fue agregado en 1309 por Juan, Señor de Joinville.
Dijon. Antigua catedral. El bajorrelieve del tímpano fue remontado en la de Saint Benigne.
Dreux. La colegiata poseía uno de los huesos de la cabeza del santo, un diente y una piedra de su lapidación.
Estrasburgo. Iglesia abacial cuya nave ha sido destruida por los bombardeos norteamericanos de 1944.
Limoges. Catedral.
Meaux. Catedral.
Metz. El tesoro de la catedral de Metz poseía numerosas reliquias del santo, una parte de las cuales fue cedida en 980 al obispo de Halberstadt. El obispo entregó un frasco de sangre y dos dedos, pero guardó una piedra de la lapidación. Las monedas llevaban la imagen del santo.
Mulhouse. Iglesia parroquial.
Nevers. Magnífica iglesia románica dedicada a san Esteban .
París. La capital poseía al menos tres iglesias puestas bajo su advocación: Saint Étienne le Vieil, que fue demolida para hacer lugar a la catedral de Notre Dame cuya  portada del sur del transepto está consagrada al protomártir; Saint Étienne des Grès (Gradus), cerca de la puerta de Saint Jacques, llamada así a causa de los escalones de la entrada; y por último Saint Étienne du Mont en la cresta de la montaña de Sainte Geneviève, muy cerca de la abadía. Ésta es la única que subsiste.
Périgueux. Antigua catedral.
Ruán. Iglesia de Saint Étienne des Tonneliers (siglo XV), destruida en 1791.
Saint Brieuc. Catedral.
Toul. Catedral.
Toulouse. Catedral. .
Troyes. Colegiata destruida en 1791.
Vignory. Iglesia románica en la diócesis de Langres.
   La dispersión de estos centros de culto, de uno a otro extremo de Francia plantea un problema de hagiotoponimia de difícil resolución. Sería necesario, en principio, situar los emplazamientos de las reliquias del protomártir, huesos, frascos de sangre y piedras de la lapidación.
España
   Treinta y ocho localidades llevan el nombre de San Esteban. Hay iglesias puestas bajo la advocación del santo en Burgos, Segovia y Valencia.
Inglaterra
   Capilla en Westminster, Londres.
   Iglesias en Bristol y Lymne (Kent).
Alemana y Austria
Corvey. La nueva Corbie a orillas del Weser recibió reliquias de san Esteban de su casa matriz.
Halbestadt. En 980 la catedral obtuvo de Metz un frasco de sangre de san Esteban y dos de sus huesos. En el tesoro se muestra una bandeja de plata dorada en cuyo centro hay engastada una piedra de la lapidación; sobre el borde hay cuatro judíos lanzando piedras.
Maguncia. La iglesia de San Esteban posee también una piedra de la lapidación.
Espira. La catedral está bajo su advocación.
Passau. Catedral de San Esteban.
Viena. Catedral de San Esteban.
   Entre los santuarios dedicados a san Esteban aún puede citarse la abadía de Weihenstephan, en Baviera, cerca de Freising.
Patronazgos
   Los patronazgos de san Esteban son menos numerosos que los lugares de culto. No obstante pertenece a la categoría de los santos curadores. Según San Agustín, citado por Santiago de Vorágine en la Leyenda Dorada, se acostumbraba poner flores sobre el altar de san Esteban porque luego éstas servían para aliviar a los enfermos; y la ropa blanca depositada sobre su altar curaba en especial las enfermedades de la médula.
   También se consideraba a San Esteban curador de la tiña, quizá a causa de un juego de palabras con su nombre como ocurrió con san Aniano. En la iglesia de Josselin (Morbihan), los tiñosos depositan como ofrenda pequeños sacos de trigo ante el busto de plata del santo.
   Se lo invocaba a causa de las piedras de su lapidación contra los cálculos y los dolores de cabeza.
   En los países germánicos la leyenda que le atribuye haber sido caballerizo del rey Herodes lo convirtió en patrón de los caballos, y por extensión, de los cocheros y palafreneros. Los caballos se sangraban el día  de su fiesta. También era patrón de los honderos (Schleuderer) a causa de su lapidación.
ICONOGRAFÍA
   San Esteban está representado joven e imberbe, en dalmática de diácono con una estola. A partir del siglo XV tuvo como atributos un libro en la mano, o en un pliego de su dalmática, salvo que lo llevara en equilibrio sobre la cabeza o uno de sus hombros, y las piedras de su lapidación que a veces están rojas de sangre o son doradas.
   Sus demás atributos, menos personales, son el Libro de los Evangelios cuya guarda correspondía a los diáconos, y la palma del martirio.
   El hecho de que la catedral de Limoges, centro de la industria de los esmaltes champlevé, estuviese bajo la advocación de san Esteban, contribyó mucho a la difusión de sus imágenes (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Ricardo Bellver, autor de la obra reseñada;
     Ricardo Bellver y Ramón, (Madrid, 23 de febrero de 1845 – 20 de diciembre de 1924). Escultor.
     Pertenecía a una famosa dinastía de escultores de origen valenciano. Su abuelo Francisco Bellver y Llop, estudió en la Real Academia de San Fernando y, más tarde, estuvo trabajando en la Corte.
     Su padre, Francisco Bellver, ilustre escultor y académico, fue su primer maestro en el arte de la escultura.
     Posteriormente entró como alumno en la Real Academia de San Fernando, y destacó en las asignaturas de Anatomía Pictórica y Dibujo del Antiguo, copia del Natural y Paños.
     A los diecisiete años presentó su primera obra para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1862, el cacique Tucapel. Dos años más tarde, en 1864, para esta misma Exposición expuso dos bajorrelieves: Sátiro tocándose las tibias y Faunos jóvenes jugando con una cabra.
     De 1866 es su magnífica obra La Virgen del Rosario, con destino a la iglesia de San José de Madrid, de soberbia ejecución y factura. Para la Exposición Nacional de 1867, realizó su extraordinario grupo de la Piedad, de gran tradición desde el siglo xv, con la que consiguió una mención honorífica de 1.ª clase. Para la Exposición Nacional de 1871, mostró tres bustos en yeso: Goya, José Bellver y Una señora.
     En el año 1874, para el concurso abierto para las plazas de pensionado de Roma, presentó su obra: David teniendo en la mano la cabeza del gigante Goliat.
     En Roma permaneció pensionado los años 1875, 1876 y 1877. En 1875 realizó el magnífico busto del Gran Capitán, copia en yeso de la estatua que talló en madera, en el siglo XVI, el escultor y arquitecto burgalés Diego de Siloé.
     Al año siguiente, en 1876, presentó su segunda obra de pensionado el bajorrelieve titulado: El Entierro de Santa Inés, para el interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid.
     Finalmente, como trabajo de tercer año de pensionado, en 1877, mostró su obra más famosa y que más gloria le dio: El Ángel Caído, modelada en yeso y más tarde fundida en bronce. Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Madrid, y en la Internacional de París. De 2,65 metros de altura, con notables influencias clásicas, helenísticas y barrocas, representa a Lucifer caído sobre unas rocas, retorciéndose por el dolor que le causa una serpiente enroscada en su cuerpo.
     En el año 1880, ejecuta el boceto para el ilustre marino y navegante del siglo XVI: Juan Sebastián Elcano, encargado por el Ministerio de Ultramar, fue presentado en la Exposición Nacional de 1881, obteniendo primera medalla, siendo esculpida en mármol blanco de Carrara.
     Acabado su plazo de pensión en Roma, permaneció en la ciudad, donde continuó vinculado hasta 1882.
     En este intervalo de tiempo esculpió el imponente monumento al Cardenal de la Lastra y Cuesta, Arzobispo de Sevilla, en un purísimo y finísimo mármol de Carrara, con influencias de estilo plateresco.
     Para la portada principal de la catedral de Sevilla realizó en yeso, en 1883, un bajorrelieve de la Asunción de la Virgen, más tarde pasado a piedra de Mónovar (Alicante), de tamaño colosal. Posteriormente para decorar la mencionada fachada talló cuarenta estatuas de apóstoles y santos, en las que trabajó hasta el año 1899, de tamaño mayor que el natural en piedra cemento Portland.
     Durante los años 1883-1884, esculpió en mármol de Carrara dos colosales estatuas, de 2,65 metros de altura, de los apóstoles San Andrés y San Bartolomé, para la rotonda interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid; la obra le fue encargada por la Obra Pía de Jerusalén; por sendos modelos cobró la cantidad de tres mil pesetas. Esta obra fue ejecutada en claro estilo neobarroco.
     El día 10 de noviembre de 1879 fue designado en Sesión Ordinaria académico correspondiente de la Academia de San Fernando. En atención a esto y al haber sido nombrado profesor ayudante de la Escuela de Artes invocando Oficios, y que los artículos 7.º y 8.º de los Estatutos, y el 77 y el 78 del Reglamento, los académicos Federico de Madrazo, José Barral, Antonio Ruiz de Salces, Francisco Asejo, Barbieri y los escultores Sabino de Medina y Elías Martín, lo proponen el 5 de mayo de 1884 como académico de número.
     El 20 de octubre de 1884, es elegido académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, su discurso de apertura fue: La Escultura en Miguel Ángel.
     Por estas fechas el obispo de Cádiz, Vicente Calvo, le encarga tres imágenes en madera policromada y de tamaño natural: San Pedro, Santo Tomás de Aquino y San Alfonso María de Ligorio.
     Durante esta época llevó a cabo otro excelente sepulcro de estilo neoplateresco, el del Cardenal Martínez Silíceo, para la iglesia-colegio de Doncellas Jóvenes de Toledo, inspirado en los sepulcros renacentistas del cardenal Tavera y el de Cisneros.
     De 1877 son el Monumento Funerario a Goya, el Monumento a Meléndez Valdés y Donoso Cortés, con la famosa estatua de la Fama, en el cementerio monumental de San Isidro de Madrid.
     A comienzos del siglo XX, esculpió en piedra blanca el Escudo colosal de España, para el Ministerio de Fomento, actual de Agricultura en Madrid.
     A partir de 1904, R. Bellver se dedica casi por entero a su labor docente, en las clases de la Academia de San Fernando, también como jurado calificador en exposiciones nacionales e internacionales. También como jurado calificador en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, sustituyendo en 1904 al célebre escultor valenciano Mariano Benlliure, compañero suyo en la Academia.
     Dos días después de su muerte, el 22 de diciembre de 1924, el escultor segoviano Aniceto Marinas se adhiere a las condolencias expresadas por su compañero el también escultor Mariano Benlliure, con motivo de la muerte de nuestro genial artista, ocurrida el 20 de diciembre del citado año.
      Ricardo Bellver ha utilizado a lo largo de su carrera artística todo tipo de materiales para ejecutar su dilatada y extensa labor escultórica: el barro, arcilla, madera de pino, ciprés, policromada, dorada y estofada; el mármol de Carrara, la piedra de Monóvar, Novelda, el cemento Portland, el bronce y otros materiales.
     Sus primeros trabajos de juventud están realizados en barro, arcilla, escayola, yeso y cera. Se trata de estudios preparativos para mostrar a las distintas y variadas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y a los Concursos a Oposiciones de Pensionados a Roma.
     Desde sus primeros comienzos la obra de Ricardo Bellver ha generado grandes elogios por parte de la crítica especializada de la historia del arte. de fuerte personalidad, realismo libre, notable y crítico, es el más personal y original de los escultores.
     Su estilo es ecléctico, academicista y romántico, y en muchas ocasiones se muestra neobarroco y realista.
     Es creativo y original, con una gran fuerza expresiva en sus obras (José Luis Melendreras Gimeno, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura "San Esteban", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

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