Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte el Dolmen de la Pastora, en Valencina de la Concepción (Sevilla).
Hoy, 10 de mayo (sábado anterior al IV Domingo de Pascua), es la Solemnidad Litúrgica de la Madre del Buen Pastor, fiesta instituida por S. S. Pio VI en 1795 gracias al empeño de los padres capuchinos, especialmente el Beato Diego José de Cádiz, que se celebra anualmente el sábado anterior a la dominica del Buen Pastor.
Y qué mejor día que hoy para ExplicArte el Dolmen de la Pastora, en Valencina de la Concepción (Sevilla).
El Tholos de La Pastora se sitúa en el límite oriental del área arqueológica de Valencina de la Concepción tal y como está definido en la actualidad, cerca de los Tholos de PP-4 Montelirio (a unos 500 metros al Sureste) y al Tholos de Montelirio (a unos 600 metros al Sureste). Situándose en el borde del altozano del Aljarafe, sobre el río Guadalquivir, en la prolongación de la avenida de Andalucía.
La longitud total del tholos es: 46,96 metros, medidos desde la línea de fachada al fondo interior de la cámara. Anchura máxima/mínima de corredor: 1,04/0,76 metros. Tanto el valor máximo como el mínimo se han obtenido en la zona del entorno de la puerta que separa el tramo medio y final. El máximo siempre se corresponde con la zona de contacto con la cubierta y el mínimo con el estrechamiento a media altura de los muros. La altura del corredor se mide en la zona de contacto con la cámara, con un valor máximo de 1,81 metros. Y en lo conservado, la mínima altura se constata a la entrada del tramo medio con un valor de 1,38 metros. Las losas de la cubierta se disponen formando un plano continuo que de este a oeste es perfectamente horizontal (nula pendiente). Mientras que en el suelo las losas forman un plano inclinado con una diferencia de cota de 1 metro entre la zona más profunda de la cámara y la de la entrada, marcándose en esta distancia una pendiente del 2%.
La cámara posee un diámetro máximo en planta de 2,60 metros y conserva una altura máxima de techo a suelo de 2,42 metros. Presenta como singularidad la presencia de una hornacina. Hay que resaltar que, frente a las anteriores planimetrías del monumento, la situación de la cámara respecto de la orientación del corredor es aún más girada hacia el sur de lo que se venía representando. De modo que en realidad aparece bastante descentrada respecto de la línea marcada por el corredor, observándose una desviación de 23 grados.(VARGAS JIMENEZ. M. 2019)
La Pastora es un tholos con un pasillo de aproximadamente 42 metros de longitud y sección transversal trapezoidal, que conduce a una pequeña cámara circular, de 2,5 metros de ancho y 3 metros de altura. Las paredes son de mampostería de piedra en seco (piedra arenisca y pizarra) con losas más grandes que forman el techo del corredor, mientras que la cámara está cubierta por un techo en voladizo ('falso domo'). Una característica notable del diseño de La Pastora es su anomalía astronómica orientada a N 243 grados Este, mirando por lo tanto hacia el suroeste, a diferencia de la mayoría de los monumentos megalíticos del sur de la península ibérica, que se orientan al amanecer (Hoskin, 2001). Esto tiene implicaciones interesantes tanto en términos de cronología como de la evolución de la arquitectura megalítica en Valencina.
Poco se sabe sobre los restos humanos o la cultura material que quedó en este monumento mientras estaba en uso.
Francisco María Tubino, la primera persona en estudiarlo, donó una pequeña cantidad de artefactos al Museo Arqueológico Nacional de Madrid, incluyendo tres pequeñas láminas de oro, dos cuentas (una de color ámbar otra de variscita), así como 17 puntas de lanza de cobre que afirmó que fueron encontrados dentro o en los alrededor del monumento. Al Museo Arqueológico de Sevilla donó otras 12 puntas de lanza de cobre. El estudio de estas puntas de lanza excepcionales sugiere que, aunque estaban hechas de mineral de cobre local (Hunt Ortiz et al., 2012), su morfología podría haberse inspirado en prototipos levantinos (Gernez, 2011).
En cuanto a su cronología, tres resultados de radiocarbono en conchas dentro de perforaciones de bío-erosión en dos de las cobijas de arenisca calcárea del corredor han sido previamente obtenidos (Cáceres Puro et al., 2014). Como estos son los restos de organismos que viven en la zona intermareal, deben haber excavado en la roca antes de ser removidos de la orilla y utilizados en la construcción de la tumba. Estos resultados, por lo tanto, proporcionan termini post quos para la construcción del corredor. Se han obtenido tres nuevos resultados de radiocarbono como parte de este estudio. Los dos primeros resultados provienen de un hueso humano (un metatarso adulto) y una cuenta de concha perforada de la excavación de 1991. El tercero pertenece a un cráneo humano de la parte exterior del corredor encontrado en la excavación de 1963. El modelo estima que la actividad fechada dentro de la tumba de La Pastora comenzó en 2755-2465 cal BC (95% de probabilidad; inicio), probablemente en 2615-2480 cal BC (68% probabilidad). La actividad finalizó en 2485-1360 cal BC (95% de probabilidad; final), probablemente en 2435-2035 cal BC (68% de probabilidad). La duración de la actividad fue 1-1245 años (95% de probabilidad, uso), probablemente 90-585 años (68% de probabilidad).
Por otro lado, algunos autores dan a las puntas de jabalina una cronología dentro de la primera parte de la Edad del Bronce (Montero Ruiz Teneishvili 1996: 80), es decir, entre c. 2200 y 1800 cal a.C.
El estado de conservación es bueno, aunque, las excavaciones llevadas a cabo en la década de 1960 con el fin de proteger la parte más exterior del corredor se realizaron a partir de una casamata de hormigón, que da un aspecto artificial en esta parte del monumento. En la década de 1990 se hizo una nueva entrada para visitantes, que igualmente distorsionan el aspecto original del monumento.
La Pastora es descubierta en 1860, siendo el primer monumento megalítico descubierto en la Provincia de Sevilla y uno de los primeros de Andalucía. Sobre él, Francisco María Tubino y Oliva realiza una memoria en 1868:..."una galería estrecha, prolongada, sin más contacto con el exterior que la entrada, con una cámara de reducidas dimensiones en su extremo"... Puesto que era director de un periódico en Sevilla, La Andalucía, ese mismo año, el sábado 6 de junio en el epígrafe "Ciencia, arte y literatura" volvió a publicar la memoria. Aun así y también ese año se publican las conferencias que pronuncia en la Sociedad Económica Matritense que se recogen en un libro titulado Los estudios prehistóricos, publicado por las oficinas de la Revista de Bellas Artes. En sus escritos, Tubino indicaba que la entrada al dolmen se realizaba a través del hueco que se practicó en su descubrimiento, y que hacía falta una escalera para acceder a la cueva, cuyo techo estaba a un metro de profundidad. También señalaba que la galería tenía una longitud en la parte descubierta de 27 metros, que el corredor estaba obstruido por una masa de tierra compacta y que el desarrollo de la cámara hacia la galería tenía una orientación de Oriente a Occidente. En su descripción analizaba someramente la cueva, indicando sus elementos constituyentes y aportando dimensiones, y señalaba que el relieve del terreno se levantaba suavemente, presentando el aspecto de un altozano cuyo vértice coincidía aproximadamente con el eje vertical de la cámara.
E. Cartailhac dibuja en su obra de 1886 por primera vez una punta de lanza que Carlos Cañal y Migolla incluye luego en su libro Sevilla Prehistórica (1894).
En 1889 José Gestoso y Pérez, dice que la fecha del descubrimiento es el 5 de febrero de 1860, las dimensiones aproximadas del monumento y la litología (pizarras). También relata el descubrimiento de las lanzas realizado por Tubino.
Feliciano Candau y Pizarro, en su obra sobre la Prehistoria de Sevilla sitúa ""un monumento de la época del Bronce, tan importante y tan perfecto, que constituye una joya arqueológica de inapreciable valor y única quizás en el mundo,- situado en Castilleja de Guzmán" (Candau y Pizarro, 1894). Propone dos novedosas hipótesis para las puertas que enmarcan el corredor y la cámara, como ampliaciones para enterrar algún jefe poderoso y más tarde a otro, o que los cadáveres de los servidores estarían en el corredor. También apunta: ."la piedra que formaba el techo de la cámara (que mide 50 cm de grueso) hallábase levantada cuando pudimos medir sus dimensiones; hoy ha vuelto a ser colocada en su primitiva posición-". Cuestión que podría no ser exacta.
Carlos Cañal y Migolla también en 1894 habla de visitas de los vecinos y de unos furtivos que rompieron la piedra del suelo de la cámara buscando "tesoros" de los moros. Lo más significativo de la descripción de La Pastora aportada por Cañal es que ya no se entra por el techo, refriéndose a una cancela de hierro - "que libre a tan interesante construcción de los que destruyen por placer o de los que lo hacen pensando encontrar tesoros"-... "Después de explorado un metro más de galería, antes cegada, vióse que ésta terminaba, de un modo imperfecto, pero de tal manera dispuestos que claramente indican que aquel fue el sitio por donde la Cueva tenía comunicación con el exterior",,, . Fue Cañal y Migolla quién poco antes de 1894 realiza la primera operación de carácter constructivo (Cañal, 1994), siendo de orden menor.
Consistió en la extracción de la tierra acumulada en la galería hasta llegar a lo que se supuso entonces como entrada a la cueva; en la colocación de una cancela de hierro en la citada entrada, para la protección del monumento; en el cierre del hueco practicado en el descubrimiento (que fue el acceso hasta ese momento) y en el relleno superior del mismo con tierra (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La zona arqueológica de Valencina se localiza en la parte más alta del Aljarafe sevillano, superando sus límites hasta alcanzar a la vecina localidad de Castilleja de Guzmán. Su extensión superior a las 400 ha lo convierten en uno los más grandes asentamientos del tercer milenio anterior a Cristo. A juzgar por la cantidad y magnitud de las construcciones megalíticas, Valencina debió ser un gran centro económico, social y ritual en su época.
Conocido e investigado desde finales del siglo XIX, ha sido objeto de numerosas excavaciones arqueológicas que han sacado a luz construcciones del primitivo poblado como fondos de cabañas, silos o fosos, pero también monumentales construcciones funerarias que la convierten en uno de los principales focos del megalitismo peninsular y verdadero centro neurálgico durante el tercer milenio antes de nuestra era.
Resalta la singularidad de algunas de las construcciones de la necrópolis como los túmulos que cubren estructuras de varias decenas de metros, como el dolmen de La Pastora y el de Matarrubilla, que a su vez se encuentran rodeados de numerosas y variadas estructuras que dibujan un paisaje funerario único.
Al este de la localidad de se sitúa el dolmen de La Pastora. Se trata de un tholos que muestra el corredor más largo de la península ibérica, siendo además significativa su anómala orientación astronómica al ocaso cuando la norma suele ser al amanecer. Esta caracterización, unida a su diseño constructivo, sus dimensiones o algunos de los objetos recuperados como las puntas de jabalina, le otorgan una consideración que supera su valoración como sepulcro para realzar su significación como lugar sagrado de especial relevancia. Las antiguas fechas manejadas están siendo superadas por investigaciones en curso que retrotraen su construcción varios cientos de años.
Horario
Martes a domingos de 9:00. a 14:00 previa reserva (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Solemnidad Litúrgica de la Madre del Buen Pastor;
El ocho de septiembre de 1703, en la Alameda de Hércules hispalense, el Venerable Padre Fray Isidoro de Sevilla, capuchino, presentó al pueblo sevillano una novedosa y consoladora advocación mariana que, desde la Ciudad del Betis, como el más precioso tesoro que esta ciudad ha hecho a la Iglesia, había de arraigar en todo el orbe católico: la Divina Pastora. Indisolublemente unido al origen de este venerado título mariano está el de su Primitiva y Real Hermandad, que habría de ser el cauce escogido por el capuchino fundador para consolidarlo y difundirlo: arzobispos, reyes, nobles, junto al pueblo de Sevilla, la honrarían y se honrarían desde entonces al inscribirse en sus filas. En un principio, el Padre Isidoro escogió la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María como la memoria litúrgica más apropiada para conmemorar a la Divina Pastora: María, plenamente glorificada y coronada, ejerce su pastorado sobre el cuerpo místico de su Hijo.
Consciente de la ventaja de tener una fiesta propia, en 1781 el Beato Diego José de Cádiz terminó un Oficio entero de la Divina Pastora, que envió al Ministro Provincial, José Félix de Sevilla, para que lo presentara en el Capítulo General de 1782 y se acordase pedir su aprobación y uso a la Sagrada Congregación de Ritos. Pero la gestión quedó infructuosa. Seis años después, en 1788, habiendo repasado sus textos eucológicos, que componen un segundo Oficio, decidió presentarlos a la Sagrada Congregación de Ritos para su aprobación, acompañados de un documento postulatorio razonando la oportunidad de la nueva fiesta, para lo que buscó el apoyo regio, pero la muerte primero del Confesor del Rey y a continuación la de este mismo frustró sus proyectos. Habiendo de celebrarse en Roma Capítulo General de la Orden Capuchino en mayo de 1789, por lo que les hace llegar a los vocales de su Provincia de Andalucía el expediente completo. El Padre Definidor de Lengua Española, Nicolás de Bustillo, se encargó de gestionarlo ante la Santa Sede, pero el asunto se quedó estancado. Intentó de nuevo el Beato Diego conseguir el apoyo regio, que se presentaba casi indispensable, presentando un memorial a la Reina María Luisa, fechado en Ronda, el siete de junio de 1793, en el que amplió su petición: no sólo a los capuchinos, sino a todo el clero secular y regular de España. La Reina debió consultar con el Rey Carlos IV, su marido, y remitieron el expediente a su primer ministro Manuel Godoy, que lo pasó al Inquisidor General, Manuel Abad y Lasierra, para que diera su parecer, que aconsejó desestimar la petición.
La actitud regia debió cambiar a raíz de su Memorial a Carlos IV de 1794, sobre los medios espirituales necesarios en la guerra entablada contra la Francia revolucionaria en 1793, que resultó favorable a España. Fue finalmente Pío VI Braschi el que por el rescripto del uno de agosto de 1795, gracias al impulso del Beato Fray Diego José de Cádiz como vemos, el segundo gran apóstol de la Pastora, concedió a los capuchinos de España una fiesta con Oficio y Misa propios como Patrona de sus misiones para la Segunda Dominica de Pascua titulada Bienaventurada Virgen María, Madre del Buen Pastor Jesucristo con rito doble mayor, a los que se les dio rápidamente el regium exequátur. Este Oficio fue ampliado, a instancias del P. Nicolás de Bustillo, entonces General de la Orden, por rescripto de Pío VII Chiaramonti de once de enero de 1806 con las lecciones del primero y tercer nocturno de maitines como también la misa, si no obra del Beato Diego sí dependiente de su doctrina, todo revisado por el Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos y por el Promotor de la Fe. De los textos, sabemos que la oración colecta fue compuesta por el citado capuchino Nicolás de Bustillo, y las lecciones son de San Bernardo, y no de San Ildefonso o de San Antonino como en los textos del Beato Diego, y en 1817 se nos transmite una noticia de que los Oficios del Beato Diego están pendientes de aprobación en Roma desde 1796; quedan por lo tanto en el anonimato.
Por decreto de diez de enero de 1801 el mismo Pío VII citado concedió al episcopado del Gran Ducado de Toscana para el primer domingo de mayo con el rito de doble mayor que se pudiera rezar de la Bienaventurada Virgen María con el título de Madre del Pastor Divino. Esta devoción había arraigado la devoción gracias a uno de los oradores capuchinos italianos más importantes de su época, el P. Claudio de la Pieve, que la había adquirido en un viaje suyo a España. La súplica al Papa había sido dirigida el uno de diciembre de 1800 por el Obispo de Colle di Val di Elsa, provincia de Siena y diócesis sufragánea de Florencia, en representación de los obispos del Estado de Toscana, en acción de gracias por haberse librado del traumático azote napoleónico. El Oficio y misa propios presentados por el episcopado toscano fueron revisados también por el Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos y por el Promotor de la Fe, y se extendieron a casi todos los sitios que celebraban la fiesta, incluidos los capuchinos, que abandonaron los suyos. El Beato Pío IX Mastai Ferretti concedió la fiesta a muchas diócesis y congregaciones: a los alcantarinos de Nápoles por el Breve Omnibus de doce de junio de 1849, que fue extendida a petición de Fernando II Rey de las Dos Sicilias a todo su reino, fijándola en veintiuno de mayo; a las religiosas del Buen Pastor y a las benedictinas de Campo Marzio, en Roma, en 1859; al Obispado de Bagnoreggio, Italia, en 1860; a los de Linares y Guadalajara, Méjico, en 1861.
Por decreto de ocho de enero de 1863 de la Sagrada Congregación de Ritos, con la anuencia del citado Beato Pío IX, tras petición firmada por diez cardenales, seis patriarcas, treinta arzobispos, noventa y cinco obispos, dieciocho generales de órdenes y congregaciones religiosas, nueve procuradores y tres comisarios apostólicos de otras tantas, fue establecido que se concediera esta fiesta con rito de doble mayor a todas las diócesis y familias religiosas que lo solicitaran, con los textos eucológicos toscanos. Entre las concesiones a partir de entonces podemos citar las siguientes: a los monasterios cistercienses de Francia en 1863; a la Diócesis de Alatri, Italia, en 1866; a los Misioneros de la Preciosísima Sangre para el primer viernes de junio; a los Mínimos para el primer domingo de octubre; a los Redentoristas y a las Religiosas del Buen Pastor para el tres de septiembre, pero con el Oficio de los capuchinos españoles; a los Euditas, que lo habían pedido en 1874, en 1895. No habiéndose instaurado la fiesta todavía en Sevilla, la cuna de la devoción, el presbítero José de la Fuente y Zabalegui, comisionado por el cabildo de oficiales del veintidós de mayo de 1875 de la Primitiva Hermandad de la Divina Pastora, dirigió una petición al Cabildo Catedral el dos de febrero de 1876 para que instara al Arzobispo lo solicitara de Roma.
Tras haber sido examinada la petición por la Diputación de Ceremonias, acordó el Cabildo elevarla al Cardenal Arzobispo de la Lastra y Cuesta para el domingo segundo después de Pascua con rito de doble de segunda clase. El prelado expidió sus letras para ello al Papa el ocho de abril de 1876. Pero menos de un mes después, el cinco de mayo, murió dicho cardenal, por lo que hubo de esperarse al plácet de su sucesor. Habiendo tomado posesión su sucesor, Joaquín Lluch y Garriga, y obtenido de él el plácet, en este caso se extravió en Roma la petición citada, y fue preciso enviar un certificado de ella. El decreto fue expedido por fin el uno de febrero de 1878. Aunque se pidieron y fueron concedidos el Oficio y la misa de los capuchinos españoles aprobados en 1806, los textos que finalmente se instauraron fueron los toscanos. Por fin en 1882, se celebró el veintitrés de abril en Sevilla la Fiesta de la Madre del Divino Pastor, señalada en el II Domingo después de Pascua, con rito de segunda clase.
El veintinueve de octubre de 1885 el Procurador General de los Menores Capuchinos, Bruno de Vinay, a instancias del que hasta entonces había sido Comisario Apostólico de España, en nombre de sus súbditos, pidió al Papa la concesión a toda su Orden de la fiesta de la Madre del Pastor Divino para el segundo domingo después de Pascua con el rito mayor de segunda clase, con la misa y Oficio aprobados para los capuchinos españoles y de otras provincias. Fue aprobada la petición por rescripto de León XIII Pecci de diecinueve de noviembre de dicho año 1885, que el cuatro de diciembre de 1894 concedió a la Orden Capuchina, pero con el Oficio y misa de Toscana. En el actual Propio de la Diócesis de Sevilla, aprobado el diecisiete de junio de 1977 por la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, está inserta como memoria libre para el sábado anterior al Domingo IV de Pascua, del Buen Pastor, La Bienaventurada Virgen María, Madre del Buen Pastor. Los textos eucológicos actuales se encuentran en el Misal Franciscano en español, aprobado por Decreto de la Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino el 17 de junio de 1980 para uso de las familias franciscanas hispanas (Prot. N. CD 892/79).
Éste señala para el sábado anterior al Domingo IV de Pascua para la Orden Capuchina la Fiesta de la Divina Pastora, Madre del Buen Pastor (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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