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domingo, 14 de agosto de 2022

Un paseo por la calle Duque Cornejo

     Por amor al Arte
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     Hoy, 14 de agosto, es el aniversario del nacimiento (14 de agosto de 1678) de Pedro Duque Cornejo, escultor e imaginero, por lo que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Duque Cornejo, de Sevilla, dando un paseo por ella.
      La calle Duque Cornejo es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de San Julián, del Distrito Casco Antiguo; y va de la calle San Luis, a la confluencia de las calles San Julián, y Moravia
      La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. 
   También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     La vía, en este caso una calle, está dedicada al imaginero-escultor y arquitecto, Pedro Duque Cornejo, que vivió en dicha vía.
     Al menos desde 1442 era conocida como calle de los Beatos, y en 1859 recibe el que actualmente conserva, en memoria de Pedro Duque Cornejo y Roldán (1678-1757), que vivió allí; arquitecto, escultor y grabador, era nieto de Pedro Roldán, fundador de la escuela y taller de imagineros; fue autor de diversas esculturas y ornamentaciones de la Catedral, tales como las de la tribuna del coro. De trazado irregular, describe una amplia curvatura a mitad de su recorrido, a la altura de la confluencia con Bordador Rodríguez Ojeda; más adelante, por la acera de los pares confluye también Lira, y hasta mediados del siglo pasado lo hacía Rosillas, calle actualmente desaparecida, pervivencia de la cual es una barreduela situada enfrente de Lira. Muy angosta cuando parte de San Luis, se halla cerrada al tráfico rodado y posee pavimento de cemento; entre finales del s. XVI y principios del XVII hay distintas propuestas para ensancharla, pero en una de las sesiones un jurado llega a afirmar "... que en esta calle no era tan pública como para que la ciudad gastare dinero" (Sec. 10, 1587, f. 489). A partir de los núm. 12 y 15, que ha ganado anchura, posee calzada de asfalto y aceras de cemento en regular estado de conservación; desde la confluencia con Bordador Rodríguez Ojeda registra tráfico rodado. Se ilumina mediante farolas con brazos de fundición, adosados a las fachadas.
     En la edificación predomina la vivienda tradicional de dos plantas, a veces tres, fachada encalada y aspecto modesto, si bien se produjeron sustituciones por casas de escaleras, la última de ellas en la esquina a Moravia, fechada en 1941 y acogida a la Ley de Previsión contra el Paro de 1935. A partir de la década de los sesenta se inició la construcción de bloques de viviendas de tres plantas, que cada vez en mayor número están sustituyendo a las anteriores; el edificio de mayor valor arquitectónico es la núm. 22, de dos plantas, fachada encalada y portada resaltada sobre pilastras toscanas y rematada con un frontón curvo partido; se adorna en fachada con un azulejo de la Virgen de la Macarena; últimamente estuvo dividida en varias viviendas y, después de haber permanecido largo tiempo cerrada, está siendo reconstruida; allí estuvo en el siglo XVI el corral de vecinos de Isabel García. Es de destacar, asimismo, el conjunto formado por las edificaciones que se disponen en torno a la barreduela situada entre los núm. 27 y 47, con casas encaladas de dos y tres plantas; los vecinos han adornado con macetas de colorido diverso la zona central de la barreduela, que funciona a modo de patio interior. Posee esencialmente una función residencial, salvo en la confluencia con Moravia y San Julián donde se localizan negocios y comercios de carácter diverso y talleres de reparación. A finales del siglo pasado existía allí un secadero de pieles, que provocaba reiteradas quejas del vecindario por los malos olores que desprendían. La proximidad de la iglesia de San Julián hace que la calle adquiera particular animación el Domingo de Ramos, a la salida de la Virgen de la Hiniesta, que en ocasiones ha salido también en procesiones de rogativas incluyendo a esta calle en su recorrido [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Duque Cornejo, 22. Casa de dos plantas, con portada resaltada sobre pilastras toscanas y rematada por un frontón curvo partido. En el zaguán conserva algunos azulejos de valor. El patio posee galerías de columnas en tres de sus frentes.
Duque Cornejo, 30. Casa de dos plantas, de tipo popular, en cuyo interior conserva  restos  de un patio, bastante transformado, con pilares de ladrillo achaflanados [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Biografía de Duque Cornejo, a quien está dedicada esta vía;
     Pedro Duque Cornejo, (Sevilla, 14 de agosto de 1678 – Córdoba, 1757). Escultor y arquitecto.
     Perteneciente a una de las estirpes de artistas más importantes del barroco andaluz, Duque Cornejo, representa el máximo exponente y culmen de las escuelas sevillana y granadina en la escultura barroca.
     Además de escultor de tallas, trabajará como arquitecto de retablos, fundamentalmente realizando el diseño o traza, y también conociéndose obras suyas en pintura y grabado. Se le considera el imaginero y entallador más destacado del siglo XVIII en Andalucía.
     En su figura confluyen factores importantes, como es una rica formación en varias disciplinas artísticas, que le permiten no dedicarse exclusivamente a la talla; y la culminación de la idea de artista que ejerce las tres artes, que está presente en la tradición andaluza desde la figura singular de Alonso Cano. Conocedor de su propia valía, siempre tuvo un alto concepto de sí mismo, e intentó por ello la consecución del título de escultor de cámara del rey, que no logró nunca, aunque sí obtuvo el de escultor de la reina, así como privilegio de hidalguía, concedido por la Real Chancillería de Granada en 1751. Dejó muestra de su trabajo por gran parte de Andalucía, fundamentalmente Sevilla, Granada y Córdoba, y también trabajó en Madrid. Sus esculturas se van a caracterizar por las poses afectadas y el impulso barroco conseguido con las grandes ondulaciones de las telas, en sus retablos va a ser constante la aparición del estípite, como elemento definitorio de las arquitecturas.
     Sus padres fueron el escultor de origen granadino José Felipe Duque Cornejo y Francisca Roldán Villavicencio, pintora de oficio e hija a su vez del escultor Pedro Roldán. Pedro Duque Cornejo se formará en el entorno del taller familiar de su abuelo, al que hay que considerar su maestro, ya que su padre fue un escultor mediocre. El taller de Pedro Roldán era el más activo de la Sevilla del último cuarto del siglo XVII, y estaba nutrido por toda la saga familiar dedicada a oficios artísticos, como su tía Luisa Roldán, la Roldana. En este ambiente aprendería todo lo concerniente a la escultura y a la pintura y policromía de las imágenes. Su dedicación a la arquitectura vendrá algo más tardía, por el trabajo conjunto con dos arquitectos importantes, Jerónimo Balbás en Sevilla y Francisco Hurtado Izquierdo en Granada, figuras importantes para entender la obra retablística de Duque Cornejo.
     Sus primeras obras se fechan en torno a 1702, dedicándose en estos primeros momentos a la escultura de tallas y a los grabados. Empieza a granjearse cierta fama en Sevilla, lo que hace que se le encarguen las esculturas del retablo mayor de la iglesia del Sagrario de Sevilla (desaparecido en el siglo XIX), la parte arquitectónica corrió a cargo de Jerónimo Balbás, insistiendo el cabildo catedralicio en la participación de Duque Cornejo, esta empresa ocupó al escultor entre 1706 y 1709.
     En 1709 contrae matrimonio en Sevilla con Isabel de Arteaga, con la que tendrá un total de siete hijos, algunos de ellos dedicados a la pintura y escultura, van a destacar Enrique, José y María, que trabajarán como ayudantes en el taller paterno.
     Este trabajo junto a Balbás le anima a emprender su carrera como arquitecto y en 1711 contrata su primera obra como maestro arquitecto y escultor, el también desaparecido retablo de la iglesia parroquial de San Lorenzo de Sevilla; en sus retablos va a hacer gala de un barroquismo exaltado. Durante este período no deja de realizar también encargos propiamente escultóricos.
     En 1714 está documentado su traslado a Granada, ciudad en la que permanecerá hasta 1719. Su principal encargo es para la iglesia de la Virgen de las Angustias, donde va a realizar la transformación de la imagen titular y añade en la nave de la iglesia esculturas monumentales de tamaño superior al natural.
     También se le encarga la realización del retablo de la Virgen de la Antigua en la catedral granadina, donde se va a ocupar del diseño y ejecución de la arquitectura y escultura. Su diseño es deudor de Hurtado Izquierdo.
     De vuelta en Sevilla, recibe el encargo de dos retablos para la cartuja de Santa María de las Cuevas, primer contacto con la Orden cartuja, que le proporcionará otros dos encargos importantes: la realización de las esculturas para la cartuja de Granada y para la de El Paular en Madrid. Las esculturas de Granada las realizará en su segunda estancia en la ciudad entre 1723 y 1728, trabajando junto con los mejores escultores granadinos del momento. Mientras realiza el encargo granadino, recibe el de Madrid, donde viajará en 1725, alternando los dos proyectos. En ambos, la arquitectura corre a cargo de Hurtado Izquierdo. Las esculturas para las cartujas de Granada y El Paular son consideradas el mejor exponente de la escultura de Duque Cornejo.
     En estos años alternará su estancia en Granada y Madrid, con estancias también en Sevilla, donde realizará encargos importantes en la catedral.
     Durante la permanencia de la Corte de Felipe V en Sevilla, el llamado “Lustro Real”, entre 1729 y 1733, Duque Cornejo intenta entrar en la órbita de los artistas cortesanos, consiguiendo el nombramiento de escultor de la reina Isabel de Farnesio, gran aficionada a las Bellas Artes. La intención del artista es conseguir el nombramiento de escultor de cámara, que no logrará.
     En 1731 recibe su encargo más ambicioso: la realización de la arquitectura y las esculturas de los retablos de la iglesia de San Luis de los Franceses de Sevilla y de la capilla de los Novicios, para los Jesuitas. El retablo de la capilla de los Novicios es considerado su mejor intervención en el campo de la retablística.
     A partir de este momento, Duque Cornejo recibirá multitud de encargos de retablos, como los sevillanos de San Leandro o el de la parroquia de Nuestra Señora de la Consolación de Umbrete (Sevilla). En 1734 se ocupa del encargo de la realización del retablo de la Virgen de la Antigua de la catedral y del sepulcro del arzobispo Salcedo y Azcona, para situarlo en la misma capilla. El retablo es una realización en piedra.
     La obra que va a ocupar los últimos años en la vida del maestro es el encargo del coro de la catedral de Córdoba. Primero se le encomendará la ejecución de los laterales y luego el frente a modo de retablo, concertando lo primero en 1747 y el frente en 1752.
     Duque Cornejo diseña tanto la arquitectura como la escultura de esta inmensa obra repleta de ornamentación, relieves y esculturas de bulto. Cuando el coro se inauguró el 17 de septiembre de 1757, Duque Cornejo había fallecido unos meses antes, siendo enterrado en la misma catedral cordobesa (Cipriano García-Hidalgo Villena, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La calle Duque Cornejo, al detalle:
Duque Cornejo, 22. 
Duque Cornejo, 30. 
Azulejo de la Esperanza Macarena
Conjunto de edificaciones barreduela, Duque Cornejo 27-47.

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