Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Barrio de San Julian, de Sevilla, dando un paseo por él.
Hoy, 6 de enero, es la Solemnidad de la Epifanía del Señor, en la que se recuerdan tras manifestaciones del Gran Dios y Señor nuestro Jesucristo: en Belén, Jesús niño, al ser adorado por los magos; en el Jordán, bautizado por Juan, al ser ungido por el Espíritu Santo y llamado Hijo por Dios Padre; y en Caná de Galilea, donde manifestó su gloria transformando el agua en vino en unas bodas. Y también, es la Memoria, en Antinoe, en la región de Tebaida, en Egipto, de los Santos Julián y Basilisa, mártires (s. IV) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte el Barrio de San Julián, de Sevilla, dando un paseo por él.
El Barrio de San Julián es, en el Callejero Sevillano, un barrio que se encuentra en el Distrito Casco Antiguo, delimitado por las vías c/ Duque de Montemar, c/ Cetina, c/ Macasta, c/ Sorda, c/ Fray Diego de Cádiz, c/ Morera, c/ Puerta de Córdoba, c/ Madre Dolores Márquez, c/ Ronda de Capuchinos, c/ María Auxiliadora, c/ Madre Isabel de la Trinidad, c/ Sol, c/ Espada, c/ Enladrillada, plaza de San Román, c/ Peñuelas, c/ Bustos Tavera, plaza San Marcos, y c/ San Luis.
El Barrio de San Julián lo componen las vías siguientes: c/ Aceituno, c/ Alcántara, c/ Bordador Rodríguez Ojeda, c/ Bustos Tavera, c/ Cetina, c/ Corinto, c/ Duque Cornejo, c/ Duque de Montemar, c/ Enladrillada, c/ Espada, c/ Fray Diego de Cádiz, plaza Giraldillo, c/ Hiniesta, c/ Juzgado, c/ Lira, c/ Macasta, c/ Madre Dolores Márquez, c/ Madre Isabel de la Trinidad, c/ Maestro Quiroga, pasaje Mallol, c/ Marteles, c/ Moravia, c/ Morera, callejón Padilla, c/ Padre Manjón, plaza Pelícano, c/ Peñuelas, c/ Puerta de Córdoba, c/ Ronda de Capuchinos, callejón Ruiz de Gijón, c/ San Hermenegildo, c/ San Julián, plaza San Marcos, c/ Sánchez de Castro, plaza Santa Isabel, c/ Santa Lucía, c/ Santa Marina, c/ Santa Paula, c/ Siete Dolores de Nuestra Señora, c/ Socorro, c/ Sol, barreduela Sollo, c/ Sorda, y c/ Vergara.
El Barrio, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, siendo el conjunto de vías urbanas con características homogéneas, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos.
El Barrio, está dedicado a la parroquia histórica de San Julián, que lo centra espiritualmente. La historia, vicisitudes, y demás reseñas de interés están explicadas en las distintas vías que lo conforman.
La fecha del 6 de enero es arbitraria, puesto que se ignora por completo la época en que habría vivido Julián el Hospitalario, al igual que se ignora cuál fuese su patria.
Santo fabuloso, especie de Edipo cristiano, fue empujado al parricidio por una fatalidad.
Su vida es un cuento lleno de elementos copiados de las leyendas de san Eustaquio y de san Cristóbal.
Según la Leyenda Dorada, un ciervo que perseguía cuando estaba cazando, le había predicho que sería el asesino de su padre y de su madre. Para que tan terrible predicción no se realizara, marchó al extranjero y se puso al servicio de un rey que lo recompensó por su valentía y lo armó caballero, haciéndolo casar con la hija de un rico señor feudal.
Sus padres, desconsolados por su desaparición, y que recorrían el mundo buscándolo, llegaron un día hasta su castillo. La mujer de Julián los recibió en su ausencia y los hizo dormir en su propia cama. Julián, que regresó de imprevisto, al ver en su lecho conyugal a un hombre y una mujer dormidos, creyó sorprender a su esposa en brazos de un amante y dio muerte a ambos. Casi enseguida se encontró con su mujer que regresaba de la misa, y así descubrió el trágico error.
Para expiar su crimen involuntario, se instaló igual que san Cristóbal a orillas de un río (el Gardon) y se puso al servicio de los peregrinos a quienes hacía atravesar el curso en su barca y acogía en una residencia que había edificado él mismo.
Una helada noche de invierno oyó la llamada de un peregrino aterido, que era leproso. San Julián consiguió vencer la repugnancia y lo acogió en su lecho para abrigarle: era Cristo, quien quería ponerle a prueba, y que le anunció que era perdonado.
Existen otras versiones de esta leyenda, ciertamente, puesto que las vidrieras de Chartres y de Ruán omiten la aparición del ciervo milagroso y en cambio ilustran otros episodios que no son mencionados en el relato de Santiago de la Vorágine. Por eso, en la escena donde encuentra a su esposa saliendo de la iglesia, se ve a san Julián limpiar la hoja de la espada manchada con la sangre de sus padres. Por analogía con la leyenda de san Cristóbal, su mujer tiene una antorcha encendida en la puerta del hospital, para guiarle por la noche mientras atraviesa el río. Por último, en la vidriera de Ruán, no sólo Cristo viaja en su barca, también lo hace el diablo.
La leyenda de san Julián fue popularizada en el siglo XIX por Gustave Flaubert, quien le dedica uno de sus Tres Cuentos (Trois Contes,1877).
CULTO
A causa de la inverosimilitud de su leyenda, hay pocas iglesias puestas bajo su advocación. No es a él sino a su homónimo, san Julián de Brioude, a quien se dedicó la iglesia de Saint Julien le Pauvre, en París. En Flandes, se lo veneraba en Gante. Los flamencos sentían hacia él una particular devoción, y desde la Edad Media habían fundado en Roma un hospicio puesto bajo la advocación de San Julián de los Flamencos.
En cambio fue elegido como patrón por numerosas corporaciones: los barqueros, los pescadores porque el río que el santo atraviesa está poblado por los peces, los carpinteros de obra y los techadores, porque había construido un hospital.
San Julián, «quien aloja a los cristianos», además era venerado no sólo por los posaderos sino también por los viajeros y los peregrinos que lo invocaban para encontrar buen alojamiento, «buen descanso y buena cama». Había muchas posadas con la insignia de san Julián el Hospitalario.
También se lo ha convertido en el patrón de los violinistas ambulantes a causa de una confusión con san Ginés.
ICONOGRAFÍA
Está representado a caballo, con un halcón sobre el puño, que evoca su origen noble, o la espada desenvainada que usó para matar a sus padres. El remo que emplea para hacer atravesar el río al pasajero leproso también permite identificarlo, al igual que la barca.
Comparte los dos primeros atributos con san Hierón de Egmond (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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