Por amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Jáuregui, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 11 de enero, es el aniversario del fallecimiento (11 de enero de 1641) del escritor y pintor Juan de Jáuregui, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Jáuregui, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Jáuregui es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de Santa Catalina, del Distrito Casco Antiguo; y va de la plaza Padre Jerónimo de Córdoba, a la calle Puerta del Osario.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
La primera referencia que consta es de 1731 como calle de la Palma; González de León (Las calles...) la denomina también así, pero afirma que "modernamente le han dado en llamar calle de los Gitanos, por vivir algunos de éstos, en ella"; en 1645 se rotuló de las Bombas, por el bombardeo que sufrió en 1843 por las tropas de Juan van Halen, partidario de Espartero; finalmente en 1868 se le da el nombre de Jáuregui, que es el que llevaba la plaza contigua, por el poeta y crítico literario sevillano Juan Martínez de Jáuregui y Hurtado (1583-1641), autor de obras como Rimas, Orfeo y Discurso poético. Plaza y calle mantienen el mismo topónimo hasta 1943, año en el que a la plaza se le cambia por el de Padre Jerónimo de Córdoba.
Forma parte del eje de penetración desde la Puerta Osario al casco histórico y registra por ello un intenso tráfico de vehículos, sobre todo los del servicio público, que la hacen particularmente incómoda para los transeúntes. Ya en 1863 se planteó la conveniencia de enancharla y se efectuaron varias alineaciones (1866, 1911-1912), quedando el retranqueo que presenta en la confluencia con Osario como resultado más patente de esta operación urbanística inconclusa; continúa, pues, siendo una vía estrecha en relación a la intensidad del tráfico rodado. A mediados del siglo pasado eran continuas las quejas sobre el mal estado de su pavimentación, y en 1883 se autorizó a Antonio Vázquez González, almacenista de maderas, para que "por su cuenta" realizara la prueba del adoquinado de madera de su invención en un tramo de dos metros de esta calle; no hay noticias del resultado de este experimento, pero en 1911 fue adoquinada; actualmente posee calzada de asfalto y estrechas aceras de losetas de cemento. El alumbrado eléctrico fue aprobado en 1947, pero no se instaló hasta la tardía fecha de 1962 y se apoya en farolas con brazos de fundición adosados a las fachadas.
En la edificación predominan las casas de escaleras de tres plantas; en la acera de los pares se levanta un conjunto residencial de cuatro plantas, que a través de un pasaje interior comunica con Osario. Este conjunto se ha construido en el solar del antiguo cine Jáuregui, que con anterioridad fue comisaría y cárcel provisional durante la guerra civil y donde al parecer pasó preso sus últimas horas Blas Infante. Junto a su función de tránsito y la residencial, es de destacar cierta actividad comercial. A finales del siglo pasado había allí un importante establecimiento de fundición de hierro y toda clase de metales, en el que, a decir de Álvarez-Benavides (1873), "se construyen maquinarias, útiles agrícolas y cuantos objetos le sean encomendados, con la mayor perfección y prontitud". Por aquellas fechas también la imagen de la Virgen del Carmen, de la parroquia de Santa Catalina, recorría en procesión las calles de la barriada, entre ellas Jáuregui [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Biografía de Juan de Jáuregui y Aguilar, personaje a quien está dedicada esta vía;
Juan de Jáuregui y Aguilar, (Sevilla, 24 de noviembre de 1583 baut. – Madrid, 11 de enero de 1641). Escritor y pintor. Juan de Jáuregui y Aguilar fue bautizado el 24 de noviembre de 1583 en la iglesia parroquial de la Magdalena. Su padre, Miguel Martínez de Jáuregui, pertenecía a la oligarquía municipal sevillana y fue veinticuatro desde 1586. La preeminencia que tuvo su familia en el gobierno municipal determinó en gran medida la economía personal de Jáuregui hasta su muerte, ya que su patrimonio se sustentó, básicamente, gracias a las rentas del almojarifazgo mayor de la ciudad.
La Sevilla de Felipe III fue próspera. La primera década del siglo, marcada por el período de paz con Inglaterra y la Tregua de los Doce Años con Holanda, fue especialmente pródiga para las familias que dominaban la vida comercial y pública de la ciudad, donde se prolongó la fecunda vida cultural del Quinientos.
Jáuregui conoció directamente a tres generaciones de artistas con los que compartió ideas y experiencias: Herrera, Baltasar del Alcázar, Francisco de Medina, Pablo de Céspedes, Arguijo, Rodrigo Caro, Rioja, el duque de Alcalá, Juan Fonseca y Figueroa, etc. Las pocas noticias que se conocen acerca de su juventud son las que se deducen de la colaboración durante estos años con estos ingenios sevillanos. Se desconoce cuándo y por qué viajó a Roma. Debió de ser un viaje de formación, cuyo fruto más tangible fue la celebrada traducción del Aminta de Torcuato Tasso en 1607. Antes del 11 de mayo de 1609 regresó a España. Tras haber sido denunciado por Mariana de Loaysa y su madre por haber incumplido la promesa de matrimonio, el 27 de febrero de 1612, sorprendentemente, Jáuregui y Mariana se desposaron, y dos años más tarde cumplieron con el sacramento.
En 1612, Jáuregui participó en los preliminares del libro de Lorenzo Ramírez de Prado Pentecontarchum (Amberes, 1612). El retrato grabado calcográficamente que aparece tras la portada del libro fue diseñado también por él.
La difusión del Polifemo y las Soledades de Góngora en 1613 determinó la vida literaria y la práctica poética del primer cuarto del siglo. El Antídoto contra la pestilente poesía de las ‘Soledades’ debió de ser redactado por Jáuregui en 1614. Este vejamen fue el detonante que hizo estallar una guerra que se prolongó durante décadas.
En 1617 redactó un erudito comentario iconográfico, la Explicación de una empresa de don Enrique de Guzmán [...] en la causa de la Limpia Concepción.
Poco después, la publicación en 1618 del conjunto de su producción en un volumen titulado Rimas supuso el acontecimiento más importante de su carrera literaria.
Jáuregui, como hicieron muchos aristócratas y artistas, se trasladó a Madrid en 1619. Allí fue nombrado censor oficial en 1621. La Corte se había convertido en el centro del mecenazgo, y la privanza permitió acceder a favores y prebendas a muchos de los amigos sevillanos de Gaspar de Guzmán.
Las ediciones del poema mitológico Orfeo y del ensayo de crítica y teoría literarias titulado Discurso poético en 1624 fueron dos hitos en su carrera. Las dos obras vieron la luz casi simultáneamente. Un año después Jáuregui mantuvo dos polémicas: la primera de ellas, una censura de la Jerusalén de Lope de Vega, la Carta del Licenciado Claros de la Plaza [...]; la segunda, la defensa del predicador de la Corte fray Hortensio Félix Paravicino, La apología por la verdad. Obtuvo en 1626 el cargo de caballerizo de la Reina, empleo que pertenecía a la alta servidumbre de palacio.
La actividad literaria de Jáuregui en estos años fue episódica y circunstancial. Participó en los preliminares del libro de Alfonso de Carranza Disputatio de vera humani partus [...], impreso en Madrid en 1628. Jáuregui diseñó para esta obra el retrato de Alfonso de Carranza, que abre el libro, y un grabado que sirve de frontis a éste. Además, entre los preliminares se incluyen dos textos escritos por él en latín humanístico.
Su capacidad de compromiso social con el arte y la cultura de su tiempo quedó reflejada en su intervención en el Memorial informatorio [...] sobre la exención del Arte de la Pintura (Madrid, 1629). La actitud polemista que distinguió a Jáuregui tuvo su último episodio conocido en 1635 con la publicación de la comedia El Retraído, publicada en Barcelona por Sebastián de Cormellas. El objeto de la censura fueron entonces Quevedo y dos de sus obras: la Política de Dios y, principalmente, La cuna y la sepultura. A partir de esta fecha las huellas de su vida y de su obra casi han quedado borradas por completo.
Se sabe que el 1 de julio de 1639, después de no pocas fatigas, se le concedió merced de hábito de la Orden de Calatrava. El manuscrito original de la Farsalia estaba preparado para la imprenta antes de morir: tenía firmadas las aprobaciones los días 4 y 9 de enero de 1640, pero razones desconocidas impidieron que Jáuregui viera publicada la obra que había labrado durante años.
El 11 de enero de 1641 murió en Madrid Juan de Jáuregui y fue enterrado en el convento de San Basilio (José Manuel Rico García, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
La Sevilla de Felipe III fue próspera. La primera década del siglo, marcada por el período de paz con Inglaterra y la Tregua de los Doce Años con Holanda, fue especialmente pródiga para las familias que dominaban la vida comercial y pública de la ciudad, donde se prolongó la fecunda vida cultural del Quinientos.
Jáuregui conoció directamente a tres generaciones de artistas con los que compartió ideas y experiencias: Herrera, Baltasar del Alcázar, Francisco de Medina, Pablo de Céspedes, Arguijo, Rodrigo Caro, Rioja, el duque de Alcalá, Juan Fonseca y Figueroa, etc. Las pocas noticias que se conocen acerca de su juventud son las que se deducen de la colaboración durante estos años con estos ingenios sevillanos. Se desconoce cuándo y por qué viajó a Roma. Debió de ser un viaje de formación, cuyo fruto más tangible fue la celebrada traducción del Aminta de Torcuato Tasso en 1607. Antes del 11 de mayo de 1609 regresó a España. Tras haber sido denunciado por Mariana de Loaysa y su madre por haber incumplido la promesa de matrimonio, el 27 de febrero de 1612, sorprendentemente, Jáuregui y Mariana se desposaron, y dos años más tarde cumplieron con el sacramento.
En 1612, Jáuregui participó en los preliminares del libro de Lorenzo Ramírez de Prado Pentecontarchum (Amberes, 1612). El retrato grabado calcográficamente que aparece tras la portada del libro fue diseñado también por él.
La difusión del Polifemo y las Soledades de Góngora en 1613 determinó la vida literaria y la práctica poética del primer cuarto del siglo. El Antídoto contra la pestilente poesía de las ‘Soledades’ debió de ser redactado por Jáuregui en 1614. Este vejamen fue el detonante que hizo estallar una guerra que se prolongó durante décadas.
En 1617 redactó un erudito comentario iconográfico, la Explicación de una empresa de don Enrique de Guzmán [...] en la causa de la Limpia Concepción.
Poco después, la publicación en 1618 del conjunto de su producción en un volumen titulado Rimas supuso el acontecimiento más importante de su carrera literaria.
Jáuregui, como hicieron muchos aristócratas y artistas, se trasladó a Madrid en 1619. Allí fue nombrado censor oficial en 1621. La Corte se había convertido en el centro del mecenazgo, y la privanza permitió acceder a favores y prebendas a muchos de los amigos sevillanos de Gaspar de Guzmán.
Las ediciones del poema mitológico Orfeo y del ensayo de crítica y teoría literarias titulado Discurso poético en 1624 fueron dos hitos en su carrera. Las dos obras vieron la luz casi simultáneamente. Un año después Jáuregui mantuvo dos polémicas: la primera de ellas, una censura de la Jerusalén de Lope de Vega, la Carta del Licenciado Claros de la Plaza [...]; la segunda, la defensa del predicador de la Corte fray Hortensio Félix Paravicino, La apología por la verdad. Obtuvo en 1626 el cargo de caballerizo de la Reina, empleo que pertenecía a la alta servidumbre de palacio.
La actividad literaria de Jáuregui en estos años fue episódica y circunstancial. Participó en los preliminares del libro de Alfonso de Carranza Disputatio de vera humani partus [...], impreso en Madrid en 1628. Jáuregui diseñó para esta obra el retrato de Alfonso de Carranza, que abre el libro, y un grabado que sirve de frontis a éste. Además, entre los preliminares se incluyen dos textos escritos por él en latín humanístico.
Su capacidad de compromiso social con el arte y la cultura de su tiempo quedó reflejada en su intervención en el Memorial informatorio [...] sobre la exención del Arte de la Pintura (Madrid, 1629). La actitud polemista que distinguió a Jáuregui tuvo su último episodio conocido en 1635 con la publicación de la comedia El Retraído, publicada en Barcelona por Sebastián de Cormellas. El objeto de la censura fueron entonces Quevedo y dos de sus obras: la Política de Dios y, principalmente, La cuna y la sepultura. A partir de esta fecha las huellas de su vida y de su obra casi han quedado borradas por completo.
Se sabe que el 1 de julio de 1639, después de no pocas fatigas, se le concedió merced de hábito de la Orden de Calatrava. El manuscrito original de la Farsalia estaba preparado para la imprenta antes de morir: tenía firmadas las aprobaciones los días 4 y 9 de enero de 1640, pero razones desconocidas impidieron que Jáuregui viera publicada la obra que había labrado durante años.
El 11 de enero de 1641 murió en Madrid Juan de Jáuregui y fue enterrado en el convento de San Basilio (José Manuel Rico García, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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