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domingo, 1 de enero de 2023

La Iglesia del Convento de Madre de Dios, en Carmona (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia del Convento de Madre de Dios, en Carmona (Sevilla).
       Hoy, 1 de enero, Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, en la octava de la Natividad del Señor y en el día de su Circuncisión. Lo Padres del Concilio de Éfeso la aclamaron como Theotokos, porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres de el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para Explicarte la Iglesia del Convento de Madre de Dios, en Carmona (Sevilla).
     El Convento de Madre de Dios se encuentra en la calle Madre de Dios, s/n; en Carmona (Sevilla).
     Corresponde al tipo conventual sevillano con una sola nave, cubierta por artesonado, y presbiterio cuadrado, sobre el que aparece una bóveda semiesférica. Los muros interiores del templo presentan una abundante decoración de yeserías, estando además la capilla mayor decorada con pinturas doradas ejecutadas en 1700. El convento se estableció durante 1520 en las casas cedidas por Gonzalo de Andino y Marina de la Barrera, durando su construcción hasta fecha bastante avanzada del siglo XVII. A principios de este siglo deben fecharse la bóveda del presbiterio y algunas de las yeserías de la nave, pues la mayor parte de ellas corresponde al último tercio del citado siglo, pues consta que en 1672 intervenían en ellas el escultor Julián Jiménez y el albañil Gregorio de Molina. Al siglo XVI per­tenece el claustro principal del convento, recientemente reformado.
     El retablo mayor consta de banco, dos cuerpos de tres calles compartimentadas por columnas y ático. Su ejecución corrió a cargo  de Jacinto Pimentel, quien lo contrató en 1630, concluyéndolo al año siguiente. En el banco figuran dos lienzos de la misma fecha que el resto del con­junto que representan a San Vicente Ferrer y a Santa Catalina de Siena. En la parte inferior de la calle central se sitúa un expositor de la segunda mitad del siglo XVIII y en la superior se halla un relieve de la Asunción de la Virgen tallado por el autor del retablo. De ese mismo maestro son las esculturas de Santo Domingo de Guzmán, San Juan Bautista, Santo Tomás y San Juan Evangelista que aparecen en las calles laterales y el relieve de la Trinidad que remata el conjunto. A ambos lados del presbiterio se hallan dos grandes lienzos de la Adoración de los pastores y de los Reyes de finales del siglo XVII. El muro derecho de la nave se encuentra decorado con pinturas de temas dominicos ejecutadas a finales del siglo XVII. Se distribuyen en tres niveles superpuestos y están enmarcadas por yeserías de la misma época que las pinturas. En el nivel superior, situado a la altura de las ventanas, aparecen seis lienzos con santos dominicos; en el central se encuentran cuatro escenas de la vida de Santo Domingo de Guzmán y en el inferior figuran tres santas de la misma orden. Tres retablos completan la ornamentación del muro. El más cercano al presbiterio es de la primera mitad del siglo XVIII, figurando en la hornacina central una imagen de candelero de esa misma antigüedad de Santo Domingo. El siguiente es de mediados del XVIII y el contiguo, de carácter neoclásico, del primer cuarto del XIX. En este último se halla una imagen de candelero de Santo Tomás de Aquino de la misma fecha que el retablo.
     En el muro derecho se repite el mismo esquema decorativo que en el lado contrario. En el nivel superior aparecen siete lienzos de santos dominicos; en el central se disponen cuatro escenas de la vida de Santo Domingo y en el inferior se hallan tres de santas dominicas. Todas estas pinturas están enmarcadas por yeserías similares a las del otro muro. En este lado de la nave se sitúan cuatro retablos. Los dos primeros son de tipo neoclásico, de principios del XIX, y los dos últimos de finales del XVIII, figurando en ellos imágenes de cande­lero de igual cronología que los retablos. Siguiendo el mismo programa decorativo que en el resto de la iglesia, sobre el muro de los pies de la nave se sitúan cuatro lienzos con santos dominicos y uno con el tema de la Anunciación (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
     La iglesia corresponde al típico modelo conventual barroco de una sola nave con dos portadas en el muro del Evangelio, una de ellas actualmente se encuentra cegada. La nave se cubre con artesonado y el presbiterio con cúpula. Sus muros están decorados con yeserías que sirven para enmarcar pinturas de santos dominicos y escenas de la orden. En el presbiterio, la decoración se realiza con pintura mural de la misma época. A los pies de la nave aparece el coro, cubierto en su parte baja por un artesonado de principios del siglo XVII, mientras que el que cubre el coro alto es un magnífico ejemplo de artesonado mudéjar.
     En el interior del convento se conservan distintas construcciones de principios del siglo XVII, mientras que el que cubre el coro alto es un magnífico ejemplo de artesonado mudéjar.
     En el interior del convento se conservan distintas construcciones de principios del siglo XVI, y un claustro de doble galería con arcos de medio punto que apean sobre columnas de ladrillos. Dichas construcciones son de caracteres mudéjares (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Parece que la fundación de la comunidad Dominica se sitúa a principios del S. XVI.
     En 1520 comenzó a configurarse el edificio, integrando la trama urbanística del viejo casco medieval. Su construcción se dilató bastante en el tiempo, llegando a su extensión máxima en el s. XVII con la construcción de la capilla mayor, de estilo protobarroco está coronada con un sencillo casquete hemisférico y cuatro óculos decorados con motivos religiosos.
     La parte más interesante del convento es la iglesia, en ella se aúnan con armonía, las dos corrientes estéticas de máximo arraigo de la región: el mudéjar y el barroco.
     Consta de una estrecha nave con piso de barro y cubierta por artesonado de madrera. A los pies de esta, se encuentra el modesto coro bajo y el coro alto, separados por reja y celosía respectivamente.
     El retablo mayor es obra de Jacinto Pimentel de 1.632.
     La iglesia está decorada con pinturas, todas ellas enmarcadas en yeserías barrocas.
     El Convento de Madre de Dios está ubicado en pleno casco histórico. Lo ocupan las religiosas dominicas desde el año 1515.
     La Iglesia responde al tipo conventual mudéjar y se compone de una nave con cubierta de artesa de pino de segura y otra, la nave del presbiterio, con bella cúpula barroca.
     La construcción de la Iglesia se inicia a mediados del S.XVI, correspondiendo todos los elementos al
gusto estético del S.XVII.
     Destaca la cupulita del presbiterio y la ornamentación a base de yeserías ejecutadas en 1671 por Julián Ximénez, que enmarcan las figuras de los Santos Dominicos. 
     El Retablo Mayor está presidido por un relieve con la Anunciación, escoltado por las figuras exentas de los Santos Juanes, Santo Domingo de Guzmán y Santo Tomás de Aquino. En el ático está la Trinidad, y en el banco aparecen las pinturas de San Vicente Ferrer y Santa Catalina de Siena.
     También es de interés la inscripción referente a la fundación del convento que se encuentra en la puerta de la Sacristía. Las primeras muestras de actividad datan de finales del S.XV o comienzos del S.XVI 
     Los cuadros colgados en los muros del presbiterio datan del S.XVII. Entre ellos se encuentran la Adoración de los Pastores y la Epifanía.
     En el Coro Alto quedan únicamente las celosías de carpintería, arregladas en 1611, y la armadura mudéjar. En el Sotocoro, aparte del órgano neoclásico traído de Santa Catalina y de la austera sillería decimonónica, destaca la techumbre de madera, de 1606, y la solería de olambrillas de cuenca de 1609.
     En el Coro Bajo aparecen las esculturas del Arcángel San Miguel y la Dolorosa, dos obras del S. XVIII. Como curiosidad, se encuentra una estatuilla de la Virgen de Gracia (patrona de Carmona).
     1. Retablo Mayor. El retablo principal es una pieza de interés arquitectónico y escultórico, realizado en la primera mitad del S. XVII por Jacinto Pimentel, una figura cumbre en la Sevilla de su época.
    2. Pinturas del S. XVII. En los laterales del presbiterio se encuentran pinturas del S. XVII, ya de 1700 son los motivos dorados que cubren por completo sus paramentos.
    3. Santo Domingo de Guzmán. Una talla del S.XVI, revestida en las ocasiones solemnes con ricos hábitos dieciochescos y buenos atributos de plata: banderola de fundador y libro con azucenas.
    4. Ocho cuadros ubicados en los laterales de la nave. Los cuadros representan escenas de la Orden. Están distribuidas en el cuerpo de la nave.
    5. Retablo Neoclásico. En el retablo neoclásico se veneran la Virgen del Amparo, San Martín de Porres, San Vicente Ferrer y Santo Tomás de Aquino.
    6. Púlpito. Entre los bordados de la Iglesia hay que destacar los adornos del púlpito, donde aparece un escudo de la Orden.
    7. Santo Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia. Imagen fechada hacia 1800.
    8. Reja del Coro. Esta reja es característica de los conventos de dominicas. Está colocada sobre azulejos de aristas del S.XVI, que marcan el tránsito al coro.
    9. Coro. Es la parte más íntima y recogida de la capilla. Su armadura mudéjar fue realizada por un maestro anónimo en 1574, que la concibió repleta de estrellas y lazos de a ocho.
    10. Virgen de la Encarnación. Esta imagen de la titular de la Orden pertenece al círculo de Jorge Fernández Alemán, en cuyo camarín, por la cara interior, se lee: ’Se acabó de manera, año 1793, y se doró en el año 1788’.
    11. San José. Cuadro del S.XVIII.
    12. San Vicente Ferrer. Imagen de vestir del S.XVIII. 
    13. Patio Central. Está concebido de acuerdo con los cánones de la estética mudéjar, aunque está muy reconstruido (Ayuntamiento de Carmona).
     El convento Madre de Dios de Carmona se encuentra situado en la calle de su mismo nombre, contiguo a las Casas del Cabildo antiguo, en pleno corazón del centro histórico de la ciudad. 
     Parece que la fundación de la comunidad dominica se sitúa a principios del siglo XVI. En 1520 comenzó a configurarse el edificio, integrándose en la trama urbanística del viejo casco medieval. Llega a su extensión máxima en el siglo XVII.
     La parte más interesante del convento es la iglesia. Consta de una sola nave cubierta por un artesonado mudéjar. El retablo mayor es obra de Jacinto Pimentel y fue concluido en 1632. La iglesia está decorada con pinturas, todas ellas enmarcadas en yeserías barrocas.
Horario
(Visita por Hospedería)
Viernes, sábados, domingos y festivos de 10:00 a 13:00 y de 16:00 a 18:00 (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Conozcamos mejor la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
     La primitiva memoria litúrgica de Santa María giraba en torno a su maternidad divina, juntamente con su perpetua virginidad, y en la Iglesia de Roma, antes de la introducción de las cuatro primitivas fiesta marianas orientales (Natividad, Anunciación, Purificación y Asunción), se celebraba el uno de enero, Octava de la Navidad, a mediados del siglo VI, como Natale sanctae Mariae. Posteriormente pasó a centrarse esta jornada en la Circuncisión del Señor, por influencia galicana, en la segunda mitad del siglo VII, lo que justifica la estación en Sancta Maria ad Martyres (Panteón), referida en el Sacramentario Gregoriano, y el tinte mariano de los textos pese al cambio de conmemoración, rastreable ya en el Gelasiano. 
     No podía ser de otra manera: como reacción ante las grandes herejías cristológicas, que ponían en tela de juicio la maternidad divina, se fue desarrollando, a la par que la teología sobre María, la Virgen Madre, una eucología propia derivada de ella.
     En Occidente, con posterioridad, se empezó a celebrar, por lo menos, a partir del siglo XI, una fiesta particular de la maternidad divina y se extendió en los siglos XIII-XIV. El veintiuno de enero de 1751 Benedicto XIV Lambertini la concedió a Portugal, fijándola en el primer domingo de mayo y componiéndole Oficio y Misa. 
     A partir de aquí se extendió a otros lugares, como Nápoles, Perugia, Toscana, Inglaterra… y a institutos religiosos. En 1914 empezó a celebrarse el once de octubre en vez de el segundo domingo de dicho mes. En 1932 fue extendida para toda la Iglesia Latina para esa fecha esta fiesta de la Maternidad de María por Pío XI Ratti, en conmemoración del XV centenario del Concilio de Éfeso (año 431), en que se definió como dogma dicha verdad teológica.  
     En la reforma del calendario de 1969 se reubicó en la Octava de Navidad, rescatando esa fiesta mariana de la primitiva liturgia romana. No podemos olvidar, como nos recuerda el Papa Pablo VI Montini en su Marialis Cultus nº 5, que “el tiempo de Navidad constituye una prolongada memoria de la maternidad divina, virginal, salvífica de aquélla cuya virginidad intacta dio a este mundo un Salvador […]” (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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