Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Plaza-Mercado de Abastos, en Écija (Sevilla).
Hoy, 14 de enero, en la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética, actualmente la región española de Andalucía, Memoria de San Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó el tratado De los oficios eclesiásticos (c. 632) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II]..
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Plaza-Mercado de Abastos, puesto que ocupa el solar del antiguo convento, colegio e iglesia de San Fulgencio, perteneciente a la Compañía de Jesús, en Écija (Sevilla).
La Plaza-Mercado de Abastos, se encuentra en la calle Compañía, 6; en Écija (Sevilla).
Este edificio público se crea para centralizar el comercio de los abastos de Écija en los comienzos de la etapa isabelina, concretamente en 1844, y se edifica sobre el solar que ocupara el antiguo convento y colegio de la Compañía de Jesús.
Lo construye la Sociedad de Fomento, constituida en 1843 por Don José Angulo Lasso de la Vega, marqués del Arenal, dado que el antiguo inmueble jesuítico se encontraba semiderruido en 1842.
Para esta obra existieron varios proyectos, uno de ellos, de 1843, su autor es Don Manuel Galiano y otro para modificación de la obra existente, es de 1863 y se debe a D. Balbino Marrón y Ranero. (García León, Gerardo. Actas de V Congreso de Historia de Écija. 2000).
Los puestos del mercado se distribuyen en el claustro (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La Plaza de Abastos de Écija, ya en la Edad Media, configuraba el centro social, político y económico de la zona. El comercio se conformaba alrededor de distintos puestos portátiles que vendía pan, frutas, leche, hortalizas y jabón. El vinagre, vino y trigo de importación se vendía en el edificio de la alhóndiga situado en la Plaza Mayor, otros en la calle de la Caza, donde se hallaban las pescaderías y las carnicerías reales, construidas a finales del citado siglo para centralizar el abasto en la ciudad y, aparte, algunas calles eran la sede de otras manufacturas como Cintería, Odrería, Platería, Especiería y Albardería.
Durante tres siglos el uso de la plaza estaba dividido entre el comercio de bienes, el ocio y el espacio para el pueblo. Fue en el año 1843 cuando un grupo de astigitanos liderado por el marqués del Arenal crearon la Sociedad de Fomento con el único objetivo de llevar a cabo la construcción de una plaza de mercado. El espacio elegido para construir la plaza de abastos era el recinto ocupado por el antiguo convento, colegio e iglesia de San Fulgencio, que perteneció a la Compañía de Jesús y que se quedó en manos del Ayuntamiento debido al mal estado en el que se encontraba. De esta manera, el mercado se construyó en el año 1844 dando pie a la abolición del sistema de mercado ambulante más propio de la época medieval.
Actualmente, el mercado está gestionado por el Ayuntamiento de Écija y los comerciantes están agrupados en la Asociación de comerciantes del Mercado de Écija (Turismo de la Provincia de Sevilla).
Hermano de los santos Leandro e Isidoro, rige la diócesis de Écija en los primeros años del siglo VII. En el año 610, ya era obispo de Astigi y como tal firma en Toledo el decreto de Gundemaro, por el que se declara a la sede toledana metrópoli de la provincia cartaginense. En el 619 asiste al concilio II de Sevilla, presidido por su hermano san Isidoro, y debió morir poco después (Carlos Ros. Sevilla romana, visigoda y musulmana, en Historia de la Iglesia de Sevilla. Editorial Castillejo. Sevilla, 1992).
Conozcamos mejor la Biografía de San Fulgencio, obispo;
San Fulgencio, (Cartagena, Murcia, 540-550 – Écija, Sevilla, 620-623). Obispo y santo.
Los datos históricos son muy escasos y, en su mayor parte, indirectos y ofrecidos por los escritos de sus ilustres hermanos Leandro e Isidoro. Fulgencio nació en Cartago Nova, fruto de la unión de un alto funcionario hispanorromano, Severiano, y de una dama de origen godo y religión arriana primero y convertida al cristianismo tras el exilio. En la misma ciudad nacieron con seguridad dos de sus tres hermanos, Leandro y Florentina, y tal vez, el menor, Isidoro. La familia se vio obligada a salir de Cartagena, probablemente a causa de la rebelión de Hermenegildo y la persecución de Leovigildo y se instaló en Sevilla, donde los padres murieron pronto. Parece ser que, por encargo de su hermano mayor, regresó a Cartagena y el mismo Leandro, en su obra De la instrucción de las vírgenes y desprecio del mundo, dedicado a su hermana Florentina, se lamenta de haber enviado a Fulgencio a dicha ciudad; este texto ha contribuido a que, sin ningún rigor histórico, muchos autores, entre los que destaca el cardenal Belluga, lo citen como obispo de Cartagena.
En el año 610 aparece firmando, como obispo de Astigi (Écija), el Decreto de Gundemaro por el que se reconoce la primacía de la sede toledana sobre la de Cartagena, entonces bajo el dominio bizantino. Otra noticia documentada lo sitúa en el 612 acudiendo al II Concilio de Sevilla, donde defendió los intereses de su diócesis en unos litigios que lo enfrentaban con los obispos de Málaga y Córdoba. En otro concilio celebrado en Sevilla entre 622 y 624 se abrió un proceso contra el obispo de Astigi y, en este caso, el nombre que aparece no es el de Fulgencio, sino el de Marciano como cabeza de la sede.
No se conservan obras escritas por él, aunque se le hayan atribuido algunas fruto de la confusión con Fulgencio de Ruspe, discípulo de san Agustín, pero sí parece que su hermano Isidoro de Sevilla escribió De origine officiorum sive de ecclesiasticis officiis, a petición suya, según consta en la dedicatoria de la obra.
Su culto es tardío y se produce sobre todo a raíz de la invención de sus reliquias y las de su hermana Florentina en el siglo xiv en el extremeño valle de las Villuercas, donde, según la tradición, habían sido llevadas por los cristianos de Astigi que huían hacia el norte de la invasión musulmana y que también llevaban consigo a la Virgen de Guadalupe. Las reliquias de los dos hermanos cartageneros se colocaron en la iglesia de la villa de Berzocana. En 1592-1593 se enfrentaron las diócesis de Plasencia y Cartagena, con su obispo Sancho Dávila a la cabeza, por la posesión de las reliquias, dando lugar al llamado pleito de los santos, que llegó hasta el propio rey Felipe II, quien encomendó el arbitrio al prior del monasterio de Guadalupe, fray Gabriel de Talavera; el asunto se solucionó repartiendo los huesos entre ambas diócesis y mandando dos de ellos al monasterio de El Escorial para el relicario de Felipe II. El pleito y el reparto trajeron consigo la difusión del culto de los dos hermanos en ambas diócesis, Plasencia y Cartagena, de donde es patrón. La devoción al santo también es muy importante en Sevilla.
El Acta Sanctorum cita su fiesta el 14 de enero y así se celebra en Sevilla, aunque en Cartagena es el 16 y en Plasencia, el 19 del mismo mes.
Iconográficamente san Fulgencio aparece como obispo, con mitra y báculo y en ocasiones con el libro.
Dos representaciones muy interesantes del santo se encuentran, una en la iglesia de Santa María de Cartagena, obra de Salzillo, y otra, salida de la mano de Gregorio Fernández, en el retablo de la catedral nueva de Plasencia (Elena Sainz Magaña, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre la localidad de Écija (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.
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