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Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

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domingo, 22 de enero de 2023

Los principales monumentos (Iglesias de María Auxiliadora, y Santiago apóstol; y Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes) de la localidad de Bollullos Par del Condado (y II), en la provincia de Huelva

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesias de María Auxiliadora, y Santiago apóstol; y Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes) de la localidad de Bollullos Par del Condado (y II), en la provincia de Huelva.

Iglesia parroquial de María Auxiliadora
     El primer obispo de Huelva, don Pedro Cantero Cuadrado, creó en 1955 una nueva parroquia bajo el título de María Auxiliadora, en atención a la devoción de los antiguos alumnos salesianos que impulsaron el proyecto de construcción de un Colegio Salesiano, cuyos trabajos se iniciaron en 1952, sin que llegaran a concluirse. En sus inacabadas obras se comenzó la labor de la parroquia en 1963. Adosado a ellas, se proyectó un nuevo edificio, según planos del arquitecto Jesús Gómez Millán. El templo actual, que culmina la Avenida  de la Coronación, se inauguró el 20 de junio de 1967. En 1991 se repararon las cubiertas y se levantó una espadaña con tres campanas.
     El edificio es de una sola nave con paramentos de ladrillo visto y testero frontal cóncavo, en ángulo obtuso. El perfil de la cubierta adopta la forma de dientes de sierra. A los pies, junto al cancel de entrada, se sitúa la capilla de bautismo, y, sobre ambos espacios, la tribuna del coro. Preside el presbiterio, sobre una pantalla de madera en su color, un Cristo Crucificado, Cristo del Amor, de tres clavos y cruz plana, realizado en pasta por José Lemus García en 1967. Al centro, la imagen titular de la parroquia, María Auxiliadora, de Joaquín Moreno Daza, de 1967. En el costado del Evangelio hay un interesante Vía Crucis firmado por J. Lemus, labrado en 1967 en piedra artificial blanca. En el costado de la epístola, hay un lienzo de la Virgen de las Mercedes, patrona de la localidad, de Fernando Carrasco Ferreira, firmado y fechado: «Ferreira, Junio 64». A su derecha, la imagen de Ntro. P. Jesús del Prendimiento, escultura en madera de cedro policromada para vestir de José Antonio Faraco Macías, (1997) (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     
Iglesia parroquial de Santiago Apóstol
     En la ampliación de este edificio, realizada por Antonio Matías de Figueroa entre 1776 y 1779, se traza un imafronte tripartito, acorde con las tres naves del templo. La portada central, que se corresponde con la nave principal, queda enmarcada por dos pilastras cajeadas con decoración geométrica, sobre la que discurre un sencillo entablamento. Encima se divisa un banco con una mansarda al centro y dos jarros en los extremos. De las tres portadas del imafronte, la central, ciega, es la más sencilla. Dos pilastras toscanas flanquean un arco de medio punto, levemente abocinado, sobre pilares con impostas. Sobre cada pilastra hay un trozo de entablamento liso, que enlaza con sendos óculos. Entre los trozos de entablamento discurre una moldura mixtilínea, sobre la que aparece la ventana coral.
     Las portadas laterales son idénticas. Presentan el cuerpo inferior delimitado por dos medias columnas toscanas adosadas a pilastras y traspilastras. Sobre los capiteles discurre el entablamen­to, que enmarca el arco escarzano de la puerta. Sendos frontoncillos de lados cóncavos coronan los soportes. El ático se dispone en función de su hornacina central con movida moldura. El trasunto de este ático es el de la portada principal de la parroquial de Almonte. Antonio Bonet, en 1978, hace hincapié en que Antonio Matías de Figueroa utilizó en esta fachada, al igual que en la de la iglesia del Campillo, columnas con anillo. Y la relaciona con el imafronte del Salvador de Sevilla. Por último, en la fachada lateral de la epístola, o Puerta del Sol, hay una sencilla portada adintelada. Se compone de dos pilastras, friso sin decorar, y frontón triangular. Es anterior a 1755, pues en el informe redactado por Pedro de San Martín, en 1756, ya  aparece reseñada. En 1922 se cedió gratuitamente una parte de su porche para vía pública.
     La torre parroquial es obra del último cuarto del Setecientos. Sustituyó a otra anterior que estuvo en uso hasta 1776, año en que Antonio Matías de Figueroa acomete la ampliación del templo. La torre actual despunta verticalmente a la derecha del imafronte. En el informe del referido arquitecto sevillano, datado en 15 de marzo de 1779, se anota que dicho artífice había le­vantado la torre hasta la imposta de los arcos del cuerpo de campanas. La torre actual se compo­ne de caña, cuerpo de campanas y chapitel. En la zona central del fuste o caña hay tres pequeños vanos y, más arriba, un balcón con antepe­cho de hierro forjado. A la altura de la primera ventana, se sitúa un azulejo del s. XVIII, de la Virgen del Carmen sacando del Purgatorio a las benditas ánimas.
     El templo fue restaurado tras el incendio pro­vocado el 19 de julio de 1936. Llevó a cabo las obras de albañilería el maestro Liborio Acosta Carrera, quien amplió los arcos que comunican las cabeceras de las naves laterales con la Capilla Mayor. Todas las piezas del artesonado fueron talladas por Antonio Delgado Jiménez. Se abrió de nuevo al culto el 30 de diciembre de 1942. En 1995 se acometieron las obras de renovación de la cubierta, según proyecto de Alfonso Álvarez Checa y Carlos Bolaños Hernández. Se accede al templo, de­sde la Plaza del Sagrado Co­razón, por la puerta de la nave del evangelio, a la que se  adosa la torre. Tras la portezuela que sube al cam­panario, se abre, como volumen añadido al  templo, la Capilla Bautismal, con rejas de hierro realizadas a partir de la construcción de la ca­pilla en 1778. A nuestra de­recha, se exhibe un lienzo del Bautismo de Cristo, de cuidado dibujo y vivo colorido, firmado por A. Díaz y Fernández, del año 1944. La pila bautismal es de mármol blanco, sobre pie abalaustrado de sección cuadrangular.
     Ya en la nave del evangelio, figura el Vía Crucis, de José Campanyá, 1942. A  los pies de la nave del Sagrario, aparece el retablo de la Virgen del Rocío, obra de Alfonso González, de 1951, en cuya hornacina central se expone el Simpe­cado de la Hermandad, bordado en sedas, ad­quirido el año de su fundación, 1936, en la casa Merlo, de Valencia. Ante él se expone la imagen de plata y marfil de la Virgen de las Mercedes que conduce el carretón del Rocío, obra de Juan Fernández y Francisco Buiza, de 1978. Además hay un Niño Jesús pastorcito, obra anónima se­villana de hacia 1800.
     A la nave del Sagrario se adosaron tres capi­llas: la de San José, Santo Entierro y Vera Cruz. La capilla de San José, construida hacia 1945, luce, en su bóveda y pechinas, pinturas alusivas al Patriarca, realizadas por Fernando Carrasco Ferreira hacia 1954. Le sigue el tramo central de la nave, cu­bierto con bóveda de media naranja, adornada con vibrantes lesenas, y presidido por la capilla de la Hermandad del Santo Entierro de Cristo y Soledad de María Santísima, funda­da en 1627. A ambos lados del altar arrancan sendas es­caleras que conducen al camarín, de forma cilíndrica, cubierto con bóveda de me­dia naranja. El frontis de la capilla ha sido diseñado en 1996 por José Andrade Zarza, situando bajo el camarín una amplia hornacina para la veneración del Cristo yacente.
     El Cristo de la Buena Muerte, yacente, escul­tura en madera policromada, es obra de Rafael Barbero Medina, de 1946. En el camarín, cubierto con bóveda semiesférica, con nervios ondula­dos y cornisa denticulada, se halla la Virgen de la Soledad en sus Dolores, obra de Castillo Lastruc­ci, de 1943, y restaurada en 1984 por Joaquín Moreno Daza. En un fanal de cristal, se expone un Niño Jesús pasionista, en barro policromado, obra anónima del s. XIX.
     La Capilla de la Hermandad de la Vera Cruz, se construyó en 1914, como consecuencia de la edificación de la nueva Capilla Sacramental; fue inaugurada el 22 de marzo de 1915. Preside, bajo dosel de terciopelo rojo, el Cristo de la Vera Cruz, escultura en madera de naranjo policromada, obra del escultor local Antonio Delgado Jiménez. Ha sido restaurado en 1992 por el taller sevillano Dueñas, dotando a la escultura de nueva policromía. La Virgen de la Esperanza, de candelero para vestir, es de Rafael Barbero Medina, de 1952.
     Preside esta nave auxiliar la Capilla Sacramental, construida en 1915 bajo el patrocinio de don Francisco Neble Delgado y su esposa doña Concepción  Illanes  Altolaguirre. Sobre la reja de ingreso campea la leyenda: «Capilla del Dulce Nombre de Jesús». La bóveda de aristas fue decorada en 1981 por José Colchero Caro, de Tomares, figurando cuatro medallones con los cuatro Evangelistas, obra de Antonio Martínez Fernández. Hoy preside un retablo salomónico neobarroco, de madera dorada, tallado por Antonio Delgado Jiménez, en 1946, y dorado por el sevillano Alfonso González Pérez. En la hornacina central, sobre el Sagrario, hay un Corazón de Jesús, escultura en madera policromada, obra de las Escuelas Profesionales de Sarriá, de 1946. El sagrario de bronce dorado con aplicaciones y esculturas de plata que representan a Santiago Apóstol, la Inmaculada, Niño Jesús eucarístico, San Fernando y San Francisco.
     Una vidriera con símbolos eucarísticos, de La Veneciana, Zaragoza, 1946, ilumina la capilla sacramental. En los paramentos laterales están colgados los siguientes lienzos donados por Ma­ría Ramona Pérez de Ayala: una copia de Murillo de la Anunciación, del s. XIX; cuadro anó­nimo sevillano de la Visitación, del siglo XVIII; copia del San Antonio de Murillo, de la Catedral de Sevilla. El óleo de la Virgen de las Mercedes, del s. XIX, fue donación de don Manuel Ayala Fernández. Los cuadros de los Padres de la Iglesia San Ambrosio de Milán, y San Jerónimo con hábito de la orden, del s. XIX, fueron donados por doña María Solís, viuda de Chaves. En la clave de la bóveda que antecede a las rejas de la capilla, hay una lámpara de plata del XIX; otra lámpara de metal plateado pende de la clave de la capilla.
     En la nave del evangelio hay un lienzo de Áni­mas, de 1945, con la Virgen del Carmen y la Stma. Trinidad, firmado por Rafael Blas Rodríguez. Preside esta nave el retablo de la Virgen de Fátima, obra del tallista y dorador sevillano Alfonso González, realizado en 1952. La imagen, de madera policromada, fue adquirida en Valencia a José Merlo.
     En la Capilla Mayor, preside un retablo de estípites realizado por Manuel Guzmán Bejarano y Luis Jiménez entre 1958 y 1959. En la hornacina central está la Inmaculada, escultura en madera policromada, de Francisco Buiza Fernández, de 1960. En las repisas laterales están San Sebastián y San Isidro Labrador, de Mario Díaz; de 1988 y 1989 respectivamente. Más arriba están dos óvalos con relieves de San Bernardo y San Francisco Javier. Sobre la hornacina central hay un pequeño nicho con una preciosa escultura en madera policromada de Santiago Apóstol a caballo, obra madrileña de Aniceto Marinas. En el ático, un relieve de la Stma. Trinidad entre las esculturas de San Pedro y San Pablo, y seis ángeles, de los mismos autores del retablo.
     En los paramentos laterales de la Capilla Ma­yor, al lado del evangelio, un lienzo de la Sagrada Cena, firmado por el sacerdote M. Oliver, en 1949, copiando al de Philippe de Champaigne (1645) del Museo del Louvre. Frontero a él, está el cuadro de Las Lágrimas de San Pedro, firmado por M. López de Ayala, en 1915. En la nave lateral izquierda de la Epístola, el retablo de Santa Rita, tallado en su color natural, obra de Manuel Cano Lagares, de 1946. En la hornacina central la escultura de Santa Rita de Casia, con hábito agustino, firmada por «J. Campanya Suc. Vda. Reixach, Barcelona». Fue adquirida en el taller barcelonés en 1943.
     En un arco rehundido, decorado con pinturas de Mario Díaz, de 1996, se venera el titular del templo, Santiago Apóstol en la Batalla de Clavijo, del taller barcelonés de José Campanyá, de 1943, que antes de la construcción del retablo mayor, ocupaba la hornacina central del presbiterio. En el arco rehundido siguiente, junto al cancel de la Puerta del Sol, un retablito de columnas entorchadas, tallado según la tradición barroca por Manuel Cano Lagares en 1945, en madera de color natural, dedicado a San Antonio de Padua, escultura en madera policromada, labrada en aquella fecha, por J. Lara. A continuación está un retablo de escayola, de 1947, en el que se venera a la Virgen de las Alegrías, imagen de candelero del s. XVII. A los pies de la nave se abre la puerta de San Cristóbal.
     El coro bajo queda clausurado por una reja, de hacia 1778, de dos cuerpos superpuestos y decrecientes, con barrotes abalaustrados. Después de 1936 fue recompuesta por el maestro Almeida, quien añadió los remates de la crestería, a base de flores de lis, eses contrapuestas, y, en el centro, la cruz de Santiago. La sillería de coro es de madera de ciprés, obra inacabada de Anto­nio Delgado Jiménez. Ha sido enriquecida en 1996 con balaustres, jarras y frontones partidos.
     En la antesacristía hay cuatro lienzos del s. XIX, que reproducen el Ángel de  la  Guarda, copia de Murillo, una Anunciación, una copia de la Inmaculada de Murillo, y la Virgen del Carmen entregando el escapulario a San Simón Stock, del siglo XIX. En el despacho parro­quial hay un Crucifijo, de factura popular sevillana, del último tercio del s. XVIII, con cantoneras de plata de la época.
     La orfebrería sufrió importantes pérdidas en 1936, pero lograron salvarse algunas piezas notables de la segunda mitad del s. XVIII, como el juego de cruz parroquial y ciriales de plata, decorados a base de rocallas, en los que figuran los punzones de Vicente Gargallo y José Carmona, respectivamente. El incensario presenta los punzones de Gargallo, García, NO8DO y Giralda. En el mismo momento se sitúan el acetre e hisopo de agua bendita, con el punzón de V. Gargallo. Hay un cáliz de plata liso con los signos de Alexandre y Cárdenas. Por último, un salero bautismal, de plata, con decoración de rocallas, de la misma época. En 1940 y 41, en los talleres sevillanos de Valdés, se labraron, en plata dorada, un ostensorio y un cáliz, en elegante diseño a juego. Una custodia, de 1943, presenta el astil en forma de ángel, y cuatro medallones en su base. En el mismo año, 1943, se hizo un cáliz de plata dorada, con la cruz de Santiago en esmalte rojo. Una arqueta de plata para las llaves del sagrario fue hecha en Sevilla hacia 1954. En 1989 se construyó una peana a propósito para esta custodia, a fin de procesionar en las andas de plata de la Virgen de las Mercedes (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
     El inmueble fue construido en el siglo XIV y se adapta al modelo de templo mudéjar de tres naves, la central más alta y ancha que las laterales, separadas mediante pilares cruciformes sobre los que descansan arcos formeros de medio punto doblados y delimitados por alfiz. Las naves se cubren con armadura de madera, la central de par y nudillo y las laterales de colgadizo.
      La segunda gran etapa constructiva del edificio fue realizada en el último cuarto del siglo XVIII en estilo barroco. En ella se llevó a cabo la ampliación de un tramo hacia los pies de las tres naves, el coro bajo y tribuna superior, capilla bautismal, reformas del trazado de arcos y molduraciones interiores, así como la fachada de los pies y la torre. La capilla mayor tiene planta rectangular y testero plano. Está cubierta con bóvedas, nervada de terceletes en el espacio anterior y de medio cañón apuntado en la zona de la cabecera que cobija el retablo mayor. Se encuentra a mayor altura que la nave y se accede a través de una escalinata, delimitada en ambos lados por una baranda metálica con pasamanos de madera.
     El retablo mayor, que cubre el testero plano de la cabecera de la capilla, fue realizado por Manuel Guzmán Bejarano y Luis Jiménez entre 1958 y 1959. En el lado izquierdo de la nave central, y adosado al tercer pilar que la separa de la nave del Evangelio, se ubica el púlpito. Está realizado en hierro forjado y es fruto de la restauración de la posguerra, a imitación de otro púlpito anterior desaparecido.
     El coro se halla a los pies de la nave central y ocupa el primer tramo. El coro bajo cierra la nave de la que se separa mediante una reja de hierro realizada en 1778, dispuesta con dos cuerpos superpuestos y decrecientes de barrotes abalaustrados.
     Las dos capillas situadas en las cabeceras de las naves laterales muestran cubiertas planas y se comunican con el presbiterio mediante vanos de medio punto rebajados.
     A la capilla Bautismal se accede a través de la nave del Evangelio en su primer tramo, a través de un vano de medio punto cubierto con reja de hierro forjado realizada en 1778. Tiene planta cuadrada cubierta con bóveda semiesférica sobre pechinas. En su interior se encuentra la pila bautismal realizada en mármol blanco, cuya taza descansa sobre un pie abalaustrado de sección cuadrangular.
     A partir de esta capilla, y paralelo a la nave del Evangelio, se abre un espacio rectangular, dividido mediante arcos de medio punto sobre pilares de sección cuadrangular, dando prácticamente lugar a una nueva nave denominada del Sagrario. Sus tres tramos son cuadrados y están cubiertos con dos bóvedas de crucería en los extremos y en el central con bóveda semiesférica sobre pechinas. A este cuerpo o nave se abren cuatro capillas.
     En el exterior, la fachada de los pies del templo presenta una disposición de tres portadas. Éstas se encuentran separadas mediante dos grandes pilastras cajeadas, decoradas con motivos de rombos y círculos que enlazan en la zona superior con un sencillo entablamento en cuyos lados se remata con pináculos. Sobre el conjunto se levanta un cuerpo central a modo de ático compuesto de un vano de medio punto flanqueado con pilastras y frontón triangular coronado también con pináculos.
     La portada central es la más sencilla y aparece configurada por dos grandes pilastras toscanas que flanquean un arco de medio punto cegado, ligeramente abocinado y apeado en pilares con impostas, en cuyo interior se abre un vano adintelado. Trozos de entablamento y sendos óculos coronan las citadas pilastras enlazadas además por una moldura mixtilínea sobre la que se establece un vano rebajado que da luz al coro. Las portadas laterales tienen las mismas características constructivas y decorativas. Presenta cada una un vano escarzado entre columnas adosadas a pilastras y traspilastras sobre potentes basamentos. En dichos soportes descansa un frontón de lados cóncavos con remates piramidales que flanquean una hornacina central, enmarcada con molduras muy movidas, actualmente ocupadas por las imágenes de San Antonio en la portada derecha y de Santiago en la izquierda. La portada que se abre en la nave de la Epístola se halla a nivel más alto que el suelo, diferencia que salva mediante una escalera con antepecho de hierro. Se compone de un vano adintelado flanqueado por pilastras en los laterales y frontón triangular en la zona superior. En el lateral izquierdo de esta fachada se ubica un cuadro de azulejos dedicado a San Cayetano.
     La torre ocupa el ángulo lateral izquierdo del buque de la Iglesia y se encuentra adosada a las fachadas de los pies y del Evangelio. Es de planta cuadrada compuesta de un alzado de tres cuerpos: caña, cuerpo de campanas y chapitel. El primero es de mayor altura y acentúa su impulso vertical mediante un panel de enmarcamiento que simula pilastras en los ángulos. En el centro del frente meridional, y dispuestos verticalmente, se abren tres pequeños vanos adintelados y un balcón con baranda de hierro forjado sobre el que se ubica el reloj de esfera, colocado en este lugar en 1889. También en este cuerpo y en el mismo frente se encuentra un cuadro de azulejos del siglo XVIII con la representación de la Virgen del Carmen con el Niño, cabezas de ángeles y a sus pies la representación de las Ánimas del Purgatorio, enmarcados con motivos forales. Separa el primero del segundo cuerpo de campanas una imposta con pinjantes y un banco apilastrado realizado con ladrillos vistos, en cada uno de sus flancos se abren vanos de me- dio punto entre estípites pareados planos, de orden toscano. Un segundo banco apilastrado con cornisa remata el conjunto y da paso al chapitel poligonal, revestido de azulejos en blanco y azul, coronado por una cruz de hierro que se asienta sobre un cuerpo octogonal, circundado con pilares en los ángulos y coronados con jarrones y antepecho de hierro en cada uno de sus frentes. La torre en su segundo cuerpo presenta decoración de cerámica vidriada de color azul, en pinjantes, estípites, pretil y soporte octogonal del chapitel.
     El acceso a la torre se realiza a través del muro lateral izquierdo del coro alto. El interior del primer cuerpo se compone de una rampa en torno a un machón central que comunica con el cuerpo de campanas.
     Parece ser que la más temprana construcción de la iglesia se remonta al siglo XIV, puesto que ya aparece en un documento de 1361 aportado por Ladero Quesada, donde se recoge el recibimiento que ofrecen los vecinos a su nueva señora Urraca Osorio. Una cronología anunciada por Angulo Iñiguez, que había situado su erección durante la Baja Edad Media, siguiendo el modelo prototípico de la iglesia mudéjar sevillana.
     Años más tarde, en 1396, la iglesia vuelve a aparecer en un nuevo documento, en este caso el testamento de Juan Alonso de Guzmán, primer conde de Niebla, que exige el cumplimiento de la manda testamentaria de trescientos maravedíes para la obra de la iglesia, dispuesta por su primera esposa.
     La siguiente noticia del templo nos lleva a mitad del siglo XVI, cuando Francisco Cid realiza el primer retablo, hoy desaparecido, de la capilla mayor.
     Durante la primera mitad del siglo XVIII, diversas visitas canónicas nos informan sobre el estado de la iglesia y los cambios introducidos en estos momentos. En 1731 se dispone la ampliación de la iglesia, con la incorporación a la misma de la sacristía y la edificación de una nueva tras la capilla mayor, que se lleva a cabo entre 1734 y 1737. En 1736, el arquitecto del Arzobispado Diego Antonio Díaz firma unos informes sobre las obras de una capilla y torreón para el reloj. La vista de 1743 decreta el arreglo de la deteriorada armadura que cubre la nave de la epístola y la sustitución de la primitiva escalera de la torre. En 1746, se ordena el refuerzo del muro de la nave de la epístola y un pilar por su estado ruinoso, y la reparación de la cubierta de la capilla mayor (armadura y tejas), continuando las obras en la escalera de la torre. En 1755 tiene lugar el terremoto de Lisboa, que provoca importantes daños en la iglesia. Joaquín de Herrera, maestro de obras, se encarga de la ejecución de reparación de la nave de la epístola. Estas obras se encuentran terminadas el 6 de octubre de 1756.
     La segunda gran etapa constructiva del edificio, la que le otorga buena parte de su actual configuración, se debe al último cuarto del siglo XVIII, y tiene lugar como respuesta al incremento demográfico de la población. El 12 de octubre de 1776, Antonio Matías de Figueroa elabora un minucioso informe sobre el estado del inmueble y las obras que necesita. El 12 de diciembre de 1777, se nombra director de la obra a Antonio Domínguez de Espina. Las obras se llevan a cabo entre 1777 y 1779.
     A lo largo del primer tercio del siglo XIX, se llevan a cabo diversas obras de pequeña envergadura, destinadas a subsanar los desperfectos (básicamente cubiertas, solería...) que las sucesivas visitas van poniendo de manifiesto. En 1889 se instala el actual reloj esférico de la torre y en 1897 José Parfonry coloca el primer pararrayos. Las cuatro campanas de la torre están fechadas en 1789, 1838, 1912 y 1946.
     En el siglo XX, a causa de los desafortunados sucesos acaecidos durante la guerra civil española, el templo queda seriamente dañado e inmediatamente se inician los trámites para su restauración. De este modo, en octubre de 1938 comienzan las obras según proyecto formulado (en noviembre de 1936) por el arquitecto sevillano Antonio Yllanes del Río, que cesa en diciembre del mismo año por desacuerdo con la marcha de los trabajos y es sustituido en la dirección, desde febrero de 1939, por el arquitecto provincial José María Pérez Carasa, que acepta las modificaciones introducidas en el proyecto de su predecesor.
     La última intervención llevada a cabo ha tenido lugar en marzo de 1995 y mayo de 1996, según proyecto de Alfonso Álvarez Checa y Carlos Bolaños Hernández (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes
     La ermita de Ntra. Sra. de las Mercedes se en­cuentra en un promontorio extramuros de la vi­lla, a distancia de un cuarto de legua, en la ca­rretera de Rociana. Su ubicación en un lugar alto puede ser debido a antiguos emplazamientos de poblados o villas romanas, donde no sería extraño que hubiera sido precedido por otros lugares de culto. La Virgen de las Mercedes fue proclamada Patrona de la villa el 18 de agosto de 1683 con motivo de una pertinaz sequía. Patronazgo que fue refrendado por rescripto pontificio de 12 de octubre de 1953. Finalmente, la imagen fue coronada canónicamente el 2 de julio de 1948.
     El 22 de junio de 1919, el párroco, don José Domínguez Pabón, solicitaba licencia para restaurar la ermita. Se encomendó el proyecto del santuario al arquitecto Juan de Talavera. Una vez terminado, con leves variantes sobre lo proyectado, se bendijo e inauguró el 10 de julio de 1927, como reza una lápida en su interior. En 1985 se transformó su estructura, que, de ser de una sola nave con crucero, pasó a tener tres naves, al incorporar al espacio interior una galería abierta en el lado del evangelio y unas dependencias de la Hermandad en el lado de la epístola. Su planta es de tres naves con arquerías divisorias de tres arcos de medio punto sobre pilares rectangulares con impostas; la nave central, cubierta con bóveda de cañón y arcos fajones, el crucero con bóveda semiesférica sobre pechinas y bóvedas de cañón; las naves laterales, con techo plano. La capilla mayor, de testero plano, está decorada con un retablo de estuco, de estructura clasicista, que se complementa con el camarín de factura y decoración neogótica, al que se accede por las laterales por sendas escaleras de barandales con tracería igualmente neogótica. En 1985 se construyó el coro sobre la puerta principal.
     En el sotocoro se puede contemplar una hornacina con una pequeña imagen petitoria de la Virgen de las Mercedes, de principios del XIX. A los pies de la nave lateral del Evangelio, hay un lienzo del Calvario que está firmado por M. Chiappi, en 1951. Debajo, una puerta, tallada por Manuel Cano Lagares, conduce al coro. En el paramento lateral, entre dos ventanales, un lienzo, copia de la Anunciación de Murillo, del Museo de Sevilla, ofrece idéntica inscripción y firma: «Copia de Murillo por M. Chiappi 195l». Le sigue el cuadro de la Inmaculada grande, con la misma dedicatoria, firma y fecha. En el crucero, una sarga recoge la legendaria aparición de la Virgen de las Mercedes al pastor. En el cama­rín, sobre columna de mármol y capitel corintio romanos, es venerada la imagen de Ntra. Sra. de las Mercedes, obra de fines del siglo XVI, de candelero, vestida con los atributos mariológicos de Inmaculada, Madre de Dios y Reina. En su brazo izquierdo porta al Niño Jesús, obra de Marcelino Roldán, labrada en 1760. En la mano derecha ostenta un cetro rodeado de una palma, ofrecido en 1813 por haber salido el pueblo indemne de la invasión francesa. La áurea diadema imperial de la coronación canónica es obra de Ordóñez, de 1948, aunque habitualmente luce ráfaga, co­rona y media luna de plata de fines del XVIII.
     El simpecado rico fue realizado entre 1814 y 1817, en que se pintó la efigie de la Virgen, se adquirieron los cañones y la cruz de plata, y fue bordado por Sor Mariana del Rocío, religiosa dominica de Almonte.
     Un lienzo de gran tamaño recoge un exvoto dedicado por los tíos de don Mariano Ayala y Penillos por el favor recibido de la Virgen el 26 de noviembre de 1861, al recibir accidentalmente el joven un disparo de escopeta. Pintura costumbrista de buena factura. En el lado de la epístola del crucero, un gran lienzo representa la Coronación canónica, firmado por el sacerdote M. Oliver, en 1949. En el paramento de la nave de la epístola, hay un lienzo de la Virgen con el Niño que conserva la misma dedicatoria que los fronteros, firmado «Copia de Murillo. M. Chiappi 1951». Entre los ventanales de esta nave está una copia de la Adoración de los pastores, de Murillo, del Museo de Sevilla, con idéntica dedicatoria, firma y fecha. A los pies de la nave, sobre la puerta de una alacena, una copia de la Asunción de la Virgen, de Juan del Castillo, sin firma, quizás del mismo copista. El Vía Crucis es una serie de litografías de Desgodets, París.
     La orfebrería más destacable de la Herman­dad es el dinanderíe del s. XVI, representando las figuras de Adán y Eva en el Paraíso, inspiradas en grabados de Durero. Un cáliz de plata compuesto por piezas de diferentes épocas, y un ostensorio de plata sobredorada, de la primera mitad del s. XVII. La vara y la cruz del simpecado, están fechadas en 1816. El rico cáliz de plata dorada que se usa en las grandes solemnidades fue realizado en 1905, y donado a la Hermandad en 1948.
     La Sala de Juntas de la Hermandad, construida frente al Santuario, conserva una colección de 28 exvotos, desde 1810. Puede verse allí la litografía de la Virgen de las Mercedes, encargada por el presbítero don Mariano Ayala en 1864 a Olivar. Hay un lienzo, que retrata a otro sacerdote de la familia Ayala, el jesuita P. Pedro María Ayala, firmado por J. Mantis, en el año 1958. La Virgen de las Mercedes recorre procesionalmente las calles del pueblo en la tarde y noche del 12 de septiembre, en un trono dorado, reproducción del que hicieran José Rodríguez e hijos en 1856. En él figuran las pequeñas efigies de San Joaquín con la Virgen Niña, San José con el Niño, San Rafael y San Miguel, de 1758, restauradas en 1979 y 1982 por Rafael Barbero Medina. Para su traslado desde la ermita a la población, los talleres de Villarreal, de Sevilla, construyeron en 1978, de metal plateado, unas andas con baldaquino sobre cuatro varales, que sustituyen a las que hizo Juan de Astorga en 1819, y que se reprodujeron después de 1936 (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).

     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesias de María Auxiliadora, y Santiago apóstol; y Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes) de la localidad de Bollullos Par del Condado (y II), en la provincia de Huelva. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia onubense.

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