Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle González Cuadrado, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 9 de enero, es el aniversario de la muerte (9 de enero de 1811) de José Martín Justo González Cuadrado, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle González Cuadrado, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle González Cuadrado es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de la Feria, del Distrito Casco Antiguo; y va de la plaza de Montesión, a la calle Peris Mencheta.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
El nombre primitivo, desde el s. XV, es el de Bancaleros. Así se denominaban los fabricantes de bancales o tapetes para cubrir los bancos, que era el elemento que en estos siglos se utilizaba con más frecuencia como asiento. La mayor parte de ellos vivían en ella en el citado siglo y primer tercio del s. XVI. En 1879 se le dio el actual en memoria de José González Cuadrado (1772-1811), fusilado por los franceses, junto con Bernardo Palacios Malaver, por negarse a identificar a los compañeros de conspiración. Una barreduela, hoy integrada en esta calle, a la altura del núm. 44, se denominó, por lo menos desde la segunda mitad del s. XV, Piedra Horadada (Peña Horadada a partir del s. XVI), aludiendo, sin duda, a una piedra o roca con algún orificio que existiese en ella, posiblemente restos de una escultura (desembocaba en otra denominada Piernas, precisamente por estos restos de escultura). Piedra Horadada terminaba formando ángulo con la actual Divina Pastora, pero a partir de fecha imprecisa se fue ocupando y ya en el plano de Olavide (1771) aparecen, como hoy, sendas barreduelas en las dos calles con las que enlazaban. En 1845 perdió el nombre primitivo y se incorporó a González Cuadrado.
Posee un trazado algo irregular y curvo, con numerosos entrantes y salientes en la línea de fachada de los pares, en parte producto de un proceso incompleto de alineación. En esta misma acera arranca Divina Pastora y se encuentra la barreduela citada; hacia la mitad de los impares desemboca Cruz Verde. Desde fines del s. XVI hay noticias de que estaba empedrada. Fue adoquinada en la primera década de la presente centuria, pero tuvo que ser reparada años más tarde; en la década de 1970 se le vertió encima la capa asfáltica actual. Carece de aceras en la mayor parte de su trazado, existiendo algunos trozos dispersos, unos de losetas y otros de cemento, por lo demás bastante estrechas y sin apenas espacio para que circulen los peatones, especialmente en los impares. Allí donde no hay aceras se conservan guardaejes. Por lo menos hasta 1934 estaba iluminada con gas, pues en este año se suplementa dicho sistema con una bombilla para toda la calle; se instala definitivamente la electricidad en 1948, y en la actualidad cuenta con farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas.
Las casas son fundamentalmente de dos y tres plantas, que van del s. XVIII al actual, algunas, incluso, de reciente construcción. Llama la atención una de estilo neomudéjar, el núm. 42, pero la mayoría son de tipo popular, y varias han sido rehabilitadas. Rompe las características de la calle el edificio esquina a Monte-Sión con patio abierto al exterior. Dentro de la escasa actividad económica que se detecta en ella, pues la mayor parte de los edificios están dedicados a viviendas, aparte de alguna pequeña tienda y taller, destaca un centro comercial, en una posición estratégica, frente a la desembocadura de Cruz Verde. En el s. XVII había varias tabernas que por razones de orden público fueron cerradas en 1652; su existencia tendría que ver con la proximidad del mercado de la Feria, sin embargo, dicho mercado no incide hoy en una mayor actividad económica en la calle. Otros datos a consignar son que en Piedra Horadada existió en el s. XVI el Hospital de San Antonio de Padua, y que en 1827 murió en esta calle el poeta sevillano Francisco López de Castro, nacido en 1771 [Antonio Collantes de Terán Sánchez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
González Cuadrado, 20. Casa del siglo XVIII, de dos plantas, con fachada dividida en calles por pilastras.
González Cuadrado, 40. Casa de dos plantas de bellas proporciones, la segunda avitolada [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Aunque en muchas estampas aparece don Luís Daoíz en figura de joven y gallardo militar, lo cierto es que había nacido en 1767, y por lo tanto, tenía cuarenta y un años de edad; y ya su cara, quemada por el sol de las campañas de Orán, por el salitre del mar, en el que también luchó dos años como teniente de la Artillería naval, y finalmente, surcada por las amarguras de más de un año de prisión al ser capturado por los enemigos de España, era ya, la cara rugosa, de un hombre a quien la vida maltrató mucho.
Perteneció don Luís Daoíz a una de las familias más ilustres de Sevilla, y aunque no vivió sino escaso tiempo en nuestra ciudad, tenía aquí muchos y buenos amigos.
Entre ellos se contaban don Bernardo Palacios y Malaver, y don José Martín Justo González Cuadrado, los cuales al enterarse de la muerte heroica de su amigo Daoíz, hicieron propósito de vengarle, más aún habiendo muerto a manos de los enemigos de nuestra Patria.
González Cuadrado y Palacios Malaver, tomaron parte inmediatamente en la conspiración que se promovió en toda Andalucía contra los franceses de Napoleón y la casa número 18 de la calle Águilas, donde vivía González Cuadrado, se convirtió en centro de reuniones de los patriotas.
González Cuadrado era al mismo tiempo, organizador en Sevilla, y enlace entre la Junta Nacional y los distintos lugares de la región. Así, para circular por pueblos y campos sin ser reconocido, adoptaba los más diversos disfraces, apareciendo unas veces vestido de arriero, otras de pastor, otras de fraile, y en fin de tratante de ganados, de comerciantes, y hasta de mendigo. De este modo, llevaba las órdenes de la Junta a las guerrillas alzadas en Sierra Morena y otros lugares de la región.
Había nacido en Sevilla un individuo apodado Pantalones, holgazán, borracho, pendenciero y delincuente habitual, muy conocido entre la gente del hampa, y frecuente huésped de la Cárcel.
Este Pantalones, fue utilizado por los franceses como confidente y delator, para perseguir a los patriotas.
El Pantalones actuó con siniestra eficacia, y la noche de Navidad de 1810, supo que González Cuadrado iba a efectuar un recorrido por diversos pueblos, amparado en que aquellos días, por ser fiestas, los franceses habrían aflojado un tanto la vigilancia.
Denunció el Pantalones su descubrimiento, y la Policía montó un servicio que dio por resultado detener tres días más tarde, el 28, a González Cuadrado, a Palacios Malaver, y, a la esposa de éste, doña Ana Gutiérrez, los tres portadores de mensajes y órdenes de la Junta y de una carta cifrada de don Francisco Cienfuegos. Desde Castilleja de la Cuesta, donde fueron apresados, se les condujo a Sevilla, encerrándoles en prisiones. Esto fue el 28 de diciembre de 1810.
El capitán General francés, duque de Dalmacia, encargó mucho que se les arrancase el secreto de la lista de nombres de los conspiradores andaluces, pero Gonzalo Cuadrado y Palacios Malaver se resistieron a declarar, prefiriendo morir ellos con tal de que se salvasen muchos valientes compatriotas.
Debe hacerse constar que el mariscal francés Soult, y el jefe de Policía don Miguel Ladrón de Guevara, no permitieron que se diera tormento para interrogarles, aunque todavía se usaba el tormento en España y el abogado defensor don Pablo Pérez Seoane tuvo acceso a visitarlos hasta el último momento.
Condenados a muerte por el Consejo de Guerra, ambos caballeros, y puestos en capilla, todavía el duque de Dalmacia insistió en su pretensión enviando un ayudante a la prisión, portando un pliego de indulto firmado por el propio Capitán General, ofreciéndoles a ambos perdonarles la vida a cambio de que declarasen.
Rechazaron los dos con energía el indulto a ese precio y el jueves, 9 de enero, de 1811 fueron sacados a las dos de la tarde de la prisión, y, llevados a la Plaza de San Francisco, donde se ejecutó la sentencia de muerte, tratándoles como a vulgares malhechores ya que a pesar de su calidad, se les dio garrote vil.
Los cadáveres de González Cuadrado y Palacios Malaver, fueron echados en la fosa común de los ajusticiados, que estaba en el Patio de los Naranjos de la Catedral.
La partida de defunción en la iglesia parroquial de San Ildefonso, está anotada al margen de la partida de Bautismo, y dice:
"Falleció en esta Ciudad con Muerte de garrote, Don Joseph María
González y Cuadrado, la que prefirió por heroísmo a la condición
que le exigían los enemigos para liberarse de ella si declaraba los
sujetos que había en esta Ciudad, cómplices con el, en la comisión
de observar sus operaciones y dar parte al legitimo Gobierno español."
Firma la nota el doctor Matías Espinosa, Cura propio. Por cierto, que como se escribió tardíamente, ya en 1813, hay un error en la fecha, que en el Libro figura como el 7 de enero. Yo poseo un escrito que dirigió al Rey la madre de Palacios Malaver y en él consta que su heroica muerte fue el día 9 de enero de 1811.
En el Patio de los Naranjos existe una lápida que recuerda la abnegación y heroísmo de ambos caballeros sevillanos.
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La calle González Cuadrado, al detalle:
Retablo cerámico de la Virgen del Rosario
Edificio González Cuadrado, 20
Edificio González Cuadrado, 40
Edificio González Cuadrado, 42
Retablo cerámico de la Virgen de Omnium Sanctorum
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