Por Amor al Arte, déjame
ExplicArte la provincia de Málaga, déjame
ExplicArte los principales monumentos (Casa de los Navajas, Iglesia de San Miguel Arcángel, Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, y Torre Molinos o Torre de Pimentel) de la localidad de Torremolinos, en la provincia de Málaga.
Datos geográficos Comarca de la Costa del Sol Occidental
Superficie: 20 km2
Altitud: 49 m
Latitud: 36º 37' -
Longitud: -4º 29'
Distancia a Málaga capital: 17,4 km
Datos demográficos Población: 70.933
Gentilicio: Torremolinenses
Ayuntamiento plaza Blas Infante, 1, 29620
952379400 - 952379496
www.torremolinos.es Cuando artistas como Grace Kelly y Orson Welles recorrían sus calles en las décadas de los años 50 y 60, Torremolinos era todavía un barrio costero de la ciudad de Málaga que atraía a turistas que buscaban un enclave más privado y tan cosmopolita como el de la metrópoli. Más de medio siglo después, Torremolinos mantiene el encanto que le convirtió en objetivo de estos legendarios personajes y, además, se ha convertido en uno de los referentes turísticos de la Costa del Sol.
Torremolinos es uno de los motores económicos de la provincia gracias, entre otros, a su industria turística y a la actividad que genera el Palacio de Congresos y Exposiciones de la Costa del Sol. Además, es una ciudad que mezcla a la perfección la población local con sus turistas, ya que cada año son muchos los que se instalan definitivamente por su comodidad y por un estilo de vida ligado al mar. Si decides escaparte a este municipio a un salto de Málaga (10 kilómetros), puede que seas el próximo que decida quedarse.
En Torremolinos no puedes perderte sus monumentos:
La plaza de la Costa del Sol y la calle San Miguel son de visita obligada para empezar a conocer Torremolinos. La primera, situada en el centro del municipio, se ha convertido tras su peatonalización en un referente cultural con numerosas exposiciones en plena calle. La segunda es un inmenso escaparate donde se pueden encontrar todos los regalos con los que el turista quiera regresar de Torremolinos.
El recorrido por el patrimonio histórico de este municipio puede empezar por la torre de Pimentel o torre de los Molinos, que le otorga su nombre. Fue levantada por los nazaríes hacia el año 1300 dentro de las torres defensivas del antiguo reino de Granada y, en la actualidad, está registrada como Bien de Interés Cultural.
La Casa de los Navajas es otro de los monumentos que dan singularidad a Torremolinos. Se trata de un palacio residencial cuyo interior está inspirado en la Alhambra de Granada y que, tras su remodelación y reapertura en el año 2014, se ha convertido en uno de los enclaves mejor valorados por los turistas y está declarado de Interés Histórico. Situado junto al mar, los turistas también podrán contemplar el monumento a las Playas.
La visita a este municipio puede continuar por la escultura del Rapto de Europa, la estatua de Picasso o el monumento al Turista. Así como las iglesias de San Miguel y de la Virgen del Carmen, el Hotel Pez Espada y el antiguo Colegio de Huérfanos de Ferroviarios, sede del centro cultural Pablo Ruiz Picasso. Y, para terminar,
Torremolinos también regala a sus visitantes un trozo de su historia y tradición con el barrio del Calvario, donde todos los jueves se celebra el popular mercadillo entre casas de color blanco y calles estrechas para las que no ha pasado el tiempo (Diputación Provincial de Málaga).
Antes de la eclosión turística, que hizo su nombre mundialmente conocido, Torremolinos era un pequeño pueblo pesquero, situado a escasos kilómetros de la capital y con apenas treinta casas y una sola calle, dominado por la Torre de Pimentel, junto a la cual se alzaba el molino, que se conserva, y a los cuales debe su denominación el enclave. Sin embargo, no era éste el único molino, pues con antelación a los años del desarrollismo existieron otros similares -los de Manojas, Molinillo, del Pan Triste, del Batán- cuya memoria sólo perdura en el callejero o en escasos restos. A partir de 1950, Torremolinos fue creciendo a un ritmo vertiginoso, perdiendo sus peculiares características, que no se han conservado ni en la plaza ni en el barrio pesquero de La Carihuela, hasta el punto de permitirle obtener, en fechas recientes, su segregación del término municipal de Málaga, al que estuvo adscrito desde comienzos del siglo XX.
Salvo algunos edificios singulares, como la Casa de María Barrabino, único resto de la arquitectura burguesa del siglo XIX, que se encuentra además en un sitio principal, la plaza del pueblo, la Casa de los Luque, espectacular obra neomudéjar, el Sanatorio Marítimo, con moderna estructura de pabellones, de Guerrero Strachan, o el Colegio de Huérfanos de Ferroviarios, obra racionalista de Francisco Alonso Martos, protegida al formar parte de la selección del DOCOMOMO ibérico, se comprende que los testimonios arquitectónicos más interesantes de Torremolinos se encuentren ligados a su compleja infraestructura de servicios. De esta manera, entre 1959-1960, Manuel Muñoz Monasterio y Juan Jáuregui Morales levantaban el Hotel Pez Espada, obra representativa del llamado «estilo del Relax», y algunos años después, Antonio Lamela Martínez hacía lo propio con el Hotel Meliá, dentro de unas líneas arquitectónicas de corte internacional. Sin embargo, la gran construcción contemporánea ha sido el Palacio de Congresos y Exposiciones, debido a Rafael de la Hoz Arderius y Gerardo Olivares James, cuya monumentalidad racionalista, sobrio formalismo y armónica conjunción de volúmenes constituye un notable y elegante exponente de la incidencia de las vanguardias en la Costa del Sol.

Pero tan espectacular transformación no ha venido acompañada de una planificación ponderada y armónicamente compensada con la cualidad orgánica propia de una ciudad. De ahí que la localidad constituya hoy uno de los más desafortunados ejemplos de brutalismo urbanístico, por no hablar de las pretenciosas intervenciones en materia de ornato público, que han convertido realidades visuales, como el Monumento al turista, no sólo en una parodia de las columnas conmemorativas romanas y los triunfos barrocos, sino en un canto declarado al dudoso gusto de lo «kitsch», entre otros, aunque, afortunadamente, cuenta también con otros monumentos de interés, como los grupos escultóricos realizados por Elena Laverón.
En los últimos años se ha construido un complejo lúdico interesante, el Parque Acuático Aquapark, obra de Francisco Peñalosa, y se han puesto en valor algunas instalaciones antiguas, muy transformadas, como el Molino de Inca, de 1755, o el Complejo Los Manantiales, pues no podemos olvidar que Torremolinos, que tradicionalmente surtía de pan a Málaga, desde la mediación del siglo XIX también le proporciona el agua de sus manantiales, aunque desde 1501 Málaga tenía jurisdicción sobre algunos de estos lugares y el privilegio de las aguas torremolinenses (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El pueblito de pescadores y también agrícola, a partir del cual dio comienzo el fenómeno turístico de la Costa del Sol, se asoma al Mediterráneo desde la cima de un moderado promontorio, convertido hoy en una moderna ciudad de vacaciones, alegre, divertida y acogedora.
Historia
Los hallazgos encontrados en diversas cuevas, hoy desaparecidas, sitas en los alrededores del actual hotel Santa Clara, remontan el poblamiento de Torremolinos al Neolítico, es decir, a unos 5.000 años. Sin duda, debió estar ocupada por los romanos, como lo prueba la necrópolis romana encontrada en la plaza de Cantabria al comienzo de los años noventa del siglo XX. En 1300, los árabes construyeron una torre de defensa que, aunque en muy mal estado, todavía subsiste en la calle San Miguel. Pero su hito más importante en la ciudad fue aprovechar las múltiples corrientes de agua que bajan de los montes para instalar molinos harineros y batanes, de los que en 1849 quedaban todavía un total de 15, 14 molinos y un batán, que estuvieron funcionando hasta 1923, momento en que, al expropiar Málaga las aguas, comenzaron a desaparecer. Ambos elementos, torre y molinos, dieron nombre al lugar. En 1763 se construyó un fuerte para la defensa de la costa en la zona de Montemar, del que quedan algunos restos aún en el actual parque de la Batería. En 1900, ya fuera de uso, compró el fuerte el súbdito inglés George Langworthy, quien lo convirtió en un palacete rodeado de espléndidos jardines. Este inglés era un millonario bondadoso y caritativo al que muy pronto apodaron el inglés de la peseta, por la de plata con la que socorría a todo el que iba a pedir a su puerta. En 1930, Langworthy, que en 1918 había sido nombrado hijo adoptivo y predilecto de Torremolinos, convirtió la finca en residencia para extranjeros, que sería, de este modo, el primer antecedente del turismo en toda la costa. Su ejemplo fue seguido en 1933 por Carlota Alessandri, quien restauró su cortijo, Cucazorra, y abrió el parador Montemar. A partir de aquí comienza una carrera que todavía no ha terminado. En 1942 se inaugura el hotel La Roca. En 1948 ya funciona en La Carihuela la sala de fiestas El Remo. En 1959 se inaugura el Pez Espada, primer hotel de lujo, y Torremolinos entra a formar parte de las principales mecas del turismo mundial. Ahora bien, en 1923, la ciudad había vendido su autonomía municipal a Málaga por la cantidad de 252.288,73 pesetas, importe de su deuda con el Tesoro, que no podía satisfacer, autonomía que no volvería a recuperar hasta 1988, después de una prolongada y tenaz lucha con las autoridades de la época.
Gastronomía
Torremolinos, con el gran foco de La Carihuela al frente, reúne casi trescientos restaurantes en los que pueden encontrarse las especialidades culinarias de cualquier parte del mundo. Ahora bien, en su cocina tradicional priman los productos procedentes del mar. El plato por antonomasia es el pescaíto frito. Célebres son también los espetos de sardinas, que se encuentran en toda la costa. Las tortas de Torremolinos, de aceite, son el dulce de siempre, que acostumbra a consumirse de postre.
Artesanía
No existe una artesanía autóctona, pero en diversas calles y en el paseo marítimo, pintores jóvenes y otro tipo de artistas y artesanos ofrecen sus obras a los viandantes. Hay además un número incontable de comercios en los que pueden encontrarse todo tipo de artículos artesanales, bisutería, piel, madera, cuero, cerámica, tejidos, etc.
Fiestas
Tradicionales son las de la Virgen del Carmen, el 16 de julio, con procesión marítima que arranca de la playa de la Carihuela, y la Romería de San Miguel, el 29 de septiembre, una de las más importantes de España, en la que participan más de 200.000 personas y que ha sido declarada de Interés Turístico Nacional. En los últimos tiempos se han recuperado el Carnaval, en febrero; las Cruces de Mayo, a principios de este mes, y la Noche de San Juan. A ellas se han añadido el Día de los Verdiales, que a finales de marzo o primeros de abril, dependiendo de cómo caiga la Semana Santa, reúne en el pinar de los Manantiales, junto a la ermita de San Miguel, a un buen número de pandas y a muchísimo público; el Día del Residente, también en marzo o en abril; el Día del Pescaíto, en junio, y el Día del Turista, en septiembre. De enorme importancia es el Campeonato de Europa de Baile, que se celebra a finales de febrero y que reúne en el palacio de los deportes de San Miguel a cientos de parejas de todas las edades y todos los rincones de Europa.
VISITA
No tiene Torremolinos grandes y añosos monumentos de los que enorgullecerse. Lo que tiene, por encima de todo, es ambiente, un ambiente característico y bien distinto al de otras latitudes, incluso cercanas, en el que el visitante se siente atrapado nada más poner el pie en la calle. La plaza Costa del Sol sigue siendo el centro en el que todos los pasos confluyen. Hacia el norte parte la avenida de los Manantiales, gran eje que lleva al palacio de Congresos de la Costa del Sol, moderno edificio racionalista diseñado por los arquitectos Rafael de la Hoz y Gerardo Olivares, y hacia el complejo deportivo Ciudad de Torremolinos.
Al oeste de la avenida de los Manantiales se sitúa el
barrio del Calvario, núcleo primitivo de Torremolinos que conserva prácticamente intactas sus raíces tradicionales. Aquí se encuentran el
Ayuntamiento y la
Casa de la Cultura y, más allá de la circunvalación antigua, la
plaza de toros, el
complejo deportivo Ciudad de Torremolinos y el real de la feria de San Miguel.
Desde el lado sur de la plaza parte la calle de San Miguel, camino que lleva hasta el mar desde que el pueblo es pueblo, es decir, desde siempre, y que, a pesar de encontrarse en la actualidad llena de comercios, de barecitos y de restaurantes, no ha perdido ni un ápice de su personalidad.
A la derecha de esta calle, se encuentra el gracioso Pueblo Blanco, conjunto de callecitas y de viviendas floridas que imitan un pueblo andaluz y que, a pesar de su artificialidad, resultan muy sugerentes. En una pintoresca bajada, la calle de San Miguel concluye en la plaza del mismo nombre, en la que se levanta la iglesia de San Miguel, pequeño templo de carácter neoclásico.
Un poco más abajo se alcanza la playa del Bajondillo, ayer extenso arenal y hoy zona marítima en la que abundan las edificaciones y los establecimientos de servicios, y en la que se ha labrado un amplio paseo marítimo que, hacia oriente, discurre por las playas de Playamar y los Álamos, y hacia poniente llega hasta La Carihuela y, aún más allá, hasta las playas de Montemar y del Saltillo, ya en el límite con Benalmádena. La Carihuela ha sido hasta hace poco tiempo un barrio autónomo, de pescadores, que aún conserva gran parte de su viejo encanto, de manera principal en el paseo marítimo, convertido, no obstante, en uno de los grandes centros de la gastronomía de la Costa del Sol (Rafael Arjona. Guía Total, Málaga. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
Cuna y matriz de lo que andando el tiempo habría de llamarse la Costa del Sol, esta ciudad se asoma al Mediterráneo desde un suave promontorio que la sierra de Mijas protege del mal tiempo y de los vientos del norte.
Historia
Aunque el territorio gozó desde la antigüedad de un enorme atractivo para todos los pueblos que han navegado el Mare Nostrum, la primera referencia cierta que se tiene de la ciudad data de 1489 cuando, tras la conquista de Málaga por los Reyes Católicos, se produce el reparto de sus tierras entre los cristianos, figurando con el nombre de Los Molinos de la Torre.
Posteriormente, en unos mapas que se editan en Amsterdam en 1745, sólo con el nombre de Molinos. Estos molinos, de origen árabe, servían para la producción de harina y aceite y también en la industria del hierro, el papel, la sal o la pintura y eran movidos por el agua de los abundantes manantiales y pequeños saltos de agua de la zona. En 1924, la ciudad, todavía un pequeño enclave de pescadores y de hortelanos, pasó a formar parte del municipio de Málaga, del que volvió a independizarse en 1988.
Gastronomía
En Torremolinos existen más de 250 restaurantes en los que puede encontrarse todas las especialidades de la cocina nacional e internacional. La gastronomía propia, no obstante, se basa en sus renombrados productos del mar: gambas, cigalas, almejas, navajas, salmonetes, jureles, pescadillas, etc. Los platos tradicionales son el pescaíto frito y los espetones de sardinas, que comparte con toda la costa. Las tortas de Torremolinos (de aceite) son el postre más clásico.
Artesanía
Por las calles, ofrecen su obra pintores jóvenes y, en sus numerosas tiendas, se encuentra un amplio muestrario de artículos artesanales de bisutería, piel y cuero, madera, tejidos...
Fiestas
El 16 de julio se celebra la procesión marítima de la Virgen del Carmen que, desde la playa de la Carihuela, recorre todo el litoral. El 29 de septiembre tiene lugar la romería de San Miguel que reúne a más de 150.000 personas y es una de las más importantes de Andalucía. También se festeja el Día del Turista (1 de septiembre) y el Día del Pescaíto.
Vida urbana
El buen tiempo con el que cuenta la ciudad durante la mayor parte del año, con más de 300 días de sol y una temperatura media de 20 ºC, con brevísimos y suaves inviernos, propiciaron el gran desarrollo del turismo a partir de 1950, circunstancia que la ha convertido en un gran babel cuyo crecimiento ha ocultado casi por completo la fisonomía del primitivo pueblo.
El grueso del comercio y de los bares de copeo se localiza a partir de la plaza de la Costa del Sol y sus alrededores, la Nogalera, el Pueblo Blanco y la calle San Miguel, interesantísimo eje por donde pasa todo el mundo. A lo largo del paseo marítimo de la playa de la Carihuela se sucede un gran número de restaurantes donde se come, a la orilla misma del mar, el mejor pescado de la costa. Disco-bares, pubs con actuaciones en vivo, tabernas, bares hawaianos y pamperos, boleras, etc., que se reparten por toda la ciudad, engrosan la amplia oferta recreativa que se completa con la posibilidad de practicar casi cualquier deporte de mar o tierra, desde el tenis o el golf hasta la pesca o la vela. Las discotecas y lugares de ambiente juvenil se ha concentrado en los últimos años en las avenidas de Montemar y Carlota Alessandri.
Las playas, las excursiones a los atractivos pueblos del interior o la cercana capital, los congresos o las convenciones son algunas otras de las inmensas posibilidades que ofrece una ciudad cuyo principal atractivo, de todas formas, es su bulliciosa traza, su intenso cosmopolitismo y la corriente de simpatía que, sin saber bien por qué, se establece rápidamente entre sus diversos y heterogéneos visitantes.
VISITA
La plaza Costa de Sol es el centro tradicional de la ciudad moderna. A su izquierda, viniendo desde Málaga, se localiza el mar, a su derecha, la sierra. Hacia ésta, subiendo por la avenida de los Manantiales, se encuentra el palacio de Congresos de la Costa del Sol, edificio de diseño racionalista, obra de los arquitectos Rafael de la Hoz y Gerardo Olivares, concebido como un gran espacio central rodeado de un semianillo de volúmenes ciegos.
De un extremo de la plaza Costa del Sol parte, hacia la playa, la calle San Miguel, gran eje lúdico, lugar de encuentro y calle comercial por excelencia. A su espalda se abre el gracioso Pueblo Blanco, proyectado en 1973 tratando de imitar la estructura popular de un poblado andaluz. Entre casas encaladas, con balcones adornados con geranios y buganvillas, se abren bares y restaurantes.
La calle San Miguel baja hasta la plaza del mismo nombre, en una esquina de la cual se levanta la iglesia de San Miguel, pequeño templo de carácter neoclásico.
Desde aquí, una pintoresca pendiente con duce hasta la playa del Bajondillo y su extenso y cuidado paseo marítimo que se prolonga en dirección a Málaga a lo largo de las playas de El Lido, Playamar y los Álamos.
La avenida de Palma de Mallorca, que parte igualmente de la plaza de la Costa del Sol, y, posteriormente, la calle Carmen Montes, conduce hasta la pintoresca playa de la Carihuela (también se puede acceder andando, desde Playamar, por un agradable paseo que bordea la playa abierto en los últimos años). Su paseo marítimo y la calle paralela conserva el sabor del poblado de pescadores que era antaño.
Por encima de la avenida de Palma de Mallorca se sitúa el barrio del Calvario, con sus floridas calles en las que crecen los naranjos y los chirimoyos. En este barrio se encuentran la plaza de toros y la Casa de la Cultura (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
Casa de los Navajas Edificio neomudéjar construido en el año 1925 por Antonio Navajas Ruiz, vecino de Churriana que decidió establecerse en el municipio ordenando la construcción de la casa en la zona conocida como Huerta de la Cruz.
Declarado de Interés Histórico por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en 1991, el inmueble está situado en un acantilado frente a la playa de El Bajondillo y consta de dos plantas con miradores, siendo la planta baja la destinada a la vivienda de la familia. Su estética corresponde al estilo neomudéjar que floreció en España, y en particular en la provincia de Málaga, a finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte, siendo la decoración interior inspirada en la Alhambra de Granada. Este edificio tuvo especial relevancia en la Exposición Universal de Sevilla de 1929
(Diputación Provincial de Málaga).
Iglesia de San Miguel Arcángel
Torremolinos cuenta con siete templos de culto católico, de los cuales el más antiguo es la Iglesia de San Miguel, construida en 1718 en estilo neoclásico y ampliamente reformada en 1896. Está situada en la plaza de los Santos Arcángeles, siendo éste su antiguo nombre (Diputación Provincial de Málaga).
Iglesia de Nuestra Señora del Carmen
La Iglesia Nuestra Señora del Carmen está localizada en Torremolinos, concretamente en el popular barrio de la Carihuela en la Costa del Sol malagueña. Es una construcción moderna de finales de los setenta del siglo veinte que se realiza sobre la anterior capilla que estaba dedicada a la patrona de los marineros. Está presidida en el altar mayor por la imagen de la Virgen del Carmen (Diputación Provincial de Málaga).
Torre Molinos o Torre de Pimentel De edificación reducida se asemeja en su posición defensiva a las de otras fortalezas musulmanas del litoral, como Fuengirola, Salobreña o Almuñecar.
Su forma es casi un prisma rectangular, pues las dimensiones en su base 7.20 m x 6.10 m tienen poca variación con las del pretil de la azotea 6.63 m x5.05 m.
La torre viene posee aproximadamente unos doce metros de altura, su cuerpo inferior, de la mitad de su altura total, es completamente macizo. Su eje mayor se orienta de norte a sur, estando su entrada primitiva formada por un hueco, cobijado por un dintel curvo de ladrillo, que se abre en el centro de su muro oriental. Este hueco permitía ingresar a una planta de 3.18 m de alto y 5 m x 4.1 m de planta que se halla dividida en dos estancias desiguales separadas por un arco de 1.88 m de luz. La sala menor de 2.79 x 1.22 tiene una gran ventana que permite vigilar el mar. De la habitación mayor arranca una escalera de 70 cms cubierta parcialmente por bóveda de cañón, en la cual un tramo y dos recodos, con pañoleta, salvan la altura de la terraza.
En la segunda planta encontramos una división en tres espacios en el sentido transversal, el central, de 95 cms, es continuación e una meseta de la escalera y sirve de ingreso a dos salas, estrechas y alargadas, aposento y lugar de observación de los vigías. A 2.63 m desde la solería se cubren estos espacios con bóveda de espejo y de cañón, con arcos fajones. Por último, la azotea de 5.63 m x 4.55 m, tiene pretiles de 93 cms de altura y 50 de espesor, habiéndose suprimido los matacanes. El desembarco de la escalera se abre en el ángulo suroeste.
La leve escarpa lateral de 28 cm permiten fecharla sobre el siglo XIV, antes de que se generalicen las armas de fuego, que se pretendían contrarrestar con la inclinación de los muros de la fortaleza. También reafirma esta fecha su fábrica, totalmente de tapiales o adobe de tierra, como Gibralfaro. Para un estudio de la evolución del tipo es interesante la comparación con las torres de dimensiones similares de Pimentel y de Guadalmansa.
También conocida con el nombre de Torre de Pimentel. Se trata de una atalaya situada en la punta de una escarpada de la villa, construida sobre la roca viva, cuyo fin era el de proteger todo el complejo industrial y agrícola de Torremolinos. En 1497 se sabe de su existencia por las ordenanzas en que se designa una guarnición a este puesto, en este documento aparece con el nombre de Torre de los Molinos, pero en un memorial de 1491 se la cita ya como Torre de Pimentel, personaje citado en los libros de repartimiento de Málaga, y seguramente se tratara de Juan Pimentel, Maestre de la Orden de Alcántara, o de Rodrigo de Pimentel, conde de Benavente (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Su forma es casi un prisma rectangular, pues las dimensiones en su base 7.20 x 6.10 metros tienen poca variación con las del pretil de la azotea 6.63 x 5.05.
La torre tiene aproximadamente unos doce metros de altura, su cuerpo inferior, de la mitad de su altura total, es completamente macizo. Su eje mayor se orienta de norte a sur, estando su entrada primitiva formada por un hueco, cobijado por un dintel curvo de ladrillo, que se abre en el centro de su muro oriental. Este hueco permitía ingresar a una planta de 3.18 metros de alto y 5 x 4,1 metros de planta que se haya dividida en dos estancias desiguales separadas por un arco de 1.88 metros de luz. La sala menor de 2.79 x 1.22 tiene una gran ventana que permite vigilar el mar. De la habitación mayor arranca una escalera de 70 cms cubierta parcialmente por bóveda de cañón, en la cual un tramo y dos recodos, con pañoleta, salvan la altura de la terraza.
En la segunda planta encontramos una división en tres espacios en el sentido transversal, el central, de 95 cms, es continuación a una meseta de la escalera y sirve de ingreso a dos salas, es-trechas y alargadas, aposento y lugar de observación de los vigías. A 2.63 m desde la solería se cubren estos espacios con bóveda de espejo y de cañón, con arcos fajones. Por último, la azotea de 5.63 x 4.55 metros, tiene pretiles de 93 cms de altura y 50 de espesor, habiéndose suprimido los matacanes. El desembarco de la escalera se abre en el ángulo suroeste (Diputación Provincial de Málaga).
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ExplicArte los principales monumentos (Casa de los Navajas, Iglesia de San Miguel Arcángel, Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, y Torre Molinos o Torre de Pimentel) de la localidad de Torremolinos, en la provincia de Málaga. Sólo tienes que contactar con nosotros en
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