Por Amor al arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle (plaza) de la Campana, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy. 29 de marzo de 2021 (Lunes Santo), es el mejor día para ExplicArte la calle (plaza) de la Campana, de Sevilla, dando un paseo por ella, puesto que forma parte de la llamada Carrera Oficial (itinerario obligatorio que recorren todas las Hermandades de Penitencia durante la Semana Santa, para realizar la estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral.
La calle (plaza) de la Campana es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en los Barrios de la Alfalfa, y de la Encarnación-Regina, del Distrito Casco Antiguo, y va de la confluencia de las calles Martín Villa con Santa María de Gracia, a la confluencia de la plaza del Duque con la calle San Eloy.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente.
Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario.
La vía, en este caso una calle (plaza), está dedicada a una campana, que al parecer, existió en el lugar.
y está dedicada a una campana que, al parecer, existió en el lugar.
La primera referencia documental a este espacio se remonta a 1510, en que se describe como la "calle que va desde la salida de Sierpes a la plaza del Duque", y ya en 1666 con el nombre de Campana, cuyo origen explica así, probablemente sin fundamento, González de León: "Desde muy antiguo estaba en este sitio el almacén donde el Ayuntamiento custodiaba todos los pertrechos para apagar y cortar los incendios públicos, en cuyo almacén estaba colocada una campana que era la que se tocaba en estos casos para convocar al pueblo y operarios para dar pronto auxilio y de esta campana tomó nombre la calle". Según este mismo autor, con anterioridad a Campana fue conocida como plazuela del Pastelero y del Confitero, "porque de antiquísimo había estas dos casas en este sitio".
En algún nomenclátor aparece también llamada plaza de los Valientes. Ninguno de estos tres últimos topónimos han podido documentarse, sin embargo, hasta el momento como alusivo a este espacio. Una parte del mismo debió conocerse a finales del XVI y principio del XVII con el nombre de Agua (Sec. 10, 1601), calle citada por el escritor Cristóbal de Chaves como el "lugar más público de Sevilla, donde había otras muchas mujeres que vivían como las del partido" (Relación de la cárcel de Sevilla).
La configuración actual de la Campana es el resultado de varias reformas urbanísticas iniciadas en la segunda mitad del s. XIX y culminadas en los años 20 de nuestro siglo (siglo XX).
En el plano de Olavide (1771) se presenta como un lugar relativamente estrecho y muy estrangulado en sus extremos, lo que sin duda ha contribuido a que, a pesar de la consideración oficial de calle que siempre ha tenido, sea designado como plaza en no pocos documentos, textos literarios y hasta en el uso popular. Los primeros intentos de ensanche de la Campana se remontan a mediados del XIX, cuando el Ayuntamiento adquiere la finca situada entre San Eloy y plaza de Duque y la derriba en 1854, con objeto de alinear convenientemente la nueva fachada y descongestionar esa esquina. Entre lo años 80 del mismo siglo y los primeros del XX se ensancha la parte que limita con O'Donnell, y ya en la década de los 20, dentro del gran proyecto urbanístico del eje Campana-Encarnación, se elimina el tapón de las calles Plata y Santa María de Gracia, con el derribo del edificio del café cantante Novedades y el consiguiente ensanche de toda esa zona.
En la actualidad Campana es un espacio corto y relativamente ancho, parcialmente cerrado en su parte final, entre San Eloy y plaza del Duque, lo que contribuye a darle cierto aspecto de plaza. Se sitúa en un eje ideal de penetración oeste-este del casco antiguo, entre las antiguas Puerta Real y Puerta Osario. Desembocan en él, por la derecha, Capataz Rafael Franco, y por la izquierda Sierpes, O'Donnell y San Eloy. Las primeras noticias de su empedrado se remontan a 1597, y en la actualidad posee pavimento asfáltico y anchas aceras de losetas. En 1854 fue uno de los primeros puntos de Sevilla, junto con Sierpes y Alfonso XII, en los que se colocaron las nuevas farolas de gas, que según una gacetilla del periódico El Porvenir, parecían "blancos fuegos de Bengala". En 1899 el Ayuntamiento acordó instalar focos eléctricos especiales en la madrugada del Viernes Santo. Hoy es una de las pocas calles céntricas de la ciudad que poseen báculos de pie, que alternan con las acacias de la acera derecha y los naranjos de la izquierda. Conserva todavía, a pesar de no pocas desnaturalizaciones recientes, un caserío de buen porte, con edificios de estilo regionalista, de tres y cuatro plantas, sobre todo en los pares. Destacan el núm. 2, neobarroco, proyectado en 1927 por Ramón Cortázar y ejecutado por Juan Talavera; el 6, de José Gómez Millán (1912), y el 7, del mismo. La casa más antigua es la núm. 1, donde está ubicada la confitería La Campana; tiene cuatro plantas, con fachada avitolada y dividida en calles por pilastras. En los años 60 fue derribado el edificio esquina con O'Donnell, obra de Aníbal González.
Al menos desde el s. XVIII Campana ha sido uno de los enclaves más importantes de la ciudad como centro comercial y recreativo de Sevilla, pues enlazaba Sierpes con la zona de la Alameda de Hércules, uno de los ejes, sobre todo a lo largo del XIX y principios del XX, de la diversión y del comercio. La abundancia de bares, cafés y establecimientos variados, así como el permanente trasiego de público le han otorgado el calificativo de "Puerta del Sol" sevillana, como dejó escrito el viajero francés decimonónico Antoine de Latour. Otros la han llamado metafóricamente el "corazón de Sevilla". Semejantes calificaciones están avaladas por la riqueza de datos que la documentación histórica arroja sobre este lugar. Ya en el s. XVIII había buñolerías y puestos de venta ambulante, que se intensifican en la centuria siguiente, la época de los grandes establecimientos, como el famoso café de la Campana o de Bordallo y la Cervecería Inglesa. La parroquia del primero, ha escrito Luis Montoto, estaba compuesta de "artesanos, corredores, tratantes en granos o toreros" (En aquel tiempo). Estos últimos solían parar en otros bares y tabernas del lugar, pero era en el de Bordallo, más tarde café de Paris y luego de Roma, en la esquina de O'Donnell, donde se daba cita una gran parte de la torería local, como recoge Pérez Lugin en Currito de la Cruz, donde habla también de la aristocrática "Fiambrera" ("En la Campana [...] no logró ni una mirada de los fachendosos toreros de menor cuantía que la pintaban a la puerta del café París ni de los aficionados de la clase popular que les hacían la corte. En cuanto a los señores sentados detrás de las lunas de la aristocrática "Fiambrera", y los toreros empingorotados que hacían tertulia en la vecina cervecería inglesa, ni se enteran de su paso por el mundo". Hasta los años 20 de nuestro siglo estuvo en pie el famoso café-cantante Novedades, situado, junto a la taberna Las Campanillas, en un bello edificio con mirador y entradas por Santa María de Gracia y Martín Villa).
Había también en ese enclave importantes comercios, -González de León (Las calles...) habla sobre todo de las zapaterías de lujo, en pleno siglo XIX-, y gran movimiento de vendedores ambulantes, ciegos con pregón, mendigos, bandas de pilluelos de los diversos barrios, que allí dirimían a veces a pedradas sus diferencias. Abundaban las tertulias en pie, en las esquinas y puertas de los establecimientos, en medio del humo de las buñolerías. Allí paraban los gallegos o mozos de cuerda, los coches de punto y más tarde los automóviles y tranvías. Todo ello generaba lo que J. Romero Murube recuerda como "la espesura humana de la Campana", el continuo ir y venir de un público que de día llenaba los comercios y de noche los cafés y los bares. Siempre tuvo la Campana algo de improvisada ágora popular, que González de León comenta diciendo que "era punto de parada de los ociosos". También hubo en el XIX un teatro.
Dada su condición de espacio noble, fue al menos desde el s. XVII paso obligado de procesiones religiosas y cívicas, desfiles militares, cabalgatas, manifestaciones y fiestas carnavalescas. Ese carácter no lo ha perdido del todo, aunque se ha visto sustituida, para ese fin, por otros enclaves urbanos. No obstante, sigue siendo el punto en el que comienza la llamada "carrera oficial" del desfile de cofradías de Semana Santa, para lo cual se instalan en esos días palcos y sillas. Con ese motivo la Campana adquiere un ambiente especial, que llega a su punto culminante la madrugada del Viernes Santo: "Os confieso que no comprendí íntegra, profundamente -escribe José de las Cuevas- la Semana Santa de Sevilla, hasta que estuve el año pasado, toda la madrugada del Viernes Santo, en la Campana. Se acercaba la Macarena y la Esperanza, apresuradas, arrulladas ya por el alba, y la multitud alrededor mío estaba de pie, tensa. Temblaba. Permitidme la palabra: temblaba... Desde entonces, no discuto el calor, la devoción, la comunicación popular de la Semana Santa de Sevilla" (ABC, 15-IV-1949).
En los últimos años la Campana ha ido perdiendo su función recreativa para convertirse en un lugar casi exclusivamente comercial. A ello ha contribuido poderosamente la desaparición de establecimientos de mucha solera, como los ya citados café Novedades, París o el Pasaje Eritaña, en los años 20. Más tarde el restaurante Riviera, situado en la esquina de Capataz Rafael Franco, una de las primeras cafeterías modernas de la ciudad; y ya casi en nuestros días el bar Pinto, ubicado junto a la vieja sombrerería de Padilla Crespo y en cuyos veladores podía verse sentada en sus últimos años a la Niña de los Peines. También acaba de cerrarse el Tropical, en la esquina con Santa María de Gracia. Y antes algunos establecimientos comerciales, como la Farmacia Central, entre San Eloy y el Duque, con una bella decoración en madera; y una pescadería de gran tradición en Sevilla. Hoy ofrece un comercio variado (confitería, agencia de viajes, sombrerería, zapaterías, confección...) y algunos bancos, y sigue siendo un lugar muy frecuentado, con paradas de autobuses, cabinas telefónicas, un quiosco de prensa (el del famoso personaje Curro, ya desaparecido) y algunos tenderetes de grupos políticos y vendedores ambulantes. Por ello genera un gran movimiento de personas. Carece ya de la vida nocturna del pasado y sigue soportando un intenso tráfico rodado pues canaliza el flujo de vehículos hacia la Alameda de Hércules y la Encarnación [Rogelio Reyes Cano, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Campana, 1. Casa de cuatro plantas con fachada avitolada y dividida en calles por pilastras [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana. Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
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La calle (plaza) de la Campana, al detalle:
El edificio de la calle (plaza) de la Campana, 1 (Confitería "La Campana")
El edificio de la calle (plaza) de la Campana, 2
El edificio de la calle (plaza) de la Campana, 6
El edificio de la calle (plaza) de la Campana, 7
El edificio desaparecido, en la esquina con la c/ O'Donnell
El azulejo cerámico de la Virgen de la Esperanza de la Trinidad
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