Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la imagen Santa María Magdalena, de Castillo Lastrucci, titular de la Hermandad de la Hiniesta, en la Iglesia de San Julián, de Sevilla.
Hoy, 22 de julio, Memoria de Santa María Magdalena, que, liberada por el Señor de siete demonios, se convirtió en su discípula, siguiéndole hasta el monte Calvario, y en la mañana de Pascua mereció ser la primera en ver al Salvador retornando de la muerte y llevar a los otros discípulos el anuncio de la resurrección (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la imagen Santa María Magdalena, de Castilla Lastrucci, titular de la Hermandad de la Hiniesta, en la Iglesia de San Julián, de Sevilla.
La Iglesia de San Julián [nº 38 en el plano oficial del Ayuntamiento; y nº 75 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle San Julián, 2 (con portada lateral a la calle Moravia); en el Barrio de San Julián, del Distrito Casco Antiguo.
En el muro de la Epístola podemos contemplar el grupo escultórico del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Santa María Magdalena.
Hoy, 22 de julio, Memoria de Santa María Magdalena, que, liberada por el Señor de siete demonios, se convirtió en su discípula, siguiéndole hasta el monte Calvario, y en la mañana de Pascua mereció ser la primera en ver al Salvador retornando de la muerte y llevar a los otros discípulos el anuncio de la resurrección (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la imagen Santa María Magdalena, de Castilla Lastrucci, titular de la Hermandad de la Hiniesta, en la Iglesia de San Julián, de Sevilla.
La Iglesia de San Julián [nº 38 en el plano oficial del Ayuntamiento; y nº 75 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle San Julián, 2 (con portada lateral a la calle Moravia); en el Barrio de San Julián, del Distrito Casco Antiguo.
En el muro de la Epístola podemos contemplar el grupo escultórico del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Santa María Magdalena.
Ésta última es una obra de Antonio Castillo Lastrucci (1944), siendo una imagen de talla completa, en madera de cedro estofada y policromada, de 1,12 m., siendo intervenida por José Pérez Delgado, 1991 (nueva peana y limpieza y reintegración de la policromía).
Representa el pasaje evangélico: Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su Madre, María de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena» (Juan 19, 25).
En cabildo celebrado el 18 de febrero de 1944, la comisión gestora que gobernaba la hermandad acordó encargar una imagen de Santa María Magdalena a Antonio Castillo Lastrucci. Se pretendía con ello recuperar el misterio que la cofradía había venido procesionando a lo largo del primer tercio del siglo XX con la santa arrodillada al pie del Cristo de la Buena Muerte. Castillo tuvo que trabajar con gran celeridad, pues la intención de la hermandad era que la imagen se estrenase en la próxima Semana Santa. El 23 de marzo, el vicario aprobó la imagen y autorizó al párroco de San Julián para que la bendijese, saliendo por primera vez a la calle en la tarde del Domingo de Ramos, 2 de abril.
Esta escultura, que tuvo un coste de 7.000 pesetas, ha sido repetidamente considerada como la mejor figura secundaria salida de las gubias de Castillo Lastrucci. Su alta calidad demuestra que es una obra personal del maestro, con un cuidado estudio de la composición, los pliegues de los ropajes y el naturalismo de la expresión llorosa del rostro. Se trata de la única imagen de Santa María Magdalena de la Semana Santa de Sevilla de talla completa, destacando su rico estofado.
La Hiniesta es la única cofradía que ha conservado la escena de la Magdalena sola y arrodillada a los pies del Crucificado, un misterio que fue utilizado por otras hermandades que lo fueron suprimiendo a lo largo del siglo XX.
La hermandad conserva el boceto en barro que sirvió de modelo a Castillo Lastrucci para la ejecución de la imagen (Hermandad de la Hiniesta).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de Santa María Magdalena, discípula del Señor;LEYENDA
La primera pregunta que se plantea a propósito de María de Magdala, la Magdalenense, que con el tiempo se convirtió en la Magdalena, es saber si se trata de la pecadora anónima de quien habla el Evangelio según san Lucas (7: 37), o si es María de Betania, hermana de Marta y de Lázaro. Es lo que se denomina el problema de las tres Marías.
Los teólogos han publicado numerosas disertaciones acerca de este tema: De tribus aut unica Magdalena sin que llegaran a ponerse de acuerdo. Bossuet creía en tres Magdalenas, y efectivamente, parece que la Magdalena santificada por la Iglesia sea una amalgama de tres personalidades diferentes que la leyenda fundió en una sola.
Lo que sí es seguro es que no pertenece a la casta legión de las vírgenes ni a la de las mártires. Un sermón del siglo XIII habla de la doncella santa Magdalena, pero aclarando: quae non virgo, sed puella dici potest.
Ya hemos hablado a propósito de la iconografía de Cristo, de las escenas en las que Magdalena (una o trina) se encuentra en relación con Jesús. Limitémonos a recordarlas brevemente.
Aparece por primera vez en la Comida en casa de Simón el leproso (o el fariseo), donde unge con preciosos perfumes los pies de Cristo y los seca con sus cabellos.
Desde entonces se apega al maestro que ha elegido y lo recibe junto a su hermana Marta en su casa de Betania. Ambas obtienen del taumaturgo la resurrección de su hermano Lázaro.
Asiste a la Crucifixión y Jesús la favorece con su primera Aparición, pero conminándola a no tocarle (Noli me tangere), aunque algo más tarde invite a Santo Tomás a palpar la herida de su costado.
¿En qué se convierte ella después de la Ascensión de Cristo?
Según la versión greco-oriental, se habría retirado con la Virgen y san Juan en Éfeso, donde murió, para que luego sus reliquias fueran transportadas a Constantinopla.
De acuerdo con otra leyenda forjada en Borgoña en el transcurso del siglo XI y cuyo objeto era justificar la presencia y la autenticidad de las reliquias de santa Magdalena en la iglesia de peregrinación de Vézelay, María Magdalena se habría embarcado junto a su hermana Marta y su resucitado hermano Lázaro, en compañía del obispo Maximino y de las santas Marías, en una barca sin vela ni timón que llegó hasta las costas de Provenza, o al puerto de Marsella. Después de haber convertido a la fe cristiana al príncipe pagano del lugar, se retiró para hacer penitencia en las soledades de la Sainte Baume, es decir, la santa gruta, donde vivió aún treinta años más. En ese lugar se muestra una fuente alimentada por sus lágrimas. Todos los días los ángeles la arrebataban al Paraíso para hacerle oír un concierto celestial. Cuando estuvo a punto de morir, la transportaron hasta Aix en Provence, donde san Maxirnino le administró la última comunión.
Todo ese suplemento provenzal de la penitencia de María Magdalena en Sainte Baume fue copiado de la leyenda de santa María Egipcíaca, de manera que Magdalena, que ya en los primeros tiempos del cristianismo estaba compuesta por tres personas diferentes, en la Edad Media se transformó en una amalgama de cuatro mujeres diferentes, puesto que la Magdalena provenzal sería una religiosa del siglo VIII, llamada sor santa Magdalena, quien, después de la destrucción de su convento por los sarracenos, habría vivido diecisiete años en la gruta de Sainte Baume y habría muerto en Saint Maximin.
Los monjes borgoñones de Vézelay no forjaron esta novela en beneficio del santuario provenzal de Saint Maximin, como se puede imaginar, sino que, junto con ella, difundieron el rumor del traslado a Borgoña de las reliquias de santa Magdalena. Los provenzales protestaron contra ese rapto imaginario. En 1279 hicieron saber que el príncipe Carlos de Salerno, que además era conde de Provenza, había sido gratificado con una aparición de santa Magdalena, en cuyo transcurso ésta le reveló que su cuerpo nunca había abandonado Saint Maximin, y que por temor a los piratas sarracenos, se lo había sustituido en la tumba por los restos de san Cedonio de Lindisfarne, cuyas reliquias habían sido llevadas a Aix por los monjes irlandeses de Lérins; y que eran esos huesos, infinitamente menos preciosos, los que se habían llevado a su tierra los borgoñones. Después de esta revelación, Carlos de Salerno hizo abrir la tumba de la santa y allí encontró, como por azar, el nombre de Magdalena escrito por el propio san Maximino sobre un trozo de corteza. Todos los desvergonzados alegatos de los monjes de Vézelay se derrumbaron en el acto. Y los peregrinos, desengañados, abandonaron Vézelay para regresar a la gruta de la Sainte Baume, de nuevo centro de culto y veneración de la santa. Esta guerra de monjes a golpes de falsificación, que buscaba asegurarse la explotación de los huesos de una santa ficticia, oscurece las bases de la devoción medieval; pero pese a todo le debemos las admirables iglesias de Saint Maximin y de Vézelay, lo cual no es poco.
CULTO
Aunque la historicidad de santa Magdalena sea tan indemostrable como la de Santa María Egipcíaca, Thais y Pelagia, es, con gran ventaja, la más popular de todas las pecadoras arrepentidas y santificadas. Dicha popularidad se debe a que se le atribuyó haber conocido, amado y servido a Jesús, quien habría tenido por ella la misma predilección que por san Juan.
En la Edad Media se la llamaba la muy santa Señorita pecadora e incluso, la bienaventurada amante de Cristo (beata Dilectrix Christi). Y se la veneraba como un modelo de penitencia.
Lugares de culto
En Francia, los dos centros principales del culto de santa Magdalena eran Provenza y Borgoña, o más precisamente, la gruta de la Sainte Baume, cerca de Saint Maximin y la acrópolis cluniacense de Vézelay. Se contaba que las reliquias habían sido llevadas a Vézelay por Girard de Roussillon, cuñado de Carlomagno, en el siglo IX. Los acólitos del Tour de Francia siempre se detenían al pasar frente a la gruta de la Sainte Baume.
Como centros secundarios pueden citarse Marsella, en Provenza, y Vernon y Vemecuil, en Normandía.
La Iglesia de Sainte Madeleine, en París, pretendía poseer un fragmento de la piel de su frente retirado en el sitio donde la tocara Cristo resucitado. En el siglo XVIII se puso bajo su advocación otra iglesia en el barrio de LaVille l'Évèque, que Napoleón transformó en Templo de la Gloria y que Luis XVIII devolvió al culto católico y consagró a la memoria de Luis XVI. La pecadora arrepentida, en los tiempos de la Restauración se convirtió en el símbolo de Francia arrepentida del martirio de su rey.
Desde Provenza, el culto de santa Magdalena pasó a Italia, gracias a los príncipes de la Casa de Anjou, que también eran condes de Provenza y reyes de Nápoles. Se la veneraba muy especialmente en Sinigaglia, cerca de Ancona. En Inglaterra hay numerosas iglesias puestas bajo su advocación. Y en Alemania, hacia 1215 se creó la orden de las penitentes de Santa MaríaMagdalena
Patronazgos
Los patronazgos de santa Magdalena eran extremadamente numerosos.
En memoria de los preciosos perfumes con que ungiera los pies de Cristo en casa de Simón el leproso, o el fariseo, es la patrona de los perfumeros. Raban Maur la llama la devota perfumadora de Jesucristo.
Por la misma razón la reivindican los fabricantes de guantes, porque la gente elegante en la Edad Media, y hasta el siglo XVI, usaba guantes perfumados con benjuí o franchipán. A este título se la ha representado con guantes, incluso al pie de la Cruz.
A causa de la forma del vaso de perfumes, que se asemeja a un aguamanil, en Chartres era la santa patrona de los aguadores, quienes le dedicaron una vidriera en la catedral.
Sus cabellos rubios que enjugaron los pies de Jesucristo, la hicieron elegir como patrona por los peluqueros y los peinadores.
Los hortelanos, porque no olvidaron que después de la Resurrección, Cristo se le apareció con el aspecto de un hortelano.
Los presos recurrían a su intercesión. Una vez liberados, iban a colgar sus cadenas ante su tumba, a la manera de un exvoto.
Pero sobre todo, ella era la patrona de las mujeres arrepentidas o prostituta confiadas a una orden de religiosas que en Italia se llamaban las Donne Convertite della Maddalena, y en Francia, con mayor brevedad y gentileza, las Madelonnettes. Auténtico espejo de la penitencia (speculum poenitentiae), ella, como dijo santa Brígida, había lavado todas sus faltas en los «arroyos de sus lágrimas». Además, era el refugio de las pecadoras a quienes su ejemplo animaba a no perder la fe en la salvación. A las vírgenes necias, que desgraciadamente ignoraban el latín, dirigía esta exhortación inscrita en una filacteria: «Ne desperetis vos,qui peccare soletis: exemploquc meo vos reparate Deo.»
Un predicador,cuando se dirigía a sus parroquianas, las exhortaba a seguir el ejemplo de esta santa, quien se había redimido mediante la penitencia de sus pecados de juventud: «Mujeres mundanas, y acaso voluptuosas, aprended a volver de vuestros extravíos igual que la Magdalena.»
En el Tirol, el nombre de pila Magdalena se daba a las hijas naturales, nacidas fuera del matrimonio.
No era una santa curadora. No obstante, su almohada de piedra de la gruta de la Sainte Baume, que se conserva en la abadía de Saint Víctor de Marsella, se consideraba eficaz para curar la fiebre.
A diferencia de muchas santas que se eclipsaron después de la Reforma, su persistente popularidad en el siglo XVII está probada por una abundante literatura magdalenense en prosa y en verso. Los poetas devotos rimaron Magdaleidas y Magdalíadas, según los modelos de la Ilíada o de la Francíada. Fue celebrada por el austero cardenal de Bérulle, fundador del Oratorio, como la amante mística cuyo corazón fue a fundirse a los pies de Jesús como una bola de nieve al sol.
No obstante, la Iglesia de París se dejó ganar por el escepticismo de los teólogos del Siglo de las Luces que ya no aceptaban la identidad de la pecadora de Magdala con la hermana de Marta y de Lázaro. El Breviario del cardenal de Noailles establece dos fechas diferentes, una el 19 de enero, para María de Betania, y la otra el 22 de julio para María Magdalena.
ICONOGRAFÍA
Las características y los atributos de santa Magdalena permiten reconocerla fácilmente, aunque a veces pueda confundírsela con santa María Egipcíaca, quien le ha copiado ciertos rasgos de su leyenda. Así, por ejemplo, la larga cabellera suelta que le sirve de vestido en la Sainte Baume, la tiene en común con la cortesana penitente de la Tebaida.
Su atributo más antiguo, típico y constante es el vaso de perfumes de alabastro u orfebrería, cuyo contenido esparce sobre los pies de Jesucristo, o el que llevara al Santo Sepulcro con las otras dos Santas Mujeres. Dicho vaso está cerrado, pero a veces ella levanta la tapa.
Su vestimenta varía naturalmente, según se la represente antes o después de la penitencia. En su período de vida mundana, se exhibe con ropas de cortesana (in habitu meretricio). En el rico atavío que le concediera la puesta en escena de los autos sacramentales o teatro de los Misterios, llevaba un peinado llamativo, pendientes en las orejas, mangas cuchilladas y guantes, que el Maestro de Colonia del retablo de san Bartolomé, le hace llevar incluso al pie de la Cruz.
Retirada en la Sainte Baume, se la ve acostada y semidesnuda o vestida sólo con el manto dorado de su largo pelo rubio, de manera que a pesar de la calavera ante la cual medita, generalmente resulta menos casta en penitencia que en sus extravíos. A partir del Renacimiento, la mayoría de los pintores encontraron en el tema de Magdalena, desprovisto de todo carácter religioso, un pretexto para excitar la hastiada sensualidad de los lectores de La Religiosa de Diderot, o las Memorias eróticas de Casanova (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Antonio Castillo Lastrucci, autor de la imagen que preside la obra reseñada;
Autor de innumerables imágenes y misterios para las cofradías sevillanas: titulares y sayones de la Hermandad de la Bofetá 1923-1924; todo el misterio de San Benito 1928; grupo de la Sentencia, sin la efigie del Señor 1929; titulares de la Hermandad de la Hiniesta e imagen de la Magdalena 1937-1938 y 1944; grupo de las Tres Caídas de Triana, sin el Señor 1940-1941; misterio completo del Prendimiento y sus andas 1945; apóstoles de la Oración en el Huerto 1950; sayones del grupo de las Penas de Triana 1952; misterio completo del Beso de Judas 1958-1960; sayones en el grupo de Jesús ante Caifás 1961. También realizó distintas restauraciones, destacando las efectuadas a la Virgen de la Esperanza de Triana en 1929, la de Jesús Nazareno (La O) en 1936 y al Señor de la Oración en el Huerto 1942. Su obra es inmensamente prolífica (unas 1.150 esculturas), ya que tuvo que sustituir tras la guerra numerosas imágenes que se perdieron. En mayo de 1961 fue merecedor de un homenaje de las Cofradías sevillanas. Fue nombrado hermano de honor en las Hermandades del Prendimiento 1962 y en la Hiniesta 1965.
El gobierno de la nación le hizo acreedor de la Medalla al Mérito de Trabajo, que se le puso póstumamente sobre su féretro. Su nombre ha quedado perpetuado desde 1964 en la nomenclatura de la ciudad, Imaginero Castillo Lastrucci, entre las calles San Vicente y Torneo. El 9 de noviembre de 1995, los restos de este imaginero fueron enterrados en la parroquia de San Julián a petición de la Hermandad de la Hiniesta, bajo una imagen de la Piedad que él labró en 1949 (Juan Carrero Rodríguez, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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