Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

lunes, 25 de agosto de 2025

Los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción) de la localidad de Palma del Río (I), en la provincia de Córdoba

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción) de la localidad de Palma del Río (I), en la provincia de Córdoba.
     Palma es un balcón sobre Sevilla, y eso se percibe tanto en el acento de sus habitantes como en los rasgos de su arquitectura, tan proclive al ladrillo, la azulejería y el color ocre. Esta capital agraria de la feraz Vega y cuna de toreros, que se embriaga con el azahar de sus naranjales, tiene el privilegio geográfico de asistir al abrazo que se dan, muy cerca de ella, el Genil y el Guadalquivir, los dos grandes ríos andaluces.
     Ciudad situada al oeste de la provincia, cerca de la carretera N-431.
     Distancia a Córdoba: 53 Km.
     Altitud: 54 m.
     Extensión: 198,8 Km2
     Habitantes: 20.640.
     Gentilicio: Palmeños.
     Mancomunidad: Vega del Guadalquivir.
     Se descarta por falta de rigor histórico que la población fuese fundada por Aulio Cornelio Palma en el siglo II; sin embargo, recientes investigaciones arqueológicas revelan la existencia del municipio romano Segida Augurina en el actual cortijo de La Saetilla. Según M. Nieto, San Eulogio de Córdoba es el primero que cita, en el 855, el nombre de Palma (Balma para los árabes), derivado, al parecer, de la abundancia de palmitos en su territorio. Tras su conquista mediante pacto por Fernando III en 1241, la población quedó vinculada al concejo de Córdoba. Un siglo después, Alfonso XI la donó a su almirante Egidio Bocanegra. Y en 1507 Luis Portocarrero, VIII señor de la villa, recibe el título de Conde de Palma, que más tarde se vincularía a la Casa de Alba.
Oficina de Turismo de Palma del Río
      +34 957 644 370
     “Centro Acuático” del Valle del Guadalquivir: https://www.youtube.com/watch?v=pz3HM_MxCHE (Diputación Provincial de Córdoba).
     Citada ya en el siglo IX como población hispano goda, fue ocupada en 711 por los musulmanes. El cerco de murallas almohade da idea de su importancia estratégica. En 1241 fue conquistada por las tropas de Fernando III y quedó bajo la jurisdicción del Concejo de Córdoba. A mediados del siglo XIV Palma del Río pasó a manos señoriles y, desde finales del siglo XV, a la casa de los Portocarrero, quienes ejercerán el señorío como condes de Palma hasta el final de la Edad Moderna (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
      Núcleo asentado a orillas del Río Genil, muy cerca de su desembocadura en el Río Guadalquivir, en un terreno casi totalmente llano. Sus altitudes más significativas son: Borde del Río, 50 metros; Interior Recinto amurallado, 52,0 metros; Centro Urbano, 54 metros.
     La zona amurallada posee un trazado viario muy elemental, constituido por dos calles y una agregación de plazoletas que las unen con la Puerta del Sol. El resto del Casco con una trama bastante regular, en la que destacan las directrices correspondientes a los diferentes trazados de la travesía de la carretera. Manzanas con tamaños y formas muy variadas (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Esta luminosa villa, de casas blancas como el azahar, se extiende arrullada por el río Genil y, algo más lejos, por el Guadalquivir, los dos ríos que la abrazan, en una plácida llanura abundantemente sembrada de frondosos naranjales. Dista 55 kilómetros de la capital.
Historia
     La privilegiada situación del territorio favoreció que el término se encontrara poblado desde la más remota antigüedad. Son casi infinitos los vestigios de la época romana que existen en la cercanía de la población.
     Por su territorio transitaban dos importantes vías, la Córdoba-Hispalis, por la margen derecha del Guadalquivir, actual carretera autonómica 431, y la Item ab Hispalis Emeritam, que, procedente de Écija, se dirigía hacia Mérida.
     A pesar de todo, de la ciudad como tal no se tienen noticias hasta la Edad Media. Será San Eulogio de Córdoba el primero que la cite, en 855, y, desechada por inexacta la afirmación de que, tanto su fundación como su apelativo, se debían al romano Aulo Cornelio Palma, hoy se conviene en que el nombre procede de los muchos palmitos o palmas enanas que crecían en sus alrededores y, obviamente, de su proximidad a los dos grandes ríos de Andalucía.
     De lo que no cabe duda es de que fue una importante ciudad árabe, existiendo constancia de que su amurallamiento fue sustancialmente aumentado y fortalecido en época almohade. Tras varias escaramuzas, fue conquistada definitivamente por Fernando III en 1241, circunstancia que recordaría Juan de Mena en El laberinto de Fortuna.
     En 1342, Alfonso XI se la donó a Egi­dio Bocanegra, almirante de Castilla. Poco después, tras una epidemia de peste, seria repoblada con mudéjares procedentes de Burgos. En diferentes ocasiones sufrió las razias árabes, la última en 1483, momento en que los musulmanes fueron rechaza­dos por Luis Portocarrero, señor enton­ces de la villa, hecho que supuso la eleva­ción de ésta a condado.
     En la actualidad, Palma del Río es una ciudad agraria, con importantes industrias de transformación que encuentra su fundamento en la abundante producción de naranjas, y en la que destacan también las ganaderías de reses bravas.
Gastronomía
     Aunque sencilla en sus elementos y en su confección, la cocina de Palma del Río ofrece una incomparable variedad. Ahora bien, entre sus numerosos platos, cabe destacar como el más propio el gazpacho de habas, hecho con las semillas secas y trituradas de esta hortaliza.
     Otros platos importantes son el alíneo, una ensaladilla de hortalizas; el lomo relleno y el guiso de espárragos, esparragados, valga la redundancia, al modo que el mahometano Ziryab enseñara en su día a los andaluces.
     Entre los postres, las naranjas, claro es, y los dátiles ocupan lugar de preeminen­cia. Pero también se incluyen los palmitos, que igual pueden ser un aperitivo y, por supuesto, los palos de nata, las yemas, los dulces de coco y las torrijas, estas últimas en tiempos de Cuaresma y Semana Santa.
Artesanía
     La cerámica, para cuya producción se emplea el extraordinario barro de la zona, sigue siendo una actividad artesanal de primera importancia. A ella se unen el bordado en hilo y plata, la imaginería, la forja y la carpintería artística.
Fiestas y tradiciones
     En la primera quincena de enero se celebra una importante Semana Cultural Flamenca.
     La plaza de la Constitución y las calles Portada y Feria se llenan de máscaras los días de carnaval.
     En la primera quincena de julio tiene lugar la Feria de Teatro del Sur, evento que llena el pueblo con la gente del teatro y que es uno de los más importantes, si no el que más, de los que se llevan a cabo en Andalucía.
     El fin de semana más próximo al 24 de agosto se celebra una feria por todo lo alto en el recinto de San Francisco y en el paseo de Alfonso XIII.
     El primer domingo de septiembre es la Romería de la Virgen de Belén, a la que sigue, una semana más tarde la Velá, en la plaza de Andalucía y avenidas de Córdoba y de la Diputación.
Vida urbana
     La fuerte implantación del cultivo y comercialización de la naranja, ampliado en la actualidad a otros productos, como el espárrago, convierten a Palma del Río en una ciudad pujante económicamente y tam­bién cosmopolita.
     A esto ultimo viene a sumarse la afición a las artes escénicas, generalizada en todo el pueblo a partir de la celebración de la Feria del Teatro. La afición a los toros es otro de los componentes importantes de la vida palmeña. Aquí nació El Cordobés y esta tierra ha producido algunos importantes toreros, como Palmeño y Pedrín Benjumea.
     La gente de Palma, por lo demás, es abierta y acogedora. Aquí nadie se siente forastero. Esta circunstancia se pone de manifiesto en el buen número de asociaciones de carácter cultural, recreativo y humanitario que existen en la ciudad.
VISITA
     El recién inaugurado nuevo puente que cruza el Guadalquivir, viniendo desde la A 431, y que deja atrás la ermita de la Virgen de Belén, patrona del pueblo, sirve de pórtico a la población. Vistas preciosas del caserío y del Guadalquivir, con su amplia vega, se obtienen desde el cerrete en el que la ermita se levanta.
     Luego, la avenida de la Diputación lleva hasta la plaza de Andalucía, corazón admi­nistrativo e histórico de la ciudad. Aquí se encuentra el palacio de los Portocarrero, antiguos señores del pueblo, un noble caserón del siglo XVI, que ofrece a la vista su gran balconada de estilo plateresco. El palacio se prolonga en las caballerizas reales, actualmente acondicionadas como Museo Municipal, histórico y etnográfico.
     Aquí se sitúa la parte más antigua de la población, con sus bien conservadas murallas almohades y sus monumentos más significativos, entre estos, el más importante de todos: la iglesia de la Asunción. Se trata de un templo importante, edificado a lo largo del siglo XVIII, para sustituir a una vieja iglesia medieval. En él con­fluyen los estilos barroco y rococó. Tiene planta de cruz latina, una magnífica cúpula en el crucero, nueve capillas laterales en su única nave, tribunas y bóveda de cañón con lunetos. Pero lo más interesante es la portada y la espléndida torre que sobre ella se alza. La portada es de ladrillo rojo y se dispone a manera de arco de triunfo, con columnas en cordón y dos calles laterales con hornacinas, todo ello rematado por una gran cornisa que, sobre el arco de la puerta, se abre y se resuelve en roleos. La torre tiene una clara influencia del estilo sevillano y es soberbia. Consta de un elevado fuste de ladrillo de color paja en el que se abren dos preciosas ventanas, así como de un cuerpo de campanas minuciosamente labrado y adornado con azulejos esmaltados, colum­nillas, balaustradas y un armonioso chapitel terminado en una veleta.
     En el mismo recinto amurallado se encuentra el convento de Santa Clara, actualmente dedicado a usos culturales, tras una profunda restauración. La iglesia es mudéjar; de una sola nave, con reformas barrocas del siglo XVIII. Pero lo mejor del convento es el claustro, extraordinario espacio de carácter mudéjar y también renacentista, articulado en dos plantas a base de arquerías, peraltadas las de la planta inferior y rebajadas las de la superior, sobre briosas columnas en las que destaca la decoración de sus capiteles, a base de ovos, sogas y trenzados.
     El hospital de San Sebastián, se encuentra en la calle de su nombre, a la que se puede llegar desde la calle Feria. Su fundación data de 1508 y, como el anterior, posee un claustro bellísimo, aunque de aspecto más actualizado. Presenta arquería de ladrillo rojo en dos plantas, en las dos de medio punto, salvo en el ala norte cuyos arcos son rebajados. A este claustro lo precede un vestíbulo con un buen artesonado a base de casetones octogonales. La iglesia es mudéjar. Tiene una sola nave y cabecera cuadrada desde la cual se accede a la capilla de Jesús Nazareno, con su zócalo de azulejos sevillanos, su reja y su rica ornamentación de retablos y orfebrería.
     En la calle Gracia, en una casa-palacio del siglo XIX muy bien restaurada, se ha instalado la Casa de la Cultura, que es también Archivo Histórico Municipal y Biblioteca. Cerca de aquí, en la avenida de Pío XII, está el moderno Teatro Coliseo, epicentro de la Feria de Teatro y lugar en el que se llevan a cabo múltiples actividades de música, cine, etc.
     Prácticamente al lado, al final de la avenida, en la plaza de su nombre, se sitúa el convento de San Francisco, cuya iglesia blanca ofrece a lo lejos su espectacular juego de volúmenes exteriores, de cúpulas, de linternas y de tejados. El convento, franciscano y fundado en 1518, es hoy un hotel, pero la iglesia se conserva en uso y en muy buen estado, aunque, tal y como aparece, su construcción data de los siglos XVII y XVIII. Tiene una sola nave above­dada, que remata en una impresionante cúpula del siglo XVIII, y una serie de capillas adosadas al muro del Evangelio, todas interesantes por el conjunto barroco de sus cúpulas y sus yeserías (Rafael Arjona. Guía Total, Córdoba. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2009).
     Bella ciudad levantada entre dos ríos, el Guadalquivir y el Genil, del que recibe el apelativo, en una dilatada llanura sembrada de naranjales.
Historia
     La ciudad fue fundada en el año 105 de nuestra era por el romano Aurelio Cornelio Palma, quien, además de darle su nombre, erigió un palacio junto a la calzada que comunicaba Córdoba e Itálica.
     Durante la dominación visigoda perteneció al obispado de Itálica. En 1231 fue con­quistada a los árabes por el infante don Alfonso, hermano de Fernando III, siendo muy difícil mantenerla bajo dominio cristiano por los sucesivos ataques de los musulmanes. En 1342, el rey granadino Jusef llegó a incendiarla. Aquel mismo año fue instituida como cabeza de un señorío que la monarquía entregó al almirante genovés Gil Bocanegra.
     En 1483 sufrió una nueva razzia árabe, siendo rechazada en esta ocasión por don Luis Portocarrero, por entonces, señor de la ciudad. Este hecho le valió su elevación a condado en 1505.
Gastronomía
     La ciudad disfruta de una mesa amplia y variada, en la que resalta la sencillez y el aprovechamiento de los productos naturales. Entre los platos de mayor tradición figu­ran el gazpacho de habas, el lomo de cerdo relleno, el alíneo (una ensaladilla) y el guiso de espárragos. En el capítulo de los postres son excelentes sus naranjas, dátiles y palmitos, contando además con especialidades de confitería como yemas, dulces de coco, palos de nata y torrijas.
Artesanía
     Los trabajos de forja, el bordado y la cerámica componen la interesante trilogía en la que se basa la actividad artesanal de la ciudad.
Fiestas
     La feria de Mayo tiene lugar entre los días 20 y 22 de dicho mes; la de Agosto entre el 24 y 28 de este mes. Alrededor del 8 de sep­tiembre se celebra la feria de la patrona, la Virgen de Belén. Los Cantores de Villaloca llenan las calles de la ciudad de canciones, de críticas y de picaresca durante los días del Carnaval.
Vida urbana
     Su situación fronteriza entre las provincias de Córdoba y Sevilla convierten a Palma en una ciudad bastante cosmopolita. Esta circunstancia se acentúa por su fuerte dedicación al cultivo y comercialización de la naranja.
     En la ciudad y sus alrededores se han instalado algunas organizaciones de ayuda al drogodependiente, lo que da idea del carácter acogedor de los palmeños que, por otra parte, dan vida a un buen número de asociaciones de carácter recreativo, cultural y humanitario.
VISITA
     Entrando por la comarcal 431, antigua cal­zada romana, se descubre, al otro lado del río, la ermita de la Virgen de Belén, blanca y graciosa, con su ligera espadaña de doble cuerpo. A continuación, tras cruzar el Guadalquivir por un puente de hierro, levantado por los hermanos Darget e inaugurado por Isabel II en 1862, se enfila la amplia avenida de la Diputación que conduce al centro. La ajardinada plaza de Andalucía se constituye en el centro administrativo y en el lugar alrededor del cual se localiza la principal zona monumental. En esta plaza, además del Ayuntamiento de moderna construcción, se encuentra el palacio de los Condes de Palma, de estilo barroco. A su lado, un amplio portillo da paso al recinto amurallado. Aquí se sitúan, en primer lugar, los abundantes restos de la muralla almohade, que datan del siglo XII. Formando parte del palacio se hallan las caballerizas, hoy en restauración.
     Frente al portillo se levanta la iglesia de la Asunción, hermoso edificio de bellos volúmenes construido en el siglo XVIII en lugar que antes ocupara un templo visigodo. Es de estilo barroco, tiene tres naves, las laterales sumamente estrechas y dotadas de un piso superior desde el que se abren airosos balcones. La torre, a través de la cual se penetra en el templo, construida en ladrillo rojo con adornos de azulejos, es muy interesante. Junto a la iglesia y en la actualidad abandonado aparece el convento de Santa Clara, levantado en el siglo XVI. Posee un bellísimo claustro mudéjar.
     Extramuros de lo que fue la ciudad medieval se localiza el convento de San Francisco, convertido hoy en una acogedora hospedería. Data de principios del siglo XVI y en él sobresale la iglesia (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.-
     El actual templo, que sustituye a otro medieval, se construyó entre 1710 y 1770, constando la intervención de Francisco Aguilar del Río de 1764 a 1770, ayudado por el maestro local Fernando Vázquez. La iglesia terminada de restaurar en 2005, tiene planta de cruz latina, con nave única a la que abren capillas irregulares; las cubiertas son de cañón con lunetos. En el crucero se eleva una cúpula con linterna, fechada en el año 1712, sobre pechinas adornadas con yeserías y pinturas en las que aparecen San Pedro, la Asunción y dos escudos.
     El retablo mayor es una obra recompuesta después de 1936, a partir de tres retablos. La imaginería es moderna, excepto el relieve seiscentista de la Asunción, del segundo cuerpo, flanqueado por dos lienzos con Padres de la Iglesia, que hacen serie con los dos de las paredes laterales. En el ático hay un lienzo del Descendimiento. En el presbiterio y brazos cuelgan otras pinturas del tercio final del siglo XVII, procedentes del convento de San Francisco, que representan la Presentación, el Nacimiento, la Visitación y la Anunciación.
     En el crucero es destacable el retablo de la derecha, fechable hacia el año 1680, que procede de la ermita de Santa Ana y alberga una talla de San .José, de fines del Setecientos. En los muros­ se ven lienzos barrocos con un Apóstol, la Piedad, la Virgen de la Paloma y dos versiones del Cristo de la Humildad. La primera capilla de nave izquierda guarda las imágenes titulares de la Cofradía de la Expiración, de la segunda mitad del XX. En la última capilla hay un retablo pequeño del siglo XVIII, dedicado a la Virgen de Guadalupe.
     En las capillas del lado derecho destaca un interesante lienzo, de hacia 1700, muy estropeado, que representa a San Joaquín y a Santa Ana en la escena de los lirios, sustituidos éstos por un paño con el Dulce Nombre de María. En la sacristía se guardan diversos lienzos, entre ellos los de Nuestra Señora del Gran Dolor y la Divina Pastora, ambos del siglo XVIII. Entre la orfebrería de esta iglesia sobresalen las piezas del siglo XVI, corno el cáliz del obispo Austria, marcado por Diego Fernández, la cruz parroquial, obra de Diego de Alfaro, y la custodia de asiento, labrada por Alonso de Tapia en 1699, que tiene un remate de hacia 1560, y un ostensorio del primer tercio del XVII (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     El templo tiene planta de cruz latina con tres naves, crucero y gran cúpula semiesférica sobre pechinas, decorada con motivos churriguerescos. La nave principal está cubierta con bóveda de cañón con dos hileras de cuatro arcos que cobijan las capillas laterales sobre las que se alzan tribunas altas que desembocan en el coro alto encima de la puerta de entrada. El conjunto es de estilo barroco con decoración churrigueresca. Es interesante la toma de escalera desde la sacristía, con una triple arcada con un solo apoyo -columna- dejando el otro en voladizo.
     La torre es muy esbelta, obra de Aguilar Arriaza, terminada en 1737. Consta de tres cuerpos, todos de ladrillo. El primero presenta dos ventanas superpuestas, estando rematado por cornisa. El segundo y tercero lo forma el campanario, y presenta una interesante decoración. Se ubica encima de la puerta principal.
     La portada tiene un arco de medio punto adovelado y a cada lado columnas salomónicas y en los extremos pilastras.
     Los muros laterales presentan al exterior contrafuertes, terminados en curva, con una altura intermedia entre la cubierta de la nave central y las laterales. Presentan zonas encaladas y zonas de ladrillo visto.
     En su parte trasera presenta dos cuerpos unidos por un patio que sirven de dependencias parroquiales.
     La iglesia actual se levanta sobre el solar que ocupó el antiguo templo medieval que llegó hasta fines del siglo XVII pero en estado de completa ruina. A penas si se tienen noticias sobre el edificio medieval, sólo se sabe que estaba situado en el interior del recinto amurallado y casi adosado al flanco occidental del mismo. Cuando en el siglo XVIII se trató de levantar el templo actual hubo de romperse la muralla por aquel sitio para dar cabida a la actual capilla mayor y sacristía. 
     El promotor del derribo de la iglesia medieval y de la nueva construcción fue el rector de la parroquia don Acisclo Ximénez de la Barrera. La cronología de la obra puede seguirse a través de los diversos testimonios e inscripciones dejadas por los arquitectos en ciertos lugares del edificio. La fachada principal  no se concluyó hasta 1725, la sacristía y la escalera aneja en 1746. La puerta del baptisterio en 1770, y la sacristía alta en 1790. Prácticamente transcurrió un siglo, todo el siglo XVIII, desde que se abrieron los cimientos hasta su conclusión.
     El proyecto de todo el conjunto se debió a Francisco Hurtado Izquierdo, maestro mayor del obispado de Córdoba. Tras el traslado de Francisco Hurtado a Granada, la obra fue continuada bajo la dirección de los hermanos Juan y Luis Aguilar Arriaza. A Luis Aguilar se debe la traza de la torre.
     La estructura de la iglesia no sufrió daño alguno en 1936, aunque hubo serios intentos de incendiarla, perdiéndose exclusivamente los retablos y el mobiliario (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La parroquia se encuentra en la Vicaría del Bajo Guadalquivir, siendo la Sede de dicho Arciprestazgo, el templo se sitúa en la Plaza del Cardenal Portocarrero, donde linda con el Palacio del Conde de Palma, Convento de Santa Clara y la Alcazaba.
     Su feligresía comprende desde la Plaza mayor de Andalucía hasta el Hospital de San Sebastián delimitado por la calle Rioseco y la calle Cigüela.
RESEÑA HISTÓRICA
     La joya de Palma del Río es este Templo barroco construido a lo largo del siglo XVIII, que luce al exterior una curiosa portada de rojizo ladrillo sobre la que se eleva la torre de ladrillo y azulejos.
     Interiormente es un templo con planta de cruz latina cuya grandiosa nave está jalonada por capillas laterales con tribunas de vistosas repisas rococó montadas sobre sus arcos de acceso.
     En la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción sobresale la cúpula de estilo rococó con su bellísima linterna superior, visible desde el exterior como elemento formal de coronamiento del conjunto.
     La cúpula (también conocida como «domo») es un elemento arquitectónico que se utiliza para cubrir un espacio de planta circular, cuadrada, poligonal o elíptica, mediante arcos de perfil semicircular, parabólico u ovoidal, rotados respecto de un punto central de simetría.
     El tambor cilíndrico o cimborrio da un realce al transepto o crucero de la Iglesia.
     Las pechinas, habitualmente decoradas por los evangelistas, están decoradas por dos escudos, la Virgen Inmaculada y San Pedro Apóstol.
     Anteriormente hubo un templo romano, algunas de cuyas columnas de granito negro se dispusieron como basamento a la actual torre. Y también fue Iglesia visigoda y mezquita.
     Después de la Reconquista, el 2 de septiembre de 1342, después de ser asediada y arrasada Palma del Río por el rey de Granada, el rey Alfonso XI nombra como primer conde a Micer Egidio Bocanegra. Este primer conde tuvo especial interés en reconstruir la Iglesia, que se llamó Parroquia de Santa María, donde a su muerte fue sepultado con su esposa Doña María Fiesco.
     Tras el Concilio de Trento pasó a denominarse de la Asunción de Santa María. Al final del Siglo XVII el estado del Templo era «ruinoso». La actual Iglesia es fábrica del siglo XVIII en claro estilo barroco. El promotor de toda la obra fue el Rector de la Parroquia Don Acisclo Ximénez de la Barrera, fallecido antes de concluir la misma. EL epitafio de su tumba, al lado del Presbiterio, dice: «Hic Corpus Jacet Insignis Rectoris Acisli… Anno Dne. de 1722».
     Su obra se prolongó por muchos años comenzando en el crucero (1712) la portada (1725) la torre (1737) y la gran nave con capillas y portada lateral (1770). Así se trazó una planta de cruz latina con capillas laterales, comunicadas por galerías con arco a lo largo de la nave central que a los pies cuenta con coro alto con dos alas laterales donde asoman tribunas con bellos herrajes.
     En las cuatro caras exteriores de la esbelta linterna existe el dato original: 1712. En la fachada principal, orientada al este… «Anno Dne- 1725». En la entrada, hacia la Puerta de Santa Clara: «1779»… Podemos concluir que toda la obra duró unos cien años. Sobre la fachada principal y construida sobre dos arcos, singularidad arquitectónica, se alza la esbelta Torre de 54 metros de altitud y con dos cuerpos de campanas. Toda la torre está tallada en ladrillos de diferentes tonalidades y con cerámica vidriada.
     Los parámetros exteriores de los lados norte y sur, muy deteriorados que aún conservan restos de esgrafiado.
     La poderosa ornamentación de yeserías con gran diversidad de formas y estilos se deja ver en el crucero, pechinas, capiteles de las pilastras, modillones de las cornisas con estilos barroco o rococó. Sobresale la cúpula de estilo rococó y los balcones que dan al interior que nos recuerdan a otras épocas en las que la nobleza escuchaba misa desde el palacio adjunto a la Parroquia para no mezclarse con la gente humilde, especialmente por seguridad.
     Todo el conjunto fue restaurado recientemente habiéndose completado las 18 vidrieras en las que se expresan los 7 signos sacramentales duplicados, el patrón don Sebastián, la titular la Virgen de la Asunción, un Pantócrator en la capilla del Carmen, y una vidriera en la capilla de la Expiración con los símbolos de la hermandad.
     Al final del siglo XX se restauró la primitiva Pila Bautismal de mármol blanco, sobre un mosaico de 23.500 teselas de mármol y con la inscripción: «Nisi quis renatus fuerit ex aqua et Spiritu Sancto. Jn 3,5…Anno Domini MCMXCVI). Su simbolismo expresa un cielo estrellado de donde desciende la paloma que fecunda las aguas bautismales.
     La nave central es de cruz latina con 60 metros de largo por 15 metros de ancho.
     Podemos contemplar cuatro pinturas de grandes dimensiones relativas a la Infancia de Jesús, de finales del siglo XVI, obras de Gabriel de Rosales, que aluden a la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento y la Presentación del Niño Jesús en el Templo.
     Otros cuatro lienzos representan a San Agustín, San Gregorio Nacianceno, San Ambrosio y San Jerónimo.
     Si el templo es hermoso también lo son sus numerosas obras de arte con magníficos retablos barrocos procedentes de distintas iglesias, así como lienzos barrocos de la escuela cordobesa.
     En el retablo lateral se encuentra una excelente escultura de San José en talla policromada de gran calidad y expresividad.
     Las capillas en el lado del Evangelio (lateral izquierdo) son la Capilla de Ntra. Sra. de la Cabeza, el Altar del Beato Ceferino Jiménez, la Capilla del Santísimo Cristo de la Expiración, María Santísima de los Dolores, San Juan Evangelista y San Juan Evangelista.
     Las capillas en el lado de la Epístola (lateral derecho) son la Capilla de San Antonio de Padua, el Cuadro de San José María Escrivá de Balaguer, el azulejo de la Virgen de Belén, Capilla de la Virgen del Carmen.
     El retablo mayor actual es una recomposición, con escasas referencias sobre la procedencia de los diversos elementos que la integran. Se dice que el cuerpo inferior, con tres hornacinas y cuatro estípites compuestos, perteneció al desaparecido retablo de la Ermita del Buen Suceso. Este retablo mayor fue precedido de otro de dimensiones más reducidas en el que se insertaba ya un altorrelieve con el tema de la Asunción de la Virgen. Es el mismo relieve que hoy encontramos en el centro del actual.
     El altorrelieve puede datarse en los primeros años del siglo XVIII. Dos ángeles sostenían la corona sobre María. Otros dos elevan sus vestiduras, y a sus pies, una media luna y una nube con tres querubines. Sobre la cabeza del central, por delante de la luna creciente, la Virgen apoya su pie.
     Otras pinturas del retablo son dos santos padres de la Iglesia occidental. San Agustín, con mitra de obispo, y San Jerónimo, con hábito de cardenal.
     Forman parte del tradicional grupo de cuatro cuadros, mientras que san Gregorio y San Ambrosio se ubican en los laterales del presbiterio. Son pinturas del siglo XVIII.
     También posee cierto interés la copia de la Deposición de Anton van Dyck ubicada en el centro del cuadro superior del retablo. La copia es obra de pinturas locales activos en la segunda mitad del siglo XVII.
     Sobresalen dos medios puntos que se hallan a considerable altura a ambos lados del crucero de la Parroquia. Su autor es, sin lugar a dudas, Juan de Espinal (Sevilla, 1714-1783). Espinal es la figura más sobresaliente de la pintura sevillana en los años centrales del siglo XVIII, discípulo y yerno de Domingo Martínez.
     Una de ellos, encima del retablo de San José, representa a la Virgen Dolorosa Pelegrina, que tiene una inscripción a sus pies. La Virgen Pelegrina de Quito es una talla de bulto redondo. Está rodeada de pequeños ángeles que llevan atributos de la pasión; también aparece un barco, quizá referido en la inscripción, que explica la protección de la Virgen en las travesías de los misioneros.
     La otra, encima del retablo de San Nicolás de Bari, representa a una Divina Pastora, iconografía también franciscana que comenzó a representarse a partir del 1703, cuando fray Isidoro de Sevilla, capuchino, tuvo una aparición de la Señora ataviada de pastora.
INFORMACIÓN
     Cardenal Portocarrero, 1
     14700 Palma del Río (Córdoba)
     Tlf. y Fax 957 64 31 91
     palma.asuncion@diocesisdecordoba.es
     Delegación Parroquial de medios asunciondepalmadelrio@gmail.com
     Párroco: Rvdo. Sr. D. Francisco Manuel Gámez Otero
     Horario de la parroquia-Misas/Verano
     Apertura a las 18:30 horas
     Despacho de Martes a Viernes a partir de las 18:30 horas
     Misa Lunes a las 20:00 horas (Opus Dei)
     Misa Martes a Domingos a las 20:00 horas
     Misa Domingos a las 12:00 horas y 20:00 horas
     Horario de la parroquia-Misas/Invierno
     Apertura a las 18:00 horas
    Despacho de Martes a Viernes a partir de las 18:00 horas
    Misa Lunes a las 20:00 horas (Opus Dei)
    Misa Martes a Domingos a las 19:00 horas
    Misa Domingos a las 12:00 horas y 19:00 horas
   El Sacramento de la Confesión tendrá lugar media hora antes de misa, si no hubiera Sacerdote en el confesionario se podrá solicitar en el despacho (Diputación Provincial de Córdoba).
 
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción) de la localidad de Palma del Río (I), en la provincia de Córdoba. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia cordobesa.

Más sobre la provincia de Córdoba, en ExplicArte Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario