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jueves, 5 de agosto de 2021

Un paseo por la calle Santa María la Blanca

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Santa María la Blanca, de Sevilla, dando un paseo por ella
     Hoy, 5 de agosto, Dedicación de la basílica de Santa María, en Roma, construida en el monte Esquilino y ofrecida por el papa Sixto III al pueblo de Dios como recuerdo del Concilio de Éfeso, en el que la Virgen María fue proclamada Madre de Dios (c. 434) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para Explicarte la calle Santa María la Blanca, de Sevilla, que dando un paseo por ella.
     La calle Santa María la Blanca es, el Callejero de Sevilla, una vía que se encuentra en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo, y va de la confluencia de las calles Céspedes, San José, y Ximénez de Enciso, a la confluencia de la calle Cano y Cueto
     La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. 
     En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
   La vía, en este caso una calle, está dedicada a Santa María la Blanca, advocación de la Iglesia ubicada en la misma calle, a la que da la fachada principal de la misma.
   Durante los siglos XIV y XV es denomi­nada Azuaica, palabra de origen árabe, sinónimo de zoco de pequeñas dimensiones, por la existencia en ella de varias tiendas. Desde 1580 al menos, el primer tramo aparece nombrado como plaza, más bien pla­zuela, de Santa María de las Nieves y popularmente Santa María la Blanca, por la iglesia de igual advocación, si bien en 1667 se le llama plazuela del Marqués de Villaman­rique, quien poseía allí un palacio. El segundo tramo se denominaba calle Real o Ancha de Santa María la Blanca. En 1845 ambos espacios se unifican toponímicamente bajo la denominación que hoy mantiene.
   Esta vía está constituida por dos tramos morfológicamente distintos. El primero corresponde a la antigua plazoleta, de planta irregular, formada a su vez por dos espacios diferenciados: uno se abre a modo de ensanche en la embocadura de Ximénez de Enciso y se encuentra permanentemente ocupado por vehículos aparcados; el otro es sólo de acceso peatonal, está dotado de va­rios naranjos en alcorques, cuatro bancos de hierro y una farola central. El segundo, de trazado rectilíneo, se ensancha ligeramente al final, en el lugar donde estuvo situada la Puerta de la Carne. Confluyen por la acera de los impares Dos Hermanas, Archeros y Canarios; por la de los pares Doncellas, y es cruzada por Cano y Cueto. 
   Hay noticias de su empedrado desde 1616 y es adoquinada en 1880, si bien en 1905, en la confluencia de Ximénez de Enciso, aún se conservaba un pavimento de tacos de madera; fue dotada de aceras en la década de 1910. Hoy posee en parte calzada de asfalto y en parte adoquines. Se han colocado unos bloques de fábrica sobre las aceras para impedir que sean invadidas por los automóviles. Se ilumina con farolas tipo gas adosadas a las fachadas. En el tramo inicial existe un espacio acotado con marmolillos de hierro.
   La antigua Puerta de la Carne se situaba aproximadamente en el punto que marca la confluencia entre Santa María la Blanca y Cano y Cueto. En época almohade era conocida como Bab Yahwar, o Puerta de las Perlas, y en el s. XV como Puerta Minjohar, con oscilaciones en su grafía: Monhoar, Menjoar, Minjoar, y también Benahoar y Bib Johar; desde 1576, al menos, se consagra la denominación de Puerta de la Carne, por el matadero que había sido situado extramuros. Al parecer, ocasionalmente fue también llamada Puerta de la Judería, por dar acceso a la aljama sevillana, que hasta 1391 estuvo situada en sus inmediaciones. En las descripciones conservadas se presenta como una puerta baja, ya que una cañería atravesaba por su parte superior; fue renovada entre 1576 y 1578.
 Contaba con varias inscripciones; por la parte exterior una central que rezaba: "Condit Alcides renovavit Julius vrbem restituit Christo, Ferdinandus tertius heros. (Hércules edificó esta ciudad, Julio César la reparó y el héroe Femando tercero la restituyó a Cristo)". Y dos óvalos con la siguiente inscripción: "Philippo II regi catholico pio foelici: augusto instauratori pacis juris. Aeg. que conservatori. (A Felipe II, rey católico, piadoso, feliz, augusto, restablecedor y conservador de la paz)". En la parte interior, dos óvalos similares a los anteriores con la siguiente leyenda: "Leandro et Isidoro divis tutela ribus, ordo hispalensium sanctitati eorum dicantis simus D.D. (A los santos tutelares, Leandro e Isidoro, el senado de Sevilla, devotísimo a su santidad, les dedicó esta puerta)". Y centrada en la parte interior esta otra: "Quod foelix faustum que sit portum. Canarium. Vestutate. Ruinosa. In. Meliorem. Forman. V. C. Francisc Zapatae. Comes. Ilustriss. Praef. Vrb: lnstaurandam. Curavit a. S. DLXXVII (O fausto y feliz suceso: el varón clarísimo Francisco Zapata, conde ilustrísimo, asistente de Sevilla, cuidó de restaurar a mejor forma la puerta de la Carne, arruinada de la antigüedad, en el año de 1577)."
   A través de la Puerta de la Carne se canalizaban, como era habitual en las puertas principales de la ciudad, el alcantarillado de desagüe y las cañerías de abastecimiento de agua potable, que en el caso de ésta contaba con dos importantes derivaciones: una hacia el Alcázar, y otra, desde el XVIII, hacia la Fábrica de Tabacos. La Puerta de la Carne era centro de una fluida actividad comercial y a través de ella entraban en la ciudad los vecinos del barrio extramuros de San Bernardo, por los que ya desde 1585 hay peticiones en el sentido de que permaneciera abierta toda la noche, peticiones reiteradas todavía en 1800 y 1802. En 1839 quedaba ya permanentemente abierta y en 1864 fue derribada, junto con los lienzos de muralla adyacentes.
   Salvo algún caso aislado de nueva cons­trucción, se conserva el caserío tradicional con casas de tres plantas, algo descuidadas en sus fachadas, pero habitadas. Son de des­tacar la núm. 17, esquina a Cano y Cueto, del s. XVIII, con tres plantas y un bello mirador de silla, pues no hay que olvidar que en este punto se situaba la puerta de la ciudad; y sobre todo el denominado palacio de Altamira, construido en el s. XVII por los marqueses de Villamanrique; actualmente está siendo restaurado y se prevé que sea la sede de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Es probable que la Iglesia que da nombre a la calle se levantara sobre una mezquita, que tras la conquista de la ciudad fue entregada a los judíos como sinagoga; la portada gótica fue añadida en el s. XIV, al convertirse en iglesia cristiana; el edificio actual es del s. XVII.
   Históricamente la actividad desarrollada en esta vía ha estado relacionada con su proximidad a la puerta, el paso de mercancías procedentes del matadero y el mercado que posteriormente se construyó en su lugar, de modo que en la temprana fecha de 1772 se localizaban puestos de leche en este punto, y tenderetes ambulante de frutas y verduras a principios de este siglo. Hoy registra una diversificada actividad comercial de barrio, algún establecimiento bancario y varios bares, gozando de cierta tradición la Casa Cobos, esquina a Menéndez Pelayo; con todo, la calle ha perdido gran parte de la actividad, animación y movimiento de los que gozó antaño. En 1911 se construyó un asilo-escuela para niños pobres, también denominado Protectorado de la Infancia. Aun después de derribada, la Puerta de la Carne continúa teniendo una presencia real en la ciudad y constituye punto neurálgico de relaciones sociales y de acontecimientos políticos, de forma que el nombre se mantiene vivo en el uso popular. Allí se levantaron barricadas durante las luchas cantonales de 1873, y se han celebrado veladas en honor de la Virgen: en 1722 a la Virgen del Socorro, a quien había dedicado un altar y una pintura en la misma puerta, a la Virgen del Carmen en 1925, a María Santísima de las Nieves en 1942 y durante los años cincuenta. En la Puerta de la Carne situó también Merimée una escena de la novela Carmen. En Santa María la Blanca vivió en la segunda mitad de la pasada centuria Francisco de Borja Palomo, autor de una interesante obra sobre las riadas del Guadalquivir [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Santa María la Blanca, 1. PALACIO DE ALTAMIRA. Esta casa-palacio perteneció al linaje de los Villamanrique y luego pasó a los duques de Altamira, de los que toma el nom­bre con que en la actualidad se le conoce. Es uno de los edificios de mayores proporciones de la ciudad, y se encuentra en mal estado. La crujía de fachada, que consta de dos plantas y un entresuelo, va recorrida por pilastras pareadas. Destaca el balcón principal, sobre la portada, con jambas molduradas. Esta fachada rema­ta en buhardillas.
   Pasada esta crujía de fachada se encuentra un gran espacio abierto de planta en forma de T, que debió ser el apeadero, en cuyo fondo existe otra fachada que sirve de acceso a la vivienda principal organizada en torno a un gran patio. Este, que en la actualidad tiene su entrada por la calle Céspedes número 8, consta de galerías de columnas en tres de sus frentes, hoy tabicadas, y en el centro conserva una fuente. Va­rias salas se cubren con artesonados y una con bóveda sobre trompas.
Santa María la Blanca, 15. Casa de tres plantas, con portada flanqueada por pilastras y traspilastras toscanas con sus correspondientes entablamentos. Sobre ella, balcón con pilastras jónicas, remata­do por un frontón triangular.
Santa María la Blanca, 17. Casa del siglo XVIII, de tres plantas, con portada resaltada sobre medias pilastras toscanas. Sobre ella, balcón central con jambas decoradas por molduras quebradas. La cornisa que remata esta fachada está decorada con pinjantes, sobresaliendo un hermoso mirador de silla [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984]
Conozcamos mejor la Solemnidad de Santa María de las Nieves, o la Blanca;
   Fiesta conocida popularmente por Santa María de las Nieves o la Blanca por la leyenda de la fundación de la basílica de Santa María la Mayor de Roma: el patricio romano Juan tuvo una visión de la Virgen en el 358 que le ordenaba edificar una iglesia en un solar que encontraría cubierto de nieve, lo que comunicó al Papa Liberio, que trazó el plano del nuevo templo en la cumbre del Esquilino, nevada prodigiosamente, por lo que se la conoce como Basílica Liberiana.  Se la encuentra ya registrada en el calendario jeronimiano, pero por ser una celebración local romana, no aparece en los sacramentarios. Hasta el siglo XIV fue una fiesta exclusiva de la basílica, en que se extendió a todas las iglesias de Roma y a otras diócesis. Fue extendida definitivamente a la Iglesia Latina en 1570 por San Pío V Ghislieri, que determinó incluso sepultarse allí, y Clemente VIII Aldobrandini (+1605) la elevó a doble mayor. En el calendario de 1969 fue incluida memoria libre. Aparte de la historicidad de la leyenda, el conmemorar la dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma nos invita a reflexionar que María es imagen y tipo de la Iglesia, su origen como la primera creyente del nuevo orden salvífico y su representación en el Calvario y ante el sepulcro, así como la esperanza escatológica eclesial de la futura glorificación consumada en su Asunción. 
    El templo material de María, que alberga a Jesús Eucaristía es signo del cristiano, templo vivo del Espíritu Santo (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
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Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La calle Santa María la Blanca, al detalle:
Edificio calle Santa María la Blanca, 15
Edificio calle Santa María la Blanca, 17

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