Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, Santuario de Nuestra Señora de la Concepción, e Iglesia de San Francisco - El Hospital) de la localidad de Puente Genil (I), en la provincia de Córdoba.
Puente Genil no se entendería sin el río que le da nombre y que, desde la antigüedad ejerció una influencia clara en todo el territorio. Sus orillas separaron dos provincias hasta 1834: Córdoba (La Puente de Don Gonzalo) y Sevilla (Miragenil.) Una ciudad con historia y patrimonio monumental, natural, de tradiciones y fiestas, custodiada por las últimas estribaciones de las Sierras Subbéticas y con parajes naturales de gran relevancia.
Puente Genil no se entendería sin el río que le da nombre y que, desde la antigüedad ejerció una influencia clara en todo el territorio. Sus orillas separaron dos provincias hasta 1834: Córdoba (La Puente de Don Gonzalo) y Sevilla (Miragenil.) Una ciudad con historia y patrimonio monumental, natural, de tradiciones y fiestas, custodiada por las últimas estribaciones de las Sierras Subbéticas y con parajes naturales de gran relevancia.
Villa situada al suroeste de la provincia.
Distancia a Córdoba: 68 Km.
Altitud: 171 m.
Extensión: 169,5 Km2
Habitantes: 29.797.
Gentilicio: Pontaneses, pontanos/as, Puenteños, Pontanenses.
Mancomunidad: Campiña Sur.
Su fusión cultural se refleja durante diferentes épocas en sus monumentos y edificios más emblemáticos: el Puente de la Unión, Castillo Anzur, La Alianza, Conjunto Histórico de Los Frailes o el yacimiento arqueológico «Villa Romana de Fuente Álamo» Este último es uno de los mejores exponentes de la cultura romana de nuestro país y, en la actualidad, uno de los yacimientos arqueológicos con más metros cuadrados excavados de mosaico de toda la Hispania.
No podemos olvidar el fascinante pasado industrial de Puente Genil, modelo de planificación en el siglo XIX, propiciado por la inauguración del ferrocarril en 1865 y la instalación de la luz eléctrica en 1889.
Oficina de Turismo de Puente Genil
+34 957 600 853
http://www.visitpuentegenil.es (Diputación Provincial de Córdoba).
Esta villa, conocida antaño como el Pontón de Don Gonzalo, surgió a fines del siglo XIII, cuando la Corona dio estas tierras a orillas del Genil a Gonzalo Yáñez. En la Edad Moderna fue uno de los señoríos de la Casa de Aguilar. En 1834 cambiará su antiguo nombre por el de Puente Genil, al unirse con el barrio de Miragenil que ocupaba la margen opuesta del río. El emblemático puente que le da nombre fue iniciado en 1561 por Hernán Ruiz el joven y reconstruido repetidamente. Igualmente las muestras de arquitectura industrial y residencial manifiestan el auge de la localidad en los siglos XIX y XX. El Museo Arqueológico Municipal se abrió en 1981 y en 1991 se trasladó al antiguo convento de la Victoria (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
El vino, el aceite y el membrillo son los paradigmas de esta poética ciudad agrícola e industrial, enclavada en las márgenes del río Genil en un paisaje de alcores y suaves colinas coloreadas por la vid, el olivo y los membrillares y entre cuyos vallecillos se acumulan las huertas. Dista 68 km de la capital.
Historia
En las terrazas del Genil y en otros lugares próximos a la ciudad se han obtenido hallazgos arqueológicos que permiten fechar el poblamiento del término en el Paleolítico Inferior.
No obstante, la población como tal no surge hasta la conquista del territorio islámico por las tropas cristianas, cuando, en 1257, Gonzalo Yáñez Dovinal obtiene de Femando III un pequeño lugar junto a un puente de madera que cruzaba el río. Este lugar, situado en la margen derecha del río, comenzó a conocerse enseguida con el nombre de La Puente o Pontón de Don Gonzalo.
A mediados del siglo XVI se construyó al otro lado del rio, que pertenecía aún al término de Estepa, una nueva población a la que se dio el nombre de Miragenil. Poco después de 1583, el puente de madera fue sustituido por otro de piedra ejecutado por Hernán Ruiz II.
En 1834 ambas poblaciones se unieron administrativamente formando una única ciudad que recibió el nombre de Puente Genil, síntesis de las dos anteriores.
Gastronomía
El aceite de oliva, de extraordinaria finura y delicadísima acidez, el vino, blanco y fino, de la denominación Montilla-Moriles y, por encima de todo, la carne de membrillo, de la que Puente Genil es el mayor productor mundial, constituyen la principal aportación pontana a la mesa nacional y aún internacional.
No obstante, en su cocina, hay platos de reconocida solvencia, como las ensaladas, famosas más allá de los términos locales, las alcachofas en salsa o las berenjenas fritas, todo ello con productos de sus huertas.
Artesanía
La alfarería en sus formas tradicional y moderna se sigue produciendo en algunos talleres. Junto a ella, y principalmente por la demanda de las Cofradías de Semana Santa, se realizan tallas en madera y metal, marquetería, taracea, bordados y confección de rostrillos para las figuras bíblicas de las Corporaciones
La Semana Santa** -la Mananta, como la denominan los pontanenses--, declarada de Interés Turístico Nacional, ocupa uno de los primeros lugares entre las que se celebran en Andalucía.
La raíz de su personalidad se encuentra en las llamadas Corporaciones Bíblicas, figuras del Antiguo y del Nuevo Testamento que, con sus correspondientes atributos, acompañan a los pasos. Dichas Corporaciones, cuyas sedes se denominan cuarteles, lugares en los que sus miembros comparten comidas e inquietudes, inician la Cuaresma el Jueves Lardero, con cohetes y comidas de hermandad. A partir del sábado siguiente suben a la iglesia de Jesús Nazareno, Patrón del pueblo, en el Calvario, a cantarle saetas y a oír los Misereres que entona la banda del Imperio Romano, mientras beben lo que llaman uvitas, pequeñas copas de vino. Figura fundamental de la Corporación es el alpatana que en delicada canastilla lleva la botella de vino de la que sirve la uvita a los hermanos, incluso durante las procesiones.
El día más atractivo es el Domingo de Resurrección, ya que ese día todas las figuras desfilan junto a Nuestro Padre Jesús Resucitado, más de 350 personajes bíblicos, desde el Pentateuco hasta el Imperio Romano.
Entre el 1 y el 3 de mayo tiene lugar la Semana Santa Chiquita, protagonizada exclusivamente por niños, de ahí su nombre. El 25 de abril es la Romería de San Marcos, en la que se consume, sobre todo, salmorejo y ensalada y es costumbre atar el rabo del diablo, arrancando jaramagos y haciendo nudos con ellos. Del 14 al 19 de agosto tiene lugar la Feria Real.
Vida urbana
El pontanense es una persona alegre, sencilla y laboriosa, amante de las tradiciones, pero no preso de ellas. Así, por ejemplo, de la tradición al dedicación a la agricultura ha sabido crear toda una industria de transformación alimentaria de la que es prueba esencial la carne de membrillo, pero también el vino y el aceite.
La Semana Sama es famosa más allá de las fronteras provinciales por su indudable personalidad. Pero en Puente Genil tiene también gran importancia el cante flamenco, tanto por la afición de sus habitantes como por ser cuna de abundantes cantaores, algunos de renombre internacional y hasta únicos como, entre otros muchos, José Bedmar, el Seco, Juan García, Niño de Hierro y, sobre todo, Antonio Fernández Díaz, Fosforito. Igualmente, es Puente Genil cuna de notables poetas, tales como Antonio Almeda, Manuel Reina, Juan Rejano y, principalmente, Ricardo Molina, fundador, en Córdoba, de la célebre revista Cántico.
Puente Genil, es por otra parte, una localidad viva y muy luminosa. El grueso del comercio se sitúa en la plaza del Romeral, a lo largo de la Matallana y alrededores, lugares por los que se localizan también los mejores bares de copeo y de tapeo.
VISITA
La avenida de Manuel Reina, a la que sigue Susana Benítez, en lo que siempre fue y sigue siendo el paseo de la Matallana, constituye el gran eje sobre el que se vertebra el Puente Genil moderno. Aquí se encuentra la plaza de España y en ella la iglesia de San José, edificio del siglo XX, concretamente de 1957, en el que cabe destacar las torres gemelas, el gran arco que constituye la portada y la cúpula roja del crucero.
Al final de Susana Benítez, se encuentra la plaza del Romeral, cosmopolita y amplia, de altos edificios, modernos y no exentos de suntuosidad. Desde aquí, la calle San Cristóbal, lleva a la plaza del Calvario, donde se alza la iglesia de Jesús Nazareno, patrón del pueblo y a la que suben las Corporaciones a escuchar los Misereres. Detrás de la iglesia se encuentran el parque de los Pinos y el teatro al aire libre, de reciente construcción.
Se baja del Calvario y, por Amargura, se llega a la calle Aguilar. En ella se sitúa la ermita de la Vera Cruz, haciendo esquina con la calle de su nombre. Este pequeño templo guarda un interesante retablo mayor del siglo XVIII, atribuido al lucentino Pedro de Mena.
Al inicio de la calle Aguilar se levanta el antiguo convento de San Francisco, hoy residencia municipal, pero del que se conserva la iglesia, del sigo XVII. En el suntuoso retablo mayor se encuentra la imagen de Jesús de la Humildad. Sin embargo, la mejor imagen que guarda este templo es la de Nuestra Señora de los Ángeles, atribuida a Luisa Roldán y una de las más bellas de Puente Genil.
Algo más abajo de San Francisco, sobre la cuesta de la calle Antonio Baena, aparece la iglesia de la Purísima Concepción, con su portada embutida en un gran arco de medio punto. Esta iglesia es de 1758, tiene una sola nave y una hermosa cúpula oval, que acentúa el barroquismo del templo, en el teórico crucero. Dese este lugar, hasta bajar la calle Antonio Baena para alcanzar el río. El panorama aquí es muy hermoso. Las aguas verdes del río bajan desde la azuda de un antiguo molino dejando islas oscuras en mitad de la corriente; el puente con su robusto tajamar y sus ojos gemelos y el barrio de Miragenil al otro lado. Sobre el puente, un pequeño monumento conmemora la unión de los dos núcleos de población en 1834.
En el barrio de Miragenil, nada más cruzar el puente, se alcanza la iglesia de Santiago, de 1705, con su airosa espadaña, su única nave y la cúpula en el antepresbiterio.
Regresando al puente y subiendo ahora por Don Gonzalo, arteria principal, con abundantes comercios, se descubre, en primer lugar, la iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, el templo más antiguo de Puente Genil y la primera parroquia con la que contó la población. Sus orígenes se remontan a 1300, pero fue completamente reedificado en el último tercio del siglo XIX. Tiene tres naves y es amplio y suntuoso, pero lo mejor con diferencia es la bellísima imagen de la Inmaculada que se conserva en el camarín del altar mayor, obra de Pedro Duque Cornejo, de 1751, policromada por el artista local José Ruiz Rey dos años más tarde.
En la siguiente calle, Contralmirante Delgado Pareja, se sitúa la iglesia conventual de la Victoria, que perteneció a un convento de mínimos, del cual se conserva, anexo, un hermoso claustro del siglo XVIII. El templo es del XVII y cuenta con un gran retablo mayor ejecutado por el lucentino Juan Cazorla y, sobre todo, con un San Francisco de Paula, imagen de vestir, cuya cabeza es asimismo obra de Duque Cornejo.
Un poco más abajo de Don Gonzalo, rozando las aguas del río en el amplío meandro que éste traza, aparece la ermita del Dulce Nombre de Jesús, de origen mudéjar, y entre cuyos muros se conserva la imagen de la Virgen de la Soledad, tallada por José Ruiz Rey en 1760.
ALREDEDORES
A unos tres kilómetros de Puente Genil por el camino de los Arenales, se encuentra la villa romana de Fuente Álamo, extraordinario lugar, datable en el siglo I d.C. y en el que, además de las edificaciones propias de una gran finca de labor y de recreo, se han localizado extraordinarios mosaicos.
A unos ocho kilómetros, en dirección sur, se localiza el embalse de Cordobilla, paraje natural con dos observatorios de aves acuáticas, desde los que pueden verse garzas reales, garcetas, patos cuchara, ánades reales, fochas, etc. En dirección a Aguilar se sitúa la laguna de Zóñar, también con observatorio y lugar de recreo. Hacia el noroeste, en dirección a Écija, está la laguna de Tíscar, a la que, durante el día, vienen a alimentarse los flamencos de la cercana Fuente Piedra (Rafael Arjona. Guía Total, Córdoba. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2009).
El río Genil, que baja desde las cumbres de Sierra Nevada, riega esta bella e industriosa ciudad colgada sobre un conjunto de lomas y de vaguadas en las que crece el olivo, el membrillo y la vid.
Historia
Aunque en su término se han encontrado numerosos vestigios de épocas remotas, la fundación de la ciudad se llevó a cabo tras la conquista del territorio por Fernando III en el año 1240.
En 1257, Gonzalo Yáñez Dovinal obtiene por donación del rey un pequeño caserío junto a un puente de madera que cruzaba el Genil. Este lugar comenzó a conocerse con el nombre de Pontón de Don Gonzalo, iniciando un rápido desarrollo que lo llevó a convertirse muy pronto en una populosa villa. Hacia mediados del siglo XVI se levantó al otro lado del puente, en lo que entonces era aún término de Estepa, un nuevo barrio al que se llamó Miragenil. Poco después, en 1583, el puente de madera se sustituyó por otro de piedra, obra de Hernán Ruiz.
En 1821, el barrio de Miragenil se unió al de Puente de Don Gonzalo y a partir de 1834 lo que ya era gran ciudad adquirió el nombre de Puente Genil, con el que se la conoce en la actualidad.
Gastronomía
La ciudad aporta a la mesa regional tres excelentes especialidades: el aceite de oliva virgen, de extraordinaria calidad; los vinos finos amontillados, con un carácter propio, y, sobre todo, la célebre carne de membrillo, cuya fama ha trascendido las fronteras nacionales.
Artesanía
Aunque muy debilitadas y con escasos representantes, continúan realizándose tradicionales labores en bronce y en cerámica, tanto de uso doméstico como decorativo.
Fiestas
Por sus interesantísimas peculiaridades, la Semana Santa ocupa un lugar de privilegio entre las que se celebran en Andalucía. Todas las procesiones salen a la calle acompañadas de numerosas representaciones bíblicas y escenas de la Pasión que encarnan los vecinos del pueblo. Frente a la imagen de Jesús Nazareno, patrón del pueblo, al amanecer del Viernes Santo se toca diana. El día más importante es el Domingo de Resurrección, ya que junto a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Resucitado desfilan todas las figuras que han acompañado a los pasos durante la semana, en total unos 350 personajes, desde el Pentateuco, hasta el Imperio Romano.
Esta Semana Santa se repite entre el 1 y el 3 de mayo exclusivamente para los niños, con figuras y pasos en pequeño, por lo que recibe el nombre de chiquita.
En medio de las dos, el 25 de abril, se celebra la romería de San Marcos. Entre el 14 y el 19 de agosto tiene lugar la Feria Real, que viene celebrándose ininterrumpidamente desde 1671, siendo en su origen mercado de tejidos, de metales labrados y hasta de esclavos.
Vida urbana
Puente Genil es un pueblo laborioso que no se limita a trabajar la agricultura, sino que ha montado toda una serie de industrias de transformación de sus productos. De este modo son famosos sus aceites, sus vinos y, muy especialmente, ese manjar que es la carne de membrillo. El comercio se concentra alrededor del paseo del Romeral y hacia la zona de influencia de la Matallana se encuentran los mejores bares de tapeo y de copeo.
Cómo será el carácter de esta gente que a uno de sus mejores vinos le han puesto por nombre Feo, que no es ningún despectivo, sino las siglas de Fino, Extra y Oloroso.
VISITA
La gran arteria de la Matallana, compuesta hoy por las avenidas de Susana Benítez y Manuel Reina (poeta local del siglo XIX), constituye el eje de la ciudad moderna, un eje que arranca del paseo del Romeral, plaza principal y punto de encuentro con la ciudad histórica que sube desde la gran curva del río, en el extremo de la cual se encuentra el puente, construido por Hernán Ruiz y reformado en distintas ocasiones, la última de ellas hacia 1875, bajo la dirección del arquitecto francés Leopoldo Lemoniez.
En la ciudad antigua se concentran la mayor parte de los monumentos. Aún conserva el viejo espíritu medieval, a pesar de la traza de los nuevos edificios. El barrio de Miragenil, al otro lado del río; la calle Don Gonzalo, el barrio de la Isla, a la izquierda y más abajo de esta última calle; la Plaza Nacional, la calle Aguilar y la plaza del Calvario forman un gran conjunto repleto de enjundia, de melancolía y de color.
En la calle Don Gonzalo, frente al puente, donde se localiza el Ayuntamiento, se sitúa la iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, templo construido en el siglo XIV, que alberga una talla de la Inmaculada realizada por Duque Cornejo.
Siguiendo por Don Gonzalo, en la Calle Ancha, se localiza el convento de San Francisco de la Victoria, en la actualidad sede de la Escuela Taller Fuente-Álamo y del Museo Arqueológico.
Algo más arriba, subiendo por la Cuesta Vitas y doblando por Madre de Dios, se alcanza la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, construida de nueva planta en el siglo XVIII. Es un bello ejemplo del barroco cordobés y en ella se halla la imagen de la patrona, la Inmaculada Concepción.
Prácticamente junto a ella, pero ya en la calle Aguilar, se alza la iglesia de la Residencia Municipal, que perteneció al antiguo convento de Franciscanos de la Asunción. Se edificó en el siglo XVII y posee un bellísimo retablo mayor, barroco. Subiendo por Aguilar y entrando, a la mitad de la calle, por Amargura, se llega al Calvario, donde está la ermita de Jesús Nazareno, del siglo XVI, en la que se venera a Jesús Nazareno, patrón del pueblo (Rafael Arjona. Guía Total, Andalucía. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2005).
Iglesia de Nuestra Señora de la Purificación.-
Se ha supuesto que la primitiva construcción debió tener lugar hacia 1500, introduciéndose algunos cambios en los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, la transformación más importante se produjo entre 1873 y 1876, de manos del arquitecto Ricardo Moreno y Ortega. El interior del templo es de tres naves, con cabecera plana cubierta con bóveda sobre pechinas, ornadas con Santos y Padres de la Iglesia, y capillas que abren a ambos lados; las cubiertas son de medio cañón con lunetos en el centro y de arista en los laterales.
Preside la capilla mayor un templete de planta quebrada, realizado por Manuel Gómez, con proyecto de Moreno Ortega, que remata con la figura de la Fe; cobija a la Virgen de la Purificación, obra del Setecientos relacionada con José Ruiz Rey. El muro de la cabecera tiene un fresco de la Santa Cena, del que se conserva sólo la mitad superior. En los muros laterales hay pinturas de medio punto con temas eucarísticos, obra de Juan Montilla y Melgar, restauradas por Rafael Ruiz Liébana en 1981. Hay también dos ángeles lampareros del XVIII y, a la derecha, se ve la cruz parroquial, obra sin marcar del siglo XVII.
En la cabecera de la nave izquierda está ubicada la capilla de la Virgen de las Angustias, antes llamada del Rosario, erigida entre 1631 y 1640. La preside el retablo del Rosario, anónimo de hacia 1680, de madera en su color con imágenes de San Carlos Borromeo y San Nicolás de Bari, San Miguel y San Judas, ocupando el ático la Sagrada Cena. En el camarín se venera el grupo de las Angustias, obra del taller valenciano Bellido, traído a la ciudad en 1926. En el lateral izquierdo hay otro retablo barroco pero modificado a fines del XIX por Juan de la Torre, que cobija imágenes contemporáneas de la Virgen del Carmen, San Ignacio, y San José. Saliendo a la nave pueden verse varios lienzos, pintados a partir de 1877 por Montilla y Melgar, que representan a San Frutos, el Crucificado con la Magdalena, el Martirio de Santa Librada, la Virgen del Pilar y la Vocación de San Agustín.
La cabecera de la nave derecha muestra un retablo del XVIII, presidido por San Pedro pontífice; en el ático luce una pintura de San Pablo muy retocada. En el muro de la nave cuelga un lienzo grande en medio punto de la Inmaculada, de Montilla y Melgar. Seguidamente se halla la capilla del Sagrario, también llamada Capilla Dorada, erigida entre 1669 y 1680, con bóveda adornada con motivos de yeserías vegetales y escudos nobiliarios; se separa de la nave por una reja de 2005 rematada con Calvario. Adosadas a sus muros hay partes de la antigua sillería de coro. El retablo principal, de hacia 1683, muestra relieve de la Verónica en el ático e imaginería moderna. A la izquierda están el Cristo del Calvario, obra del licenciado Sebastián Venegas en 1642, la Virgen del Consuelo, del siglo XVII, próxima al círculo de Pedro de Mena Medrano, y dos lámparas de plata, del XVIII.
Entre esta capilla y la siguiente se halla otro lienzo de Montilla Melgar representando la Aparición de la Virgen a San Cayetano de Thiene. La Capilla del Santo Sepulcro, antes llamada de las Ánimas, se levantó entre 1731 y 1763. El retablo principal es obra de Diego de Burgos de 1775, y en él se venera la Virgen de las Lágrimas, imagen realizada en 1963 por Pineda Calderón. En el banco se encuentra la magnífica talla del Yacente, de estética manierista, atribuida a Pedro Freile de Guevara, de hacia 1622. De las otras obras que atesora esta capilla han de destacarse, a la izquierda, la Virgen del Carmen, imagen de vestir anónima de 1749, con Niño Jesús moderno, y una talla de San Miguel, realizada por Pedro de Mena Gutiérrez en 1764. A la derecha está el retablo de Santa Ana, obra de mediados del Setecientos, con la titular, atribuida a Ruiz Rey, y un retablo de rocalla con la bella imagen de la Inmaculada, obra de Pedro Duque Cornejo realizada en 1751 y policromada por Ruiz Rey en 1753.
De nuevo en la nave se hallan dos medios puntos con la Piedad acompañada por la Magdalena y San Juan, y la Virgen del Carmen, obras también de Montilla y Melgar. La capilla del Bautismo guarda una talla del Crucificado de estética barroca.
De gran interés es la colección de orfebrería de la parroquia, destacando entre las piezas la custodia procesional de esquema turriforme, fechada en 1563 y atribuida a Sebastián de Córdoba. En 2002 se la ha realzado con una peana de plata, obra de José María Cosano Cejas (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
La iglesia de Nuestra Señora de la Purificación es uno de los monumentos más antiguos de Puente Genil, datando del siglo XIV.Fue reformada en 1873 venerándose en su interior una Virgen de la Purificación atribuida a Duque Cornejo.
El conjunto es de tres naves con planta de cruz latina. La nave central es más elevada que las laterales, sustentada por dos pilares y arcos de medio punto. Está cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos. Las naves laterales están cubiertas con bóveda de arista. Las naves fueron reformadas en el siglo XIX.
La fachada principal es muy sencilla con portada como simple enmarcado de la puerta y cuadro de azulejo a ambos lados de ella, cubiertos con un tejadillo.
La torre fue hecha de nuevo a principios del siglo XIX y ocupa el ángulo formado por la fachada N. y O. Tiene tres cuerpos, el primero de piedra a modo de zócalo, el segundo rodeado por un balcón corrido con barandilla, y el tercero con pilastras jónicas, donde están las campanas, cubierto con chapitel cuadrangular con azulejos.
La iglesia tiene algunos altares y retablos de interés.
El edificio exento por sus fachadas N. y O. y de gran volumen, tiene un importante interés urbano (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Santuario de Nuestra Señora de la Concepción.-
La iglesia de la patrona de Puente Genil se inició en 1758 con proyecto del arquitecto Miguel del Castillo. Siguieron las obras Juan López Segura y Antonio Román, terminándose la portada en 1799. El interior es de una sola nave con crucero señalado por una cúpula elíptica, mientras en la nave se usa cañón con lunetos.
La iglesia de la patrona de Puente Genil se inició en 1758 con proyecto del arquitecto Miguel del Castillo. Siguieron las obras Juan López Segura y Antonio Román, terminándose la portada en 1799. El interior es de una sola nave con crucero señalado por una cúpula elíptica, mientras en la nave se usa cañón con lunetos.
El retablo mayor de estética rococó, está fabricado en yeso y es obra anónima fechada en 1764, que fue policromada por Francisco Jiménez en 1766. El relieve de Santiago del ático se atribuye a Juan López Segura. En 1764, Pedro de Mena realizó el manifestador sobre el cual se abre la hornacina que comunica con el camarín. La Virgen de la Concepción es una imagen para vestir, de la cual se conocen dos restauraciones importantes: la efectuada a fines del XVII, y una segunda a mediados del Setecientos. A los la dos se van a colocar imágenes de vestir de San Joaquín y Santa Ana, realizadas por Clemente Rivas Jiménez en 2005, para sustituir a las actuales de serie.
En el presbiterio se ven los lienzos de la Coronación de la Virgen, obra del XVIII, y Nuestro Padre Jesús Nazareno, pintado por Javier Aguilar en 2002. En el crucero, a la izquierda, está el altar de San José, con una imagen moderna del mismo; sigue el Señor de la Oración del Huerto, que conserva la cabeza, fechada en 1600, siendo el pelo de 1960 y el cuerpo de 1992, y Nuestra Señora de la Victoria, obra de Juan Ventura, de 1986. El Ángel es de Palos Chaparro, de 1970. A continuación se ha colocado un lienzo de la Virgen de Guadalupe, del siglo XVIII.
En el primer altar del lado derecho está la Virgen de la Guía, imagen antigua transformada en 1974 por Martínez Cerrillo. Siguen las imágenes del Lavatorio, Cristo, Pedro y Juan, talladas por Palos Chaparro en 1989 y policromadas por Juan Ventura en 1991. Al pie de la torre se ha recuperado una capilla, adornada con tres cuadros, Santa Ángela y San Judas, de Clemente Rivas, y Santa Catalina, de Javier Aguilar. Rivas es autor también de los retratos de los obispos Francisco Alarcón e Infantes Florido, que están a los pies del templo (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Fue construida aprovechando parte de la antigua ermita de San Antón. Entre 1758 y 1766 se formó la cabecera en el camarín no terminándose la iglesia hasta 1809. Su autor es con probabilidad Miguel del Castillo.
Es de una amplia nave cubierta por bóvedas de medio cañón con lunetos excepto en el tramo anterior al presbiterio donde finge un crucero que recibe una media naranja elíptica. El eje de la nave queda comprimido a un área muy corta respecto a su ancho, efecto acentuado con la ocupación de uno de los tramos de la nave por el coro y el cancel. Así, partiendo de su planta tradicional se consiguió un verdadero espacio barroco.
Va decorada con yeserías y estípites barrocos. Elegante portada barroca (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
En el mismo lugar que actualmente se levanta el Santuario de la Inmaculada Concepción se encontraba una pequeña ermita con la advocación de San Antón en el siglo XVI.
Con motivo de la epidemia de peste que asola Andalucía en el año 1650, el pueblo de la entonces Villa de la puente de Don Gonzalo, la vota por Patrona perpetua de la Villa, siendo insuficiente el Templo para el rango de Patrona de la misma. Se decide levantarle una Iglesia más acorde con su Patronazgo en la segunda mitad del siglo XVIII, comenzando las obras en el año 1760 a instancias de su mayordomo D. Ignacio Jurado Roldán, comprándose para la ampliación varias casas de la calle Aguilar. Las obras de la nueva Iglesia comprenden desde el año 1760 hasta el año 1799, fecha esta última de la portada principal del templo realizada por los canteros de la Villa, los hermanos Gallardo. Esta portada es la más suntuosa de las Iglesias de Puente Genil con su lonja o escalinata delantera cerrada con cancel, sus dobles columnas, su frontón partido etc. Todo realizado en piedra procedente de Sierra Gorda y embutido en un gran nichal.
En el interior del Templo son de destacar el retablo mayor realizado en yeso tallado y policromado a imitación de mármoles de colores en el que intervino el tallista de Lucena Pedro de Mena Gutiérrez; las yeserías barrocas de estilo popular se reparten por todo el templo en torno a unas grandes pilastras de estilo corintio. A destacar la cúpula elíptica con yeserías en las que se reproducen motivos marianos.
En el camarín del siglo XVIII, se encuentra la imagen de la Patrona, la Inmaculada Concepción, que data de finales del siglo XVI, de talla completa, aunque desde hace siglos está preparada para vestir.
La Imagen del Señor de la Oración del Huerto, de vestir, pertenece también al siglo XVIII, procede de la primitiva Ermita de Santa Catalina y estuvo ubicada también a finales del siglo XIX en la antigua Iglesia del ex convento de San Francisco de la Asunción (Diputación Provincial de Córdoba).
Iglesia de San Francisco (El Hospital).-
El antiguo convento de San Francisco se trasladó a este lugar en 1649. La iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, se terminó en el año 1705.
El antiguo convento de San Francisco se trasladó a este lugar en 1649. La iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, se terminó en el año 1705.
Es de cruz latina, con nave única, crucero bien marcado y coro a los pies. Las cubiertas son de medio cañón con lunetos en la nave y media naranja en el crucero, adornando las pechina con relieves de los Evangelistas.
Preside el presbiterio un retablo mayor anónimo de hacia 1730, que sirve de marco a un camarín, decorado con pinturas de temática mariana, donde se ve la imagen del Señor de la Humildad, traída de Sevilla en 1706. En las calle laterales aparecen representados, en el primer cuerpo, San Pedro de Alcántara y San Pascual Bailón; en el segundo, San Juan de Prado y San Diego de Alcalá y en el ático, el Cristo de la Salud entre San Buenaventura, Santa Clara, todas de época del retablo. En las paredes del presbiterio se ven dos lienzos, San Francisco en la Porciúncula, a la izquierda, y San Francisco en el carro de fuego, a la derecha, ambos de hacia 1705.
Los frentes del crucero se adornan con retablos de estípite. anónimos de hacia 1730; en el izquierdo se ha colocado recientemente la Virgen de los Ángeles, titular del templo, talla de fines del siglo XVII cercana a modelos de La Roldana, restaurada por Peláez del Espino en 1979; en el ático hay un Niño Jesús de vestir. El testero tiene un retablo de hacia 1800, con hornacina para la imagen de la Virgen de la Amargura, obra del sevillano José Rivera, fechada en 1944; del contrafrente cuelga un lienzo del Descendimiento, del XVII, copia de un original italiano, donado por María Concepción Cosano Pino.
En el frente del brazo derecho se ve otro retablo semejante al del lado opuesto, con emblema josefino, que tiene en el ático a San Pedro Nolasco. Se venera en el centro a San José, imagen itinerante sin el Niño. En el testero, sobre la puerta que comunica al hospital, hay un gran lienzo anónimo de la Inmaculada, del XVII, con moldura dorada en 1748. En la parte superior de la nave cuelgan cinco lienzos del siglo XVIII, con historias franciscanas. El primer retablo de la izquierda es de estípites, de hacia 1730, con imagen de vestir de San Francisco, de igual fecha; en el sotocoro se ve un arcosolio con un medio punto con el juicio y condena de Santa Bárbara, de hacia 1650.
El primer altar del lado derecho es un arcosolio, obra de Pedro de Mena de 1743, dedicado a San Antonio; le siguen otro arcosolio de hacia 1760, con imagen de San Marcos de vestir, y el de la Virgen del Pilar, de hacia 1760-1770. En el sotacoro se ve una imagen de vestir de Santa Clara, del XIX (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
La iglesia de San Francisco del Hospital se ubica en el casco histórico de Puente Genil. El acceso al edificio se realiza desde un espacio peatonal que se abre al principio de la calle Aguilar.
La iglesia se encuentra adosada a las antiguas dependencias del convento, destacando la fachada principal a los pies realizada en ladrillo, en la que se inserta la portada principal, así como los huecos correspondientes al coro y al sotocoro.
La portada actualmente cegada, presenta arco de medio punto enmarcada mediante pilastras toscanas sobre el que descansa un entablamento recto rematado por pirámides entre las que se encuentra una hornacina que está formada mediante pilastrillas y frontón triangular con cruz central y rematada por pirámides en su coronamiento.
La iglesia presenta al exterior una fachada situada en el lado izquierdo de la nave principal (a la altura del tercer tramo de la nave principal), lugar por el que se accede actualmente a la iglesia, en la que se inserta una portada realizada en piedra y dividida en dos cuerpos. El primer cuerpo se compone de un arco de medio punto entre pilastras toscanas que en la clave va decorada con un motivo de hojarasca y el resto del arco con casetones. En las enjutas se sitúan dos medallones con las inscripciones "Año de" y "1692". Este primer cuerpo se cierra con un entablamento que da paso al segundo cuerpo, más estrecho, constituido por una hornacina avenerada entre pilastras y flanqueado por grandes volutas, que dan apariencia de frontón curvo-contracurvo, prolongando verticalmente la línea de las pilastras del primer cuerpo, se hallan sendas piñas como motivo decorativo. La hornacina, que acoge una escultura de San José, se cubre con un entablamento y un tímpano triangular, rematado con una cruz flanqueada por dos palmas, prolongando verticalmente la línea de las pilastras de la hornacina hasta culminar mediante dos pirámides a modo de ornamento.
Al exterior, la iglesia se cubre con tejado a dos aguas en las naves, y a cuatro aguas en el crucero. A la altura de la portada lateral se sitúa una sencilla espadaña de una campana, que va rematada con un tímpano triangular.
La planta de la iglesia es de cruz latina, con nave longitudinal única formada por cinco tramos rectangulares separados por pilastras, un crucero bien marcado y coro a los pies. Una amplia cornisa de molduras lisas superpuestas que recorre todo el perímetro interior de la iglesia da paso a las cubiertas de las naves, formadas por bóvedas de medio cañón con lunetos en la nave y de media naranja en el crucero, adornando las pechinas con pinturas de los cuatro evangelistas.
La nave principal alberga un conjunto de seis retablos integrados en huecos semicirculares a modo de arcosolios, localizándose en el lado izquierdo del segundo tramo de la nave principal, el Martirio de Santa Bárbara, retablo de tipo pictórico cuadrangular en la parte inferior y semicircular en la superior, adaptándose al hueco del muro, en el que se representa el momento del martirio de la santa ante el juez, en la que aparecen los verdugos a la izquierda, la santa en el centro y el juez sentado en el lado derecho, y en la parte superior del lienzo dos angelotes encima de la santa que sostienen un cáliz, fechándose a finales del siglo XVII, cuyo motivo principal se le atribuye al pintor Lucentino Leonardo Antonio de Castro.
En el cuarto tramo de la nave principal, en el lado izquierdo, se sitúa el retablo que contiene la imagen de Santa Clara. El retablo data del segundo cuarto del siglo XVIII, se estructura en dos nichos concéntricos de arco de medio punto, el primero es el mayor, decorada en la parte superior con una guirnalda dorada, sobre fondo azul, haciéndose más profusa su decoración en la parte semicircular, transformándose en un amplio florón en la clave del arco, por su parte, el interior va cubierto con planchas rectangulares que contienen motivos de hojarascas dorados en todo su recorrido, marcándose por el nivel de las impostas del arco. En el centro del frontal del nicho se abre otro menor, de mayor sencillez, que ocupa la talla de Santa Clara. Este nicho va enmarcado por una sencilla portada, compuesta de dos pilastrillas y un arquitrabe, con dos pequeños tondos en las enjutas, el resto de la decoración de esta portada que enmarca la composición del retablo, son simples listeles dorados. El resto del frontal del nicho mayor lo constituyen dos estípites dorados, que flanquean la portada dentro de la cual está la hornacina que alberga la imagen y unas hojarascas que cubren el espacio restante. La imagen de Santa Clara es del siglo XVIII, y se representa a la santa portando un báculo en la mano izquierda y un ostensorio en la derecha.
En el quinto tramo de la nave principal, en el lado izquierdo, se adosa el retablo de San Francisco, presidida por la imagen del titular, que se ubica en el arco de medio punto que enmarca un espacio avenerado, enmarcado a su vez por estípites.
La talla es de madera policromada, fechándose en 1743 realizada por escultor Pedro de Mena Gutiérrez, que también es autor de la talla de vestir del titular. El retablo se estructura en dos nichos concéntricos de arco de medio punto, estando el mayor recorrido en su parte inferior, horizontalmente, por un banco decorado con hojarascas y frutos, desarrollándose sobre él el resto del retablo. La parte exterior está recorrida por unas guirnaldas, que pasan a ser hojarascas a partir de las impostas del arco, desarrollándose dichas hojarascas con mayor profusión en la clave del arco enmarcando el emblema de la orden franciscana. En el frontal destacan dos estípites que soportan una cornisa curva y quebrada, que conforma el marco del segundo nicho, de menor dimensión, y que va recorrido verticalmente en fajas. En la parte central del retablo se aloja la imagen de San Francisco que se fecha en 1750, tratándose de una imagen de candelero que representa al santo en actitud piadosa y caminante, portando una cruz en la mano izquierda y un báculo en la derecha que se apoya junto al pie derecho.
El crucero se cubre con una cúpula de media naranja rematada por una linterna, que apoya sobre un tambor de doble anillo sobre pechinas. En el centro de cada pechina se descubre un óvalo que enmarca la figura de un evangelista, pintada al fresco sobre fondo liso. La cúpula en su totalidad también va decorada con pinturas con motivo de hojarascas y flores encadenadas en azul y blanco, así como se aprecia en los espacios intermedios entre las ocho fajas radiales motivos pictóricos que imitan mármoles.
El crucero se prolonga en dos pequeñas naves rectangulares, partiendo desde la derecha una conexión con las antiguas dependencias conventuales y con la escalera desde la que se accede al coro. En el brazo izquierdo de la nave del crucero, destaca principalmente el retablo de San José, albergando en el nicho central la imagen de su titular, mientras que en el segundo cuerpo se aloja una imagen del Niño del Paraíso. Este retablo se relaciona con el escultor Félix Pérez de Mena, fechándose en el primer cuarto del siglo XVIII, al igual que la imagen de San José. El retablo consta de banco y dos cuerpos. El banco está constituido por cuatro ménsulas de follajes. En el primer cuerpo, sostenido por estípites, se abre un nicho que alberga la imagen de San José, y los espacios intermedios, así como el propio nicho están profusamente tallados con guirnaldas y hojarascas. Una cornisa escalonada da paso al segundo cuerpo, donde se repite el esquema estructural y ornamental primero, aunque de menor altura rematado mediante una cornisa curva, en cuyo centro se sitúa una gran hojarasca que envuelve el anagrama del Ave María.
En el presbiterio, se sitúan el retablo mayor y dos lienzos de temática franciscana, uno a cada lado, en el lado izquierdo se ubica el lienzo de San Francisco en la Porciúncula y en el lado derecho se representa a San Francisco arrebatado por el carro de fuego. El retablo mayor se fecha en el primer cuarto del siglo XVIII, y cuya autoría se relaciona con el artista cordobés Félix Pérez de Mena, que se encuentra dorado y policromado y con una rica decoración de tipo floral. Está compuesto de banco, dos cuerpos divididos en tres calles separadas por columnas salomónicas en el primero y estípites en el segundo, y un ático. En el primer cuerpo, la calle central consta de un vano formado por doble arco, carpanel y de medio punto, dando paso al camarín, cubriéndose los espacios libres con grandes hojarascas. En las calles laterales se ubican hornacinas que albergan las tallas de San Pedro de Alcántara, en el lado izquierdo, y el de San Pascual Bailón en el lado derecho, quedando el espacio restante cubierto por hojarascas y animado por una moldura curvilínea. Una cornisa separa el primer cuerpo del segundo cuerpo de la calle central del retablo, donde queda constituido una hornacina a modo de manifestador, formado por dosel, flanqueado por angelotes y dobles estípites en diferentes planos de profundidad que enmarcan el nicho en el que se aloja una pequeña imagen de Santa Rita, donde otros dos angelotes coronan el manifestador. Bajo el nicho y sobre el arco de la calle central del primer cuerpo, una gran hojarasca envuelve el escudo de la orden franciscana. En las calles laterales se abren hornacinas que albergan las tallas de San Juan de Prado, en el lado izquierdo, y de otro santo franciscano sin identificar en el lado derecho. El ático adapta su forma a la bóveda del edificio, la calle central es ocupada por la talla del Cristo de la Esperanza, enmarcada por una ancha moldura que sigue la forma de la cruz y que es la prolongación de la cornisa que separa el ático del segundo cuerpo. Las hornacinas de las calles laterales albergan las imágenes de San Buenaventura, en el lado izquierdo y la de Santa Clara, en el lado derecho. El ático queda rematado por una gran cornisa quebrada en su parte central y cubierta en su zona más alta por un gran florón que enmarca un escudo. Destaca primordialmente en este retablo la imagen de Cristo de la Humildad y Paciencia, situado en el camarín que se abre en el primer cuerpo del retablo mayor, en la calle central. Se trata de una imagen del círculo del escultor sevillano Pedro Roldán. A ambos lados se ubican las imágenes de San Pedro de Alcántara, San Pascual Bailón, San Juan de Prado, San Diego de Alcalá y en el ático el Cristo de la Salud entre San Buenaventura y Santa Clara, todas ellas del primer cuarto del siglo XVIII.
Tras el retablo mayor se halla el camarín, de forma cuadrangular con las esquinas achaflanadas y una ventana al fondo.
Los paramentos van pintados imitando el mármol rojo. Se cubre con una cúpula de media naranja, apoyada sobre pechinas que queda decorada con motivos vegetales y cartelas ovales, pintados al fresco. Se divide radialmente con relieves en dorado que se unen en el centro en un gran florón dorado. Entre las pechinas se hallan cuatro lienzos semicirculares de temática mariana, y en su interior se encuentra la imagen del Señor de la Humildad y Paciencia. En el lado izquierdo del camarín se sitúa la pintura denominada la huida a Egipto, de autor anónimo y fechada en el primer cuarto del siglo XVIII, tiene forma semicircular para adaptarse al espacio que ocupa entre las pechinas y representa la escena de la vida de la Virgen en la que, junto a su esposo y su hijo recién nacido, huyen a Egipto. La Virgen lleva al Niño en brazos, montada sobre un asno, mientras San José tira de las riendas mientras camina.
A la derecha del presbiterio se encuentra la sacristía, de la cual parten dos tramos contiguos y paralelos de escalera, por uno se sube al camarín, y por otro se baja a la cripta, que se halla bajo el camarín y que consta de dos cámaras cubiertas con bóveda de arista. El dintel de la puerta que da acceso a ambos tramos de escalera está decorado en su interior con una amplia venera. La escalera que da acceso al camarín está decorada con azulejos pintados.
En el brazo derecho del crucero se encuentra adosado el retablo de la Virgen de los Ángeles, formado por banco y dos cuerpos. El banco está constituido por cuatro ménsulas de follajes. En el primer cuerpo, por poderosos estípites se abre un nicho que alberga una imagen de la Virgen de los Ángeles, y los espacios intermedios, así como el propio nicho, están profusamente tallados con guirnaldas y hojarasca. Una cornisa escalonada da paso al segundo cuerpo, donde se repite el esquema estructural y ornamental del primero, aunque de menor altura estando rematado por una cornisa curva. En su nicho se aloja una imagen de un santo o un fraile mercedario, y en el centro de la cornisa una gran hojarasca envuelve el anagrama de San José (JPH). Este retablo se fecha en el primer cuarto del siglo XVIII y su autor es el retablista Félix Pérez de Mena. La imagen de la Virgen de los Ángeles data del último cuarto del siglo XVII, de autor anónimo, aunque viene atribuyéndose su autoría a Luisa Roldán "La Roldana". La Virgen está representada con la cabeza ladeada e inclinada hacia abajo, mientras asciende a los cielos sobre una nube impulsada por pequeños ángeles.
En el quinto tramo de la nave principal, en el lado derecho, se encuentra el retablo de San Antonio, fechado en 1743 y realizado por el escultor Pedro de Mena Gutiérrez que se adapta a un hueco semicircular inserto en el muro. El retablo se estructura en dos nichos concéntricos formados por arcos de medio punto. El mayor está recorrido en su parte inferior, horizontalmente, por un banco decorado con hojarascas, desarrollándose sobre éste el resto del retablo. La parte exterior tiene un perfil muy irregular, con entrantes y salientes en forma de roleos y volutas, a los que se une una cornisa doble. La clave del arco, muy desarrollada y sobresaliente, está decorada con el escudo del patrono del retablo que corresponde a la familia Escribano de Poveda de la Puerta. Cuelgan del arco guirnaldas y cortinajes. El interior está decorado con casetones que contienen follajes de hojarascas. En el frontal destacan dos estípites meramente decorativos, dos angelotes a los lados del nicho interior y un baquetón que a modo de imposta recorre el frontal y se desarrolla enormemente, incluyendo dos roleos, sobre el arco del nicho inferior, que presenta casetones en su interior, iguales que los del nicho exterior y un tosco almohadillado en el frontal.
A continuación, en el cuarto tramo de la nave principal, en el lado derecho, se ubica el retablo de San Marcos, datándose en el segundo cuarto del siglo XVIII, en forma de arco de medio punto insertado en el muro, albergando en la hornacina alojada en el centro la imagen de San Marcos. El retablo se estructura en dos nichos concéntricos de arco de medio punto. El mayor presenta una ancha guirnalda que recorre toda la parte exterior, interrumpida por la línea de imposta, cuyo interior se estructura con casetones decorados con hojarascas, en el arco, y fajas verticales con guirnaldas en las jambas. La línea de imposta se prolonga por el frontal del nicho mayor, derivando en un baquetón mixtilíneo en el centro para rodear el nicho menor interior, a los lados de éste discurren más guirnaldas verticales y dos sencillos y pequeños estípites. El nicho interior también está recorrido por guirnaldas verticales, aunque en este caso la policromía es diferente, aquí junto al dorado aparece el azul y el blanco, mientras que en el exterior los colores son el rosa y el verde. En ambos casos, la policromía imita el mármol.
En el tercer tramo de la nave principal, en el lado derecho, se adosa el retablo de la Virgen del Pilar. El retablo se estructura mediante dos nichos concéntricos de arco de medio punto. El mayor presenta al exterior un perfil mixtilíneo, con entrantes, salientes y roleos, interrumpida por una imposta amplia que recorre todo el nicho y enmarca el arco del nicho interior con un baquetón mixtilíneo, estructurándose en su interior mediante casetones con espejos. En el frontal destacan dos pequeños estípites decorativos, rematados en copas, y guirnaldas verticales. El nicho menor presenta también casetones con espejos en el interior y en el frontal y se encuentra coronado por una venera, albergando la imagen de la Virgen del Pilar, obra anónima fechada en el siglo XVIII.
Sobre los dos primeros tramos de la nave principal se localiza el coro, al que se accede por una escalera que se desarrolla en paralelo al lateral derecho de la nave de la iglesia. Por los restos que todavía se observan se puede deducir que el conjunto de la iglesia se encontraba decorada con pinturas murales.
La denominada iglesia de San Francisco del Hospital, en Puente Genil (Córdoba), es un claro exponente de la arquitectura conventual franciscana del sur, en el valle medio del Guadalquivir, desarrollado a lo largo del siglo XVII. Es un interesante edificio de estilo barroco de formas puras y sencillas, con una ornamentación justa y precisa. Aunque el modo de resolver las cubiertas la enmarcan en un primer barroco de corte manierista, atendiendo a las formas de los retablos principales, y especialmente del retablo mayor, con su profusión decorativa y policromía que crea contrastes, y sobre todo con el empleo del estípite, se puede hablar de un barroco más pleno. El inmueble alberga un interesante conjunto de bienes muebles entre los que se encuentran obras relacionadas con los artistas más destacados del momento en el ámbito andaluz, como Luisa Roldán o Pedro Roldán.
La existencia de esta iglesia, conocida también como la «del Hospital» o de la Asunción o del convento, se debe al establecimiento en Puente Genil de la Orden de los Frailes Menores a mediados del siglo XVII, en 1640, debido a la mediación de don Francisco Gil de Melgar, canónigo doctoral de la catedral de Sevilla, que inició los preparativos para que se estableciese esta orden en su localidad natal, fijando un plazo de cuatro años para que fundasen convento en la ermita de la Vera-Cruz, la cual en 1644 ocuparon.
Años después, en 1649, los franciscanos decidieron trasladarse, ante la insuficiencia e incomodidad para la vida conventual que proporcionaba la ermita, para establecerse en un lugar denominado la Cruz del Berral, al principio de la calle Aguilar. En ese año se comenzó a construir el definitivo convento, del que tomaron posesión en 1664, quedando aún pendiente la iglesia. Ésta fue finalmente terminada en 1705, aunque estuvo cerrada al culto hasta 1759, mientras se realizaba su perfeccionamiento y ornamentación.
Tras la Desamortización de 1835 pasó al Estado, que lo cedió al Ayuntamiento el cual, unos veinte años más tarde, decidió destinarlo a un nuevo uso, como Hospital Municipal de Santa Victoria o Nuevo Hospital de la Caridad, una vez realizadas las reformas necesarias, inaugurándose en octubre de 1883. La denominación «del Hospital», pues, se debe al uso de las dependencias conventuales como hospital desde el último cuarto del siglo XIX hasta fechas recientes.
En la iglesia, que continuó con la actividad litúrgica, se asentó en 1890 la Real y Pontificia Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia para dar culto a sus imágenes titulares entre las que destaca la del Señor de la Humildad y Paciencia, una imagen del siglo XVII atribuida al escultor Pedro Roldán, imagen de gran veneración y popularidad en la ciudad. Es por lo que al valor histórico y artístico del templo hay que añadirle el valor etnográfico, debido a la íntima vinculación del inmueble con la historia de la Cofradía, sobre todo teniendo en cuenta la importancia de la Semana Santa de Puente Genil (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, Santuario de Nuestra Señora de la Concepción, e Iglesia de San Francisco - El Hospital) de la localidad de Puente Genil (I), en la provincia de Córdoba. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia cordobesa.
Más sobre la provincia de Córdoba, en ExplicArte Sevilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario