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miércoles, 18 de diciembre de 2019

La Basílica de la Esperanza Macarena, de Aurelio Gómez Millán

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Basílica de la Esperanza Macarena, de Sevilla.  
     Hoy, 18 de diciembre, es la Memoria de la Expectación de la Virgen, llamada también Fiesta de la Esperanza, es una fiesta memorial nacida en España, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la Basílica de la Esperanza Macarena, de Sevilla.
   La Basílica de la Esperanza Macarena [nº 50 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 70 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la plaza de la Esperanza Macarena, 2; en el Barrio de San Gil, del Distrito Casco Antiguo.   
   El 24 de noviembre de 1595 se aprobaron las reglas de la actual hermandad de la Macarena como institución dedicada a la oración y la caridad. Fue en el extinto convento de San Basilio junto a la actual calle Relator. En 1624 se le concedió licencia para efectuar estación de penitencia en la tarde del Viernes Santo. En 1654 abandonó San Basilio y se trasladó a San Gil, cambiando el nombre de la Cofradía: Hermandad de la Sentencia de Muerte que dieron a Cristo Nuestro Redentor y de la Señora de la Esperanza. Como toda hermandad sevillana, tuvo años de esplendor y años de dificultades, en el siglo XVIII conoció la preponderancia de su otra titular, la Virgen del Rosario, que casi se llegó a separar como hermandad independiente. Será el siglo XIX el del definitivo asentamiento de la devoción da la Virgen de la Esperanza; todavía con una estética romántica pasó  de ser la hermandad del barrio de los hortelanos a la gran devoción de la ciudad. A principios del siglo XX la hermandad se convirtió en uno de los referentes de Sevilla, sobre todo a partir de la llegada de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, cuyo busto contempla ahora la basílica desde los pies del arco de la Macarena, junt a la antigua muralla almohade. Ocupó cargos como el de mayordomo, prioste y vestidor de la Macarena, y, además, fue diseñador de enseres de la Cofradía. Sus diseños para la Macarena y otras hermandades tuvieron tanto éxito que se puede decir que Rodríguez Ojeda es el creador de la Semana Santa tal y como hoy la conocemos.
   Con el estallido de la Guerra Civil la parroquia de San Gil sufre un incendio provocado del que se salvaron las imágenes titulares, debidamente guardadas en domicilios particulares. Desde 1936 a 1949 la hermandad se cobijó en la iglesia de la Anunciación, aunque desde el incendio había surgido la idea de crear un templo propio, cuya primera piedra se colocó en 1941. Con el apoyo de las nuevas fuerzas vivas surgidas del nacional-catolicismo, las obras marcharon a un buen ritmo. El proyecto, diseñado por el arquitecto Aurelio Gómez Millán, fue inaugurado definitivamente en 1949.
   El templo presenta una estructura de una sola nave, presbiterio y coro a los pies. Externamente se concibe como una fachada pórtico inspirado en el Renacimiento de Brunelleschi. Pintada en los tradicionales blanco y albero del barrio, muestra una alegoría de la Esperanza en una hornacina entre jarras de azucenas inspiradas en la misma Giralda. Su espadaña, que sigue modelos del manierismo sevillano, fue recrecida en 1992 en las obras que adecuaron la basílica como pabellón de la ciudad en la Exposición Universal.
   El interior, de una espaciosa nave única, presenta el añadido de cuatro capillas, estando cubierto con bóveda de cañón con lunetos y un gran arco toral que da paso al presbiterio donde se abre el gran arco camarín de la Virgen. Con aires historicistas fue diseñada la decoración de pinturas murales que llevó a cabo el pintor Rafael Rodríguez Hernández entre 1984 y 1993, presentando motivos de los misterios del Rosario en muros y laterales, las virtudes teologales y cardinales; y, en la parte de los pies, las efigies de cuatro pontífices importantes de la historia de la hermandad: Pío XII, con el que se coloca la primera piedra; Juan XXIII, con el que se coronó canónicamente la imagen de la Esperanza (1964); Pablo VI, que otorgó el título de Basílica Menor al templo (1966);  y Juan Pablo II, que beatificó a Sor Ángela de la Cruz (1982). En las cuatro capillas laterales se reparten otros tantos retablos. En el lado de la epístola (derecha) se sitúa el altar de la Hispanidad, presidido por la imagen de la Virgen de Guadalupe realizada por el pintor José de Mota en 1709, situándose alrededor las imágenes de patronas de países iberoamericanos, un símbolo de la vocación universal que adquirió el culto a la Virgen de la Esperanza. El retablo que acoge a todas estas imágenes, en su característico estilo neobarroco, fue diseñado por Juan Pérez Calvo entre 1957-59. A continuación figura la capilla de la Virgen del Rosario, con retablo también de Pérez Calvo (1962), presidido por la Virgen del Rosario del siglo XVIII, aunque la entrañable talla del Niño que duerme en su regazo parece del siglo XVI. La Virgen del Rosario, más que posible obra de Pedro Duque Cornejo, tiene gran devoción, arraigada desde el siglo XVIII, como demuestran las fiestas en su honor y su procesión de octubre. La hermandad de la Macarena está fusionada con la del Rosario desde 1793. En el lado del Evangelio (izquierdo) se sitúa el altar del Cristo de la Salvación. Pura ironía: el clasicista crucificado que lo preside fue esculpido por Luis Ortega Brú en 1951, escultor que llegó a estar preso por la represión franquista. A sus pies están enterrados el General Queipo de Llano y su esposa, el famoso y temido general que motivó el triunfo del levantamiento de 1936, posteriormente gran impulsor de la nueva iglesia y del gran auge de la hermandad. Contiguo se sitúa el altar del Cristo de la Sentencia en un retablo de Pérez Calvo en 1951 presidido por la imagen titular de la hermandad Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, obra que hizo el escultor y bordador Felipe Morales Nieto en 1654. Una talla que quizás llevó originalmente pelo natural, según apuntan los antiguos libros de reglas y que sobrevivió a modas, cambios en el paso de misterio e incendios. Tanto sus manos como su cabellera fueron rehechos en el siglo XX con a intervención de Antonio Eslava.
   En el presbiterio, dominando toda la basílica, la Virgen de la Esperanza. La gran devoción de la ciudad y la más extendida por todo el mundo. El retablo en el que se sitúa fue diseñado en el taller de Juan Pérez Calvo y realizado entre 1949-59 por un equipo compuesto por el tallista Rafael Fernández del Toro, el imaginero Ortega Brú y el dorador Antonio Sánchez. El camarín que aloja a la imagen de la Macarena fue financiado por William Butler delegado en España del Plan Marshall, y diseñado por el orfebre Fernando Mrmolejo. Se hizo en tres fases: primera (1956-59), cúpula y decoración pictórica; segunda (1965-69), revestimiento de pavimento interno; y tercera (1973), arco exterior y embocadura interior en plata. La Virgen de la Esperanza es talla anónima sobre la que se han apuntado numerosas autorías, la más repetida apunta al círculo de Pedro Roldán en el siglo XVII. Imagen de candelero para vestir, la asimetría de su rostro, su difícil equilibrio entre la risa y el llanto y la conjunción de toda una serie de elementos añadidos (corona, bordados, disposición de los ropajes...) copiados por medio mundo la convierten en un icono universal de la ciudad. Por ello es centro de numerosas leyendas urbanas que las sitúan en el trueque de un reloj con el vecino hospital de las Cinco Llagas, el centro de las iras de un borracho que le lanzó un vaso a la cara, la posible representante de la I República vestida con un gorro frigio, y mil y unas historias que vienen a corroborar la importancia de su devoción en la ciudad.
   Para comprender la dimensión de la hermandad es necesaria la visita complementaria al museo de la hermandad, rico conjunto de bordados, tallas, orfebrería, pasos procesionales, mantos y donaciones que permiten conocer la rica historia y el rico patrimonio de la popular hermandad de la Madrugá sevillana (Manuel Jesús Roldán,  Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de la Memoria de la Expectación de la Virgen, llamada también Fiesta de la Esperanza; 
   La representación de la Virgen en la espera del parto, denominada con el nombre de Nuestra Señora de la Expectación o de la Esperanza, no es del todo extraña al arte del siglo XIII, puesto que puede citarse un ejemplo en la catedral de León; pero se volvió frecuente a finales de la Edad Media. En efecto, en esta época la Iglesia instituyó la fiesta de la Expectación de la Virgen, fijada el 18 de diciembre, ocho días antes de Navidad.
   Una abadía belga tomó el nombre de Abadía de Buena Esperanza.
   Ese tema del embarazo parece haber sido particularmente popular en España y en Portugal donde las Vírgenes de este tipo llevan el nombre de Nuestra Señora de la O (Nossa senhora do O), sea a causa de la forma ovoidal de su vientre abombado, sea, de acuerdo con otra explicación tomada de la liturgia, porque en la semana precedente a la Natividad, las antífonas cantadas en los oficios comienzan por la letra O.
   Muchas de estas figuras no son, verosímilmente, más que elementos separados de grupos de la Visitación, donde la Virgen formaba pareja con su prima Isabel: en el vientre de las dos mujeres había una cavidad oval para alojar los embriones del Niño Jesús y de san Juanito (san Juan Bautista).
   Los pintores españoles representan a la Virgen en cinta con un sol sobre su vientre abombado.
   Las escuelas de pintura italiana y alemana también ofrecen algunos ejemplos (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).   
Se estableció como fiesta principal de la Virgen de la liturgia hispánica, en conmemoración de la Encarnación del Verbo, en el X Concilio de Toledo, presidido por San Eugenio III Obispo de Toledo, celebrado el  656 durante el reinado de Recesvinto. Fue confirmada, así mismo, por su sucesor, San Ildefonso de Toledo, pues el anterior prelado murió al año siguiente de la promulgación, al que erróneamente se le atribuye el título que hoy tiene, pero al que pertenecen casi todos los textos eucológicos de la fiesta. Puesto que la observancia cuaresmal o la fiesta de Pascua imposibilitaban señalarla el veinticinco de marzo, nueve meses antes de Navidad, se decidió instaurarla en el contexto del Adviento, en la octava anterior a la celebración de nacimiento, fundamentándose en el ejemplo de Iglesias lejanas, quizás a la copta y a la etiópica. Fue la única fiesta mariana de la liturgia hispánica hasta que sobre el siglo IX se introdujo la de la Asunción. Recibe también el nombre popular de Fiesta de la O porque desde su víspera hasta el veintitrés se cantan solemnemente al Magníficat unas antífonas, que se hicieron muy populares, y que empiezan siempre por la exclamación latina O (español, Oh), para mostrar el perpetuo asombro del hombre por el nacimiento del Dios humanado. En la Iglesia de Inglaterra se adelantó ya en el medievo esta práctica al día dieciséis, señalando para el día veintitrés una octava antífona de tinte mariano: O Virgo virginum, que dice así: “Oh, Virgen de Vírgenes, ¿cómo ha de ser esto? / Ya que nunca antes hubo una como vos, ni la volverá a haber./ Hijas de Jerusalén, ¿por qué os maravilláis de mí? / Lo que vosotros admiráis es un misterio Divino”. Ésta pasó a utilizarse en la fiesta de la Expectación cuando se introdujo en el Rito Romano. Cuando se impuso en la Península Ibérica el Rito Romano a partir del siglo XI, se mantuvo como fiesta particular  hispana, con el título con que actualmente la conocemos, al tiempo que la festividad romana de la Anunciación del veinticinco de marzo pasó a ser introducida en el Missale Gothicum. En la reforma postridentina del Rito Romano esta fiesta fue aprobada por Gregorio XIII Buoncompagni en 1573 con la categoría de doble mayor en el Propio de Toledo. Las lecciones del breviario se tomaron del tratado De perpetua virginitate del citado San Ildefonso de Toledo. Esta Iglesia consiguió incluso el privilegio, aprobado el veintinueve de abril de 1634, de celebrarla incluso en concurrencia con el IV Domingo de Adviento. De aquí se extendió a casi todas las diócesis hispánicas.
   Del ámbito hispano pasó a otras Iglesias y congregaciones, a las que se les concedió: a Venecia y Tolouse en 1695, a los cistercienses en 1702, a Toscana en 1713, incluso a los Estados Pontificios en 1725 por Benedicto XIII Orsini (Ramón de la Campa Carmona, Las Fiestas de la Virgen en el año litúrgico católico, Regina Mater Misericordiae. Estudios Históricos, Artísticos y Antropológicos de Advocaciones Marianas. Córdoba, 2016).
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Basílica de la Esperanza Macarena, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Horario de apertura de la Basílica, y Tesoro de la Esperanza Macarena:
     De Lunes a Sábados, y Vísperas de Festivos: de 09:00 a 14:00, y de 17:00 a 21:00
     Domingos y Festivos: de 09:30 a 14:00, y de 17:00 a 21:00

Horario de misas de la Basílica de la Esperanza Macarena:
     De Lunes a Viernes: 09:00, 11:30, 19:00, y 20:00
     Sábados: 09:00, y 20:00
     Domingos: 10:00, 12:30, y 20:00
      
Página web oficial de la Basílica de la Esperanza Macarena:  www.hermandaddelamacarena.es/la-basilica/

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