Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Nicolás de Bari, de Sevilla.
Hoy, 6 de diciembre, conmemoración de San Nicolás, obispo de Mira, en Licia, actual Turquía, famoso por su santidad y por su intercesión ante el trono de la divina gracia (s. IV) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Iglesia de San Nicolás de Bari, de Sevilla.
Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la Iglesia de San Nicolás de Bari, de Sevilla.
La Iglesia de San Nicolás de Bari [nº 21 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla, y nº 10 en el plano oficial de la Junta de Andalucía] se encuentra en la plaza de Nuestro Padre Jesús de la Salud, 1; en el Barrio de San Bartolomé, del Distrito Casco Antiguo.
Cabeza de Malos era el curioso nombre de la plaza donde se fundó, en la segunda mitad del siglo XIII, la iglesia de San Nicolás de Bari, un rincón que lindaba con una de las puertas de acceso a la judería sevillana y que había sido donado en repartimiento a Rodrigo Alfonso, hermano bastardo de San Fernando. La leyenda envuelve sus orígenes, mencionando una antigua cueva donde vivía un demonio, un templo visigodo y hasta uno mozárabe como precedentes. Apenas se conocen datos de la primitiva edificación, que debió seguir el estilo gótico-mudéjar de la época, aunque el Abad Gordillo la menciona como uno de los lugares hacia donde se encaminaba la religiosidad popular sevillana. El templo debió arruinarse a comienzos del siglo XVI, ya que en ese siglo hay noticias de una nueva edificación, que tampoco se corresponde con la actual. La iglesia, que hoy se abre a las calles Muñoz y Pabón y Vírgenes, es obra del siglo XVIII y su bendición fue llevada a cabo por el cardenal Solís en 1758. Contó con el patrocinio de un rico mecenas del barrio, Juan de Castañeda, que costeó buena parte de las obras y que importó de Génova los mármoles rojos con los que se realizaron las columnas de su interior.
Del austero exterior destaca la portada principal, adintelada y enmarcada por pilastras toscanas adosadas. Sobre el dintel se sitúa, en el centro de un frontón roto, la imagen pétrea de San Nicolás, el santo del siglo IV nacido en Licia cuyo cuerpo fue rescatado de los musulmanes y que se venera como taumaturgo en la ciudad italiana de Bari. El conjunto se remata por una cruz patriarcal, que hace alusión a la condición episcopal del santo titular. La torre se sitúa de forma original sobre la fachada, no estando rematada por chapitel, lo cual hace pensar que pueda estar inconclusa.
En el muro izquierdo se sitúa una portada lateral, de esquema similar a la principal. La corona una escultura de la Virgen del Subterráneo, talla que simboliza las devociones y las leyendas que atesora esta parroquia. La portada principal está flanqueada por dos retablos cerámicos modernos de Nuestro Padre Jesús de la Salud y de Nuestra Señora de la Candelaria.
El concepto de amplio espacio y la exuberancia decorativa definen el interior del templo, sin comparación con ningún otro de la ciudad. Es el único con cinco naves (exceptuando la Catedral), que están separadas por medio de 18 columnas toscanas de mármol roo, elemento sustentante de las bóvedas de cañón que cubren el edificio. La iglesia presenta coro a los pies, con sillería del siglo XVIII, época en la que también se realizarían los dos órganos.
Preside el presbiterio el barroco retablo mayor, realizado hacia 1758. Se estructura en torno a un único cuerpo, con ático, y se sustenta mediante columnas abalaustradas, algo retardatarias para el momento de su realización en el banco. Sobre el manifestador se sitúa la pequeña talla de la Virgen del Subterráneo, imagen del siglo XV cargada de leyendas que la sitúan en un tiempo más remoto y que narran su aparición en una cueva, tras ser escondida para evitar las manos musulmanas. En el centro preside el titular, San Nicolas de Bari, situándose en los laterales, las tallas de San Pedro y San Pablo. Por su estructura se atribuye a la mano de Felipe Fernández del Castillo. El ático se remata con corona real y un pabellón de tela encolada, recurso teatral propio de los retablos de estética rococó, a lo que se añade las pinturas de los muros laterales que aumentan la sensación escenográfica. El frontal de plata del altar mayor es obra perteneciente a la hermandad sacramental, lleva la marca de Raimundo Garay y se fecha entre 1790-91.
La realidad histórica de la Virgen del Subterráneo parece provenir de su hallazgo en 1492, cuando se estaban realizando los cimientos de la torre. La advocación la recogió la hermandad de la Cena, que fue fundada en San Nicolás en 1580.
Comenzando por el lado del Evangelio, la primera capilla es la de Nuestra Señora del Patrocinio, con retablo del siglo XVIII y titular del mismo momento. La otra capilla de esta parte es la dedicada a Nuestra Señora de los Dolores o del Camino. La escultura de vestir de la titular y el retablo que la cobija son del 1758, por tanto coetáneas al retablo mayor, y también de la estética de Fernández del Castillo. Nuestra Señora del Camino puede ser la antigua titular de la cofradía del Santo Ecce Homo y Nuestra Señora del Camino, hermandad desaparecida que ya existía en 1542 en la capilla del hospital de los Mártires, siendo fundada por los oficiales de las quillas de los barcos. Procesionaba la tarde del Jueves Santo y desapareció en el siglo XVIII. La talla pasó al convento carmelita de los Remedios y en 1868 llegó a San Nicolás, a la capilla de los castellanos nuevos o gitanos.
Ya en el muro del Evangelio aparece, en primer lugar, un retablo neoclásico de principios del XIX, con talla de candelero de Santa Rita de Casia, la abogada de los imposibles, de fines del XVIII. Junto a este altar hay un retablo neobarroco en cuyo centro se venera una escultura moderna del Sagrado Corazón. Le sigue la Capilla Sacramental, de planta rectangular y con altar neobarroco presidido por la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud (1612-15), atribuida a Francisco de Ocampo. Es de talla completa, algo inferior del natural y representa el momento en el que Cristo se incorpora de de una caída, está solo y lleva la cruz a cuestas, una talla que restauró Francisco Arquillo en 1979. Fue titular de la desaparecida cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Antigua, Siete Dolores y Compasión, radicada en su capilla propia del convento de San Pablo. Llegó a San Nicolás en 1880, donde se le cambió la advocación en recuerdo del antiguo titular de los Gitanos, hermandad que radicó en esta capilla. En el mismo altar se halla la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, tallada por Manuel Galiano Delgado en 1924 y remodelada por Dubé de Luque en 1969, una imagen quizás inspirada en una mujer real, Marcelina Sánchez.
Son titulares de la hermandad de penitencia fundada por feligreses de la propia parroquia de San Nicolás en 1922, año en el que realizó su primera estación de penitencia el Martes Santo. En 1977 se fusionó con la hermandad sacramental y de ánimas. Consta la existencia de la sacramental desde el año 1631. En los muros de la capilla cuelga un cuadro de la Virgen de Guadalupe, obra de 1704 del pintor mexicano Juan Correa. Ya en la nave, llama la atención el último altar neoclásico (1815), no por su calidad artística sino por un impactante iconografía, una talla de Santo Dominguito de Val, el niño mártir aragonés, patrono de los niños de Coro.
Son titulares de la hermandad de penitencia fundada por feligreses de la propia parroquia de San Nicolás en 1922, año en el que realizó su primera estación de penitencia el Martes Santo. En 1977 se fusionó con la hermandad sacramental y de ánimas. Consta la existencia de la sacramental desde el año 1631. En los muros de la capilla cuelga un cuadro de la Virgen de Guadalupe, obra de 1704 del pintor mexicano Juan Correa. Ya en la nave, llama la atención el último altar neoclásico (1815), no por su calidad artística sino por un impactante iconografía, una talla de Santo Dominguito de Val, el niño mártir aragonés, patrono de los niños de Coro.
A los pies del muro se sitúa el altar del Santo Cristo de la Gracia, talla del XVIII. A su lado un cuadro moderno de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro junto a una devoción madrileña, la Virgen de la Paloma, lienzo firmado por J. Ramos en 1961. Sigue el modelo de la Virgen de la Soledad del convento de los Mínimos de la Victoria, junto a la Puerta del Sol. Tras el coro, decorado con pinturas dieciochescas de ángeles y guirnaldas, se atraviesa la puerta y se llega al baptisterio, decorado con un cuadro del bautismo de Cristo de mediados del siglo XVIII.
Ya en la nave lateral, la primera capilla es la dedicada a la Virgen de Fátima, siendo la titular moderna y sin gran interés artístico, no así el barroco retablo que la cobija, de la segunda mitad del siglo XVIII, y con tallas de San Joaquín y Santa Ana. La Capilla de San Agustín acoge un nuevo retablo del siglo XVIII, compartimentado con estípites. En la parte inferior hay una escultura de San Roque, mientras que al titular de la capilla lo flanquean San Fernando y San Hermenegildo, todos del siglo XVIII.
De gran interés es la Capilla de Santa Bárbara, por su retablo del siglo XVIII, de un barroco más avanzado que el resto, con una rica decoración que oculta la estructura de la obra y con un óculo en la parte superior que convierte el retablo en transparente al jugar con los efectos de la luz. Al centro se sitúa Santa Bárbara con la torre que recuerda el lugar de su martirio, está flanqueada por Santa Lucía y la Magdalena, situándose en el ático San Antonio de Padua. Las pinturas laterales imitando arquitecturas fingidas y la forma cóncava de la obra convierte en uno de los retablos más interesantes de la parroquia. El siguiente altar es neoclásico, ya de principios del siglo XIX, y acoge a la imagen de candelero de Nuestra Señora de Gracia, advocación de la patrona de Carmona en una pieza de mediados del siglo XVIII. El retablo acoge también a los patrones de los zapateros, los santos hermanos Crispín y Crispiniano. El último altar de esta nave izquierda está dedicada a la Santísima Trinidad, obra de 1758, cobijando también tallas dieciochescas de la Inmaculada, San Francisco de Asís y San Benito de Palermo.
Ya en la zona del hastial se sitúa la Capilla de San Carlos Borromeo, del siglo XVIII, con efigie en el centro del titular, y la de San José, con retablo también del XVIII. Ésta última está presidida por una excelente talla de San José gubiada por el utrerano Francisco Antonio Gijón, autor del popular Cachorro, en 1678. También se le atribuye la dominica Santa Rosa de Lima, mientras que es anónima Santa Catalina de Siena. Las pinturas laterales representan la muerte de San José, el sueño de San José y el taller de Nazaret, todas atribuidas al pintor Pedro Tortolero, del siglo XVIII (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Nicolás de Bari, obispo;
San Nicolás, quien fuera en la Edad Media y aún sigue siendo en la actualidad uno de los santos más populares, tiene el privilegio de pertenecer a la Iglesia griega y al mismo tiempo a la latina. Nació en Asia Menor y su culto se trasplantó al sur de Italia, junto con sus reliquias. Reivindicado por Patras, Mira y Bari, el culto de san Nicolás no padeció el cisma y ha seguido sirviendo como vínculo entre las dos mitades de la cristiandad. En tal sentido, puede decirse que es el más universal de los santos.
Pero a pesar de su popularidad es uno de los menos históricos. Habría nacido hacia 270, en Patras de Licia, localidad que la Leyenda Dorada confunde con Patras de Grecia. Habría sido obispo de Mira, en Asia Menor, encarcelado y liberado por el advenimiento del emperador Constantino. Se contaba que había combatido la herejía arriana en el concilio de Nicea; llevado por su celo habría llegado a propinar a Arrio un puñetazo en el rostro. Habría muerto en 342.
En realidad la historia fue ahogada muy pronto por la leyenda que se apoderó de él para convertirlo en una mezcla de Neptuno y Papá Noel.
Pero a pesar de su popularidad es uno de los menos históricos. Habría nacido hacia 270, en Patras de Licia, localidad que la Leyenda Dorada confunde con Patras de Grecia. Habría sido obispo de Mira, en Asia Menor, encarcelado y liberado por el advenimiento del emperador Constantino. Se contaba que había combatido la herejía arriana en el concilio de Nicea; llevado por su celo habría llegado a propinar a Arrio un puñetazo en el rostro. Habría muerto en 342.
En realidad la historia fue ahogada muy pronto por la leyenda que se apoderó de él para convertirlo en una mezcla de Neptuno y Papá Noel.
Su precocidad fue asombrosa: el mismo día de su nacimiento se mantuvo de pie, solo, en la cuba que llenaran con agua tibia para darle el primer baño.
Su santidad se habría manifestado desde la cuna: los viernes, días de ayuno, se abstenía de mamar del pecho de su nodriza. Ese milagro del lactante (Das Saüglingswunder) es un tópico hagiográfico que reaparece en la Vita de san Roque. En estilo de hagiógrafo ello significa que a partir de su infancia se entregó a la práctica del ayuno semanal.
Los dos episodios más conocidos de su leyenda son su ejemplo de caridad, al dotar a tres jóvenes casaderas muy pobres a quienes la miseria empujaba al vicio y el milagro de los tres monaguillos resucitados.
La leyenda de las Tres doncellas dotadas por san Nicolás (Praxis de tribus filiabus) es tan conocida como la Caridad de san Martín compartiendo su manto con un mendigo. Un noble reducido a la indigencia no tenía otra salida que prostituir a sus tres hijas. San Nicolás las salvó de la deshonra y del oprobio (dedecus et opprobrium), arrojando durante la noche y sin que nadie lo advirtiese, tres bolsas llenas de oro a través de la ventana de su casa, recursos que permitieron casarlas honorablemente.
La fábula de los Tres niños resucitados es más compleja, porque se trata de la deformación de la historia de los tres oficiales (Praxis de stratelatis) falsamente acusados e injustamente condenados a muerte, a quienes san Nicolás habría arrancado del tajo del verdugo apareciéndose en sueños al emperador Constantino.
¿Cómo fueron metamorfoseados en tres escolares (tres clerici) los tres oficiales, o, para emplear la expresión griega los tres stratélates muertos por un carnicero a quien habían pedido hospitalidad, y que fueron «cortados en pequeños trozos y puestos en el saladero como puercos», y luego restaurados por el bueno de san Nicolás?
¿Cómo fueron metamorfoseados en tres escolares (tres clerici) los tres oficiales, o, para emplear la expresión griega los tres stratélates muertos por un carnicero a quien habían pedido hospitalidad, y que fueron «cortados en pequeños trozos y puestos en el saladero como puercos», y luego restaurados por el bueno de san Nicolás?
Esta leyenda, que nació en Francia (Lorena o Normandía) en el siglo XII, se explica por la falsa interpretación de una imagen. En el arte de la Edad Media, los cautivos siempre están representados en una torre cortada por el centro. Los tres oficiales en prisión cuyas cabezas emergían de una torrecilla se tomaron por tres niños hundidos en una cuba que la imaginación popular convirtió en saladero.
Se advertirá la frecuencia de la sagrada cifra tres en la leyenda de san Nicolás: ese ritmo ternario condujo a suponer que todos esos milagros no eran más que variantes de un solo hecho interpretado de diversa manera.
Los demás milagros de san Nicolás están, casi todos ellos, relacionados con el mar. Los marineros griegos sorprendidos por la tempestad invocaban al obispo de Mira como en el pasado habrían suplicado a Poseidón, con la esperanza de que éste les socorriese, calmara el mar agitado y les ayudara a maniobrar y conducir la nave al abra de salvación.
CULTO
La prodigiosa expansión del culto de san Nicolás sorprende tanto más por cuanto éste no padeció martirio, y porque no era, a diferencia de casi todos los santos populares de Oriente, ni militar como san Jorge o san Demetrio, ni un curador como los hermanos gemelos Cosme y Damián.
No obstante, este santo local de una pequeña ciudad de Anatolia se convirtió en uno de los grandes taumaturgos de la Iglesia griega, y más tarde, en uno de los principales patrones de Grecia y de Rusia. El traslado de sus reliquias a Bari, en 1087 lo convirtió, por añadidura, en uno de los grandes santos de la Iglesia romana.
Como el apóstol Santiago de Compostela, se benefició con los movimientos de peregrinos y cruzados. Los peregrinos y los caballeros que iban a embarcar en Brindisi hacia la Tierra Santa nunca dejaban de rezar ante las reliquias de san Nicolás de Bari, que destilaban una mirra perfumada que sus devotos recogían preciosamente en ampollas de plomo: es lo que se llamaba el maná de san Nicolás. La peregrinación a Bari era tanto más frecuentada por cuanto se combinaba con la de san Miguel del monte Gargano, situado a escasa distancia, sobre la costa de Apulia.
Desde Bari y desde el vecino puerto de Trani, sobre la costa del Adriático, el culto del santo enjambró, en principio, en Normandía, a causa de la conquista de Italia meridional por los normandos, y luego en Lorena, en Saint Nicolas de Port, cerca de Nancy.
En 1093, un caballero lorenés, Alberto de Varangeville, al pasar por la ciudad de Bari de vuelta de la cruzada, llevó a su país un fragmento de uno de los dedos de san Nicolás, que depositó en una capilla consagrada a la Virgen (Notre Dame) en el pueblo portuario. A finales del siglo XV, en el emplazamiento de dicha capilla se construyó una magnífica basílica de estilo gótico flamígero, que se puso bajo la advocación de Saint Nicolas de Port.
La popularidad de esa peregrinación determinó la elección de san Nicolás como patrón de Lorena. Antes de que dicha provincia se uniera a Francia, las iglesias de los loreneses en el extranjero estaban consagradas a san Nicolás. En Roma, al tiempo que los franceses del reino se reunían en San Luis de los Franceses, los procedentes de Lorena lo hacían en San Nicolás de los Loreneses (Saint Nicolas des Lorrains).
Ya se ha observado que el nombre de pila Nicolás y sus derivados (en francés): Colas, Colin, Colinot, Collinet, Collignon, también se han difundido en el este de Francia tanto como el nombre «Martín» (fr.: Martin) en las provincias del oeste: es un indicio muy característico de la popularidad de san Nicolás.
Pero su culto no se limitó a Lorena. No hay provincia de Francia donde no se encuentren algunas iglesias puestas bajo la advocación de san Nicolás. París poseía dos: Saint Nicolas des Champs y Saint Nicolas du Chardonnet (campo de cardos), al pie de la montaña de Sainte Genevieve. En la catedral de Ruán existe una capilla de Saint Nicolas o de los Mariniers. Y en el Poitou, una de las más bellas iglesias románicas de la región es la de Saint Nicolas de Civray.
Señalemos, por último, que la primera vida de un santo que se dramatizara en la literatura francesa, es el Jeu de saint Nicolas, (Retablo de san Nicolás), de Jehan Bodel d'Arras.
En Alemania, la princesa bizantina Teofano, esposa del emperador Otón II, favoreció el culto de san Nicolás.
El genio de las minas de cobre había sido bautizado Níquel, variante de Nicolás. De ahí el nombre dado a tal metal por el físico químico sueco Kronsted, quien lo aisló en 1751.
Inglaterra, país de marinos, le profesó un culto que se expresa por la advocación de alrededor de trescientas setenta y seis iglesias.
Patronazgos
Otra prueba no menos impresionante de la excepcional popularidad de san Nicolás es la multitud de sus patronazgos.
Es el patrón de los escolares, de los niños de coro (Chorknaben), porque hizo salir vivos del saladero a los tres sacristanes convertidos en picadillo por el ogro carnicero:
Prie pour nous, saint Nicholas,
Qui les trois clercs ressuscitas .
Qui les trois clercs ressuscitas .
(Ruega por nosotros, san Nicolás, / Quien a tres clérigos resucitó.)
Lo invocaban las jóvenes casaderas (heiratslustige Madchen), en conmemoración de las bolsas que ofreciera con discreción a tres doncellas quienes, a falta de dote, no encontraban esposos. «San Nicolás, como dice la canción, casa a las mozas con los mozos.»
Patrón de filies, saint Nicolas,
Patrón de filies, saint Nicolas,
Mariez-nous , ne tardez pas!
(Patrón de las muchachas, san Nicolás / ¡Cásanos sin demora!)
Por los regalos que hizo a las tres doncellas, se convirtió en el distribuidor de los regalos de Navidad; y en lugar de arrojarlos por la ventana, los deja caer en los zapatos por la chimenea. Pero si obsequia a los niños buenos, aquellos que no lo son reciben varas, de manera que en la imaginación de los niños se presenta como un Papá Noel y un Papá Azotador. Es posible que la cuba donde se habían puesto en salazón los tres niños, haya sido tomada por un cuévano que servía al santo para transportar los juguetes de Navidad a los niños buenos y transportar al Infierno a los malos.
Como se ve, esta leyenda infantil de san Nicolás Papá Noel (Babbo Natale), deriva del relato de las tres doncellas dotadas y de los tres niños resucitados. Además, en el Oriente mediterráneo también es el santo tutelar de los marinos, de todos quienes «van por agua y temen el naufragio », porque tiene el poder de calmar las tormentas. Su popularidad se extendía hasta el océano Atlántico, como bastan para probarlo el nombre de tour Saint Nicolas que se dio a una de las dos torres que gobiernan la entrada al puerto de La Rochelle, la iglesia de Saint Nicolas de Nantes, e incluso hasta el mar Báltico, como lo demuestra el gran número de iglesias dedicadas a san Nicolás en las ciudades marítimas del norte de Alemania.
Era el patrón de los carpinteros navales, de los pilotos, de los marineros de agua dulce, de los almadieros de Morvan y de los barqueros del Yonne o del Cure. Los niños, las jóvenes casaderas, los marinos y marineros ya le procuraban una clientela numerosa; pero eso no era todo. Una docena de corporaciones se ponían bajo su protección: abogados, procuradores y letrados de palacio, los prestamistas prendarios; los toneleros, comerciantes de vino, arqueadores y descargadores de vino; los comerciantes de granos y descargadores de trigo; los carniceros; los perfumeros, los boticarios y los especieros.
La mayoría de estos patronazgos se explican por circunstancias de su leyenda o juegos de palabra. Los prestamistas prendarios le reconocían haber castigado a los morosos de mala fe. Los descargadores de trigo recordaban que había completado milagrosamente la carga de grano de un navío cuyo capitán había tomado una parte para alimentar hambrientos. Los toneleros aludían al saladero con forma de tonel de donde sacara a los tres escolares.
En cuanto a los perfumeros, sus homenajes se dirigían al santo mirobleto, cuyo cuerpo en la cripta de Bari destilaba un maná aromático. El origen de esta devoción es un juego de palabras sobre san Nicolás, obispo de Mira. Los aceites odoríferos y terapéuticos que salían de su sarcófago le valieron la clientela de los boticarios.
Además, se creía a san Nicolás protector de los tesoros confiados a su guarda contra los ladrones. Es el tema del Jeu de saint Nicolas (Retablo de san Nicolás) de Jehan Bodel d 'Arras.
Por último, la leyenda de los tres oficiales injustamente encarcelados le había valido el reconocimiento de los presos y de las víctimas de errores judiciales.
ICONOGRAFÍA
Tipo, vestido y atributos
En el arte bizantino, san Nicolás está representado con una ancha frente y barba blanca, y vestido como un obispo griego, es decir, con felonion y omoforión blancos, y siempre con la cabeza descubierta. En la mano izquierda lleva el libro de los Evangelios o la cruz de doble travesaño, mientras que con la diestra hace un gesto de bendición. No tiene atributos individuales. En el arte de Occidente está transformado en un obispo latino, es decir, tocado con mitra y apoyado en un báculo.
Como Papá Noel, aparece ya como obispo, ya arropado en una larga túnica blanca con capucho.
Fue a partir del siglo XIV cuando se le concedieron atributos individuales nacidos de la leyenda o del culto.
Sus atributos habituales son una pirámide de tres bolsas de oro que mantiene en equilibrio sobre el libro de los Evangelios y tres niños emergiendo del saladero, alusiones a las dos escenas más populares de su leyenda: la dote de las tres doncellas y la resurrección de los tres escolares.
Debe señalarse que las tres bolsas de lingotes de oro (three golden halls, die Goldklumpen), con frecuencia se convierten en tres manzanas a causa de los regalos de Navidad que deja a los niños en sus zapatos. Por otra parte, sucede que los tres escolares surjan no de un recipiente único, sino de tres saladeros individuales con forma de toneles.
En su calidad de patrón de los marineros, san Nicolás tiene como tercer atributo un ancla que puede hacer que se lo confunda con el papa san Clemente, si no llevase mitra en lugar de la tiara.
En la imaginería popular de Épinal, su atributo más frecuente es el grupo de los tres niños desnudos en el saladero (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Nicolás de Bari, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
Horario de apertura de la Iglesia de San Nicolás de Bari:
Lunes: de 10:00 a 13:00 y de 17:00 a 20:30 Caminatas de San Nicolás
Martes: de 19:00 a 20:30
Miércoles, Viernes y Sábados: de de 10:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00
Jueves: de 18:00 a 20:00
Domingos: de 10:00 a 13:00
Horarios de Misas de la Iglesia de San Nicolás de Bari:
Lunes, Miércoles a Sábados: 19:00
Martes: 20:30
Domingos: 12:00
Página web oficial de la Iglesia de San Nicolás de Bari: No tiene.
Capilla Sacramental
Capilla de Santa Bárbara
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