Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Glorieta Mario Méndez Bejarano, en el Parque de María Luisa, de Sevilla.
Hoy, 5 de diciembre, es el aniversario del nacimiento de Mario Méndez Bejarano (5 de diciembre de 1857), a quien se dedica esta glorieta, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la Glorieta Mario Méndez Bejarano, en el Parque de María Luisa, de Sevilla.
El Parque de María Luisa [nº 64 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla], se encuentra en la glorieta de San Diego, s/n (entrada principal, aunque tiene entradas por el paseo de las Delicias y las avenida de María Luisa, y de la Borbolla), en el Barrio de El Prado-Parque de María Luisa, del Distrito Sur.
La Glorieta Mario Méndez Bejarano [nº 43 en el plano oficial del Parque de María Luisa], es en el Callejero Sevillano una vía, que se encuentra en el Barrio de El Prado-Parque de María Luisa, del Distrito Sur; junto a la Glorieta Azul, entre la Avenida de Pizarro, la propia Glorieta Azul, las Glorietas de la Concha, y de Benito Más y Prats, y la Avenida de Rodríguez Caso; y la avenida de las Delicias.
Es un pequeño y apartado lugar rodeado de vegetación que cuenta con cuatro bancos y una fuente central, todo ello recubierto con azulejería blanca y azul, lamentablemente sin rotular.
La fuente es de forma cuadrangular, dentro de la cual se inscribe un espacio también cuadrado cuyos laterales coinciden con el punto en el que se hallan los vértices de la parte externa, formando así cuatro amplios triángulos en las esquinas. Tanto el interior de la fuente como el surtidor están también recubiertos de azulejos del mismo color.
Pero, ¿quién era Mario Méndez Bejarano para que mereciera una glorieta en el Parque de María Luisa?.
Mario Méndez Bejarano (Sevilla, 5 de diciembre de 1857 – Madrid, 16 de enero de 1931), fue un literato, investigador, filólogo y publicista.
Su padre, Rafael Méndez Romero (1830-1907), fue un curioso comerciante con aspiraciones políticas que ocupó la alcaldía sevillana en tiempos de Amadeo I, a quien se atribuyó la revolucionaria y popular decisión de liberar a todos los quintos de ese año del servicio militar, y autor de una Historia de Sevilla, cuyo manuscrito no se ha podido localizar. De su madre, Antonia Bejarano, cabe decir que fue la fiel secretaria en todos los numerosos trabajos bibliográficos emprendidos por su hijo.
Por rama agnaticia, Méndez era pariente muy próximo —primo hermano— de José Canalejas y Méndez (1854-1912), el presidente del Gobierno asesinado cuando ojeaba el escaparate de una librería en la madrileña Puerta del Sol. Este parentesco Mario Méndez Bejarano lo llevó muy a gala, y afloró en más de un escrito.
Méndez residió pocos años en Sevilla, no obstante, en su Universidad Literaria concluyó la carrera de Filosofía y Letras, y cursó la de Derecho, que habría de terminar en Granada, en donde desempeñó su primera Cátedra de Francés (1887). Inquietudes por la cultura de su ciudad natal le llevaron en los albores de su juventud a fundar El Liceo Sevillano (sociedad literaria que componían, entre otros, Montoto, Cano y Cueto, Velilla, Peñaranda, Cavestany, Velarde y Más y Prat) y las revistas El Universo y El Pensamiento Moderno.
Repartió sus días escribiendo y enseñando. Aunque de pensamiento y talante liberal, Cánovas del Castillo, de cuya política era adversario, le ofreció en comisión la Cátedra del instituto del Noviciado en Madrid, para, al mismo tiempo, darle representación en las Cortes, que no aceptó. Ganada esta interinidad en legítima oposición, pasó en 1900 al desempeño de la Cátedra de Literatura del madrileño Instituto Cardenal Cisneros, su más célebre ocupación docente.
Ese mismo año fue nombrado consejero real de Instrucción Pública, y en el Consejo dejó huella por dos cuestiones principales: la primera, conseguir la declaración de oficialidad a favor de la, a la sazón, Escuela de Medicina de Sevilla; la segunda, la resistencia y oposición del proyectado arrebato a los institutos de segunda enseñanza en orden a la colación del grado de bachiller.
Su carrera política, a la que debió no pocos sinsabores, lo llevó a las Cortes como diputado por el distrito de Cazalla de la Sierra. Poco antes había pronunciado en el Congreso un discurso al que se achacó el fracaso de la ley del terrorismo de Maura, de tanta trascendencia como el que en 1910, y a propósito de la riada del Guadalquivir, hizo viajar a Sevilla al rey Alfonso XIII.
Fue uno de los integrantes de la gran colonia que se ha dado en llamar “sevillanos en Madrid”, y que ya en aquella época era habitual y numerosa, después abanderada por nombres como los del conde de Colombí —José María Gutiérrez Ballesteros—, Manuel Díez Crespo, Manuel Halcón, Rafael Montesinos y muchos más. Recién llegado, recibió nombramiento de académico correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, y en 1915, el de académico preeminente en Madrid.
La propuesta de Mario Méndez Bejarano, en julio de 1908, para ocupar un sillón en la Real Academia Española como académico de número, resultó una aspiración que no llegó a ser feliz realidad y que pretendió dar posesión a Méndez de la vacante causada por fallecimiento del conde de Liniers. La presentación se debió a la iniciativa de los académicos Benito Pérez Galdós, José Ortega Munilla (padre de Ortega y Gasset) y José Echegaray. La votación, que se verificó en octubre de ese mismo año, designó como académico a José Alemany y Bolufer (1866, filólogo y catedrático de la Universidad de Madrid).
La elevación del nombre de Méndez Bejarano a la sucesión académica y su posterior resolución fueron precedidas de una amarga batalla, en la que no tuvo poca parte el secretario Catalina, en boca de quien se han puesto estas palabras: “Aquí no se entra por méritos, sino por votos”. Mariano Catalina y Cobo era del Partido Conservador y de ideas contrarias a Méndez, acaso de ahí provenga la animadversión hacia su candidatura. Catalina, propietario de la conocida Colección de escritores castellanos, fue diputado en 1884 y senador en 1899.
También fracasó su incorporación a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, esta vez derrotado por Romanones.
Agobiado por estos desengaños y recluido en su piso de la calle de San Bernardo de Madrid, fue apurando la vida. Murió, y su cuerpo fue depositado en el cementerio de la Almudena, donde permaneció por bastante tiempo. Sin embargo, una circunstancia vino a cambiar el destino definitivo de sus restos. Poco antes de su muerte, en 1929, Méndez había manifestado su deseo de ser enterrado en el precioso pueblo sevillano de Alcalá de Guadaira. No tenía con él mayor vinculación que la propia y natural atracción de sus bellezas naturales, simpatía de la que en más de un escrito hizo mérito. El Ayuntamiento de dicha ciudad procedió a la donación de un terreno en su camposanto para la construcción del oportuno panteón, donde descansa actualmente (Alberto Ribelot Cortes, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte La Glorieta Mario Méndez Bejarano, en el Parque de María Luisa, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.
Más sobre el Parque de María Luisa, en ExplicArte Sevilla.
Más sobre el Callejero Sevillano, en ExplicArte Sevilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario