Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Capilla de San Gregorio de Osset, en Alcalá del Río (Sevilla).
Hoy, 9 de septiembre, según el anterior Martirologio Romano, se celebraba la Memoria de San Gregorio de Osset.
Y que mejor día que hoy para Explicarte la Capilla de San Gregorio de Osset, en Alcalá del Río (Sevilla).
La Capilla de San Gregorio de Osset, se encuentra en la calle Coronel García Baquero, 6; en Alcalá del Río (Sevilla).
Edificio de una sola nave con planta rectangular y cabecera plana. Su fundación se debe a los Reyes Católicos, quienes lo dedicaron en 1460. Reformado profundamente tras el terremoto de 1755, de la primitiva fábrica mudéjar se conservan, además de la estructura general del edificio, la portada del lado derecho, realizada en ladrillo agramilado con dos arquivoltas apuntadas, el arco triunfal y un óculo lobulado.
Con la reedificación concluida hacia 1760, se le añadieron las dos capillas abiertas en el muro izquierdo, además de remodelarse exteriormente. La nave central se cubre con una techumbre moderna que recuerda a la primitiva y la cabecera con una bóveda vaída.
El retablo mayor es de la primera mitad del siglo XIX y en él figuran una escultura de candelero de la Virgen de los Remedios, de finales del siglo XVII, y dos esculturas de San José y San Antonio de Padua, de la segunda mitad del XVIII. En el muro izquierdo, el retablo de San Gregorio Osetano está fechado en 1770, y en él se disponen las esculturas del santo titular, de 1742, y las de San Gregorio Magno y San Bartolomé, ambas de la primera mitad del XVII.
A continuación hay una capilla con retablo del último tercio del XVIII cuyas imágenes, San Juan Evangelista y la Magdalena, son coetáneas, mientras que la escultura del Cristo de Vera Cruz es del segundo tercio del XVI. En esta capilla hay un lienzo de la Virgen de Guadalupe firmado y fechado por Antonio de Torres en 1718.
En el muro derecho se localiza un retablo del último tercio del XVIII, con escultura del Resucitado de la segunda mitad del XVII, y un cipo romano, que en época visigoda se remodeló para ser convertido en pila bautismal. A los pies se conserva la pintura mural de San Gregorio Osetano con donantes, firmada por Andrés Nadales en el primer tercio del siglo XVI. Teniendo en cuenta que la iglesia fue fundada por los Reyes Católicos, en los donantes se han querido ver los retratos de esos monarcas (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
Edificio de estilo mudéjar de finales de siglo XV, de una sola nave, con bóveda vaída en la cabecera, mandado erigir por los Reyes Católicos. Estos lo dataron de privilegios, según consta por real cédula otorgada en Salamanca en 1486.
Guarda en su interior el túmulo con inscripción visigoda conteniendo los venerables restos del Santo Confesor Gregorio de Osset, que floreció en el siglo VI, autor de un tratado hoy perdido, defendiendo el dogma de la Santísima Trinidad frente a la herejía arriana.
Aparte de otras antigüedades, como un cipo romano del siglo II d.C. dedicado a Dasumia Turpila, hay que destacar en su interior la magnífica pintura mural de hacia 1500, representando a San Gregorio Magno, que responde al estilo de los llamados primitivos sevillanos.
En el muro de la nave situado a la izquierda se abren dos capillas, una de la Hermandad de la Vera-Cruz y otra de la Hermandad de la Soledad, donde rinden culto a las sagradas imágenes de sus titulares.
San Gregorio de Osset, también conocido como San Gregorio Osetano y San Gregorio Bético, fue conocido por su defensa del catolicismo. En la Hispania visigoda la capital de esta región era Osset (San Juan de Aznalfarache). San Gregorio escribió el libro De Trinitate contra el arrianismo y se lo dedicó a Gala Placidia Augusta. Vivió unos sesenta o setenta años. Por su defensa de la fe cristiana fue canonizado en el 560 por el arzobispo hispalense sucesor de San Laureano. Fue enterrado en la ermita de San Gregorio de Alcalá del Río, donde tuvo una gran devoción y se le atribuyeron milagros por su intercesión.
Con la invasión musulmana del siglo VIII esta devoción al santo se fue olvidando. Su tumba fue redescubierta en este lugar tras la conquista cristiana de la localidad en 1245.
San Gregorio de Osset en la Historia de la Iglesia de Sevilla
Es un personaje legendario, que se venera como patrono en Alcalá del Río. El origen de su culto proviene de una lápida sepulcral, con el siguiente epitafio: IN HOC TUMULO IACET FAMULUS DEI GREGORIUS QUI VIXIT ANNOS PL MIN LXX RECESSIT IN PACE D.II.NONAS FEBR. ERA D.LXXXII. Es decir: En este túmulo yace el siervo de Dios Gregorio, que vivió setenta años, poco más o menos, y descansó en paz el día segundo de las nonas de febrero de la era quinientos ochenta y dos. Que corresponde al 4 de febrero de 544 de la era de Cristo. Nada indica esta lápida que pueda inducir a creer que se trata de un obispo nacido en Osset (San Juan de Aznalfarache), que luchó contra el arrianismo y escribió un libro De Trinitate contra la secta arriana, como refiere la tradición de él. Pero en la Edad Media tuvo ermita que duró hasta los tiempos de los Reyes Católicos.
Se cuenta que el rey Femando, padeciendo dolores de cabeza, visitó la ermita del santo y oró ante su tumba, aliviándose de esta dolencia. «No se olvidaron los Reyes Católicos de nuestro santo antes sí parece lo tuvieron muy presente, pues el año de 146 le donaron cuatro cahices de trigo para reparo de su iglesia y manutención del prior de la ermita, que hoy son varios pedazos de tierra de pan sembrar, y algunos tributos. Le donaron también, sobre sus diezmos del Aljarafe, 14 arrobas de aceite anuales para la lámpara que arde delante de su altar. Hoy tiene la ermita o iglesia bien capaz y muy bien adornada. En el sitio, en donde fueron halladas sus reliquias, tiene altar con un retablo dorado, y en él la efigie del santo, de talla con insignias de doctor por haber escrito De Trinitate contra arrianos; debajo de esta efigie está una arquita de madera dorada haciendo labores a lo morisco, y encima del arca, en quien están los huesos del Santo, una reja de hierro dorada. Al lado derecho de su altar está la losa de su sepulcro, que queda figurada, y al siniestro una ventana, por donde registra el sitio subterráneo en donde se halló su sepulcro y por donde meten los devotos la cabeza para venerar sus reliquias y lograr el alivio de sus dolencias...». Esto escribió Mateo Domínguez Moreno, cura de la villa, en 1788, cuando su culto se hallaba bastante extendido.
Su nombre no aparece en el Martirologio romano y no existe razón suficiente para deducir su existencia. La lápida sepulcral es la propia de cualquier cristiano de la época. La Iglesia de Sevilla no celebra su memoria (Carlos Ros, Sevilla Romana, Visigoda y Musulmana, en Historia de la Iglesia de Sevilla. Editorial Castillejo. Sevilla, 1992).
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