Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el panel cerámico "Emblema de San Mateo", del taller de Francisco Niculoso Pisano, en el Patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
Hoy, 21 de septiembre, Fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Leví, que, al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, con lo que, de este modo, se da plenitud al Antiguo Testamento [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy para ExplicArte el panel cerámico "Emblema de San Mateo", del taller de Francisco Niculoso Pisano, en el Patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes, de Sevilla.
El Museo de Bellas Artes (antiguo Convento de la Merced Calzada) [nº 15 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 59 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la Plaza del Museo, 9; en el Barrio del Museo, del Distrito Casco Antiguo.
En el Patio del Aljibe del Museo de Bellas Artes podemos contemplar el panel cerámico "Emblema de San Mateo", del taller de Francisco Niculoso Pisano (3º 1/4 s. XV - 1529), siendo un azulejo plano policromado en estilo renacentista, realizado hacia 1525, con unas medidas de 12'50 x 12'50 cms (web oficial del Museo de Bellas Artes).
A fines del siglo XV se produce en Italia un avance notable en el terreno de la pintura cerámica al conseguirse un tipo de producto, la mayólica, caracterizado por un procedimiento decorativo que aplica sobre una pieza de pasta porosa, naturalmente coloreada y previamente cocida, esmaltes opacificados con estaño que sirven de soporte y cubierta a pinturas de óxidos metálicos de brillantes colores. El nuevo sistema se aplicará en Italia principalmente a la decoración de vajillas y en menor medida a pavimentos. El cambio técnico coincide cronológicamente con los inicios del Renacimiento y la adopción de un repertorio ornamental derivado de la Domus Aurea de Nerón recién descubierta en Roma por esos años.
Cuando esto se hallaba en sus inicios en Italia, llega a Sevilla procedente de allí, un ceramista llamado Francisco Niculoso que se convierte en el primero formado en la nueva técnica que lleva este arte fuera de su patria. Gracias a ello, Sevilla será por varias décadas la única ciudad fuera de Italia en que se produce esa cerámica. Como consecuencia de esto, Niculoso tuvo el privilegio de convertirse en el introductor del repertorio humanista en el arte sevillano, repertorio que sólo años más tarde se adoptará en otros terrenos de la expresión artística. Un rasgo original aportado por la obra sevillana de Niculoso será la aplicación de la nueva técnica y las nuevas decoraciones a la pintura de cerámica plana para revestimientos verticales, uso probablemente favorecido por la tradición local de origen mudéjar. El artista ganó rápidamente una clientela de entre las clases más elevadas de la ciudad realizando para ellas obras de encargo muy selectas. No son numerosas las conservadas hasta el presente. Entre ellas destacan la portada de la iglesia del Monasterio de Santa Paula (1504), el retablo de la Visitación en los Reales Alcázares (1504), el del Monasterio de Tentudía (Badajoz) (1518) o los paneles que se le atribuyen conservados hoy en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. La obra de Niculoso, realizada básicamente como pintura cerámica, se completó a veces con ornamentaciones resueltas técnicamente como terracotas esmaltadas.
El uso temprano de coronas de frutos ceñidas por cintas que aparece en estos símbolos de los Evangelistas o en el retrato femenino de perfil, otorga un acento cuatrocentista al repertorio ornamental manejado por Francisco Niculoso o por su hijo Juan Bautista a quien a veces se han atribuido estas obras.
El conocimiento de la obra de Luca della Robbia por Niculoso queda de manifiesto no sólo en las citadas coronas de frutos sino por el dominio de la técnica de las terracotas esmaltadas que a veces completan sus conjuntos como el caso de la portada de la iglesia del Monasterio de Santa Paula de la que procede un querubín (Alfonso Pleguezuelo Hernández, Cerámica, en El Museo de Bellas Artes de Sevilla, Tomo I. Ed. Gever, Sevilla, 1991).
Conozcamos mejor la Leyenda, Historia, Culto e Iconografía, de San Mateo, apóstol y evangelista;
LEYENDA
Uno de los doce apóstoles y de los cuatro evangelistas.
El nombre Mateo, al igual que Matías, es de origen hebreo.
Antes de su vocación por Cristo, con el nombre de Leví, en el puesto aduanero de Cafarnaúm ejercía el oficio de publicano o recaudador de impuestos, despreciado por los judíos, y los contribuyentes en general.
El Evangelio que se le atribuye fue redactado hacia el año 90, en cualquier caso con posterioridad al de San Marcos, aunque en la Biblia esté en primer lugar. Eso es cuanto sabemos de él, todo lo demás pertenece a la leyenda. El ex aduanero, según parece, habría estado en mejores condiciones que Judas para administrar el dinero común y cumplir las funciones de tesorero del colegio apostólico, pero no quiso hacer valer su competencia en el oficio.
Después de la dispersión de los apóstoles predicó el Evangelio en Etiopía, donde su misión habría sido facilitada por el eunuco de la reina Candaces, a quien San Felipe había convertido al cristianismo. La leyenda le atribuye haberse impuesto a dos magos que se hacían adorar como dioses gracias a sus sortilegios. Los hechiceros etíopes iban acompañados por dos dragones cuyas fauces y narices exhalaban fuego y azufre. Mateo los enfrentó y obligó a que se alejasen.
Resucitó al hijo del rey Hegesipo o Egipo, a quien los magos no consiguieron devolver la vida, y después que hubo convertido al monarca, instaló a su hija Ifigenia en un convento, como abadesa.
Más tarde, el rey Hirtaco, que había sucedido a su hermano Egipo, quiso casarse con su sobrina Ifigenia, y como Mateo se opuso, Hirtaco lo condenó a muerte.
Pero hay tradiciones diferentes que le atribuyen haber evangelizado Judea, Macedonia, España, Persia y la India.
Las distintas versiones de su martirio se contradicen. Según algunas, habría sido decapitado, o atravesado por la espada del verdugo; otras hablan de lapidación y de muerte en la hoguera.
CULTO
Sus reliquias habrían sido transportadas desde Etiopía a Bretaña (Finisterre), luego a Salerno, cerca de Nápoles, a la catedral que hizo construir el conquistador normando Roberto Guiscardo. Salerno se llamaba "la ciudad de San Mateo".
La abadía de Saint Matthieu de Fin de Terres (Sanct Matteus Finis Terrae), de donde procede la toponimia Pointe Saint Matthieu, pretendía poseer la cabeza del apóstol. En Marlaix hay una iglesia puesta bajo su advocación.
A causa de su oficio de recaudador de impuestos, es el patrón de los cambistas (de ahí procede la expresión popular fesse mathieu, para designar a un avaro o un usurero que invoca a San Mateo para arrebatarle el dinero), de los recaudadores de impuestos, peajes, aduaneros, vigilantes aduaneros y contables.
En Florencia lo habían adoptado como el protector más cualificado para el Arte del Cambio, es decir, por la opulenta corporación de los cambistas y de los banqueros, a la cual pertenecían los Médicis.
El tipo iconográfico de San Mateo es triple, puesto que se lo representa ya como publicano, ya como apóstol, ya como evangelista. De ahí que se le adjudicaran tres series de atributos.
Como publicano, lleva una bolsa, o a veces, balanzas para pesar oro, que aluden a su oficio de cambista.
Como apóstol, para indicar su conversión, pisotea un saco del cual han salido monedas. El instrumento de su martirio es una lanza o una alabarda.
Como evangelista, tiene por símbolo un ángel, o más bien un hombre alado, porque su Evangelio comienza por la genealogía de Cristo según la carne. A veces, para que esta idea resulte más inteligible, muestra a sus pies un niño en una cuna (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre el Aljibe del Museo de Bellas Artes, en ExplicArte Sevilla.
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