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lunes, 13 de enero de 2025

Los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, Museo Etnográfico, Ruta de las Grullas, Ruta Ornitológica, Pozo de las Esparragosas, y Yacimiento Villa de Tolote - Castillo) de la localidad de Los Blázquez, en la provincia de Córdoba

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Córdoba, déjame ExplicArte los principales monumentos (Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, Museo Etnográfico, Ruta de las Grullas, Ruta Ornitológica, Pozo de las Esparragosas, y Yacimiento Villa de Tolote - Castillo) de la localidad de Los Blázquez, en la provincia de Córdoba.
     A los pies de la Sierra del Cambrón o del Castillo se extiende la villa con una arquitectura blanca. A los pies de la Sierra del Cambrón o del Castillo, donde perviven desmoronados muros del medieval Tolote, se extiende la villa de Los Blázquez cuyas heridas bélicas restañó la postguerra con una arquitectura blanca. Como blancos y nuevos son también el Ayuntamiento y la iglesia, que dominan la luminosa plaza elevada como un podio sobre el nivel de las calles.
     Villa situada al norte del Guadiato.
     Distancia a Córdoba: 97 Km.
     Altitud: 508 m.
     Extensión: 101,6 Km2
     Habitantes: 691.
     Gentilicio: Blazqueños.
     Mancomunidad: Valle del Guadiato.
La villa de Los Blázquez surgió, probablemente, a finales del siglo XV, cuando unos vecinos de la cercana Fuente Obejuna se establecieron en un cortijo existente en el lugar, al que dieron por topónimo su propio apellido Velázquez o Blázquez, y que llegó a convertirse en aldea de Fuente Obejuna. Tras formar parte del municipio de Cinco Aldeas, Los Blázquez se independizó en 1842. Descubre las Ruta del Zujar y Ruta de las Grullas (Diputación Provincial de Córdoba).
     Se formó con vecinos procedentes de Fuente Obejuna a finales del siglo XV. En 1549 aparece ya mencionada en la reorganización parroquial de las aldeas de Fuente Obejuna realizada a insatancias del obispo Leopoldo de Austria. Formó parte de las Cinco Aldeas entre 1817 y 1842, año en el que cada una de éstas adquiere categoría de villa independiente (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     Un trazado de los poblados de Regiones Devastadas es el racionalmente clásico que sirve de apoyo a una estructura ordenada y jerarquizada. Los equipamientos representativos (ayuntamiento, iglesia, mercado...) se disponen en torno a una plaza a modo de ágora o foro, de la que arranca el viario que sostiene un caserío agrupado según gremios (agrarios). 
     La escuela con los maestros se sitúa en alguna tangencia de caminos o al final de un eje.
     Los Blázquez (1943) supone un claro ejemplo. Los lenguajes historicistas se entrefunden con los vernáculos. La Iglesia, el Ayuntamiento y el Mercado conforman la plaza principal según tres de sus lados, permitiendo que el cuarto sea de contacto y relación con el caserío. El establecimiento de jerarquías está netamente expresado, al menos en el sentido tradicional conocido, con los valores de escala más o menos monumentales que cada función o significado requería; con mayor carga historicista la iglesia, asimilando datos del barroco andaluz, y cuyo elemento de mejor factura es la torre o campanario, muy parecida a la de La Granjuela. La presencia del Ayuntamiento se realiza mediante elementos más castizos o populares, de composición simétrica, con soportales en planta baja, a medio camino entre lo doméstico y lo civil, grácil y señero. Las casas, de una o dos plantas, resolvían dignamente las necesidades de alojamiento y de los elementos apoyos a las labores agrícolas (patios de aperos y carros, graneros, etc...). Dada la dificultad de traer mano de obra especializada y el beneficio que suponía que los futuros propietarios se ejecutaran sus casas dio con la fórmula del régimen de autoconstrucción (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
       
Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.-

     La actual parroquia es fruto de las construcciones surgidas al amparo del Plan de Regiones Devastadas, siendo realizada en la década de 1950 por los arquitectos José Rebollo Dicenta y Daniel Sánchez Puch. Su planta responde a un modelo ecléctico con algunos toques neobarrocos. Ocupa el presbiterio una talla de madera en su color del Crucificado de la Expiración, realizado por el escultor Gabino Amaya hacia 1960. El resto de la imaginería que tiene el templo es de carácter devocional (Alberto Villar Movellán, María Teresa Dabrio González, y María Ángeles Raya Raya. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     La Iglesia de Nuestra Señora del Rosario se construyó en 1950 a través del Plan de Regiones Devastadas, tras haber sido destruida la anterior iglesia durante la guerra civil. Los arquitectos que intervinieron en su construcción fueron José Rebollo Dicenta y Daniel Sánchez Puch. De inspiración neobarroca, presenta blancos volúmenes rematados en el cuerpo cilíndrico de la cúpula. Junto al muro de la epístola sobresale la torre, de 30 m. de altura por unos 16 m. cuadrados de superficie. Está construida en ladrillo rojizo con un campanario que incluye motivos típicamente cordobeses, como los placados geométricos que penden de los balcones. 
     El altar mayor está presidido por El Cristo del Valle, obra de Gabino Amaya (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Fue reconstruida después de la Guerra Civil por Regiones Devastadas entre los años 1946-50, por parte de los arquitectos José Rebollo Dicenta y Daniel Sánchez Puig.
     De estilo neobarroco, con una torre adosada de ladrillo visto, en el lado de la epístola, que tiene 30 metros de altura y 16 metros cuadrados de superficie. De los balcones penden placados geométricos típicamente cordobeses junto con los motivos de estirpe dieciochesca del vistoso campanario. La cúpula y el cimborrio, junto a un templete adosado con linterna, en recuerdo de los caídos en la Guerra Civil, completan el conjunto arquitectónico.
     El templo, en su interior, posee pureza de volúmenes blancos y grises rematados en el cuerpo cilíndrico de la cúpula que subrayan los contornos de arcos, pilastras y bóveda con alternancia entre el lenguaje historicista y la arquitectura vernácula.
     El altar mayor está presidido por el Cristo del Valle, obra de Gabino Amaya, que ocupa el lugar del antiguo retablo que estaba presidido por la Virgen del Rosario, y que fue retirado en los años 70; así como el púlpito que había a la izquierda de dicho altar (Diputación Provincial de Córdoba).

Museo Etnográfico.-
     Nace con el objetivo de preservar y difundir nuestra historia, valorizando y visibilizando nuestra cultura tradicional y popular a través de los oficios y costumbres que conforman la identidad del pueblo y la comarca.
     Una amplia muestra de objetos y herramientas despiertan la memoria de mayores y la curiosidad de los jóvenes ilustrándonos como era la vida y los trabajos en Los Blázquez durante los siglos XIX y XX.
     Se encuentra situado en la Avenida de Andalucía en uno de los edificios rehabilitados que componían el grupo escolar local Pio XII, junto a la guardería municipal.
     Atención al público: Cita concertada en el Excmo. Ayuntamiento de Los Blázquez, en el Área de Turismo o en el teléfono 957 578057 (Diputación Provincial de Córdoba).

Ruta de las Grullas.-

     Esta ruta transcurre por el mismo recorrido que la Ruta Ornitológica, pero desde ella se destaca el lugar relevante que ocupan las grullas en los meses de invierno en esta zona.
     La Grulla común es un ave fascinante, la cual se convierte en la protagonista merecida de las dehesas, desde mediados de octubre cuando comienzan a llegar los primeros individuos hasta mediados-finales de febrero, momento en el que se agrupan en grandes bandos, para como por arte de magia desaparecer en pocos días de estas tierras, con la promesa de volver el invierno siguiente.
     Es un ave de gran tamaño, predominantemente gris, de cuello y patas largas, lo que le confiere una estilizada figura.
     Se alimenta principalmente de plantas e invertebrados, según la época en la que se encuentre, (reproducción, migración o invernada); ya que en cada una tiene unos requerimientos energéticos diferentes.
     Es un animal gregario, por lo que es muy fácil de ver, al organizarse en grupos de cientos de individuos. También es fácil de escuchar, ya que tanto en vuelo como en tierra firme están continuamente emitiendo resonantes trompeteos y reclamos, con los que están en contacto con los demás individuos.
     Ven a disfrutar de este majestuoso visitante, el cual recorre más de 4.000 kilómetros para pasar en nuestras dehesas su periodo de invernada (Diputación Provincial de Córdoba).

Ruta Ornitológica.-
     La ruta transcurre en su totalidad por la ZEPA Alto Guadiato, en el término municipal de Los Blázquez.
     Durante el recorrido podremos disfrutar de una amplia variedad de flora y fauna, asociada a ecosistemas de dehesa, a la vez que de pinceladas de patrimonio histórico representado por los cortijos tradicionales de la zona y el antiguo poblado de Las Esparragosas.
     Se inicia el recorrido al sur de la localidad, en la zona conocida popularmente como “El Olivo”, símbolo de nuestra agricultura tradicional. También es la entrada del pueblo desde la vecina localidad de La Granjuela (A-3277).
     Comenzamos encontrándonos con el antiguo poblado de Las Esparragosa, del cual hay datos de su título de villa en 1842, al igual que el de Los Blázquez. En este antiguo pueblo abandonado, aún pueden contemplarse los muros de piedra seca que formaban las divisiones de las diferentes unidades familiares. Su abandono parece ser que se debió a una epidemia de viruela, que obligó a sus habitantes a dejarlo y a asentarse en Los Blázquez, localidad cercana.
     Continuaremos el recorrido por el Camino de Los Llanos, desde el cual podremos disfrutar del cortijo que lleva su nombre, en el cual se puede observar una interesante colonia de Cernícalo primilla durante los meses de primavera y verano.
     Seguimos por el Camino de las Pizarrillas, hasta llegar a la Vía Pecuaria Vereda de La Plata, la cual nos llevará rodeados de campos de cereal y leguminosa, cruzando la Ctra. a Fuente Obejuna, hasta el Camino de Las Casas. En este tramo es posible ver alguna liebre, perdices, cogujadas y trigueros. Ya en el Camino de Las Casas encontraremos el Cortijo de la Dehesa del Valle de Abajo y un poco más hacia el oeste el Cortijo de la Dehesa del Valle, justo antes de llegar al Arroyo de Los Prados. Rodeados de esta extensa llanura destaca hacia el oeste la Sierra de la Navarra.
     Continuamos en dirección norte, por donde llegaremos a una zona de cultivo de huertas para autoconsumo. Ya próximos al núcleo urbano, llegamos al último punto a destacar, conocido como Pozo de las Mulas. Pozo aún hoy en uso, del que destacan sus paredes y pilas de granito, el cual desde sus inicios ha sido usado por agricultores y ganaderos.
     Durante el itinerario de esta ruta disponemos de observatorio de uso público (se accede desde la Ctra. de La Granjuela y está próximo al Cortijo de Los Llanos) para poder contemplar diversas especies de la avifauna de la ZEPA Alto Guadiato. Entre ellas destacan la elegante grulla y la avutarda (joyas zoológicas de la comarca); además será relativamente fácil observar avefría, perdiz, garcilla bueyera, paloma torcaz o diversas aves acuáticas como la gallineta, la focha o el ánade real, próximos a los arroyos de Los Prados y de Las Pizarrillas. En cuanto al paisaje y vegetación, destacan los cultivos de cereales y leguminosas (tan apreciados por algunas aves esteparias) y las dehesas con encinas diseminadas (donde miles de grullas se establecen durante la estación invernal). También encontraremos zonas de delimitación de los campos de cultivo, en la que crecen majuelos, lentiscos, coscoja y retama.
     Es una ruta con una amplia variedad de flora y fauna, sabiamente ligada al ecosistema de dehesa, de la que disfrutar y aprender de la naturaleza. (Diputación Provincial de Córdoba).

Pozo de las Esparragosas.-
     Paraje emblemático de Los Blázquez que forma parte de su historia. Una romántica y trágica historia de amor que la tradición oral ha transmitido de generación en generación está ligada a este lugar.
     La leyenda nos remonta a la Edad Media, cuando musulmanes y cristianos pugnaban por las conquistas de los territorios peninsulares.
     En el término municipal de Los Blázquez, en la denominada Sierra del Castillo, se encontraba la villa de Tolote, importante atalaya musulmana que estaba dirigida por un caprichoso y prepotente Alcaide, al que la tradición ha denominado Emir, y que se enamora de una de sus criadas.
     La joven, de extraordinaria belleza, le rechaza ya que vive un oculto amor con un joven pastor con el que se encuentra todos los días al anochecer en el pozo de las Esparragosas.
     Enterado el Emir, colérico, manda degollar al muchacho, arrojar el cuerpo al pozo y casarse con ella, mostrándole la cabeza a la joven como presente. Tras la boda, en una cálida noche de verano, Zorima oye el sonido de la flauta del pastor y baja al lugar donde se encontraba diariamente con su amado y escucha su voz desde el agua, decidiendo marcharse con él arrojándose al pozo.
     La tradición nos cuenta también, que desde este pozo inicia una galería un largo recorrido que lleva hasta la Villa de Tolote, popularmente conocida como el Castillo del Maldegollado, en alusión a la leyenda y que era utilizada por sus habitantes en caso de peligro.
     Se encuentra en el margen derecho de la A3277 en dirección a Los Blázquez a 1,037 km del centro urbano y desde donde se puede observar la Ermita de San Isidro y la Sierra del Castillo del Maldegollado (Diputación Provincial de Córdoba).

Yacimiento Villa de Tolote. Castillo de Los Blázquez.-

     El castillo está situado al este de Los Blázquez, sobre la cota más alta de la Sierra del Cambrón (753 metros sobre el nivel del mar). Se asienta sobre crestones de cuarcitas y posee una situación defensiva espléndida, como atalaya del norte y del sur.
     Según las investigaciones de Juan Bernier, la meseta de asentamiento de la fortificación y el mismo poblado, también defendido por muralla, está ligeramente inclinada al sur y el recinto, de unos 700 u 800 metros cuadrados, se apoya en los crestones cuarcíticos. La cerca o muralla del recinto sigue al norte de la línea del despeñadero natural, rellenándose sus encías o entalladuras con material pétreo que en algún caso afecta la forma del torreón. Normales a una línea este-oeste, bajan otros cimientos o paredones construidos en piedra en seco de 0,80 por cerca de 2 metros de anchura. Esos dos muros están unidos a otro normal al sur, dejando un espacio rectangular, pero sus prolongaciones en la vertiente meridional siguen hasta encerrar el emplazamiento del poblado, definido por recintos rectangulares de habitación y calles claramente delimitadas. 
     Una calle principal alineada de este a oeste, a la que siguen otros muros perpendiculares, definen las plantas de las edificaciones que allí se elevaron y cuyos restos aparecen en ciertos casos borrados por la acumulación de derrubios. 
     Dentro del emplazamiento del recinto se encuentran dos aljibes, uno al norte y otro al sur, y a la bajada en esta misma dirección un dique de tierra arcillosa y piedra contiene un gran charco de agua en la época de lluvia. 
     Las cerámicas que se encuentran son trabajadas a mano y de manera muy rudimentaria. Otros fragmentos son de cerámica rojiza, sin cerner, análogos a los de las ánforas encontradas en las minas de Sierra Morena, con total ausencia de motivos decorativos. En este lugar apareció una barra de oro de 7 por 2 centímetros. y otros restos, pero en sus investigaciones la vegetación impidió a Bernier hallar cerámicas más útiles para la datación. 
     Sin embargo, M. Nieto Cumplido recogió en las vertientes del "Cerro del Castillo" fragmentos de cerámicas andalusíes, entre ellas cerámicas de engobe blanco, comunes de pastas rojizas y abundantes asas de cántaros y tinajas. Esto llevó a Nieto a afirmar que "... el hábitat musulmán fue tan denso que apenas puede encontrarse en las vertientes otro material que la típica cerámica musulmana vulgar de pastas rojizas o anaranjadas, algunas tejas curvas, y, en menor proporción, cerámicas vidriadas y de engobe blanco, alguna con decoración en verde y negro" (1980, p. 270). 
     Asimismo, R. Córdoba (VVAA, p. 255) señala que abundan los vidriados de verde-manganeso y negro sobre melado, lo cual es muy característico de la época almohade. En la vertiente sur Nieto halló un borde de tégula, posible indicador de una anterior ocupación romana del yacimiento. 
     Al pie de la fortificación M. Nieto observó restos de tegulae y un fragmento de cerámica campaniense, que vienen a corroborar según él la ocupación de este estratégico lugar en época romano-republicana.
     Según Nieto, el recinto del castillo está definido por una muralla muy mal conservada de 1,60 metros de anchura que se ciñe al borde de la crestería rocosa. En el tapial de este lienzo se han hallado fragmentos de cerámica a mano, de dudosa cronología, incorporados como material de relleno en el muro. En la cresta del cerro puede verse que únicamente se utilizó la piedra del lugar sin argamasa con bloques irregulares y tierra. Falta casi por completo el ladrillo, siendo abundantes las tejas curvas de pasta roja. Por su parte, las laderas aparecen cubiertas de bloques de cuarcita de todos los tamaños. En la vertiente meridional del cerro puede verse abundante material de época musulmana. Toda la ladera se encuentra dividida en rediles formados con muros de bloques de cuarcita hacinados, que se cortan siempre en ángulo recto. En opinión de Nieto, estos apriscos estarían destinados a la salvaguarda del ganado en momento de peligro al abrigo del castillo.
     Durante el siglo XII y la primera mitad del siglo XIII, es decir, en época almohade, esta fortificación ya aparece en escena, como lo demuestra la cerámica en ella encontrada. El núcleo corresponde a la población que después se conocerá como Tolote. Desgraciadamente, como indica Ricardo Córdoba (VVAA, p. 254), no se conoce ninguna mención de esta población en las crónicas musulmanas, pero al parecer surgió en esa zona para controlar las vías de comunicación que enlazaban Córdoba y Mérida, que en la época pasarían algo más al norte de lo que lo iban a hacer con posterioridad, a partir de la fundación de Fuente Obejuna. Tolote, enclavado en un cerro de 753 metros de altitud, es un ejemplo típico de hábitat elevado, tan común en el contexto de las serranías andalusíes.
     Cuando Fernando III recupera este territorio a mediados del siglo XIII, los nuevos pobladores cristianos intentan establecerse en dicho lugar. De 1272 data la delimitación de los términos parroquiales de la iglesia de Tolote (Sanz Sancho, p. 143), y de la misma fecha se conoce un documento por el que Domingo Pérez, clérigo de esa localidad, en unión a los de Espiel-Dos Hermanas, Belmez, Obejo y Trassierra, cede al obispo Fernando de Mesa el diezmo de los ganados extremeños que pastaban en su término. Según Nieto Cumplido, la extensión de esta feligresía perteneciente al arcedianato de Pedroche sería de unos 580 kilómetros cuadrados (1991, p. 239). El obispo D. Fernando de Mesa llegaba, pues, a un acuerdo con ese clérigo, además de con otros en diversos lugares del Pedroche, por el que le concedía una feligresía muy amplia "dont uos pudiéredes mucho retener pora uos" a cambio de ceder al obispo y al cabildo todo el diezmo del ganado extremeño, sin quedarse nada para ellos ni para sus fábricas (Nieto, 1991, pp. 268-269).
     Desde finales del siglo XIII no vuelve a mencionarse esta villa en documentación alguna. Parece que la repoblación cristiana de la misma fracasó y que, a principios del siglo XIV, estaba ya despoblada, si es que realmente alguna vez se había instalado en ella los cristianos, porque en realidad la delimitación de su feligresía más bien parece corresponder a un empeño teórico que a una realidad poblacional. En todo caso, la despoblación de Tolote coincide y se relaciona con el nacimiento de Fuente Obejuna (Carpio Dueñas, p. 49), villa que aparece mencionada por primera vez en torno al año 1315, y será ella la que asuma los términos jurisdiccionales que, a fines del siglo anterior, se habían asignado a la parroquia de Tolote. En concreto, a Fuente Obejuna se le concederá el término vacado del castillo de Tolote (Nieto, 1991, p. 102). En el Libro de la Montería de Alfonso XI (1311-1350), redactado a mediados del siglo XIV, la actual Sierra del Castillo aparece con el significativo nombre de Sierra de Tolote, lugar donde había cazaderos de osos y jabalíes, hecho que evidencia lo agreste del lugar, en el que sabemos que aún a fnales del siglo XV no se labraba (Carpio Dueñas, pp. 55-56).
     Durante la guerra civil española el solar de esta fortificación va a ser objeto de operaciones militares, en concreto por parte del 225 Batallón de Granada (60ª División), que ocupó la cumbre del Cerro del Castillo (Moreno Gómez, p. 663) (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Los restos conocidos en la actualidad como castillo de Los Blázquez deben ser identificados como pertenecientes a la antigua villa de Tolote ya que por la magnitud de los vestigios conservados no responde a un castillo o fortaleza, sino a un poblado fortificado.
     HISN musulmán, por su situación geográfica, tuvo la función de controlar el paso de personas y mercancías y control político y administrativo de la zona.
     Tras la reconquista de la zona por los cristianos Tolote fue despoblada, desde entonces permanece en la cima de la denominada Sierra del Castillo y sobre ella se narran historias y leyendas como la del “Maldegollado”, nombre popular con el que se conoce a Tolote.
     Importante atalaya con marcado carácter fronterizo, las vistas son impresionantes desde el lugar (Diputación Provincial de Córdoba).

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