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viernes, 24 de enero de 2025

Un paseo por la barreduela Francisco de Pelsmaeker

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la barreduela Francisco de Pelsmaeker, de Sevilla, dando un paseo por ella.
     Hoy, 24 de enero, es el aniversario del nacimiento (24 de enero de 1901) de Francisco de Pelsmaeker, por lo que hoy es el mejor día para ExplicArte la barreduela Francisco de Pelsmaeker, de Sevilla, dando un paseo por ella.
     La barreduela Francisco de Pelsmaeker es, en el Callejero Sevillano, es una vía que se encuentra en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo; en la calle Cuna
     La  calle, desde  el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en  la  población  histórica  y en  los  sectores  urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. Algunas vías reciben una denominación diferente a la de calle, en función de características genéticas, morfológicas o funcionales. Cuando se encuentra cerrada por construcciones en uno de sus extremos se llama barreduela o adarve, y en el uso popular callejón, y a veces callejuela. Son muchas las barreduelas que se conservan en el casco histórico como herencia de la ciudad medieval, pero tampoco son infrecuentes en la periferia. Una característica peculiar de las barreduelas es que sus edificios poseen numeración correlativa, mientras que en las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
       También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     Al parecer fue conocida en el pasado con los nombres de Limpia y callejón del Verdugo, ambos claramente populares. El primero debió tener intención irónica, aludiendo quizás a su descuido y suciedad; y el segundo "por haber vivido en ella el verdugo" (González de León), dato que no se ha comprobado documentalmente. En el plano de Olavide (1771) aparece sin rótulo, lo que permite pensar que estaba oficialmente agre­gada a Cuna, hasta que en 1868 se le llamó Adelfa. En 1974, y a propuesta de la Univer­sidad, se rotuló con el nombre actual, en homenaje a este catedrático de Derecho Romano, fallecido en los años 70. La elección de la calle obedeció a su cercanía al viejo edificio universitario de Laraña, donde aquél impartió lecciones durante muchos años y en cuyas proximidades tenía su domicilio.
     Hasta la apertura de Vargas Campos a principios de nuestro siglo, fue una barreduela limitada por la trasera del desaparecido convento de Santa María de la Pasión (v. Sierpes). Es estrecha, rectilínea y relativamente corta, con asfalto en mal estado y aceras muy estrechas en algún punto. Se ilumina con farolas sobre brazos de fundición adosados a las fachadas. Carece prácticamente de casas propias, pues está conforma­da por el lateral de un edificio regionalista de Cuna y el de la casa-palacio de la conde­sa de Lebrija, ambos con fachadas principales en la citada calle. Se trata de un espacio muy descuidado y con poco movimiento. A mediados del s. XIX estuvo ocupado en buena parte por un teatro [Rogelio Reyes Cano, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Conozcamos mejor la Biografía de Francisco de Pelsmaeker, personaje a quien se le dedica dicha vía
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     Francisco de Pelsmaeker e Iváñez (Granada, 24 de enero de 1901 - Sevilla, 22 de noviembre de 1973). Catedrático de Derecho Romano.
     Catedrático español de Derecho Romano de la Facultad de Derecho de la Universidad Hispalense de Sevilla (1931-1971) que ejerció una notable influencia en la formación de generaciones de juristas de Andalucía occidental y sur de Extremadura .
     Francisco de Pelsmaeker e Iváñez nació en Granada el 24 de enero de 1901 y murió en Sevilla el 22 de noviembre de 1973. Mayor de cuatro hermanos hijos del ingeniero belga Luis Pelsmaeker y van der Weeën, cónsul honorario de Bélgica en Granada, y de la dama granadina María J. Iváñez .
     En los primeros años (hasta 1918) inicia su formación en Bélgica, donde le sorprendió la I Guerra Mundial. Vuelto a España se nacionalizó español y realizó las licenciaturas de Derecho y Filosofía y Letras en la universidad de Granada, doctorándose en Derecho en Madrid. Fue discípulo del profesor Rafael Acosta Inglott (1859-1941).
     Sus aspiraciones docentes fueron frenadas en los años de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-29) al quedar congeladas las oposiciones a cátedra, dedicándose entonces afanosamente a completar su formación como auxiliar en la Cátedra de Derecho Romano de Granada, preparando los programas de Derecho Romano, Historia del Derecho Español y Derecho Civil. Becado por la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (Centro de Estudios Históricos) estuvo un año (1927) en la Universidad alemana de Friburgo en Brisgovia donde profesaba el gran romanista Otto Lenel que tanta influencia ejerció en Europa.
     El 5 de junio de 1929 Pelsmaeker se presentó a las primeras oposiciones que se convocan todavía con el reglamento antiguo y obtiene la Cátedra de Derecho Romano de La Laguna (Tenerife), donde imparte hasta 1931. Inicia su traslación en base al escalafón a la Universidad de Sevilla, donde tuvo acumulada la cátedra de Derecho Civil. Sucedió al profesor José López de Rueda con el enérgico propósito de rehabilitar la enseñanza del Derecho Romano en Sevilla. Había contraído matrimonio con la granadina Concepción Cassinello y de la Chica.
     La escritora Mercedes Fórmica asistió a sus clases en 1932 como primera y única alumna mujer (acompañada siempre por una señora o doña). Recuerda en su autobiografía a un bisoño Pelsmaeker antipedagógico, carente de intuición y paciencia e incapaz de transmitir a sus alumnos; distribuía sus clases, de dos horas de duración, en una mitad de explicación y apuntes y otra mitad a preguntas.
     En Sevilla Pelsmaeker fraguó una gran amistad con el también catedrático de Derecho Canónico y político de la C.E.D.A. Manuel Giménez Fernández al que siempre consideró como un hermano y que lo introdujo en la política local durante el bienio negro como presidente de la Junta de Reforma Agraria de Sevilla. Pero el asunto fallido Carmona-De la Lastra lo arrastró junto al ministerio Giménez Fernández.
     «Entre las recomendaciones que recibí a lo largo de mi carrera estaba la de dos personalidades [...]. Sospecho que esas cartas me llegaron porque los secretarios las pusieron a las firmas respectivas y pasaron desapercibidas a aquellos señores».
     También fue miembro por la Universidad Hispalense de la Comisión de Reorganización y Saneamiento de la Hacienda Municipal de Sevilla. Pero Pelsmaeker nunca demostró ambición por la política, aunque fuese desde luego un hombre profundamente preocupado por los problemas de su país, dentro de una clara y arraigada ideología política conservadora, militando en la C.E.D.A. Quedó en una inestable situación administrativa tras ser declarado en excedencia forzosa de su cátedra de Derecho Romano, en aplicación de Sentencia del Tribunal Supremo, publicada en la Gaceta de Madrid sobre una Orden del 24 de abril de 1936. Pero en esto le sorprende el Alzamiento Nacional el 18 de julio de 1936 estando de vacaciones en su ciudad natal; allí se incorpora a las Milicias nacionales (Españoles Patriotas) y está entre los que inician el Movimiento Nacional en Granada, pasando fugazmente por la Comisaría de Vigilancia y Seguridad durante la represión en caliente.
     Se reincorpora a la Universidad de Sevilla en agosto-septiembre de 1936. La Comisión de Cultura y Enseñanza, presidida por Pemán y equivalente al primer ministerio de los de Franco, organizó enseguida la represión en el ámbito educativo nacional. En este preceptivo proceso de depuración del personal docente universitario, el Rector insurgente José Mariano Mota y Salado (con nombramiento vitalicio del general Queipo de Llano) firmaba sus decisivos informes para la Comisión A con una misma fórmula ritual cuando se trataba de sí mismo y de aquellos profesores, como Pelsmaeker, que consideraba fieles al Movimiento Nacional.
     "Persona de derechas con actividades políticas, de buena conducta moral y religiosa y cumplidor con exceso de sus obligaciones académicas" (Archivo-Biblioteca Universitaria de Sevilla, Legajo 1992-A, depuraciones).
     Pero los demás profesores, considerados contrarios a aquella situación, serían implacablemente inhabilitados, expulsados y en el mejor de los casos salvarían sus vidas]. La notitia criminis podía variar según la envidia que les profesase el denunciante o el delator : actividades políticas, haberse divorciado, ser un rojo, ser masón o tener una amante.
     El reducido claustro residual se reunía episódicamente para trámites administrativos bajo la presidencia del Rector o del Decano correspondiente, con Pelsmaeker como secretario en Derecho, y permaneció prácticamente inactivo a efectos docentes durante la Guerra Civil . Estaba integrado, como era de esperar, por personas afectas de ideología conservadora, que no dudaron en colaborar con los sublevados en las tareas oportunas de propaganda o de represión política, según sus habilidades.
     De esta oscurecida etapa de su vida sabemos, por confesión propia, que fue nombrado capitán jurídico honorario, seguramente por su colaboración técnica (vocal ponente, auditor) en el aparato jurídico militar del momento. De aquella época conservó una muy buena opinión del liberador de Sevilla, el general Gonzalo Queipo de Llano, al que consideraba como una persona humana, muy humana.
     Acabada la guerra, la nueva política de educación universitaria que se avecinaba la describió el propio ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, en los discursos de apertura de los cursos 1939-1940 y 1940-1941:
     «Queremos sobre todo una Universidad nacional subyugada con fuerte disciplina a los intereses materiales y morales de la Patria [...] Haremos que un mismo pensamiento y una misma voluntad sean nota común de los afanes del profesorado [...] Ha de ser empeño del nuevo Estado impedir que las actividades científicas puedan en ningún caso ser instrumento perverso contra los sagrados principios de la Patria.»
     La Universidad autárquica nacional-católica, surgida de la LOUE (Ley de Ordenación Universitaria española del año 1943) pronto se articuló en torno a la "cátedra en propiedad" como un espacio de poder, centrado por un catedrático estable que disfrutaba de un estatus privilegiado reinando sobre una corte inestable y aduladora (adjuntos, auxiliares, encargados de curso, ayudantes, colaboradores, familiares y otros allegados) cuyo futuro dependía de su vinculación al catedrático . El punto de interés del catedrático y su área de poder oscilaba entre tres polos : su supuesta excelencia académica, las prebendas y sinecuras que le proporcionaba el ejercicio libre y su legado. El sistema se reproducía por oposiciones con una suerte de darwinismo académico natural : el catedrático más hábil lograba reproducirse en muchos catedráticos-discípulos hábiles, que a su vez integraban los tribunales de oposición etc. Así nacieron y se extinguieron con naturalidad las escuelas y las familias académicas.
     Pelsmaeker no estaba entre los más hábiles. Reanudada la actividad académica, instalado definitivamente en su cátedra de Derecho Romano, y hasta su jubilación en la Universidad de Sevilla en 1971, se comportó como un profesor prestigioso, burócrata austero y entregado en cuerpo y alma a la docencia universitaria. Los numerarios de Derecho romano no solían ser “autores” (línea publicista), excepto acaso de algún libro de texto de carácter didáctico elemental. Pelsmaeker se consideró un formador de juristas y contribuyó a la renovación pedagógica del romanismo por su aura alemana y por sus traducciones de textos italianos. El doctorado comenzó a descentralizarse . Por orden de 14 septiembre 1945 el ministerio autorizó la impartición en Sevilla de cursos monográficos de doctorado y la dirección de tesis, que luego eran leídas en Madrid . Pelsmaeker se estrenó con : "El imperio y la decadencia de la originalidad jurídica del pueblo romano". Organizó eficientemente el Servicio de Publicaciones de la Universidad y dirigió la revista Anales de la Universidad Hispalense (1938-1967). Pero evolucionó sin adaptarse al corrupto medio ambiente franquista.
     Hombre honesto, fue recordado como catedrático de apuntes, lección magistral y examen duro. Convirtió su asignatura en la más ardua, compleja y difícil de cuantas se cursaban en la carrera . Cultivó entre los alumnos un metus reverentialis que trascendió hasta el mito.
     «Mire, al entrar yo en el aula, el silencio se hacía impresionante; tiraban los cigarros y se arreglaban la corbata, poniéndose todos [los alumnos] de pie. Es cuanto puedo decirle»... 
     Todas las Universidades y todas las carreras de aquella época necesitaban de algún mecanismo filtrador (“hueso” al decir de los estudiantes), y Derecho de Sevilla presumía de la figura atrabiliaria del profesor Francisco de Pelsmaeker e Iváñez, quien era temible por sus exigencias en la materia del Derecho Romano, hasta el punto de que era la asignatura que casi todos llevaban arrastrando un curso tras otro especialmente los alumnos matriculados "por libre" de las provincias vecinas.
     Mercedes Fórmica fue suspendida con un 99,9 de puntuación, faltándole una décima de punto. Para una ciencia humanística interpretativa, parece algo excesiva la metodología evaluatoria. Como ella dijo " [Me faltó] ¡Algo así como el aire que contiene un suspiro!". El escritor sevillano Manuel Barrios Gutiérrez describe su humor dispéptico:
     Pelsmaeker me cateaba siempre en Derecho Romano, hasta que en uno de los exámenes se acercó y me dijo :"¿Usted cuándo va a aprobar?". Yo le dije: "Cuando nos pongamos de acuerdo". Él se sorprendió y entonces yo le aclaré :"Cuando usted me pregunte algo que yo sepa o cuando sepa algo que usted me pregunte". Y entonces me dijo :"Le voy a aprobar porque me ha hecho usted sonreir y hoy me duele el estómago".
     Pelsmaeker había dado un significado a su propia conciencia utilizando la violencia estructural. Suspendió todo vínculo de connivencia, complacencia o indulgencia, quebrando las relaciones de complicidad y conveniencia social que generalmente unía a todos los componentes del juego docente. En aquella estructura autoritaria, corporativa y proteccionista las garantías eran nulas para los alumnos. En 1956 el decano de Derecho Alfonso de Cossío y Corral disuade con amabilidad a una representación de alumnos de 2º curso reclamantes ante un incidente por evaluación arbitraria de examen de otro profesor.
     "El catedrático tiene facultad ilimitada sobre los alumnos oficiales" [...]. "El catedrático ni siquiera tiene obligación de leer los ejercicios [de examen al calificar] porque sus derechos son ilimitados [...]. "De nada sirven las garantías [a los alumnos] porque nadie garantiza al garantizador" [...]. "Sin dejar de ser justo, y examinando de acuerdo a un programa, podría suspender a todos los [catedráticos] civilistas de España y ellos a mí".
     Pero Pelsmaeker fue absolutamente íntegro y no tuvo conflictos aunque, curiosamente, consta documentalmente que había practicado el arte de la recomendación durante sus años de político. Esta pureza venía posibilitada por sus genes flamencos y, naturalmente, por la dedicación exclusiva del profesor Pelsmaeker (extravagancia poco usual entre disciplinas lucrativas).
     «Soy el perro de presa que se enfrenta y se enfrentó a muchas personas, como profesor y miembro de tribunales [,,, ] dicho en lenguaje vulgar, no me caso con nadie...».
     Discípulos promovidos por Pelsmaeker fueron los profesores Faustino Gutiérrez-Alviz Armario (1915-2006), José Aparici Díaz (1920-1996), que le sucedió en la Cátedra de Derecho Romano de Sevilla y Manuel García Garrido (1928).
     Durante los últimos veinte años sólo dirigió una tesis doctoral. Según expresó en una entrevista, hubiese deseado evitar el beneficio de la jubilación y morir con la toga puesta, explicando en el estrado a sus alumnos [49]. Un mes antes de su muerte el ministro de Educación y Ciencia le concedió el ingreso en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio en la categoría de Encomienda con placa. 
     Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la barreduela Francisco de Pelsmaeker, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

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