Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

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lunes, 6 de enero de 2020

La Iglesia de San Julián


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Julián, de Sevilla.   
      Hoy, 6 de enero, es la Solemnidad de la Epifanía del Señor, en la que se recuerdan tras manifestaciones del Gran Dios y Señor nuestro Jesucristo: en Belén, Jesús niño, al ser adorado por los magos; en el Jordán, bautizado por Juan, al ser ungido por el Espíritu Santo y llamado Hijo por Dios Padre; y en Caná de Galilea, donde manifestó su gloria transformando el agua en vino en unas bodas. Y también, es la Memoria, en Antinoe, en la región de Tebaida, en Egipto, de los Santos Julián y Basilisa, mártires (s. IV) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
   Y que mejor día que hoy, para ExplicArte la iglesia de San Julián, de Sevilla.   
   La Iglesia de San Julián [nº 38 en el plano oficial del Ayuntamiento; y nº 75 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle San Julián, 2 (con portada lateral a la calle Moravia); en el Barrio de San Julián, del Distrito Casco Antiguo.
   La noche del 8 de abril de 1932 tiene un recuerdo aciago para los vecinos de San Julián. Ese día llamas provocadas consumían el rico patrimonio de la vieja iglesia parroquial. Un fuego del que se acusó a dos conocidos del barrio, apodados la Bizca y la Pinocha. Un oscuro asunto del que nadie asumió responsabilidades, ni las autoridades, ni los jueces, ni unos culpables confesos que fueron absueltos. Sólo pagó la ciudad, que perdió en las llamas piezas como la Virgen gótica que, según la tradición, provenía de Cataluña, el retablo mayor de Felipe de Ribas, la Dolorosa de la Hiniesta atribuida a Montañés o tablas atribuidas a Alejo Fernández y otras piezas litúrgicas. Una simple lata de gasolina (que costó un real) acabó con un patrimonio de siglos. Afortunadamente, la iglesia fue restaurada en 1946 y pudo recuperar en parte el esplendor de antaño. También conoció otras restauraciones en 1974 y en 1993.

   
     Quizás edificada sobre una primitiva mezquita, San Julián es templo gótico mudéjar de la primera mitad del siglo XIV que se dedicó al santo mártir nacido en Antioquía en el siglo II y que fue degollado junto a su esposa tras ser arrojado a los leones. Conoció una importante restauración entre 1690-1697, periodo en el que se reconstruyó la bóveda del presbiterio.
   La portada principal, en piedra, de tipo ojival, sigue otros modelos sevillanos como los de San Esteban, Santa Marina o el templo de Omnium Sanctorum, coronándose por un tejaroz sostenido por cabezas de leones. Sobre la clave se conserva la imagen de la Virgen con el Niño, una iconografía de Virgen-trono característica del medievo. En un lateral se sitúa el retablo cerámico de la Dolorosa de la Hiniesta vestida de hebrea, obra de Antonio Kiernam Flores donada por un hermano en 1962. Al otro lado de la puerta se sitúa el retablo cerámico, firmado por Palacios, del Cristo de la Buena Muerte, obra más reciente encargada por la propia hermandad. Las dos portadas laterales de la iglesia, una hacia el exterior de cada nave, se encuentran actualmente cegadas. En la del muro izquierdo un azulejo recuerda la llegada de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, desde entonces se decidió el cierre de este acceso del edificio. La torre de la iglesia es muy posterior a la fábrica original del edificio, siendo fechable en el siglo XVII. Muestra un solo cuerpo, suele estar pintada en tonos blancos y almagra y se corona con un chapitel piramidal de azulejos.

   Ya en el interior, San Julián sigue el tradicional modelo de tres naves, divididas en cuatro tramos por medio de pilares unidos por arcos apuntados. Para el cubrimiento de la nave central se recuperó el artesonado de madera, salvándose en la zona del presbiterio una interesante bóveda sexpartita de nervadura gótica. En el fuego de 1932 se perdió un excepcional retablo de Felipe de Ribas, en la actualidad se sitúa en el presbiterio una recomposición de piezas de fines del XVII y comienzos del XVIII, conformando una estructura de banco inferior y un cuerpo superior de tres calles y ático. La hornacina central está presidida por la talla de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, obra de Antonio Castillo Lastrucci de 1945, que sustituyó a la imagen medieval que desapareció en el incendio. Considerada patrona del Ayuntamiento y hasta de la misma ciudad en antiguas referencias históricas, fue coronada canónicamente en 1974. La leyenda sitúa el hallazgo de la antigua talla medieval en Cataluña, entre retamas de hiniestas, por el aragonés mosén Per de Tours. Apareció con una inscripción: Soy de Sevilla, de una iglesia cercana a la puerta de Córdoba, que motivó su triunfal traslado a esta ciudad. Tuvo enorme devoción en épocas  pasadas, saliendo en procesión de rogativas extraordinarias en numerosas ocasiones. Hoy procesiona en la tarde anterior del Corpus para presidir el cortejo en la plaza de San Francisco, junto al Ayuntamiento. Completan el retablo dos lienzos que muestran a la Inmaculada y a Santa Beatriz de Silva y una talla contemporánea de San Julián. En la zona del presbiterio se sitúan unas excelentes lámparas barrocas de plata que se salvaron del incendio de la parroquia.
   Ya en el muro izquierdo se sitúa el retablo de Nuestra Señora del Rosario, ocupado por la imagen que realizó José Fernández Andes en 1936. Es titular de una hermandad de gloria con larga historia desde la aprobación de sus reglas por el rey Felipe II en el siglo XVI, cuando radicaba en San Marcos. Se suele considerar que fue la primera hermandad en organizar un Rosario de la Aurora, llegó a desaparecer en 1884 y fue posteriormente reorganizada, sufriendo la pérdida de su antigua titular en el fuego de San Marcos, pasando posteriormente por diferentes templos como San Marcos, la capilla de los servitas, San Luis, San Hermenegildo y por último San Julián.

   A continuación se sitúa la excelente Inmaculada barroca que se atribuye al escultor granadino Alonso Cano. Colocada sobre un sencillo retablo moderno, es una de las mejores tallas del autor, siguiendo los modelos de Martínez Montañés (a quien se llegó a atribuir) de la Catedral y del convento de Santa Clara. Una talla equilibrada y de gran calidad técnica que puede ponerse en relación con otra muy similar existente en la parroquia sevillana de San Andrés. En los pies del muro está colocada una talla moderna de la Milagrosa y sobre una sencilla repisa se encuentra una pequeña talla moderna de Santa Ángela de la Cruz. 
 Ya en el muro derecho se sitúa la talla de Santa María Magdalena, obra de Antonio Castillo Lastrucci (1938). Sale en procesión el Domingo de Ramos a los pies del Crucificado de la Buena Muerte, siendo talla completa de buena policromía que pasa por ser una de las imágenes secundarias más logradas de su prolífico autor. De gran interés es otro grupo del mismo autor situado a continuación, el conjunto de la Piedad, obra muy apreciada por el imaginero cuyos restos mortales se encuentran aquí enterrados. Destaca el equilibrado conjunto la policromía y la expresión del rostro de la Virgen. Le sigue un retablo moderno, sin mucho interés, junto al que se sitúa la talla del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, también obra de Castillo Lastrucci del año 1938. Es una talla que sustituyó a la que se perdió en 1936, que, a su vez, reemplazaba a la imagen perdida en el incendio de 1932. De formas neobarrocas, con cierta inspiración en las tallas de Juan de Mesa, mide 1'76 metros, y costó 3.500 pesetas en una España todavía sumida en la guerra civil. María Santísima de la Hiniesta Dolorosa es titular de la hermandad que preside la capilla sacramental en la cabecera del muro derecho. Es también obra de Castillo Lastrucci (1937) y se sitúa tras una artística reja que puede datarse a finales del siglo XV, con un escudo de los Siete Dolores de María en su parte central. El Crucificado y la Dolorosa son los titulares de la Real e Ilustre Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción y Primitiva y Franciscana Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Santa María Magdalena y María Santísima de la Hiniesta Dolorosa y Gloriosa Coronada. Su origen lejano está en una primitiva asociación de fieles fundada en torno a la imagen gloriosa de la Virgen en 1412, agrupación que conformaba lo más distinguido de la nobleza. En 1560 se constituyó la cofradía de penitencia en una casa hospitalaria junto a la parroquia de San Marcos. De allí pasó a San Julián en 1587, tras la reducción hospitalaria. Llegó a desaparecer como hermandad penitencial, siendo refundada en 1879. En 1932 sufrió la pérdida de sus titulares en el incendio de San Julián, hecho que volvió a repetirse en 1936 en el incendio de la parroquia de San Marcos, donde entonces tenía la hermandad la sede provisional. La hermandad se recuperó y hoy es una de las más populares y populosas del Domingo de Ramos. Junto al templo se sitúa la casa hermandad y en la plaza aledaña una cruz de forja recuerda el lugar del antiguo camposanto parroquial, donde se encontró la antigua Cruz de la Retama, hoy conservada en el atrio de San Antonio Abad tras la desaparición de la hermandad que le rendía culto (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
        Iglesia mudéjar de planta rectangular, con tres naves de cuatro tramos, separadas por arcos apuntados sobre pilares cruciformes y cabecera poligonal. Las naves se cubren con techumbres de madera  modernas,  y la capilla mayor con bóveda vaída y bóveda de cuarto de esfera. La portada de los pies está realizada en piedra y compuesta por un arco abocinado, con arquivoltas y baquetones. En su parte superior van tres esculturas de piedra. El edificio data de la primera mitad del siglo XIV, habiéndose decorado la capilla de cabecera de la nave izquierda con yeserías entre 1380 y 1407. A finales del XVII se levantaron la capilla de cabecera de la nave derecha, cubierta con bóveda esquifada, y la capilla bautismal, situada a los pies de la nave contraria. De esta última etapa es la torre, rematada por un chapitel piramidal decorado con azulejos.
     El retablo mayor se recompuso modernamente con elementos de finales del XVII y de la primera mitad del XVIII. En la hornacina central hay una escultura de la Virgen de la Hiniesta realizada por Castillo Lastrucci, en sustitución de la gótica desaparecida en 1932, y en las calles laterales lienzos del XVIII. En el ático aparece un lienzo con San Julián y un relieve de la Inmaculada, de finales del XVII. En una hornacina de la nave izquierda se halla la escultura de la Inmaculada de Alonso Cano, ejecutada  entre 1633 y 1634. La imagen del Cristo de la Buena Muerte y la de candelero de la Virgen de la Hiniesta, titulares de la hermandad de penitencia que radica en el templo, fueron realizadas por Antonio Castillo Lastrucci en 1938 y 1937, respectivamente. Reside en este templo la herman­dad de Ntra. Sra. del Rosario, cuya imagen titular es obra moderna del escultor Fernández Andes.
     La parroquia cuenta con una interesante colección de ocho lámparas de colgar en el presbiterio. Hechas en los siglos XVI y XVII (la más temprana está fechada en 1575 y otras dos en 1635 y 1645), presentan forma circular y una decoración a base de gallones, muy anchos en el caso de las más antiguas, y estilizados en el de las modernas. Muy interesante es la que tiene forma de águila bicéfala y una cabeza humana en la parte superior (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo I. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
   Data de la primera mitad del siglo XIV. La decoración con yeserías de la capilla de la cabecera se realizó entre 1380 y 1407. La capilla de la cabecera derecha y la capilla bautismal se levantaron a finales del siglo XVII, la primera cubierta con bóveda espigada. A esta etapa corresponde también la torre.
     Iglesia de estilo gótico-mudéjar, de planta rectangular con tres naves de cuatro tramos separadas por arcos apuntados sobre pilares cruciformes y cabecera poligonal. La techumbre de las naves es de reciente construcción y la capilla mayor se resuelve con bóveda vaída y bóveda de cuarto de esfera. La portada situada a los pies de la nave es de piedra, tiene arco abocinado, arquivoltas y baquetones. En su parte superior se decora con tres esculturas en piedra. de similar estructura son las portadas laterales.
     La capilla sacramental se ubica en la cabecera de la nave de la Epístola y ha sido fechada en los últimos años del siglo XVII, su anterior cubierta era una bóveda esquifada provista de linterna ovoidal; hoy presenta un techo raso que ha sido dorado y decorado con florones, en cuyo centro se embute una pintura con la imagen de la Virgen de la Hiniesta gloriosa, que reproduce un grabado decimonónico.
     El templo sufrió los devastadores efectos de los incendios de 1932 y 1936 en que se perdieron buena parte de sus tesoros artísticos (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     La calle Duque Cornejo, enfrente de San Luis de los Franceses, lleva directamente a esta iglesia mudéjar del siglo XIV, seme­jante a las ya vistas de la misma época. La torre, en la que sobresale el agudo chapi­tel de azulejos, data de finales del siglo XVII. Arcos formeros ojivales sobre pilares cruciformes separan las naves, cuyas techumbres de madera son modernas. La capilla mayor se cubre con bóvedas vaída y de horno. Por lo que se refiere a su equipamiento y decoración, esta iglesia cuenta con diversos elementos interesantes que aconsejan su visita. En primer lugar, esta es la sede de la Cofradía de la Hiniesta, cuya titular, la Virgen de la Hiniesta, es la patrona del Ayuntamiento. Esta Virgen era gótica, pero pereció en el incendio de la parroquia en 1932. Lo mismo ocurrió con la imagen del Cristo de la Buena Muerte y con la Magdalena, de la misma cofradía. Las imágenes actuales se deben a Castillo Lastrucci, quien las talló en 1937 y 1938. En una hornacina situada en la nave del evangelio se conserva una extraordinaria Inmaculada en madera policromada cuya talla se debe a Alonso Cano. Por último, llama poderosamente la atención la curiosa colección de lámparas votivas que se ven en el presbiterio, datables entre los siglos XVI y XVII (Rafael Arjona, Lola Walls. Guía Total, Sevilla. Editorial Anaya Touring. Madrid, 2006).
Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Julián, mártir
   La fecha del 6 de enero es arbitraria, puesto que se ignora por completo la época en que habría vivido Julián el Hospitalario, al igual que se ignora cuál fuese su patria.
   Santo fabuloso, especie de Edipo cristiano, fue empujado al parricidio por una fatalidad.
   Su vida es un cuento lleno de elementos copiados de las leyendas de san Eustaquio y de san Cristóbal.
   Según la Leyenda Dorada, un ciervo que perseguía cuando estaba cazando, le había predicho que sería el asesino de su padre y de su madre. Para que tan terrible predicción no se realizara, marchó al extranjero y se puso al servicio de un rey que lo recompensó por su valentía y lo armó caballero, haciéndolo casar con la hija de un rico señor feudal.
   Sus padres, desconsolados por su desaparición, y que recorrían el mundo buscándolo, llegaron un día hasta su castillo. La mujer de Julián los recibió en su ausencia y los hizo dormir en su propia cama. Julián, que regresó de imprevisto, al ver en su lecho conyugal a un hombre y una mujer dormidos, creyó sorprender a su esposa en brazos de un amante y dio muerte a ambos. Casi enseguida se encontró con su mujer que regresaba de la misa, y así descubrió el trágico error.
   Para expiar su crimen involuntario, se instaló igual que san Cristóbal a orillas de un río (el Gardon) y se puso al servicio de los peregrinos a quienes hacía atravesar el curso en su barca y acogía en una residencia que había edificado él mismo.
   Una helada noche de invierno oyó la llamada de un peregrino aterido, que era leproso. San Julián consiguió vencer la repugnancia y lo acogió en su lecho para abrigarle: era Cristo, quien quería ponerle a prueba, y que le anunció que era perdonado.
   Existen otras versiones de esta leyenda, ciertamente, puesto que las vidrieras de Chartres y de Ruán omiten la aparición del ciervo milagroso y en cambio ilustran otros episodios que no son mencionados en el relato de Santiago de la Vorágine. Por eso, en la escena donde encuentra a su esposa saliendo de la iglesia, se ve a san Julián limpiar la hoja de la espada manchada con la sangre de sus padres. Por analogía con la leyenda de san Cristóbal, su mujer tiene una antorcha encendida en la puerta del hospital, para guiarle por la noche mientras atraviesa el río. Por último, en la vidriera de Ruán, no sólo Cristo viaja en su barca, también lo hace el diablo.
   La leyenda de san Julián fue popularizada en el siglo XIX por Gustave Flaubert, quien le dedica uno de sus Tres Cuentos (Trois Contes,1877).
CULTO
   A causa de la inverosimilitud de su leyenda, hay pocas iglesias puestas bajo su advocación. No es a él sino a su homónimo, san Julián de Brioude, a quien se dedicó la iglesia de Saint Julien le Pauvre, en París. En Flandes, se lo veneraba en Gante. Los flamencos sentían hacia él una particular devoción, y desde la Edad Media habían fundado en Roma un hospicio puesto bajo la advocación de San Julián de los Flamencos.
   En cambio fue elegido como patrón por numerosas corporaciones: los barqueros, los pescadores porque el río que el santo atraviesa está poblado por los peces, los carpinteros de obra y los techadores, porque había construido un  hospital.
   San Julián, «quien aloja a los cristianos», además era venerado no sólo por los posaderos sino también por los viajeros y los peregrinos que lo invocaban para encontrar buen alojamiento, «buen descanso y buena cama». Había muchas posadas con la insignia  de san Julián el Hospitalario. 
 También se lo ha convertido en el patrón de los violinistas ambulantes a causa de una confusión con san Ginés.
ICONOGRAFÍA
   Está representado a caballo, con un halcón sobre el puño, que evoca su origen noble, o la espada desenvainada que usó para matar a sus padres. El remo que emplea para hacer atravesar el río al pasajero leproso también permite identificarlo, al igual que la barca.
   Comparte los dos primeros atributos con san Hierón de Egmond (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Horario de apertura de la Iglesia de San Julián:
             De Lunes a Sábados: de 11:00 a 13:00, y de 18:00 a 20:30.
             Domingos y Festivos: de 09:00 a 13:00

Horario de misas de la Iglesia de San Julián:
              De Lunes a Viernes: 20:30 (Invierno)
                                                19:00 y 20:00 (Verano)
              Sábados y Vísperas de Festivos: 20:30 (Verano)
                                                                   19:00 y 20:30 (Invierno)
              Domingos y Festivos: 10:00 y 12:00 (Invierno)
                                                   12:00 (Verano)

Página web oficial de la Iglesia de San Julián: No tiene.     

La Iglesia de San Julián, al detalle:
Retablo de la Virgen de la Milagrosa                                                          

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