Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura "San Fulgencio", de Lorenzo Mercadante de Bretaña, en la Puerta del Bautismo, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
Hoy, 16 de enero (en la Diócesis de Sevilla, ya que en el resto de las diócesis se celebra el 14 de enero), Memoria en la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética, actualmente la región española de Andalucía, San Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó el tratado De los oficios eclesiásticos (c. 632) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy para ExplicArte la escultura "San Fulgencio", en la Puerta del Bautismo, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
La Catedral de Santa María de la Sede [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Puerta del Bautismo [nº 075 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Además del relieve de su tímpano, basa el nombre en su proximidad al Baptisterio de la catedral. Probablemente mantiene el lugar de una anterior, llamada "de la Consolación", por estar cerca de un altar del siglo XIV situado en un pilar próximo (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
En la Puerta del Bautismo de la Catedral de Santa María de la Sede se encuentra en el abocinamiento de la misma, en la parte más cercana a la Iglesia del Sagrario la escultura en terracota de San Fulgencio, acompañada a izquierda y derecha por San Isidoro y por Santa Justa, en hornacinas, cobijados por doseletes, y son algo mayores del natural.
San Fulgencio está paramentado de pontifical, con Mitra, Capa, Estola y Báculo; profusamente decoradas las borduras del pluvial, el antipendio del alba y la Mitra; también reza en el libro.
Este conjunto de Santos y Santas fue atribuido por Ceán a Lope Marín, al afirmar: "Toda la escultura de las cuatro puertas (Nacimiento, Bautismo y las de Palos y Campanilla) es de barro cocido y de mano de Lope Marín... que las trabajó por los años de 1548 siguiendo en las formas del plegado y de los paños la antigua manera de la escuela alemana que permaneció en Sevilla algunos años después de la muerte de Alberto Durero, su fundador". También han sido relacionadas con Pedro Millán (asignando al conjunto la inscripción ya citada de los profetas).
En 1911, Gómez Moreno, con la sabiduría y perspicacia que caracterizaron su labor, las atribuyó certeramente a Lorenzo Mercadante de Bretaña, por analogías estilísticas, fisonómicas y morfológicas con el sepulcro del Cardenal Cervantes, firmado por él. Ya esto se considera indudable; mas consta que el escultor cobraba en 1464, 65 y 67, por varias figuras de barro, que serían, sin duda, las que analizamos. Millán trabajaría allí los mismos años.
El valor artístico de todo ello es excepcional y de elevados quilates su sentido testimonial, pues, marcan en nuestra ciudad la presencia del realismo goticista borgoñón y eyckiano, ciertamente como epílogo de la medievalidad norteña, en contraste con el italiano, de carácter clásico. A este efecto, Guerrero ha señalado en relación con los mitrados "el paralelismo respecto al realismo impuesto en la retratística de los Van Eyck".
Digamos, por último, que han sido restauradas repetidamente: en 1792 (se pintaron de ocre para igualar los fragmentos agregados), en 1912 y 1913. Actualmente padecen los efectos de la contaminación (José Hernández Díaz, Retablos y esculturas en La Catedral de Sevilla, Ed. Guadalquivir. Sevilla, 1991).
Conozcamos mejor la Leyenda, Culto e Iconografía de San Fulgencio, obispo;
Hermano de los santos Leandro e Isidoro, rige la diócesis de Écija en los primeros años del siglo VII. En el año 610, ya era obispo de Astigi y como tal firma en Toledo el decreto de Gundemaro, por el que se declara a la sede toledana metrópoli de la provincia cartaginense. En el 619 asiste al concilio II de Sevilla, presidido por su hermano san Isidoro, y debió morir poco después (Carlos Ros. Sevilla romana, visigoda y musulmana, en Historia de la Iglesia de Sevilla. Editorial Castillejo. Sevilla, 1992).
Conozcamos mejor la Biografía de San Fulgencio, obispo;
San Fulgencio, (Cartagena, Murcia, 540-550 – Écija, Sevilla, 620-623). Obispo y santo.
Los datos históricos son muy escasos y, en su mayor parte, indirectos y ofrecidos por los escritos de sus ilustres hermanos Leandro e Isidoro. Fulgencio nació en Cartago Nova, fruto de la unión de un alto funcionario hispanorromano, Severiano, y de una dama de origen godo y religión arriana primero y convertida al cristianismo tras el exilio. En la misma ciudad nacieron con seguridad dos de sus tres hermanos, Leandro y Florentina, y tal vez, el menor, Isidoro. La familia se vio obligada a salir de Cartagena, probablemente a causa de la rebelión de Hermenegildo y la persecución de Leovigildo y se instaló en Sevilla, donde los padres murieron pronto. Parece ser que, por encargo de su hermano mayor, regresó a Cartagena y el mismo Leandro, en su obra De la instrucción de las vírgenes y desprecio del mundo, dedicado a su hermana Florentina, se lamenta de haber enviado a Fulgencio a dicha ciudad; este texto ha contribuido a que, sin ningún rigor histórico, muchos autores, entre los que destaca el cardenal Belluga, lo citen como obispo de Cartagena.
En el año 610 aparece firmando, como obispo de Astigi (Écija), el Decreto de Gundemaro por el que se reconoce la primacía de la sede toledana sobre la de Cartagena, entonces bajo el dominio bizantino. Otra noticia documentada lo sitúa en el 612 acudiendo al II Concilio de Sevilla, donde defendió los intereses de su diócesis en unos litigios que lo enfrentaban con los obispos de Málaga y Córdoba. En otro concilio celebrado en Sevilla entre 622 y 624 se abrió un proceso contra el obispo de Astigi y, en este caso, el nombre que aparece no es el de Fulgencio, sino el de Marciano como cabeza de la sede.
No se conservan obras escritas por él, aunque se le hayan atribuido algunas fruto de la confusión con Fulgencio de Ruspe, discípulo de san Agustín, pero sí parece que su hermano Isidoro de Sevilla escribió De origine officiorum sive de ecclesiasticis officiis, a petición suya, según consta en la dedicatoria de la obra.
Su culto es tardío y se produce sobre todo a raíz de la invención de sus reliquias y las de su hermana Florentina en el siglo xiv en el extremeño valle de las Villuercas, donde, según la tradición, habían sido llevadas por los cristianos de Astigi que huían hacia el norte de la invasión musulmana y que también llevaban consigo a la Virgen de Guadalupe. Las reliquias de los dos hermanos cartageneros se colocaron en la iglesia de la villa de Berzocana. En 1592-1593 se enfrentaron las diócesis de Plasencia y Cartagena, con su obispo Sancho Dávila a la cabeza, por la posesión de las reliquias, dando lugar al llamado pleito de los santos, que llegó hasta el propio rey Felipe II, quien encomendó el arbitrio al prior del monasterio de Guadalupe, fray Gabriel de Talavera; el asunto se solucionó repartiendo los huesos entre ambas diócesis y mandando dos de ellos al monasterio de El Escorial para el relicario de Felipe II. El pleito y el reparto trajeron consigo la difusión del culto de los dos hermanos en ambas diócesis, Plasencia y Cartagena, de donde es patrón. La devoción al santo también es muy importante en Sevilla.
El Acta Sanctorum cita su fiesta el 14 de enero y así se celebra en Sevilla, aunque en Cartagena es el 16 y en Plasencia, el 19 del mismo mes.
Iconográficamente san Fulgencio aparece como obispo, con mitra y báculo y en ocasiones con el libro.
Dos representaciones muy interesantes del santo se encuentran, una en la iglesia de Santa María de Cartagena, obra de Salzillo, y otra, salida de la mano de Gregorio Fernández, en el retablo de la catedral nueva de Plasencia (Elena Sainz Magaña, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Más sobre la Catedral de Santa María de la Sede, en ExplicArte Sevilla.
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