Hoy, 21 de febrero, es el aniversario del estreno (21 de febrero de 1988) de la ópera "Fígaro", en el Teatro Sala Olimpia, de Madrid (España), así que hoy es el mejor día para ExplicArte la ópera "Figaro", ambientada en Sevilla, con libreto y música de José Ramón Encinar.
El único compositor español que se ha atrevido a reescribir el personaje de Fígaro es José Ramón Encinar. Su ópera en un acto y diez escenas titulada Fígaro, elaborada sobre un texto del propio compositor a partir de fragmentos de Beaumarchais, Boito, Goethe, Pepoli, Da Ponte, Rabelais, Shakespeare, Sterbini, Wagner y suyos propios, fue estrenada en Madrid, en la Sala Olimpia, el 21 de febrero de 1988. La ópera nació de un encargo de Tomás Marco, a la sazón director del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea, para servir de sujeto de una producción del Teatro Lírico Nacional La Zarzuela en la mencionada Sala Olimpia y como parte del proyecto de promoción de las nuevas tendencias escénicas. Como el propio Encinar comenta en las notas al programa de su estreno, toda la ópera está compuesta a partir de la técnica del collage. Se superponen fragmentos de Beaumarchais (de sus comedias, pero también de sus memorias) y de los conocidos libretos para Mozart y Rossini, amén de otros poetas y dramaturgos. A la vez, la música también presenta ese mismo perfil fragmentario, con temas recurrentes que sufren diversos tipos de transformaciones y reelaboraciones (Ramón María Serrera, y Andrés Moreno Mengíbar, Sevilla, ciudad de 150 óperas. Ediciones Alymar. Madrid, 2012).
Esta ópera, de proporciones camerísticas, está basada en un personaje clave en la historia del género: Fígaro, a partir de una relectura cuidadosa y posterior ordenación parcial de los libretos que Lorenzo da Ponte y Cesare Sterbini hicieron para "Las bodas de Fígaro" de Mozart y para "El Barbero de Sevilla" de Rossini, respectivamente, más los originales de Beaumarchais. A estos textos se unieron otros en diversa proporción. El más utilizado (resumido en su totalidad), es "La Mére Coupable", tercera de las obras dedicadas por Beaumarchais a Fígaro, todo ello equívocamente conducido por intervenciones del propio Beaumarchais. Los textos que utiliza el personaje, confiado a un actor, son fragmentos de las numerosas "Memorias", "Prólogos" e "Informes" que el autor escribió en su azarosa vida. Así es la idea global de "Fígaro", ópera en un acto y diez escenas.
Fígaro, el Conde Almaviva y el Maestro de música Don Basilio, rememoran y anticipan fragmentos de su vida pasada, por devenir, soñada... La lección de canto de Rosina; la entrada del conde (falso soldado que encubre al falso Líndoro) en casa del Doctor Bartolo para citarse con Rosina; el reconocimiento de Fígaro como hijo natural de Marcellina y del propio Don Bartolo; superpuestos, los engaños y equívocos en el jardín; del Conde y de Fígaro intentando entrar en la alcoba de Rosina y liberarla de las insidias amorosas del viejo tutor; de Fígaro y del Conde, burlados por Susanna y la Condesa. Los tres, Fígaro, Almaviva, Don Basilio, adoptan nuevas personalidades a medida que sus referencias así lo piden: ellos son también Rosina, Marcellina, Don Bartolo. Sólo en una ocasión se vuelven espectadores de sí mismos: Cherubino, la Condesa y Susanna engañan astutamente al infiel celoso Almaviva. Ese desdoblamiento de Fígaro y del Conde es el único evidente, pero las imágenes reproducidas por numerosos espejos, reales o metafóricos, son muchas más. Multiplicaciones (falsas) de un solo sujeto; huida del Uno para refugiarse en la frivolidad de lo múltiple. Al final, los espejos siempre se empañan... o se rompen (A toda zarzuela).
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