Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Málaga, déjame ExplicArte los principales monumentos (Convento de San Francisco, Puerta de Carlos V, Puerta de Almocábar, Iglesia del Espíritu Santo, Convento de Santa Isabel, y Palacio de Mondragón - Museo Municipal) de la localidad de Ronda (II), en la provincia de Málaga.
Fundado en 1485 por los Reyes Católicos, y situado al final del barrio al que confiere su nombre, este convento de Frailes Menores fue considerado, hasta el momento de su exclaustración en 1836, y gracias al talante propio de la Orden, como la institución religiosa más popular, integrada y cercana al pueblo de cuantas se establecieron en la Ciudad del Tajo. Del edificio se conserva únicamente la iglesia, de planta de cruz latina, en la que sobresalen las bóvedas de terceletes en los brazos del crucero y presbiterio, con los escudos heráldicos de la familia Ovalle y Mendoza. Sin duda, lo más interesante del conjunto es la portada gótico-isabelina abierta en el muro del Evangelio, que, ejecutada en piedra berroqueña, expone un esquema a partir de un arco mixtilíneo rodeado en su perímetro con baquetones de guirnaldas de laurel, hojas de cardina y tallos de rosas entrelazados. A modo de alfiz, un baquetón continuo alterna el laurel con una cinta lisa en espiral, para dejar paso a un remate triunfal, presidido por el emblema franciscano de las cinco llagas rodeado del cordón seráfico, que se finaliza con una cruz arbórea sobre el Calvario. Flanqueando este último motivo, dos escudos heráldicos dispuestos en diagonal, hacen referencia a los patronos de la iglesia, en los nombres del noble matrimonio formado por Fernando Enríquez de Ribera e Inés de Portocarrero (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
El convento original fue construido en el siglo dieciséis, en el lugar que ocupó el rey Fernando el Católico durante el asedio de la Ciudad en 1485 y que, posteriormente, correspondió a Don Juan Dávila en el repartimiento. Más tarde fue destruido por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia y posteriormente reconstruido. Sólo se conserva la Iglesia con planta de cruz latina, de estilo gótico-mudéjar. La nave central se cubría con armadura mudéjar de par y nudillo (desaparecida en un incendio en 1936) y que luego se ocultó con bóveda de medio cañón con lunetos.
El acceso a la capilla mayor y brazos de crucero se efectúa a través de arcos diafragma apuntados que se apoyan en pilastras con baquetones y capitel corrido de cardina.
Lo más interesante de este edificio es la portada de estilo isabelino, en piedra berroqueña, con arco mixtilíneo, formado por baquetones ricamente decorados con hojas de laurel, tallos entrelazados, hojas de cardo y todo ello enmarcado en alfiz. Encima de éste, y enmarcado por el cordón franciscano, está el emblema de la orden y otros escudos heráldicos (Diputación Provincial de Málaga).
Puerta de estilo renacentista del siglo dieciséis, decorada en su parte superior por el escudo de la Casa de los Austrias. Se encuentra ubicada junto a la Puerta de Almocábar, quedando a la derecha de la muralla musulmana (Diputación Provincial de Málaga).
Puerta de Almocábar
La más monumental y mejor conservada de las puertas militares de las murallas rondeñas, comunicaba y comunica los barrios del Espíritu Santo, junto a la iglesia del mismo nombre, y San Francisco.
Levantada durante la época nazarí, entre los siglos XIII y XV, daba acceso a la medina y a la alcazaba desde el sur, donde la muralla se hacía más alta y fuerte por ser el sector menos protegido por los accidentes naturales de Ronda. Su nombre deriva de la españolización de la palabra maqbara, que designaba al cercano cementerio. Siguiendo la tipología de puertas hispanomusulmanas entre dos torres semicirculares, adopta un ingreso recto o directo, con triple arco de entrada, el primero de herradura apuntada, al que sigue un espacio cubierto con bóveda de cañón y dos arcos de medio punto enmarcados por alfiz. Restaurada en 1965, se conserva en buen estado. Como otros monumentos de Ronda, se engloba en la protección del Conjunto Histórico de la ciudad (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Almocábar, de al-maqabir, el cementerio, es la puerta árabe que al sur de la ciudad daba acceso al Alcázar. Se abre entre dos torreones de sillería y planta semicircular. Su arco exterior es de herradura de fábrica de ladrillo macizo, y sus jambas son de sillería. Posee además dos arcos apuntados construidos también de ladrillo macizo unidos por bóvedas.
Los torreones tenían habitación en la parte alta cubiertas con bóvedas, una esquifada y otra de medio cañón. A su izquierda se encuentra otra puerta, mucho más reciente erigida en el siglo XVI, consta de dos pilastras rematadas en pináculos que enmarcan un arco de medio punto de sillería, formando un entablamento que se corona a través de un escudo.
La configuración actual es fruto de una nueva ordenación realizada por el arquitecto Pons Sorolla, que modificó la primitiva puerta que se configuraba con la superposición de ambas.
Su construcción data de finales del siglo XIII o principios del XIV. Forma parte de las puertas árabes con dos torres semicirculares a los lados y con el ingreso en enfilada o directo, según el sistema cristiano.
Durante el siglo XVIII recibió diferentes nombres Puerta de Ximena, de San Francisco, de la Alameda y de los Caños. La puerta fue restaurada en 1965. Esta gran puerta da paso al barrio del Espíritu Santo, a una plazuela de forma triangular, llamada en el siglo XVIII de los Caños, de donde arrancaba la antigua calle de las Imágenes, que pasaba por debajo de una torre y desembocaba en la puerta homónima, única entrada por este lado a la medina musulmana, con puente levadizo y rastrillo (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La ubicación de Ronda en un promontorio rocoso le ha conferido, a lo largo de la historia, un marcado valor estratégico y defensivo. En época musulmana se localizaba la Medina Musulmana, claramente delimitada tanto por la barrera natural que supone la garganta excavada por el río Guadalevín como por las propias murallas de la ciudad.
De la importante cerca amurallada que se conserva debemos destacar la puerta de Almocábar situada en el sector sur de la Medina, construida en el siglo trece y reestructurada en el periodo de Carlos Quinto. Esta puerta toma su nombre de la palabra "Al-maqabir" (cementerio) por estar cerca de la necrópolis principal extramuros, según costumbre islámica. Fue una de las puertas principales de acceso a la ciudad y daba entrada al barrio alto (actualmente del Espíritu Santo) y a la Medina Musulmana. Es una puerta árabe que se sitúa entre dos torres semicirculares en mampostería y consta de tres arcos consecutivos: los dos exteriores de herradura apuntada con alfiz y arquivolta y el central de tipo ojival.
A mediados del siglo dieciséis se añadió otro cuerpo de acceso a la muralla en su parte delantera. Éste es de planta cuadrangular y con puerta principal almenada de estilo renacentista, consistente en un arco de medio punto en piedra, sobre el que figura un gran escudo real sostenido por el águila imperial.
Otro hito importante de la cerca amurallada se localiza en el sector este de la ciudad: las murallas y puertas de la Cijara. Este área se compone de una doble línea defensiva que albergaba los arrabales islámicos de Ronda, donde se localizaban los Baños Árabes.
Por último, destacar en el sector oeste de la ciudad, las murallas de la Albacara, cuya función era defender áreas productivas de la ciudad (molinos) y albergar el ganado en caso de riesgo. En este sector se localizan otras dos puertas de acceso a la Medina: la Puerta denominada del Cristo o de los Molinos y la puerta del Viento (Diputación Provincial de Málaga).
De prestancia monumental, responde al tipo de iglesia de grandioso buque exterior, bastante habitual en la arquitectura española de finales del XV y principios del XVI, encuadrándose en una estética de transición gótico-renacentista, marcada por la coexistencia entre los viejos modelos y el vocabulario culto de estirpe humanista. El interior presenta coro elevado a los pies sobre arco carpanel y una sola nave, dividida en cuatro tramos, cubiertos tres de ellos con bóvedas góticas de terceletes y ligaduras, introduciendo una nota diferencial respecto a la bóveda ochavada del XVIII que cubre la capilla mayor. Los exteriores revelan rasgos singulares, pese a la gran sobriedad y efecto compacto de la fábrica de piedra, cuyos muros jalonan poderosos contrafuertes. Junto a los ventanales de tipo florentino, sobresale la portada principal, con arco de medio punto enmarcado por alfiz y un segundo cuerpo provisto de arco abocinado y geminado, rematado en frontón triangular que da réplica a la doble pendiente de la techumbre.
Mermado en parte por el desenlace de los acontecimientos históricos, el patrimonio artístico del templo viene a ser casi inexistente. en cuanto al referente escultórico. El retablo del presbiterio, de corte rococó y estípites, se completa en las calles laterales con las figuras de San Juan Bautista y San José con el Niño, ambas del siglo XVIII y desvirtuadas por el deterioro de la policromía. El retablo mayor incluye un lienzo con la Venida del Espíritu Santo y una tabla del siglo XVI con la Virgen de la Antigua, rescatada de un altar de estilo goticista existente en su día en el convento de San Francisco. En el muro de la Epístola del presbiterio, un altar dieciochesco enmarca una pintura de considerables dimensiones, en la que se representa la Adoración de los Reyes Magos.
Los testimonios pictóricos del lado del Evangelio, de los siglos XVIII y XIX, tocan temas como la Inmaculada Apocalíptica, Divina Pastora y Cristo Resucitado. Gran interés histórico-artístico se aprecia en el lienzo de la Virgen de las Nieves, procedente del antiguo desierto carmelita situado en las cercanías de El Burgo. A su indudable calidad como objeto de arte, se une el valor gráfico y documental acerca de un complejo religioso de la Edad Moderna, que entre sus límites disponía de diferentes ermitas de penitencia alrededor del edificio monacal de referencia. Asimismo, la representación como motivo central de la Virgen de las Nieves constituye un testimonio de primer nivel en cuanto a presencia y estética de la antigua escultura. En el lado de la Epístola están las pinturas de Santa Ana y la Virgen niña, San Cayetano, Dolorosa, San José y el Niño, y Cena de Jesús en casa de Simón el Fariseo, este último de considerables dimensiones, copia del que ejecutó Miguel Manrique para el convento de la Victoria, hoy en la capilla de San Julián de la Catedral de Málaga. Es interesante un armario de Pasión, del siglo XVIII (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Fue mandada edificar por los Reyes católicos sobre una mezquita situada en la torre ochavada por donde penetraron en la ciudad los primeros soldados cristianos. Su construcción data de 1505.
Responde su estilo en líneas generales al gótico isabelino conforme con las modalidades que presenta sus últimas evoluciones. Mantiene una gran sencillez en planta y alzado. Su fachada principal se levanta sobre una pequeña rampa.
Arcos de medio punto enmarcan tanto la fachada como el ventanal central, abocinado con parteluz y óculo. Dos contrafuertes laterales ascienden a través de la fachada y rematan en pináculos. El interior consta de una sola nave con el coro situado sobre la puerta de ingreso, sostenido por un arco carpanel de mínima curvatura. Posee una nave transversal de crucero enrasada con los muros exteriores de las capillas, abiertas entre los contrafuertes. Sus bóvedas de crucería nervadas están apoyadas sobre pilares semicilíndricos.
Sobre la cabecera se levanta una cúpula esférica con pechinas más alta que las bóvedas de crucería, bajo ella sobre una plataforma a la que se accede mediante una escalinata se encuentra el altar mayor (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Su construcción se inició, por mandato de los Reyes Católicos, el mismo año de la conquista de la Ciudad (1485), concluyéndose veinte años después y erigiéndose sobre la mezquita del Arrabal Alto. Es de estilo híbrido gótico-renacentista, con una sola nave dividida en tres tramos cubiertos con bóveda de crucería estrellada y tres capillas. Antes de llegar al arco toral, a ambos lados, se abren dos capillas cubiertas con bóvedas de crucería estrelladas: la de la Virgen de Fátima y la del Sagrado Corazón. La capilla mayor se abre por un arco triunfal de medio punto y tiene bóveda semiesférica.
Su sobria fachada se halla enmarcada por dos vigorosos estribos que la abrazan de arriba abajo, estando coronada por un frontón triangular con un ojo de buey en su tímpano como único motivo ornamental. Del mismo modo presenta una ventana de vidriera geminada y, bajo ella, una hornacina que alberga una paloma que representa al Espíritu Santo.
La zona del presbiterio se encuentra cubierta por una bóveda de ocho nervios que cabalga sobre arcos de medio punto. Es curioso el aspecto que presentan las pecunias ensambladas entre sí por una original nervadura.
El Altar Mayor ofrece un retablo barroco muy próximo al rococó, que contiene una tabla de influencia bizantina con imágenes de Nuestra Señora de la Antigua y el cuadro de la venida del Espíritu Santo. Es de destacar, en una de sus capillas laterales, la representación escultórica del Santo Entierro, con una extraordinaria urna y una magnífica imagen del Cristo yaciente y que se procesiona el Viernes Santo al caer la tarde.
El exterior tiene un aire de solidez, debido a su origen de torre fortificada de la muralla, con grandes contrafuertes rematados con pináculos renacentistas. La portada de sillería está compuesta por un arco de medio punto enmarcado por alfiz de corte mudéjar.
En definitiva, nos encontramos ante un edificio gótico de gran homogeneidad (Diputación Provincial de Málaga).
Entre 1541-1542, el matrimonio formado por Luis de Oropesa y Catalina Triviño veía hecho realidad su deseo de fundar un convento de clarisas en Ronda.
La iglesia se ajusta al característico espacio de nave congregacional única, presbiterio elevado y coros alto y bajo, propio de la Orden Franciscana. Hasta el XVII, el templo presentaba una armadura de madera, que quedó oculta por una falsa techumbre, dividida por un arco fajón presidido por el blasón franciscano bellamente policromado. Con esta solución se determinan dos tramos cubiertos con bóvedas de arista, resaltadas por baquetones de yesería y pintoresco pinjante de mocárabes. El presbiterio se cubre con bóveda de media naranja sobre pechinas, con pinturas de los pontífices franciscanos, y los nervios se pueblan de vistosas ornamentaciones en yeso policromado a base de medallones simbólicos, columnillas salomónicas, bustos de santos y niños atlantes, entre carnosos acantos. Al exterior sobresalen la majestuosa y esbelta torre-campanario, cuadrada, con cuerpo de campanas octogonal, el barroco escudo franciscano y la portada de piedra arenisca, coronada por una hornacina con la escultura de Santa Isabel de Portugal, datada en 1695, aunque con aditamentos posteriores de rocalla de factura dieciochesca.
Por su estructura y decoración barroca, propia del siglo XVIII, y por los seudo cortinajes que lo enmarcan, como si de un escenario teatral se tratara, el retablo mayor de la iglesia continúa, muy simplificado, el esquema básico que pusiera en práctica en Sevilla y Córdoba el escultor y entallador Pedro Duque Cornejo, también repetido en los altares colaterales dedicados a San Nicolás de Bari y San José. Pese a su avanzado deterioro, las pinturas de la primera capilla del lado de la Epístola, de los siglos XVII y XVIII, reflejan un correcto tratamiento estético en la representación del Milagro de la Porciúncula, enmarcado por coros de ángeles músicos y guirnaldas a base de hojas de acanto y flores. Con ciertos errores, en cuanto a perspectiva y proporciones, las pinturas murales del coro bajo, del siglo XVIII, completan dos ciclos iconográficos fundamentados en la Pasión de Jesús, con la Oración en el Huerto, Camino del Calvario y Exaltación Eucarística, y en personajes celestiales vinculados a la Orden Seráfica, como San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán, San Antonio de Padua y San Miguel Arcángel. El programa pictórico se completa en el refectorio de la clausura con la Santa Cena, acompañada de las efigies de San Francisco y Santa Clara de Asís (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
De la construcción primitiva hay bastantes restos en el convento sobre todo en el patio, que aunque restaurado en 1.952, conserva el aspecto renacentista con arcos de medio punto sobre columnas de capiteles acanalados y arcos de medio punto sobre columnas de capiteles acanalados y arcos escarzanos en el cuerpo superior, recordando el contemporáneo Palacio de Mondragón.
En 1.669 el edificio hubo de ser ampliado debido al mayor número de monjas y esta reforma afectó también a la iglesia que se cubrió con bóvedas de adornos barrocos ocultando la primitiva armadura mudéjar uno de cuyos extremos puede verse desde el coro alto.
La iglesia tiene una sola nave cortada por el coro de las monjas que presenta un aspecto diferente al cubrirse con armadura de madera actualmente oculta bajo falso techo de los dormitorios (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
A las espaldas de Santa María, en el solar que fuera primero alcázar musulmán y después palacio nazarí, se levanta el principal edificio nobiliario rondeño. El palacio de Mondragón sirvió de vivienda a los reyes taifas de Ronda, a Hamet el Zegrí, el último gobernador musulmán de la ciudad, y después a los Reyes Católicos, en 1485, durante la conquista, y más tarde, en 1501, con motivo de la sublevación de los moriscos. Ya en época moderna, perteneció a Melchor de Mondragón y en el siglo XVII, al marqués de Villasierra.
Su larga historia se plasma en su planta, que aún muestra su pasado árabe en su composición asimétrica, en las direcciones quebradas, en las yeserías y los espacios yuxtapuestos, sobre todo de los patios, irregulares, y algunos asomados al barranco del Tajo. La mayor parte de la fábrica es mudéjar-renacentista, destacando el llamado patio mudéjar las azulejerías y los artesonados. La portada, de finales del s. XVII, es de piedra labrada, adintelada entre pares de columnas toscanas acanaladas, ostentando escudo en la clave; se corona con balcón, en el que se repite el esquema compositivo, presentando en su entablamento los símbolos marianos, rematando con frontón curvo abierto. Está descentrada respecto a la fachada, que dominan dos torres miradores, con vanos de arcos rebajados enmarcados en alfiz, destacando el volado alero sobre canecillos.
En el edificio tiene su sede el Museo de Ronda, de titularidad municipal. Sus colecciones se estructuran en tres grandes secciones: historia, etnografía y entorno natural. Las salas más interesantes muestran la evolución histórica de Ronda y comarca, desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna, con piezas originales que proceden de los numerosos yacimientos y excavaciones de los alrededores de la ciudad, sobre todo de la vieja Acinipo, la gran fundación romana cuyos restos se yerguen aún majestuosos en la carretera de Setenil (Rosario Camacho Martínez [dirección], Aurora Arjones Fernández, Eduardo Asenjo Rubio, Francisco J. García Gómez, Juan Mª Montijano García, Sergio Ramírez González, Francisco José Rodríguez Marín, Belén Ruiz Garrido, Juan Antonio Sánchez López, y María Sánchez Luque. Guía artística de Málaga y su provincia. Tomo II. Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La Casa de Mondragón es una síntesis de los más variados estilos. Representa dentro de la arquitectura civil de Ronda, el más claro exponente de la fusión, en un solo edificio, de estilos, concepciones artísticas y hasta civilizaciones dispares.
El conjunto del edificio muestra un trazado de base árabe, sin ningún plan preconcebido y una yuxtaposición de los espacios propia de la arquitectura musulmana.
Desde el exterior, lo que más impresiona del Palacio es su impresionante fachada en piedra con una portalada flanqueada por columnas y rematado por un balcón. Sobre el balcón, se destaca el frontón que tiene una hornacina que debió contener alguna imagen.
El interior del Palacio se articula entorno a tres patios; uno renacentista, uno gótico tardío y un tercero mudéjar, que comunica con el anterior por un arco de herradura de gran elegancia, y un jardín oculto a las miradas exteriores, con hermosas vistas sobre el Tajo. Parece, pues, probable que este antiguo palacio perteneciera a algún notable moro y que fuera donado más tarde a algún caballero cristiano de las huestes de los Reyes Católicos. Sin embargo, acerca de este palacio no existe la menor mención entre los documentos que acreditan los repartimientos de Ronda.
Sobre la base de este posible palacio árabe, los sucesivos propietarios fueron añadiendo y quitando a su gusto, hasta convertirlo en una mansión de estilo renacentista con reminiscencias mudéjares. La portada exterior está claramente descentrada en la fachada y es de estilo renacentista clásico en su mitad superior, sobre amplio pedestal. El entablamento aloja en su centro un escudo con lambrequines, yelmo y cimera. Sobre este entablamento descansa un balcón guarnecido de pilastras jónicas y frontón curvo partido.
La fachada va flanqueada por dos torreones mudéjares abiertos por arcos escarzanos emparejados en cada fachada. La elegante portada se abre a un amplio zaguán que aún conserva un poyo para descabalgar.
Toda la fachada es de sillería hasta el alero muy volado, como los de estilo nazarí, pero apoyado sobre ménsulas clásicas de perfil en S.
El Palacio de Mondragón es el edificio civil más representativo de Ronda y en él está ubicado el Museo de Historia de la Ciudad. Está situado en el centro histórico, la Ciudad.
Se trata del palacio donde vivió el último alcalde de Ronda en época islámica, Hamed el Zegrí, aunque no se conserva ningún resto de la época. Tras la conquista, Felipe II lo donó al Capitán Melchor de Mondragón que le dio su apellido al Palacio.
En la parte habilitada como Museo de la Ciudad se podrá realizar un recorrido por la historia de Ronda y la Serranía, desde los primitivos pobladores pasando por los iberos, romanos, con especial detenimiento en la presencia árabe en la zona.
También estará representada la Ronda moderna y contemporánea, con especial atención al medio ambiente, centrado en los tres parques naturales de la Serranía de Ronda: Los Alcornocales, Sierra de las Nieves y Grazalema.
El Palacio Mondragón está situado en el borde de la cornisa y todas sus estancias y patios están orientado hacia las espectaculares vistas sobre el Parque Natural de Grazalema, siendo especialmente atractivo el paseo por los jardines de inspiración árabe del patio mudéjar que, entre cursos de agua y fuentes, llevan al visitante hasta un balcón suspendido sobre el abismo.
De entre las sucesivas reconstrucciones y ampliaciones realizadas en Mondragón a lo largo de la historia, quizás la más relevante por su impacto, ha sido la última y más reciente efectuada por la Escuela Taller de Ronda que ha permitido recuperar este palacio del abandono para destinarlo a uso público como museo municipal (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
El Palacio de Mondragón, conocido también como Palacio del Marqués de Villasierra, es sin duda el monumento civil más significativo de Ronda.
Cuenta la historia que fue residencia del rey Abbel Malik o Abomelic, hijo del sultán de Marruecos Abul Asan. A los pocos años de la muerte de Abomelic, el reino de Ronda pasó a depender del de Granada, sabiendo que el último gobernador musulmán Hamet el Zegrí también residió en este palacio.
Resulta difícil, sin una exploración arqueológica, determinar cómo sería este palacio en fase musulmana, aunque se puede asegurar que se organizaría alrededor del patio más cercano al Tajo, con el actual jardín incorporado, no existiendo, desde luego, la actual crujía de la fachada.
En época cristiana es cuando se realizaron las obras más importantes, como el patio más cercano al Tajo por el que se accede al jardín. Es un patio muy original con triple arquería baja en tres de sus lados, a partir de arcos de medio punto primorosamente aparejados en ladrillo raspado sobre columna de mármol con basa capitel y ábaco. Una fina moldura labrada en ladrillo saliente del paramento recuadra los arcos a modo de alfiz, creando una franja horizontal continua, tangente al trazado de los arcos.
La cornisa también se organiza basándose en ladrillo moldurado dejando una faja lisa entre la cornisa y la franja que trasdosa los arcos, la cual se decora con riquísima azulejería. Igualmente se decoran los triángulos curvilíneos que se forman entre el trasdós de los arcos y el recuadro molturado que los envuelve con círculos de clara vocación renacentista.
El segundo patio es de estilo gótico tardío, portado con columnas de piedra y capiteles reutilizados que soportan zapatas de madera, dando acceso a la planta intermedia donde se encuentran las diversas salas del Museo Arqueológico.
El patio de entrada es primoroso, con galería en dos de sus testeros, con arcos de medio punto, arquitrabe, friso decorado con triglifos, metopas y cornisas. Todo ello magníficamente labrado en ladrillo, sobre columnas con basa y capitel corintio renacentista de gran calidad. Muy parecido a este patio, se construyó uno en Sevilla en el desaparecido Patio de Levíes y que actualmente se encuentra montado como galería en los Reales Alcázares.
En el siglo dieciocho se construyó el cuerpo exterior de fachada, con importante sillería y portada con doble orden de columnas marcadas sobre pedestal dórico el bajo y jónico apilastrado el alto, coronándose la organización con un frontón curvo que se rompe en el centro para alojar un tercer orden decorativo con columnas corintias apareadas. Todo este cuerpo dieciochesco se ocupa en planta baja con el apeadero y las antiguas cuadras.
Mención especial merece el Salón noble del palacio con extraordinario artesonado mudéjar.
En el interior se ubica el MUSEO ARQUEOLOGICO DE LA CIUDAD.
El Museo Municipal de Ronda Palacio de Mondragón, conocido también como Palacio del Marqués de Villasierra, constituye el monumento civil más significativo de Ronda. Dice la leyenda que fue residencia del gran rey Abbel Malik o Abomelic, hijo del sultán de Marruecos Abul Asan.
El Museo Municipal de Ronda Palacio de Mondragón, de carácter histórico-arqueológico, alberga en sus instalaciones una colección permanente que ofrece un discurso sobre la historia de la comarca apoyado en las diferentes investigaciones arqueológicas desarrolladas hasta el momento en el territorio.
Entre las salas expositivas del museo hay una dedicada a la metalurgia, en la que destaca el excepcional molde de producción de espadas tipo Ronda-Sa-Idda hallado en el casco antiguo de la ciudad. El museo también dedica un espacio a los primeros oppida ibéricos que a partir del s. VI a.C. empiezan a implantar en la comarca, incluida la propia Ronda, un modelo de urbanismo de influencia fenicia que ya incorpora ejes estructurales en su red viaria.
En el interior del museo podemos establecer y distinguir cuatro zonas diferentes. La Sección de Historia refleja la riqueza, variedad y significación histórica del patrimonio arqueológico e histórico de Ronda. Componen esta sección el mundo de las cuevas, el mundo megalítico, monografía de Acinipo, el mundo funerario romano, la Ronda Antigua, el mundo funerario musulmán, la evolución de la ciudad como espacio físico e histórico y la Ronda decimonónica.
La Sección de Etnografía: Recoge una muestra del patrimonio etnográfico más representativo, como el mundo del corcho, el alambique, la producción tradicional del queso, la cocina y la albardonería. La de Entorno Natural tiene como protagonistas a los espacios naturales existentes en la comarca: Parque Natural Sierra de las Nieves, Parque Natural los Alcornocales y Parque Natural de Grazalema.
Además, cuenta con un taller de restauración, gabinete pedagógico, tienda, bar, zonas ajardinadas, aula experimental, salón de usos múltiples, biblioteca y sala de proyecciones permanentes, entre otros recursos (Diputación Provincial de Málaga).
Más sobre la provincia de Málaga, en ExplicArte Sevilla.
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