Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza Patio de Banderas, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La plaza del Patio de Banderas es, en el Callejero Sevillano, una plaza que se encuentra entre la plaza del Triunfo y la calle Judería, en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.
La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario. Hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
La vía, en este caso, una plaza, está dedicada a unas banderas pintadas que hubo en el portón de acceso desde la plaza del Triunfo.
En un plano del Alcázar posiblemente de comienzos del s. XVII se le denomina patio grande. En el de Olavide (1771) se recoge el actual. González de León (Las calles...) refiere que este patio era comúnmente conocido como plaza. La razón del topónimo respondía a un haz de banderas que hubo pintado sobre la puerta de acceso desde la plaza del Triunfo, según explica Fernán Caballero. En este lugar estuvo muy probablemente la primitiva basílica cristiana de Sevilla, posteriormente quedó incluido en el recinto amurallado del Alcázar, al que se fueron adosando viviendas en su interior hasta conformar un espacioso patio rectangular con dos entradas en ángulos opuestos y un apéndice irregular y quebrado que sirve de acceso a otras viviendas. A finales del s. XVIII se formó un paseo con árboles, flores, asientos y una fuente que en la segunda mitad del s. XIX ya estaba arruinada; en 1857 se plantó una nueva alameda, esta vez sin bancos, y posteriormente naranjos, tipo de árboles que ha conservado hasta nuestros días. Su aspecto no fue siempre cuidado, pues hacia 1875 los vecinos arrojaban allí sus escombros. Debió estar terrizo dada la función de picadero que tuvo originariamente; éste se adoquinó por primera vez a comienzos de este siglo. En la actualidad dispone de aceras de losas de Tarifa de casi dos metros, calzada en damero de cantos rodados enmarcados con adoquines, y salón ligeramente elevado sobre ella, de la que se separa a su vez por amplias aceras de losas de Tarifa en las que están plantadas dos hileras de naranjos en alcorques conectados por pequeños canales de riego. Se ilumina con farolas de forja, más pequeñas que las del casco histórico, adosadas y dos de cinco brazos sobre pie en el eje mayor. El centro está ocupado por una fuente de mármol ligeramente elevada sobre base hexagonal. Está dotada de papeleras de forma cúbica ancladas al suelo.
Los edificios constan de dos plantas y una tercera de arcos de medio punto separadas por pilares, aunque algunos sustituyen esta tercera planta por una azotea con paño de baranda. En conjunto ofrece una gran regularidad de edificios. Las casas mejor conservadas son las situadas en los lados del ángulo en cuyo vértice está la portada del apeadero del Alcázar; destaca la núm. 2, que tiene una sala almohade abovedada y un patio. Las que lindan con la plaza del Triunfo son de tipo popular y probablemente las más antiguas y predominantes en el s. XIX, pues tanto González de León como Fernán Caballero se refieren a ellas como viviendas comunes y sin ningún mérito artístico. Las viviendas pertenecen al Patrimonio del Estado y están alquiladas a destacadas familias sevillanas, aunque se tiende a ocuparlas con organismos públicos; se ha establecido la oficina del Defensor del Pueblo andaluz y la sede andaluza de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo; también ha habido oficinas comerciales.
Originalmente fue picadero del Alcázar y desde muy tempranamente sirvió de comunicación con el barrio Nuevo, parte de la antigua Judería; no parece haber sido lugar de esparcimiento pues, salvo en una primera época, siempre ha estado desprovisto de bancos. Constituye, desde hace mucho tiempo, un lugar de gran atractivo turístico, lo que movió al administrador del Alcázar a mediados del s. XIX a solicitar la plantación de naranjos para hermoseado. Constituye una de las rutas más frecuentadas por los turistas y por ello acuden a él vendedores ambulantes de baratijas y souvenirs. En ocasiones se han celebrado conciertos y mítines políticos y alguna cruz de mayo.
En alguna de estas casas vivió el pintor Joaquín Bécquer y la escritora Fernán Caballero que nos dejó una pormenorizada descripción en su obra El Alcázar de Sevilla. La Giralda tiene desde este patio una de las vistas más conocidas y difundidas [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Patio de Banderas. Conjunto de los edificios del mismo, entre los que destacan de manera especial la portada del Apeadero del Alcázar y la casa número 2 con un patio con arriates de tipo musulmán y una sala abovedada almohade [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana. Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
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La plaza Patio de Banderas, al detalle:
Casa nº 2
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