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domingo, 3 de octubre de 2021

Un paseo por la calle Alemanes

       Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Alemanes, de Sevilla, dando un paseo por ella.
       Hoy, 3 de octubre, es el aniversario (3 de octubre de 1990) de la entrada en vigor de la reunificación alemana, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Alemanes, dando un paseo por ella.
     La calle Alemanes es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo, y va de la avenida de la Constitución, a la calle Cardenal Amigo Vallejo.
     La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las  edificaciones  colindantes  entre  si. En  cambio, en  los  sectores  de periferia donde predomina la edificación  abierta,  constituida  por  bloques  exentos,  la  calle,  como  ámbito  lineal de relación, se pierde, y  el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. 
      En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
     La vía, en este caso una calle, está dedicada a los comerciantes de origen alemán que se instalaron en ella. 
       En el s. XIII el tramo final de la calle formaba parte de un espacio conocido por plazuela de Santa María o de Santa María la Mayor, topónimo que subsiste a comienzos del s. XVI. A fines del s. XIV o comienzos del XV aparece el topónimo Gradas, que identifica tanto esta calle como las otras dos que flanquean la Catedral. En algunos documentos del s. XVII es citada como Gradas Altas, y en otros del XVIII y XIX como Gradas Bajas. En un acta capitular de 1607 se encuentra la expresión Gradas de los Boneteros. En 1868 se la rotula oficialmente Sagrario, ya que en su comienzo se encuentra la fachada posterior de la iglesia del mismo nombre. Sin em­bargo, el nuevo topónimo no prospera y recupera inmediatamente el de Gradas.  
        A los pocos años aparece ya el de Alemanes, que se relaciona con unas tiendas de comerciantes de dicha nacionalidad establecidos en ella, y que aparecen citados a mediados del s. XVIII. Es posible que en algún momento se emplee la expresión Grada de los alemanes, y en un documento de 1825 ya se decía "la acera comúnmente llamada de los alemanes". En 1913 se le dio el de Moret, en memoria de Segismundo Moret Prendergast (1838-1913), político liberal, varias veces ministro, que murió dicho año siendo presidente del Congreso. En 1936 recuperó el nombre actual. En 1885 hubo una propuesta de socios del Círculo Mercantil para que se le cambiase por Islas Carolinas, como desagravio por la toma de las citadas islas por Alemania. Otros nombres se relacionan con esta calle: su confluencia con la avenida de la Constitución, el de Punta del Diamante, y el otro extremo, Punta de las Esmeraldas, en el s. XIX, según Álvarez-Benavides, quien también la llama Grada de los Alemanes; un documento de 1816 alude al Sitio de los Malteses, entre la avenida y Hernando Colón. 
       Sus orígenes hay que situarlos en los años finales del s. XII, en que se construye la nueva mezquita aljama, que tenía en esta calle su fachada principal, la actual Puerta del Perdón o del Patio de los Naranjos, y frente a ella la también nueva alcaicería. 
       Se trata de una calle recta y relativamente ancha, característica acentuada por el andén o lonja elevada que bordea la Catedral y corre a todo lo largo de la acera de los pares. Dicha lonja está separada de la calle por medio de columnas y cadenas, instaladas en el s. XIV. En la acera de los impares desembocan Hernando Colón y Álvarez Quintero, y hasta el primer cuarto del pasado siglo dos callejas que formaban parte del complejo de la desaparecida alcaicería. Su parte final, en la confluencia con Cardenal Amigo Vallejo, se amplió a finales del s. XV: en 1479 se compró la lonja de los placentines para derribarla y ensanchar el citado espacio. Un elemento que la individualiza son los soportales, ya que son de los pocos que quedan, de todos los que existieron en la ciudad. No forman una línea continua, pues algunos de­saparecieron al construirse casas nuevas en el pasado siglo. Se sabe que estaban pintados de diversos colores por las denuncias de la prensa de dicha centuria. Aunque hay va­rios pilares, la mayor parte son de columnas. En la que se encuentra en la esquina de Hernando Colón, hay una inscripción, que dice: "Arias Correa labró esta su casa Año de 1591"; y en una viga delante del núm. 9 "Soy de Kreibig", uno de los comerciantes alema­nes que estaban establecidos a comienzos del XIX.
       Dada la importancia de la calle, desde fines del s. XV aparece enladrillada sistema que será sustituido por el empedrado, citado a comienzos del s. XVII, aunque también se habla de enladrillado en esta centuria. Posteriormente fue enlosada y contó con aceras de losetas de Tarifa, ya en el s. XIX. A comienzos de la presente centuria se habla de pavimento de cemento, y de sustituir la losa de las aceras por asfalto; en las décadas siguientes se adoquinará, y en la de 1960 se tenderá la capa asfáltica actual. Las aceras son de losetas, y en los alcorques hay plan­tados naranjos. En 1958 se instaló el alumbrado fluorescente, y en 1971 las farolas de estilo fernandino sólo en la acera de los pares. Entre los siglos XIV y XVII existió en su confluencia con la avenida una fuente, conocida como la Pila de Hierro. Las casas cuentan con tres y cuatro plantas; las mas antiguas son de la segunda mitad del pasado siglo. Su aspecto contrasta con la fachada opuesta, que es el frente norte del Patio de los Naranjos, primitivo patio de abluciones de la mezquita aljama, inaugurada en 1176, que presentaba originariamente un paramento liso con entrantes y salientes, a modo de torreones de una muralla. En el s. XVII fue alterado por la construcción de dos capillas, abiertas a Gradas, y por la fachada posterior de la iglesia del Sagrario, con una tribuna de arquerías, para la que Valdés Leal pintó tres escenas de la Pasión. 
       La importancia de los edificios que la flanquean desde sus orígenes debió convertirla en un lugar de gran animación, que continuó en la etapa cristiana, ya que se mantuvieron las funciones. En el s. XV tenían allí sus tiendas y bancos escribanos públicos, cambiadores y plateros; muchos tenderetes estaban instalados sobre las Gradas pegados a la fachada. Incluso hay noticias de que en el Patio se celebraba una feria o mercado, coincidiendo con la Asunción, hasta 1432. A finales del s. XV en esta calle se instaló el cadalso para las herejes, en el que tuvieron lugar varios autos de fe en la primera mitad del siguiente.
       La actividad económica que tenía por marco las gradas se incrementó en el s. XVI con el descubrimiento del Nuevo Continente y la concesión del monopolio comercial con él. Es significativo que el relieve que se encuentra sobre la Puerta del Perdón, instalado en 1519, represente a Jesús expulsando a los mercaderes del templo. Formará parte de ese gran espacio comercial que durante los siglos XVI y XVII será conocido mundial­mente como Gradas. Aparte de estas actividades, en esta calle se vendían esclavos; establecían sus tenderetes buhoneros y merceros; a ella y al Patio acudían las amas de cría, en busca de quien las contratase, a fines del s. XVI. Al ser lugar sagrado, a el se acogerían también numerosos delincuentes para huir de la justicia, como refleja el siguiente romance de germanía:
          "-Digasme tu, el picañuelo 
          Donde dejas a tu amo?
          -Alla lo dejo, pelota,
          al Corral de los Naranjos.
          Queda con otros jayanes
          que muy mal le habían tratado, 
          perdidas todas las quinas,
          que nada le habrá quedado."
       Tras la construcción de la Lonja de Mercaderes y la posterior pérdida del monopolio, las Gradas fueron perdiendo su impor­tancia económica. A partir de entonces, la animación estará más ligada a la religiosidad, pues desde siglos atrás venía formando parte dcl recorrido de numerosas procesiones, en especial la de la Virgen de los Reyes, pero también de las de Semana Santa, de las de rogativas y otras. Además estaban las hermandades surgidas en torno a los retablos, construidos en el s. XVII. Uno dedicado a la Inmaculada, con una pintura de Herrera el Viejo (1616), mantenido por gorreros y sederos; aquellos celebraban grandes fiestas el día de la Asunción. Otro a Jesús con la Cruz a cuesta, conocido por el Señor de las Fatigas, ante el que, según la tradición, se detenían a orar los que iban a ser ajusticia­dos. De aquí partían varios rosarios en el s. XVII, conocidos por las advocaciones de la Antigua y de la Asunción.
       Ya en el s. XIX, por lo que se refiere a las actividades económicas, a comienzos del mismo, los citados alemanes se dedican al comercio de cristalería y quincalla; otras plantas bajas están ocupadas por cocheras de calesas de alquiler. En su segunda mitad hay referencias a iluminación especial en el Corpus, y a una velada en la fiesta de la Asunción, que se veía muy animada con gente llegada de los pueblos. Por estos años parece que recobra animación, al decir de Álvarez-Benavides. Hoy sus actividades están muy ligadas al turismo, predominan los bares-restaurantes y las tiendas de recuerdos, sobre todo en la primera mitad, pues la segunda carece de establecimientos en los bajos. 
       Se advierte un constante movimiento de turistas, que ocupan los veladores de la aceras; además existe una parada de coches de caballos a todo lo largo de la acera de las gradas. Posee un cierto trafico de vehículos. [Antonio Collantes de Terán Sánchez, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Alemanes, 3 al 11. Conjunto de casas con soportales con columnas de mármol. En el capitel de la columna que se encuentra en la esquina de la calle Hernando Colón hay la siguiente inscripción: "Arias Correa labró esta su casa el año 1591".
Alemanes, 15 al 21. Conjunto de casas con soportales.
Alemanes, 27 al 29. Conjunto de casas con soportales [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Alemanes, de Sevilla, dando un paseo por ella. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre el Callejero de Sevilla, en ExplicArte Sevilla.

La calle Alemanes, al detalle:
Los edificios de la calle Alemanes, 3 al 11.
Los edificios de la calle Alemanes, 15 al 21.
Los edificios de la calle Alemanes, 27 al 29.

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