Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Convento de Jesús Nazareno; Iglesia de San Sebastián; Ermita de Santa Ana; Ermita de la Vera-Cruz; Humilladero de Jesús del Camino; Hospital del Niño Jesús; Colegio de Campano; Torre del Reloj; Arquitectura Civil; Arquitectura Militar e Industrial; y Castillo de Sancti Petri) de la localidad de Chiclana de la Frontera (y II), en la provincia de Cádiz.
Convento de Jesús Nazareno
A mediados del siglo XVII la madre Antonia de Jesús, agustina recoleta, impulsó desde su convento granadino una serie de fundaciones, entre las cuales deseaba se incluyese la entonces pujante ciudad de Cádiz. Este intento fallido se vio compensado en 1666 con la fundación en Chiclana, empresa para la que contó desde el principio con el apoyo de la oligarquía local, encabezada por Juan Alonso de Molina, que donó para este fin una casa de su propiedad y la ermita del Nazareno, donde años atrás había promovido la fundación de la cofradía penitencial del mismo título. Diego Vándalo fue su primer patrono, pero la empresa no hubiese podido seguir adelante sin el apoyo de comerciantes gaditanos. En un primer momento destaca el Genovés Carlos Presenti, que atrajo además la colaboración de otros comerciantes del mismo origen. Años más tarde se sumaban los vascos, entre ellos Diego de Iparraguirre. En 1674 tuvo lugar un hecho crucial en la historia del convento, la llegada desde México de la imagen del Divino Indiano, donación de Julián Cortés, para que siempre presidiera el templo como su titular y desde entonces se convirtió en una de las devociones más queridas en la villa.
Las obras se prolongaron durante algunos años y en 1673 fue inaugurada la iglesia. Las dependencias conventuales se sitúan en torno al claustro, que consta de cuatro crujías y dos cuerpos, el inferior con arcadas sustentadas por columnas toscanas de piedra y el superior con sencillos vanos en forma de balcones. La iglesia es de planta de cruz latina, con una nave a la que se abren capillas y cabecera plana. Los muros se articulan mediante pilastras toscanas y las bóvedas son de cañón con lunetos en la nave y crucero y de aristas en las capillas, presentando la del presbiterio decoración de yeserías con motivos geométricos de inspiración serliana. En el crucero se levanta una cúpula semicircular sobre pechinas y a los pies de la nave se sitúan los coros, alto y bajo.
En el exterior sobresale la portada, importante obra realizada en Italia hacia 1690. Está ejecutada en mármol blanco y consta de un cuerpo dividido en tres calles por medio de columnas salomónicas y ático. En las calles laterales van las esculturas de san Agustín y santa Mónica y sobre el vano de entrada un relieve con la Santa Faz flanqueada por ángeles pasionarios. El ático se remata por frontón curvo y está ocupado por una dinámica imagen de Jesús Nazareno, a cuyos lados van dos ángeles pasionarios. Las características estéticas del conjunto permiten relacionar su hechura con la producción de J. A. Ponsonelli.
En el ángulo de confluencia de las fachadas se levanta la torre, con sencillo cuerpo de campanas en el que se abren vanos rematados en medio punto flanqueados por pilastras toscanas. El remate es semiesférico y aparece cubierto por azulejos contemporáneos de la fábrica.
El retablo mayor es de madera dorada, realizado en 1674 y atribuible a Juan González de Herrera. Consta de un cuerpo con tres calles sustentado por columnas salomónicas y ático tripartito. En las calles laterales las tallas de santa Mónica y san Agustín son obras roldanescas contemporáneas del retablo, mientras que la hornacina central sufrió a inicios del siglo XX una importante reforma para colocar la imagen de Jesús Nazareno, talla para vestir realizada hacia 1693 y que se relaciona con los trabajos de Tomás Vadillos. Centra el ático un lienzo con la Inmaculada Concepción, cuidada obra de Cornelio Schut que donó al convento Juan de Manurga en 1675. Las imágenes de los laterales son de tipo popular.
En los testeros frontales del crucero hay dos retablos rococó realizados hacia 1760. El correspondiente al lado del evangelio está dedicado a santa Rita, imagen de candelero de escuela genovesa y en el ático y calles laterales hay diversas pinturas, todo ello contemporáneo del retablo. Los carpinteros de ribera de la Carraca levantaron el situado en el lado de la epístola para albergar la imagen de su patrono, san José, talla genovesa realizada hacia 1750. En los testeros principales hay dos retablos dorados de estípites, fechables en torno a 1735 y presididos actualmente por las tallas de candelero de la Virgen de los Dolores y san Juan Evangelista, pertenecientes a la cofradía de Jesús Nazareno y realizadas por Francisco Buiza en 1971 y 1985 respectivamente. Ambos retablos contienen pinturas dieciochescas, destacando el conjunto de arcángeles que ocupa los laterales y ático del dedicado a san Juan.
La primera capilla del lado del evangelio de la nave fue adquirida por la cofradía de Jesús Nazareno, que en 1693 encargó la realización de su retablo a Francisco de Bartolomé y Medina. Presenta tres calles separadas por columnas salomónicas y pequeño ático. En la actualidad está presidido por una talla dieciochesca de la Virgen de la Consolación. En el lado de la epístola el tercer tramo contiene un retablo neoclásico de madera imitando mármol, con la talla dieciochesca de san Antonio de Padua y en el tramo correspondiente a la portada hay dos pilas de agua bendita de mármoles de colores, traídas de Génova en 1675.
La siguiente capilla está dedicada a la Virgen del Carmen y contiene un retablo de estípites realizado en 1732 por Bartolomé de Paíno Valladares. Estuvo presidido originalmente por una Inmaculada Concepción, que hoy se guarda en clausura, reemplazada a fines del siglo XVIII por la actual talla de candelero de la Virgen del Carmen, mientras que las pinturas de las calles laterales y ático son contemporáneas del retablo.
En las dependencias conventuales se guarda un importante conjunto de bienes muebles. Entre las esculturas sobresale especialmente la imagen de Jesús Nazareno, conocido como el divino Indiano, expresiva obra mexicana traída en 1674, mientras que un pequeño grupo de barro que representa la Huida a Egipto puede asignarse a la producción de Luisa Roldán y las tallas de la Inmaculada y un san Agustín son obra del siglo XVIII.
De las pinturas cabe destacar dos grandes lienzos de escuela genovesa realizados en la segunda mitad del siglo XVII, que presidieron originalmente los retablos del crucero y representan a la Sagrada Familia y los santos Arcángeles. Pieza realmente excepcional, por su elevada calidad, es el ostensorio de plata realizado en talleres madrileños en 1790, cuyo sol es sustentado por un grupo escultórico que representa a san Agustín triunfando sobre la herejía, dinámica composición que deriva de modelos berninescos (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
De las dependencias conventuales sólo presenta carácter monumental la Iglesia. Esta presenta una sola nave con crucero, consta de cuatro tramos, ocupando los dos primeros el coro en alto. Los muros se articulan mediante fajas a modo de pilastras, con friso decorado con motivos vegetales, entre estas se abren arcos de medio punto que dan acceso a las capillas adosadas. Las cubiertas son de cañón con lunetos en la nave, presentando decoración geométrica la que cubre el presbiterio. La cúpula es de media naranja con lunetos, sustentada por pechinas.
Al exterior destaca la portada, situada en un lateral. Está realizada en mármol blanco y presenta dos cuerpos. El primero se articula mediante columnas salomónicas, entre las que van hornacinas con las imágenes de San Agustín y Santa Mónica. En el centro se abre el vano de acceso rectangular, coronado por un escudo. El segundo cuerpo se centra por una hornacina que alberga la imagen del Nazareno, flanqueada por fajas y rematada en frontón curvo.
Todo el conjunto fue realizado a fines del siglo XVII, y responde al estilo barroco (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Una de las zonas de mayor crecimiento fue la de la Banda donde se ubicaba la vieja ermita de San Sebastián al inicio del camino de Medina, que en 1730 se convirtió en ayuda de parroquia. Esta situación se mantuvo hasta 1788, cuando pasó a ser parroquia independiente. La ermita de San Sebastián, construida posiblemente a finales del siglo XVI, fue centro del hospital de apestados que bajo la protección de dicho santo se estableció en unas casas próximas durante la grave epidemia que asoló a la ciudad entre 1649 y 1651. Poco conocemos sobre su estructura original, pues el aspecto actual del edificio responde a una sucesión de reformas que le confieren un aspecto indefinido estilísticamente, salvo en su fachada neogótica.
En el interior se guardan dos interesantes tallas dieciochescas genovesas, un san Miguel arcángel de elegante composición, fechable en torno a 1750, cuya rica policromía se relaciona con la producción de Francisco María Mortola y un san José, más tardío y cercano al quehacer de Domenico Giscardi. La Virgen del Carmen, de candelero, también es genovesa y fue realizada en 1724. En la sacristía se conserva una imagen mexicana de Cristo crucificado, realizada en pasta de yute por los indígenas (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Asomada al río Iro, en los que fueron los extramuros de la antigua ciudad, encontrarás un templo que, al igual que su contrario, el que halla cobijo a la otra orilla (San Telmo), tiene sus orígenes en una ermita.
Fue a finales del siglo XVI cuando comenzó a construirse una iglesia que, cuentan las crónicas, jugó un papel importante cuando la ciudad se vio asolada por la epidemia de peste de mediados del siglo XVII.
Humilde y con una fachada (pegada al río Iro) neogótica, destaca por su sencillez, que se refleja en uno de sus elementos centrales, su retablo, del mismo estilo.
Parada fundamental de cualquier itinerario sacro y turístico de Chiclana, está íntimamente ligada a uno de los barrios chiclaneros más populares, el de San Sebastián.
Fecha de construcción: Entre finales del siglo XVI y principios del XVII.
Horario: de lunes a sábados de 9,00 a 12,00 y de 18,30 a 21,00 (Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera).
Desde el siglo XVI consta la existencia de una ermita dedicada a santa Ana, en el cerro que domina la ciudad. De su fábrica original no se ha conservado nada, pues tras múltiples intervenciones quedó completamente arruinada.
En 1771 Francisco de Paula y José Manjón, comerciantes gaditanos, solicitaron permiso al duque de Medina Sidonia para levantar una nueva, cuyo diseño encomendaron a Torcuato Cayón. Se eligió para esta fábrica un nuevo emplazamiento, aunque siempre dentro del mismo cerro, cuya estratégica situación ha convertido desde entonces su perfil en referente visual para todo el entorno de la bahía. Esta situación fue la causa de que durante la ocupación de las tropas napoleónicas fuese utilizada como elemento defensivo, derribando para ello el pórtico exterior, que hubo de ser reconstruido tras la retirada de los franceses. Los trabajos dieron comienzo en 1772, siendo bendecido el templo dos años más tarde.
El pequeño templete de santa Ana es uno de los máximos logros de la arquitectura academicista gaditana y es evidente que Torcuato Cayón supo combinar a la perfección el carácter popular con recursos eruditos, pues en su resolución, cuya aparente sencillez es fruto de un estudiado juego de volúmenes, tuvo muy presentes los modelos bramantescos de planta central que Rafael de Urbino incluye en alguna de sus famosas creaciones.
Presenta un cuerpo octogonal sobre el que se apoya una cúpula semiesférica. El pórtico exterior, sustentado por pilares, repite el octógono con frentes de tripartitos rematados por arcos de medio punto, los centrales más altos, a modo de arcos de triunfo. El interior es de planta circular, articulado por pilastras toscanas, y se ilumina mediante cuatro óculos circulares abiertos en la base de la bóveda. El único altar alberga el grupo escultórico de santa Ana con la Virgen Niña, talla policromada de Domenico Giscardi contemporánea de la ermita (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Al exterior presenta planta octogonal, rodeándose de un pórtico de arcos de medio punto sobre pilares cuadrados. En la zona central se eleva la cúpula semiesférica sobre tambor octogonal. Los vanos son circulares en la cubierta y rectangulares en el tambor. El interior es de planta circular articulado por pilastras toscanas con los paramentos lisos, salvo en la cúpula que se decora por fajas.
Fue construida en la segunda mitad del siglo XVIII, y responde al estilo Neoclásico (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Esta capilla tiene su origen en el siglo XVI, si bien las reformas posteriores no han dejado casi ninguna huella perceptible de su estructura. Desde finales del siglo XVII alberga la imagen del Cristo de la Vera Cruz, de gran devoción en la ciudad, sobre todo entre los campesinos, de los que fue patrono. En 1783 la cofradía de la Virgen de la Salud, residente también en el templo, solicitó permiso para construir una capilla, trabajo que se encomendó a Torcuato Benjumeda.
Consta de una nave rectangular con capilla mayor cuadrada. La nave debió ir cubierta en principio por una armadura de madera, hoy perdida, mientras que la capilla mayor responde a una reforma barroca y se cubre por bóveda semiesférica. Preside la capilla mayor el Cristo de la Vera Cruz, obra mexicana de pasta de yute que fue donada por el comerciante gaditano Francisco de los Reyes. Junto a él se dispone la dolorosa del Mayor Dolor, talla de candelero de escuela genovesa dieciochesca.
En uno de los muros del presbiterio hay un lienzo murillesco de san José con el Niño, obra de mediados del siglo XVIII. La capilla de la Salud conserva su aspecto original, con planta cuadrada ya articulada por pilastras. Está presidida por un retablo rococó de hacia 1760 con dos imágenes dieciochescas en mármol, que pueden proceder de talleres jerezanos. Al mismo siglo pertenece la talla de cristo yacente que ocupa un altar situado en la nave (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Descubrir la Ermita del Santo Cristo es adentrarse en las raíces monumentales religiosas de la ciudad. De esa villa amurallada que, a principios del siglo XVI, vio como en su parte alta, en un cruce de caminos aún latente, se levantaba el que hoy día es el edificio religioso más antiguo de Chiclana.
Sencilla, de planta de cruz latina y pese a sus numerosas transformaciones, la Ermita del Santo Cristo aún guarda la esencia de aquellos tiempos complicados, ya remotos, de escasez y epidemias, en los que los campesinos acudían al encuentro con el cristo crucificado; talla de caña de maíz y pasta de yuca traída desde la mejicana Veracruz por el gaditano Pedro López Pacheco.
Primer templo bajo la advocación del Cristo de la Vera Cruz, su altar mayor, que se proyecta bajo su cúpula, es una de las grandes obras del arte barroco gaditano.
En su interior, grandes lienzos con escenas bíblicas y piezas dedicadas al Corazón de María y Jesús nos transmiten uno de los sentimientos religiosos más profundos de la ciudad.
Fecha de construcción: Segunda mitad del siglo XVI.
Horario: viernes de 10,00 a 14,00 y de 17,00 a 22,00 aprox. (Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera).
Humilladero de Jesús del Camino
La huerta que poseían las monjas agustinas en el camino de la Soledad contaba en el siglo XVIII con varias ermitas, una de las cuales era la de Nuestro Padre Jesús del Camino.
El humilladero responde al estilo de Torcuato Benjumeda, de sobrias formas constituidas por un espacio cuadrangular cubierto por media naranja. El sencillo retablo contiene un lienzo del titular, obra dieciochesca, y en los muros se conservan diversos exvotos populares de los siglos XVIII y XIX (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Hospital del Niño Jesús
Desde la Baja Edad Media funcionó, junto a la primitiva iglesia parroquial, un hospital regentado por la cofradía de San Martín, que atendía a los pobres y a partir de 1596 esta labor asistencial pasó a desarrollarse en la sede del actual Hospital del Niño Jesús.
Han sido numerosas las reformas sufridas por este edificio y especialmente radicales las que afectaron a su iglesia en la segunda mitad del siglo XX.
Pese a ello aún conserva algunos testimonios muebles que nos recuerdan su dilatada historia, entre ellos dos retablos rococó de madera dorada realizados hacia 1760, un lienzo de la Virgen de Guadalupe firmado por Antonio de Torres en 1724 y una interesante talla de Cristo crucificado que responde al estilo de Roque Balduque y debió formar parte del antiguo retablo mayor de san Juan Bautista, concluido en 1552 (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
A finales del siglo XIX José Bertemati y Pareja, marqués de Bertemati, fundó una Colonia Agrícola en Campano, interesante experiencia social dedicada a la producción vinícola que se mantuvo activa hasta que la plaga de filoxera acabó con los cultivos, pasando entonces a ser sede de un centro de enseñanza laboral.
El conjunto original incluye la vivienda de los marqueses e instalaciones industriales, todo ello de sencillas líneas, realizado bajo diseño de Aníbal González en torno a 1900.
En la antigua vivienda aún se conserva parte de la decoración del salón principal, que sería diseñado por González con elementos de gusto modernista. En él se conserva un busto en yeso de Francisca Misa, marquesa de Bertemati, que por sus delicados rasgos modernistas puede fecharse hacia 1900 y asignarse a la producción de Mariano Benlliure. Entre las pinturas conservadas en las dependencias del colegio cabe destacar un retrato masculino, firmado por Luis Sevilla en 1859 y dos cabezas de frailes relacionadas con la producción de José Rodríguez de Losada (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Formó parte de la primitiva sede del cabildo municipal, que desde el siglo XVI se alza junto a la iglesia parroquial, conformando así con los frentes de viviendas la plaza mayor, espacio ampliado a finales del siglo XX con el derribo de una gran manzana con casas de los siglos XVII y XVIII. La fábrica actual fue levantada en 1759 y se concluyó en 1764, si bien el último cuerpo parece algo posterior y sus formas academicistas recuerdan el estilo de Torcuato Cayón.
Consta de tres cuerpos, el primero de los cuales presenta un gran vano que permite el tránsito bajo la estructura; el segundo, que presenta estrechas columnas adosadas en los ángulos y pilastras toscanas en los frentes, alberga la maquinaria del reloj, que procede de la antigua parroquia derribada en el siglo XVIII y el tercero, donde se sitúa la campana, es ochavado con vanos rematados en medio punto en cada frente flanqueados por fajas apilastradas. Corona el conjunto un remate semiesférico decorado con motivos geométricos en almagra (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
La Torre del Reloj es una torre esbelta, de aproximadamente 30 metros de altura y planta cuadrada, adosada a las casas que confluyen en ella. Su construcción se considera resultado de distintas reformas y modificaciones. Posee cuatro cuerpos formados por la base donde se recorta el arco de medio punto que da acceso a la plaza, el cuerpo principal donde se halla el mecanismo del reloj, el cuerpo de campanas de forma octogonal y por último la cúpula en volumen semiesférico revestida de material cerámico vidriado que se remata con cruz latina forjada en hierro.
Toda la torre está realizada con la característica piedra ostionera de la zona, bien labrada, con sus juntas muy marcadas y coronada por una cúpula revestida de azulejos. Sobresalen las fuertes cornisas horizontales que separan los distintos cuerpos entre sí, los rehundidos y fajeados que rodean los huecos de los cuerpos centrales, hoy cegados, y las finas pilastras adosadas en esquina.
Sobre el primer cuerpo del arco de acceso, se ubican dos más ciegos y cuadrados, recorridos por pilastras. Al final del segundo cuerpo es donde se ubica la esfera del reloj. Sobre el reloj, el cuerpo octogonal con los arcos que albergan las campanas y la torre recubierta de cerámica vidriada. El juego de piedra ostionera vista en contraste con las juntas, marca la impronta de este edificio, también caracterizado por las cornisas que separan sus cuerpos.
Al interior que se accede por un pequeño edificio en el lateral de la torre. Entre forjados de mampostería y vigas de madera y entarimados se resuelve la subida por su interior, muy marcada por el mecanismo de pesos y contrapesos de la antigua maquinaria del reloj. Hoy en día, ha sido sustituido por otro electrónico y una mecanización de las campanas.
La Torre del Reloj conocida popularmente como "Arquillo del Reloj" formaba parte del antiguo Cabildo, ubicado en la Plaza Mayor de Chiclana, y es uno de los edificios más representativos del municipio. Se construyó en el siglo XVIII sobre una de las antiguas puertas de la villa, que en su origen formaba parte de la Casa del Cabildo (antiguo Ayuntamiento). Es anterior a la Iglesia de San Juan Bautista a la que hoy sirve de campanario, pues al quedar inconclusa la construcción de dos torres campanarios, se le atribuyó a la torre este uso religioso.
Su origen se encuentra en el crecimiento y desarrollo de la población de Chiclana, después de que en 1303, el rey Fernando IV de Castilla entregó estas tierras a la Casa de Medina-Sidonia.
De aquella fortaleza o castillo hoy no queda nada, pero si se han conservado dos arcos de la cerca de sus murallas: el primero en la Plaza Mayor, que sirve para sustentar la torre con reloj y campanario, y sería la entrada principal de la población, y otro en las inmediaciones de donde se encontraba el castillo, a orillas del río, zona que aún conserva la toponimia de "El Castillo".
De la historia de la torre, se conoce que en la segunda mitad del XVIII tuvo lugar la reparación del reloj que existe sobre la primitiva torre, a cargo del maestro relojero sevillano José Varales; y que se decidió también por entonces su reforma.
Pero en el año 1757 se decide levantar una nueva torre sobre el arco, en lugar de la reforma proyectada.
Aunque en 1764 los trabajos exteriores ya estaban culminados, los interiores se alargaron otros 12 años más. Hasta 1787 no se le coloca la maquinaria del reloj que, en un principio, estaba destinada para los campanarios de la iglesia de San Juan Bautista, cuya construcción ya había comenzado por esos años. En sus líneas, el edificio está marcado por el estilo neoclásico predominante en las construcciones de la ciudad en esos años (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Arquitectura Civil
Se localiza en la ciudad un variado conjunto de viviendas destacables, en su mayoría de los siglos XVIII y XIX, que presentan los esquemas compositivos propios de la arquitectura civil gaditana.
Del periodo barroco del siglo XVIII es la llamada Casa del Conde del Pinar, levantada en el primer tercio del siglo XVIII por el comerciante Marcos del Hierro. Su alta fachada tiene tres cuerpos apilastrados con portada y en el interior destacan el patio columnado y la escalera.
Otras casas barrocas son las fincas nº 2 de la calle de la Fuente, nº 34 de la Vega, nº 2 de la plaza del Retortillo, nº 19 y 20 de Constitución y nº 2 de Hormaza. A la etapa academicista corresponde la Casa de Briones, cuya fachada, articulada por pilastras, con vanos rematados por frontones se atribuye a Miguel de Olivares.
En 1797 se fecha la Casa del marqués de las Cinco Torres, cuya fachada también es apilastrada y tiene patio columnado de un cuerpo rematado por elegantes balaustradas.
De la primera mitad del siglo XIX es el balneario Braque, hoy muy transformado y del periodo isabelino podemos destacar la casa del Conde de las Torres y la situada en el nº 8 de la calle Carmen Picazo. En 1927 se levantó la actual sede del Ayuntamiento, obra de inspiración neoclásica que ocupa el solar del antiguo Hospicio de san Alejandro (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Es importante en la ciudad la arquitectura bodeguera, con ejemplos como la bodega de Vélez. Otros ejemplos de arquitectura industrial son los molinos de marea, del siglo XVIII, entre los que se encuentran los de Santa Cruz, Ormaza y Bartivas. De mediados del siglo XX es el poblado almadrabero de Sancti Petri, interesante conjunto urbano, actualmente abandonado y en gran parte ruinoso.
En la costa se alzan las torres vigía del Puerco y Bermeja pertenecientes al sistema defensivo de finales del siglo XVI (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
Poblado almadrabero de Sancti Petri. El antiguo consorcio se localiza en el extremo de la península de Sancti Petri, en el caño del mismo nombre: un paisaje caracterizado históricamente por la presencia de las salinas y la almadraba. Un emplazamiento que resultaba a todas luces privilegiado para el establecimiento en el mismo de la flota atunera del Consorcio Nacional Almadrabero, la industria asociada a la pesca del atún, así como a un asentamiento para pescadores y trabajadores.
El acceso se realiza desde la carretera que llega desde el sur, que en su prolongación conducía, a través de un paseo arbolado, hasta la punta norte de la península. Este paseo se divide en tres tramos por la intersección de dos calles perpendiculares al mismo, que conducen al borde oeste de la península. Completando el trazado viario, una carretera bordea la lengua de tierra.
En el primer tramo de este paseo, yendo de sur a norte, se localizan a ambos lados las viviendas de los trabajadores, de una planta de altura y adosadas en sus lados cortos, conformando una fachada continua tras la cortina arbolada que definen los pinos. A espaldas de las casas situadas en el lado oeste del paseo, se localizaba originariamente la chanca, que se extendía hasta el borde occidental de la península.
El segundo tramo de este paseo cambia de alineación, posibilitando la apertura de un espacio público que sirve de rótula, abierto hacia el mencionado borde occidental. Asimismo, la vegetación cambia, y los pinos del primer tramo dan paso a una enfilada de palmeras. Este tramo se encuentra marcado por la presencia de la iglesia (actualmente capilla de N. S. del Carmen) en el lado este, de una nave y con una sencilla espadaña que sirve de campanario. En la manzana frente a la iglesia se localizaba originariamente el colegio de la localidad, actualmente destruido.
Hacia la calle que divide el segundo tramo del tercero se volcaban originariamente los comercios del poblado. En la intersección entre la calle y el paseo se encontraba el edificio del ayuntamiento y el casino, actualmente desaparecido.
Hacia este extremo del paseo, poblado de nuevo con pinos, se abren los patios de los edificios de cuartos de redes, actualmente en estado ruinoso.
La Península de Sancti Petri se sitúa en la parte más occidental del término municipal de Chiclana. Es una fina lengua de tierra orillada de caños y ocupada en toda su anchura por el abandonado Poblado del mismo nombre. La posición del enclave es estratégica: domina tanto el caño de Sancti Petri, entrada trasera a la bahía de Cádiz, como el paso natural a la isla de San Fernando. Estas circunstancias han propiciado la ocupación -el control- del sitio desde la antigüedad. Frente a sus costas se alza la pequeña isla de Sancti Petri, un lugar cargado de simbolismo mítico-religioso. Último trozo de tierra frente al océano desconocido, ese carácter de borde del mundo hizo que los navegantes mediterráneos lo consagraran e sus dioses o a sus héroes protectores. El Melkart de los fenicios, luego el Heracles griego, recibieron aquí su culto.
Como es sabido, el litoral gaditano posee una antigua tradición de pesca de atún mediante el arte de almadraba, así como de su manufactura y comercialización. Durante siglos el monopolio de esta rentable industria perteneció a la casa ducal de Medina Sidonia para, tras los derechos de desamortización de Mendizábal, pasar a manos privadas. Las instalaciones situadas en Sancti Petri hacia finales del XIX eran pequeñas explotaciones familiares cuyas almadrabas carecían de armazón fijo y cuyo rendimiento económico no era todavía más que de mera proyección local. Las sociedades almadraberas cobrarán un nuevo impulso tras la aprobación del Reglamento para la pesca con el arte denominado almadraba en 1908. en Sancti Petri, el Consorcio Nacional Almadrabero construye la más completa y principal de sus instalaciones. En ella se reutilizan antiguas cimentaciones de edificios destinados a chancas, reorganizándose la explotación en una sola unidad.
A finales de los años 30 la Gerencia del Consorcio Nacional Almadrabero comienza la remodelación de las antiguas instalaciones del Poblado de Sancti Petri. Las obras consisten en la reordenación funcional del poblado dotándolo de una sola chanca, almadraba e industria de transformación, así como de todas las edificaciones residenciales y de servicios necesarias para el personal encargado de la explotación. Durante los años sesenta decae progresivamente el número de capturas, hasta determinar, en 1970, el cierre de las instalaciones del Consorcio. Así, se desmontan la almadraba y las industrias anejas y se ponen en venta todas las propiedades restantes. En 1973 las adquiere en subasta pública Sancti Petri S.A., operación que coincide en el tiempo con la formación en Chiclana de un movimiento que reivindica Sancti Petri como bien público y social. Así las cosas, el 16 de enero de 1975 se aprueba un decreto por el que se establece una zona de seguridad y protección de los polígonos de tiro "Castilla" y "González Hontoria". Dichos terrenos, declarados de urgente ocupación a los efectos de su expropiación forzosa por estimarse que resulta perturbadora o peligrosa cualquier actividad privada en los mismos, se corresponden con la península de Sancti Petri.
Finalmente, en julio de 1983 y a propuesta del Ayuntamiento de Chiclana, se reabre el expediente con la intención de estudiar alternativas que permitan la desafectación de Sancti Petri de uso militar. Entre tanto, y hasta hoy, la totalidad del conjunto de Sancti Petri está en desuso y abandonado, salvo contadas edificaciones (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Torre del Puerco. La Torre del Puerco fue construida en el siglo XV en la parte más elevada de la Loma del Puerco. Su planta es circular, como la de todas las torres entre Conil y Chiclana a excepción de la de Roche. Tiene unos 2.5 metros de diámetro y 7 metros de altura, y está situada a unos 50 metros del mar. Para su edificación se utilizaron materiales romanos, como ladrillos, tégulas y desechos de cocción de alfares de los alrededores. En la Loma del Puerco se documentaron, varias estructuras de época romana en 2002, que ya eran conocidas, pues habían sido localizadas en prospecciones realizadas a principios de la década de 1990. Su función era de la de vigilancia militar aunque también sirvió para controlar el paso de los atunes.
La torre se encontraba en un manifiesto estado de abandono, aunque en la primera mitad de 2017 se ha puesto marcha un proceso de restauración.
En 1811 fue testigo de la batalla de Chiclana entre las tropas anglo-españolas y francesas durante la Guerra de Independencia. Durante el siglo XIX sirvió como atalaya para almadrabas y jábegas, en sus proximidades existía una chanca (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Torre Bermeja. La Torre Bermeja fue construida en el siglo XVI, tiene planta circular y sólida construcción, situándose sobre un pequeño acantilado de la playa de la Barrosa. En la actualidad se encuentra casi absorbida por la trama urbana desarrollada en torno a esta playa, quedando incluida en una finca particular. Cuenta con una altura de 8 m.
Pertenece al sistema de torres de vigilancia costera mandado construir por Felipe II en el siglo XVI para defender las costas españolas de los piratas berberiscos. La campaña de fortificación del atlántico andaluz, desde Gibraltar hasta Ayamonte, fue encomendada al comisionado real Luis Bravo de Laguna (Aragón Fernández, 2009).
En la Edad Media, como complemento al sistema defensivo formado por castillos y fortalezas, se construyó una gran cantidad de torres (entre ellas la Torre Bermeja), que jalonaban la zona costera desde Ayamonte hasta Gibraltar (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Pocos monumentos del litoral atlántico ejercen tanto magnetismo sobre quienes lo avistan y visitan como el Castillo de Sancti Petri, fortaleza a cuyos pies, cuenta la historia, se encuentra uno de los templos más relevantes de la antigüedad, el de Melkart, lugar de reposo eterno del todo poderoso Hércules.
Localizado frente al emblemático poblado almadrabero de Sancti Petri y unido a la península por una calzada romana que, por arte de magia, nos descubren las mareas bajas, se dice que por su mítico templo pasaron personajes históricos como Amílcar Barca, Julio César o Aníbal.
Balcón privilegiado de la costa chiclanera, concentra toda su magia en sus indescriptibles puestas de sol o en las cálidas noches de verano, cuando se convierte en atalaya privilegiada para la observación de estrellas.
Si lo visitas, te conquistará para siempre.
Fecha de construcción: Siglo XVIII.
Visitas libres y guiadas.
Información y reservas:
Teléfono(Llamadas y Whatsapp): 667 502 369
info(c)elcastillodesanctipetri|com
La travesía a la Isla de Sancti Petri se realiza desde el Puerto Deportivo de Sancti Petri donde puede tomar un barco o alquilar un kayak. Se necesita reserva previa: https://turismo.chiclana.es/deportes/deportes-nauticos/ (Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera).
Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Convento de Jesús Nazareno; Iglesia de San Sebastián; Ermita de Santa Ana; Ermita de la Vera-Cruz; Humilladero de Jesús del Camino; Hospital del Niño Jesús; Colegio de Campano; Torre del Reloj; Arquitectura Civil; Arquitectura Militar e Industrial; y Castillo de Sancti Petri) de la localidad de Chiclana de la Frontera (y II), en la provincia de Cádiz. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la provincia gaditana.
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