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jueves, 4 de julio de 2019

La Capilla de San Laureano, en la Catedral de Santa María de la Sede


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Capilla de San Laureano en la Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla.    
     Hoy 4 de julio, se conmemora en la población de Vatan, cercana a Bourges, en Aquitania, actualmente Francia, San Laureano, mártir (s. III/IV)  [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Capilla de San Laureano, en la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.  
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Capilla de San Laureano [nº 044 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Siempre ha tenido la misma advocación, aunque ha tenido altares o imágenes del "IHU de la Piedad" en 1530, del "Ecce Homo" y de "Cristo Resucitado y las Marías". Durante los siglos XVII y XVIII se alojó en ella la Cátedra de Moral. Contiene el epitafio del arzobispo don Alonso de Xea (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
      La Capilla de San Laureano se cree que fue la primera que se construyó en la nueva Catedral. En 1412 ya se celebraba culto en ella. Se sitúa en el muro meridional del templo, inmediata a la puerta del Nacimiento o de San Miguel y a las Capillas de la Natividad del Señor y de Santa Ana o del Cristo de Maracaibo, siendo su reja es de 1712.
     El retablo, dedicado a San Laureano, se compone de banco, dos cuerpos y remates. Los cuerpos se dividen en tres calles por tetrástilas columnas salomónicas (en el bajo, dos grandes y dos pequeñas con fuste abalaustrado en el tercio bajo y salomónico en el resto, de gran opulencia; y las superiores, entorchadas en todo su fuste). La imaginería es la siguiente: el Titular revestido de pontifical con Mitra y Pluvial, de bulto redondo (anterior?) a derecha e izquierda relieves que representan al Santo arrodillado ante un tabernáculo, dentro de un templo, a la derecha y el Santo confortado por un ángel a la izquierda. El martirio (decapitación) del Santo Obispo de Sevilla? acaecido en el siglo IV por orden de Totila, centra el cuerpo superior y ángeles en los intecolumnios laterales. Otros ángeles en el copete de remate. Entre los motivos distribuidos en el conjunto figura una mitra atravesada por la azucena, símbolo parlante del Santo. Esta importante obra se puede fechar hacia 1700-1702, auspiciada por el canónigo D. Valentín Lampérez.

      También encontramos el Sepulcro del Cardenal D. Joaquín Lluch y Garriga. Sobre un podio enriquecido por escudos y angelitos en los ángulos, se alza la figura del prelado, revestido con capisayos episcopales, los brazos cruzados ante el pecho, genuflexo ante el reclinatorio y en profunda oración. Es obra de Agapito Valmitjana, el escultor catalán del romanticismo, fechable en 1885. El Cardenal falleció tres años antes [José Hernández Díaz en La Catedral de Sevilla. Ediciones Guadalquivir, Sevilla. 1991].
      En cuanto a las pinturas de la capilla son de destacar el conjunto de cinco pinturas que realizó Matías de Arteaga hacia 1700. La noticia de que fue Matías de Arteaga el autor de este conjunto pictórico la da el canónigo Loaysa en 1709, al señalar que la capilla de San Laureano era propiedad del canónigo D. Valentín Lampérez y Blázquez, quien mandó enterrarse en la misma; al mismo tiempo Loaysa mencionó que el citado canónigo mandó adornar la capilla a sus expensas, indicando que fue Arteaga el autor de las pinturas que recubren sus muros.
      La Resurrección de un joven en Marsella por intervención de San Laureano. Este episodio aconteció cuando el Santo, huyendo de Sevilla y de sus perseguidores arrianos, llegó a Marsella, donde nada más entrar por la puerta de la ciudad encontró el cortejo funerario del hijo de un potentado. Apiadado el santo por el dolor del padre mandó que se interrumpiera el entierro y que se velase el cadáver mientras él oraba, logrando así que el joven volviese a la vida. La composición de la pintura se resuelve siguiendo un esquema que señala dos ambientes distintos desarrollándose en cada uno de ellos un episodio de este milagro. En la parte superior izquierda se representa el momento en que el padre del joven se arrodilla delante del Santo implorando la resurrección de su hijo; junto a San Laureano aparece el ángel que le acompañó en su viaje y alrededor figura un grupo de personas que contempla la escena. En la parte derecha se representa el momento en que por intercesión del santo el joven resucita, ante el asombro del cortejo que lo velaba.

     El ciclo pictórico que narra la historia de San Laureano en su capilla de la catedral incluye cinco pinturas que representan los más importantes episodios de su vida. La primera de ellas representa
      La segunda pintura representa a San Laureano ante el Papa Virgilio de Roma, ciudad a la que se dirigió el Santo después de abandonar Marsella. Allí fue recibido por el Papa, quien le pidió que celebrase Misa en la basílica de San Pedro. Este es el momento que se describe en la pintura, figurando el Papa a la izquierda de la composición, sentado en su trono, bajo un dosel, mientras que el Santo aparece arrodillado en uno de los escalones del estrado. La escena es presenciada por un cortejo de cardenales y clérigos.
      Prosigue este ciclo en su tercera pintura con la representación de otro milagro del Santo, realizado en Roma, cuando después de celebrar Misa en San Pedro se encuentra a la salida del templo a un tullido, que le pide su curación. La pintura por lo tanto puede titularse La curación de un tullido en Roma por intercesión de San Laureano, en la que el episodio del milagro aparece respaldado por una perspectiva arquitectónica que otorga una gran profunfidad espacial al escenario. A la izquierda aparece una pequeña capilla en la cual aparece el Santo rezando para obtener la curación del tullido.

      El cuarto episodio de este conjunto pictórico representa el Martirio de San Laurano. Este suceso acaeció en la ciudad de Vatan, de la diócesis de Bourges en Francia. Allí se había dirigido el Santo por mandato del ángel que le acompañaba para que se cumpliese el designio divino de su martirio. En efecto, en dicho lugar unos verdugos, siguiendo órdenes de Totila, rey de los ostrogodos en Italia. en ese momento el santo cogió con sus propias manos su cabeza que, separada del tronco, había rodado por el suelo y mandó a sus verdugos que la llevasen a Sevilla.
      El último episodio de la vida del Santo narra La entrega de la cabeza de San Laureano al clero de Sevilla, puesto que los verdugos cumplieron el mandato del Santo y viajaron hasta esta ciudad. Aquí entregaron la cabeza al rey arriano Theudes, el cual, arrepentido, la ofreció al clero de la ciudad al tiempo que mandó edificar una iglesia en honor del Santo. En la representación pictórica aparece el monarca entregando la cabeza a un grupo de clérigos arrodillados a sus pies, mientras que una muchedumbre contempla la escena. En el fondo de la pintura aparece una interesante vista de la ciudad de Sevilla, con sus murallas en primer plano y la puerta del Arenal, mientras que sobre el caserío de la ciudad destaca el perfil de la Catedral con la Giralda [Enrique Valdivieso González en La Catedral de Sevilla. Ediciones Guadalquivir, Sevilla. 1991].

      Finalmente mencionaremos las vidrieras dedicadas a San Isidoro, San Laureano y San Leandro, rematando la capilla en vanos en forma de arco apuntado con un rectángulo en la parte inferior, realizadas por Vicente Menardo en 1572 [Víctor Nieto Alcaide en La Catedral de Sevilla. Ediciones Guadalquivir, Sevilla. 1991].
     Santo cefalóforo (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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