Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero

Intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla", de Onda Cero, para conmemorar los 800 años de la Torre del Oro

   Otra Experiencia con ExplicArte Sevilla :     La intervención en el programa de radio "Más de uno Sevilla" , presentado por Ch...

miércoles, 3 de julio de 2019

La escultura "Santo Tomás, apóstol", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura "Santo Tomás, apóstol", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla. 
     Hoy, 3 de julio, Fiesta de Santo Tomás, apóstol, quien, al anunciarle los otros discípulos que Jesús había resucitado, no lo creyó, pero cuando Jesús le mostró su costado traspasado por la lanza y le dijo que pusiera su mano en él, exclamó: "Señor mío y Dios mío". Y con esta fe que experimentó es tradición que llevó la palabra del Evangelio a los pueblos de la India (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para Explicarte la escultura "Santo Tomás, apóstol", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.  
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Puerta de la Asunción [nº 067 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Ha tenido los nombres de puerta del "Perdón", "Perdón Nueva", "Principal" y "Grande", con obras que van desde 1481 hasta 1884 (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).
     En la portada de la Asunción de la Catedral de Santa María de la Sede encontramos en su lateral derecho, en las archivoltas, en su cuerpo inferior, un apóstol en actitud meditativa que porta en su mano izquierda una escuadra (símbolo alegórico de edificar la Iglesia con su predicación) y que se identifica con el Apóstol Tomás. Éste, como toda la decoración escultórica de dicha portada fue realizado, en este caso en 1888, en cemento por Ricardo Bellver. 
     La distribución de todas las esculturas se corresponde con un programa iconográfico preestablecido y que, resumidamente, es el siguiente: en el cuerpo inferior de las archivoltas se sitúan los Apóstoles; en los frontales de los apilastrados, también en su cuerpo inferior, los Evangelistas y a continuación de los mismos cuatro Santos Mártires. En el cuerpo superior de las archivoltas centrales, la Familia de la Virgen, (Madre, Padre, y Esposo) así como a María Magdalena. A continuación, a ambos lados, los Padres de la Iglesia, seguidos de los Doctores de la Misma; y por último, en los frontales y laterales exteriores de los apilastrados, se han representado, a los Santos Fundadores de Órdenes Religiosas.
     Señalar que no cabe duda que la envergadura del encargo de esta decoración escultórica puso en una situación difícil al artista, ya que por una parte se le exigía ajustarse al estilo del resto de la fábrica catedralicia, es decir, desarrollar un programa goticista; o bien, la otra solución que le quedaba era elaborar una obra personal, lo cual desentonaría sensiblemente con el conjunto. Ante tal disyuntiva, Bellver optó por una solución intermedia que le condujo hacia una obra ecléctica y un tanto fría, y a pesar de ser un escultor decididamente naturalista no consigue, en esta obra, reflejar tal característica, inclinándose por un particular neogoticismo en la elaboración del relieve central, y no consiguiendo en el resto de la estatuaria la fuerza realista y dramática propia de otras obras por él ejecutadas. Resultado que no es producto de la estilística del escultor, sino de las exigencias, estéticas y materiales, de unas instituciones y de una época que se ancló en el pasado y que, en lo que se refiere al panorama artístico, no destacó especialmente por su nivel creativo [José Antonio García Hernández, La Decoración Escultórica de la Portada Principal de la Catedral de Sevilla (1882-1899)].
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de Santo Tomás, apóstol;
LEYENDA
   Pescador de Galilea que se convirtió en discípulo de Jesucristo, cuyo nombre, que en griego se tradujo Didymos, en arameo significa gemelo. Pero se ig­nora quién fuese su hermano gemelo.
   Los dos rasgos más populares de su vida novelesca en la Leyenda Dorada son su incredulidad y su apostolado en la India.
   Su incredulidad se puso de manifiesto en dos oportunidades: dudó, en principio, de la Resurrección de Cristo, quien para convencerle debió meterle el dedo en la llaga del costado, y luego dudaría de la Asunción de la Virgen, quien a la manera de Elías arrebatado al cielo, mientras ascendía le arrojó el cintu­rón como prueba.
   Cupo preguntarse si dicha incredulidad  pertinaz no sería, hasta cierto punto, la traducción de su nombre que en arameo como en griego (Didyme) comporta la idea de «doble», y en consecuencia, de «dudar» (lat.: dubitare; al.: zweifeln). Tomás y escéptico son vocablos sinónimos.
   Menos grave que la traición de Judas, la  incredulidad lo situó en el penúltimo puesto de los apóstoles, porque carece de la fe que san Agustín definió como «la virtud por la que creemos en lo que no vemos». En los Hechos de los Apóstoles es llamado Judas.
   En relación con la comadrona incrédula de la Natividad, cuya mano fue provisionalmente paralizada, y con María Magdalena, a quien se prohibió tocar a Cristo resucitado, santo Tomás gozó de un trato de favor. Mientras Magdalena se enfrentó con un Noli me tangere, Cristo dijo a Tomás: «Toca y cree».
   En cuanto a su apostolado en la India, se trata de un cuento de Las mil y una noches, una novela gnóstica que ya rechazaba san Agustín.
   Según Santiago de Vorágine, un enviado del rey de la India, Gondóforo, lo invitó en el foro de Cesarea a embarcarse con él para construir un palacio a su soberano. Cristo se le apareció para animarle a partir.
   En la primera ciudad de la India donde el bajel hizo escala, se celebraba la boda de la hija del rey. Invitado al banquete, Tomás se negó a comer plato alguno. El maestresala, que se sintió humillado, lo abofeteó; pero el castigo no se hizo esperar, puesto que mientras iba a buscar agua fue atacado por un león. Un perro llevó su mano arrancada a la sala del festín. Tomás se dirigió luego a la capital de Gondóforo, quien puso sus tesoros a su disposición para la construcción de su palacio. El apóstol le edificó un pa­lacio celestial distribuyendo el dinero entre los pobres. Cuando el rey regresó de un largo viaje y se puso al tanto de los hechos, que consideró un abuso de confianza, lo hizo encarcelar; pero lo perdonó cuando su hermano Gad, muerto poco antes, resucitó expresamente para anunciarle que en el Paraíso había visto con sus propios ojos el maravilloso palacio construido para él con la caridad de su arquitecto.
   Pero Tomás no se detuvo allí: persuadió a la reina a negarse al deber conyugal. Esta vez el rey no lo perdonó. Furioso, ordenó que hicieran padecer al consejero de su esposa una serie de suplicios. El apóstol caminó descal­zo sobre láminas de hierro calentadas al rojo, pero de inmediato, por un signo de Dios, brotó una fuente de la tierra que enfrió el metal calentado. Lo metieron en un horno encendido, pero se apagó; lo forzaron a arrodillarse ante el ídolo del sol, pero la estatua se fundió como si fuese de cera...Para terminar, los sacerdotes paganos lo ultimaron a lanzadas.
   Se ha supuesto que ese viaje fabuloso a la India se debía, simplemente, a una alteración del texto de san Epifanio, donde se habría leído India en lugar de Judea. La construcción del palacio real en el Paraíso tiene todas las caracte­rísticas de una parábola concebida según el estilo alegórico del Buen Samaritano.
CULTO
l. Lugares de culto
   La India, Portugal y Grecia.- Las pretendidas reliquias del apóstol de la India se veneraban en Meliapor, cerca de Goa, sobre la costa de Coromandel, donde su mano, que emergía de la tumba, podía decidir la suerte en los procedimientos judiciales.
   Puesto que Goa era una colonia portuguesa, el culto del santo pasó natu­ralmente a Portugal.
   Desde Meliapor las reliquias de santo Tomás fueron transportadas a Edesa en Asia Menor, y luego a la isla de Quíos.
   Italia.- Por último habrían encallado en territorio italiano, en Ortona (Mare), sobre la costa del Adriático.
   El dedo de santo Tomás que se había hundido en la llaga de Cristo se conservaba en Roma, en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén.
   Toscana se convirtió en uno de los principales centros del culto de santoTomás, gracias a la preciosa reliquia del Cinturón de la Virgen (Sacra Cintola), que la Assunta, mientras ascendía al cielo, había dejado caer en las manos del apóstol como prueba convincente. La colegiata de la pequeña ciudad de Prato, cerca de Florencia, había sido la heredera de ese tesoro. Se cuenta que en el sigloXII, un ciudadano de Prato, Michele di Dragomari, quien había viajado a Jerusalén, se casó con una joven que le regaló ese cinturón como par­te de la dote. Michele di Dragomari legó la reliquia al archipreste de la co­legiata (Pieve), y para exhibir el insigne objeto, en un ángulo de la fachada se edificó el célebre púlpito exterior decorado por Donatello.
   Además, santo Tomás fue adoptado como patrón por las ciudades de Parma y de Urbino.
   Los otros países de Europa se han mostrado menos devotos de este apóstol escéptico. No obstante citemos tres iglesias singularmente célebres, puestas bajo su advocación: Saint Thomas de Estrasburgo, cedida al culto luterano, que posee el mausoleo del mariscal de Sajonia, obra de Pigalle, la de Santo Tomé, de Toledo, donde se admira el Entierro del conde de Orgaz, de El Greco, y la de Santo Tomás de Leipzig, vibrante con los ecos de las fugas y oratorios de J. S. Bach. La iglesia de San Andrés, en Colonia, pretendía poseer la tibia del apóstol.
Patronazgos
   La incredulidad de santo Tomás le valió ser el patrón de los jueces quienes, a causa de su profesión, tienen la obligación de mostrarse desconfiados y de hacer la crítica de los testimonios. De ahí el famoso grupo de Verrocchio, encargado por la Universita dei Mercanti, el Tribunal de Comercio, para la capi­lla de la corporación en la basílica de Or San Michele, en Florencia.
   También es el patrón de los arquitectos, albañiles, agrimensores, carpinteros de obra y canteros.
   Lassus, quien restauró la Sainte Chapelle de París, se hizo representar en ella como santo Tomás, con la escuadra.
     Se le atribuía curar las afecciones oculares porque Cristo le había curado la ceguera del corazón.
ICONOGRAFÍA
   Sus atributos característicos son el Cinturón de la Virgen, una escuadra de arquitecto y la lanza que fue el instrumento de su martirio.
      A partir del siglo XVII la escuadra casi siempre se reemplazó por una lanza.
   Santo Tomás se convirtió en un santo doríforo (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de Ricardo Bellver, autor de la obra reseñada;
     Ricardo Bellver y Ramón, (Madrid, 23 de febrero de 1845 – 20 de diciembre de 1924). Escultor.
     Pertenecía a una famosa dinastía de escultores de origen valenciano. Su abuelo Francisco Bellver y Llop, estudió en la Real Academia de San Fernando y, más tarde, estuvo trabajando en la Corte.
     Su padre, Francisco Bellver, ilustre escultor y académico, fue su primer maestro en el arte de la escultura.
     Posteriormente entró como alumno en la Real Academia de San Fernando, y destacó en las asignaturas de Anatomía Pictórica y Dibujo del Antiguo, copia del Natural y Paños.
     A los diecisiete años presentó su primera obra para la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1862, el cacique Tucapel. Dos años más tarde, en 1864, para esta misma Exposición expuso dos bajorrelieves: Sátiro tocándose las tibias y Faunos jóvenes jugando con una cabra.
     De 1866 es su magnífica obra La Virgen del Rosario, con destino a la iglesia de San José de Madrid, de soberbia ejecución y factura. Para la Exposición Nacional de 1867, realizó su extraordinario grupo de la Piedad, de gran tradición desde el siglo xv, con la que consiguió una mención honorífica de 1.ª clase. Para la Exposición Nacional de 1871, mostró tres bustos en yeso: Goya, José Bellver y Una señora.
     En el año 1874, para el concurso abierto para las plazas de pensionado de Roma, presentó su obra: David teniendo en la mano la cabeza del gigante Goliat.
     En Roma permaneció pensionado los años 1875, 1876 y 1877. En 1875 realizó el magnífico busto del Gran Capitán, copia en yeso de la estatua que talló en madera, en el siglo XVI, el escultor y arquitecto burgalés Diego de Siloé.
     Al año siguiente, en 1876, presentó su segunda obra de pensionado el bajorrelieve titulado: El Entierro de Santa Inés, para el interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid.
     Finalmente, como trabajo de tercer año de pensionado, en 1877, mostró su obra más famosa y que más gloria le dio: El Ángel Caído, modelada en yeso y más tarde fundida en bronce. Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Madrid, y en la Internacional de París. De 2,65 metros de altura, con notables influencias clásicas, helenísticas y barrocas, representa a Lucifer caído sobre unas rocas, retorciéndose por el dolor que le causa una serpiente enroscada en su cuerpo.
     En el año 1880, ejecuta el boceto para el ilustre marino y navegante del siglo XVI: Juan Sebastián Elcano, encargado por el Ministerio de Ultramar, fue presentado en la Exposición Nacional de 1881, obteniendo primera medalla, siendo esculpida en mármol blanco de Carrara.
     Acabado su plazo de pensión en Roma, permaneció en la ciudad, donde continuó vinculado hasta 1882.
     En este intervalo de tiempo esculpió el imponente monumento al Cardenal de la Lastra y Cuesta, Arzobispo de Sevilla, en un purísimo y finísimo mármol de Carrara, con influencias de estilo plateresco.
     Para la portada principal de la catedral de Sevilla realizó en yeso, en 1883, un bajorrelieve de la Asunción de la Virgen, más tarde pasado a piedra de Mónovar (Alicante), de tamaño colosal. Posteriormente para decorar la mencionada fachada talló cuarenta estatuas de apóstoles y santos, en las que trabajó hasta el año 1899, de tamaño mayor que el natural en piedra cemento Portland.
     Durante los años 1883-1884, esculpió en mármol de Carrara dos colosales estatuas, de 2,65 metros de altura, de los apóstoles San Andrés y San Bartolomé, para la rotonda interior de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid; la obra le fue encargada por la Obra Pía de Jerusalén; por sendos modelos cobró la cantidad de tres mil pesetas. Esta obra fue ejecutada en claro estilo neobarroco.
     El día 10 de noviembre de 1879 fue designado en Sesión Ordinaria académico correspondiente de la Academia de San Fernando. En atención a esto y al haber sido nombrado profesor ayudante de la Escuela de Artes invocando Oficios, y que los artículos 7.º y 8.º de los Estatutos, y el 77 y el 78 del Reglamento, los académicos Federico de Madrazo, José Barral, Antonio Ruiz de Salces, Francisco Asejo, Barbieri y los escultores Sabino de Medina y Elías Martín, lo proponen el 5 de mayo de 1884 como académico de número.
     El 20 de octubre de 1884, es elegido académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, su discurso de apertura fue: La Escultura en Miguel Ángel.
     Por estas fechas el obispo de Cádiz, Vicente Calvo, le encarga tres imágenes en madera policromada y de tamaño natural: San Pedro, Santo Tomás de Aquino y San Alfonso María de Ligorio.
     Durante esta época llevó a cabo otro excelente sepulcro de estilo neoplateresco, el del Cardenal Martínez Silíceo, para la iglesia-colegio de Doncellas Jóvenes de Toledo, inspirado en los sepulcros renacentistas del cardenal Tavera y el de Cisneros.
     De 1877 son el Monumento Funerario a Goya, el Monumento a Meléndez Valdés y Donoso Cortés, con la famosa estatua de la Fama, en el cementerio monumental de San Isidro de Madrid.
     A comienzos del siglo XX, esculpió en piedra blanca el Escudo colosal de España, para el Ministerio de Fomento, actual de Agricultura en Madrid.
     A partir de 1904, R. Bellver se dedica casi por entero a su labor docente, en las clases de la Academia de San Fernando, también como jurado calificador en exposiciones nacionales e internacionales. También como jurado calificador en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, sustituyendo en 1904 al célebre escultor valenciano Mariano Benlliure, compañero suyo en la Academia.
     Dos días después de su muerte, el 22 de diciembre de 1924, el escultor segoviano Aniceto Marinas se adhiere a las condolencias expresadas por su compañero el también escultor Mariano Benlliure, con motivo de la muerte de nuestro genial artista, ocurrida el 20 de diciembre del citado año.
      Ricardo Bellver ha utilizado a lo largo de su carrera artística todo tipo de materiales para ejecutar su dilatada y extensa labor escultórica: el barro, arcilla, madera de pino, ciprés, policromada, dorada y estofada; el mármol de Carrara, la piedra de Monóvar, Novelda, el cemento Portland, el bronce y otros materiales.
     Sus primeros trabajos de juventud están realizados en barro, arcilla, escayola, yeso y cera. Se trata de estudios preparativos para mostrar a las distintas y variadas Exposiciones Nacionales de Bellas Artes y a los Concursos a Oposiciones de Pensionados a Roma.
     Desde sus primeros comienzos la obra de Ricardo Bellver ha generado grandes elogios por parte de la crítica especializada de la historia del arte. de fuerte personalidad, realismo libre, notable y crítico, es el más personal y original de los escultores.
     Su estilo es ecléctico, academicista y romántico, y en muchas ocasiones se muestra neobarroco y realista.
     Es creativo y original, con una gran fuerza expresiva en sus obras (José Luis Melendreras Gimeno, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
      Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la escultura "Santo Tomás, apóstol", de Ricardo Bellver, en la Puerta de la Asunción, de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Más sobre la Catedral de Santa María de la Sede, en ExplicArte Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario