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martes, 5 de diciembre de 2023

Los principales monumentos (Real Teatro de las Cortes; Iglesia Mayor; y Puente Suazo y fortificaciones anejas) de la localidad de San Fernando (II), en la provincia de Cádiz

     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Cádiz, déjame ExplicArte los principales monumentos (Real Teatro de las Cortes; Iglesia Mayor; y Puente Suazo y fortificaciones anejas) de la localidad de San Fernando (II), en la provincia de Cádiz.


Real Teatro de las Cortes
     El Teatro de las Cortes, reciente­mente rehabilitado y puesto nuevamente en va­lor, nos devuelve uno de los ejemplos más significativos de la afición de la época por las casas de comedia y de la aplicación de los conocimientos estructurales de los carpinteros de ribera a su construcción. Éste se inaugura en 1804, como respuesta a una solicitud previa de construcción de un Coliseo o Corral de Comedias, con el nombre de Teatro Cómico, aun cuando ten­drá sucesivas reformas a lo largo de su historia. Cobra sustancial valor por haber sido sede de las Cortes Constituyentes españolas antes de su traslado a Cádiz (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     Este edificio es uno de los pocos teatros de madera que quedan en España y responde a la tipología propia de estas construcciones. Presenta planta rectangular y en ella pueden distinguirse dos grandes ámbitos. El primero corresponde a la zona de acceso, vestíbulo y patio de butacas La zona de acceso y vestíbulo es de planta rectangular muy alargada y contiene tres puertas, cerradas en la actualidad mediante tableros de madera y rejas.
     Dentro del vestíbulo, junto a las puertas laterales, se encuentran las escaleras que distribuyen las tres plantas de que consta el edificio, con una estancia a los lados de cada una de ellas, ambas de planta rectangular. De dicho vestíbulo se accede a través de tres vanos adintelados a la zona de público, de planta cuadrada. En ella se encuentra el patio de butacas y la plataforma que forman los tres pisos de palcos, definiendo una crujía perimetral alrededor del patio de butacas. Los palcos llevan antepechos formados por tableros de madera dispuestos de forma vertical, descansando sobre otra viga horizontal. Los elementos sustentantes de estos palcos se resuelven mediante pilares de madera, de base cuadrada, con ángulo achaflanado en algunos casos, sobre los que descansan zapatas también de madera. El patio de butacas se cubre mediante un falso techo plano de madera, de forma elíptica, excepto por la parte del escenario que es rectangular.
     A continuación nos encontramos con la embocadura escénica, a un nivel superior que el patio de butacas. Se trata de un vano rectangular, adintelado y ligeramente abocinado, revestido con chapa de madera, simulando apilastrado doble. Esta embocadura nos comunica con el segundo ámbito. En él se encuentra el escenario y la zona donde se sitúa la tramoya, de planta rectangular, que se puede considerar como un espacio único en el que se colocan dos crujías laterales, de dos pisos para uso de camerinos del Teatro, a los que se accede mediante escaleras de madera anexas al testero del muro.
     Tanto los elementos sustentantes como la cubierta de ambos pisos se resuelven de la misma manera que la de los palcos del patio de butacas.
     El sistema de cubrición total del Teatro está planteado como una nave, resolviéndose mediante un sistema de armaduras de par e hilera sobre cargaderos que cubre todo el espacio en la misma dirección. Dentro del conjunto, lo más deficiente es el disponer únicamente sobre los pares unas pequeñas correas de madera sobre las que se clavarían las tejas planas de la cubierta. Actualmente lleva al exterior una cubierta de fibrocemento, como medida de protección.
     Exteriormente el Teatro de las Cortes no presenta ningún interés artístico, destacando esencialmente la gran solidez del conjunto. En la fachada principal se observa un alzado de cinco cuerpos, el primero correspondiente a la planta baja. Los restantes cuerpos se corresponden a los tres pisos de palcos que contiene el teatro en el interior, delimitados cada uno de ellos mediante tres vanos adintelados dispuestos simétricamente. Esta fachada va rematada mediante un hastial en la parte central, y un tejado a un agua en los laterales.
     En la fachada lateral se distinguen los dos ámbitos, correspondientes en el interior con vestíbulo más patio de butacas y escenario más tramoya, conteniendo cada una de ellas una puerta de acceso, cerradas las ubicadas en la zona de vestíbulo y patio de butacas. La planta baja muestra una puerta adintelada por la que se accede al edificio en la actualidad, y a continuación se abren tres vanos adintelados dispuesto de forma asimétrica. Por encima se abren vanos similares a los descritos anteriormente sin guardar simetría entre ellos. Esta fachada va rematada por un tejado a un agua y protegido como el resto mediante una cubierta de fibrocemento.
     El actual Teatro de Las Cortes se erige sobre un anterior Coliseo de Comedias, construido en 1770, siendo su propietario Don Juan Hercq. Este edificio estuvo en funcionamiento a pesar de los problemas de seguridad que tenía hasta que el nuevo propietario Don Francisco Decarrete, lo derribó en 1782. Posteriormente, la propiedad del teatro pasó a manos de Don Diego Duarte López a quien por R.O. de 8 de febrero de 1790, se le concedió la licencia para la construcción del actual Teatro de Las Cortes, concluyéndose en 1804. A partir de esta fecha se celebraron funciones e hicieron comedias con más o menos interrupciones, hasta la designación de San Fernando para la reunión de la Cortes Generales Extraordinarias, convocadas por la Regencia. Estas se celebraron el 24 de Septiembre de 1810, llevándose a cabo algunas reformas para su transformación en Sala de Sesiones.
     Tras la convocatoria de Cortes en febrero de 1810, las diferentes regiones españolas de ambos hemisferios contaron con un plazo de siete meses para elegir a los diputados, en ocasiones mediante un proceso democrático, y enviarlos a la Isla de León. Aunque la Isla de León era una localidad pequeña comparada con la capital del reino, el teatro de la localidad ofrecía una serie de características ideales para la celebración, si bien hubo que realizar algunas reformas.
     El 24 de septiembre de 1810 dieron comienzo las Cortes Extraordinarias, que se celebrarían en este teatro hasta el 20 de febrero de 1811, momento del traslado de las mismas a la ciudad de Cádiz a causa de la cercanía de los franceses, la sobrepoblación y el miedo a una epidemia. Algunas de las más importantes decisiones de las Cortes y de la Constitución serían tomadas en este teatro.
     En la actualidad conserva su primitiva estructura, a pesar de las reparaciones que se le han hecho en el transcurso de los años. Es en el siglo XIX cuando se han producido las alteraciones más importantes, haciendo perder a la pieza su auténtica estructura formal de teatro con los sucesivos cambios de uso. En 1910 se realizan obras para conmemorar el Primer Centenario de las Cortes Constituyentes, transformándose el teatro como se hizo en 1812. Posteriormente, en los años veinte, la actividad teatral da paso a la cinematográfica, combinándose ambas actividades, para lo que realizan cambios en las puertas de acceso y las del vestíbulo.
     En 1980 sufrió una gran transformación, pues el foso se unió con el escenario, colocándose pantallas de televisión y números muy grandes en el arco escénico para transformarlo en sala de Bingo, perteneciente al Círculo de Artes y Oficios. Una vez que se desmonta el Bingo se eliminaron los añadidos y derivación del mismo, quedando del teatro los elementos fundamentales, muros y forjados. Este edificio fue adquirido por el Ayuntamiento de San Fernando en 1989.
     Recientemente ha sido rehabilitado según un proyecto de L.A.N. Estudio de Arquitectura y Víctor Pérez Escolano (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).

Iglesia Mayor
     La Iglesia Mayor parroquial de San Pedro y San Pablo y los Desagravios, sucesora de la que existía en el castillo de San Romualdo, se inicia en 1756 quedando consagrada y casi concluida en 1764. Responde a las necesidades de una creciente población, atendidas por el Obispo Tomás del Valle. Se atribuye a Alejandro Perdía e, incluso, a un ingeniero francés, pero es el neoclásico Torcuato Benjumeda quien acomete el úl­timo impulso. Así, a una portada barroca, se la rodea de una fachada, en su momento delinea­da con colores ocres sobre el paramento blanco, que habla ya con el nuevo estilo especialmente en la coronación de las torres-campanario de dos cuerpos, cuadrado y ochavado, con terminación achapitelada rodeada de guirnalda. Presenta tres amplias naves, de doble anchura la central, con cinco tramos, crucero con cúpula sobre pechinas y presbiterio. Bajo la nave central hay una cripta accesible desde fuera, en la calle lateral, a la que suele denominarse «la Cueva».
     En este templo, en 1810, juraron los diputa­dos de las Cortes españolas. De su patrimonio mueble, perdidas algunas piezas notables como el monumento de Gonzalo Pomar o el órgano trazado por el Marqués de Ureña, restan piezas de interés a las que se suman otras de artistas contemporáneos. Citamos resumidamente una Virgen de los Dolores, imagen de candelero de procedencia genovesa de mediados  del  XVIII, los retablos barrocos de San Miguel Arcángel y del Rosario, de 1773, afrontados cada uno en nave lateral opuesta, ambos de tres calles separadas por estípites y un solo cuerpo más ático. En ellos, el San Miguel procede de la citada capilla existente en el Castillo de San Romualdo.
     Las tallas de San José con el Niño, San Antonio con el Niño, Santo Domingo de Guzmán y San Lorenzo, estos dos con sus respectivos atributos del perro y de la parrilla, son del XVIII, así como los ángeles lampareros. La Virgen del Rosario, flanqueada por Santo Domingo y San Francisco son de similar época.
     En cuanto a otras obras de arte, cabe destacar un conjunto de libros corales de finales del siglo XVIII, en su mayor parte realizados por los frailes Fernando de Morejón y Sánchez de la Gampa. Escritos y ornados en pergamino, se encuadernan con cubiertas de cuero, resguardadas por cantoneras de plata. Hay notables ternos de igual momento y diversas piezas de orfebrería, entre las que citamos como muestra significativa una custodia del final del mismo siglo atribuible al platero gaditano Vicente Fajardo (Juan Alonso de la Sierra, Lorenzo Alonso de la Serra, Ana Aranda Bernal, Ana Gómez Díaz-Franzón, Fernando Pérez Mulet, y Fernando Quiles García. Guía artística de Cádiz y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2005).
     La Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo en San Fernando (Cádiz) se estructura con tres naves de cinco tramos, crucero y presbiterio tras el cual se ubican la sacristía y demás dependencias parroquiales.
El presbiterio es de testero plano y se encuentra a nivel más alto que el resto de la Iglesia diferencia que salva mediante amplias escalinatas. Durante la reforma realizada en el templo en 1959, se modificó el altar mayor, colocándose en el mismo un Cristo crucificado bajo dosel, flanqueado a ambos lados por las imágenes de San Pedro y San Pablo dispuestas sobre sendas peanas. El crucero se cubre con bóveda semiesférica sobre pechinas y los dos brazos del crucero con bóvedas esquifadas, las cuales están a la misma altura que la cubierta de la nave central. En los dos brazos del crucero se ubican los retablos barrocos de San Miguel y de la Virgen del Rosario, de 1773. Ambos constan de banco, un cuerpo central de tres calles separadas por estípites y ático superior.
     Las naves del templo están separadas mediante pilares en cuyos frentes se adosan pilastras toscanas sobre los que apean arcos formeros de medio punto. La nave central es más alta y de doble anchura que las laterales, se cubre con bóveda baída y las dos naves laterales con bóvedas de arista. El templo presenta solería de mármol y zócalo de piedra ostionera. A los pies del templo, sobre el primer tramo se levanta el coro alto, tiene acceso, al igual que las dos torres de la fachada de los pies, a través de una escalera que parte desde un recinto situado en el primer tramo de la nave del Evangelio y que actualmente se utiliza como almacén de las andas del Corpus.
     En el primer tramo de la nave de la Epístola se halla la Capilla Bautismal. Está cubierta con una bóveda decorada con pinturas murales representando los cuatro evangelistas, realizada en 1959 por Luís Cano.
     En la cabecera de la nave de la Epístola se halla la "sala del duelo", estancia en la que se encuentra un relieve con las Ánimas el Purgatorio y una pintura al óleo del siglo XIX que representa "La muerte de San José", donada recientemente a la parroquia. También en diferentes tramos de las dos naves laterales de la Iglesia se ubican diversas obras de arte, son imágenes de devoción popular que procesionan en la Semana Santa de la ciudad, unas realizadas a partir de la guerra civil y otras son de reciente factura.
     La sacristía se halla tras el presbiterio, está actualmente dividida en tres estancias aunque originariamente debió ocupar todo el ancho de la cabecera de la Iglesia. Tras ella se levanta la escalera que da acceso a las diversas dependencias parroquiales en la planta alta, y en la planta baja a la cripta. A la cripta, conocida popularmente como "La Cueva", se accede, igualmente, a través de la fachada de la cabecera de la Iglesia. Presenta una única nave abovedada, coincidente con la nave central del templo. A sus lados, y separadas por los gruesos muros de cimentación de los soportes de la Iglesia, se encuentran una serie de pequeñas dependencias utilizadas como almacenes o lugares de reunión de algunas cofradías. Originalmente en ellas se efectuaban sobre 1768 enterramientos, quedando actualmente los de algunos párrocos y hermanos de las cofradías, en especial la de Jesús Nazareno, enterrados bajo su altar. La nave de la cripta recibe luz a través de unos ventanales altos, dispuestos en el exterior en la tabica del escalón de entrada de la puerta de los pies del templo y también a través de sus muros laterales de las dos naves de la Iglesia.
     A la fachada de los pies del templo se accede a través de un podio dispuesto con dos escalones en el centro y cercado con una verja de hierro. La fachada está realizada en piedra ostionera recubierta con un fino enlucido de cal. Se compone de un primer cuerpo en cuyo centro se ubica la portada de estilo tardobarroco. Se estructura con un vano adintelado con dintel ligeramente arqueado, flanqueado por dos pilastras acanaladas de sección triangular sobre las que apean sendos entablamentos y capiteles bulbosos. En la zona superior se dispone una cornisa de perfil quebrado recorrida por túmulos en su zona baja, también sobre la misma y en el centro se establece una cruz.
     Bajo la citada cornisa se encuentran tres relieves de forma oval en cuyo interior muestra la inscripción "AÑO/DE/1760" fecha de la terminación de la portada. Asimismo muestra un segundo relieve de formato cuadrangular situado bajo los anteriores, con las iniciales "C.N.E.O.". Las jambas de la portada están decoradas con una movida moldura mixtilínea que cierra en su remate central un relieve tallado en mármol blanco con los emblemas de San Pedro, la tiara y las llaves, entre nubes, palmas y querubines. Dicha portada está flanqueada en ambos lados por dos ventanas dispuestas a cada lado y simétricamente en eje. Las ventanas inferiores están decoradas con una franja en resalte en todo su perímetro, mientras que las superiores presentan el mismo recercado pero además se rematan con un frontón triangular partido del que sobresale un pequeño pedestal coronado por una bola. En la zona central de la fachada, sobre la portada, se abre un óculo que da luz al coro.
     El primer cuerpo de la fachada se remata con dos molduras a modo de cornisa, interrumpidas por pinjantes, de los que parten las pilastras que decoran a las dos torres en su arranque, y en el centro por un frontón triangular dispuesto entre las dos torres, en cuyo interior se encuentra alojado un reloj. En el segundo cuerpo de la fachada se levantan las dos torres- campanario del templo. Se ubican sobre los laterales de la fachada del edificio. Constan de un alzado de dos cuerpos; el primero de planta cuadrada se corresponde con el primer momento constructivo de la Iglesia. Muestra una decoración esquemática consistente en parejas de pilastras que flanquean un balcón de vano semicircular cubierto con antepecho de hierro.
     El segundo cuerpo pertenece a las obras de ampliación y remodelación neoclásica que llevó a cabo Torcuato José Benjumeda en el edificio. Su planta es octogonal y en él se ubica el cuerpo de campanas, dispuesto en cada frente con vanos de medio punto, cuatro ciegos que alternan con otros cuatro abiertos que cobijan las campanas, todos flanqueados por pilastras dóricas sobre las cuales se establece un entablamento coronado con pretil apilastrado, terminando con chapitel cubierto con cerámica de color azul y decorado con guirnaldas. Los chapiteles de ambas torres se rematan con sendas bolas y veletas, las cuales muestran los motivos ornamentales de la tiara y llaves de San Pedro.
     La torre del lado del Evangelio alberga cuatro campanas, la situada en el frente de la fachada de los pies está dedicada a San Pedro, fundida en 1813. La segunda, situada en el frente que mira al puente Suazo es la campana de Nuestra Señora del Rosario y se fundió en 1830. La tercera, ubicada en el frente posterior de la torre es la más antigua, data de 1787 y está dedicada a San Pablo. La última campana se denomina de Santa Bárbara y se fundió en 1957. En la torre del lado de la Epístola se encuentran las campanas de Nuestra Señora de los Ángeles y de San Dimas.
     Las fachadas laterales de la Iglesia están compartimentadas mediante pilastras que se corresponden con los distintos tramos en los que se articula el interior del templo. En cada tramo de la misma se abre una ventana coronada por un frontón semicircular, a excepción del tramo en el que se abren las portadas laterales de cada nave, actualmente cegadas.
     Éstas son de composición más sencillas que la portada de los pies. En la zona baja de los muros laterales se abren ventanas de aireación de la cripta. La fachada de la cabecera del templo es mucho más sobria que las laterales, destacando en ella una pequeña puerta y una serie de ventanas en su piso superior.
     La edificación de la Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo en San Fernando (Cádiz) se inicia en 1756, en sustitución de la pequeña Parroquia de Santa María del Castillo de San Romualdo, siendo bendecida en 1764 por el Obispo Tomás del Valle, aunque su terminación se demoró hasta las primeras décadas del siglo XIX. Su diseño primitivo se atribuye a Alejandro Perdia, pero fue el arquitecto Torcuato José Benjumeda quien le otorgó su actual fisonomía.
     Su construcción, en la que intervinieron conjuntamente el obispado gaditano y la corporación municipal, se produjo como respuesta a las necesidades espirituales de la pujante población de San Fernando, ubicándose el inmueble en el punto más céntrico de la ciudad, en la margen izquierda del camino que conducía a Cádiz, equidistante al Castillo de San Romualdo, al Puente de Suazo por el norte, y al Convento del Carmen por el sur. El templo destaca arquitectónicamente por resumir en su fábrica las dos corrientes estilísticas más influyentes en la arquitectura de la localidad: por un lado el tardobarroquismo, que modera los elementos ornamentales pero sin excluirlos de su diseño, visible especialmente en las portadas principal y laterales de la Iglesia; y por otro, el neoclasicismo, palpable en el diseño del tramo superior de las torres que flanquean la fachada principal.
     Por otra parte es una iglesia vinculada al legado patrimonial de los lugares de la Cortes y la Constitución de 1812, ya que en ella se celebró un solemne Te Deum, para que ayudase a los diputados a obrar sabiamente. Durante dicha ceremonia los diputados juraron sus cargos, para después dar inicio a la primera sesión de Cortes (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).

Puente Suazo y fortificaciones anejas
      El puente Zuazo o Suazo se encuentra situado sobre la carretera nacional IV, a la salida de San Fernando dirección Algeciras y Sevilla, sobre el caño de Sancti Petri. Ha sufrido múltiples vicisitudes a lo largo de los tiempos y llegó a formar, hasta principios de nuestro siglo, un conjunto fortificado de cierta envergadura que finalmente sería derribado. El actual edificio se levantó casi con seguridad en el S. XVI aprovechando el material de uno romano que debió existir anteriormente.
     El Puente Zuazo se edifica sobre unas estructuras que corresponderían posiblemente con los pilares conservados del acueducto romano que abastecía a Cádiz en Tres Caminos. Aunque se tiene constancia de una serie de obras de acondicionamiento desde el siglo XIII para habilitar su paso, no es hasta el siglo XVI cuando se realizan las obras arquitectónicas que lo configuraron como puente de camino. El puente ha sido remodelado en numerosas ocasiones desde ese momento.
     La importancia de este paso en la Edad Moderna radica en que aseguraba las comunicaciones de Cádiz con tierra firme en caso de un ataque por mar a la ciudad. La necesidad de controlarlo adecuadamente hizo necesaria la construcción de una serie de fortificaciones aledañas ya que la lejanía del Castillo de San Romualdo no le permitía ofrecer una protección efectiva. En la zona más alejada, en el territorio continental, existía la fortificación del Portazgo, en las inmediaciones del Ventorrillo del Corral, que disponía de un pequeño foso y un puente levadizo. Defendiendo los flancos de las baterías del puente, existían dos baluartes: el de San Pablo y el de San Pedro, con cuerpos de guardia y almacenes. A la derecha e izquierda de la actual carretera y situados muy próximos al puente, se encontraban los baluartes de Daoiz y Velarde.
        -Fortificaciones del Puente.
        En el siglo XVII, y más concretamente en 1605, el puente de Suazo estaba totalmente fortificado, con una cortina y dos caballeros, y un foso de más de 200 pies de ancho. Existían dos baterías en la cabecera del puente, la de la parte del continente poseía un puente levadizo que después se transformó en rastrillo. La fortificación del lado del continente tenía planta rectangular y la del lado de la isla estrellada, completados con un revellín y barbacana muy baja con cañones.
     La fortificación más separada del puente era la denominada del Portazgo, a orillas del Zurraque. En las inmediaciones se levanta el Arrecife (Ventorrillo del Corral), que contaba con un pequeño foso y puente levadizo.
     Defendiendo los flancos de las baterías del puente existían dos baluartes: el de San Pablo y el de San Pedro, dotadas de cuerpos de guardias y almacenes para la munición. A la derecha e izquierda de la actual carretera, y situados más próximos al puente se encontraban los baluartes de Daóiz y Velarde, de similares características a los anteriores, enclavados en las salinas de Santa Teresa y Santa Ana.
        -El Carnerero Real.
        No se conocen exactamente desde cuando se utilizan las condiciones de abrigo que ofrece el caño de Sancti Petri por la Constructora Naval, pudiendo originarse en época romana anterior al momento de mayor esplendor comercial entre Cádiz y las Indias posiblemente en tiempos de Alfonso XI, aprovechándose estas magníficas condiciones para la construcción naval mencionándose su uso en el siglo XVI por Agustín de Horozco. Por esta zona junto al Puente de Suazo se observa la aparición de los buques que tendrán su mayor auge en los siglos XVII y XVIII, concentrándose los habitantes de la zona en estas actividades. De todas las industrias la más significativa y de mayor importancia es el Carnerero. Durante el reinado de los Austrias pasa a denominarse Real Carnerero por ser frecuentada por la armada Real para repostar y ser reparada, así aparece en el mapa de F. Gerónimo de la Concepción en 1690.
     Durante la Guerra de Sucesión, en 1712 Felipe V le da un nuevo impulso, se reparan en las industrias las barcas que estaban destinadas para la realización del cerco de Barcelona, Costa Firme, Vera-Cruz, etc., iniciándose los arrendamientos o adquisiciones de tramos costeros que se adaptan a estos fines por la Marina Real. Don José Patiño mandó rectificar el trazado del real Carnerero y ampliar sus instalaciones y poner los cimientos del Arsenal de la Carraca.
     La situación topográfica de los Reales carnereros no era la idónea ya que podía ser ocupado por el enemigo al estar situada en la parte de tierra del puente, aunque funcionó hasta 1724.
        -Datos arqueológicos.
        Por esta zona discurre la conducción de aguas Romana que desde El Tempul (Término de Jerez de la frontera), llegaba a Cádiz. Su recorrido aparece claramente descrito en la Historiografía Moderna. Así Suárez de Salazar en su obra (Grandeza y Antigüedades de la isla y ciudad de Cádiz), publicada en Cádiz en 1610; dirá "...De aquí lo encaminaron por el Arrecife (actual Venta El corral), de donde viene derecho al Puente de Suazo. Pasaba aquel estrecho de agua por unos fuertes arcos, y viniendo al Castillo de la Isla de León, se encaminaba huyendo de los saltos, por las laderas que miran al Poniente..".
     En el mismo sentido están las noticias posteriores de Fray Gerónimo de la Concepción y de A. Ponz, quienes citan el paso de esta conducción por el Puente Suazo. Recientemente, en las cercanías del cruce de Tres Caminos, se ha puesto al descubierto un tramo del mismo, consistente en tres tuberías paralelas, formadas por grandes bloques de piedras, ahuecadas y empalmadas con otras. Cada bloque está formado por un sillar de forma paralelepipédica, con base plana y la parte superior semicircular. Este tipo de tuberías se utilizaban sobre todo en las zonas bajas, en las que el agua necesitaba presión para poder circular y llegar a los depósitos terminales situados en Cádiz, detrás de la Puerta de Tierra.
     El origen de este puente no está lo suficientemente claro, existiendo muchas hipótesis sobre su construcción, a pesar de lo cual la fecha debe ser muy antigua. Durante los siglos XIII-XV se realizaron obras para su reparación. En el siglo XV Juan II, rey de Castilla, le concedió a D. Juan Sánchez Suazo el "Señorío del castillo y Logar del Puente".
      En este siglo, recogido en un documento de los Suazo, se dice que la principal renta de la familia era de una barca "...que podría utilizar los pilares del puente como amarres". En el siglo XVI se realizan reformas de carácter arquitectónico sobre los restos que existían y que pertenecían a épocas anteriores.
     La reconstrucción de este puente fue objeto de muchos proyectos, el primer arquitecto al que se le encargó fue Alonso Rodríguez, Maestro Mayor de fábrica de la Catedral de Sevilla. Posteriormente se le encargó a Benedicto de Rávena y finalmente a los hermanos Guillisasti, quienes trabajaron en la obra durante la segunda mitad de este siglo.
     Dada la importancia topográfica de este puente, como paso seguro entre la isla y el continente, se verá favorecido por la aplicación de un impuesto especial sobre las mercancías que se cargaban con rumbo a América en el puerto gaditano.
     La aplicación de este impuesto estaba destinada a sufragar los gastos originados por su reconstrucción, que fueron elevados, ya que se terminó por ejecutar un puente nuevo, de dimensiones poco usuales para el momento de su edificación.
     A finales del siglo XVI, Luis Bravo de Laguna hace un detallado informe sobre Cádiz y sus fortificaciones, haciendo mención al Puente de Suazo como nexo de unión de la ciudad con tierra firme, analizando la propuesta de levantar una torre, no muy alta, a la isla, capaz de resistir las baterías de las galeras enemigas, que pudieran venir por el río San Pedro.
     Hacia 1580 otro ingeniero Fratín se ocupa del reparto y fortificación de este puente, haciendo la traza de un fuerte para su defensa, ordenándose a Diego de Benavides que hiciera este fuerte con el dinero procedente del 1 por 100 sobre las mercancías.
     En 1592, se encontraban realizadas casi en su totalidad, las obras de reparación proyectadas, tal y como era deseo de Felipe II, que así lo había ordenado al duque de Medina Sidonia. Es en este año cuando se emprende la construcción del arco principal de dicho puente. Tras el asalto anglo- holandés de 1596 se pudo comprobar como el puente de Suazo sirvió para poder paliar, en cierta medida, el grave daño efectuado a la ciudad. Por esta razón, Pedro de Velasco consideraba perentorio levantar dos fuertes, uno a la parte de Cádiz y el otro a la de la tierra firme. Uno estaría destinado a impedir que el enemigo pudiera tomar el puente, y el otro serviría para facilitar la entrada de los socorros provenientes
de las poblaciones vecinas (Guía Digital del Patrimonio Digital de Andalucía).
Almacenes del Puente Suazo. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo se encuentra situado al este del puente, que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, pero en el extremo suroeste del término municipal de Puerto Real, en la provincia de Cádiz. Los almacenes son tres estructuras empleadas originalmente para controlar el tránsito del comercio por el puente y el río, y contenían la vivienda del capitán de maestranza, el cuerpo de guardia, los almacenes de artillería, la sala de armas o la capilla.
Baluarte de Suazo. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, se encuentra defendido en el extremo suroeste, por tanto, en la zona del término municipal de San Fernando, por el baluarte de Zuazo. Este fue levantado en tiempos de Felipe II como puerta de entrada y salida de la Isla de León, ya que se debía cruzar si se quería abandonar la villa. Su principal misión era defender el puente de ataques provenientes de embarcaciones que pudiesen surcar las aguas del vecino caño. Fue fortificándose a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
Batería de Alburquerque. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo se encuentra situado al este del puente, que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, pero en el extremo suroeste del término municipal de Puerto Real, en la provincia de Cádiz. La Batería de Alburquerque forma parte del enclave defensivo del Puente Suazo o del Real Carenero, en el extremo del puente Suazo situado en el término municipal de de Puerto Real. Su construcción se llevó a cabo entre los siglos XVII-VIII, llamándose originalmente Batería de San Francisco. Es una batería de planta rectangular sobre la que se disponían cuatro piezas de artillería.
     Ha sido parcialmente enterrada para hacer pasar por encima el trazado del tranvía metropolitano de la Bahía de Cádiz.
     La Batería de Alburquerque es una de las posiciones levantadas al lado este del Puente Zuazo a lo largo de los siglos XVII y XVIII. A principios del XIX (nombrada entonces como Batería de San Francisco) se consolida como parte del entramado defensivo de esta cabeza de puente y del Real Carenero, conjunto denominado desde 2006 Sitio Histórico del Puente Zuazo y fortificaciones anejas, y cuyo proceso de recuperación se inicia en 2010.
Batería de El Ángulo. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo se encuentra situado al este del puente, que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, pero en el extremo suroeste del término municipal de Puerto Real, en la provincia de Cádiz. Los almacenes son tres estructuras empleadas originalmente para controlar el tránsito del comercio por el puente y el río, y contenían la vivienda del capitán de maestranza, el cuerpo de guardia, los almacenes de artillería, la sala de armas o la capilla.
Batería de San Ignacio. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo se encuentra situado al este del puente, que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, pero en el extremo suroeste del término municipal de Puerto Real, en la provincia de Cádiz. La Batería de San Ignacio fue construida a lo largo del siglo XVIII, protegiendo el lado este del puente Suazo y cubriendo la zona comprendida entre el baluarte de San Pedro y el propio Caño de Sancti Petri. Estaba artillado con nueve piezas.
Batería de San Pablo. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo se encuentra situado al este del puente, que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, pero en el extremo suroeste del término municipal de Puerto Real, en la provincia de Cádiz. Las Baterías de San Pablo y San Pedro son dos construcciones idénticas realizadas en el siglo XVIII con la función de proteger la cabecera del Puente Suazo. El primero cubría el flanco izquierdo, mientras que el segundo cubría el derecho; ambos fueron artillados con once piezas.
Batería de San Pedro. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo se encuentra situado al este del puente, que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, pero en el extremo suroeste del término municipal de Puerto Real, en la provincia de Cádiz. Las Baterías de San Pedro y San Pablo son dos construcciones idénticas realizadas en el siglo XVIII con la función de proteger la cabecera del Puente Suazo. El primero cubría el flanco derecho, mientras que el segundo cubría el izquierdo; ambos fueron artillados con once piezas.
     Ha sido restaurada recientemente.
Batería de Santiago. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo se encuentra situado al este del puente, que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, pero en el extremo suroeste del término municipal de Puerto Real, en la provincia de Cádiz. La Batería de Santiago fue construida a lo largo del siglo XVIII, y junto con los Baluartes de San Pedro, de San Pablo y de San Felipe definía el núcleo central de la Reserva de la Primera Línea de Defensa. Estuvo artillado con nueve piezas.
     Ha sido restaurada recientemente
Batería de Suazo. El perímetro o enclave defensivo del Puente Zuazo que atraviesa el río Sancti Petri, cerca de la localidad de San Fernando, se encuentra defendido en el extremo suroeste, por tanto, en la zona del término municipal de San Fernando, por el baluarte de Zuazo. Este fue levantado en tiempos de Felipe II como puerta de entrada y salida de la Isla de León, ya que se debía cruzar si se quería abandonar la villa. Su principal misión era defender el puente de ataques provenientes de embarcaciones que pudiesen surcar las aguas del vecino caño. Fue fortificándose a lo largo de los siglos XVII y XVIII (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).

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