Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Huelva, déjame ExplicArte los principales monumentos (Plaza de Toros; Plaza de Talero; Mercado de Abastos; Ayuntamiento; Pilares y Fuentes; El Pozuelo; El Buitrón; El Villar; y Las Delgadas) de la localidad de Zalamea la Real (y II), en la provincia de Huelva.
A las afueras del pueblo, la plaza de toros, una de las de mayor solera de la provincia, fue construida en 1879 por el alarife local Teodoro Pernil Quiñones, siendo costeada por la sociedad privada «Los Arrepentidos» (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
La plaza de Toros de Zalamea se inserta en la trama urbana como un edificio exento, muy presente en la ciudad.
Desde el exterior la plaza muestra su particular belleza en la puerta de la sombra, donde los oportunos desagües se usan como elementos de la composición en fachada. En el interior encontramos todos los elementos de una plaza monumental, palcos presidenciales, palco para la música, puerta de sol, puerta de sombra, toriles, corrales... También cuenta con enfermería, desolladero, y demás dependencias necesarias.
Su construcción con un interesante aparejo del ladrillo aplantillado, y su perfecta traza poligonal con coso circular de unos 34 metros de diámetro, dan constancia de una bella y sólida dirección arquitectónica.
Es de propiedad municipal, se encuentra en buen estado de conservación y uso, celebrándose corridas del 23 al 25 de Julio, y del 17 al 20 de Septiembre.
A las afueras del pueblo se encuentra la plaza de toros, una de las de mayor solera de la provincia, fue construida en 1879 por el alarife local Teodoro Pernil Quiñones, siendo costeada por la sociedad privada "Los Arrepentidos".
Se construyó sobre el solar que ocupaba ¿El Coso o Corralón del Concejo¿, lugar donde se realizaban los juegos y corridas de toros desde tiempos inmemoriales.. El primer arrendatario de la plaza fue D. José Vázquez González, por la cantidad de tres mil quinientos reales.
En 1909 se amplió el graderío de la plaza en 1500 localidades, el proyecto fue realizado por D. Moisés Serrano. En el año 1996 adquiere la propiedad el Ayuntamiento, y desde entonces se están realizando obras de consolidación con las que la plaza está recuperando su afianzamiento en seguridad y estética, por lo que podemos seguir disfrutando de buenos festejos cada año. La plaza está formada constructivamente por tres muros circulares concéntricos. Entre los dos muros interiores, plaza antigua, el graderío se forma por relleno. Entre los dos muros exteriores, plaza ampliada, el graderío, en gran parte se forma por elementos portantes lineales que apoyan en muros radiales que atan a su vez a los muros circulares.
En 2010 la Plaza de Toros entró a formar parte de la Unión de Plazas Históricas, tras presentar la solicitud de ingreso su actual propietario el Ayuntamiento de Zalamea la Real y ser aceptada la misma en la Asamblea General celebrada el 22 de febrero de 2010 en Madrid (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Aprovechando el espacio que daba paso a la calle Cantarranas, el 20 de mayo de 1890 se inauguró esta plaza añadiendo en el centro de la misma un busto sobre peana del diputado de Bujalance, Don Juan Talero y García. Talero sería el diputado defensor de la causa antihumista promovida por los pueblos de la comarca minera, convirtiéndose así en la voz de los ciudadanos de la Cuenca en las Cortes. Se le recuerda como el gran defensor de los intereses ciudadanos de la zona ante la clase política nacional ante las calcinaciones al aire libre en la cuestión de los “Humos “de las Minas de Riotinto. La Plaza de Talero conserva el único monumento en los pueblos de la Cuenca Minera, que recuerda la memoria de los sucesos de 1888 (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
Ubicado en las instalaciones de un antiguo mercado de principios del siglo XX, este Centro de Interpretación es un amplio espacio expositivo donde se muestran al visitante las peculiaridades arqueológicas de la rica cultura megalítica que posee la comarca del Andévalo. La instalación, cuenta con modernos soportes audiovisuales e interactivos, que permiten al visitante comprender estas primitivas construcciones arquitectónicas de la Península Ibérica junto a las sociedades que las hicieron posibles. Esta visita, de indudable valor informativo y pedagógico, puede ser un excelente complemento a la visita del «Dolmen del Pozuelo», el más importante yacimiento arqueológico de la comarca de estas características (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Este edificio modernista - industrial de tres naves, con rasgos propios de la arquitectura colonialista inglesa, fue inaugurado el 21 de Septiembre de 1904, algunos meses después del ferrocarril de Riotinto. Destaca su fachada de ladrillo visto con arcos de medio punto. Fueron empleados en su construcción materiales como el vidrio y el acero, que dan al conjunto un toque innovador.
Hasta el último tercio del siglo XX se utilizó como Mercado de Abastos, incluyéndose en su interior numerosos puestos de venta de productos alimenticios. Posteriormente albergó el Centro de Interpretación de la Cultura Dolménica. Actualmente ofrece servicios como salón de usos múltiples (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
La documentación histórica indica que el edificio del Concejo zalameño ya se ubicaba, compartiendo las funciones con el local del Pósito, en el mismo en en el que actualmente encontramos el edificio del Ayuntamiento. A lo largo del tiempo se han llevado a cabo varias restauraciones, destacando la proyectada por el arquitecto D. Moisés Serrano Mora en la primera década del siglo XX. El 1 de enero de 1931 se inaugura el nuevo Consistorio, gracias al impulso ofrecido por el zalameño y Ministro de Marina, Don Honorio Cornejo Carvajal. El inmueble consta de dos plantas y tres cuerpos. Edificio construido en ladrillo y encalado, al estilo de los edificios administrativos de la Sierra de Huelva. La última reforma se realizó en 1996 (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
Pilar de las Indias
A mediados del siglo XVIII el manantial era conocido como El Cañuelo. Sería a principios del XIX cuando un indiano natural de Zalamea la Real, Don Juan Díaz González, financia la construcción del pilar. Tras varias remodelaciones a lo largo del tiempo, actualmente el cuerpo de la fuente es un pilar, rematado por un cubierta a cuatro aguas. Está construido en piedra, decorado en ladrillo visto y todo encalado. Posee dos salidas de agua. El lavadero o abrevadero también está construido en piedra encalada a tres manos cruzadas (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
Pilarete
En las Ordenanzas Municipales de 1535 se cita ya bajo el nombre de Fuente de la Alameda. A inicios del siglo XX se edifica la versión actual, tomando el nombre de El Pilarete (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
Pilar de las Fuentes
En el año 1794 se lleva a cabo su construcción, en el denominado sitio de Las Peñuelas, próximo a la población, y a expensas del presbítero, beneficiado y cura más antiguo de la villa, Juan Domingo López. Anteriormente se había proyectado la edificación de un pilar para el abasto de las caballerías del pueblo, así como un lavadero para las ropas del vecindario, sobre un manantial que, según cuentan las crónicas, nunca dejaba de manar agua. A inicios del siglo XX se empedrará su entorno para evitar que las cañerías se obstruyan (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
Fuente del Fresno
Citada en las Ordenanzas Municipales de 1534, su historia se vincula con la Leyenda de Salomón, que sitúa a la hija de éste, Salomea, bañándose en el Arroyo del Fresno y saciando su sed en el lugar. Su restauración más destacada se realiza en 1883, bajo la tutela del alcalde José González Domínguez y la supervisión técnica de Manuel Pérez González.
Construida en piedra encalada, tiene dos salidas de agua, Las escaleras de acceso son de pizarra. La decoración es muy austera: pilares rematados a dos aguas y unidos entre si por balaustradas de hierro (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
Data de inicios del siglo XVIII. El cuerpo de la fuente es un pilar, rematado por una cubierta a cuatro aguas. Está construido en piedra encalada, excepto el remate del pilar, que es de teja curva. Posee una salida de agua. El lavadero o abrevadero está construido en ladrillo encalado a tres manos cruzadas (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
Pilar Viejo
Su génesis es a un abrevadero para ganados que transitaban por la cañada real, remontándose sus orígenes a la Edad Media. El actual pilar y lavadero, construido en piedra y encalado en toda su superficie, se conocía en el siglo XVIII como Pilar Viejo. Tras varias remodelaciones, en la actualidad, el cuerpo de la fuente es un pilar rematado a cuatro aguas con una sola salida de agua (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
En la aldea del Pozuelo es visitable un interesante complejo dolménico, formado por varios sepulcros de corredor, datables en el III milenio a. de C., y la iglesia de San Ignacio, que responde a una tipología clasicista de finales del XVI, vinculable con los proyectos del arquitecto Hernán Ruiz II o de sus sucesores. De pequeñas dimensiones, consta de una sencilla planta de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón entre arcos fajones y capilla mayor cuadrada con bóveda vaída. En su exterior destacan sus dos portadas. La de los pies está formada por un arco de medio punto con ménsula en la clave, enmarcada por dobles columnas toscanas sobre podium, entablamento muy moldurado y frontón triangular partido rematado con cruz central y pirámides con bolas en los extremos. La del lado derecho repite el mismo esquema pero de composición más sencilla y consiste en un simple vano de medio punto entre columnas toscanas y frontón triangular. El vértice del hastial se corona con una espadaña de dos cuerpos, con frontón curvo y remates piramidales. El edificio fue intervenido a finales del siglo XVII por el albañil Domingo Alfonso y se bendijo y reinauguró en 1699 con motivo de la visita pastoral del arzobispo don Jaime de Palafox. Su actual solería fue colocada en 1889 según consta en una placa conmemorativa. La mayor parte de las imágenes actuales del edificio son de serie, modernas. No obstante, se conservan en el presbiterio dos pescantes de forja popular barroca y en el exterior, una pequeña reja del mismo estilo. En la nave, un cuadro con una Inmaculada, de finales del siglo XVIII junto a otros lienzos populares de diferentes devociones, del siglo XIX, y una escultura de pequeño formato de otra Inmaculada, datable en el siglo XVII, aunque muy repintada (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Mencionada en las Ordenanzas Municipales de 1534, es otra aldea cuyo origen se remonta probablemente a la Edad Media. La razón de su nombre nos es desconocida aunque no es de extrañar que por su significación haga referencia a un primitivo pozo de aprovisionamiento de agua.
En su área se encuentra uno de los más importantes yacimientos prehistóricos de España, lo que nos indica que la zona estaba ya poblada hace más de tres mil años. A este complejo dolménico se le conoce en los Libros de Historia con el nombre de esta población, con lo que puede decirse que es de todas las aldeas la que más fama ha alcanzado fuera de nuestros contornos.
Tiene una emita cuyo titular es San Ignacio de Loyola que, así mismo, es patrón de la aldea. La construcción es muy antigua, teniéndose noticias de ella en 1286. Posteriormente se restauró su solería en 1855, tal y como reza la placa que figura en su interior. Esta ermita, igual que otras muchas, fue incendiada también en 1936.
El Pozuelo ha sido una de las aldeas que ha mantenido a lo largo del tiempo un mayor nivel de población constante. Tradicionalmente sus habitantes se dedicaban a la agricultura y a la ganadería aunque en la primera mitad del siglo XX la minería se constituye en una pieza importante de su economía debido a la explotación de minas cercanas como Oriente, La del Cura, Palanco y Chiflón.
Una fiesta que ha sida característica de El Pozuelo en el transcurso del tiempo es el Corpus (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
En la aldea de El Buitrón, situada al sur del término municipal de Zalamea, podemos visitar el puente de hierro más antiguo de la provincia y la iglesia de Santa María de Jesús, edificio de origen medieval, aunque probablemente reconstruido a inicios del siglo XVII y bastante desvirtuado por sucesivas reformas posteriores. Consta de una sola nave, dividida en cuatro tramos, y presbiterio de planta cuadrada, a cuyo lado derecho se adosa la sacristía y a los pies, una pequeña capilla bautismal. Posee el edificio dos accesos: la puerta lateral, que conserva un conjunto de herrajes barrocos y la inscripción, datada el 7 de mayo de 1784, y la principal, situada a los pies, que consiste en un simple vano adintelado entre pilastras sobre la que se alza una espadaña de dos cuerpos y tres vanos, hoy decorada con azulejos que, como ocurre en otras intervenciones en el resto del edificio, le confiere un aspecto muy renovado y popular. También en el exterior se localiza un reloj de sol, fechado en 1606.
Ya en su interior, la mayor parte de su ajuar litúrgico es moderno, aunque subsisten algunas piezas de interés, como, por ejemplo, en el presbiterio, el pie de una antigua pila bautismal, cuyo fuste salomónico está recorrido por una filacteria con la inscripción: 1693, SIENDO MAYORDOMO JUAN LORENZO BCO y una urna con una Virgen Dolorosa del siglo XVIII, con corona, saya y manto bordado de la época. Ya en la nave, en un arcosolio, en el primer tramo del lado izquierdo, se conserva un retablo de yeso, tallado de la primera mitad del siglo XVII, quizás vinculado con la capellanía que en 1557 fundó el señor don Juan de Rivera. Su hornacina central contiene una imagen de Santa María de Jesús, de madera policromada, tallada por el escultor Carlos Bravo Nogales en 1954. En lado derecho, se localiza una imagen de San José con el Niño, del siglo XVIII y un Niño Jesús, del XVII, ambos muy repintados. En la capilla bautismal existe un lienzo popular con una Virgen Dolorosa, del siglo XIX. En la sacristía se guarda un buen conjunto de piezas de orfebrería de las que destacamos la cruz parroquial, de estilo purista del siglo XVII, y un ostensorio rococó de plata dorada, del siglo XVIII. También es de interés una casulla de seda roja con bordados en hilo dorado y seda de colores, de la primera mitad del siglo XX (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Es la aldea situada más al Sur del término; se encontraba configurada como núcleo habitado a finales del siglo XIV. En 1425 es mencionada ya en el libro de las reglas de la hermandad de San Vicente y en las Ordenanzas municipales en 1534. Su actividad económica giraba en torno a la agricultura y la ganadería, y en esta última el pastoreo parece que tuvo gran importancia en sus orígenes.
Estas actividades motivaron el desarrollo de determinadas industrias artesanales como es el caso del tejido de lanas de las que aún se conservan en la aldea algunos ejemplares.
Desde la Edad Media el culto a la Cruz arraigó profundamente, naciendo de él la festividad de mayor importancia hoy en día en esta población. Parece ser que la fiesta de la Cruz se institucionaliza a partir del siglo XVI y conserva aún muchos rasgos de la forma en que se celebraba primitivamente como son las coplas que se cantan y la puja, que aún se realiza ofertando fanegas. Su ermita es una magnífica construcción del siglo XVII, cuya titular es Santa María de Jesús. Otra festividad aparte de la Cruz es la del Corpus, que por un privilegio papal se celebre en el mes de agosto.
Muy cerca de la aldea se encuentra la mina del Castillo, trabajada desde época prehistórica y explotada también posteriormente por los romanos que extrajeron cobre y plata; más tarde, y en menor escala por los árabes.
Ya a finales del siglo XIX y como hemos tratado en otro capítulo, la mina se reabrió, tomando su mayor auge, entre los años 1815 y 1910. El Buitrón puede vanagloriarse de haber contado con el primer ferrocarril de la provincia y uno de los primeros de España, así como el puente de hierro más antiguo de Huelva.
No quisiéramos terminar sin hacer un breve apunte sobre los famosos "riscos" de El Buitrón. Tradicionalmente han sido considerados por los habitantes de la aldea como vestigios de tiempos prehistóricos, sin embargo la ausencia de restos arqueológicos en las inmediaciones de las piedras, así como la carencia de un trabajo sistemático que pueda arrojar luz sobre ellas nos hacen mantener serias dudas sobre su origen por lo que evitamos pronunciarnos aunque su apariencia y aspecto apuntan a que son afloraciones rocosas de origen natural.
Al margen de ello, en el hecho de que a lo largo de su dilatada historia los habitantes de la aldea los hayan considerado como uno de los símbolos de esta población es donde reside su importancia y valor actual, suficiente como para seguir conservándolos (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
En El Villar se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, edificio inacabado, de tipología mudéjar, comenzado a principios del siglo XVI e interrumpido a comienzos del XVII. Presenta tres naves, cubiertas la central con alfarje de madera, muy popular y las laterales con simples faldones, y capilla mayor de planta cuadrada con bóveda esquifada sobre trompas. El arco toral y los del primer tramo son apuntados sobre pilares rectangulares y los restantes, de medio punto con molduración clasicista. La capilla bautismal es un espacio semicircular añadido a los pies de la nave central inacabada. Al exterior en la cabecera, se sitúa el arranque de una torre rematada en una espadaña de dos cuerpos y tres vanos de tradición mudéjar; y en el extremo del muro lateral derecho, el arranque de una columna y contrapilastras almohadilladas, restos de una portada incompleta. Hoy la capilla mayor está convertida en sacristía, habiéndose tapiado el arco toral y colocado sobre él el retablo mayor, estructura recompuesta con elementos barrocos y modernos, en cuya hornacina central se sitúa una imagen de Santa Marina, tallada por Cerquera hacia 1940 y en el ático, un gran lienzo que representa la Asunción de la Virgen con San Francisco y San Antonio, pintura popular del siglo XVIII. Sobre el retablo se puede ver una pintura mural esgrafiada con la inscripción: BENDITO Y ALABADO SEA EL SSMO SACRAM. En la nave izquierda, junto a varias imágenes modernas de serie, encontramos una del Niño Jesús, del siglo XIX, en una vitrina, y un interesante lienzo de buena factura que representa a San Sebastián con Santa Irene, del siglo XVII, procedente de la iglesia sevillana de Santa Ana, de Triana. En la nave derecha, se sitúa una imagen de candelero de la Virgen de los Dolores, obra de Antonio Bidón, del año 1943, una Virgen del Rosario también de vestir obra anónima sevillana de finales del siglo XVIII con un Niño Jesús moderno y un paño bordado por Concepción Bosch, con un Agnus Dei apocalíptico, fechado en 1861. Por último, posee la parroquia varias piezas de orfebrería, entre las que destaca un ostensorio de plata repujada del siglo XVIII y una curiosa Cruz Parroquial de plata, que sigue un esquema compositivo del siglo XVI a la que parece haberse añadido una decoración hecha a buril en el siglo XVIII y de carácter bastante popular (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Posiblemente, es una de las aldeas más antiguas y que mayor entidad histórica haya tenido y desde luego una de las dos, junto al Buitrón, de las que tenemos datos anteriores al siglo XVI. Aparece mencionada indirectamente en las Reglas de la Hermandad de San Vicente en 1425 y directamente en las Ordenanzas Municipales de 1534. Así mismo figura señalada como uno de los núcleos de mayor importancia del término en mapas de los siglos XVI, XVII y XVIII.
En su área se encuentran yacimientos arqueológicos prehistóricos, romanos y musulmanes. Fue precisamente durante la dominación de estos últimos cuando probablemente aparece como núcleo de población.
Es posible que con posterioridad fuese abandonado y después de la reconquista volviese de nuevo a ser ocupado por nuevos pobladores; quizá esa razón fue el origen de su nombre, "Villar", que viene a significar lugar deshabitado y en ruinas.
Algunas fuentes documentales se indican que la antigua ermita de Santa Marina fue construida hacia mediados del siglo XVIII. Desconocemos la fecha y la causa de su abandono. Su actual ermita, anterior al siglo XVIII y construida en el interior de la población, tenía como titular a Nuestra Señora de la Asunción, puede que la destrucción o abandono de la primitiva trajera a ésta el culto a Santa Marina que ha quedado como la patrona de la aldea.
Es la única de ellas cuya economía se ha basado permanentemente en la agricultura y la ganadería, tal vez por disponer en su entorno de las zonas más fértiles. Es de mencionar la importancia que en los documentos históricos se le da a la denominada "dehesa de El Villar" en los tiempos en que una gran parte del término eran terreno de propios.
Su fiesta más importante es la de Santa Marina que tiene lugar en agosto y que aún conserva mucho de sus caracteres tradicionales. Otras fiestas, algunas de ellas ya desaparecidas, son en cierto modo paralelas a las que se celebran en el pueblo. Así encontramos “San Juan” con el tradicional pirulito, el “judas”, las “Candelas” y la Cruz, fiesta que ha tomado realce últimamente.
Hoy es la aldea más poblada y activa económicamente (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
La aldea de Las Delgadas cuenta con una iglesia fundada en el año 1745 y consistente en una nave única con arcos rehundidos en el grosor del muro y terminada en un testero plano al que se abre un camarín. Los frentes de la escalera del camarín y el propio pavimento están revestidos de azulejos sevillanos del siglo XVIII y conserva pinturas murales del siglo XVIII de estilo muy popular. La primitiva cubierta de la nave debió ser de medio cañón con lunetos y arcos fajones que apean sobre ménsulas.
Hoy tan sólo se conservan estas últimas por haberse hundido la bóveda. Actualmente la iglesia se encuentra en proceso de restauración integral. Su fachada principal se resuelve mediante una simple portada con vano rebajado y rematada por un frontón. Sobre ella, una potente espadaña de dos cuerpos y tres vanos entre pilastras. La imagen titular es Nuestra Señora de los Dolores, patrona del lugar (Manuel Jesús Carrasco Terriza, Juan Miguel González Gómez, Alberto Oliver Carlos, Alfonso Pleguezuelo Hernández, y José María Sánchez Sánchez. Guía artística de Huelva y su provincia. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2006).
Acerca de su origen se narran dos leyendas. La primera hace mención a un cabrero que situó en este contorno un corral de cabras que no estaban precisamente muy lustrosas y cuando se refería a este lugar lo llamaba por el corral de "las delgadas", nombre que luego tomaría la aldea. La otra leyenda a la que hace mención Fray Francisco Fulbrook, en 1786, es la que nos cuenta que dos hermanas, apellidadas Delgado, vecinas de Zalamea y poseedoras de tierras y ganados en estos lugares se instalaron en ellos, a ellas se les fueron sumando otros vecinos y el lugar tomó nombre de estas mujeres, conociéndosele con el nombre de “Las Delgadas”. Sea como fuese, en el siglo XVII estaba ya configurada como aldea, componiendo junto a otras tres próximas una feligresía.
Su ermita fue construida a principios del siglo XVIII encontrándose hoy en estado ruinoso. En 1751 fue erigida parroquia independiente; su titular es Nuestra Señora de los Dolores, patrona de la aldea. Por cierto que los vecinos de ella tuvieron que sortear enormes dificultades para que se les reconociera como patrona a esta virgen ya que oficialmente el patrón de Zalamea y todas sus aldeas era San Vicente Mártir. Para ello tuvieron que recurrir a Roma, donde por fin se aceptó su petición en 1817. Los moradores de esta población recibieron con júbilo la noticia e incluso regalaron la antigua imagen que había en la ermita a la Iglesia de El Berrocal.
Con la explotación de las minas de Riotinto, la población de la aldea aumentó considerablemente, volviendo a decaer a raíz de la crisis minera (Ayuntamiento de Zalamea la Real).
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