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miércoles, 28 de agosto de 2019

El antiguo Convento de San Agustín


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el antiguo Convento de San Agustín, de Sevilla.
     Hoy, 28 de agosto, Memoria de San Agustín, obispo y doctor eximio de la Iglesia, que, convertido a la fe católica después de una adolescencia inquieta por los principios doctrinales y las costumbres, fue bautizado en Milán por San Ambrosio y, vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después obispo de Hipona, en la actual Argelia, durante treinta y cuatro años fue maestro de su grey, a la que instruyó con sermones y numerosos escritos, con los cuales también combatió valientemente los errores de su tiempo y expuso con sabiduría la recta fe (430) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy, para ExplicArte el Antiguo Convento de San Agustín, de Sevilla.
     El antiguo Convento de San Agustín, se encuentra en la calle San Alonso de Orozco, 4; en el Barrio de San Roque, del Distrito Nervión.
   La fundación del Convento de San Agustín data del año 1249, aunque inicialmente se implantaba en otro lugar. No será hasta 1292 cuando la orden se traslade a unas casas extramuros de la ciudad, donde permanecerá hasta su definitiva exclaustración en 1835. Las dependencias del convento fueron edificadas progresivamente desde el siglo XIII hasta el siglo XVIII. El convento con su fisonomía actual no sería edificado hasta los últimos años del siglo XVI, y comienzos del XVII, antes de 1612. Su destrucción comenzó en el siglo XIX y continuó a lo largo del siglo XX, derribándose la iglesia, uno de los claustros, la portada de ingreso al compás y otros elementos.

   Desde la exclaustración, el convento ha sido utilizado para desempeñar numerosas funciones: Presidio Peninsular, mercado de abastos, Cuartel de Intendencia y finalmente almacén de hierros hasta hace muy pocos años. La arquitectura gótica del refectorio es una de las máximas realizaciones de este estilo en Sevilla, anteriores a la construcción de la catedral - a partir de 1401 -. El compás del convento fue diseñado por Hernán Ruiz II, y derribado en 1949. Se disponía en forma de arco triunfal y se remataba por una cruz. El lugar donde se ubicaba el segundo claustro lo ocupa hoy el patio de un bloque de viviendas situadas junto a los restos del convento, y que fueron levantadas sobre terrenos pertenecientes a éste.

   El convento se encontraba situado extramuros, al Este de la ciudad, muy cerca de la Puerta de Carmona y el acueducto que abastecía de agua a Sevilla, en el tramo que discurría por la actual calle Luis Montoto. Por su situación se encontraba próximo a la Iglesia de San Benito, así como a la parroquial de San Esteban y cercana a la de San Roque y San Bartolomé.
   La fachada del edificio que da a la calle Fray Alonso de Orozco, presenta elevados muros en los que se abren vanos de distinta forma y tamaño, fruto de intervenciones de distintas épocas, entre los que alternan vanos apuntados, cuadrados y alguno mudéjar. El convento constaba de las dependencias habituales de estas edificaciones, en planta baja se situaban entre otras el compás, la iglesia, el claustro principal, un segundo claustro más pequeño situado al Este del anterior y otros patios más pequeños, el refectorio y la sala de Profundis. A la segunda planta se accedía por una magnífica escalera, y una vez allí, sobre el refectorio se ubicaba la biblioteca, y en el sector Este del claustro principal, los dormitorios y las celdas individuales. De las dependencias antes mencionadas sólo se conservan hoy el refectorio y el claustro principal, incluida la escalera.

   El refectorio es el elemento más destacable de los restos del antiguo convento. Se trata de un amplio salón de planta rectangular cubierto por bóvedas de nervaduras góticas de aristas, realizadas en cantería, divididas en siete tramos por arcos fajones que descansan en ménsulas suspendidas de gruesos pilastrones rectangulares achaflanados de escasa altura. Los arcos fajones y formeros se decoraban con puntas de diamante, los nervios que confluyen en la clave con motivos figurativos y las ménsulas con el escudo de la familia de los Ponce de León. Este salón se comunicaba con el claustro por su lado Sur mediante tres aberturas, de ellas, aún subsiste una pequeña ventana abierta en el ángulo sureste, de clara raigambre mudéjar, compuesta por un arco apuntado con cinco lóbulos, y un arco ojival, hoy cegado, que apea sobre pilares rectangulares y cuya línea de impostas se decora con hojas de acanto. En el lado Norte se abren una serie de ventanales ojivales que iluminan la sala. Al otro lado de este muro, donde hoy se encuentra la plaza de San Agustín, se instalaban las cocinas y despensas. Los pilares, arcos y nervaduras de las bóvedas y recercado de los huecos son de piedra caliza y las paredes de tapial (Hoy utiliza el refectorio la Hermandad de San Esteban).
   El claustro es de planta cuadrangular cerrada en todos sus frentes. El alzado de los lados Norte y Este presenta tres cuerpos y el de los lados sur y oeste, dos. La escalera se sitúa en el ángulo noreste. El primer cuerpo presenta diez arcos en cada lado, aunque ha sido profundamente intervenido, por lo que encontramos muchos de ellos cegados, y en los lados Sur y Este se han abierto huecos mucho mayores para permitir el paso de vehículos, ligados a la función que el claustro tuvo como almacén. Una sencilla cornisa separa al primer cuerpo del segundo. Éste presenta arcos carpaneles que apean sobre columnas pareadas, que en los ángulos se sustituyen por pilastras, con entablamento tripartito; las enjutas se decoran con medias bolas cerámicas de color azul y otras con motivos chinescos. El segundo cuerpo se separa del tercero mediante un friso almohadillado regular y una cornisa, sólo en los lados Sur y Oeste, que es donde hay una tercera planta, que se compone de pilares cuadrados sobre los que apoyan arcos carpaneles, de dimensiones mayores que los de la planta inferior, con clave resaltada y molduraje en torno a la rosca. Este cuerpo se remata con una cornisa sobre la que apoya el alero del tejado. La totalidad del conjunto se construye en ladrillo, excepto las columnas y el entablamento, que son de mármol. En cuanto a la decoración, las galería bajas se recubrían mediante zócalos de azulejo hasta una altura considerable, que representaban un repertorio alegórico de ideas religiosas y en el centro del claustro se encontraba una fuente.

   El claustro pequeño, inexistente hoy, era coetáneo con este y de esquema más sencillo, con arcos de medio punto que cabalgaban sobre columnas de mármol, repitiendo igual esquema en las dos plantas. En cuanto a la escalera adosada al primer claustro o claustro principal, se situaba en una caja en la que se abrían ventanales en la parte alta de los muros, inmediatamente debajo de la cubierta, y que proporcionaban iluminación al conjunto. Lo más destacable de ella es el artesonado ochavado inscrito en un espacio cuadrangular que la cubre, y que debió ser construido en el periodo bajorrenacentista. En cuanto a las ventanas, aparecen flanqueadas por pilastras lisas que terminan en un sencillo entablamento rematado en cornisa y que dan apoyo a arcos de medio punto. Los vanos son rectangulares, y en el espacio comprendido entre éstos y la clave del arco se dispone un tondo.
   La portada del convento, realizada en piedra, se conserva desmontada en el suelo del patio o claustro principal (Guía digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía, de San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia
HISTORIA Y LEYENDA
   Es uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina.
   Nació en 354 en Tagaste, cerca de Hipona, en el norte de África. Estudió retórica en Cartago, luego en Roma hacia donde se fugó en 383. En sus Confesiones ha contado los extravíos de su juventud disipada y la obstinación con que se ató a la herejía de los maniqueos.
   Su conversión tardía, por la influencia de las plegarias de su madre Mónica  las instrucciones de San Ambrosio, tuvo lugar en Milán, en 387. Estaba acostado bajo una higuera en un jardín cuando oyó una voz que le decía: "Toma y lee (Tolle, lege)." Abrió al azar las Epístolas de San Pablo que tenía a mano y cayó en este pasaje (Rom. 13_ 13-14): "Andemos decentemente (...) no en amancebamiento y libertinaje (...), antes vestíos del Señor Jesucristo (Induite Dominum Jesum Christum)." En su espíritu, las tinieblas de la duda se disiparon de inmediato. Recibió el bautismo con su amigo Alipio y su hijo Adeodato.
   Mónica, su madre, murió en Ostia en el momento en que él se embarcaba para regresar a África. Volvió a su patria y en 395 fue consagrado obispo de Hipona, donde murió en 430, después de haber escrito la Ciudad de Dios durante el sitio de Hipona por los vándalos.
   El episodio más popular de su leyenda es la aparición ante el santo de un niño -a veces convertido en angelito o en Niño Jesús- cuando meditaba acerca del misterio de la Santísima Trinidad. El niño se esforzaba en la playa queriendo vaciar el mar con una concha o cuchara: la empresa era tan insensata como pretender explicar el misterio de la Santísima Trinidad.
   Esta historia apareció a principios del siglo XIII, en una compilación de Exempla para uso de los predicadores que reunió el cisterciense renano Cesario de Heisterbach. Pero en esa obra se hablaba de un teólogo anónimo. Fue el dominico francés Thomas de Cantimpré quien tuvo la idea de sustituir al scolasticus quidam por San Agustín, a causa del tratado que éste escribiera: De Trinitate. Al mismo tiempo, dicho autor transfiere la escena a la costa mediterránea africana, cerca de Hipona; aunque otros autores la sitúan en Civita Vecchia. Puede verse la inconsistencia de esta leyenda que sólo se hizo popular en el siglo XV.
CULTO
   En el siglo VIII su cuerpo fue transportado por Luitprando, rey de los lombardos, a Pavía, cerca de Milán, en cuya iglesia de San Pietro in Ciel d'Oro se edificó su tumba. Algunos fragmentos de sus reliquias fueron depositados en el emplazamiento de Hipona en el siglo XIX.
   Lo reivindican fundador de orden los ermitaños y los religiosos regulares de San Agustín, agustinianos o agustinos, quienes se diferencian de los franciscanos por un cinturón de cuero que les ciñe el hábito, el lugar del cordón.
   En Padua, la capilla de los Eremiti o Eremitani fue decorada por Mantegna con unos frescos destruidos en 1944, durante la guerra.
   La regla de San Agustín fue adoptada además por los antonitas, los premonstratenses, los servitas, los trinitarios, los mercedarios y las órdenes de Santa Brígida.
   Por sus escritos lo han elegido como patrón los teólogos y los impresores. En Florencia su protección se extiende a los pezzai (recolectores de residuos) que juntan los papeles viejos.
   Aunque no sea un santo curador, en los países de lengua germánica la etimología popular, que estableció una relación entre Agustín y Auge (ojo), le confirió el poder de curar enfermedades oculares. Y también el de calmar la tos (Husten).
   Por su carácter africano, se lo invocó contra las plagas de langosta.
ICONOGRAFÍA
   Está representado casi siempre como obispo, con mitra y báculo; pero a veces como el simple monje Agustín con hábito negro y cinturón de cuero. Su atributo habitual es el corazón inflamado, atravesado por una o tres flechas (cor caritate divina sagittatum), del que habla en el IX libro de sus Confesiones: "Habías herido mi corazón con las flechas de tu amor (Sagittaveras tu cor meum charitate tua)." Lleva el corazón en la mano o pintado sobre el pecho. Así como hay santo cefalóforos, puede decirse que Agustín pertenece a la categoría de los cardióforos.
   A partir del siglo XV con frecuencia se lo caracteriza por la presencia de un niño que se aparece en la playa, donde se empeña en vaciar el mar con una concha o cuchara (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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