Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Lorenzo, de Sevilla.
Hoy, 10 de agosto, Fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir, que fervientemente deseoso, como cuenta San León Magno, de compartir la suerte del papa Sixto II en su martirio, al recibir del tirano la orden de entregar los tesoros de la Iglesia, él, festivamente, le presentó a los pobres en cuyo sustento y abrigo había gastado abundante dinero. Tres días más tarde, por la fe de Cristo venció el suplicio del fuego, y el instrumento de su martirio se convirtió en distintivo de su triunfo. Su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Campo Verano, conocido desde entonces por su nombre (258) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Iglesia de San Lorenzo, de Sevilla.
Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Iglesia de San Lorenzo, de Sevilla.
La Iglesia de San Lorenzo [nº 64 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle Eslava, 2 (aunque la entrada se efectúa por la plaza de San Lorenzo, 13: o por la calle Hernán Cortes, 7); en el Barrio de San Lorenzo, del Distrito Casco Antiguo.
El santo de la parrilla tiene dedicada una iglesia compendio del arte y la historia de Sevilla: falso origen legendario, parroquia de la Reconquista, modificaciones renacentistas, añadidos barrocos, pinturas y esculturas medievales, pinturas del Renacimiento, tumbas famosas, leyendas románticas, hermandad penitencial de la nobleza, hermandad sacramental de solera, hermandad neobarroca, devociones olvidadas... La iglesia de San Lorenzo se edificó originariamente en el siglo XIV, siendo un modelo representativo del estilo mudéjar. Sin embargo, reformas posteriores alteraron bastante el conjunto, especialmente las obras de 1572 que suprimieron un portal que servía de acogida a los fieles. Parece que en origen su feligresía era reducida, aunque con la desaparición de la jurisdicción de las órdenes militares (se le agregó el barrio de San Juan de Acre), aumentó su extensión. Nuevas intervenciones, tanto arquitectónicas como decorativas, se realizaron en el siglo XIX, por lo que se hace difícil la interpretación de la fábrica primitiva del templo.
Al exterior presenta tres portadas: la de los pies fue construida en el siglo XV y está rematada por una torre de ladrillo y vistosos arcos de herradura de la misma época, aunque el cuerpo de campanas es del siglo XVIII, torre que protagoniza una leyenda romántica por la que un empalamiento en vida pudo ser evitado al ser reconocido el tañido de sus campanas y ser ubicada la casa donde se iba a producir la cruel acción. Las dos portadas laterales fueron diseñadas por el arquitecto y escultor Diego López Bueno en 1625, tienen el esquema tradicional de los libros y grabados de arquitectura del manierismo, apareciendo la imagen de San Lorenzo con la parrilla de su martirio en la portada que se abre a la plaza. In Manu Ejus Potestas et Imperium. Es el lema bajo el que aparece el azulejo que representa a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder (que habitó en San Lorenzo desde el siglo XVIII hasta 1965), una obra realizada por Manuel Rodríguez y Pérez de Tudela, el fundador de Cerámicas Santa Ana, en 1912, siendo el marco arquitectónico de balaustres platerescos un motivo muy repetido con posterioridad en otros azulejos sevillanos. De Alfonso Córdoba (1944) es el retablo cerámico que representa a la Virgen de la Soledad a los pies del templo, disponiéndose otros más modernos en recuerdo al cardenal Spínola, a la Virgen de Fátima o a la Virgen del Dulce Nombre.
El retablo mayor, compuesto de banco, dos cuerpos de tres calles y ático, fue contratado en 1632 por Juan Martínez Montañés, que fue vecino de la parroquia en la cercana calle de los Tiros, hoy con su nombre. El maestro sólo trazó la arquitectura, ya que las esculturas fueron realizadas por Felipe y Francisco Dionisio de Rivas entre 1645 y 1652. Con una concepción típicamente manierista de dos cuerpos y tres calles, alterna la presencia de esculturas de bulto redondo (San Lorenzo con la parrilla y el Crucificado) con escenas en altorrelieve alusivas a la vida del santo (entregando limosna a los pobres y recibiendo los tesoros de la Iglesia de manos de Sixto II en el primer cuerpo; su flagelación y su martirio, en el segundo cuerpo). La pintura del sagrario-manifestador fue realizada por Francisco Pacheco, siendo el diseño de esta estructura de Diego López Bueno (1616), por tanto, anterior al resto del retablo.
Los retablos que ocupan la cabecera de las naves laterales fueron contratados por Fernando de Barahona en 1682, apareciendo en el del lado izquierdo el Cristo del Amparo (posible obra de Felipe de Ribas que fue intervenida por el propio Barahona) y en el del lado derecho la Virgen de la Granada, obra del escultor flamenco del Renacimiento Roque Balduque (1554), el gran creador de modelos marianos de la Sevilla del siglo XVI. Junto a éste se sitúa el retablo de la Anunciación, presidido por una pintura sobre tabla del mismo tema de Pedro Villegas y Marmolejo de 1593, una interpretación del tema basada en los tratadistas italianos del siglo XVI que se completa con otra escena de menor tamaño que representa la escena de la Visitación. En la cabecera del lado derecho se abre la Capilla Sacramental, con una concepción espacial y decorativa que permite hablar de una iglesia dentro de la iglesia. Representativa de la importancia de la hermandad sacramental de la parroquia (hoy fusionada con la hermandad de la Soledad) fue comenzada a construir en 1699 por el maestro Félix Romero. En sus muros hay una serie de pinturas murales realizadas en el siglo XVIII por Francisco Pérez Pineda, Domingo Martínez y Gregorio Espinal. Son un complejo programa simbólico alusivo a la Eucaristía, destacando los temas de la Última Cena (que sigue el modelo compositivo de Leonardo da Vinci) y de la Cena en casa de Leví. El retablo es de 1703, estructurado mediante columnas salomónicas quizás algo arcaicas para su cronología, es obra de Pedro Ruiz de Paniagua, siendo la dinámica Inmaculada que centra la obra una talla de la segunda mitad del siglo XVIII. Los ángeles lampareros son obra de Benito Hita del Castillo de 1738. El retablo de esta capilla fue patrocinado por don Francisco Bucarelli, marqués de Vallehermoso, vecino cercano de la parroquia de San Lorenzo. Al salir de la capilla, en el muro derecho, se sitúa el retablo de San José: obra neoclásica de hacia 1790 con escultura del titular cercano al estilo de Cristóbal Ramos, enmarcada con relieves alusivos a la vida del titular. Junto a la puerta de acceso se sitúa el retablo de la Virgen del Carmen, que vino a sustituir a uno neoclásico. Trasladado desde otro sector, el retablo es obra de 1630 en la que participaron Bartolomé de la Puerta, Blas de Castilla y Jacinto Pimentel, completándose con pinturas sobre tabla de Juan Sánchez Cotán. Originalmente cobijaba a la Inmaculada que hoy se sitúa en la zona del presbiterio de la iglesia. La Virgen del Carmen es una talla gótica del siglo XIV de alabastro y con restos de policromía. Procede del desaparecido convento del Carmen de la calle Baños (actual sede del Conservatorio Superior de música). Se puede considerar como la representación de la devoción carmelita más antigua de la ciudad. A los pies de la nave está la capilla del Dulce Nombre (durante dos siglos sede de la hermandad del Gran Poder), donde se encuentran los titulares de la popular hermandad de la Bofetá. La Virgen del Dulce Nombre fue realizada por Castillo Lastrucci en 1923 siguiendo un modelo real, el de María Cos; el excesivo parecido obligó al escultor a retocar la obra original. Un año más tarde realizaría la imagen del Cristo titular. En la capilla también se sitúa la notable talla del Crucificado del Mayor Dolor, también titular de la hermandad, una obra anónima del siglo XVII. Junto a esta capilla y a los pies del templo está el retablo de la Virgen de Rocamador, interesante pintura mural de finales del siglo XIV con una iconografía de origen francés cargada de leyendas y de referencias apócrifas sobre el origen de su nombre. Su retablo se terminó en 1751 y se estructura en torno a dos estípites que actúan como marco, una profusa decoración de rocalla y un relieve de la Anunciación en el ático. En el centro a los pies se ubica el coro, cuyos sitiales fueron realizados por el maestro carpintero Juan Leonardo a partir de 1713. Sobre ellos se encuentra el órgano de 1782. En un lateral se sitúa la excelente pintura de la Sagrada Familia con San Juanito, realizada por Pedro Villegas Marmolejo sobre mármol, hacia 1585, para ser colocada sobre su tumba; a pesar de restauraciones y de traslados conserva mucho de la belleza original que le dio el pintor sevillano a la obra que presidiría su lugar de entierro.
Pocas parroquias son tan representativas de un barrio en la ciudad, siendo San Lorenzo una especie de eje central de la zona. De los hijos ilustres que pasaron por ella se podría recordar a los hermanos Bécquer, Valeriano el pintor y Gustavo Adolfo, el escritor, que recibieron allí el bautismo (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
El templo presenta cinco naves separadas por pilares y capilla mayor cuadrada. Las cubiertas de las naves son estructuras de madera, en forma de colgadizo en las laterales y de artesa en la central. El presbiterio presenta bóveda semiesférica sobre pechinas. A sus lados se disponen sendas capillas cuadradas con bóvedas vaídas. En la cabecera y en los pies de las naves extremas también se alojan capillas. El templo fue originalmente del tipo mudéjar sevillano, pero las reformas de los siglos XVIII y XIX alteraron sustancialmente el conjunto. A la obra primitiva corresponde la portada de cantería, oculta por la tribuna del órgano, y las ménsulas, que reciben el vuelo de los arcos del último tramo de la nave central. La capilla mayor y las ubicadas a sus lados las proyectó a principios del siglo XVII Diego López Bueno, encargándose de su construcción desde 1615 Andrés de Oviedo.
El muro de los pies está concebido como una torre-fachada y aloja en el cuerpo inferior una portada de estructura ojival. Fue construida ya avanzado el siglo XV, y rematada con un campanario barroco en 1757. En los muros laterales se abren sendas portadas, diseñadas por Diego López Bueno en 1625. La más sencilla es la del muro izquierdo, enmarcada por pilastras y rematada por frontón curvo, en cuyo tímpano se sitúa un relieve con una parrilla. La portada del lado derecho se corona por una hornacina que alberga una escultura de San Lorenzo, con una cabeza de querubín y una inscripción en la clave.
El retablo mayor, compuesto por banco, dos cuerpos de tres calles y ático, fue contratado por Martínez Montañés en 1632, pero este artista sólo realizó la arquitectura, ya que las esculturas del Crucificado, de San Lorenzo y de los ángeles, así como los relieves con escenas de la vida del santo, fueron ejecutados por Felipe y Francisco Dionisio de Ribas entre 1645 y 1652. El sagrario manifestador alojado en la caja central del primer cuerpo es anterior al propio retablo. Se concertó en 1616 con Diego López Bueno, encargándose la pintura a Francisco Pacheco. En el flanco derecho del presbiterio se abre la Capilla de la Concepción, presidida por un retablo realizado por Francisco Pacheco en 1623. En él figura la Inmaculada, rodeada por ángeles y atributos marianos, con una vista de Sevilla a sus pies.
Los retablos que ocupan la cabecera de las naves laterales fueron contratados en 1682 por Fernando de Barahona. Presentan estructura semejante, situándose en el izquierdo una escultura del Crucificado, y en el derecho la imagen de la Virgen de la Granada, realizada por Roque Balduque en 1554. A su lado se dispone un retablo de pintura, con tablas de la Anunciación y de la Visitación, firmado por Pedro Villegas Marmolejo y fechado en 1593. La Capilla Sacramental, situada en la cabecera de la nave derecha, fue comenzada a construir en 1699, interviniendo en ella el maestro Félix Romero. Sus muros presentan un zócalo de mármoles y una serie de pinturas de tema eucarístico, realizadas por Francisco Pérez Pineda, Domingo Martínez y Gregorio Espinal entre 1702 y 1718. El retablo, algo anticuado de diseño, fue trazado por Pedro Ruiz de Paniagua en 1703. La hornacina central la ocupa una escultura de la Inmaculada, posterior al retablo, apareciendo en las calles laterales San José y Santa Ana. El ático lleva una escultura del Niño Jesús. Los ángeles lampareros, situados en el crucero de la capilla, fueron realizados por Hita del Castillo entre 1733 y 1738.
En la nave derecha se disponen los retablos de San José y de la Virgen del Carmen. El primero, fechable hacia 1790, presenta un único cuerpo separado por columnas, en el que figura la escultura del titular atribuida a Cristóbal Ramos. Las calles laterales llevan relieves de la vida de San José, y en el ático se ubica el Descendimiento. El segundo retablo ha sido recientemente trasladado a este lugar desde su primitivo emplazamiento en la capilla colateral izquierda. Fue realizado por los ensambladores Bartolomé de la Puerta, Blas de Castilla Noel y el escultor Jacinto Pimentel, en 1630. Estuvo dedicado a la Inmaculada, cuya escultura se sitúa ahora en el presbiterio, apareciendo en su lugar una escultura en alabastro de la Virgen del Carmen. Esta imagen que está parcialmente policromada, puede fecharse en el siglo XIV. Las calles laterales presentan pinturas sobre tabla del artista sevillano Juan Sánchez Cotán.
En los pies de la nave se encuentra la Capilla del Dulce Nombre, sobresaliendo en ella la escultura del Cristo del Mayor Dolor, fechable en el primer tercio del siglo XVII, y cuatro ángeles pasionarios realizados por Ruiz Gijón en 1680. Las imágenes titulares de la Hermandad del Dulce Nombre fueron ejecutadas por Antonio Castillo Lastrucci entre 1923 y 1924.
El retablo de la Virgen de Rocamador se sitúa a los pies del templo y se forma por un único cuerpo flanqueado por estípites y decorado con espejos. Fue iniciado en 1750 y dedicado a contener una pintura mural de la Virgen con el Niño, fechable en la transición del siglo XIV al XV. Las paredes que flanquean el altar presentan un zócalo de azulejos decorados con motivos vegetales, grutescos y angelitos, fechados en 1609.
El coro ocupa el último tramo de la nave central. Está compuesto por veintitrés asientos realizados por el maestro carpintero Juan Leonardo, que inició la tarea en 1713. Sobre él, en una tribuna, se sitúa el órgano, cuya construcción se inició en 1782, y que tiene una caja obra del maestro Juan Calero.
Próxima al coro, a los pies de la primera nave del lazo izquierdo, se encuentra el retablo de la Virgen de Belén. Es de gran sencillez estructural y cobija una pintura sobre mármol que representa a la Sagrada Familia con San Juanito. Está firmada por Pedro Villegas Marmolejo, pintor del siglo XVI enterrado ante el altar.
La Capilla de la Soledad es un recinto cuadrado, cubierto con bóveda de paños sobre trompas. Presenta un retablo fechable en torno a 1730, compuesto por un solo cuerpo de tres calles y ático. El cuerpo central se abre a un camarín en el que se sitúa la escultura de la Virgen de la Soledad, imagen barroca de candelero. A continuación se encuentra la Capilla Bautismal, en la que se sitúa una escultura de Santa Ana instruyendo a la Virgen, relacionada con el estilo de Montes de Oca. La Capilla de las Ánimas, decorada con un zócalo de azulejos realizado entre 1599 y 1609, posee un retablo construido por Fernando de Barahona en 1676. Tiene un solo cuerpo con columnas salomónicas, que alberga un lienzo de las Ánimas, pintado en 1587 y renovado en el siglo XVII. A continuación se halla la Capilla de la Milagrosa. El retablo que preside el conjunto es neoclásico y presenta una imagen moderna de la titular. Sirve de fondo una pintura mural de la Calle de la Amargura, conocida por el nombre de Cristo de las Fatigas, realizada a fines del siglo XVI.
Una numerosa colección de piezas de plata posee la parroquia. Entre ellas sobresalen: dos bandejas con decoración vegetal barroca e inscripción, fechadas en 1655; seis blandones con patas terminadas en garras, con las marcas del platero Nicolás de Cárdenas, del siglo XVIII; un cáliz gótico con peana lobulada, fechable a comienzos del siglo XVI; un cáliz de plata dorada, obra mexicana de hacia 1600, que aparece marcada por el platero Torres; un copón de plata dorada decorado con esmaltes y relieves alusivos a San Lorenzo, de fines del siglo XVI; un ostensorio fechado en 1730 pero con reformas neoclásicas; un portapaz representando a San Lorenzo, fechado en 1655; y tres sacras con rocallas, obra del platero cordobés Damián de Castro, de la segunda mitad del XVIII (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo I. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
La iglesia parroquial de San Lorenzo se encuentra situada en una de las plazas más céntricas y concurridas de la ciudad de Sevilla, rodeada de las calles Eslava y Hernán Cortés, próxima los conventos de Santa Rosalía, de Santa Ana del Carmen, de San Antonio de Padua, del Dulce Nombre de Jesús, de San Francisco de Padua, así como a la Alameda de Hércules.
Se encuentra situada en un extremo de una manzana contando con tres fachadas, lo que le hace resaltar volumétricamente del conjunto de edificios que le rodean. Cabe destacar los tejados a dos aguas de las naves y el crucero a cuatro aguas abuhardillado, así como las capillas añadidas a lo largo de los siglos con disposición cuadrangular que se deja ver al exterior, resaltando del conjunto la torre-fachada ubicada a los pies de la nave central.
El templo es originariamente mudéjar erigido a finales del siglo XIII o principios del XIV, y remodelada en diversas ocasiones, siendo las más importantes las llevadas a cabo durante los siglos XVII, XVIII y XIX, de ahí la irregularidad de su planta, lo que prueba que no fue erigido con un programa constructivo único, sino que es el resultado de un largo proceso en el que a un núcleo básico se fueron añadiendo cuerpos y volúmenes hasta configurar el aspecto actual.
Responde al tipo de iglesias gótico-mudéjar de Sevilla, aunque con sustanciales alteraciones, pasando de tres naves a cinco y de cabecera polilobulada a plana durante el barroco. Se compone de cinco naves separadas por pilares cuadrangulares que ascienden hasta una moldura donde apoyan los arcos apuntados que separan las naves, sobre los que apoyan las cubiertas en forma de colgadizo las laterales y en artesa de par y nudillo la nave central. La capilla mayor, es de planta cuadra y se cubre con cúpula semiesférica sobre pechinas. A ambos lados del presbiterio se disponen se disponen sendas capillas cuadradas cubiertas por bóvedas vaídas, distribuyéndose otras capillas en la cabecera y en los pies de las naves externas.
A la derecha del presbiterio se encuentra la capilla Sacramental que en origen perteneció al Hospital de la Misericordia. A finales del siglo XVII principios del XVIII fue construida de nueva planta con la intervención de los mejores maestros de la época entre los que destaca Félix Romero. Tiene planta basilical constituida por una sola nave con crucero y cabecera plana. Interiormente cuenta con cuatro columnas toscanas de jaspe con dados brunelleschiano que recogen el vuelo de los arcos de medio punto, permitiendo una mayor elevación de las cubiertas. El interior se cubre con bóvedas vaídas en la nave y a los laterales del presbiterio, y bóveda de media naranja sobre pechinas en el crucero y bóveda de cañón con lunetos en el presbiterio y brazos del crucero. La capilla cuenta con dos accesos, uno a los pies en comunicación con la nave externa del lado de la Epístola y otro desde el presbiterio. Tras el retablo mayor se encuentra la sala de cabildos.
A los pies de esta nave se encuentra la capilla del Dulce Nombre, antigua capilla de Jesús del Gran Poder, protegida por una reja fechada en 1724. Es de planta rectangular cubierta por artesonado de casetones realizado en 1895 y camarín presidido por una gran venera de jaspe.
Junto a esta capilla se sitúa el altar de Nuestra Señora de Rocamador, una de las partes más antiguas e importantes del templo. A los pies de la nave central, en el tramo situado bajo la torre se encuentra ubicado el coro realizado por el maestro Juan Leonardo en 1723, protegido por una reja de forja.
Otra capilla importante es la de la Virgen de la Soledad, que se presupone uno de los espacios más antiguos del templo, al parecer su origen fue una qubba mudéjar para enterramiento de alguna noble familia. En planta presenta dos partes, una primera cuadrada cubierta por bóveda ochavada sobre trompas angulares y el segundo tramo cubierto por bóveda de cañón donde se encuentra situado el retablo con la dolorosa. Siguiendo por la nave del evangelio encontramos la capilla Bautismal y la capilla de Ánimas, esta última de planta rectangular cubierta por bóveda de cañón.
La sacristía se encuentra situada junto al presbiterio en el lado del Evangelio. Es de planta rectangular y ha estado sometida a diversas transformaciones.
El templo cuenta con tres fachadas, dos correspondientes a los muros laterales y una tercera a los pies. Esta última se encuentra situada en la calle Eslava, mientras que la principal da a la Plaza de San Lorenzo y la segunda a la calle Hernán Cortés. La fachada de los pies presenta tres espacios claramente diferenciados, que obedecen a la estructura interna de la iglesia. Al centro se ubica la torre-fachada, realizada en ladrillo siendo el sector más antiguo del edificio. En ella se abre la portada que en origen sería la principal del templo, hoy día cerrada por la colocación del coro en el espacio de tránsito bajo la torre. Es una portada sencilla estructurada en torno a un vano apuntado con jambas de piedra.
Las portadas laterales, únicas por las que se puede acceder al interior de la iglesia, presentan el esquema de las obras arquitectónicas sevillanas del primer tercio del siglo XVII, en las que las soluciones manieristas están plenamente vigentes.
La situada en la calle Hernán Cortés, por la que se accede a la nave del Evangelio, está realizada en piedra de Espera. Es de un solo cuerpo con vano adintelado en marcado por molduras con orejeras y flanqueado por pilastras sobre las que dos ménsulas soportan la cornisa que se rompe en el centro para albergar una cartela un relieve de la parrilla, símbolo del martirio de San Lorenzo, rematándose el conjunto por frontón curvo desventrado.
La fachada situada en la plaza de San Lorenzo presenta en los extremos dos volúmenes salientes que se corresponden con las capillas Sacramental y del Dulce Nombre. La portada se encuentra situada en el tercer tramo de la nave externa de la Epístola, frente a la de la calle Hernán Cortés y al igual que la anterior realizada en piedra de Espera. Se estructura en torno a un vano adintelado moldurado con orejeras, presentando en la clave del dintel una cabeza de querubín que sostiene una cartela con la inscripción "Beate Laurenti Martyr Christi intercede pro nobis", flanqueado por triglifos mensulados sobre los que se asienta la un frontón triangular roto de cuyo centro emerge una hornacina de arco escarzano que aloja la figura de San Lorenzo, flanqueado por sendos remates en forma de parrillas entre llamas, alusivas al martirio del santo. El conjunto se encuentra rematado por una cornisa curva coronada por remates piramidales que flanquean una cruz.
La torre-fachada fue construida a mediados del siglo XV, presentando originariamente un primer cuerpo a modo de pórtico con una portada exterior de ladrillo, de gran simplicidad. Es de planta rectangular y cuenta con tres cuerpos bien diferenciados, los primeros por medio de una faja realizada en ladrillo y el tercero por muros en talud. En el cuerpo inferior, correspondiente con la caña o fuste de la torre, los muros de los costados Norte y Oeste presentan vanos de herradura encuadrados por alfiz, cegado el primero de ellos En el segundo cuerpo se disponen dos ventanas de arco túmido enmarcado individualmente por alfiz en el frente Oeste y un vano igual en cada uno de sus frentes Norte y Sur; el lado Este presenta dos vanos de medio punto peraltados. La esfera del reloj de la torre se muestra sobre el vano de campana del lado Sur. Tras el segundo cuerpo, que se remata con un entablamento, se disponen cuatro pilares angulares terminados por perinolas, de cuyo centro parte una peculiar estructura con muros en talud, a modo de chapitel que dan paso a una estructura cuadrada a modo de arco cuadrifonte. Éste se estructura por medio de cuatro potentes pilares semiochavados que custodian en cada uno de sus frentes un vano de medio punto rebajado, rematándose el conjunto por cuatro jarrones de cerámica vidriada en blanco, de cuyo centro parte un remate de perfiles curvos ascendente coronado por una especie de yamur que sostiene una cruz con veleta de forja.
La Iglesia de San Lorenzo es una de las veinticinco parroquias históricas que poseía intramuros la ciudad de Sevilla. Se conserva una tradición que con anterioridad se conservaba en este mismo lugar una ermita con la advocación de Nuestra Señora de Rocamador.
En origen la iglesia es de construcción mudéjar, erigida a finales del siglo XIII o principios del XIV, con reformas y añadidos realizados a lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX.
Sobre las primeras construcciones del siglo XIV se realizaron reformas, las principales intervenciones se realizarán durante el siglo XVII, en las que se realizó una nueva capilla mayor interviniendo maestros de la talla de Diego Gómez, Andrés de Oviedo, siguiendo las trazas de Diego López Bueno, Maestro mayor de fábrica, en 1615. Para la decoración del arco toral se construyeron dos pilastras con piedra de Estepa y Morón de la Frontera que realizó en 1613 el cantero Diego de Quesada. En las obras de las capillas laterales y parte del artesonado de la nave central intervino el Maestro carpintero Francisco Falcón. También se encargó la realización de canalones y ladrillo vidriados al ceramista Hernando de Valladares. La torre es obra del siglo XV, siendo el remate campanario un añadido realizado en 1757. Las portadas laterales datan de 1625 y se deben a Diego López Bueno. La Capilla Sacramental es de 1699, se tienen noticias de intervenciones de Félix Romero entre otros.
El templo fue remodelado e en 1876 siendo párroco don Marcelino Spínola y Maestre, reformándose las antiguas columnas de las naves en pilares, techumbres, solerías, etc. A lo largo del siglo XX ha sido sometido a varias restauraciones sobre todo de consolidación de muros y tejados (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Lorenzo, diácono y mártir;
LEYENDA
Diácono nacido en Aragón, cerca de Huesca, y martirizado en Roma en 258.
Según sus Hechos legendarios, por humildad lavaba los pies de los cristianos, habría curado a una viuda, Ciríaca, del dolor de cabeza y dado la vista a un ciego mediante el bautismo.
Tres días después del martirio del papa Sixto II, quien lo había ordenado diácono y le había confiado el tesoro de la Iglesia, fue detenido y conminado a entregar dicho tesoro. Pero no quedaba nada de éste, ya que Lorenzo lo había distribuido entre los pobres, tal como hiciera santo Tomás con el dinero a construir el palacio del rey de las Indias; y por la virtud de su caridad, lo trasmutó en tesoro celestial.
Furioso por haber sido frustrado en su codicia, el emperador Decio ordenó que se lo flagelase con varas, se le quemaran las costillas con un hierro candentes y que, por último, se lo extendiera desnudo sobre una parrilla dispuesta sobre un manto de brasas.
Asado a medias, el mártir aún desafió a Decio. Mientras su carne chirriaba tuvo el valor de mofarse: «¡Muy bien, ya me has asado de un lado; dame la vuelta y así podrás comerme cocido a punto!» (Assasti unam partem, gira et aliam et manduca).
Este suplicio, que recuerda las comidas de los antropófagos, está desprovisto de toda verosimilitud. Era extraño a la tradición romana asar a los condenados a las brasas, sobre una parrilla. Como el mismo suplicio se atribuye a otro aragonés, san Vicente de Zaragoza, puede conjeturarse que se trata de una invención española, quizá copiada de Oriente, puesto que esta leyenda vuelve a encontrarse en la Pasión de los mártires frigios. También se ha supuesto que podía tratarse de un error de lectura: la expresión passus est habría sido transformada por un copista que omitió la letra inicial en assus est.
Diácono nacido en Aragón, cerca de Huesca, y martirizado en Roma en 258.
Según sus Hechos legendarios, por humildad lavaba los pies de los cristianos, habría curado a una viuda, Ciríaca, del dolor de cabeza y dado la vista a un ciego mediante el bautismo.
Tres días después del martirio del papa Sixto II, quien lo había ordenado diácono y le había confiado el tesoro de la Iglesia, fue detenido y conminado a entregar dicho tesoro. Pero no quedaba nada de éste, ya que Lorenzo lo había distribuido entre los pobres, tal como hiciera santo Tomás con el dinero a construir el palacio del rey de las Indias; y por la virtud de su caridad, lo trasmutó en tesoro celestial.
Furioso por haber sido frustrado en su codicia, el emperador Decio ordenó que se lo flagelase con varas, se le quemaran las costillas con un hierro candentes y que, por último, se lo extendiera desnudo sobre una parrilla dispuesta sobre un manto de brasas.
Asado a medias, el mártir aún desafió a Decio. Mientras su carne chirriaba tuvo el valor de mofarse: «¡Muy bien, ya me has asado de un lado; dame la vuelta y así podrás comerme cocido a punto!» (Assasti unam partem, gira et aliam et manduca).
Este suplicio, que recuerda las comidas de los antropófagos, está desprovisto de toda verosimilitud. Era extraño a la tradición romana asar a los condenados a las brasas, sobre una parrilla. Como el mismo suplicio se atribuye a otro aragonés, san Vicente de Zaragoza, puede conjeturarse que se trata de una invención española, quizá copiada de Oriente, puesto que esta leyenda vuelve a encontrarse en la Pasión de los mártires frigios. También se ha supuesto que podía tratarse de un error de lectura: la expresión passus est habría sido transformada por un copista que omitió la letra inicial en assus est.
CULTO
Aunque san Lorenzo no tuvo la gloria de ser protomártir, como el diácono Esteban, en cambio se lo consideraba como el más meritorio de los mártires portadores de palma a causa de la crueldad del suplicio que sobrellevó. Sus reliquias eran muy buscadas. Calvino señala irónicamente entre los tesoros de la Iglesia católica la parrilla sobre la cual fue extendido, lonjas de carne asada y frascos llenos de su grasa fundida.
Lugares de culto
Los dos principales centro del culto del santo estaban en España, su país natal y en Italia, donde murió, o más bien, de acuerdo con la tradición cristiana, donde nació a la vida eterna.
España
En Aragón, su patria natal, comparte popularidad con san Vicente, sobre todo en Huesca.
Pero en el siglo XVI este culto local se extendió a toda España. Como la victoria española de San Quintín había coincidido con el día de su fiesta, el rey Felipe II lo convirtió en un santo nacional y le ofrendó como exvoto el monasterio de El Escorial cuya planta tiene dibujo de parrilla.
Italia
Roma no demoró mucho en honrar al santo diácono cuyas reliquias conservaba. La iglesia de San Lorenzo in Lucina se jactaba sobre todo de poseer la parrilla de san Lorenzo y dos ampollas llenas con su sangre y con la grasa fundida del beatífico mártir (cum sanguine et adipe beatissimi martyris).
En Roma no había menos de cinco iglesias dedicadas al diácono español la basílica constantiniana de San Lorenzo extramuros, la iglesia de San Lorenzo in Damaso, rodeada de galerías porticadas que servían como bibliotecas; San Lorenzo in Panisperna, edificada sobre el lugar donde el santo fue asado (ubi assatus est) y llamada así a causa del pan (panis) y del jamón (perna) que se distribuía entre los pobres; San Lorenzo in Lucina, cuyo nombre procede sin duda de una matrona cristiana, y finalmente San Lorenzo in Miranda, que es un templo pagano convertido en iglesia.
En Florencia, san Lorenzo se hizo popular sobre todo como patrón de Lorenzo de Médicis. La iglesia de San Lorenzo, muy próxima al palacio de los Médicis (palazzo Riccardi), era la parroquia de la ilustre familia de farmacéuticos y banqueros que hizo edificar allí una grandiosa capilla funeraria con forma de rotonda, para guardar las tumbas esculpidas por Miguel Ángel. Junto a la iglesia, que conserva en un relicario la cabeza momificada del mártir, se encuentra la Biblioteca Laurenciana.
Las catedrales de Génova, Viterbo y Ancona y la iglesia de San Lorenzo Maggiore, en Milán, están puestas bajo su advocación.
Alemania
El culto de San Lorenzo se difundió en Alemania a partir del siglo X, después de la victoria de Lechfeld (955), obtenida el día de la fiesta del santo, y en la cual el emperador Otón I se impuso a los húngaros. Uno de los ábsides de la catedral de Worms está dedicado a san Lorenzo. En Nuremberg una de las dos mayores iglesias está puesta bajo su advocación.
Holanda
Alkmaar
Francia
En Francia, el número de iglesias puesto bajo la advocación de san Lorenzo es muy restringido. La más notable de todas ellas es la de Saint Laurent de Grenoble, que posee una cripta merovingia.
Patronazgos
Según una curiosa leyenda, san Lorenzo descendía todos los viernes desde el Paraíso al Purgatorio, donde ejercía el privilegio de rescatar un alma.
San Lorenzo era el patrón de los pobres entre quienes distribuyera los tesoros de la Iglesia. Además, fue adoptado como patrón por numerosas corporaciones y oficios.
Sus funciones de diácono le valieron el homenaje de los bibliotecarios, bibliófilos y libreros, porque los diáconos estaban encargados de la guarda de los libros sagrados. Pero sobre todo fue el suplicio en la parrilla lo que le aseguró la mayor popularidad. Se lo invocaba contra el fuego, y se lo consideraba protector de todos los oficios expuestos a las quemaduras: bomberos, carboneros, panaderos, cocineros, asadores, vidrieros, planchadoras. Por la misma razón se lo invocaba contra el lumbago y contra la erupción llamada parrilla de san Lorenzo que se manifestaba por un ardor quemante en la cintura.
El día de su fiesta (10 de agosto) había que abstenerse de encender fuego en las casas.
En Sicilia, a manera de medicina de empleo tópico contra las quemaduras, se aplicaba sobre éstas una una imagen del santo. Y como la fecha de su fiesta coincidía con el período de la lluvia de estrellas se llamó a las estrellas fugaces (stelle cadenti) lágrimas de san Lorenzo (lagrime di san Lorenzo).
ICONOGRAFÍA
San Lorenzo, joven y con la cabeza descubierta, viste una dalmática de diácono sobre la cual, a veces, hay llamas bordadas.
Biblióforo y stauróforo, lleva el Libro de los Evangelios y una cruz procesional, porque portar la cruz y guardar los Evangelios era responsabilidad de los diáconos. Una bolsa o un cáliz lleno de monedas de oro aluden a los tesoros de la Iglesia que el papa le confiara y que él distribuyó entre los pobres.
Pero su atributo más característico es una parrilla, instrumento de su martirio, que él sostiene por el asa. Excepcionalmente (retablo de Hans Süss Kulmbach), lleva la parrilla sobre el hombro. A veces se yergue sobre la parrilla que le sirve de pedestal. Finalmente, tiene una pequeña parrilla suspendida del cuello e incluso bordada en la dalmática.
Suele formar pareja con los santos diáconos: Esteban, Vicente y Ciríaco (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
Conozcamos mejor la Biografía de San Lorenzo, diácono y mártir;
San Lorenzo (? p. m. s. III – Roma, Italia, 10 de agosto de 258). Diácono, mártir, santo.
Lo único que puede afirmarse con seguridad del más famoso mártir de la Iglesia de Roma es que era diácono del papa Sixto II y que sufrió el martirio en la Ciudad Eterna durante la persecución de Valeriano. A fines del siglo v se redactó la primera versión de la Passio Polycronii, donde se cuenta su muerte, escrito que poco a poco se fue enriqueciendo con todos los detalles que hoy se conocen sobre la figura de este mártir, pero que no tienen garantía alguna de historicidad.
Según la tradición, Lorenzo nació en Huesca en el seno de una pudiente familia que lo envió a estudiar a Zaragoza. De aquí pasó a Roma, donde llegó a ser archidiácono de la ciudad. Al comenzar la persecución de Valeriano, Lorenzo, como administrador de los bienes de la Iglesia, los vendió todos y distribuyó el producto a los pobres. Cuando el emperador Valeriano le exigió la entrega de los haberes a él confiados, Lorenzo se presentó ante él con cuantos pobres y enfermos pudo, diciéndole que aquellos eran los tesoros de la Iglesia. Irritado, el Emperador mandó torturarlo cruelmente y finalmente darle muerte asándolo sobre una parrilla.
El culto a san Lorenzo se extendió rápidamente por toda la cristiandad; en España el poeta Prudencio le dedicó el himno segundo del Peristephanon (compuesto entre los años 398-405), lo que le valió una gran popularidad (Miguel C. Vivancos Gómez, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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Horario de apertura de la Iglesia de San Lorenzo:
De Lunes a Jueves, y Sábados: de 08:30 a 11:00; y de 19:30 a 21:00.
Viernes: de 08:30 a 13:00; y de 19:30 a 21:00.
Domingos: de 08:30 a 13:45; y de 19:30 a 21:00.
Horario de Misas de la Iglesia de San Lorenzo:
De Lunes a Sábados: 9:00, 19:00 y 20:00 (Martes y Viernes, a las 20:30).
Domingos y Festivos: 9:00, 12:00, 13:00 y 20:00.
La Iglesia de San Lorenzo, al detalle:
Exterior
Exterior
Capilla Mayor
Retablo de la Inmaculada
Capilla del Dulce Nombre
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