Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la plaza del Triunfo, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 1 de noviembre, es el aniversario (1 de noviembre de 1755) del famoso Terremoto de Lisboa, que sólo causó el hundimiento de algunas naves de la Catedral y que no causó víctimas, de ahí que se erigiese el "Triunfo" en agradecimiento a aquel "milagro", así que hoy es el mejor día para ExplicArte la plaza del Triunfo, dando un paseo por ella.
La plaza del Triunfo es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo, y está delimitada por el Real Alcázar, la Casa de la Provincia, la Catedral y el Archivo de Indias.
La plaza responde a un tipo de espacio urbano más abierto, menos lineal, excepción hecha de jardines y parques. La tipología de las plazas, sólo las del casco histórico, es mucho más rica que la de los espacios lineales; baste indicar que su morfología se encuentra fuertemente condicionada, bien por su génesis, bien por su funcionalidad, cuando no por ambas simultáneamente. Con todo, hay elocuentes ejemplos que ponen de manifiesto que, a veces, la consideración de calle o plaza no es sino un convencionalismo, o una intuición popular, relacionada con las funciones de centralidad y relación que ese espacio posee para el vecindario, que dignifica así una calle elevándola a la categoría de la plaza, siendo considerada genéricamente el ensanche del viario. También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
La vía, en este caso una plaza, está dedicada al Triunfo conmemorativo al milagro de que el Terremoto de Lisboa no causara víctimas en nuestra ciudad.
En tiempos medievales y modernos es probable que el espacio que actualmente incluye la plaza recibiera diversos apelativos en función de la proximidad y notoriedad de los edificios públicos que la circundaban. Así ha sido conocida como del Alcázar, por la alcazaba de los emires andalusíes y reyes castellanos; del Corral de los Olmos, edificio que ocupaba la plaza Virgen de los Reyes, y fue residencia durante varios siglos de los cabildos civil y eclesiástico; del Hospital del Rey, institución creada en 1317 en la casa que hoy ocupa la Diputación; de la Lonja, por la construida por iniciativa de Felipe II en los solares de la Casa de la Moneda y las Herrerías del Rey; y Graneros del Cabildo, por el actual edificio del Museo de Arte Contemporáneo. Estos nombres no afectaron, según Álvarez-Benavides en un informe evacuado en 1892, a todo el espacio sino al mas próximo a cada edificio. También fue conocida como de los Cantos, según Santiago Montoto, por la piedra allí almacenada durante la construcción de la Catedral. Quizás también por los sillares de la muralla del Alcázar. En 1845 se dio oficialidad al nombre de plaza o paseo del Triunfo, con el que se la venía conociendo desde que se construyera el monumento o triunfo que conmemoraba el suceso portentoso de que un terremoto (1 de noviembre de 1755) hundiese algunas naves de la Catedral sin causar víctimas a pesar del numeroso público que oía la misa mayor, la cual tuvo que ser terminada en el exterior, en el lugar en que se levantó este triunfo. Posteriormente, en 1869 se le unirá como calle con el mismo nombre la de Santo Tomás. En 1892, con ocasión del centenario del descubrimiento de América, se propuso cambiarla por Cristóbal Colón, pero la propuesta no prosperó, y en 1931 se rotuló como Triunfo de la República, volviendo, tras la guerra civil, a su primitivo nombre.
Delante de las puertas del Alcázar (del León o de la Montería y del Patio de Banderas) existió un espacio abierto que permitía la defensa del mismo; éste va a conformarse en el s. XVI con la construcción de varias dependencias de la Catedral adosadas a su fachada sur: Sala Capitular, Sacristía Mayor, Antecabildo y Patio del Mariscal, y de la Lonja, que sustituyó a otros edificios, dejando entre ambos una amplia comunicación, la actual Fray Ceferino González. En el s. XVII se derribaron algunas casas de la manzana del Corral de los Olmos, que miraban al Patio de Banderas, y en 1790 el propio corral, ensanchándose grandemente la comunicación con la actual plaza Virgen de los Reyes. Con la plaza de la Contratación se hacía a través del arquillo de la Montería o de la Contratación, abierto en el lienzo de muralla probablemente en el s. XVI. La última apertura ha sido la de la calle Joaquín Romero Murube, realizada en 1961. La calle Santo Tomás, que también confluye en la plaza, está enmarcada por la línea de muralla que va hasta la torre de Abdelazis, y la fachada sur de la Lonja. El resultado es una plaza rectangular abierta en la que penetra la esquina sureste de la Catedral.
El primer proyecto de urbanización de la plaza parece ser de 1848, en el que se propone nivelar el terreno y pavimentarlo, aunque ya deberían existir algunos árboles formando un rectángulo, según recoge el plano de Sartorius (1848). Años después se encuentran referencias de la construcción de andenes desde la plaza al arquillo de la Montería, y de la reparación de los arrecifes por 150 presos. En 1673 ya aparece la planta de salón de forma elíptica dotada de árboles, bancos y candelabros, y en 19l8 se inaugura el monumento a la Inmaculada Concepción; en 1917 se elabora un proyecto por el arquitecto municipal Leopoldo Carrera Díaz, que conserva la planta elíptica e incluía la plaza del Cardenal Lluch, hoy Virgen de los Reyes; en 1932 se la dota con alcorques de mármol, según diseño de José Lafitta, dentro de este plan general de reforma, sobre el que se volverá en 1947-48, embelleciéndola y dotándola de nuevo alumbrado. El espacio circundante fue adoquinado en 1895, y nuevamente adoquinado en los años 30 y asfaltado en 1961, junto con toda la zona monumental, fecha muy temprana en relación con el resto de la ciudad.
Han predominado históricamente los edificios públicos y monumentales. El más antiguo es el Alcázar, que ofrece lienzos y torres de la época andalusí, con la puerta del recinto principal, la de la Montería, conocida también como la del León. por la que se accede al Patio de la Montería, donde se reunían los monteros del rey, presidido por la gran fachada mudéjar levantada por Pedro I. En este patio hubo varios teatros de comedias, siendo el mas famoso el de la Montería en el s. XVII, hasta 1691 en que fue destruido por un incendio. Al lienzo de muralla hubo casas adosadas aprovechando los salientes de los torreones desde el s. XVIII hasta la primera mitad del presente siglo. En una casa junto a la puerta del Patio de Banderas se fundó, a iniciativa de la Hermandad de la Virgen del Pilar, en 1317, un hospital, bajo el patronazgo de los reyes, y que Fernando e Isabel destinaron en 1501 a los inválidos de guerra, hasta que en 1794 fue incorporado al Hospital de los Inocentes. El edificio que ocupó esta institución es el de la Diputación, obra del s. XVIII, reformada con dos plantas y buhardillas con mansardas y hermoso patio y escalera. Tiene también en esta acera su entrada el convento de la Encarnación, unido interiormente con otras casas de la plaza de Santa Marta. La casa núm. 5, que alberga el Archivo y el Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial, es un edificio del s. XVIII en cuya fachada aparece una imagen flanqueada por sendos escudos del Cabildo de la Catedral. El lado norte lo cierra el ábside de la Catedral, con la puerta de las Campanillas, la Sala Capitular, Sacristía Mayor, Antecabildo y Patio del Mariscal. La Lonja, actual Archivo de Indias, construida en 1572 según postulados de Juan de Herrera, ocupa todo el lado de poniente. Junto a él se halla el monumento o Triunfo que da nombre a la plaza, formado por un pedestal de mármol y jaspe sobre gradas rematado con un templete que alberga una imagen de la Virgen. En su base hay una inscripción en castellano que recuerda las circunstancias por las que se erigió el monumento y otra en latín que ha sido borrada parcialmente. El monumento que más la identifica actualmente, hasta el punto de creerse erróneamente que es el origen de su nombre, el levantado a la Inmaculada Concepción en 1918, obra del escultor Coullaut Valera y costeado por suscripción popular. La imagen de la Virgen se alza sobre cuatro columnas a las que rodean esculturas de Juan de Pineda, Murillo, Martínez Montañés y Miguel del Cid, sobre basamento octogonal. Existió en el s. XIX junto a la puerta del Patio de Banderas un pilar utilizado para regar la arboleda de la plaza.
Espacio abierto de considerables dimensiones, ha sido testigo de los desplazamientos de los reyes durante su estancia en Sevilla, por ser titulares, hasta la Segunda República, del Alcázar, en donde residían; ya en 1405 se celebró al parecer una corrida de toros para celebrar el nacimiento del infante don Juan, futuro Juan II. Tras su urbanización en 1847, va a ser más un paseo que una plaza, en el que no van a faltar los puestos de agua, pintores ocasionales, mendigos y prostitutas en la noche. Hubo de estar poco cuidado, a tenor de las quejas, y también poco concurrido por estar retirado del centro de la ciudad. En algunas ocasiones se celebraron veladas y funciones de fuegos artificiales en la víspera de la fiesta de la Inmaculada. Todavía en 1921 era un "oasis de placidez y de silencio", pero por poco tiempo, pues el turismo en la actualidad la llena con la consiguiente presencia de vendedores ambulantes de baratijas y el aparcamiento masivo de coches de caballo, autocares y automóviles. En la postguerra fue testigo de la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús desde el balcón de la Diputación "entronizándolo en aquellas corporaciones en los que tanto le ofendieron" (ABC, 1-I-1942); en los años setenta y ochenta ha sido testigo, asimismo, de numerosas manifestaciones laborales ante el mismo palacio, que habitualmente genera cierto movimiento administrativo. Desde hace unas décadas acuden las tunas universitarias y numeroso público, la víspera de la Inmaculada o ofrecerle flores y canciones, y un grupo más reducido se concentra cada sábado a rezar el rosario. Es asimismo lugar buscado para celebrar actos de desagravio a las imágenes o a la Iglesia; el más reciente ocurrió en 1984 con motivo de la actuación del grupo teatral Els Joglars con la obra Teledeum. La plaza, motivo de atención y reflexión para poetas y escritores, ha sido llamada "acrópolis sevillana" por R. Laffón y "síntesis emblemática de la ciudad de la Gracia" por J. M. Izquierdo. Este autor, que le ha dedicado varias paginas de su libro Divagando por la Ciudad de la Gracia, recoge unos versos de un poeta "anónimo" que la describe así:
"Un templo al Dios soberano,
una lonja a la riqueza
y un alcázar sobrehumano,
prodigio a la realeza".
Otros muchos autores, entre los que cabe citar a Pío Baroja, J. M. Salaverría, P. Loüys, R. Laffón, M. Díez Crespo, J. Mas, J. Romero Murube, F. Cortines Murube y J. M. Izquierdo, han evocado sus árboles, sus puestos de agua y sus monumentos, "quinta esencia de la arquitectura de toda la ciudad" [Salvador Rodríguez Becerra, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
Triunfo, plaza del, 1. PALACIO DE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL. Este edificio fue construido para Hospital del Rey. Consta de dos plantas en la crujía de fachada, rematada por buhardilla. La portada está flanqueada por columnas toscanas pareadas sobre pedestales, instaladas en el siglo XVIII. En el interior destaca el hermoso patio de arcos semicirculares sobre columnas en la planta inferior, y balcones, separados por pilastras cajeadas, en la superior. En un ángulo del mismo se encuentra la escalera de dos tramos, el segundo doble, cubierta con bóveda.
Triunfo, plaza del, 4. Edificio del siglo XVIII, de dos plantas, avitoladas. Sobre la portada una pequeña hornacina con una imagen flanqueada por sendos escudos del Cabildo Catedral.
Triunfo, plaza del, 5. REALES ALCÁZARES. Perteneciente desde la extinción de la Monarquía, en 1931, al Patrimonio Nacional, ha sido cedido, casi en su totalidad, monumento y jardines, al Ayuntamiento de Sevilla.
Entrando por la Puerta del León se halla un recinto ajardinado cerrado por una muralla almohade con reparaciones posteriores, a la izquierda de la cual se encuentra la Sala de la Justicia y el Patio del Yeso, único resto visible, este último, del Palacio Almohade. Al Patio de la Montería se abre la fachada principal del Palacio de Pedro I, o Alcázar Nuevo, obra de alarifes granadinos, sevillanos y toledanos. La parte pública de este Palacio tiene como centro el Patio de las Doncellas, a cuyo fondo se encuentra el Salón de Embajadores, con magníficas puertas mudéjares y cubierto con una bóveda de media naranja, realizada en el siglo XV. Las dependencias privadas de este Palacio tienen por centro el Patio de las Muñecas, que sufrió importantes reformas en el siglo pasado. En la parte alta del Palacio destaca el llamado Oratorio de los Reyes Católicos, con un retablo de cerámica obra de Niculoso Pisano, fechado en 1504.
En el costado del Patio de la Montería se halla el Cuarto de los Almirantes, fundado en 1503 por la Reina Católica. Junto a él un conjunto de dependencias conocido con el nombre de Casa del Asistente.
En el frente opuesto, un tránsito lleva al Patio del Crucero y a los Salones de Carlos V, que forman parte del Palacio construido por Alfonso X, restaurado posteriormente, y con una magnífica colección de azulejos de Cristóbal de Augusta del siglo XVI. Finalmente se llega a los jardines: árabe, renacentistas, barrocos y modernos, dentro de los cuales hay que destacar el quiosco de Carlos V [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
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La plaza del Triunfo, al detalle:
Monumento a la Inmaculada Concepción
Edificio de la plaza del Triunfo, 4
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