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martes, 23 de noviembre de 2021

La Hacienda de Quinto y restos de la Hacienda de San Clemente, en Dos Hermanas (Sevilla)

     Por Amor al Arte
, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Hacienda de Quinto y restos de la Hacienda de San Clemente, en Dos Hermanas (Sevilla)
     Hoy, 23 de noviembre, Memoria de San Clemente I, papa y mártir, tercer sucesor del apóstol San Pedro, que rigió la Iglesia Romana y escribió una espléndida carta a los corintios, para fortalecer entre ellos los vínculos de la paz y la concordia. Hoy se celebra el sepelio de su cuerpo en Roma (s. I) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
     Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Hacienda de Quinto y restos de la Hacienda de San Clemente, en Dos Hermanas (Sevilla).
     La Hacienda de Quinto y restos de la Hacienda de San Clemente, se encuentra en la calle Viena, s/n de Montequinto, en Dos Hermanas (Sevilla)
     El Cortijo de Quintos. Cortijo cuyas dependencias se comunicaban con Las Monjas por tanto esta parte del caserío sería la parte de habitación.
     Cuenta con graneros, naves para maquinaria; en la antigua capilla se ubican despachos de la empresa Urbis. Sala de reunión flamenca.
     Antigua cuadras para el verano, hoy cocheras para maquinaria.
     Se divide en tres partes: San Clemente, Cortijo Grande y Cortijo Nuevo. San Clemente es la parte más antigua y está adosada a una torre de carácter militar fechable hacia el s. XIII. La torre es de forma cuadrada tiene siete metros de lado, con tres plantas y unos trece metros de altura, al exterior está almenada y tiene ventanas con arquillos de herradura, al interior se cierra con bóveda. Ésta formaba parte de un recinto fortifcado de época almohade.
     Una parte del caserío y de las tierras perteneció a las monjas de San Clemente, el Cortijo Grande era de los Medinaceli y el Cortijo Nuevo que fue de la Mitra.
     Se conserva en la hacienda parte del caserío y algunas naves del s XVI.
     Son interesantes dos azulejos que se conservan: uno de San Clemente, fechable en el s XVI, y otro con un escudo, fechado en 1734.
     Junto a la hacienda, que en su época fue un pequeño poblado existe una edificación monumental con arcos apuntados sobre pilares, posiblemente era un pajar o molino y almacén de aceitunas.
     Aún se conserva el molino con la viga.
     Se considera la hacienda más antigua del término municipal, ya que en ella han aparecido restos romanos, visigodos, árabes etc. La primera cita sobre este lugar data del s II d.C., concretamente en el Itinerario de Antonino.. Más tarde se cita en el reparto de Sevilla como alquería árabe, adjudicándose a Guilen Bec. En 1284 se hace donación por parte de Alfonso X al Convento de San Clemente. En 1490 se arrienda a D. Pedro Enríquez y Dª Catalina de Ribera, y en 1503 pasa a su hijo Enríquez de Ribera.
Torre de Quintos. El caserío del cortijo se halla actualmente repartido entre tres propietarios formando dos núcleos de edificaciones, uno llamado Cortijo Grande y otro que englobaba el Cortijo de San Clemente y el Cortijo Nuevo. En el Cortijo de San Clemente se encuentran los restos más interesantes: consiste en un recinto fortificado, casi trapezoidal, cuyo lado más pequeño corresponde al sur, del que subsisten trozos de muralla de hormigón de 1,80 m. de espesor, hecha de tapial, que sirve casi en su totalidad de apoyo a construcciones modernas, conservando mayor altura la muralla del lado oriental, que constituye la medianera entre los Cortijos San Clemente y Nuevo, quedando en cambio, pocos vestigios del muro en el lado oeste, aunque puede rastrearse su trazado. Dentro del recinto, hacia el ángulo suroeste, se encuentra lo más interesante del mismo: la torre fuerte que se conserva en perfecto estado. Se halla ésta actualmente aislada sin presentar señales de haber estado unida a la muralla; es casi cuadrada (7,25 x 7 m.) estando la mayor dimensión orientada aproximadamente de norte a sur y el espesor de sus muros construidos con tapial, es de 1,10 m. , siendo el más grueso el del norte por hallarse embutida en él la escalera.
     Tres sencillas impostas de ladrillo marcan al exterior la separación de las plantas y el borde del parapeto almenado. Se compone la torre de tres plantas; la inferior tiene su entrada por una estrecha puerta situada al costado oriental, formada por un doble arco rebajado delimitando una pequeña bóveda del mismo perfil abierta en el grueso del muro, conservando la quicialera de piedra y los huecos de la barra para atrancar la puerta interiormente. Esta puerta da acceso a un departamento cuadrado cubierto por bóveda octogonal de casquetes esféricos sobre una sencilla nacela que apea sobre trompas formadas por semi-bóvedas de aristas de perfil apuntado. A la derecha de la entrada y a 1,25 m. del piso se abre en el muro del norte la puerta, de 1,75 m. de altura, que da acceso a l escalera de la segunda planta, abierta, como se ha dicho, en el espesor del muro y que se halla cubierta por cinco tramos de bóveda de aristas escalonados, haciendo después un recodo en ángulo recto para salvar, mediante cinco escalones, la altura que falta hasta el nivel de la segunda planta, estando este último tramo cubierto por bóveda de cañón en rampa y penetrando unos cincuenta cms. en el espesor del muro de poniente; en la actualidad la puerta en que desembarcaba esta escalera está tapiada, habiéndose practicado otra entrada para utilizar la segunda planta en el muro del sur; que mediante un pasillo abierto en el espesor del mismo, la pone en comunicación con el piso alto del caserío. La segunda planta consta de otro departamento de las mismas dimensiones que el de la primera, cubierto por bóveda vaída de ladrillo sobre arcos resaltados del paramento de los muros, que apoyan sobre sencillas nacelas con moldura de caveto. En el muro de poniente existe en la actualidad un balcón, donde es probable que existiera originariamente una saetera. En el lado opuesto, es decir en el muro de levante, se abre un interesante ajimez, formado por dos arcos de herradura peraltados de torpe trazado, encerrados en un alfiz y que apoyan mediante un cimacio con perfil de caveto en una columna de mármol con capitel corintio de tipo almohade. La organización de la escalera que desde esta planta lleva a la azotea, repite la disposición de la ya descrita en planta baja, salvo que el último tramo, más largo, no penetra en el grueso del muro. La azotea tiene paramento coronado por almenas encapuchadas y dos saeteras en cada uno de los cuatro lados, las cuales se abren bajo las almenas inmediatas a las de esquina. La altura total de la torre es de 13,18 m.
     La estratégica posición de la alcaria y después lugar de Quintos, sobre uno de los antiguos caminos de acceso a Sevilla, como ya se dijo oportunamente, justifica el que pudiera ser considerado como defensa avanzada de la ciudad en aquella dirección y explica la construcción de un recinto fortificado que puede llevarse a la época almohade; en cuanto a la torre, por las características de su estilo nos parece edificada en la segunda mitad del siglo XIII en fecha muy próxima a la reconquista de la ciudad.
Hacienda de San Clemente. Hacienda de olivar con almazara de prensa de viga, alfarjes con rulo y diez tinajas, pajaretas, señorío, vivienda de caseros.
     Cuadras y pozo de grandes dimensiones (Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía).
     Es el conjunto de más antigüedad del término municipal de Dos Hermanas, apareciendo en el recinto restos romanos, visigodos, árabes y posteriores. Junto a la hacienda, que en su época fue un pequeño poblado, con iglesia y pila bautismal, existe una interesante construcción que fue posiblemente un pajar o molino y almacén de aceitunas. El lugar de Quinto se cita en el "Itinerario de Antonino", datable en el siglo II d.C. Luego se cita en el repartimiento de Sevilla como alquería árabe, adjudicándose a Guillem Bec.
     Destaca en el conjunto una importante torre militar que, en su actual aspecto, puede fecharse hacia el siglo XIII y una imponente viga de molino. Una parte de caserío y de las tierras perteneció a las monjas de San Clemente; otra parte, llamada "Cortijo Grande", fue de los Medinaceli y, por fin el "Cortijo Nuevo", que fue de la Mitra. Está muy vinculada la finca a las Reales Almonas de Sevilla. La Torre es un cuadrado de siete metros de lado, con tres plantas y poco más de trece metros de altura. Su posición explica el recinto fortificado que la rodeaba, de época almohade. Las crónicas se refieren a la derrota de los invasores normandos en sus cercanías a mediados del siglo IX d.C. Actualmente el conjunto del caserío pertenece al Ayuntamiento de Dos Hermanas, procediéndose a su restauración y adecuación para fines culturales. No lejos del caserío, junto a las edificaciones de la Urbanización "Los Cerros" se encuentran los restos de otro caserío y una torre con la inscripción "Torre de Quinto", a modo de réplica de la torre militar de la Hacienda (www.doshermanas.es).
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Clemente I, papa y mártir;
     Papa y mártir del siglo I (92-101).
     De origen judío, habría sido convertido al cristianismo por san Pedro. 
     Sisinio, a cuya mujer había convertido, quiso perseguirlo pero fue castigado con la ceguera. Enfurecido, ordenó a sus esclavos que ataran a Clemente a quien acusaba de ser mago. Pero también éstos fueron cegados: amarra­ron una columna a la que tomaron por el santo y que intentaban desplazar en vano.
     El emperador Trajano lo desterró al Quersoneso (Crimea) donde fue condenado a partir piedras en una cantera. Para calmar la sed de sus compañeros que estaban muriéndose por la falta de agua, invocó al Cordero de Dios quien, rascando el suelo, hizo brotar una fuente de la roca.
     Finalmente fue ahogado en el mar Negro con un ancla al cuello. Los ángeles le construyeron una magnífica tumba de mármol en el fondo del mar. Todos los años, el día del aniversario de su martirio, las aguas se retiran para permitir a los cristianos llegar a pie seco hasta la capilla submarina. Sucedió una vez que cierta madre demasiado devota olvidó a su hijo allí, al año siguiente lo recuperó vivo cerca del altar.

     Se trata del tipo de leyenda que se origina en un atributo. En su origen, el ancla simbolizaba su firmeza en la fe, su esperanza cristiana. Para explicar este atributo se imaginó que había sido arrojado al mar con un ancla en el cuello.
CULTO
     En 867 los apóstoles de los eslavos, Cirilo y Metodio, transportaron sus reliquias desde Crimea hasta Roma, donde se le dedicó una basílica. Venecia le reservó una capilla en la catedral de San Marcos. La ciudad de Velletri lo adoptó como patrón y otro tanto hizo Pescara, en la costa del Adriático. En Francia, la iglesia de Arpajon (antiguamente Charres) está puesta bajo su advocación. También lo invocaban las madres nodrizas en Saint Lactansin (Indre), que se hacía derivar de lac in sinu, y en Saint Euphrone (Cüte d'Or). Inglaterra, país de marinos, puso bajo su advocación cuarenta y siete iglesias, entre ellas la de San Clemente de Terrington. Una iglesia de Londres, en el Strand, a orillas del Támesis, también está consagrada a él. El emblema de la parroquia es un ancla que los sacristanes llevan sobre los botones y que, paradójicamente, remata la veleta del campanario. Quizá sea el úni­co caso en que se haya elegido el ancla, símbolo de estabilidad, para decorar una veleta que es la imagen de la movilidad por excelencia.
     En Colonia, el obispo Cuniberto le dedicó una iglesia que más tarde adoptó el nombre de San Cuniberto. También era venerado en Schwarz Rheindorf, frente a Bonn.
     Cirilo y Metodio difundieron su culto en los países eslavos. Era el patrón de los marmolistas, sobre todo en Sablé, Anjou, a causa de sus trabajos forzados en una cantera; y también de los barqueros y marineros a causa de su ancla. Curaba a los gotosos.
ICONOGRAFÍA
     San Clemente, que está representado sin atributos en los mosaicos de San Apolinar il Nuovo de Rávena, en el arte de la Edad Media se reconoce no sólo por la tiara pontificia y la cruz de triple travesaño, sino por el ancla, instrumento supuesto de su martirio, en la que se apoya, o que lleva atada al cuello.
     Las escenas más populares de su leyenda son el prodigio de la fuente que el cordero hace brotar en una cantera del Quersoneso, los milagros de la capilla funeraria construida por los ángeles en el fondo del mar Negro y el niño extraviado y recuperado por su madre en esa capilla acuática (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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Más sobre la localidad de Dos Hermanas (Sevilla), en ExplicArte Sevilla.

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