Por Amor al Arte, déjame ExplicArte la provincia de Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia de San Carlos el Real, en Osuna (Sevilla).
Hoy, 4 de noviembre, Memoria de San Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, en Italia, fue en esta sede un verdadero pastor fiel preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo. Para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer (1584) [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
Y que mejor día que hoy para Explicarte la Iglesia de San Carlos el Real, en Osuna (Sevilla).
Fue antigua iglesia del colegio de la Compañía de Jesús en Osuna y su construcción se realizó en el siglo XVIII. Su portada no es externa, puesto que se halla en un vestíbulo que daba acceso también al antiguo colegio jesuita. Está construida en mármoles policromos y presenta columnas salomónicas. Frente a ella se sitúan un retablo de la Virgen de Belén fechable en la segunda mitad del siglo XVII.
El interior de la iglesia es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón. En el presbiterio se levanta un retablo barroco del último tercio del siglo XVII, que fue dorado en 1674 y que procede del derruido convento de San Francisco. Figuran en él las imágenes de la Dolorosa y de San Antonio de Padua, en las calles laterales, mientras que la central está ocupada por una escultura de San Carlos Borromeo, titular de la iglesia. En el ático aparecen relieves de San Francisco, la Visitación y San Antonio. En el muro de la izquierda figura una colección de pinturas del siglo XVIII que representan el Martirio de San Laureano, San Nicolás de Bari, la Virgen de Guadalupe, San Joaquín y Santa Ana, San Juan Bautista y la Magdalena penitente. En el centro de este muro figura una pintura de la Revelación a San Ignacio en Pamplona, obra del segundo tercio del siglo XVII, con magnífico marco de época.
En el lado izquierdo, haciendo frente a la Revelación a San Ignacio antes mencionada, figura una pintura de similares características que presenta la Aparición de Cristo a San Ignacio, igualmente con excelente marco. En este mismo muro están situadas las pinturas del Martirio de San Juan de Regís y de San Juan Nepomuceno. Al fondo de la nave aparece un retablo de arcosolio con hornacina central, enmarcada por estípites y fechable en la primera mitad del siglo XVIII. Figuran en él esculturas de San Buenaventura y San José.
En la sacristía hay que señalar los lienzos de la cabeza cortada de San Juan Bautista, de la segunda mitad del siglo XVII, y de la Inmaculada, copia del Caballero de Arpino, fechable en el primer tercio del mismo siglo. Asimismo destaca un relieve de San Juan y la Virgen del siglo XVII (Alfredo J. Morales, María Jesús Sanz, Juan Miguel Serrera y Enrique Valdivieso. Guía artística de Sevilla y su provincia. Tomo II. Diputación Provincial y Fundación José Manuel Lara. Sevilla, 2004).
Los jesuitas vinieron a la ciudad en el año 1612, instalándose inicialmente en las dependencias del antiguo Hospital de la Encarnación. En poco tiempo, adquieren los inmuebles necesarios para la construcción de su nueva iglesia entre las calles de Maese Diego, Hornillos y Sevilla, en 1615. Tres años más tarde, siguiendo las trazas realizadas por Pedro Sánchez, da comienzo la obra del convento de la Compañía, que se verá transformado por distintas intervenciones en el siglo XVIII.
Los jesuitas fueron exclaustrados por una Pragmática Real dictada en 1767. Cuando se marcharon el convento quedó abandonado y la iglesia, si bien no se perdió, fue despojada de sus obras de mayor interés, encontrándose su retablo mayor en la parroquia de El Saucejo. Todo en conjunto pasó a ser propiedad del Estado –de ahí el sobrenombre de Real- y fue cedido a la Sociedad Económica de Amigos del País de Osuna y, tras su disolución, al Ayuntamiento. Fue empleado como Escuelas de enseñanza primaria y, desde 1989, alberga la Casa de la Cultura.
Su portada dieciochesca no es externa, puesto que se halla en un vestíbulo que daba acceso también al antiguo colegio jesuita. Esta anómala situación vino provocada por el cierre e inclusión en el convento de una callejuela a la que se abría la portada principal. Está construida en mármoles policromos y adornada con estípites.
El interior de la iglesia es de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón. En el presbiterio se levanta un retablo barroco del último 1/3 del XVII, dorado en 1674, que procede del derruido convento de San Francisco. Figuran en él las imágenes de la Dolorosa, y de San Antonio de Padua, en las calles laterales, mientras que la central está ocupada por una escultura de San Carlos Borromeo, titular de la Iglesia (Ayuntamiento de Osuna).
Antigua iglesia de la Compañía de Jesús en Osuna, su construcción data del siglo XVII. Cuando los jesuitas se marcharon, el convento quedó abandonado y la iglesia, si bien no se perdió, fue despojada de sus obras de mayor interés, encontrándose su retablo mayor en la parroquia de El Saucejo. Todo en conjunto pasó a ser propiedad del Estado (de ahí el sobrenombre de Real) y fue cedido a la Sociedad Económica de Amigos del País de Osuna y, tras su disolución, al Ayuntamiento. Fue empleado como escuelas de enseñanza primaria y, desde 1989, alberga la Casa de la Cultura.
Su portada no es externa, puesto que se halla en un vestíbulo que daba acceso también al antiguo colegio jesuita. Está construida en mármoles policromos y presenta columnas salomónicas. Frente a ella se sitúa un retablo de la Virgen de Belén fechable en la segunda mitad del siglo XVII. Destaca la originalidad de la torre y por tener uno de los relojes más antiguos de Osuna.
El interior de la iglesia es de una sola nave, cubierta con bóveda de cañón. En el presbiterio se levanta un retablo barroco del último tercio del siglo XVII que procede del derruido convento de San Francisco. Figuran en él las imágenes de la Dolorosa y de San Antonio de Padua, en las calles laterales, mientras que la central está ocupada por una escultura de San Carlos Borromeo, titular de la iglesia.
En el ático se observan relieves de San Francisco, la Visitación y San Antonio. En el antiguo claustro se encuentra la Casa de la Cultura, Biblioteca y Conservatorio Municipal. Entre sus muros podemos ver distintas obras, retablos, esculturas y colecciones de los siglos XVI al XVII como el martirio de San Laureano, la Virgen de Guadalupe.
Horario
Invierno:
Domingos y días de precepto de 19:00 a 20:30 (Culto a las 19:30)
Verano:
Domingos y días de precepto: 20:30 a 22:00 (Culto a las 21:00)
Entrada gratuita
Conozcamos mejor la Historia, Leyenda, Culto e Iconografía de San Carlos Borromeo, obispo;
Nacido en 1538 en Arona, a orillas del lago Mayor, y en la noble familia de los Borromeo, estudió derecho en la universidad de Pavía, luego fue llamado a Roma por su tío, el papa Pío IV que a la edad de 23 años lo nombró arzobispo de Milán y lo promovió a la dignidad de cardenal.
Durante la peste de Milán, en 1575, se ocupó personalmente de curar a los apestados. Descalzo y con la cuerda en el cuello seguía las procesiones penitenciales del Santo Clavo para implorar el final de la plaga. Organizó lazaretos, y movilizó a los sacerdotes y monjes como enfermeros. La epidemia acabó después de cobrarse, se dice, unas veinte mil víctimas .
Ch. Lebrun lo representó arrodillado ante un crucifijo. Uno de los sacerdotes que lo acompañan levanta la cola de su manto cardenalicio y muestra sus pies ensangrentados. Murió en Milán en 1584.
CULTO
Canonizado en 1612 por el papa Pablo V, inmediatamente se convirtió en uno de los santos más populares de la Contrarreforma. Se lo glorificó como el ideal de obispo defensor de la ciudad, y al mismo tiempo, como el patrón más eficaz contra la peste. Y a este título reemplazó a los santos antipestosos más afamados de la Edad Media, como San Sebastián y San Roque.
Patrón de Milán, también fue adoptado por Roma. Al día siguiente de su canonización, en dicha ciudad se levantaron tres iglesias en su honor: San Carlo al Corso, iglesia de los lombardos que conserva su corazón; San Carlo ai Catinari (de los alfareros) y San Carlo alle quatro Fontane (de las cuatro Fuentes).
En Florencia, los milaneses bautizaron su iglesia San Carlo dei Lombardi. Su culto se implantó también en la ciudad austriaca de Salzburgo, porque el arzobispo Wolf Dietrich estaba emparentado con la familia de los Borromeo (por ello se hizo de san Carlos el protector de la universidad de Salzburgo, fundada en 1625); y en Viena, porque era el patrón del emperador Carlos VI, quien después de la peste de 1713 le dedicó la magnífica iglesia con cimborrio de San Carlos (Karlskirche), obra maestra del arquitecto Fischer von Erlach. Las dos columnas historiadas que enmarcan el pórtico, desarrollan en espiral los principales acontecimientos de su vida. La iglesia de los jesuitas de Amberes, decorada por Rubens en 1620 estaba puesta bajo su advocación (Sint Carolus Borromeus).
ICONOGRAFÍA
Sus características son una larga nariz aguileña, vestiduras litúrgicas de arzobispo o el capelo cardenalicio. Sus atributos son un crucifijo, una calavera, a veces una cuerda de penitente al cuello (a rope round his neck), que el santo llevaba en las procesiones durante las epidemias de peste.
El episodio más frecuentemente conmemorado de su vida es su caridad hacia los apestados. De ahí que suela estar representado en las capillas de los hospitales.
Su iconografía, que pertenece al arte barroco de los siglos XVII y XVIII, es internacional: italiana, austriaca, flamenca y francesa (Louis Réau, Iconografía del Arte Cristiano. Ediciones del Serbal. Barcelona, 2000).
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