Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la calle Medina y Galnares, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 29 de abril, es el aniversario del fallecimiento (29 de abril de 1959) en accidente de aviación, de Francisco Galnares Sagastizábal y Fernando Medina Benjumena, a quienes está dedicada esta vía, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la calle Medina y Galnares, de Sevilla, dando un paseo por ella.
La calle Medina y Galnares es, en el Callejero Sevillano, una calle que se encuentra en los Barrios de La Bachillera, y de San Jerónimo, en el Distrito Norte; y va de la glorieta Los Ferroviarios, al inicio de la carretera A-8002.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. En las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
La vía, en este caso una calle, está dedicada a Fernando Medina y Francisco Galnares, fallecidos en accidente aéreo, gerente y director de la empresa ISASA, que tenía en dicha vía su sede.
Es conocida como camino a Cantillana o carretera a Alcalá del Río hasta que se urbaniza, ya que constituye la salida hacia esas localidades y otras de su vega. En 1959 se rotula con el nombre de Vascongadas, como otras de San Jerónimo, que entonces reciben nombres de regiones y provincias españolas. En 1961, a propuesta de la empresa Industrias Subsidiarias de Aviación (Isa, S.A.), que tenía allí sus establecimientos industriales, se le da el que actualmente conserva, en memoria de Fernando Medina Benjumea, conde de Campo Rey, y Francisco Galnares Sagastizábal, gerente y director respectivamente de dicha empresa y que habían fallecido en accidente aéreo.
Camino rural, como queda dicho, su proceso espontáneo de urbanización tiene lugar a raíz de la construcción del tendido ferroviario con destino en la estación de la plaza de Armas, a mediados del siglo pasado. Este hecho da lugar a la ocupación de los terrenos aledaños por instalaciones ferroviarias, a la formación de una zona industrial en los primeros años de esta centuria, y a la aparición de viviendas de autoconstrucción y carácter marginal, ocupadas por inmigrantes recién llegados a la ciudad y que allí se instalan en busca de empleo. En la década de 1930 toda la acera de los pares se encuentra ocupada por instalaciones fabriles, con predominio de industrias pesadas y contaminantes, tales como explosivos, refinería de petróleo, fábrica de losetas de asfalto, vidrios e hierros, mientras que las viviendas de autoconstrucción se encuentran adosadas a estas construcciones industriales o se desarrollan en la cuña existente entre la confluencia de esta calle con Cataluña y Navarra, permaneciendo sin ocupar todo el resto de la acera de los impares. Hasta 1951 no se redactó el primer proyecto de parcelación y urbanización y las viviendas carecían de los servicios e infraestructuras urbanísticas básicos. Su función industrial se va a consolidar a partir de 1938 cuando se establece allí la empresa Isa, S.A. Su configuración morfológica y funcional puede darse por concluida en la década de los sesenta con la creación del Polígono Industrial San Jerónimo, situado entre la vía del ferrocarril y la acera derecha de esta calle; la construcción de un barrio para la clase obrera por iniciativa del Patronato de Casas Baratas en la acera opuesta; y la construcción de un puente que salva la vía ferroviaria, como consecuencia de lo cual las primeras casas de la calle quedaron bajo el puente.
Actualmente Medina y Galnares es una vía a medio camino entre calle urbana y carretera, ya que su prolongación es directamente la carretera 433 (actual A-8002), que se dirige a los núcleos de la Vega y Sierra Norte de Sevilla; posee calzada de asfalto con cuatro carriles para la circulación rodada, separada por una mediana central, donde se sitúan las farolas de báculo con dos brazos. Su acera derecha, por donde confluyen las calles Cigala al comienzo y Almirante Valdés en la parte final, está dominada por las instalaciones fabriles de la empresa Fasa-Renault; después de la expansión de los sesenta y primeros años de la década siguiente, la actividad industrial quedó estancada y apenas se han producido modificaciones significativas en el polígono industrial; quedan algunas edificaciones correspondientes a las viviendas de autoconstrucción, de una o dos plantas, de la primera mitad de la centuria, muy deterioradas, algunas cerradas y otras reutilizadas como naves, talleres, bares e incluso una Casa del Pueblo; al final de la calle se sitúa una gasolinera. La acera opuesta, a la que confluyen Extremadura, Cataluña, Pulpo, Carpa, Mero, Calamar, Sardina y Corvina, está constituida mayoritariamente por los bloques de viviendas de cuatro plantas del Patronato, también conocidas como Tercias por los terrenos rurales sobre los que se levantan. En la primera parte hay además viviendas de autoconstrucción, asimismo muy deterioradas, y al final de la calle en 1980 se construyó un ambulatorio de la Seguridad Social. La desaparición del tendido ferroviario que llegaba a la estación de plaza de Armas, cerrada en 1990, tendrá que suponer en plazo breve una remodelación que afectará a esta calle, con la desaparición del puente construido para salvar la vía, y la sustitución del caserío de esta primera parte de la calle [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
HUMILLADERO DE SAN ONOFRE. Pasada la barriada de San Jerónimo, en el camino de La Rinconada y Alcalá del Río, se encuentra una sencilla construcción de sillería, en forma de templete, restaurada en 1916, donde en épocas pasadas se veneraba a San Onofre. Consta de cuatro pilares sobre los que apean arcos apuntados, y se cierra con una bóveda de nervadura [Francisco Collantes de Terán Delorme y Luis Gómez Estern, Arquitectura Civil Sevillana, Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, 1984].
Conozcamos mejor la Historia de Medina y Galnares, quienes merecieron ser recordados con su nombre en esta vía;
La fábrica sevillana de Renault produce más de un millón de cajas de velocidades al año y emplea a 1.300 trabajadores. Como planta de la marca del rombo, nació en el año 1965 y en este medio siglo largo se ha consolidado como uno de los principales pilares de la industria local y regional. Pero la Renault de San Jerónimo, el barrio donde siempre ha estado implantada la factoría, tiene una prehistoria escrita por un grupo de amigos sevillanos, ingenieros, banqueros, pilotos militares y civiles y alguna marquesa, que se relacionaban en el Real Aero Club.
Uno de sus protagonistas es Manuel Galnares, ingeniero aeronáutico nacido «el año de la República», como se apresura a apuntar, que en su última etapa ha sido un destacado empresario de concesionarios al mando de Syrsa Automoción.
Galnares vivió en primera línea las peripecias — alguna muy luctuosa—, las gestiones y los años de intenso trabajo que determinaron que la Renault mantuviera en Sevilla su factoría española de cajas de cambio; y que no se la llevara a Valladolid o Palencia, donde estableció sus plantas de producción de coches.
El ingeniero de 86 años recuerda, como si fuera ayer, aquella primera caja de cambios fabricada en Sevilla, que se entregó a la compañía en 1958 para montarla en un coche Renault. Ahora se cumplen, por tanto, 60 años de aquel primer hito. La pieza, «una caja puente que llevaba incorporado piñón de ataque, corona y grupo diferencial», la hizo un proveedor sevillano, Industrias Subsidiarias de Aviación (ISA), que había firmado un contrato con la multinacional automovilística francesa para producir este componente fundamental del engranaje de los coches. ISA había nacido en 1938 como fabricante de recambios para la aviación y motores de motocicletas. El acuerdo con Renault lo habían sellado dos ingenieros y pilotos: Francisco Galnares Sagastizábal y Fernando Medina Benjumea, director técnico y consejero delegado de ISA, respectivamente, que formaban parte de ese grupo de fundadores de la compañía.
«La primera caja de cambios completa que fabricamos la enviamos a París para que nos la homologara la casa Renault. La montamos en un modelo Dauphine para hacer las pruebas finales de carretera y en ese coche nos llevaron a mí y a otro ingeniero que venía conmigo, Domingo Velasco, al aeropuerto para coger el vuelo de regreso a Sevilla», recuerda Manuel Galnares, hijo de Francisco, que dirigió ISA entre 1961 y 1981. Tras conseguir la validación técnica de este primer prototipo, en 1959 empezó en Sevilla la fabricación en serie de cajas de cambio para Renault, primero en la factoría de ISA en San Jerónimo.
Un suceso fatal impidió la entrega de la primera caja producida en serie al consejo de administración de la antigua FASA Renault. La cita estaba fijada para el 31 de abril de 1959 en Madrid, pero dos días antes fallecieron en accidente de aviación Francisco Galnares Sagastizábal y Fernando Medina Benjumea en un vuelo Barcelona-Madrid. La muerte de los dos ingenieros que pilotaban ISA fue un mazazo. Manuel Galnares y Javier Benjumea Puigcerber (el fundador de Abengoa) tuvieron que hacerse cargo luego de dirigir la factoría.
Esta etapa duró hasta 1965, cuando Renault, que tenía unos ambiciosos planes de desarrollo en España, decidió duplicar la producción. «En 1965 entregábamos 50.000 cajas y la marca quería que llegáramos a 100.000. Este reto exigía fuertes inversiones», narra Manuel Galnares. Finalmente se acordó la venta de la planta de ISA a Renault, con lo que se consiguió asegurar que la producción de cajas se quedara en Sevilla. «Fue la mejor solución. Nos pagaron lo que costaba, lo que valía. No discutimos», recuerda el ingeniero. «Entonces teníamos 1.400 trabajadores en ISA y la mitad de la plantilla se quedó en San Jerónimo, ya bajo el mando de Renault. La otra mitad se vino a una nueva fábrica de motores y motocicletas que construimos en solo seis meses en el Polígono Calonge manteniendo otras licencias, como Guzzi, Wilson o ZF», explica Manuel Galnares.
La Renault contemporánea tiene una plantilla similar a la de ISA hace 50 años, pero el sistema productivo es muy distinto. La digitalización, los robots auxiliares, los carros filoguiados, que evitan las tareas más pesadas a los operarios, la han convertido en una industria 4.0, de vanguardia. En toda su historia, ha fabricado casi 28 millones de cajas. La precisión de los componentes se mide ya en milésimas de milímetro, los materiales son menos pesados y más duraderos, el aumento del número de velocidades consigue recortar el consumo y el ruido. Sin embargo, hay cosas que no cambian: «La técnica ha cambiado poco. Se ha perfeccionado la filosofía, pero el esquema es el mismo», señala el ingeniero Galnares (ABC de Sevilla).
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La calle Medina y Galnares, al detalle:
Parroquia de San Jerónimo
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