Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Pabellón de la Unión Europea, de Karsten Krebs, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla.
Hoy, 9 de mayo, es el aniversario del Día de Honor (9 de mayo de 1992) de la Unión Europea en la Exposición Universal de 1992, de Sevilla, al ser también el Día de Europa, así que hoy es el mejor día para ExplicArte el Pabellón de la Unión Europea, para la Exposición Universal de 1992, de Sevilla.
El Pabellón de la Unión Europea para la Exposición Universal de 1992 [nº 153 en el plano oficial de la Exposición Universal de 1992], se ubica en la calle Isaac Newton, s/n (Avenida de Europa durante la Exposición Universal); en el Barrio de Triana Oeste, del Distrito Triana.
PABELLÓN DE LA UNIÓN EUROPEA. De la Europa del Renacimiento al Renacimiento de Europa.
La Comunidad Europea en la Exposición Universal Sevilla 1992
La Comunidad Europea tiene una triple participación en la Exposición Universal Sevilla 1992:
Los doce Pabellones representativos de cada uno de los Estados Miembro de la Comunidad, agrupados alrededor de la Avenida de Europa.
La disposición arquitectónica de la Avenida de Europa, diseñada para reforzar la identidad del emplazamiento de la Comunidad.
El Pabellón de la Comunidad Europea, en el corazón del recinto expositivo de la Comunidad.
Los Pabellones de los Estados Miembro agrupados alrededor del Pabellón de la Comunidad Europea
Por primera vez en una Exposición Universal, los doce países de la Comunidad Europea están presentes en Sevilla, cada uno con su propio Pabellón. Los doce Pabellones están agrupados alrededor del Pabellón de la Comunidad y a lo largo de la Avenida de Europa. De esta manera, los Estados Miembro manifiestan su disponibilidad para mostrarse a sí mismos ante el mundo como una realidad palpable.
El emplazamiento de la Comunidad Europea se compone de doce torres, de 30 m de altura cada una, que simbolizan a los doce Estados Miembro (la inspiración para las torres procede de las del Monasterio de La Cartuja, situado en la Isla de Le Cartuja), y de "velas" que unen las torres evocando la unidad e interdependencia de los países comunitarios. Este complejo ha sido elaborado por los arquitectos Hennin & Normier y Lippsmeier & Partners.
El Pabellón de la Comunidad Europea
El diseño arquitectónico del Pabellón de la Comunidad ha sido realizado por el arquitecto alemán, de Hannover, Karsten Krebs. Tiene lo forma de una torre cónica, de unos 50 m de altura, que muestra un juego de colores basado en las banderas de los Estados Miembro, y que debe ser vista como un gran "faro" que recalca el mensaje de unidad en la diversidad de los países de la Comunidad Europea.
Fuera del Pabellón, una escultura de Ludmila Tcherina simboliza el corazón y la unidad de Europa.
Dentro de la temática general La Era de los Descubrimientos, la muestra que se presenta en este Pabellón se titula De la Europa del Renacimiento al renacimiento de Europa, y tiene como principales temas:
En el Siglo de los Grandes Descubrimientos, Europa despega.
La Comunidad Europea, un gran descubrimiento del siglo XX. Las atracciones del Pabellón incluyen una sala en la que se lleva a cabo una demostración del funcionamiento de la televisión de Alta Definición europea y un espectáculo audiovisual. Las muestras del Pabellón se completan con videodiscos, bases de datos, una librería y una tienda de recuerdos (Guía Oficial Expo'92. Sevilla, 1992).
Situado en la calle Isaac Newton, la que fue durante la Expo '92 la Avenida de Europa, el Pabellón de la CEE (Comunidad Económica Europea) está flanqueado por las 12 torres que simbolizaban los 12 países miembros de la Comunidad durante el año '92, además de sus respectivos pabellones nacionales.
El pabellón, situado en el corazón de la Isla de la Cartuja, consiste en una torre cónica policromada de 50 metros de altura, en la que todavía se pueden ver las banderas de los países comunitarios que, por entonces, formaban la CEE. El edificio consta de dos niveles subterráneos, a los que se accede desde unas escaleras situadas en la cara frontal del edificio, frente a la conocida estatua de "Europa en el corazón".
En el exterior, las 12 torres, basadas en la arquitectura de los altos hornos del Monasterio de la Cartuja, estaban "unidas" entre sí por unos toldos que evocaban la unidad e interdependencia de los países comunitarios.
La estructura principal del edificio, conocida como la "Torre de Europa", está compuesta por una estructura metálica cubierta por grandes paneles plásticos y su interior es hueco, iluminándose mediante un tragaluz al fondo de ésta. En el proyecto original de 1990, la torre se diseñó como un gran mirador, pudiendo acceder al punto más alto mediante un ascensor.
Con el lema "De la Europa del Renacimiento hasta el Renacimiento de Europa (1492-1992)", el pabellón europeo mostró los distintos contenidos dividiéndolos en tres salas o períodos:
- Período 1450-1550, como la primera era del Descubrimiento con referencias a Cristóbal Colón, las invenciones mecánicas de Leonardo da Vinci o uno de los primeros telescopios.
- Las fuerzas de cohesión y conflicto en la historia europea.
- La evolución de la CEE: 1992 como la nueva era del Descubrimiento de Europa, con la imagen del anillo de las doce estrellas que forma la bandera de la Comunidad Europea, y una visión de la Europa del mañana.
Dentro de estos espacios, el visitante podía visitar una sala donde se llevaba a cabo una demostración del funcionamiento de la televisión de Alta Definición europea, que estuvo disponible, mediante un circuito cerrado de vídeo, en todos los pabellones de los países miembros de la CEE, así como un espectáculo audiovisual. Las muestras del pabellón se complementaban con videodiscos interactivos, bases de datos sobre Europa, la Librería Europea y una tienda de recuerdos, donde se podía adquirir gratuitamente un ejemplar de ECU, la moneda comunitaria que posteriormente se convertiría en el Euro.
Aunque fue creado como un pabellón efímero, tras la clausura de la Muestra, el edificio pasó a ser propiedad de la Prensa Sevillana, pero dicha empresa nunca llegó a instalarse en él. Finalmente, tras 20 años de prolongado abandono, el Ayuntamiento de Sevilla lo cedió al Parque Tecnológica Cartuja, rehabilitándolo y reinaugurándolo el 20 de abril de 2012, el día que se cumplían 20 años de la apertura de Expo '92. Actualmente, acoge la sede de Cartuja 93, con la intención de acoger en años sucesivos el Centro de Demostración e Investigación de Nuevas Tecnologías y de Interpretación del Parque Científico y Tecnológico Cartuja (Blog Pasaporte 92).
Conozcamos mejor el Día de Europa;
El Día de Europa, cada 9 de mayo, celebramos la paz y la unidad en Europa. Esta fecha marca el aniversario de la histórica «Declaración Schuman», en la que este expuso su idea de una nueva forma de cooperación política en Europa, que haría inconcebible la guerra entre naciones europeas. La propuesta de Schuman se considera el comienzo de lo que hoy es la Unión Europea.
Robert Schuman, Ministro francés de Asuntos Exteriores, pronunció la Declaración que lleva su nombre el 9 de mayo de 1950. En ella proponía la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero cuyos miembros pondrían en común la producción de carbón y de acero.
La CECA (formada en su origen por Francia, Alemania Occidental, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo) fue la primera de una serie de instituciones supranacionales que se convertirían en lo que es hoy la Unión Europea.
Contexto histórico
En 1950, cinco años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, las naciones europeas todavía estaban luchando para superar sus estragos.
Los gobiernos europeos, decididos a evitar otra terrible contienda, llegaron a la conclusión de que, poniendo en común la producción de carbón y acero, la guerra entre Francia y Alemania, rivales históricos, resultaría —en los términos de la declaración— "no sólo impensable, sino materialmente imposible".
Se pensó, acertadamente, que la fusión de los intereses económicos contribuiría a aumentar el nivel de vida y constituiría el primer paso hacia una Europa más unida. La adhesión a la CECA estaba abierta a otros países.
Citas clave
"La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan."
"Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho."
"La puesta en común de las producciones de carbón y de acero (...) cambiará el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas."
Texto íntegro
La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan.
La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas. Francia, defensora desde hace más de veinte años de una Europa unida, ha tenido siempre como objetivo esencial servir a la paz. Europa no se construyó y hubo la guerra.
Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho. La agrupación de las naciones europeas exige que la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo que la acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y Alemania.
Con este fin, el Gobierno francés propone actuar de inmediato sobre un punto limitado, pero decisivo.
El Gobierno francés propone que se someta el conjunto de la producción franco-alemana de carbón y de acero a una Alta Autoridad común, en una organización abierta a los demás países de Europa.
La puesta en común de las producciones de carbón y de acero garantizará inmediatamente la creación de bases comunes de desarrollo económico, primera etapa de la federación europea, y cambiará el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas.
La solidaridad de producción que así se cree pondrá de manifiesto que cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo resulta impensable, sino materialmente imposible. La creación de esa potente unidad de producción, abierta a todos los países que deseen participar en ella, proporcionará a todos los países a los que agrupe los elementos fundamentales de la producción industrial en las mismas condiciones y sentará los cimientos reales de su unificación económica.
Dicha producción se ofrecerá a todo el mundo sin distinción ni exclusión, para contribuir al aumento del nivel de vida y al progreso de las obras de paz. Europa podrá, con mayores medios, proseguir la realización de una de sus tareas esenciales: el desarrollo del continente africano. De este modo, se llevará a cabo la fusión de intereses indispensables para la creación de una comunidad económica y se introducirá el fermento de una comunidad más amplia y más profunda entre países que durante tanto tiempo se han enfrentado en divisiones sangrientas.
Mediante la puesta en común de las producciones básicas y la creación de una Alta Autoridad de nuevo cuño, cuyas decisiones obligarán a Francia, Alemania y los países que se adhieran, esta propuesta sentará las primeras bases concretas de una federación europea indispensable para la preservación de la paz.
Para proseguir la realización de tales objetivos, el Gobierno francés está dispuesto a iniciar negociaciones según las siguientes bases.
La misión encomendada a la Alta Autoridad común consistirá en garantizar, en el plazo más breve posible, la modernización de la producción y la mejora de su calidad; el suministro, en condiciones idénticas, del carbón y del acero en el mercado francés y en el mercado alemán, así como en los de los países adherentes; el desarrollo de la exportación común hacia los demás países; la equiparación y mejora de las condiciones de vida de los trabajadores de esas industrias.
Para alcanzar estos objetivos a partir de las dispares condiciones en que se encuentran actualmente las producciones de los países adherentes, deberán aplicarse con carácter transitorio determinadas disposiciones que establezcan la aplicación de un plan de producción y de inversiones, la creación de mecanismos de estabilidad de los precios y la creación de un fondo de reconversión que facilite la racionalización de la producción. La circulación del carbón y del acero entre los países adherentes quedará liberada inmediatamente de cualquier derecho de aduanas y no podrá verse afectada por tarifas de transporte diferenciales. Progresivamente se irán estableciendo las condiciones que garanticen espontáneamente una distribución más racional de la producción y el nivel de productividad más elevado.
La organización proyectada, al contrario que un cártel internacional tendente a la distribución y a la explotación de los mercados mediante prácticas restrictivas y el mantenimiento de grandes beneficios, garantizará la fusión de los mercados y la expansión de la producción.
Los principios y compromisos esenciales anteriormente expuestos serán objeto de un tratado firmado entre los Estados. Las negociaciones indispensables para precisar las normas de aplicación se llevarán a cabo con ayuda de un árbitro designado de común acuerdo, cuya misión consistirá en velar por que los acuerdos se ajusten a los principios y, en caso de desacuerdo insalvable, decidirá la solución que deba adoptarse.
La Alta Autoridad común, encargada del funcionamiento de todo el sistema, estará compuesta por personalidades independientes designadas sobre bases paritarias por los Gobiernos, quienes elegirán de común acuerdo un presidente. Las decisiones de la Alta Autoridad serán ejecutivas en Francia, en Alemania y en los demás países adherentes. Se adoptarán las disposiciones adecuadas para garantizar las vías de recurso necesarias contra las decisiones de la Alta Autoridad.
Un representante de las Naciones Unidas ante dicha autoridad se encargará de hacer, dos veces al año, un informe público a la ONU sobre el funcionamiento del nuevo organismo, en particular por lo que se refiere a la salvaguardia de sus fines pacíficos.
La creación de la Alta Autoridad no prejuzga en absoluto el régimen de propiedad de las empresas. En el ejercicio de su misión, la Alta Autoridad común tendrá en cuenta las facultades otorgadas a la autoridad internacional del Ruhr y las obligaciones de todo tipo impuestas a Alemania, mientras éstas subsistan (Unión Europea).
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