Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la barreduela Espronceda, de Sevilla, dando un paseo por ella.
Hoy, 23 de mayo, es el aniversario (23 de mayo de 1842) del fallecimiento de José de Espronceda, escritor y político, a quien está dedicada esta barreduela, así que hoy es el mejor día para ExplicArte la barreduela Esrponceda, dando un paseo por ella.
La barreduela Espronceda es, en el Callejero Sevillano, una vía que se encuentra en el Barrio de la Alfalfa, del Distrito Casco Antiguo; sin salida, en la calle Boteros.
La calle, desde el punto de vista urbanístico, y como definición, aparece perfectamente delimitada en la población histórica y en los sectores urbanos donde predomina la edificación compacta o en manzana, y constituye el espacio libre, de tránsito, cuya linealidad queda marcada por las fachadas de las edificaciones colindantes entre si. En cambio, en los sectores de periferia donde predomina la edificación abierta, constituida por bloques exentos, la calle, como ámbito lineal de relación, se pierde, y el espacio jurídicamente público y el de carácter privado se confunden en términos físicos y planimétricos. Algunas vías reciben una denominación diferente a la de calle, en función de características genéticas, morfológicas o funcionales. Cuando se encuentra cerrada por construcciones en uno de sus extremos se llama barreduela o adarve, y en el uso popular callejón, y a veces callejuela. Son muchas las barreduelas que se conservan en el casco histórico como herencia de la ciudad medieval, pero tampoco son infrecuentes en la periferia. Una característica peculiar de las barreduelas es que sus edificios poseen numeración correlativa, mientras que en las calles el sistema es numerar con los pares una acera y con los impares la opuesta.
También hay una reglamentación establecida para el origen de esta numeración en cada vía, y es que se comienza a partir del extremo más próximo a la calle José Gestoso, que se consideraba, incorrectamente el centro geográfico de Sevilla, cuando este sistema se impuso. En la periferia unas veces se olvida esta norma y otras es difícil de establecer.
La vía, en este caso, una barreduela, está dedicada al escritor y político, José de Espronceda.
En el plano de Olavide (1771) figura como Taverón, pero puede tratarse de una rotulación incorrecta, pues en 1839 González de León la denomina plaza del Tardón, por una casa apeadero que allí había al menos desde 1713, propiedad de una orden religiosa que tenía su casa principal y hospital en el Tardón; en 1845 el topónimo se pierde, pues queda incorporada a Boteros; en 1868 recibe la denominación que hoy conserva, en homenaje al poeta romántico José de Espronceda (1808-1842). En 1938 se acordó que pasara a denominarse Nebrija, por el erudito español del Renacimiento, pero no se llevó a efecto. Es una barreduela relativamente ancha y corta, de ahí que en otras fechas haya podido ser denominada como plazuela. A juzgar por la cartografía histórica y por las quejas de los vecinos su embocadura era más estrecha, de forma que los carruajes al entrar dañaban las fachadas de las viviendas. En 1906 fue adoquinada y readoquinada en 1935; hoy posee calzada de asfalto y aceras de losetas en mal estado de conservación. La iluminación eléctrica fue introducida en 1941, y se apoya sobre farolas con brazos de fundición adosados a las fachadas. Su edificación consta de unas pocas casas de dos y tres plantas, dos de ellas unifamiliares; de las que hacen esquina a Boteros, una es obra regionalista de Aníbal González y Álvarez-Ossorio de 1912, y posee un bello cierro semicircular en la esquina. Es zona de aparcamiento, como todos los pequeños ensanches del casco histórico, y su función es exclusivamente residencial [Josefina Cruz Villalón, en Diccionario histórico de las calles de Sevilla, 1993].
José de Espronceda y Delgado, (Almendralejo, Badajoz, 25 de marzo de 1808 – Madrid, 23 de mayo de 1842). Escritor y político romántico.
José Ignacio Javier de Espronceda nació el 25 de marzo de 1808, a las seis y media de la mañana. Difieren los biógrafos si en una cabaña próxima a Pajares de la Vega o en el palacio del marqués de Monsalud de Almendralejo. Su padre, Juan José Camilo Espronceda, sargento mayor del regimiento Borbón de Caballería, y su madre, María del Carmen Delgado, eran viudos sin hijos, de clase media acomodada. El nacimiento en Extremadura fue pura casualidad. Debido a la invasión napoleónica, Juan José se trasladaba con su regimiento a Badajoz, llevando a su esposa en avanzado estado de gestación. No consta si Carmen y el niño le acompañaron en la Guerra de la Independencia. Los tres estaban en Madrid en 1820, afincados en la calle del Lobo, hoy Echegaray. Conoció entonces José a su vecino, luego íntimo amigo, Patricio de la Escosura, que ha transmitido importantes noticias suyas (1870, 1876). Niño revoltoso, adoraba a su madre. Renunció el 16 de julio de 1821 a ingresar en la Academia de Artillería de Segovia. En septiembre se matriculó en el recién abierto colegio de San Mateo en el que permaneció hasta su clausura en diciembre de 1823. Tuvo como maestros a José Gómez Hermosilla y Alberto Lista, autor del riguroso plan de estudios y la orientación liberal de la institución. Informes y notas lo muestran voluntarioso, inteligente, poco inclinado a las ciencias. En 1821 y 1822 obtuvo un primer premio de inglés. Su formación incluyó latín, griego, lenguas modernas, matemáticas, ciencias, religión, gramática y amplias lecturas. Compañeros suyos eran Ventura de la Vega, Eugenio de Ochoa, Gregorio Romero Larrañaga, Roca de Togores.
Espronceda y sus amigos participaron del entusiasmo revolucionario de Madrid durante el Trienio Liberal (1820-1823). Se dice que escribió un poema, no conservado, “Al 7 de julio”, sobre el asesinato de un militar liberal por sus propios soldados ese día de 1822. Al comenzar 1823, Espronceda, Vega, Núñez de Arenas y Escosura crearon la sociedad de los Numantinos, inspirada en los ritos de la masonería, para luchar por la libertad. El 7 de noviembre de 1823 vieron pasar delante del colegio de San Mateo, situado en la calle de Toledo, el cortejo que acompañaba al general Rafael Riego a su ejecución pública en la plaza de la Cebada. En su primera reunión tras el suceso juraron vengar al héroe. Denunciados por uno de los nuevos socios cuya identidad se ignora, fueron procesados según la ordenanza sobre sociedades secretas de 1 de agosto de 1824. El proceso comenzó el 23 de enero de 1825 y la sentencia se dio el 28 de mayo. Espronceda fue condenado a recluirse en el convento de San Francisco de Guadalajara por cinco años. Sólo sirvió tres meses. Paralelamente, Espronceda, Vega, Ochoa, Trueba, Cossío y Juan Bautista Alonso fundaron la Academia del Mirto. Lista fue su mentor. La primera reunión tuvo lugar el 25 de abril de 1823 y la última el 25 de abril de 1826. Comentaban y componían poesía clásica tomando por modelos a Horacio, Meléndez Valdés, Quintana y el propio Lista. De los varios poemas clasicistas que Espronceda escribió, destaca el soneto Fresca, lozana, pura y olorosa en que aparece por primera vez una de sus imágenes favoritas: la flor marchita de la ilusión. Lista propuso al joven poeta comenzar un poema épico de tema nacional, Pelayo, dándole el plan del mismo. El joven compuso entre 1825 y 1827 varios fragmentos.
El 27 de octubre de 1826 fue rechazada su solicitud de ingreso en el Colegio de Caballeros Guardias Marinas. Quizá por estar vigilado por la policía, quizá por afán de aventuras, como afirma en “De Gibraltar a Lisboa” (1841), marchó al exilio a mediados de 1827, dirigiéndose a Portugal por Gibraltar. Allí conoció a Teresa, con cuyo padre, el coronel Epifanio Mancha, detenido en el castillo de San Jorge, hizo amistad. No consta que en ese momento se estableciera una relación sentimental entre los jóvenes. Como los liberales españoles no eran bien vistos, fue detenido el 14 de agosto y expulsado. Llegó a Londres el 15 de septiembre de 1827. Fijó su domicilio en el 23 de la calle Bridge Water con su amigo el teniente Antonio Hernáiz. Sus padres le enviaban dinero regularmente según la correspondencia con ellos. Tres meses después, el 6 de diciembre, llegó Teresa con su familia. Pronto debieron de entablar algún tipo de contacto. Teresa se casó en marzo de 1829 con un rico comerciante vasco, Gregorio del Bayo, de quien tuvo dos hijos, posiblemente para aliviar la penuria familiar. El 3 de marzo de 1829 llegó Espronceda a Bruselas quizá tratando de olvidarla. El 11 estaba en París, alojado en el hotel Favart. Las autoridades diplomáticas españolas insinuaron que iba en misión secreta por orden de Mina o Torrijos. Luchó, según su propio testimonio en un “Comunicado” (1836), en las barricadas parisinas al lado de los revolucionarios franceses la última semana de julio de 1830. Entretanto, Mina y Torrijos organizaron un plan para invadir España por varios puntos y forzar la renuncia de Fernando VII. En octubre de 1830 se alistó Espronceda en un pequeño contingente que, a las órdenes de Joaquín de Pablo, Chapalangarra, entró en Navarra para enfrentarse al general Eraso. Chapalangarra cayó en el primer encuentro. El poeta evocó el hecho en A la muerte de Joaquín de Pablo. Quizá se alistó también como voluntario para luchar en Polonia, siguiendo el llamado de un comité polaco el 25 de enero de 1831. Del comité formaba parte Victor Hugo. La fuerza expedicionaria no salió de París.
En el verano de ese año participó activamente con Istúriz, Flórez Estrada, duque de Rivas, Alcalá Galiano Calatrava, para formar una comisión que velara por los intereses de los emigrados. El Gobierno francés actuó contra ellos. Espronceda fue enviado a Burdeos, donde permaneció entre el 21 de noviembre de 1831 y el 11 de enero de 1832 en que partió para Londres. Apenas llegado, se puso en contacto con Teresa y planearon fugarse juntos. Él regresó a París a comienzos de agosto de 1832; Teresa lo hizo con su esposo poco después. El matrimonio se hospedó en el mismo hotel que el poeta, lo que ella aprovechó para escaparse a Passy con éste el 16 de octubre de 1832. Acogiéndose al Decreto de Amnistía de 15 de octubre de 1832, retornó a Madrid en marzo de 1833, siguiéndole Teresa semanas después. Su padre acababa de fallecer el 1 de enero. Él se fue a vivir con su madre, instalándola a ella en una casa próxima. No olvidó Espronceda la literatura en estos años de exilio. Debió de familiarizarse con el romanticismo inglés, pues entre 1830 y 1831 compuso poemas ossiánicos, Oscar y Malvina, Al sol. Su actitud, sin embargo, siguió siendo neoclásica. Hacia 1828 redactó un estudio comparativo sobre La Jerusalén liberada de Tasso y La Henriada de Voltaire. Leyó también la Poética (1827) de Martínez de la Rosa. Pero sus experiencias políticas le impulsaron a dar acogida al tema cívico. Cantó el destierro y el dolor de la España peregrina en La entrada del invierno en Londres y A la patria. Vertió su entusiasmo liberal de patria y libertad en Canción patriótica. Denunció la tiranía de Fernando VII en el soneto A la muerte de Torrijos y sus compañeros fusilados en la playa de Málaga en 1831. De 1831 data el manuscrito de su tragedia Blanca de Borbón.
El 13 de mayo de 1833 ingresó en el Cuerpo de Guardias de Corps. Se le expulsó enseguida, quizá por haber escrito unas décimas exaltando la libertad, quizá víctima de la política del Gobierno de aislar a los retornados. Fue confinado en Cuéllar, donde completó Sancho Saldaña (1834), novela histórica bien documentada situada en la época de Sancho IV el Bravo. En enero de 1834 estaba otra vez en Madrid. El 11 de mayo tuvo de Teresa una hija, Blanca, que, andando el tiempo, casaría con Escosura. Ingresó como redactor en El Siglo (21 de enero‑14 de marzo de 1834), periódico que se proclamaba monárquico y moderado. Su artículo “Poesía”, basado en el prefacio de Cromwell de Hugo, proponía renovar el quehacer poético español imitando la naturaleza y cantando temas nacionales. Al ser censurado el número 14 del 7 de marzo, a Espronceda se le ocurrió la idea de publicarlo en blanco con los títulos de los artículos censurados, lo que mereció un jocoso comentario de Larra en “El siglo en blanco” (Revista Española, 9 de marzo de 1834). A raíz de ello, el periódico fue clausurado. El 10 de marzo fue aceptado en la Milicia Nacional de la que fue nombrado teniente el 14 de octubre de 1839. El 25 de abril estrenó Ni el tío ni el sobrino en colaboración con Ros de Olano. El 23 de julio se descubrió una supuesta conjuración de la sociedad Confederación de los Guardadores de la Inocencia o Isabelinos. Espronceda fue detenido el 25, puesto en libertad el 14 de agosto y enviado por un tiempo a Andalucía.
Colaboró en El Artista (enero de 1835-abril de 1836). Por primera vez emergió como romántico con la Canción del pirata y El pastor Clasiquino. Aquel poema sería el origen de una nueva poesía española por su polimetría, color oriental y exaltación de la libertad.
Este artículo contenía una dura sátira del clasicismo tal como se encarnaba en su viejo maestro Gómez Hermosilla. Asistía a la tertulia del Parnasillo en el Café del Príncipe con Larra, Ventura de la Vega, Bretón, Ros de Olano, Escosura y otros. Los más atrevidos del grupo formaron la Partida del Trueno y se dedicaron a hacer calaveradas, como Larra las definió. Tomó parte activa en las revueltas callejeras del verano contra el primer ministro conde de Toreno. Entre Espronceda y éste surgió una enconada enemistad que se refleja en sus escritos. Saludó con entusiasmo el ascenso de Juan Álvarez y Mendizábal, ministro desde el 14 de septiembre de 1835 hasta el 15 mayo de 1836. Fue uno de los fundadores de El Ateneo cuya primera reunión tuvo lugar el 26 de noviembre de 1835. Siguiendo la línea iniciada en El Artista, publicó, en Revista Española, El mendigo y El verdugo. El 14 de diciembre de 1835 comenzó a colaborar en El Español, en el que ya publicaba Larra. La amistad entre los dos se estrechó tanto que a veces se hacían eco de las mismas preocupaciones, aproximando cada vez más su posición. Aparte de insertar fragmentos de El estudiante de Salamanca, se dedicó a exponer en él sus ideas políticas. En Libertad, igualdad, fraternidad (15 de enero de 1836), tras definir esas palabras, revisa su realización en la historia y augura su triunfo. Se percibe influencia de Saint-Simon y de Palabras de un creyente de Lammenais, recién traducido por Larra. En “El gobierno y la bolsa” (7 de marzo de 1836) denunció la base mercantilista de la gestión de Mendizábal. Su ataque frontal al ministerio de éste, a raíz de sus decretos de desamortización de 16 y 19 de febrero y 8 de marzo, se dio en El Ministerio Mendizábal, publicado en abril, que Larra comentó con aplauso en El Español (6 de mayo de 1836). Siguiendo las ideas del economista Flórez Estrada, criticó la Desamortización porque no resolvía el problema del reparto equitativo de la riqueza nacional, no conducía a una verdadera reforma agraria ni mejoraba la condición de los pobres.
Candidato por Almería en las elecciones parlamentarias de julio de 1836, expuso sus principios políticos e hizo una defensa de su conducta en un “Comunicado” a El Español (1836): igualdad, libertad, soberanía nacional, independencia de juicio. No resultó elegido. A fines de año, Teresa le abandonó, dolida de sus frecuentes ausencias. Durante la convalencia de una grave enfermedad a comienzos de 1837 conoció a Zorrilla que trazó un retrato muy favorable de él en Recuerdos del tiempo viejo. Ese mismo año colaboró a la fundación del Liceo Artístico y Literario. Asistía a sus sesiones puntualmente. Allí leyó el 5 de julio de 1838 A una estrella y explicó en marzo de 1839 unas lecciones de literatura, cuyo contenido se conoce por el resumen de Gil y Carrasco (1839): expone ideas generales sobre el romanticismo, cree la poesía expresión social y admira a Byron como encarnación de su tiempo. El 18 de septiembre de 1839 murió Teresa. Vio su cadáver expuesto en un humilde cuarto a través de las rejas de una ventana, escena que evocó en El diablo mundo. El Canto II del mismo, A Teresa, es una de las elegías más sentidas de toda la poesía española. Poco después apareció en su vida otra mujer, Carmen de Osorio, conocida como la generala, de conducta frívola y atrevida. A ella le dedicó sus Poesías (1840) si bien sin nombrarla.
A comienzos de 1840 se batió en duelo con Juan de la Pezuela, del que salió levemente herido. En abril aparecieron en libro sus Poesías entre las que se incluía completo El estudiante de Salamanca. Firmó un manifiesto de varios miembros de la Milicia Nacional felicitando a Espartero y se opuso a la intentona golpista del general Concha para derribarlo el 7 de octubre de 1841. Formó parte de una junta republicana y expuso sus convicciones en El Huracán, al que defendió con éxito en un proceso judicial el 18 de octubre. Pidió al Congreso que los emigrados de la Ominosa Década fueran declarados beneméritos de la patria. Su madre murió el 29 de octubre de 1840. Fundó con Ros de Olano y Miguel de los Santos Álvarez El Pensamiento, que sólo duró de mayo a octubre de 1841. Ese mismo año vio la luz como libro El diablo mundo, aparecido por entregas en 1940. En noviembre fue nombrado secretario de legación en los Países Bajos, adonde se dirigió en diciembre. Poco después fue elegido diputado a Cortes por Almería, por lo que regresó para tomar posesión el 1 de marzo de 1842. Asistía y participaba en los debates. Se conservan cinco discursos. Murió el 23 de mayo de 1842 de una afección de las vías respiratorias y fue enterrado con grandes honores en el cementerio de San Nicolás de Atocha. Sus restos descansan hoy en el panteón de Hombres Ilustres. Proyectaba entonces casarse con Bernarda de Beruete, con la que había iniciado relaciones formales al volver de los Países Bajos. Ella permaneció soltera y, mientras vivió, se encargó de que en la tumba del poeta luciese siempre un ramo de flores frescas.
La obra de Espronceda estuvo durante mucho tiempo envuelta en acusaciones de plagio, impiedad, pornografía, filosofía barata e irresponsabilidad (Cascales Muñoz, 1914 y 1932). Por eso, pasó mucho tiempo antes de disponerse de una biografía documentada (Marrast, 1974), un estudio serio de su producción poética (Mazzei, 1935) y una edición cronológico- crítica de su poesía (Marrast, 1969). Aquella imagen, basada en su conducta e ideología, ha sido ya totalmente desmontada. Espronceda es hoy reconocido como uno de los grandes poetas españoles, admirado e imitado por escritores como Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Unamuno, Baroja, Valle-Inclán, Vicente Huidobro. Su gran contribución literaria es haber renovado por completo el lenguaje, los temas y las actitudes de la poesía española, haciéndola ingresar en la modernidad. Rompió las barreras lingüísticas, abogando por un lenguaje total, desde el poético al callejero. Cantó la libertad, el hastío vital, la marginación social, el satanismo, la rebelión contra Dios y los fantasmas religiosos del más allá, la decadencia política. En El estudiante de Salamanca transformó la condición narrativa de la leyenda en un mecanismo gnoseológico. Con El diablo mundo introdujo el poema simbólico al estilo de Fausto y las técnicas de la ironía romántica a la manera byroniana: la obra abierta, inconexa, el fragmentarismo, el humor, el comentario del autor sobre sí mismo, las digresiones, la superposición de planos opuestos como imagen de la multiplicidad de la vida (Ricardo Navas-Ruiz, en Biografías de la Real Academia de la Historia).
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La barreduela Espronceda, al detalle:
Edificio de la barreduela Espronceda, esquina a Boteros, 27.
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