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sábado, 22 de junio de 2019

El Hospital de la Santa Caridad (Iglesia de San Jorge)


    Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Hospital de la Santa Caridad (Iglesia de San Jorge), de Sevilla.     
   Hoy, 22 de junio es el Día de la Caridad. El pasado jueves y mañana domingo la Iglesia celebra la Solemnidad del Corpus Christi. La celebración de la fiesta del Corpus Christi nos ofrece una vez más la oportunidad de agradecer y alabar a Dios por el don de la creación, y, sobre todo, el regalo de su Hijo Jesucristo sobre el ara del altar, y es por ello que en esta Solemnidad se celebra el Día de la Caridad.
   Y que mejor día que hoy para ExplicArte el Hospital de la Santa Caridad (Iglesia de San Jorge), de Sevilla.
   El Hospital de la Santa Caridad (Iglesia de San Jorge) [nº 9 en el plano oficial del Ayuntamiento; y nº 16 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la calle Temprado, 3; en el Barrio del Arenal, del Distrito Casco Antiguo.
   "Memento homo quia pulvis es et in pulverem reverteris". Polvo que somos y polvo en el que nos hemos de convertir. Lema barroco para entender el más barroco de los edificios de la ciudad, compendio del mejor arte de su época y programa iconográfico completo diseñado por Miguel de Mañara en alusión a las obras de misericordia. Los orígenes de la hermandad de la Santa Caridad, titular del edificio, se remontan al siglo XV. En un principio se dedicaba a enterrar a los ajusticiados y ahogados en el cercano río, cadáveres que quedaban abandonados a su suerte. En el siglo XVI tenía como sede una pequeña capilla bajo la advocación de San Jorge, que fue derribada para que se construyese la actual iglesia en 1645, obras que duraron hasta 1670 siguiendo el proyecto de Pedro Sánchez Falconete. Todo el conjunto, la iglesia y las amplias salas del hospital, se edificaron sobre parte de las naves de las antiguas Atarazanas, edificación de la época de Alfonso X dedicada a la construcción de barcos.

   En la interpretación barroca del conjunto hay que situar la figura de Miguel de Mañara y Vicentelo Vázquez de Leca, caballero sevillano prototipo de vida desordenada, en el que algunos vieron una inspiración para la figura de Don Juan. Su profunda conversión: "¿Qué fuera de nosotros si no hubiera pobres?", transformó las normas de una hermandad de la que fue nombrado hermano mayor en 1663. Los nuevos fines de la institución serían el auxilio a los pobres, "nuestros hermanos", con una atención personal y directa de los miembros de la institución. Hasta su muerte en 1680, Mañara dedicó sus esfuerzos y su patrimonio en la terminación de la iglesia y del hospital. En ese conjunto destaca el patio dividido por una galería central, probablemente proyectado por el arquitecto sevillano Leonardo de Figueroa (1682), con dos fuentes con alegorías de la Fe (mirando a la cruz) y de la Caridad (rodeada de niños), entre paneles de azulejos de origen holandés que llegaron a la casa provenientes de Cádiz, tras el traslado que realizó Virgilio Mattoni. Domus pauperum scala coeli, la casa de los pobres es la casa de Dios, lema de acceso a un recinto que también acoge algún patio interior, las habitaciones del hospital (hoy asilo) y la antigua sala de juntas en las que se conservan cuadros de Valdés Leal y objetos personales del propio Mañara.   

   La fachada de la iglesia presenta un esquema muy sencillo de tres cuerpos, adornados por azulejos cuyo diseño algunos atribuyen a Murillo. En piedra están representados San Fernando y San Hermenegildo mientras que los azulejos representan a Santiago, San Jorge, la Esperanza, Fe y la Caridad, entrando dentro de la tradición sevillana de paneles cerámicos murales como tuvo el convento del Pópulo o el convento mercedario de San José. El remate de la fachada, entre pináculos de ladrillo, recuerda las formas del arquitecto Leonardo de Figueroa. A los pies de la iglesia se sitúan diversos enterramientos de hermanos ilustres de la Caridad; aquí estuvo también enterrado originalmente Miguel de Mañara bajo el significativo lema que él mismo dictó: "Aquí yacen los huesos y cenizas del peor hombre que ha habido en el mundo. Rueguen a Dios por él". No duró mucho allí su cuerpo, ya que la hermandad decidió trasladar sus restos, poco después de su muerte, a una cripta bajo el presbiterio.

   El impactante interior presenta una sencilla estructura de una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón y una pequeña bóveda semiesférica. Debe entenderse como un recorrido por la práctica de la caridad cristiana a través de las obras de misericordia, las únicas que salvan al hombre, en un programa ideado por Miguel de Mañara, y puesto en práctica por los mejores artistas sevillanos de la segunda mitad del siglo XVII. El fiel del siglo XVII que accedía al templo se encontraba con un pequeño pórtico ornado con yesería barroca en las que aparecía un texto del Evangelio que hacía referencia a la importancia de las obras: "Venid, benditos de mi padre, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve preso y me visitasteis...". Inicio de un discurso que se continúa con las pinturas de Valdés Leal (1671-72) situadas en los dos muros de los pies. A la izquierda, In Ictu Oculi, la impactante vanitas en la que la muerte apaga en un golpe de vista la llama de la vida, acabando con todas las glorias mundanas representadas a sus pies: coronas, oropeles, riquezas, libros, armas... En el muro contrario, la visión de una cripta con cadáveres en estado de descomposición, (el de un obispo y el de un caballero de Calatrava), nos indica el fin de la gloria del mundo (Finis Gloriae Mundi). Cucarachas y descomposición, coronadas por la mano de Cristo que sostiene en una balanza los signos de las acciones realizadas por el hombre a lo largo de su vida. Ni más, ni menos. Una nueva llamada a la práctica de las obras de misericordia para alcanzar la salvación. Con estos cuadros de Valdés Leal se iniciaba una reflexión que continuaba en los lienzos de Murillo de los muros laterales. No se conservan en la actualidad los que aludían a dar posada al peregrino (Abraham recibiendo a los tres ángeles), vestir al desnudo (El regreso del hijo pródigo), cuidar al enfermo (Curación del paralítico) y visitar al cautivo (Liberación de San Pedro por el ángel).

Estos cuatro primeros cuadros fueron robados por el mariscal Soult en 1810 y hoy se encuentran dispersos en diferentes museos del mundo. Durante mucho tiempo estuvieron sustituidos en la iglesia por cuatro pasajes, con motivos de las Sagradas Escrituras, realizados por Miguel Luna en 1674, aunque recientemente se han realizado copias que permiten recordar el programa iconográfico original. Si se conservan dos grandes lienzos de Murillo que representan El milagro de los panes  y los peces (una alusión a la obra de caridad de dar de comer al hambriento) y la escena de Moisés haciendo brotar el agua de la roca (dar de beber al sediento). Otros cuadros de Murillo en los muros de la iglesia son los que representan a San Juan de Dios portando un enfermo (clara alusión a la asistencia personal a los enfermos que debían realizar los hermanos de la corporación), la excelente composición de Santa Isabel de Hungría, una Anunciación y un par de pequeños cuadros de retablo.

   La mayoría de los retablos son obra del taller de Bernardo Simón de Pineda, que también realizó los marcos de algunnas de las pinturas mencionadas. En el muro izquierdo, junto al retablo de la Anunciación, se sitúa un púlpito de hierro coronado por una talla alegórica de la Caridad, obra de Pedro Roldán. A sus pies se sitúa un monstruoso dragón, que representa al mal que ha sido vencido, curiosa escultura de Bernardo Simón de Pineda. El mismo autor realizó el siguiente retablo, el que cobija a a Virgen de la Caridad, imagen de la primera mitad del siglo XVI que presenta elementos propios del final del gótico y de los inicios del renacimiento. En el muro derecho se sitúan otros retablos del mismo autor. En la parte más cercana al presbiterio aparece el dedicado a San José, presidido por un grupo escultórico de Cristóbal Ramos (1782). Junto a él se sitúa un notable relieve del Ecce Homo, realizado en barro cocido por los hermanos García, una muestra de la escuela granadina de escultura de la primera mitad del siglo XVII. En el mismo muro se sitúa el soberbio retablo del Cristo de la Caridad, talla de Pedro Roldán que representa a Cristo arrodillado momentos antes de ser crucificado, una impactante iconografía que pudo estar motivada en una visión del propio Miguel de Mañara y en la que algunos han querido ver algunas semejanzas con el rostro del Cristo de la Expiración de Triana.

    Pero la gran obra escultórica y arquitectónica del templo es el gran retablo mayor que preside la iglesia. Simboliza la obra de caridad alusiva al entierro de los muertos, una de las obligaciones principales de la hermandad de la Caridad. Fue realizado entre 1670 y 1674 por los tres artistas más importantes de la Sevilla del momento: Bernardo Simón de Pineda, como diseñador y ensamblador; Pedro Roldán, como escultor; y Valdés Leal como pintor que se encargaría del policromado y dorado del retablo. Consta el retablo de un banco sobre el que se asienta un gran primer cuerpo compartimentado por columnas salomónicas, elemento innovador en el arte sevillano (aunque ya aparezca en el Sagrario del retablo mayor de la Catedral), que llegó a la ciudad con más de cincuenta años respecto al original modelo de Bernini en el baldaquino de San Pedro del Vaticano. En ese primer cuerpo se abre una potente y fingida estructura arquitectónica donde se sitúa el grupo del Entierro de Cristo, excepcional conjunto de Pedro Roldán que sabe enlazar gestos y actitudes de los asistentes al entierro de Cristo. Se completa con un bajorrelieve posterior en el que aparece el monte Calvario como un paisaje de fondo que permite aumentar la sensación de profundidad de la escena central. En los laterales del primer cuerpo, entre potentes columnas salomónicas que son la génesis de todo un estilo en el arte sevillano, se sitúan tallas de San Jorge, como protector frente a las epidemias. El cuerpo superior es un grandioso ático que está centrado por la alegoría de la Caridad rodeada de niños, simbología que viene a cerrar el panorama iconográfico del templo: tras la reflexión sobre la muerte y el fin de la gloria del mundo, tras la presentación de las obras de misericordia en los muros del edificio, la caridad domina la estancia como aspiración fundamental del hombre en la vida. Un retablo que marcó un antes y un después en la retablística sevillana y que se considera uno de los más conseguidos del barroco español.

   Completan el presbiterio, los muros y la cúpula un conjunto de pinturas y yeserías barrocas de gran interés. Las pinturas murales de la zona anterior al presbiterio corresponden al pincel de Juan de Valdés Leal, representando diversos ángeles que portan atributos de la pasión, siendo los cuatro Evangelistas los que están representados en las pechinas que sostienen la bóveda semiesférica. También aparecen en los muros las figuras de Santo Tomás de Villanueva, San Martín, San Julián y San Juan Limosnero, que destacaron por la práctica de la caridad en sus vidas. Antes de salir, es obligatoria la visión de la colosal pintura de Valdés Leal que se encuentra en el sotocoro y que representa la Entrada del Emperador Heraclio en Jerusalén, obra realizada entre 1684-85. Representa el momento en el que el emperador se despoja de sus lujos para entrar en la ciudad santa con el cortejo que portaba la cruz de Cristo. Un ángel le había recordado la necesidad de la humildad para entrar en la ciudad, todo un aviso a los hombres del Barroco y de cualquier generación: nadie que haya practicado la caridad, que no sepa despojarse de lo superfluo y que no conozca la pobreza, podrá entrar en el Reino de los Cielos. Todo un aviso al visitante de la Santa Caridad, el que hacía el mismo Miguel de Mañara en sus escritos: "¿Qué importa hermano que seas grande en el mundo si la muerte te ha de igualar con los pequeños?" (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
       Si quieres, por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte el Hospital de la Santa Caridad (Iglesia de San Jorge), de Sevilla. Sólo tienes que contactar con nosotros en Contacto, y a disfrutar de la ciudad.

Horario de apertura del Hospital de la Santa Caridad (Iglesia de San Jorge):
     De Lunes a Sábados, de 10:00 a 19:30
     Domingos: de 10:00 a 12:30, y de 14:00 a 19:30

Horario de Misas del Hospital de la Santa Caridad (Iglesia de San Jorge):
     Domingos: 13:00

Página web oficial del Hospital de la Santa Caridad (Iglesia de San Jorge): www.santa-caridad.es

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