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jueves, 20 de junio de 2019

La Iglesia del Sagrario, de la Catedral de Santa María de la Sede


     Por Amor al Arte, déjame ExplicArte Sevilla, déjame ExplicArte la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla. 
     Hoy, 20 de junio, Solemnidad (jueves posterior a la Solemnidad de la Santísima Trinidad, en Sevilla) del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, quien, con estos alimentos sagrados, ofrece el remedio de la inmortalidad y la prenda de la Resurrección [según el Martirologio Romano reformado por mandato del Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II y promulgado con la autoridad del papa Juan Pablo II].
      Y que mejor día que hoy para ExplicArte la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Santa María de la Sede, de Sevilla.
     La Catedral de Santa María de la Sede  [nº 1 en el plano oficial del Ayuntamiento de Sevilla; y nº 1 en el plano oficial de la Junta de Andalucía], se encuentra en la avenida de la Constitución, 13; con portadas secundarias a las calles Fray Ceferino González, plaza del Triunfo, plaza Virgen de los Reyes, y calle Alemanes (aunque la visita cultural se efectúa por la Puerta de San Cristóbal, o del Príncipe, en la calle Fray Ceferino González, s/n, siendo la salida por la Puerta del Perdón, en la calle Alemanes); en el Barrio de Santa Cruz, del Distrito Casco Antiguo.  
     En la Catedral de Santa María de la Sede, podemos contemplar la Iglesia del Sagrario [nº 154 en el plano oficial de la Catedral de Santa María de la Sede]; Ocupa dos naves de ocho tramos de las galerías de Poniente del patio de la aljama, concretamente la que se llamó "claustra de los Caballeros", "nave de la Granada" y las capillas que abrían a ella (Alfonso Jiménez Martín, Cartografía de la Montaña hueca; Notas sobre los planos históricos de la catedral de Sevilla. Sevilla, 1997).

         Sorprende a muchos turistas que una nave lateral del Patio de los Naranjos, el patio de las abluciones de la antigua mezquita aljama, fuera demolida en el siglo XVII para la construcción de una nueva parroquia (avenida de la Constitución, en el Barrio de Santa Cruz del Distrito Casco Antiguo). La devoción sacramental, las necesidades administrativas y litúrgicas del cabildo catedralicio y su peso económico y social, pueden explicar el derribo. La iniciativa del arcediano Vázquez de Leca en 1615 se plasmó en la colocación de la primera piedra del edificio en 1618, bajo la advocación de San Clemente. Demolida la "antigualla", que dijeron algunos cronistas posteriores, del flanco del Patio de los Naranjos, se edificó la iglesia del Sagrario entre 1618 y 1662, con participación de los arquitectos Miguel de Zumárraga, Alonso de Vandelvira, Cristóbal de Rojas y Lorenzo Fernández Iglesias. Entre 1660-61 la obra tuvo serios problemas constructivos: llegó a aparecer una grieta que motivó la eliminación de una linterna sobre la que se sustentaría una cúpula sobre el presbiterio. Se reforzaron los muros y en 1662 se dio por concluida. Nuevas grietas conllevaron una intervención entre 1691 y 1694. Tras el terremoto de 1755 hubo una nueva reparación en la que se decidió aliviar el peso de la bóveda semiesférica, eliminándose una representación de la Fe que la coronaba. En los últimos años se ha restaurado y limpiado todo su exterior, recuperándose la blancura de sus piedras e incluso algunos vítores históricos que habían desaparecido bajo una gruesa capa de contaminación.   

   Exteriormente el edificio se presenta como un gran rectángulo en cuyos muros se superponen los tres órdenes clásicos en las pilastras que decoran la fachada. Cuatro puertas tiene de acceso, dos al Patio de los Naranjos, una a la Catedral con grandes relieves de la Fe, (obra de de Pedro de Borja) y de San Fernando y la otra, lateral, a la avenida de la Constitución, acceso habitual flanqueado por dobles columnas y coronado por alegorías de las Virtudes y un clásico frontón recto. En su origen tuvo, en la fachada que da a la actual calle Alemanes, pinturas murales al exterior que se situaban en el espacio porticado del piso superior: de ellas no quedan restos pero sí hay antiguas vistas de la ciudad que sirven de testimonio gráfico.
   El interior del templo sorprende por su altura y por la claridad de sus espacios, todavía cercanos a las ideas estéticas del manierismo. Presenta planta rectangular o de salón, con capillas que mantienen tribunas entre contrafuertes, no percibiéndose al exterior el ancho crucero del interior, coronado en su zona central por una cúpula con linterna. La decoración de hojarasca en piedra de las bóvedas corresponde a la talla de los hermanos Miguel y Pedro de Borja, a mediados del siglo XVII, siguiendo los diseños de Pedro Sánchez Falconete. De tamaño colosal, únicas en el arte sevillano, son las ocho grandes esculturas en piedra de los evangelistas y de los padres de la Iglesia que se sitúan sobre las tribunas. Son obra del escultor flamenco José de Arce, autor del Cristo de las Penas de la hermandad de la Estrella.
   El retablo mayor, procede de la Capilla de los Vizcaínos del desaparecido convento Casa Grande de San Francisco, en cuyo solar se diseñó la actual Plaza Nueva. El retablo fue colocado aquí en 1840 y vino a sustituir a uno anterior, obra de Jerónimo Balbás y de Pedro Duque Cornejo, destruido por la furia neoclásica que lo consideraba una aberración barroca. La arquitectura del retablo actual es obra de Francisco Dionisio de Rivas, datable hacia 1650-60, y se compone por un banco, un gran cuerpo central y un ático. Las esculturas y relieves del banco son uno de los mejores conjuntos de Pedro Roldán. La escena central recoge el momento del Descendimiento, una excelente composición que anticipa el retablo del Hospital de la Caridad, con gran expresión en rostros, con la figura horizontal de Cristo como eje organizador y con una perfecta adecuación entre el bajorrelieve del fondo y las figuras de bulto redondo del primer plano. De gran interés es la representación de la Entrada en Jerusalén del relieve inferior. Los bustos del banco del retablo que representan a San Pedro y San Pablo, son relieves modernos del escultor Vicente Hernández. Coronan el ático dos ángeles y la figura de la Mujer Verónica con el paño que muestra el rostro de Cristo. Remata el conjunto una escultura de San Clemente, realizada por Pedro Duque Cornejo, la única pieza conservada del antiguo retablo destruido por los académicos neoclásicos.

   Dominan los brazos del crucero dos grandes retablos, en mármoles rojizos que recuerdan la vecina capilla catedralicia de la Virgen de la Antigua. Ambos son obra de Pedro Duque Cornejo a mediados del siglo XVIII, y fueron patrocinados por el arzobispo Luis Salcedo y Azcona, el gran mecenas de la Sevilla del XVIII. El del lado izquierdo lo preside un conjunto de un Cristo crucificado, de extraña iconografía por la cercanía de sus brazos, y la Magdalena. Son tallas del portugués Manuel Pereira, del primer tercio del siglo XVII, y fueron un regalo del arzobispo Pedro de Tapia. De Duque Cornejo son las imágenes de San Buenaventura, San Juan Nepomuceno y San Cayetano. El retablo del lado derecho lo preside una talla de la Inmaculada realizada también por Duque Cornejo.

   Si comenzamos el recorrido por el muro derecho, la capilla más cercana al crucero es la dedicada a la Virgen del Rosario. Su retablo es del XVII y en su hornacina central se sitúa la titular, obra también de Manuel de Pereira en el siglo XVII, aunque su policromía parece corresponder a un periodo más tardío. En los laterales se sitúan tallas de San Juan Evangelista y Santo Domingo de Guzmán. Corona el ático la escena de la Aparición de la Virgen a Santo Domingo de Guzmán. Le sigue la Capilla de San Antonio, con un retablo de gran interés fechable hacia 1680. Acoge una talla de San Antonio con el Niño y otra del arcángel San Miguel. De gran valor es el crucificado de marfil que se sitúa en la mesa de altar de esta capilla, pieza del siglo XVIII procedente de un taller filipino. Le sigue la Capilla de la Inmaculada, presidida actualmente, bajo un templete de plata, por el Niño Jesús de la Hermandad Sacramental, excelente talla de Juan Martínez Montañés del año 1606 con policromía de Gaspar de Ragis, una imagen que creó un modelo iconográfico repetido por todo el país y por toda Iberoamérica. Sus manos fueron retocadas en 1629 por Pablo Legot para adaptarle un cáliz que sustituía a la primitiva cruz. Es propiedad de la hermandad sacramental del Sagrario, considerada la más antigua de la ciudad, y probablemente fundada en el siglo XVI por doña Teresa Enríquez, conocida como la "loca del Santísimo Sacramento". La hermandad organiza la procesión anual del Corpus y mantiene también la anual procesión de enfermos e impedidos de la feligresía. La última capilla es la dedicada a Santa Bárbara, con imagen titular de la segunda mitad del siglo XVII, que porta la torre como atributo iconográfico que recuerda el lugar de su encierro y martirio. Se completa el conjunto con imágenes de Santa Elena y un relieve de Santa Ana con la Virgen en el ático. 

   Pasada la puerta de acceso a la Catedral, habitualmente cerrada, ya en el muro izquierdo se sitúa la antigua capilla de las Santas Justa y Rufina, las mártires trianeras que fueron históricas patronas de la ciudad y ahora arrinconadas por una moderna imagen del Sagrado Corazón de Jesús procedente de la Catedral. Fue una devoción particular del cardenal Segura, llegó a tener una criticada capilla propia en la Catedral, de discutible iluminación artificial, y que en 1992 fue trasladada a este lugar. Imagen sin interés artístico pero con devoción popular. El retablo de esta capilla, cerrada por notable reja donde se representa a las olvidadas patronas, lo realizó Luis de Vilches en 1736. En el se representan las esculturas de las titulares (separadas de la Giralda, ahora en el banco del retablo) de San Felipe Neri, de San Agustín, de Santa Rosa, un busto del Ecce Homo y una talla de la Virgen con el Niño. Esta imagen es una representación de la Virgen de la Antigua, la pintura mural de la Catedral que fue la gran devoción de la Sevilla del Descubrimiento y que fue repetidamente representada en Andalucía e Iberoamérica. Es obra de la primera mitad del siglo XVII. Tras la puerta lateral de acceso, sigue la Capilla de San José, con un retablo de estilo barroco realizado y dorado entre 1694 y 1698. De 1738 es el grupo escultórico del Buen Pastor situado en el banco. La imagen del titular del retablo se suele atribuir al taller de Pedro Roldán. Los muros laterales muestran imágenes de San Pedro y San Pablo, de finales del XVII. La decoración se completa con diversos lienzos con escenas alusivas a San Nicolás, en su iconografía tradicional sin "disfraces" de Papá Nöel, conjunto datable en los años centrales del siglo XVIII. Le sigue la capilla dedicada a San Millán, con retablo del siglo XVIII donde aparecen las tallas de Santa Catalina y la rueda de su tormento, la Inmaculada, San Roque y Santa Gertrudis la Magna. En el ático aparece un relieve de la Trinidad y en el banco un relieve con el martirio de San Pedro de Arbués. Del siglo XVIII es la imagen del santo titular que preside el retablo. 

  La capilla más cercana a la zona del presbiterio es la dedicada al Cristo de la Corona. En ella se encuentra un retablo neoclásico con la talla de un Nazareno de la segunda mitad del siglo XVI, una Dolorosa y los santos jesuitas San Francisco Javier y San Luis Gonzaga. La imagen del Cristo de la Corona es talla completa que muestra a Cristo abrazando la cruz según una iconografía muy popular del siglo XVI, con representaciones tan cercanas como el Cristo de los Afligidos de las gradas de la Catedral, imagen a la que se encomendaban los ajusticiados que procesionaban camino de la plaza de San Francisco. Su hermandad se fundó en el siglo XVI, llegando a tener gran importancia ya que originalmente pertenecían a ella los canónigos de la Catedral. Tras decaer en el siglo XIX ha sido refundada recientemente por un grupo de feligreses de la parroquia. En los muros laterales de su capilla se cuelgan dos curiosos lienzos que representan a San Hermenegildo y a San Fernando, firmados por el también escritor Ángel de Saavedra a mediados del siglo XIX.   
   De gran interés es la sacristía, en ocasiones usada como capilla, con zócalo de azulejos del siglo XVII y con un importante ciclo pictórico alusivo a la eucaristía, un conjunto de pinturas realizado por Matías de Arteaga en el siglo XVII por encargo de la hermandad sacramental. Aunque no sea visible, la parroquia acoge en su cripta los enterramientos de varios obispos de la sede sevillana que no dispusieron un lugar especial para su enterramiento (Manuel Jesús Roldán, Iglesias de Sevilla. Almuzara, 2010).
   Conozcamos mejor la Historia y Leyenda de la Solemnidad del Corpus Christi:
   Un milagro eucarístico del siglo XIII fue el origen de la Fiesta del Corpus Christi, que la Iglesia celebra el jueves siguiente a la Solemnidad de la Santísima Trinidad; aunque en algunos países las Iglesias locales deciden trasladarla para el domingo por una cuestión pastoral (en Sevilla se mantiene la festividad en el jueves). En esta solemnidad la Iglesia tributa a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, gratitud y amor, siendo la procesión del Corpus Christi una de las más importantes en toda la Iglesia Universal. A mediados del siglo XIII el P. Pedro de Praga dudaba sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía y realizó una peregrinación a Roma para rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de fe. Al retornar, mientras celebraba la Santa Misa en Bolsena, en la Cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró manchando el corporal.
   La noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV, que se encontraba muy cerca en Orvieto, y mandó que se le lleve el corporal. Más adelante el Pontífice publicó la bula “Transiturus”, con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad. El Santo Padre encomendó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico para la fiesta y la composición de himnos, que se entonan hasta el día de hoy: Tantum Ergo, Lauda Sion. El Papa Clemente V en el Concilio general de Viena (1311) ordenó una vez más esta fiesta y publicó un nuevo decreto en el que incorporó el de Urbano IV. Posteriormente Juan XII instó su observancia.
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Más sobre la Catedral de Santa María de la Sede, en ExplicArte Sevilla.

Horario de apertura de la Iglesia del Sagrario:
     Todos los días: de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00
   
Horario de misas de la Iglesia del Sagrario:
     Laborables: 12:30 y 20:00
    Domingos: 11:30, 12:30,  19:00 y 20:00 (De junio a septiembre se suprime la Eucaristía de las 19:00 h.)

Página web oficial de la Iglesia del Sagrariowww.catedraldesevilla.es 

La Iglesia del Sagrario, al detalle:
Portada
Retablo del Crucificado
Retablo de la Inmaculada
Capilla de la Virgen del Rosario
Capilla de San Antonio de Padua
Capilla de San José

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